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Infectio

Print version ISSN 0123-9392

Infect. vol.29 no.1 Bogotá Jan./Mar. 2025  Epub Feb 22, 2025

https://doi.org/10.22354/24223794.1208 

Editorial

In memoriam: Profesor Manuel Elkin Patarroyo Murillo (1942-2025): Lecciones de su legado monumental para la ciencia colombiana y latinoamericana

In memoriam: Professor Manuel Elkin Patarroyo Murillo (1946-2025): Lessons of a monumental legacy for the Colombian and Latin-American science

Jorge E. Gomez-Marin1  * 
http://orcid.org/0000-0001-6472-3329

1Editor en Jefe, Revista Infectio email: infectio@acin.org. https://orcid.org/0000-0001-6472-3329


Palabras clave: Manuel Elkin Patarroyo; Vacuna, Química; Colombia; Latinoamérica

Keywords: Manuel Elkin Patarroyo; Vaccine; Chemistry; Colombia; Latinamerica

El 9 de enero de 2025 falleció quien fuera una figura egregia de la ciencia colombiana y latinoamericana. Su legado no se limitó al desarrollo de las vacunas sintéticas para enfermedades infecciosas, sino que fue mucho más. Fue un pionero en pruebas moleculares para enfermedades infecciosas y uno de sus trabajos más importante fue el desarrollo de los métodos de detección molecular para tuberculosis y lepra1,2. De hecho, los primeros apoyos de fondos internacionales de investigación vinieron del fondo alemán para investigación en lepra. Su Instituto, inicialmente ubicado en el Hospital San Juan de Dios de Bogotá, realizaba ya en la década de los ochenta, mucho antes que el término de investigación traslacional se popularizara, efectivos trabajos que unían la ciencia básica y la ciencia clínica. Fui testigo como las muestras de pacientes con tuberculosis en el Hospital llegaban a los cuartos de laboratorio del instituto para realizar las primeras pruebas moleculares que se utilizaban para el diagnóstico de enfermedades infecciosas en Colombia. El impacto de lo iniciado por el profesor Patarroyo, es hoy en día representado mejor que nadie otro, por la Doctora Patricia del Portillo, quien, junto con María Mercedes Zambrano, formaron la primera empresa de biotecnología en Salud en Colombia, Corpogen quienes, entre varios desarrollos, quisiera destacar el de la Tucan Taq, la primera enzima de Taq polimerasa comercial producida en el país por tecnología de ADN recombinante.

El profesor Patarroyo con su formación de médico tenía claro adonde apuntar los objetivos de sus trabajos de investigación, es así como entendió que para resolver de manera eficaz los problemas de las enfermedades infecciosas, era necesario tener una fuerte relación y trabajo con los científicos de áreas básicas como la Química, la Física y las Matemáticas. De ellas la disciplina de la química básica quizás fue su gran amor científico. No es de extrañar entonces que haya organizado entre junio 2 al 5 de 1986, el mayor evento académico que haya presenciado nuestro país: "Perspectivas de la Química en la Medicina" en el cual hubo dos premios nobel presentes (Gobind Khorana y David Baltimore) así como, entre otros, Peter Perlmann quien desarrolló la prueba ELISA y Bruce Beutler, quien presentó allí sus resultados descubriendo como el lipopolisacárido bacteriano inducia el factor de necrosis tumoral o caquectina y la respuesta inmune innata, trabajos por los cuales se le otorgaría años después, en 2011, el premio Nobel.

Con los químicos, entre quienes recuerdo a Fanny Guzmán, profesora hoy en día en la Universidad de Valparaíso en Chile y otros como Pedro Clavijo y Pedro Romero, logró desarrollar los aspectos más notables del entendimiento de las bases moleculares del reconocimiento antigénico por el sistema de complejo mayor de histocompatibilidad (CMH) llegando incluso al nivel de química cuántica3,4 y le fue posible describir las reglas moleculares que rigen que una molécula fuera antigénica y llegar a la siguiente descripción, nunca antes alcanzada por cualquier grupo que trabajara en el tema: "un mejor reconocimiento por el complejo mayor de histocompatibilidad tipo II y por ende a una mejor presentación de antígeno a los linfocitos, requiere un acortamiento de la hélice alfa, una modificación del giro beta, una configuración segmentada de la hélice alfa, un cambio en la orientación del residuo y un aumento en la distancia de los residuos que se ajustan al CMH clase II"5. Creo que sobran las palabras para calificar semejante nivel de profundidad en el conocimiento básico de las moléculas haciendo ciencia desde un país latinoamericano. Como él lo decía jocosamente: "hecha por chibchombianos" con artículos en revistas cuartil uno sin ningún apellido anglosajón. Punto aparte.

Revisando mis notas del simposio en 1986 encontré que las conferencias iniciales fueron relacionadas con el análisis computacional de proteínas. Para quienes vivimos el nacimiento de la bioinformática6, es sorprendente la visión del profesor Patarroyo en entender la necesidad de las herramientas informáticas desde esa época. Por ello no es extraño que creara uno de los primeros grupos de bioinformática que permitió la formación de muchos nuevos investigadores en el área para el país7,8. En este tema es necesario mencionar el trabajo con su hijo Manuel Alfonso Patarroyo, en el desarrollo de análisis estructural de proteínas9,10 y de este último es necesario resaltar sus aportes en la comprensión de los mecanismos de invasión de Plasmodium vivax11, el mejor conocimiento de la resistencia en la población del Amazonas12 y un estudio monumental sobre la inmunogénetica en Aotus que ha permitido validar su uso para buscar una vacuna para malaria en humanos13-17.

Pero lo sembrado e iniciado por el Profesor Patarroyo no fue sólo en ciencias biomédicas, fue también el responsable primero en llevar hasta la etapa de ensayos clínicos en humanos lo que había diseñado desde las pruebas en laboratorio y animales, completando el circulo soñado de cualquier investigador biomédico "ir del lecho del enfermo a la mesa de laboratorio y regresar al lecho del enfermo". Es así como en ese camino de llevar lo encontrado in vitro al escenario in vivo, elaboró el modelo en primates, cumpliendo los parámetros bioéticos du su época18. Luego, pasó al ensayo fase I en humanos publicado en Nature en 198819. Su máximo desarrollo llega con la publicación en Lancet del ensayo clínico fase III, en un ensayo aleatorio doble ciego de una vacuna completamente desarrollada en el país desde su concepción hasta su prueba en humanos20. Recuerdo con especial afecto y admiración a María Victoria Valero, primera autora de estos estudios clínicos, fallecida prematuramente en 2019, siendo docente activa del departamento de salud pública de la Universidad Nacional. Ella fue una gran pionera en el desarrollo de los ensayos clínicos en nuestro país.

Frente a las lapidarias conclusiones de muchos sobre la vacuna SPf66 es bueno citar lo que escribió el profesor francés Georges Snounou del Museo de Historia Natural: "La vacuna SPf66 fue novedosa en muchos aspectos. Fue la primera vacuna sintética contra el paludismo que se probó sobre el terreno, la primera vacuna contra el paludismo que incorporó secuencias derivadas de las dos etapas del ciclo de vida, preeritrocítica y eritrocítica, la primera vacuna contra el paludismo contra parásitos asexuales en estadio sanguíneo que se probó en seres humanos y la primera vacuna contra el paludismo que fue desarrollada íntegramente por científicos de un país endémico que también llevó a cabo los primeros ensayos de campo"21. Es muy importante tener en cuenta que la vacuna SPf66 si produjo protección utilizando dos dosis, pero no en la proporción requerida por la OMS y que presentó una gran variación según el sitio geográfico en el cual se aplicó22. La vacuna SPf66 obtuvo un OR ponderado con intervalos de confianza al 95% entre 0,8 a 0,9 o sea entre 16% a 4% en reducción de episodios febriles por P. falciparum22. Muchos expertos opinan que esto se puede explicar por la calidad de las preparaciones de péptidos que se utilizaron en los ensayos en África y Asia23. Pero creo que es necesario también tener en cuenta que las secuencias peptídicas incluidas en SPf66 se obtuvieron de un subconjunto de 32 proteínas que se identificaron en lisados de merozoitos de P. falciparum en estadio sanguíneo aislados en Colombia24. Sería entonces necesario también descartar el efecto de la selección inicial de los péptidos a partir de cepas surameri-canas. De hecho, los autores del metaanálisis concluyen que la vacuna podría ser utilizada en América del Sur donde tuvo una eficacia del 28% de reducción en episodios de malaria22. La vacuna actualmente licenciada para uso en programas de control de paludismo, Mosquirix tiene una eficacia que no pasa del 36%, requiere cuatro dosis y la protección se desvanece en el tiempo25. Como bien explica la OMS sobre las razones para recomendar la aplicación de esta vacuna en programas ampliados de inmunización en Africa, no es solo la vacunación, sino la estrategia de combinación de medidas que incluyen el uso de mosquiteros impregnados con insecticida y quimioprofilaxis, algo que Alonso ya había planteado desde 1996 con SPf6626.

Es posible entonces deducir grandes lecciones del trabajo científico del Profesor Patarroyo. Más allá de cualquier genialidad, que sin ninguna duda la tenía, fue un gran líder de hombres capaz de amalgamar voluntades y trabajo riguroso. Tal como lo hizo Pasteur, su trabajo nunca lo hizo sólo, siempre en sus presentaciones recalcaba quien era el responsable de ideas y experimentos. Sus resultados fueron el resultado de un extraordinario equipo humano, como lo requiere el trabajo científico. Quisiera destacar que era un médico de formación. Por ello siempre iniciaba sus exposiciones mostrando el impacto en la población humana y el reto que se imponía de encontrar soluciones, pero siempre mostrando la necesidad ineludible de hacerlo desde la ciencia básica. Más destacable aún, es que siendo excelso en ciencia básica, esto no le impidió que incursionara en la investigación clínica. Para las nuevas generaciones de médicos el Profesor Patarroyo debe ser un modelo de lo que es ser un médico científico.

Nuestra asociación tuvo el privilegio de contarlo como conferencista e invitado especial. En los dos congresos internacionales en toxoplasmosis, tanto el enfocado a los aspectos clínicos en 2007, como el de ciencias básicas realizado en 2019, ambos con el auspicio de ACIN y al cual asistieron científicos internacionales de gran influencia en enfermedades infecciosas, sus presentaciones magistrales no dejaban ninguna duda del alto nivel científico de sus trabajos, completamente desarrollados en Colombia. Entonces, isi es posible! Esa es la gran lección: si tenemos decisión, voluntad y entendemos que la ciencia requiere del apoyo de la sociedad para encontrar soluciones, podremos cumplir la ambición de crear un mundo mejor.

Referencias

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Cómo citar este artículo: J.E. Gomez-Marin. In memoriam: Profesor Manuel Elkin Patarroyo Murillo (1942-2025): Lecciones de su legado monumental para la ciencia colombiana y latinoamericana. Infectio 2025; 29(1): 1-3 https://doi.org/10.22354/24223794.1208

Recibido: 01 de Febrero de 2025; Aprobado: 01 de Febrero de 2025

*Autor para correspondencia: Correo electrónico: jegomez@uniquindio.edu.co

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