Muchos sistemas de salud, entre ellos el colombiano, han aceptado la propuesta internacional de utilizar el producto interno bruto (PIB) per cápita para establecer el umbral del costo máximo que se debe estar dispuesto a pagar por cada año de vida ajustado por calidad (AVAC) adicional que proporcione una nueva intervención sanitaria 1,2. De acuerdo con esta recomendación, explícitamente registrada en nuestros manuales de evaluación económica 3, una intervención es "probablemente costo-efectiva" si la ganancia de un AVAC se consigue con menos de tres veces ese PIB per cápita, que, para el caso colombiano, y para el año 2015, ha sido estimado por el Banco de la República en COP 16 613 951 4. Eso querría decir que la sociedad (o el sistema de salud, si se quiere), deberían estar dispuestos a pagar hasta 50 millones de pesos por cada año de vida (saludable) que ganara un colombiano.
Aunque esta metodología del costo por AVAC ha sido empleada para años de vida ganados 5, no hay razón para no aplicar la misma lógica para los años de vida perdidos, en particular cuando se trata de evaluar el impacto de una conducta que, como el consumo de tabaco, es voluntariamente asumida por cada individuo. La propuesta que aquí se plantea es estimar ese promedio de reducción de expectativa de vida de un fumador, en años de vida perdidos, valorarlo en dinero, y hacer el cálculo del sobre-costo que debería tener cada paquete de cigarrillos para que de esta manera cada fumador retribuyera a la sociedad la pérdida que significa su propia muerte prematura.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó una revisión de la literatura internacional para estimar los años de vida que, en promedio, pierde cada fumador. A continuación, se estimó el valor de cada año a partir del PIB per cápita oficial, calculado por el Banco de la República. Se estimó luego el número de paquetes que cada fumador colombiano consume al año, y se asumió que continúa fumando hasta su muerte (así, el que deja de fumar paga una suma menor, proporcional al número de años que haya fumado). El cálculo final de lo que debería ser el impuesto al paquete de cigarrillos se obtuvo a partir de dividir el valor de los años perdidos, en pesos colombianos de 2015 (para expresarlo en dólares se empleó la tasa de cambio promedio para ese año: 1 USD = 2.743 COP), por el número estimado de paquetes consumidos cada año por cada fumador. Se utilizó una tasa de interés anual de 3 %, de manera que, al pagar ese sobrecosto en cada paquete de 20 cigarrillos, la suma total estuviera reunida al final de la vida. Nótese que no se están considerando los costos de la atención en salud, sólo el costo de la muerte prematura.
RESULTADOS
Años perdidos por fumar: un estudio danés, de seguimiento a 16 690 personas reclutadas en encuestas de salud efectuadas en los años 1987, 1991, 1994 y 2000, encontró que la expectativa de vida en hombres que fumaban fue 8,7 años menor que en los no fumadores; en mujeres la diferencia fue de 10,4 años 6. Otro estudio danés, que siguió 17 669 hombres y 13 525 mujeres, encuentra resultados similares. Las mujeres fumadoras pesadas pierden 9,4 años de vida y las fumadoras livianas 7,4 años; en hombres los valores fueron 9,2 y 6,0 años, respectivamente 7. Un estudio japonés 8 analizó una muestra de hombres y mujeres nacidos entre 1920 y 1945, que empezaron a fumar antes de los 20 años. Los hombres fumaban en promedio 23 cigarrillos por día y las mujeres 17. Comparados con los no fumadores, la expectativa de vida se redujo 8 años para hombres y 10 años para mujeres. Otro estudio de cohortes, realizado en los Países Bajos 9, que siguió 1 088 hombres nacidos entre 1900 y 1919, encontró que el consumo de cigarrillos redujo la expectativa de vida total en 6,8 años (hasta 8,8 años en quienes fumaban más de 30 cigarrillos por día).
En un estudio publicado en el New England Journal of Medicine en 2013 10, y encabezado por sir Richard Peto, uno de los pioneros en la demostración estadística de los daños atribuibles al tabaco, se estimó que cada fumador pierde en promedio "por lo menos una década de expectativa de vida". Para este estudio se obtuvo el historial de tabaquismo de 113 572 mujeres y 88 496 hombres mayores de 25 años, entrevistados entre 1997 y 2004 en la US National Health Interview Survey y se relacionaron dichos datos con las causas de muerte ocurridas hasta diciembre 31 de 2006 (habían fallecido 8 236 mujeres y 7 479 hombres). Se estimaron así los RR de mortalidad para fumadores comparados con aquellos que nunca fumaron, con ajuste por edad, nivel educativo, obesidad o sobrepeso, y consumo de alcohol. Según este mismo estudio, los adultos que dejaron de fumar a los 25-34 años, 35 a 44, y 45 a 54 años ganaron, respectivamente, 10, 9 y 6 años de expectativa de vida, comparados con aquellos que continuaron fumando 10.
En conclusión, según estos estudios, los fumadores pierden entre 6 y 10 años de vida, en comparación con los no fumadores. Dado que la mayoría de los fumadores en Colombia no son fumadores pesados, se tomó el límite inferior de ese rango, o sea seis años.
Número de cigarrillos consumidos por día: según el Atlas Mundial de Tabaco en 2013 en Colombia habría 2 934 000 hombres y 1 014 000 mujeres fumadoras (para un total de 3 948 000 fumadores). Según esa misma fuente, en 2014 se vendieron en Colombia 10 434 millones de cigarrillos, aunque puede haber un subestimado dado por el contrabando que ha sido estimado en alrededor de 20,6 % 12. Ajustando por ese valor, nos daría un promedio diario de 9,1 cigarrillos por día (o 0,455 paquetes por día, 166 paquetes de 20 cigarrillos, cada año). Este resultado es algo inferior a lo encontrado en el estudio de cohortes de Thun et al. que siguieron un total de 1 265 497 sujetos en Estados Unidos, estimó que la mediana de consumo de los fumadores fue de algo menos de un paquete diario 13.
Eso querría decir que cada fumador, al perder seis años de vida saludable, a COP 49.841.853 (USD 18.168) cada año (tres veces el PIB per cápita), debería reponer al sistema de salud trescientos millones de pesos de 2015 (COP 299.051.115, para ser precisos; USD 109.008). Si se asume que inicia el consumo a la edad legal de 18 años, y lo continúa hasta la esperanza de vida de 68 años, tendría 50 años para reunir ese capital. Si se aplica una tasa de interés de 3 % anual (para pesos constantes de 2015 y sin considerar inflación), cada fumador, cada año, debería contribuir con COP 2.659.648 (USD 969). Dado que consume 166 paquetes anuales, cada paquete debería tener un impuesto de COP 16 022 pesos (USD 5,84).
DISCUSIÓN
El Centro para el Control de Enfermedades (CDC) 14, la Organización Mundial de la Salud (OMS) 15, y muchas otras entidades de salud en el mundo coinciden en afirmar que el incremento de los precios de los productos derivados del tabaco es la intervención aislada que ha demostrado la mayor efectividad (incluyendo costo-efectividad) para reducir el consumo entre los fumadores, así como para prevenir la iniciación de no fumadores. La medida es particularmente efectiva en dos poblaciones particularmente vulnerables: los jóvenes, en los que se ha descrito una prevalencia de consumo de hasta el 33 % y una asociación importante con el consumo de alcohol, y los más pobres 16-18, sobre quienes el aumento de los precios tiene su mayor impacto. Además de reducir el consumo, y por ende las enfermedades atribuibles al tabaco, cuando suben los impuestos se incrementa el recaudo 19,20, abriendo la posibilidad de generar recursos adicionales para programas de salud 20,21. La recomendación formal de la OMS para países con ingresos medios como el nuestro es que los impuestos correspondan al 70 % del precio de venta. En Colombia, en el 2014, la carga impositiva, entre el impuesto al consumo, y el impuesto al valor agregado era de 49,4 % del precio de venta 15,21.
Algunos estudios previos han estimado el costo en salud que implica el tabaquismo en Colombia 22,23. Araque, por ejemplo, al incluir los beneficios económicos que genera el cultivo y la comercialización del tabaco, y contrastarlos con los gastos que acarrean las principales enfermedades que ocasiona su consumo, estima en 2,6 billones el costo social del tabaco en Colombia. Esos costos a la salud no están incluidos en nuestras cuentas. El aporte original de este estudio es utilizar la mortalidad atribuible al consumo de tabaco para justificar una carga impositiva relativamente alta para cada paquete de cigarrillos. Si se asume que el consumo de cigarrillos, en este nuevo escenario, se redujera a la mitad, este impuesto de todas maneras generaría unos 5 billones de pesos, que entrarían al presupuesto de salud en un momento en el que se necesitan con urgencia. Este mecanismo para estudiar y justificar impuestos podría luego aplicarse a otros componentes de los estilos de vida poco saludables como el consumo de bebidas azucaradas, u otras causas de mortalidad prematura como los automóviles o las motocicletas.
Pensamos que esta medida aplicada al tabaco será particularmente benéfica para los estratos económicos más desfavorecidos 24, y constituye un aporte importante a los programas de promoción y prevención en salud en Colombia 25