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Psicogente

versão impressa ISSN 0124-0137

Psicogente vol.17 no.32 Barranquilla jul./dez. 2014

 

REPRESENTACIÓN SOCIAL DEL TRABAJO EN JÓVENES QUE CULMINAN SUS ESTUDIOS DE BACHILLERATO EN EL DISTRITO DE SANTA MARTA*

A SOCIAL REPRESENTATION ABOUT WORK OF YOUNG PREPARATORY STUDENTS WHICH ACTUALLY ARE CULMINATING SECONDARY EDUCATION STUDIOS IN THE SANTA MARTA CITY

PAOLA DÍAZGRANADOS RINCONES**, DINORA SÁNCHEZ SOLANO***
Universidad del Magdalena - Colombia

* Proyecto de investigación financiado por el Fondo Patrimonial para la investigación (Fonciencias) de la Universidad del Magdalena. Se extiende agradecimientos a la Secretaria de Educación del distrito de Santa Marta por su apoyo, en el suministro de la información, concerniente a los núcleos y matriculados; a las Instituciones Educativas del distrito de Santa Marta por permitirnos el acceso a la población estudiantil, a la Universidad del Magdalena por hacer posible a través de los espacios de convocatoria de Fonciencias, la realización de este proyecto de investigación. A los estudiantes Elías Osías, Anthony Sardoth, Julieth Cantillo, Amarilis Espitia, Vanesa Pertuz, y todos aquellos, que de una u otra forma colaboraron para ser posible este producto.
** Magíster en Desarrollo Social. Docente tiempo completo Universidad del Magdalena. Santa Marta, Colombia. Email: paoladiazgranadosrin@gmail.com
*** Magíster en Neuropsicología. Docente tiempo completo Universidad del Magdalena. Santa Marta, Colombia. Email: sdinora_beatriz@hotmail.com

Referencia de este artículo (APA): Diazgranados, P. & Sánchez, D. (2014). Representación social del trabajo en jóvenes que culminan sus estudios de bachillerato en el distrito de Santa Marta. Psicogente, 17(32), 406-420.

Recibido: 10 de octubre de 2013/Aceptado: 6 de mayo de 2014


Resumen

Este artículo presenta los resultados de una investigación que tuvo como objetivo identificar las representaciones sociales sobre el trabajo en jóvenes que están culminando sus estudios de educación media en el distrito de Santa Marta, Colombia, desde los postulados de Serge Moscovici. Este estudio de tipo descriptivo transversal reclutó 377 estudiantes de sexo femenino y masculino con edades entre los 15 y 20 años. La recolección de la información se efectuó con el Cuestionario de Representación Social sobre el trabajo para jóvenes (CRST-J) validado por jueces expertos y un alpha de 0,888. Para el análisis de los resultados se utilizaron pruebas estadísticas. Las representaciones sociales del trabajo están caracterizadas por un concepto social con preferencia expresiva o intrínseca.

Palabras clave: Representación social, Trabajo, Jóvenes, Estudiantes, Identidad.


Abstract

This paper shows the results of an investigation aimed to identify the social representations about the job of young people who are finishing their secondary education in the District of Santa Marta, Colombia; from the postulates of Serge Moscovici. This descriptive cross-sectional study recruited 377 female and male students between 15 and 20 years old. The collection of information was performed with the Social Representation Questionnaire on Youth Work (CRST-J) validated by expert judges and with an alpha of 0.888. For analysis of the results statistical tests were used. Social representations of work are characterized by a social concept with expressive or intrinsic preference.

Key words: Social representation, Work, Young, Students, Identity.


INTRODUCCIÓN

La finalidad de este artículo es presentar resultados sobre la representación social que tiene el joven sobre el trabajo, con referencia a su definición, características deseables, importancia, expectativa futura y situación en esta materia en el país. El estudio se desarrolló con jóvenes que están en el último nivel de la educación media, periodo que se caracteriza por decisiones frente al futuro, las cuales se encuentran mediatizadas en su realización por la incursión al mundo laboral; este aspecto se convierte en eje relevante para la construcción y realización del proyecto de vida, favoreciendo la reafirmación de su identidad.

En ese proceso, el joven enfrenta cambios, externos e internos, que fundamentan la consolidación de la identidad social, al tiempo que determina una postura frente a sí mismo. Indiscutiblemente que esos cambios crean unas dinámicas de socialización que son mucho más complicadas de modificar, ya que la juventud, como dice Pérez (2004), es una construcción histórico-social y no mera condición de edad, que aparece como resultado de un conjunto de prácticas discursivas. De acuerdo a convenciones culturales puede ser vista como sujeto de socialización y objeto de socialización. Así, cuando Bourdieu (1990) afirma que la juventud no es más que una palabra está haciendo referencia al carácter simbólico, de constructo sociocultural de la condición de juventud.

Esto significa que, en cierto sentido, la juventud se construye históricamente en relación a una percepción que varía de una cultura a otra y en las diferencias de clase y de género. Los límites de la juventud no son naturales sino que son socialmente construidos y culturalmente compartidos, reforzados a través de ritos que marcan la entrada al mundo adulto -la juventud está signada por una sucesión de ritos de salida y entradas-de acuerdo a las culturas (Saintout, 2007).

En nuestro medio, la relación entre juventud y trabajo se caracteriza por la vulnerabilidad y la tendencia a la exclusión social. Las características del contexto laboral actual, en el que muchos jóvenes realizan sus primeras inserciones, contrastan con las expectativas y representaciones del trabajo que han construido a lo largo de su trayectoria de vida (Jahoda, 1987; Aisenson, Aisenson, Legaspi, Batlle, Valenzuela & Polastri, 2007).

En una sociedad donde la identidad se define por el trabajo que el individuo tiene, los jóvenes se convierten en "expresión" de las contradicciones sociales, al ser una generación privada de trabajo, espacio vital para la construcción de su personalidad, porque en él realiza la afirmación de sí mismo y la consecución de las metas a que aspira o aspiraba. Esto lleva a reconocer al trabajo como un escenario que potencializa el desarrollo humano; este será para el joven un medio fundamental para la satisfacción de muchas necesidades, no solo las de carácter esencial; puesto que además de su valor instrumental como vía para subsistir, posee otro valor como medio de integración y posicionamiento social, contribuyendo así a forjar la identidad social.

Desde este punto de vista la inserción al mundo del trabajo lleva implícita las posibilidades de inserción social, cualquier crisis que desarticule este lugar socialmente privilegiado de realización del "Yo" desencadena los sentimientos de desánimo y desesperanza que dejan ver en sus discursos. Si bien la inserción laboral es un factor determinante para la inmensa mayoría de los jóvenes, las recientes condiciones económicas y laborales no han favorecido este proceso. Así lo señala Weller (2007), quien reseña cómo en las últimas décadas se ha observado un empeoramiento de la situación del mercado laboral en América Latina y el Caribe, que también afectó a los jóvenes.

En América Latina, la tasa de desempleo juvenil duplica con creces la de los adultos: 15,9 % comparado con un 6,6 % alrededor de 2003/2004, la brecha entre jóvenes y adultos es parecida para los hombres y las mujeres. En general, el autor concluye señalando que para mejorar las condiciones de inserción laboral es necesario avanzar en las condiciones macroeconómicas y en el reforzamiento del capital humano, social y cultural de los jóvenes, sobre todo en situaciones de desventaja.

En este orden de ideas, podríamos decir que la relación de educación y trabajo es importante para la inserción laboral pero en la realidad se presentan como dos mundos diferentes e incluso incompatibles en la medida en que la percepción, particularmente en el caso de aquellos que recién egresan, de la educación que reciben en el liceo fue o es insuficiente para enfrentarse al mundo laboral aun cuando es fácil encontrar trabajo -la mayoría de los entrevistados coincide en que sí lo es- el problema que se debe resolver no es la inserción inmediata, sino futura. Frente a ello la respuesta es sacrificarse ahora, para ser recompensado después. De lo contrario, se pagarán los costos mañana, con una vida laboral llena de sacrificios, en trabajos de mala calidad y mal pagados (Ibáñez, 2005).

En consecuencia, podría afirmarse que, mientras se está estudiando, existe una imagen positiva pero a la vez lejana del mundo del trabajo; como afirma Ibáñez (2005) entre quienes viven esta transición, el mundo laboral es representado como lejano, competitivo y humillante, refiriéndose a este como la "verdadera realidad" que genera apreciaciones diversas sobre la disyuntiva de estudiar o trabajar, las cuales configuran alternativas de inserción social.

En este sentido han sido muchos los estudios que han pretendido determinar la definición, la importancia y el significado del trabajo; es así como Argulló (1998), Álvaro (1992), Blanch, (1990), Salanova, Gracia, Rodríguez, Gastaldi y Ramos (1993) consideran que la organización de la identidad psicosocial está, en gran medida, influida, por el mundo del trabajo hasta el punto de determinar dos tipos de respuestas en torno a la importancia del trabajo, por una parte los que hablan de las características del empleo y de las habilidades que poseen para realizarlo, es decir, de sus factores intrínsecos, los cuales se enfocan en los factores que describen su trabajo en función del reto o interés, aunque también podrían hablar de la competencia y los logros alcanzados.

Lo cierto es que la dimensión más relevante del significado del trabajo, según Ruiz Quintanilla y Wil-pert (1988), es la característica que la persona prefiere que tenga su trabajo, es decir, la importancia del aspecto laboral está en el componente motivacional, en las expectativas específicas del individuo con respecto a las características más deseables del trabajo. En este sentido, Ruiz Quintanilla y Wilpert (1991); Salanova, Moyano, Calvo, Prieto y Peiró (1991) hablan de motivos extrínsecos o instrumentales para trabajar y motivos intrínsecos o expresivos.

Como se ve, en el contexto actual, no es una cuestión sencilla definir el trabajo, por eso England y Har-paz (1990) hacen un intento por clasificar el conjunto de definiciones existentes y distinguen tres categorías: a) las razones para trabajar, b) los estados o consecuencias personales que resultan de la implicación en el trabajo y c) las coacciones o controles a los que se somete al individuo en el mundo laboral.

Aunque Argulló (1998) y Blanch (1990) dicen que en la actualidad se asiste a cambios sociales que afectan decisivamente la representación del trabajo y su articulación con la vida de los individuos; Meaning of Work (MOW, 1987) considera que la definición de trabajo es diferente a la del significado del trabajo, a pesar de ser dos aspectos de la esfera laboral que están íntimamente relacionados.

A partir de lo anterior, la problemática es más compleja de lo que se podría pensar en la medida que las posibilidades de poder de identidad que tiene el trabajo se puedan ir perdiendo, en estudios sobre representación social realizados por Pérez (2004) y Kornblit (2004) arrojan que la representación social del trabajo en jóvenes se caracteriza por un criterio instrumental, es aquello que le permite contar con los recursos necesarios para vivir, mientras que en los grupos de empresarios, prevalece, una definición de corte expresivo. Puede pensarse que el trabajo ha perdido su valor como actividad dignificante, en la medida en que las ofertas laborales, sobre todo para los jóvenes, son precarias y rutinarias.

Por otra parte, el estudio de Younis (1999) sobre la identidad, valores y estilos de vida de la juventud nos informa acerca de la condición juvenil contemporánea, de los valores y estilo de vida diferencial de los jóvenes como una consecuencia de los contratiempos en los que están inmersos. La personalidad del joven se pone en movimiento, de forma creativa y enriquecedora, en la medida que halle trabajo; la posibilidad de cambiar su rol se encuentra en tener un empleo remunerado y estable.

Lo anterior obliga a entender los estilos de socialización que el joven incorpora en su sentir y pensar, en torno al trabajo. El trabajo es una realidad que sufre el impacto de los cambios sociales. No es casual que la educación sea un trampolín o estrategia de oportunidades para incursionar en el campo laboral, situación que revela una dinámica en el sentir y pensar social del joven sobre la relación educación-trabajo en la medida que la inserción laboral deriva básicamente de la incapacidad socioeconómica para generar suficiente cantidad de puestos de trabajo. Situación que ha producido un alargue de la dependencia de los jóvenes con respecto a los adultos escudados en una mayor dedicación a los estudios, opción legítima para ocupar el tiempo disponible y que convierte a los centros educativos en espacios de socialización donde se incorporan dinámicas que facilitan la construcción y deconstrucción de sus representaciones sociales en torno al trabajo.

Indiscutiblemente la relación institución social y joven plantea un asunto claro de reciprocidad y sincronía, como también un ambiente de relación de cambios vertiginosos en la forma de ver la sociedad. La información producto de estos cambios afecta la estructura de la representación social generando diferencias entre el deber ser y la práctica social.

Esto lleva a pensar que es relevante en lo social identificar la representación social en torno al trabajo para definir hasta qué punto este ha dejado de ser la base de la identidad individual, como ocurría en el pasado o existe algún otro elemento central alrededor del cual se construye identidad.

Dentro de este contexto el joven se convierte en un receptor potencial de la proliferación del conocimiento en la sociedad actual, de tal forma que son ellos los que más están inmersos en los procesos de construcción y reconstrucción de los significados que se le confieren a las relaciones sociales, como a los mecanismos de regulación de las normas, valores y comportamiento. Así, la representación social permite, según Moscovici (1979), comprender y explicar la realidad, adquirir e integrar conocimientos en un marco donde el individuo responde a los valores que facilitan la comunicación, el intercambio social, la transmisión y difusión de conocimiento, la dirección de las oportunidades de desarrollo humano de la población de acuerdo a la forma como se reflejen la naturaleza de las reglas y lazos sociales. En sentido estricto son teorías del sentido común, más que simples opiniones o actitudes, que están sometidas a un nivel de estructuración, la representación social es el paso intermedio entre el saber científico y la pura opinión; estructuralmente es la antesala a toda posible ciencia; descubre, ordena y posibilita la comunicación social.

Breakwell (1993) ha considerado a las representaciones sociales como un producto del cambio social, como factor de impedimento; estas teorías disimulan el hecho de que la representación de grupo puede contribuir al cambio social. Una perspectiva teórica que explícitamente reconoce esta función orienta al individuo a la acción colectiva y finalmente condiciona la ocurrencia del cambio social.

De este modo la representación social es una preparación para la acción, no solo en la medida que guía el comportamiento, sino que modela y reconstruye los elementos del medio dándole un sentido al comportamiento, integrando una red de relaciones al tiempo que proporciona las nociones, teorías y observaciones que hacen estables y eficaces estas relaciones.

Durán (2002), apoyado en Di Giacomo (1987), retoma a Moscovici y define las representaciones sociales a partir de las siguientes características: A) Existen, en relación a los diferentes objetos del ambiente; opinión compartida por los miembros de colectividades geográficas o ideológicas y asociada al objeto en cuestión. B) Todo conjunto de opinión no constituye una representación ya que puede tratarse de residuos amnésicos de informaciones recibidas a través de los medios. C) El primer criterio para identificar una representación social es que esté estructurada; el segundo es que el conjunto de opiniones esté unido a comportamientos específicos. D) Una representación social es un conjunto estructurado de tipo modélico, es decir, permite integrar elementos nuevos del ambiente, no es aleatorio, es decir, es un conjunto de orientaciones ideológicas relacionadas, al mismo tiempo, con su realidad vital.

Por lo tanto para Moscovici las representaciones sociales son un sistema social de valores, ideas y prácticas con dos funciones; una que le permite establecer un orden para capacitar a los individuos en la orientación de su mundo social y material y así dominarlo; otra que fomenta la comunicación entre miembros de la comunidad al proveerlos de un código de intercambio social para nombrar y clasificar, sin ambigüedades, los diferentes aspectos de su mundo, su historia individual y grupal.

Desde esta perspectiva, Moscovici (1979) plantea que la representación social está integrada por cuatro elementos: la información, la imagen, las opiniones y las actitudes, elementos que se toman como guía para el análisis de la información. De esta forma la representación es una acción psicológica que posee una función simbólica, ya que implícitamente contiene un significado y este tiene que ver directamente con la situación del sujeto de acuerdo al mundo donde vive y con el que se relacione; por eso la representación social es una organización psicológica, una modalidad de conciencia particular. De allí se concluye que la representación social es finalmente analizable sobre la base de la organización de la información, del objeto que desarrolla el grupo en forma de una imagen fuertemente estructurada y que se materializaba en una actitud. Esta representación será sin duda su contenido, pero en especial la estructura y organización que integra dicho contenido.

Tal como sugiere Di Giacomo (citado por Fernández, 1997) no es conveniente pensar en las representaciones sociales como corpus casi teóricos, sino como la aplicación de juicios sociales a objetos del ambiente. Igualmente es ingenuo pensar que para cada objeto social exista una representación social, por ello es necesario establecer criterios para su identificación, como estructuración, elementos emocionales, comportamientos específicos. En otras palabras, se pretende identificar las dimensiones que estructuran el campo representacional, es decir, los ejes semánticos en torno a los cuales se organiza la representación social del objeto.

El análisis de la representación social del trabajo de los jóvenes en educación media de Santa Marta está mediatizado por un contexto que se caracteriza por la movilización que involucra una "lucha" entre lo individual y lo colectivo como hechos, ligados a grupos sociales, que tienen un punto de encuentro en la conservación de su propia identidad. En esa vivencia, el joven, que muchas veces no tiene participación en esas movilizaciones, se constituye en elemento esencial de la dinámica social, el problema es que en estas circunstancias tiene que vivir y sortear, en su cotidianidad, situaciones de orden social, cultural, económico, laboral que influyen en su desarrollo.

En esencia el joven se sitúa frente a un cúmulo de cambios e interacciones que lo hacen propenso a nuevos comportamientos, creencias, pautas y a todas las demás normas que regulan el funcionamiento del grupo social.

Solo a través del reconocimiento de la dimensión íntersubjetiva se puede realizar la identificación de la representación social de los jóvenes samarios frente al trabajo. Es oportuno que encuentren espacios que garanticen el reconocimiento de su identidad social más allá de las atribuciones que el entorno hace de ellos; es necesario que se elabore una concepción más real de sus expectativas al tiempo que se garantiza la orientación de la política social para juventud.

El alcance del estudio le permitirá a la sociedad reflexionar sobre las implicaciones de los cambios sociales, y cómo estos generan productos, tales como, las representaciones sociales; que al ser identificadas se convierten en herramientas de entendimiento y orientación frente al abordaje de las problemáticas sociales, en la medida que acerca el accionar institucional a las realidades de los grupos afectados, en este caso a los jóvenes.

Ante este panorama no es de extrañar que la representación social que el joven tenga del trabajo esté mediada por tales circunstancias que lo colocan en desventajas frente a su propia realización, es por esto que los estudios en torno al trabajo se hacen cada vez más relevantes, pues permiten comprender en qué medida la representación social posibilita la identificación de patrones de comportamiento que accedan encontrar espacio de acción donde pueda generar desarrollo integral.

MÉTODO

Participantes

La población del estudio se conformó por 5.590 estudiantes reportados en el 2012 por la Secretaría de Educación del distrito de Santa Marta como matriculados en el último nivel de la educación media, en el caso de Colombia hace referencia al undécimo grado de la educación formal. Las edades oscilan entre 15 a 20 años, siendo esta la tendencia para cursar el último nivel de educación media, de ambos sexos, de estratos socioeconómicos bajo, medio y alto, de cualquier estado civil, que quisiera participar en el estudio.

La muestra del presente estudio estuvo conformada por 377 estudiantes matriculados en el último nivel de educación media, de los cuales 185 son hombres y 192 son mujeres, en edades comprendidas entre 15 a 20 años donde el 32 % es de estrato tres, el 31 % ubicado en el estrato uno y el 27 % del estrato dos; la muestra está constituida por 93 % de jóvenes que no trabajan, el 77,45 % nacidos en la ciudad de Santa Marta y siendo 98 % solteros. Para la elección de la muestra se utilizó la técnica de conglomerado, que consiste en dividir la población en grupos que son convenientes para el mues-treo. Luego se procedió a seleccionar una porción de los grupos al azar, bajo este método aunque no todos los grupos son muestreados, cada grupo tiene una igual probabilidad de ser elegido. En este caso se tomaron al azar 10 instituciones educativas del distrito de Santa Marta, y de estas instituciones se escogió la muestra representativa. Teniendo presente que la población de estudio presenta las mismas características, lo cual justifica la utilización de este tipo de muestreo.

Diseño

La presente investigación, según Hernández, Fernández y Baptista (2006), es de tipo descriptivo transeccional o transversal, ya que su objetivo es recolectar datos en un momento, en un tiempo único. Su propósito es describir variables.

Instrumento

Se utilizó el Cuestionario de Representaciones Sociales sobre Trabajo para Jóvenes (CRST-J) construido para efectos de la presente investigación, el cual se caracteriza por estar constituido por componentes de interés para la variable de estudio, cada uno de ellos operacionalizado por interrogantes y varias alternativas de respuesta, ya que permite cuantificar información, imagen, opinión y actitudes, lo que a su vez brinda la posibilidad de obtener una tipología de la representación social sobre el trabajo.

Para el cálculo de la fiabilidad se efectuó una prueba piloto a 20 estudiantes de educación media; esta prueba permitió realizar las correcciones semánticas y el cálculo de la confiabilidad, la cual representa la "exactitud o precisión de un instrumento de medición" se realizó un test-retest para determinar la estabilidad del cuestionario empleando las diferencias o la variabilidad de las respuestas; para medir la consistencia interna se utilizó el coeficiente Alpha de Cronbach con la intención de evaluar cuánto mejoraría o empeoraría la confiabilidad del índice si se excluyera un determinado ítem y la prueba t de Student para muestras relacionadas, que permitió comparar la media del test y del retest en cada una de las preguntas indicando que no existe evidencia de diferencias entre las medias del test y retest estadísticamente significativas a un P-valor de 0,05.

Para la validez de constructo se utilizó el análisis factorial de componentes principales rotados Varimax como complemento al proceso de validación del cuestionario, lo cual permitió establecer la agrupación por componentes, realizado con la aplicación total de la muestra. Como resultado de este procedimiento estadístico se determinó que el Cuestionario de Representaciones Sociales sobre Trabajo para Jóvenes (CRST-J) tendría un número 31 ítems con un Alpha de 0.888. Estableciéndose los componentes del cuestionario así: definición de trabajo, características deseables, importancia del trabajo, expectativas futuras y situación en materia del trabajo en el país.

Procedimiento

La recolección de la información se efectuó con el Cuestionario de Representaciones Sociales sobre el Trabajo para Jóvenes (CRST-J), la aplicación se realizó en forma colectiva, con una duración de 30 minutos.

Una vez aplicado el cuestionario a la muestra se procedió a sistematizar y analizar los resultados, para tal efecto se utilizaron los estadígrafos de medida de tendencia central con la finalidad de mostrar el comportamiento descriptivo de la variable de estudio.

Para el procesamiento estadístico se utilizó el software SPSS, el cual está diseñado especialmente para la categorización y análisis de datos cuantitativos. Esto permitió elaborar la discusión en torno a la teoría que apoya la variable de estudio, dando paso a las conclusiones y aporte de la investigación.

RESULTADOS

Dimensión 1. Valoración del trabajo

Se apreció la valoración sobre el trabajo en jóvenes de educación media a través de calificación de 11 afirmaciones postuladas por el grupo Meaning of Work (MOW) Internacional Research Team (1987). En cuanto a la definición encontrada acerca del trabajo se puede observar que los jóvenes de educación media consideran que están muy de acuerdo con un 58 % y de acuerdo con un 38 % que el trabajo debe servir a la sociedad, siendo este el núcleo de la representación; por otra parte, están muy de acuerdo con un 52 % y de acuerdo con un 28 % que deben sentirse parte de un grupo, seguido de que forme parte de las tareas estando muy de acuerdo con un 38 % y de acuerdo con un 42 %; tener un horario con un 22 %, muy de acuerdo y de acuerdo con un 38 % y por último debe añadir valor a algo, con un 19 % en muy de acuerdo y 38 % se encuentran de acuerdo.

Por otra parte, lo que se distancia del núcleo figurativo son: la concepción del trabajo donde se considera que debe hacerse por obligación, con un 42 %, en desacuerdo y muy en desacuerdo, con un 28 %; no debe ser cansado físicamente, con un 48 % en desacuerdo y un 5 % muy en desacuerdo; ni generar cansancio mental, con un 38 % en desacuerdo y un 32 %, muy en desacuerdo; si otros sacan provecho de ello, con un 18 % en desacuerdo y un 32 %, muy en desacuerdo, y por último si alguien te dice lo que tienes que hacer con un 52 % en desacuerdo y un 12 % muy en desacuerdo.

Resultados de la representación social sobre el trabajo en jóvenes de último nivel de educación media en lo correspondiente a lo que ellos definen como trabajo, se presentan en la Figura 1.

Dimensión 2. Características de deseabilidad

Este componente pretende determinar las características preferidas por una persona en su trabajo. En MOW (1987) se define como la importancia que tiene para las personas determinados aspectos del trabajo, en términos relativos y absolutos. Para Ruiz Quintanilla & Wilpert (1988) se trata de un componente motivacional que refleja las expectativas más específicas del individuo con respecto a las características deseables del trabajo; para lo cual se solicitó a los estudiantes que eligieran tres alternativas, de una lista de 12, que agrupados conforman los aspectos expresivos e instrumentales del trabajo.

Los jóvenes que están cursando el último nivel de la educación media consideran deseable en un trabajo aprender cosas nuevas con un 68 %, seguido por tener buenas relaciones con las otras personas con un 50 % y lograr estabilidad y seguridad con un 50 %, a mayor distancia se encuentra obtener un buen sueldo con un 48 %, tener autonomía con un 35 %, tener un buen trabajo con un 25 %, hacer cosas variadas con un 14 %, tener buenas condiciones físicas con un 5 %, tener un buen premio con un 5 %, acoplar habilidades trabajo-persona con un 10 % y sin ningún porcentaje de elección se encuentran: conocer gente nueva y tener buenas posibilidades de expresión, como se puede apreciar en la Figura 2.

Para completar el análisis de esta dimensión se hace necesario analizar cómo esa deseabilidad responde a una necesidad e importancia atribuida al trabajo, es por eso que el cuestionario contempla una pregunta que orienta la selección de las razones que mueven a los jóvenes a conseguir un trabajo, siendo su respuesta la posibilidad de alcanzar las metas propuestas con un 33 %, por la autorrealización con un 24 %, poner en práctica los conocimientos adquiridos con un 19 %, por la independencia con un 14 % y por ver el fruto de la educación 5 %.

Al elegir los estudiantes tres opciones de respuesta entre nueve afirmaciones se logró identificar los factores que pueden garantizar su éxito, el 52 % de la muestra eligió como primera opción deseo de cumplir metas, le sigue los métodos y técnicas para poder desempeñarse en cualquiera ocupación con un 50 % y por último, la confianza en sí mismo con un 49 %.

Dimensión 3. Expectativas futuras

Esta dimensión busca en esencia identificar cómo los jóvenes otorgan un valor al trabajo como eje de su proyecto futuro, tomando como referencia la visión en relación con la calidad de vida.

La evaluación de las representaciones sociales de los estudiantes del distrito de Santa Marta está orientada por una alta posibilidad de encontrar un empleo que les guste, representado con un 39 % como muy buena y un 39 % como buena; considerando que encontrar un empleo en una buena empresa es posible, con un 40 % valorado como bueno y un 31 % como muy bueno; siendo viable un empleo para lo que se está preparado o se tiene experiencia con un 40 % como bueno y 35 % como muy bueno y un empleo donde le pagan bien y no se le explote, manifestaron, que es muy bueno con un 32 % y un 29 % como bueno.

Por otra parte, los jóvenes consideran que el trabajo contribuye a fortalecer el concepto que tienen de sí mismos y alcanzar una mejor calidad de vida con un 97 %, ya que en sí mismos contribuyen a lograr independencia económica con un 34 %, le sigue favorecer el desarrollo de la familia con un 18 %, permite incrementar la seguridad en uno mismo con un 11 % y ayuda a la construcción de la personalidad con un 11 %. En menores porcentajes podemos nombrar aumentar el estatus social con un 5 %, fortalecer el desarrollo intelectual con un 8 %, permite formar una familia con un 9 % y 4 % en otras consideraciones como se puede apreciar en la Figura 3.

Dimensión 4. Situación en materia de trabajo en el país

Favorece la construcción de la imagen que este tenga de las oportunidades de trabajo y las posibilidades de éxito en situaciones de crisis en el mercado laboral.

Al observar los resultados anteriores los jóvenes manifiestan que el conseguir trabajo tiene Mucho valor con un 67 % y bastante valor con un 29 %, por otra parte los jóvenes afirman que la situación del trabajo en el país va por mal camino con un 73 %, que se ha progresado mucho en reducir la problemática del empleo, en los dos últimos años con un 48 %, algo con un 8 %, poco con un 33 % y nada con un 11 %; con relación a eliminar la problemática de empleo en el país requiere un tiempo de 1 a 5 años con un 23 %, 5 a 10 años 28 %, 10 a 20 años con un 19 %, más de 20 años con un 12 %, nunca con un 15 % y no hay problema el 4 %, esto último se puede apreciar en la Figura 4.

En situación de crisis o escasez de trabajo, los jóvenes están muy en contra con un 53 % y más bien en contra el 16 %, con relación a que los hombres tengan más derecho de obtenerlo que las mujeres, están de acuerdo con un 38 %, muy en desacuerdo y en desacuerdo un 20 % que los empleadores deberían dar preferencia a los ciudadanos del país respecto a los inmigrantes y por otra parte, están muy en desacuerdo con un 38 % y en desacuerdo con un 30 % que a los minusválidos no le den trabajo en situaciones de escasez, mientras los que no tienen minusvalía sí logran encontrar trabajo.

DISCUSIÓN

En primer lugar, las dimensiones estructurales de las representaciones sociales -que, de acuerdo a Moscovici (1979), siempre serán actitud, campo de representación e información- y, partiendo de estas se exploraron y caracterizaron los procesos de definición, deseabilidad, expectativas futuras y situación en materia de trabajo en jóvenes de último nivel de educación media en la ciudad de Santa Marta.

Desde las Actitudes

La mayoría de las valoraciones emitidas están en la esfera donde el trabajo es considerado como de carácter expresivo y se aprenden cosas nuevas, se establecen relaciones, se logra estabilidad y seguridad siendo importante conseguir un trabajo que permita lograr las metas propuestas y la autorrealización, lo cual garantiza el éxito laboral. Por otra parte, se observa una valoración positiva de las expectativas futuras en lo relacionado con encontrar un empleo que sea del gusto del joven, en una buena empresa, en lo que se está preparado o se tiene experiencia y donde pagan bien, esto tiene su explicación en el hecho de que el joven opina que el trabajo fortalece el concepto que tiene de sí mismo y puede alcanzar una mejor calidad de vida.

Desde la Información

En cuanto a la definición encontrada acerca del trabajo se puede observar que los jóvenes de educación media consideran que se define como una actividad social orientada por aspectos motivacionales intrínsecos, que hacen de este un espacio de realización personal. Siendo importante para el joven lograr independencia económica y la posibilidad de una familia que pueda alcanzar un desarrollo óptimo, ellos saben que las condiciones son poco favorables en materia de trabajo en el país y tienen un nivel de eliminación de la problemática poco esperanzadora, a pesar de este realismo se manifiesta una posición positiva frente a las expectativas futuras.

Campo de Representación

La mayoría de las valoraciones emitidas están en la esfera de considerar el trabajo como una actividad social donde se resaltan aspectos o funciones de carácter social que este cumple, tales como servir a la sociedad, el hacerles sentirse miembros de un grupo y el contribuir a la marcha de la sociedad como se señala en el proyecto MOW (1981, 1987, 1991). Es así que la representación social del trabajo no responde los aspectos objetivos y tangibles de la actividad laboral como sí es evidente en estudios realizados por el grupo MOW (1987), Gracia, Salanova, Prieto y Peiró (1993); Gracia, Salanova, Rodríguez, Ripoll, Palací y Prieto (1995), los cuales se hicieron con muestras de jóvenes que se habían incorporado recientemente al trabajo y otros un año después. Esto posiblemente está relacionado con la ausencia de experiencia laboral previa de los jóvenes de la muestra lo que explicaría la importancia otorgada a sus aspectos sociales.

Lo anterior, se sustenta en lo encontrado en los estudios de Gracia, Salanova, Prieto & Peiró (1993), quienes obtuvieron diferencias con relación a la experiencia laboral previa. En concreto, los autores refirieron que aquellos jóvenes que habían tenido algún tipo de experiencia a la incorporación de su primer trabajo destacaban aspectos relativos a la remuneración económica, el horario y el llevarlo a cabo en un lugar determinado. Sin embargo, los jóvenes sin experiencia laboral previa otorgaban más importancia a sus aspectos sociales.

Por otra parte, la representación social del joven no destaca el concepto del trabajo como carga al estar en desacuerdo con que sea cansado físicamente y mentalmente, siendo similar a lo obtenido en la investigación de Gracia, Salanova, Prieto & Peiró (1993) con muestras que representan un rango de edad más amplio donde se observó que son pocos los jóvenes que consideran relevante la fatiga mental y física. Esta ausencia del sentimiento de fatiga asociada al trabajo puede deberse a que, parte de su muestra -al igual que la nuestra- no ha tenido experiencia de trabajo.

Lo planteado puede significar la existencia de puntos de comparación en las percepciones de la juventud en relación con el ámbito laboral y la influencia de variables sociodemográficas, económicas, políticas y sociales en el origen de sus representaciones. En estudios como los de Gaviria (2009); Guerra (2005); Ibáñez (2005); Jacinto (2002); Navarro (2007); Pérez (1996); Pérez (2004); Salanova, Osca, Peiró, Prieto y Sancerni (1991), nos muestran la transición que ha habido a lo largo del tiempo con respecto al significado y el valor otorgado al trabajo; pasando por conceptos tan variados como castigo, obligación, derecho, medio para conseguir un fin hasta llegar a la idea de forma de expresión de la personalidad y fuente de autorrealización personal. Situación que quizás, esté orientada a la no asociación de ciertos elementos en las representaciones sociales del trabajo, efectuada por el joven.

La muestra representa un trabajo donde "aprenda cosas nuevas", siendo el más elegido, seguido de "tener buenas relaciones con otras personas" e igualmente con el mismo porcentaje, "lograr estabilidad y seguridad en el trabajo"; al agrupar estos elementos en función de la motivación que reflejan, se encontró que los estudiantes parecen valorar en mayor medida aspectos expresivos; existen razones para afirmar que estos van en aumento en las sociedades modernas (Yankelovich e Immerwaher, 1984, citado por Peiró & Prieto, 1996). En este orden de ideas, se puede decir que los jóvenes otorgan una valoración intrínseca, se ha evidente la satisfacción de necesidades internas, y la selección de actividades está guiada por la habilidad para satisfacer motivos tales como la curiosidad y la efectancia (Pittman & Heller, 1987, citado por Peiró & Prieto, 1996).

De todas las razones que los jóvenes consideran importantes para conseguir un trabajo eligieron como primera opción "por la posibilidad de alcanzar las metas propuestas" y le sigue "por la autorrealización". Lo que permite inferir que para ellos la fuerza del contenido del trabajo está ligado a la necesidad de crecimiento en todas las dimensiones del ser humano y que tiene un carácter dignificante, que le otorga un valor en el desarrollo de la identidad. Así mismo garantizar el éxito laboral está ligado a aspectos como el deseo de cumplir metas, le siguen los métodos y técnicas para poder desempeñarse en cualquiera ocupación, y por último, la confianza en sí mismo, como afirma Erickson (1981), la etapa de generatividad frente a la de estancamiento guarda estrecha relación con el trabajo, con la adquisición del sentido de productividad, permite que el joven defina su estatus, ingreso, prestigio, actividades diarias, contactos sociales y oportunidades de desarrollo personal.

En las representaciones sociales sobre el trabajo del joven, con relación al porqué la gente trabaja, se observa un tendencia instrumental, que está direccionada a resaltarlo como una forma de contribuir a la sociedad proporcionando bienes y servicios de valor. Muchos autores lo definen como contribución social, entre otros, Donald y Havighurst (1959, citados por Peiró & Prieto, 1996); Friedman y Havighurst (1954, citados por Peiró & Prieto, 1996); MOW (1987); Fox y Hesse-Biber (1984, citados en el MOW, 1987) lo conceptúan como una actividad o empleo de energía que produce servicios y productos de valor para otras personas. Desde otra aproximación similar, Hall (1986) considera que el trabajo implica aquellas actividades asociadas con la provisión de bienes y servicios de algún valor.

Las representaciones sociales sobre el trabajo informan cómo los jóvenes tienen expectativas futuras, optimistas, al considerar que tienen oportunidades buenas de encontrar un trabajo, que les guste, en una buena empresa, donde puedan aplicar lo que aprenden o en lo que tienen experiencia y con buen salario. Así mismo, el trabajo es representado como una institución que permite fortalecer el concepto de sí mismo y alcanzar una mejor calidad de vida logrando la independencia económica y favoreciendo el desarrollo de la familia; puede llevar a pensar que este según los jóvenes, otorga independencia, pero esta no está relacionada con la formación de una familia, sino con las posibilidades de alcanzar desarrollo en el núcleo familiar.

Teniendo presente lo anterior, para la sociedad, como dice Agulló (1998), la esfera del trabajo es decisiva en la conformación del devenir de la persona y de la sociedad porque para la sociedad contemporánea el trabajo, se supone, es el medio a través del cual se obtiene el bienestar material, es la fuente de estructuración del ciclo vital de las personas, es el generador de oportunidades para la interacción y contacto social.

En cuanto a la situación del trabajo en el país, los jóvenes lo representan con mucho valor, aunque esta en el país va por mal camino, sienten que se ha progresado mucho en los últimos dos años, este avance les lleva considerar que para eliminar la problemática del empleo en Colombia se requiere de 5 a 10 años; esto está hablando de un panorama matizado por la crisis del empleo, que se ve reflejada en una baja inserción laboral y la precariedad de las condiciones de trabajo, las cuales, disminuyen la probabilidad de éxito.

Tal precariedad, no es experimentada por los jóven de Santa Marta, con un sentido expulsor o de exclusión, como es propio sentirlo en una sociedad capitalista, donde la exclusión del trabajo se convierte en la base de la exclusión social más general o para usar la expresión de Castel (1995) en una desafiliación con respecto a las instancias sociales más significativas.

Se muestra en su representación un contenido de esperanza frente a las condiciones de la problemática de empleo, aunque siendo precaria y con una recuperación lenta, consideran que las medidas de exclusión son el camino para solucionarla.

En conclusión, las representaciones sociales del trabajo se conciben desde una visión social y con una marcada motivación intrínseca que otorga importancia a aspectos como el cumplimiento de metas y la autorrealización, lo cual solo es posible si logra estabilidad y seguridad que favorece el fortalecimiento del concepto de sí mismo y una adecuada calidad de vida. En concordancia con lo anterior, se puede visualizar como la representación social del trabajo, valoraciones claras sobre el poder que ejerce en la identidad y el proyecto de vida del joven, de tal manera que al reconocerla permita contribuir a la construcción más eficiente y eficaz de la política social con relación a los procesos de inserción laboral y desarrollo integral de los jóvenes.


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