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Psicogente

Print version ISSN 0124-0137

Psicogente vol.18 no.33 Barranquilla June 2015

https://doi.org/10.17081/psico.18.33.54 

http://doi.org/10.17081/psico.18.33.54

LA EXPERIENCIA DE MIGRACIÓN Y ADAPTACIÓN SOCIOCULTURAL: IDENTIDAD, CONTACTO Y APOYO SOCIAL EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS MIGRANTES*

MIGRATION AND SOCIO-CULTURAL ADAPTATION EXPERIENCE: SOCIAL IDENTITY CONTACT AND SOCIAL SUPPORT IN MIGRANT COLLEGE STUDENTS

FERNANDA MARIEL SOSA** y ELENA ZUBIETA***
Universidad de Buenos Aires - Argentina

* Este artículo es producto de los resultados de investigación de la Tesis de Doctorado titulada "Aculturación psicológica y factores psicosociales asociados en estudiantes universitarios migrantes y no migrantes". Facultad de Psicología, UBA-CONICET.
** Doctora en Psicología. Investigadora Asistente CONICET. Docente Facultad de Psicología Universidad de Buenos Aires. Email: fsosa@psi.uba.ar
*** Doctora en Psicología. Investigadora Independiente CONICET. Profesora Adjunta Regular, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Email: elenazubieta@hotmail.com

Referencia de este artículo (APA): Sosa, F. & Zubieta, E. (2015). La experiencia de migración y adaptación sociocultural: identidad, contacto y apoyo social en estudiantes universitarios migrantes. Psicogente, 18(33), 36-51. http://doi.org/10.17081/psico.18.33.54

Recibido: 7 de abril de 2014/Aceptado: 25 de noviembre de 2014


Resumen

A fin de contribuir a una mejor adaptación sociocultural y psicológica, en este artículo de investigación se propone explorar los niveles que los estudiantes exhiben en aspectos relacionados con la experiencia de migración: identificación con el endogrupo y exogrupo, nivel de contacto y apoyo social percibido, y grado de adaptación sociocultural. La muestra fue de tipo no probabilística intencional, compuesta por 214 estudiantes migrantes de ambos sexos de universidades públicas y privadas de Buenos Aires. Los resultados muestran niveles más altos de identificación con la sociedad de origen en comparación con la receptora; mayor contacto y percepción de apoyo social por parte del endogrupo; y niveles considerados de adaptación sociocultural. Se registran diferencias en función del origen interno o externo del migrante.

Palabras clave: Adaptación, Estudiantes, Migrantes, Contacto, Apoyo.


Abstract

This paper aims to explore the level of life experience students showed relating to post-migration aspects: migrating and transmigrating groups, level of contact, perceived social support, contrib-uting to a better sociocultural and psychological adaptation. 214 migrant students of different genders, from Buenos Aires from public and private universities were sampled through an em-pirical study. The results showed higher levels of identification compared to those originating from to host societies with greater migrating group contact, with a more defined social support, and satisfactory level of adaptation. Differences are registered talking about internal and external imigrant origin.

Key words: Adaptation, Students, Migrants, Contact, Support.


INTRODUCIÓN

Aunque ha sido constante durante toda la historia humana, la migración ha adquirido especial interés desde finales del siglo XX. La migración es el proceso a través del cual una persona o grupo de sujetos interrumpe sus actividades cotidianas y se desplaza de un territorio a otro, con el objeto de establecer una nueva residencia de manera temporal o definitiva. En los últimos años, más de 120 millones de personas han abandonado sus lugares de origen, y, en total, alrededor de 2-3 % de la humanidad habita en sitios diferentes del lugar en que nació (Páez, González & Aguilera, 2000).

Arango (2004) plantea que en la actualidad las migraciones presentan características diferentes a las observadas en periodos anteriores, a tal punto que han propiciado una nueva conceptualización por parte de los estudiosos, enmarcada en la denominada nueva era de las migraciones. Así, existe un consenso en cuanto a los profundos y acelerados cambios económicos, sociales y políticos, que se produjeron en las últimas tres décadas a nivel mundial, los cuales se han sintetizado bajo el nombre de globalización. Estos cambios afectaron los patrones de movilidad y migración, interna e internacional (Organización de las Naciones Unidas, 2001, 2005), de manera que hoy día todos los países están involucrados en los desplazamientos de personas, ya sea como países de origen o como países de tránsito o de destino.

El ámbito educativo, específicamente el universitario, cuya población responde al tipo de migrante calificado, registró un constante y vertiginoso incremento en las últimas décadas en el orden mundial, representando un componente muy importante de los desplazamientos internacionales. Este flujo migratorio se manifiesta en una mayor presencia de estudiantes extranjeros en las universidades. A los clásicos programas de intercambio estudiantil con fines más bien culturales, se suman políticas explícitas de promoción de titulaciones de grado y postgrado en el exterior, así como de alianzas estratégicas para la investigación y el desarrollo tecnológico. Dos rasgos son característicos de este tipo de migración: una incidencia y dinamismo mucho mayor que la llamada migración de media y baja calificación, y un importante aumento en las últimas décadas (Mármora, 2000).

En el proceso de migración entran en contacto personas de culturas diferentes, y en este intercambio no resulta fácil interpretar correctamente las acciones y los significados que los individuos intentan transmitir con ellas. Algunos autores sugieren que, para actuar de forma efectiva en otro contexto, las personas deben interesarse en contactar sujetos de grupos culturales diversos y ser sensibles a las diferencias entre la propia cultura y la ajena (Fowers & Davidov, 2006; Hammer, Bennett & Winsemann, 2003, en Castro Solano, 2011). De este modo, la migración implica una serie de problemas, que son producto del diálogo cultural entre países con tradiciones y valores diferentes, pero también constituye una fuente de posibilidades, tanto para las personas como para las sociedades (Baubock, Heller & Zolberg, 1996).

Desde una mirada psicosocial, es relevante propiciar un entorno multicultural en los estudiantes que permita integrar la dimensión intercultural en la enseñanza y la investigación, fomentando el intercambio y la integración social y cultural de la comunidad universitaria. Para este fin, es pertinente abordar la adaptación sociocultural.

La adaptación sociocultural y conductual refiere al aprendizaje de habilidades y conocimientos culturalmente apropiados, tales como: el mantenimiento de cierto contacto de apertura, el intercambio, la retroa-limentación y el afrontamiento de los problemas de la vida cotidiana provenientes del contexto del sujeto. Por otro lado, el logro de la adaptación psicológica depende de factores como: la personalidad del individuo, el manejo y ajuste de los cambios por los que atravesó en su historia, y el apoyo o redes sociales de los que disponga, por lo que un mayor nivel de estrés y menor de apoyo social conllevará a un peor ajuste psicológico (Ataca & Berry, 2002).

La adaptación sociocultural también depende del conocimiento que el migrante tenga acerca de la nueva cultura, del distanciamiento y de las identidades culturales, de la habilidad en el manejo del lenguaje de la sociedad receptora, del tiempo de residencia en esta y del número de contacto con sus miembros. Torres y Rollock (2004) denominan a esta adaptación aprendizaje cultural.

El estudio de la adaptación cultural puede ser dividido en dos grandes dominios: por un lado, el psicológico, con sus componentes afectivos y emocionales (referidos al bienestar psicológico); y por otro, el socio-cultural (conductual), relacionado con la habilidad de estar en un lugar y desempeñarse eficazmente (Ward, 1996). Existe una relación de interdependencia entre la adaptación psicológica y la sociocultural, debido a que la conjugación de las dos permite al migrante manejar de forma satisfactoria las situaciones inesperadas y el estrés producido por el constante cambio. Ambas, en combinación, promueven interacciones positivas y la percepción de vulnerabilidad necesaria que favorece el aprendizaje cultural. Son consideradas, por tanto, dos herramientas indispensables para fomentar un adecuado manejo de los conflictos provocados por el choque cultural y repercuten en el bienestar psicológico de los individuos, en la planificación de un proyecto de vida, en el establecimiento de metas a corto, mediano y largo plazo, y en el fortalecimiento o incremento de sus redes de apoyo.

La adaptación transcultural remite entonces a la transformación interna que experimenta un individuo cuando se encuentra en un nuevo entorno cultural, a las aptitudes que adquiere y le permiten sentirse bien en él. Esta transformación comprende aspectos afectivos, emocionales y conductuales. Como señala Ward (1996), alude a la capacidad de la persona para relacionarse y hacer frente a los retos y oportunidades que surgen en el seno de la organización intercultural de manera positiva.

Según Zlobina (2004), el individuo que abandona su cultura de origen y tiene que adaptarse a un nuevo contexto cultural, debe afrontar dificultades socioculturales en tres dimensiones:

  • Dificultades culturales para adaptar costumbres: comprende aspectos relacionados con el conocimiento de las normas, tabúes y costumbres de la cultura de la sociedad receptora y con el conocimiento del idioma. Los roces y malentendidos se producen cuando la persona que migra se encuentra en otra cultura cuyas reglas de funcionamiento desconoce.
  • Dificultades prácticas/básicas: describe los principales problemas, como la obtención de permisos de residencia, acceso al mercado laboral, cobertura de las necesidades de salud física y vivienda, y conocimiento del funcionamiento administrativo de varios organismos oficiales y asistenciales.
  • Dificultades para preservar las costumbres: se refiere a los obstáculos relacionados con el mantenimiento de las tradiciones y costumbres de la cultura de origen, lo que se puede reflejar en una comida específica, un estilo de vida particular, actividades de recreación y el lugar de las prácticas religiosas.

Los estudios de Piontkowsky, Florack, Hoelker y Obdrzalek (2000) muestran que la integración intercultural es posible cuando los miembros de la cultura dominante aceptan que los grupos de la cultura no dominante mantengan su propia herencia cultural, y cuando les estimulan y permiten tomar parte activa de la sociedad, estableciendo relaciones con ellos. Desde la perspectiva del grupo no dominante, la integración es más factible cuando sus miembros están interesados en mantener sus propias raíces e identidad cultural, al mismo tiempo que apoyan y refuerzan el establecimiento de relaciones con el grupo receptor.

Por su parte, Vázquez, Panadero y Rincón (2006) en su investigación sobre estudiantes latinoamericanos y españoles, con el fin de evaluar diferencias transculturales y vivencias de sucesos estresantes entre estudiantes nicaragüenses, chilenos, salvadoreños y españoles de la carrera de Psicología, muestran grandes similitudes en las características sociodemográficas fundamentales: en su mayoría mujeres solteras con una edad aproximada de 22 años. Si bien los estudiantes latinoamericanos señalaron en menor medida la posibilidad de ejercer su profesión en el futuro, percibieron mayor valoración de la oportunidad de emigrar en comparación con los estudiantes españoles, pues, consideraban que esta posibilidad se incrementaría fuera de su país.

Heinzová (2003), en su investigación llevada a cabo en la Universidad de Silesia sobre experiencias de enseñanza en un grupo multicultural, observó que esta dinámica contribuye a la posibilidad de comparar culturas, al desarrollo de la empatía y la tolerancia, que los beneficios alcanzados se extienden a los profesores. En la misma línea, el trabajo de Gonzáles (2006) acerca de la experiencia de estudiantes extranjeros de postgrado en Estados Unidos, reporta que estos desarrollan sofisticados comportamientos y relaciones para afrontar los obstáculos de su nuevo entorno cultural. Este trabajo puso de relieve la importancia de seguir investigando la aculturación en el proceso de la investigación básica y aplicada, dada la pertinencia de una mejor comprensión por parte de consejeros, educadores y administradores con relación a los retos y estrategias para superar la disonancia cognitiva. De esta manera, se promueve un conocimiento capaz de apoyar el crecimiento y el desarrollo de los estudiantes ante el estrés de aculturación.

Es importante destacar en forma especial otros aspectos que la revisión de la literatura sobre la experiencia migratoria evidencia: la identificación a nivel endogrupal como exogrupal, el nivel de contacto con miembros del exogrupo y el grado de apoyo percibido (Piontkowski et al., 2000).

Identificación

El estudio de la identidad étnico-cultural fue introducido en la psicología transcultural y en el ámbito de la aculturación por su esencial relevancia para el contacto intercultural (Zlobina, 2004). La nacionalidad es una de las categorías más importantes para la persona, incluso el grado en que tanto migrantes como autóctonos se identifican con su grupo nacional influye en la opción de aculturación preferida. En general, una alta identificación con el endogrupo nacional será la respuesta de los migrantes partidarios de separación o integración (Piontkowski et al., 2000). La identidad étnica es una actitud personal positiva y de apego a un grupo con el que el sujeto cree compartir características sociocultu-rales y lingüísticas (Bourhis, 1994). Y esta se basa no solo en rasgos físicos, sino también en un sentido subjetivo de compromiso, así como en los valores culturales, roles y herencia manifiesta de los miembros de un grupo étnico. Según Basabe (2004), la identidad étnico-cultural es el aspecto de la aculturación que trata sobre la experiencia subjetiva de sentirse miembro de un grupo, incluyendo aspectos cognitivos, emocionales y evaluativos.

Refiere, más en concreto, a la percepción de sí mismo como componente de uno o varios grupos étnicos que proclaman su origen y ancestros comunes y comparten uno o más de los siguientes elementos: cultura, fenotipo, religión, idioma, ancestros o lugar de origen (Phin-ney, Horenczyk, Liebkind & Vedder, 2001).

Uno de los fenómenos más importantes asociados a la migración es el cambio que se produce en la identidad étnico-cultural. La lealtad al país/ciudad de origen y los nuevos vínculos que se establecen en la sociedad receptora, a menudo entran en contradicción y deben ser negociados. De este modo, los migrantes tienen que reorganizar la estructura de sus diferentes subidentidades: las relacionadas con su permanencia en la sociedad receptora y las que tienen que ver con su pertenencia a la cultura de origen (Horenczyk, 1996).

La identidad étnica o cultural se vivencia como algo muy significativo cuando una persona cambia de contexto cultural, por lo que la pertenencia a un grupo cultural determinado se vuelve una de las características más importantes en la definición del sujeto. Así, uno de los cambios asociados a la migración es el de la identidad cultural, que entra en conflicto con la cultura de origen ante los nuevos vínculos que se establecen en la sociedad receptora (Basabe, Zlobina & Páez, 2004). Vale decir que la identidad étnica es un fenómeno multidimensional y como tal integra cuatro aspectos:

  • La autocategorización subjetiva o identidad simbólica.
  • Actitudes y sentimientos hacia el grupo étnico, el significado evaluativo que se le da a la pertenencia al grupo étnico.
  • Conocimiento de los valores y tradiciones del grupo, así como su vertiente práctica, referida a las prácticas culturales del sujeto y el grado de implicación en la comunidad étnica.
  • Actitud y utilización del idioma.

Las actitudes de la mayoría dominante en el país receptor crean un contexto en el que los migrantes empiezan a tratar de entender el significado de su etnicidad en la sociedad que los rodea. Ser una minoría en un contexto determinado se asocia en Psicología Social a una percepción de mayor saliencia para los otros y de mayor autoconciencia de su pertenencia grupal para el grupo minoritario (Worchel, Morales, Páez & Deschamps, 1998). También es frecuente que la minoría sea etiquetada más explícitamente en las interacciones intergrupa-les, es decir, que se enfatice la pertenencia a un colectivo distinto de la mayoría (por ejemplo, un músico gitano, un futbolista brasilero, o un delincuente paraguayo), de modo que los conflictos y la discriminación refuerzan la relevancia de la identidad minoritaria. En esta situación, la presión para el cambio cultural se percibe en forma especialmente intensa y dura, pues los migrantes deben desarrollar sus estrategias de afrontamiento en contextos donde su identidad es minoritaria o está bajo amenaza (Chryssochoou, 2003; Ward, Bochner & Furnham, 2001).

Debe advertirse, no obstante, que la identificación con una cultura es independiente de la identificación con cualquier otra, es decir, que la identificación con una cultura no disminuye la capacidad de la persona para identificarse con otra. Una persona puede adquirir así patrones, conductas o normas de otra cultura y, a la vez, mantener la propia, es decir, la persona puede adquirir competencias culturales en diferentes culturas (Espín, Marín, Rodríguez & Cabrera, 1998). En este sentido, según Navas et al. (2004), Páez et al. (2000) y Piontkowski et al. (2000), una alta identificación con el endogrupo, a través de la intensidad, como el orgullo y pertenencia, es la probable respuesta de los migrantes ante la separación o integración.

Basabe et al. (2004) observaron un alto sentimiento de pertenencia respecto al país de origen junto a una baja identificación con la sociedad receptora. Sin embargo, predominaban las prácticas culturales de la sociedad receptora, en coherencia con el esfuerzo de adaptación que conlleva el traslado a una nueva sociedad. Asimismo, evidenciaron mayores contactos con la sociedad de origen y una relación intermedia con los autóctonos.

Contacto y apoyo social percibido

Según Martínez y García (1995), el apoyo social tiene múltiples definiciones, pero en general comprende tres dimensiones: (a) apoyo emocional (afecto, confianza), que es el sentimiento de ser amado, de pertenencia, de intimidad, de confiar en alguien, de contar con alguien con quien hablar. Este apoyo es muy importante para la salud y el bienestar, ya que aumenta la autoestima y mejora el autoconcepto de las personas; (b) apoyo instrumental (ayuda material). Implica brindar ayuda directa o servicios como ayuda doméstica, prestar dinero u objetos, cuidar a los niños, entre otros. Es muy efectivo cuando el individuo percibe la ayuda como adecuada, aunque puede tener efectos negativos cuando se lo percibe como amenaza de la libertad, o si fomenta sentimientos de deuda con los otros; y (c) apoyo informativo (consejo, sugerencias). Es el proceso a través del cual los individuos buscan información, consejo o guía que les ayude a resolver sus problemas. Es fácil confundirlo con el apoyo emocional, ya que el recibir consejo puede ser percibido por el receptor como una expresión de cariño o interés.

Cobb (1976) diferencia tres componentes en el apoyo social: sentirse amado, sentirse valorado y pertenecer a una red o entramado social. El apoyo social percibido puede definirse, entonces, a partir de la creencia en que el mismo está potencialmente disponible desde las propias redes sociales del sujeto, mientras que el apoyo social recibido se refiere a los intercambios entre los miembros de la misma red (Lakey & Heller, 1988).

El apoyo social implica la existencia o disponibilidad de personas en quienes las personas pueden confiar, pues, les hacen saber que les importa, las valoran y quieren. Cuando el apoyo social está disponible tempranamente en la vida, la persona aprende a funcionar gracias a este y tiene mucha menos probabilidad de presentar psicopatologías. El apoyo social promueve la capacidad de sobreponerse a frustraciones y duros desafíos, ya que una red social provee a la persona de elementos socio-psicológicos que mantienen su salud mental y emocional (Páez, Fernández, Ubillos & Zubieta, 2003).

Sarason, Pierce, Shearin, Sarason, Waltz y Poppe (1991) distinguen dos tipos de apoyo social: objetivo y subjetivo. El apoyo social objetivo es la estructura y la frecuencia de contactos del conjunto de relaciones del sujeto, concibiéndose como la integración del sujeto en la red social. Existe una relación entre la integración social o la frecuencia de contacto con redes sociales y su rol directo en la salud, en particular, en situaciones de vida estresantes, negativas o traumáticas. La dimensión subjetiva del apoyo social refiere a la cantidad de relaciones sociales y al apoyo percibido y funcional. Esta dimensión implica la percepción subjetiva y la satisfacción que siente el sujeto a partir de la ayuda social que recibe de los demás.

Se ha establecido una relación positiva entre el apoyo social y el estado de salud física, emocional y mental, así como entre la falta de apoyo social y el aumento del estrés y la aparición de enfermedades. Moos (1988) verificó la existencia de una relación entre el afron-tamiento y el apoyo social, al concluir que los sujetos que disponen de un mayor apoyo social, especialmente de amigos, realizan más redefiniciones cognitivas, buscan información y emplean más tácticas activas de resolución de problemas. Por su parte, Sarason, Shearin, Pierce y Sarason (1987) hallaron que un alto nivel de apoyo social se asocia a una mayor capacidad social para enfrentar y controlar el medio. Asimismo, observaron correlaciones significativas entre el número de contactos sociales, la satisfacción con estos, la depresión y la ansiedad.

El mayor nivel de apoyo social en el país o ciudad receptora, esto es, la relación con las personas de allí, disminuye, entonces, el estrés de aculturación y posibilita una mejor adaptación transcultural, aun cuando se ha comprobado que para los migrantes es difícil establecer relaciones de amistad con los autóctonos (Moghaddam, Taylor & Wright, 1993).

Las investigaciones previas mencionan también que un alto contacto con autóctonos se asocia a mayores problemas psicológicos, probablemente por la fatiga provocada por la interacción continua con personas de otra cultura, pero en general va más bien ligada a un buen estado psicológico de los migrantes (Ward, 1996). A su vez, la existencia de una comunidad de la misma cultura en la sociedad receptora también mejora la adaptación cultural, ya que permite a los migrantes mantener lazos étnicos y su propia cultura, además de entrar en contacto con la cultura receptora. En estos casos, los migrantes suelen presentar un mejor estado de salud física y mental que los migrantes asimilacionistas, lo cual muestra que el apoyo social es una de las variables más importantes en la adaptación social y psicológica (Ward, 1996).

En el marco de todo lo expuesto, el objetivo general del presente trabajo consistió en explorar cuatro aspectos fundamentales de la experiencia de migración en los estudiantes migrantes: identificación con el en-dogrupo y exogrupo, nivel de contacto y apoyo social percibido, y el grado de adaptación sociocultural.

Como objetivos específicos se propuso indagar si existen diferencias según los estudiantes sean migrantes externos o internos.

MÉTODO

Tipo de estudio: Descriptivo, de diferencias entre grupos.

Diseño: No experimental. Transversal.

Unidad de análisis: Individuos.

Población: Estudiantes universitarios migrantes de ambos sexos con edades entre 18 y 35 años.

Muestra: No probabilística. Intencional. Compuesta por 214 estudiantes-migrantes (61 % migrantes externos -estudiantes nacidos en el extranjero- y 39 % migrantes internos -estudiantes que habían nacido en el interior de la Provincia de Buenos Aires o en el interior del país-) que cursan sus estudios universitarios en universidades públicas y privadas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El 30 % (n=25) de los migrantes internos son hombres y el 70 % (n=57) mujeres. El 37,1 % (n=49) de los migrantes externos son hombres y el 62,9 % (n=83) mujeres. La media de edad de migrantes internos es de 24,46 (DE =6,05 Mínimo = 18 Máximo = 38). La media de edad de migrantes externos es de 23,73 (DE =3,92 Mínimo = 19 Máximo = 38). Con respecto a la carrera de estudio, el 93,9 % (n=77) de los estudiantes migrantes internos cursa carreras humanísticas o de Ciencias Sociales y el 6,1 % (n=5) cursa carreras tradicionales. El 76,9 % (n=101) de los estudiantes migrantes externos estudia carreras humanística o de Ciencias Sociales y el 23,1 % (n=31) carreras tradicionales. El 57,5 % (n=47) de los alumnos migrantes internos cursa sus estudios en universidades públicas y el 42,5 % (n=35), en universidades privadas. El 56 % (n=74) de los alumnos migrantes externos cursa sus estudios en universidades públicas y el 44 % (n=58) lo hace en universidades privadas.

Instrumentos

Encuesta sociodemográfica, información académica y experiencia migratoria

En esta se indagaron aspectos sociodemográficos como edad, género, lugar de nacimiento y lugar de residencia; así como información académica concreta: carrera elegida, facultad, universidad, ámbito de universidad (pública o privada); y por último, variables relacionadas con la experiencia migratoria:

  • Identificación con el endogrupo:
    1. Sentido de pertenencia y sentimiento de orgullo hacia el país/ciudad de origen: con dos preguntas que miden: Pertenencia de Origen: ¿en qué grado o medida se siente Ud perteneciente a su ciudad/país de origen?, Orgullo: ¿cuán orgulloso se siente Ud. de ser de su ciudad o país de origen? El rango de respuesta oscila entre 1 (nada) a 4 (mucho).
      Nivel de identificación con la ciudad (migrantes internos) o país de origen (migrantes externos). El rango de respuesta oscila entre 1 (nada) a 7 (mucho).
  • Identificación con el exogrupo:
    1. Sentido de pertenencia a la sociedad receptora: ¿en qué grado se siente Ud. porteño (gentilicio de los oriundos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires)? El rango de respuesta oscila entre 1 (nada) a 4 (mucho).
      Nivel de identificación con la ciudad de Buenos Aires. El rango de respuesta oscila entre 1 (nada) a 7 (mucho).

Apoyo social percibido

Se incluyeron tres ítems que miden el apoyo social (Basabe et al., 2004), que diferencian el origen del mismo: ¿Se ha sentido apoyado en sus problemas por la gente de su país/ciudad que vive en Buenos Aires/de otros países/ ciudades que vive en Buenos Aires/por los ciudadanos de Buenos Aires? El rango de respuesta oscila entre 1 (nada) y 5 (mucho).

Grado de contacto con la sociedad de origen y receptora (Basabe et al., 2004); se preguntó sobre el grado de relación con la gente de su país/ciudad que vive en Buenos Aires/, con la gente de su país/ciudad y el grado de contacto con los porteños. El formato de respuesta oscila entre 1 (nada) a 5 (mucho).

Adaptación sociocultural (Zlobina, 2004)

Escala compuesta por 18 ítems que miden las dificultades socioculturales experimentadas durante el último año, en una escala que va de 1 (no me ha pasado) a 6 (muchas veces). A mayor puntuación, mayores niveles de dificultades en la adaptación cultural del migrante. Ejemplo de ítems: ¿Ha tenido problemas, dificultades de obtener información o asistencia en los organismos oficiales/ comer lo que le gusta o a lo que está acostumbrado/saber cómo comportarse correctamente con la gente de acá? Esta escala se halla compuesta por tres dimensiones: dificultades para adaptarse a las costumbres de la sociedad receptora, dificultades básicas y dificultades para preservar las costumbres. Mediante ella, se obtiene una puntuación de la adaptación sociocultural total. El coeficiente de consistencia interna de la escala fue: dificultades para adaptarse a las costumbres de la sociedad receptora a de Cronbach =.69, dificultades básicas a de Cronbach =.80, dificultades para preservar las costumbres a de Cronbach =.79

Procedimiento y análisis de datos

En una primera etapa, se aplicó el instrumento a una muestra piloto de 30 estudiantes con el fin de evaluar la equivalencia lingüística, el nivel de complejidad y comprensión. Luego se realizaron los cambios pertinentes para realizar la toma definitiva con estudiantes de diferentes universidades públicas y privadas y de diversas carreras de la capital federal y el conurbano bonaerense. Para tal fin, se contactó a profesores que cedieron el tiempo de sus clases. Los estudiantes fueron invitados a participar de forma voluntaria y anónima, y se les hizo firmar un consentimiento informado. La aplicación duró entre 30 a 45 minutos. Una vez finalizada la tarea de campo, se ingresaron los datos en la matriz para su depuración y preparación para los análisis. Los análisis de datos se realizaron con el paquete estadístico Statistical Package for the Social Sciences, versión 17 (SPSS-17). Para esto último, en primer lugar, se obtuvieron las frecuencias en las variables sociodemográficas y académicas y ya en el análisis de datos propiamente dicho, se realizaron en un primer momento, aplicaciones de estadística descriptiva para los objetivos de descripción, en los que se calcularon análisis de medias y desvío estándar. En un segundo momento, se aplicaron cálculos estadísticos inferenciales para los objetivos de deferencias de grupos. Estos se calcularon en función de los objetivos y las características de las variables aludidas, mediante el estadístico t de Student. Para valorar las comparaciones múltiples entre los grupos que conforman cada variable de agrupación y saber qué media difiere de otra, se aplicaron los test post hoc de Tukey-b.

RESULTADOS

Identificación

Como se muestra en la Tabla 1, en relación a los niveles de identificación con la sociedad receptora y de origen, los estudiantes migrantes exhiben niveles medios de identificación con la sociedad receptora y altos en la identificación con la sociedad de origen. Se observa en este grupo un nivel considerado de identificación con la ciudad de Buenos Aires, pero, al momento de indicar su grado de identificación con la ciudad o país de origen, las puntuaciones aumentan de manera notable. A su vez, el nivel de pertenencia y orgullo respecto de la ciudad o país de origen resulta alto, y bajo con los porteños en relación a la media teórica (1=nada a 4=mucho).

Contacto y apoyo percibido

En lo que concierne al contacto, como puede observarse en la Tabla 2, los estudiantes migrantes mantienen niveles más elevados de contacto con las personas que viven en su ciudad o país de origen. En segundo lugar, con las personas de su ciudad o país de origen que viven en Buenos Aires; y en última instancia, con la gente de Buenos Aires. Respecto al apoyo percibido, las puntuaciones son elevadas. Y, en específico, los migrantes manifiestan un mayor nivel de apoyo por parte de las personas de su ciudad o país que viven en Buenos Aires; en segundo lugar, por parte de las personas de otras ciudades o países que viven en Buenos Aires; y en el último lugar, aparece el apoyo brindado por la gente de Buenos Aires.

Los datos reportados son semejantes a los del estudio realizado por Basabe et al. (2004), en el que, si bien los migrantes se relacionaban algo más con las personas del país de origen que con los autóctonos, mostraban también un alto grado de contacto con la gente del país receptor.

Adaptación sociocultural

Como se observa en la Tabla 3, los estudiantes migrantes presentan niveles medios de adaptación socio-cultural.

En relación con los problemas que manifestaron haber tenido en el último año, las mayores dificultades fueron de índole práctica. Se refieren a problemas básicos, como conseguir permisos de residencia, posibilidades de trabajo, cobertura para las necesidades de salud física y vivienda, y manejo del funcionamiento de organismos oficiales y asistenciales, en relación con un déficit de confianza en bienestar social. En segundo lugar, se observan problemas relacionados con la preservación de costumbres. Se incluyen aquí dificultades relacionadas con el mantenimiento en general de hábitos y tradiciones de la cultura de origen, como comidas típicas, estilo de vida, uso del tiempo o prácticas religiosas. Finalmente, se detectan dificultades en torno a la posibilidad de adaptar hábitos y costumbres de la sociedad receptora; concretamente, en aspectos relacionados con el conocimiento de las normas y tabúes, así como con el conocimiento del idioma o argot.

Resultados similares se encontraron en el estudio de Zlobina (2004) con migrantes externos residentes en España, en el que se observó un grado medio de dificultades socioculturales, y en el que los problemas prácticos o básicos reportaban mayor frecuencia que los referidos al mantenimiento o adaptación de costumbres.

Migrantes externos e internos

Al indagar en los niveles de identificación con el exogrupo y endogrupo, se observan diferencias en relación al grado de pertenencia a la ciudad o país de origen del migrante, así como en la identificación con los porteños y con Buenos Aires. Como se observa en la Tabla 4, los migrantes externos muestran un mayor grado de pertenencia a su país, pero a la vez exhiben una mayor identificación con la ciudad de Buenos Aires. Por su parte, los migrantes internos registran una mayor identificación con los porteños.

Contacto y apoyo percibido

Respecto a los niveles de contacto y apoyo percibido, como se muestra en la Tabla 5, en comparación con los migrantes externos, los internos exhiben un mayor nivel de contacto con las personas de Buenos Aires, con las de su ciudad y con las personas de su ciudad que viven en Buenos Aires.

En cuanto al apoyo percibido por las personas de la misma ciudad/país del migrante, este es más saliente en los migrantes internos que en los externos. De manera tendencial, los migrantes internos también perciben mayor apoyo por parte de los porteños en comparación con los externos.

Adaptación sociocultural

Como se muestra en la Tabla 6, se observan diferencias en todas las dimensiones que evalúan la adaptación cultural y la adaptación sociocultural total. Los estudiantes migrantes externos perciben mayor grado de dificultades en su adaptación a Buenos Aires que los estudiantes migrantes internos. En este sentido, los participantes que provienen del exterior del país, exhiben mayores dificultades básicas, relacionadas por ejemplo con conseguir vivienda o un trabajo, o con el cubrimiento de las necesidades de salud. De la misma manera, enfatizan mayores problemas al momento de seguir ciertas tradiciones, por ejemplo, conseguir alguna comida típica de su cultura de origen. Finalmente, evidencian mayores dificultades para adaptarse a las normas y costumbres de Buenos Aires.

DISCUSIÓN

Los estudiantes migrantes analizados en el presente estudio mostraron buenos niveles de adaptación socio-cultural, ya que las dificultades socioculturales exploradas mostraron niveles bajos. Entre estas, las relacionadas con problemáticas básicas, como dificultades para acceder al mercado laboral y asistencia médica o de vivienda evidenciaron mayor presencia.

Por otro lado, el análisis de la dimensión identitaria muestra que la identificación con la ciudad de Buenos Aires y con los porteños (exogrupo) registra niveles medios y bajos, respectivamente, y, en cambio, son altos los niveles de identificación, grado de pertenencia y de orgullo con la ciudad o país de origen (endogrupo), aportando a la evidencia empírica previa que respalda el hecho de que una alta identidad de origen es esperable en la primera generación de migrantes, sobre todo, en aquellos que llegan ya adultos, como es el caso de los participantes en este estudio (Liebkind, 1996; Phinney, 1989, 2003; Tsai, Ying & Lee, 2000).

En relación al contacto, Liebkind (2001) plantea la importancia de considerar el nivel de contacto, y de los vínculos sociales que los migrantes establecen con la comunidad receptora. Los participantes de este estudio mantienen niveles medio-altos de contacto, tanto con los miembros del endogrupo como con los del exogru-po, aunque es mayor la relación con las personas de la cultura de origen. En lo que hace al apoyo, si bien los estudiantes migrantes manifiestan niveles altos al respecto frente a la resolución de problemas, tanto del endo-grupo como del exogrupo, perciben que la provisión es mayor por parte de coterráneos, y de quienes proceden de otras ciudades o países, quedando en último lugar el apoyo brindado por la gente de Buenos Aires.

Al comparar a los estudiantes migrantes internos con los externos, también se observa que los primeros exhiben una mayor identificación con los porteños y manifiestan un mayor nivel de contacto con las personas de su ciudad que viven en Buenos Aires, así como con los porteños. En el segundo caso, esto se debe al hecho de tener la misma nacionalidad, y a la posesión de una mayor cuantía de valores culturales compartidos. Por su parte, los migrantes externos perciben mayores dificultades en el proceso de adaptación sociocultural, tanto en lo que se refiere a problemáticas básicas, como a dificultades para mantener y adaptar sus costumbres. Ello es de esperar, ya que el migrante externo experimenta un cambio de país que lo lleva a sortear mayores dificultades en el proceso de adaptación. A su vez, quienes provienen del exterior exhiben una mayor identificación con la ciudad de Buenos Aires, al mismo tiempo que manifiestan un mayor sentido de pertenencia con el país de origen. Esta doble identificación, alude probablemente a un sentimiento de identidad incipiente respecto a la ciudad receptora, Buenos Aires, que convive con un fuerte sentimiento de pertenencia a la ciudad de origen.

Un aporte principal de nuestro estudio es la contribución a la investigación de la temática, pues son escasos los estudios en los que se analizan a los migrantes internos, sobre todo en el área de educación. La mayoría de las investigaciones indagan en los migrantes externos e ignoran la movilidad intra-país. En consideración a las migraciones externas, los datos de este estudio modifican la baja cantidad de investigaciones sobre las migraciones latinas en proceso de aculturación en países latinoamericanos. A nivel general, la migración académica presenta una incidencia y dinamismo mucho mayor que la migración de media y baja calificación, a la vez que registra un importante aumento en las últimas décadas, por lo que es sustancial dar cuenta de este tipo de diferencias.

En lo que refiere a las limitaciones del presente trabajo, reconocemos una en el hecho de haber analizado un tipo de migración específica -migraciones académicas voluntarias- en condiciones favorables del país receptor. En futuras investigaciones, es pertinente ampliar, por tanto, la muestra en distintos contextos y a diferentes tipos de migraciones: laborales, económicas, permanentes, entre otras, e investigar sus diferencias y similitudes en el proceso de adaptación cultural. Otra limitación concierne al orden metodológico, puesto que la escala de Adaptación sociocultural (Zlobina, 2004) no cuenta con una adaptación y validación en el contexto argentino.

En términos de aplicación de la información obtenida en el proceso de enseñanza-aprendizaje, contar con esta contribuye a la eficacia en el diseño e implementación de estrategias de intervención institucional. Quienes se desempeñan en la gestión educativa, así como quienes deben desempeñarse en procesos de enseñanza cada vez más diversos culturalmente, deben conocer los factores para prevenir potenciales conflictos. Contar con el tipo de información requerida siempre contribuye a aumentar la eficacia de las intervenciones.


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