SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.18 issue33PROTECTION AND RISK FACTORS RELATED TO BULLYING IN STUDENTS WITH LOW PERFORMANCE, IN FIVE SCHOOLS FROM SANTA MARTA, COLOMBIA author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Psicogente

Print version ISSN 0124-0137

Psicogente vol.18 no.33 Barranquilla June 2015

https://doi.org/10.17081/psico.18.33.66 

http://doi.org/10.17081/psico.18.33.66

SUBJETIVIDADES Y TERRITORIALIDADES: UNA APROXIMACIÓN DESDE LA CARTOGRAFÍA SOCIAL EN EL CONTEXTO COLOMBIANO*

TERRITORIALITY AND SUBJECTIVITY: AN APPROACH BASED ON COLOMBIAN SOCIAL MAPPING

GABRIEL EDUARDO MORENO SOLER**, LADY PAOLA ROJAS PERALTA***, AURA PILAR FAGUA FAGUA****, HUGO SANABRIA TOVAR*****, MANUEL SANABRIA TOVAR******, NARDA REY AMAYA*******
Fundación Universitaria Los Libertadores - Colombia

* Artículo derivado del proyecto "Cartografía social en torno a la Fundación Universitaria Los Libertadores".
** Magíster en Desarrollo Educativo y Social. Docente tiempo completo Fundación Universitaria Los Libertadores. Email: gemorenos@libertadores.edu.co
*** Psicóloga. Joven Investigadora Fundación Universitaria Los Libertadores. Email: lprojasp@libertadores.edu.co
**** Psicóloga. Docente y Co-investigadora Fundación Universitaria Los Libertadores. Email: apfaguaf@libertadores.edu.co
***** Magíster en Desarrollo Educativo y Social. Docente Catedrático Fundación Universitaria Los Libertadores. Email: hsanabriat@libertadores.edu.co
****** Magíster en Desarrollo Educativo y Social. Docente tiempo completo Fundación Universitaria Los Libertadores. Email: msanabriat@libertadores.edu.co
******* Magíster en Arte, Arquitectura y Espacio Efímero. Diseñadora y Docente Catedrática de la Fundación Universitaria Los Libertadores, Docente Tiempo completo Universidad Piloto de Colombia. Email: nyreya@libertadores.edu.co, narda-rey@upc.edu.co.

Referencia de este artículo (APA): Moreno, G., Rojas, L., Fagua, A., Sanabria, H., Sanabria, M. & Rey, N. (2015). Subjetividades y territorialidades: una aproximación desde la cartografía social en el contexto colombiano. Psicogente, 18(33), 206-225. http://doi.org/10.17081/psico.18.33.66

Recibido: 27 de enero de 2014/Aceptado: 7 de julio de 2014


Resumen

El propósito de este artículo de revisión es identificar las relaciones conceptuales existentes entre la territorialidad y la subjetividad, y proponer la cartografía social como una herramienta metodológica que permite la comprensión de dichas relaciones. Este objetivo se lleva a cabo por medio de la revisión de documentos que representan resultados de investigación desarrollados en el marco de las Ciencias Sociales y Humanas en Colombia y algunos casos de América Latina. Se presenta el análisis de documentos que abordan la territorialidad, la subjetividad y la cartografía social a través de la comprensión de diversas problemáticas sociales.

Palabras clave: Territorialidades, Subjetividades, Cartografía social, Revisión bibliográfica.


Abstract

The purpose of this article is to identify and provide an understanding of the relational concept between territoriality, subjectivity, and social mapping, and to propose its use as a methodological tool. Its aim, based on the revision of documents is to show the research results conducted based on Human and Social Sciences areas in Colombia and among others in Latin America. Thus an analysis of documents considering territoriality, subjectivity, and social mapping of various social problems, are addressed.

Keywords: Territorialities, Subjectivities, Social mapping, Bibliography review.


INTRODUCCIÓN

Este artículo es un punto de partida en la construcción de la fundamentación teórico-conceptual y metodológica del proyecto de investigación "Cartografía social del entorno próximo de la Fundación Universitaria Los Libertadores"1. En tal sentido, esta revisión desarrolla una serie de relaciones entre subjetividad, territorialidad y cartografía social, contextualizadas en dicho proyecto, el cual tiene como objetivo comprender las relaciones y comunicaciones que han construido los actores presentes en el territorio próximo a la Fundación Universitaria Los Libertadores.


1. Proyecto de investigación desarrollado por la Fundación Universitaria Los Libertadores, de manera interdisciplinar, en el que participan la Facultad de Psicología y el Programa de Publicidad y Mercadeo, el cual está interesado en comprender las relaciones entre subjetividad y territorialidad a través de la cartografía social.

En este orden de ideas, se exponen los diferentes puntos de vista acerca de la territorialidad, la subjetividad y la cartografía social, a través de la revisión de investigaciones desarrolladas en América Latina. En el caso de la territorialidad, los estudios la abordan desde la territorialidad urbana, la territorialidad rural y las transformaciones territoriales ocasionadas por el tránsito de poblaciones rurales a contextos urbanos. En cuanto a la subjetividad, los estudios recurren a fenómenos como la configuración de subjetividades dinamizadas por condiciones corporales, prácticas políticas y expresiones artísticas. Y finalmente, para el caso de la cartografía social, se exponen postulados que abordan esta herramienta metodológica desde el reconocimiento del territorio, la transformación del mismo, y con ello, de la dinamiza-ción de subjetividades diversas que hacen que el territorio trascienda las fronteras geo-espaciales.

En primera instancia, se presenta la metodología utilizada para la elaboración de la revisión bibliográfica.

Luego se desarrolla la discusión de los hallazgos obtenidos, que se enuncian por medio de tres aspectos: el primero corresponde a una articulación conceptual que confluye en la consideración de lo sociocultural como eje transversal en el estudio de la subjetividad y la territorialidad; el segundo aspecto desarrolla dos escenarios comprensivos que permiten entrever las relaciones entre subjetividades y territorialidades: la territorialización de la subjetividad y la subjetivación del territorio. Y el tercer aspecto aborda la cartografía social como herramienta metodológica, a través de la cual es posible comprender las relaciones entre subjetividades y territorialidades.

MÉTODO

La búsqueda y selección de los documentos se realizó a partir de tres consideraciones: en primer lugar, los documentos debían haber sido publicados en los últimos cuatro años (2008-2013); en segundo término, debían surgir de resultados de investigación; y finalmente, que debían abordar la territorialidad, la subjetividad y la cartografía social desde las Ciencias Sociales y Humanas en América Latina.

Una vez seleccionados, se realizó el análisis de la información obtenida, a través del cual se determinó y extrajo la más sobresaliente. Esto se hizo por medio de un ejercicio colaborativo, en el cual se establecieron y discutieron las categorías de análisis emergentes. A partir de estas, se llevó a cabo un análisis de contenido que permitió entrever tendencias acerca del estudio sobre la territorialidad y la subjetividad como fenómenos sociales, y de la cartografía social como herramienta metodológica.

RESULTADOS

A continuación, se presentan los resultados de acuerdo con los tres aspectos establecidos en el anterior apartado.

Lo sociocultural como eje articulador de las subjetividades y las territorialidades

La revisión realizada permite distinguir que, en los documentos analizados, lo social se enuncia como una dimensión de las relaciones humanas, que al ser dinamizadas por elementos históricos y espaciales, se expresan en culturas heterogéneas. Estas, a su vez, están constituidas por prácticas y significados que los grupos humanos en todos sus niveles -individuo relacional, familia, comunidad, sociedad y contexto global- construyen continua y dialécticamente.

En este sentido, se hace aquí un recorrido por las diversas perspectivas que evidencian la forma en que el componente sociocultural de las relaciones humanas vehiculiza la comprensión de las relaciones existentes entre subjetividades y territorialidades, en tanto categorías conceptuales abordadas por las Ciencias Humanas y Sociales, y como procesos que se expresan en la realidad social y cultural.

El cuerpo, la política, la narrativa, el arte y la tradición como manifestaciones socioculturales de la subjetividad

En los últimos años se han generado muchas pesquisas en torno a la subjetividad, que marcan el paso de un enfoque dualista (que divide lo interno y lo externo al ser humano) a otros que contemplan la dinamicidad entre lo que ocurre en la mente de los sujetos y lo que acontece en su contexto social. Sin embargo, aún prevalecen estudios que continúan escindiendo sujeto y sociedad (Cely, 2009; Hernández, 2011; Ocampo, 2012).

En el caso de la revisión efectuada, los estudios retoman la crítica al supuesto dualista, y se centran en la dialogicidad entre sujeto y cultura, asumiendo así la subjetividad como una construcción sociocultural que se transforma históricamente. En este sentido, estos estudios exponen la comprensión de aspectos como el cuerpo, la narrativa, el arte, la tradición y la política, como manifestaciones socioculturales de la subjetividad.

En este orden, condiciones corpóreas como el embarazo, las etapas del desarrollo humano y la sexualidad, se asumen como situaciones que trascienden el ámbito biológico, para configurarse como procesos sociales en los que aparecen componentes históricos y culturales. En este sentido, el sujeto es más que un compuesto de características y estructuras psico-biológicas y psico-am-bientales (Cely, 2009) y el cuerpo en vez de ser considerado como estructura orgánica, implica la existencia de todo un sistema de significados y prácticas que ponen en escena sentidos particulares sobre la humanidad (Sastre, 2011, Escobar, 2013).

Estudios como los de Oviedo y García (2011), Amador (2012) y Carrero (2011) cuestionan la circunscripción referida a la niñez y la adolescencia como productos netamente biológicos y evolutivos, y, más bien, los comprenden como construcciones simbólicas que constituyen subjetividades configuradas al interior de una sociedad particular, con expresiones culturales y transformaciones históricas singulares, cuyas manifestaciones son vehiculizadas por el cuerpo como vínculo simbólico, que tiene la potencialidad de ser significado y generar significados construidos socialmente (Carrero, 2011).

Desde esta perspectiva, la infancia y la adolescencia se conciben como procesos y conceptos sociales que se han venido transformando gracias a la consolidación de la cibercultura y de nuevos escenarios de expresión donde emergen y se transforman subjetividades. Por una parte, la subjetividad infantil ha pasado de un lugar relegado a la pasividad a uno de agenciamiento, "atendiendo a un lugar simbólico en el cual (...) niños y niñas pueden hablar, pensar y reconquistar su propia historia" a través de contextos virtuales como las redes sociales (Amador, 2012, p. 27); y, por otra parte, han emergido nuevas formas de ser adolescente, en muchos casos ligados a los supuestos comerciales contemporáneos que implantan lógicas de ser y estar en el mundo y afectan la concepción corporal, generando sentidos colectivos que se materializan, por ejemplo, en prácticas como la anorexia y la bulimia (Carrero, 2011). Además, las transformaciones culturales en torno a la concepción del rol femenino han hecho que fenómenos como el embarazo adolescente se configuren como una situación entre "las expectativas e imaginarios patriarcales de una identidad femenina centrada en las funciones naturales de la maternidad, y los modos de ser, de sentir, de estar, de hacer y de tener, propios de la globalización" (Oviedo & García, 2011, p. 234).

Respecto a la sexualidad, Gómez (2009) plantea que las expresiones en este campo dan cuenta de transformaciones subjetivas que irrumpen en "la moral sexual cultural, y como tal, dicen algo sobre la estructura simbólica de la sociedad actual y la subjetividad contemporánea" (p. 2). Así, la sexualidad permite la significación de la experiencia en el marco de ciertas construcciones culturales que establecen márgenes de normalidad y anormalidad. En esta línea, Escobar (2013) precisa que la subjetividad transexual se manifiesta desde la resistencia, dado que sus significados y prácticas en torno a una corporalidad diferente, estigmatizada y acallada desde la violencia, se han convertido en un asunto público y cotidiano.

Por otro lado, algunos estudios se centran en la narrativa como manifestación sociocultural de la subjetividad, pues es a través de esta la cultura se hace viable, comprensible y se abre a posibilidades de interpretación y negociación de significados (Gutiérrez, 2009). En este sentido, las narrativas configuran la experiencia del pasado, presente y futuro de una cultura singular, y son el puente que comunica intenciones, creencias y emociones humanas, constituyendo la expresión de los componentes históricos y culturales que integran el sujeto a una estructura sociocultural.

La narrativa permite comprender que el sujeto como agente social y cultural configura su subjetividad en el marco de "prácticas cotidianas, matrices institucionales, configuraciones nacionales, y mecanismos de singularización" (Hernández, 2011, p. 27). Sastre (2011) argumenta al respecto que las narrativas se enuncian desde la presencia corpórea del sujeto "pues es en él que la existencia humana adquiere una dimensión espacio temporal" (Sastre, 2011, p. 180). La consideración de la narrativa como manifestación de la subjetividad y como proceso que contribuye en la construcción y transformación de subjetividades implica un tránsito epistemológico: el individuo ya no está limitado por lo biológico y, en cambio, se le reconoce como un sujeto que tiene la posibilidad de significar su cuerpo, su contexto histórico-espacial y su comunidad local y global (Amador, 2012; Sastre, 2011; Ocampo, 2012, Alvarado, Patiño & Loaiza, 2012; Hernández, 2011; Lozano, 2008).

Por otra parte, la política se configura como manifestación sociocultural de la subjetividad, en tanto que toda sociedad, con sus particularidades culturales, está atravesada por relaciones de poder que marcan la existencia de subjetividades dominadas, dominantes y en resistencia o disidencia. Es decir, la subjetividad es heterogénea, y por lo tanto da lugar a tensiones simbólicas y materiales. Afirma Calderón (2011): "siempre una relación entre sujetos será una relación política -valga decir asimétrica-, donde confluyen perspectivas de mundos diferentes en un intento por hacerlas comunes" (p. 205). Esto sugiere que las producciones subjetivas están ancladas en condiciones socio históricas particulares (Bonvi-llani, 2010). De esta manera, la comprensión de la subjetividad política requiere que el sujeto y la sociedad no sean interpretados de forma aislada, sino teniendo en cuenta que "las condiciones históricas, sociales, culturales y políticas no son estáticas" (Lozano, 2008, p. 347).

Para Ocampo (2012), el Estado se configura como un espacio político que supera las barreras de lo jurídico y lo formal, y da cuenta de "luchas culturales entre configuraciones subjetivas sobre el Estado" (p. 151). En esta medida, las subjetividades políticas se construyen en el marco de dinámicas culturales que dan cuenta de las múltiples formas por medio de las cuales el sujeto se hace consciente de unas condiciones de existencia específicas y que se inscriben en relaciones de poder donde la identidad y la alteridad se dinamizan, construyéndose y confrontándose de manera paralela (Ramírez, 2012). Algunas de dichas formas son la configuración de la norma, el componente jurídico y las dinámicas gubernamentales y comunitarias, a través de las cuales se configuran los derechos humanos, como concepto y como ejercicio, que justifican la existencia de un sujeto de derechos (Concha, 2009).

En medio de esta tensión entre subjetividades heterogéneas, las expresiones artísticas y las tradiciones se reconocen como expresiones de la subjetividad. Esto, en la medida que tanto el arte como la tradición pueden poner en escena subjetividades excluidas e invisibiliza-das por mecanismos de dominación como los sistemas educativos (Solorza, 2010; Calderón, 2011; Reyes, Cornejo, Arévalo & Sánchez, 2010); el Estado y los sistemas de gobierno encapsulados en lo jurídico y lo económico (Ocampo, 2012; Alvarado, Botero & Ospina, 2010); los roles sociales hegemónicos, propios de las sociedades paternalistas (Oviedo & García, 2011); las relaciones sociales entre instituciones, comunidades y sujetos que, centradas en el capitalismo, buscan apropiarse de las formas de sentir, pensar y actuar (Amador, 2012); y el cuerpo percibido predominantemente en su dimensión orgánica (Sastre, 2011; Escobar, 2013; Oviedo & García, 2011).

Las subjetividades en resistencia o disidencia se manifiestan, entonces, en el contexto de lo público, a través de instrumentos culturales que irrumpen en el orden establecido. Así por ejemplo, la transformación del cuerpo desde lo anormal permite la emergencia de nuevas subjetividades o de subjetividades negadas, como las transexuales (Escobar, 2013) y las que emergen de la práctica del bodyart (Sastre, 2011). Asimismo, la posibilidad de ejercer prácticas ancestrales y tradicionales, pese a la emergencia de una cultura global, representa para algunos grupos, el redescubrimiento de identidades originarias (Vélez, 2009; Gigena, 2009; Ramírez, 2012). Del mismo modo, las prácticas culturales, que se expresan a través de movimientos sociales y colectivos políticos, evidencian la necesidad de algunos sujetos por expresar sus singularidades políticas, emocionales y culturales (Bonvillani, 2010). Y la educación, normalmente asimilada a un dispositivo de homogenización, se puede transformar a partir de la formación de un pensamiento crítico que parta de la reflexión sobre las condiciones de poder que constituyen cualquier sociedad (Calderón, 2011; Reyes, Cornejo, Arévalo & Sánchez, 2010).

La subjetividad es comprendida como un proceso que pasa por niveles de dominación y obliteración; y en este sentido, se dimensiona como un proceso social a través del cual los sujetos significan y re-significan sus experiencias cotidianas (Gigena, 2009; Hernández, 2011). Esto significa que las subjetividades tienen su lugar de expresión en la cotidianidad, que es un lugar de subje-tivación y sujeción, es decir, la subjetividad puede ser comprendida como un elemento de resistencia, en cuanto tiene la posibilidad de re-historizarse y re-culturizarse desde el descubrimiento de lo que se ha perdido o de lo que no ha tenido la posibilidad de expresarse y debatir en el contexto de lo público, pero también encarna procesos de opresión e invisibilización (Gigena, 2009; Escobar, 2013; Carrero, 2011).

La subjetividad tiene una dimensión singular, en tanto proceso que da cuenta de la existencia de un sujeto, el cual, pese a que no puede ser desligado de su contexto social, produce sentidos y significados particulares. En este sentido, la subjetividad también tiene una dimensión colectiva, bajo la cual se reconoce su carácter compartido, es decir, que se configura a través de relaciones y transacciones que acontecen en el mundo de lo cotidiano. Así, algunos estudios hacen énfasis en la dimensión individual o en la dimensión colectiva de la subjetividad, en tanto otros desarrollan la dinamicidad entre su dimensión social y colectiva, rescatando tanto la producción de sentidos y significados compartidos como el lugar del sujeto en la producción de los mismos. Estas tendencias investigativas coinciden en considerar que la subjetividad contiene elementos históricos, culturales y sociales, que delimitan la constitución de relaciones humanas en el margen de la dominación y la resistencia o disidencia a órdenes establecidos.

El resquebrajamiento espacial como expresión sociocultural de la territorialidad

Las investigaciones revisadas también permiten comprender que el resquebrajamiento espacial, es decir, la trascendencia de lo geoespacial a lo simbólico se configura como expresión sociocultural de la territorialidad. Por ello, aunque algunos de los estudios se centraron en la investigación de territorialidades urbanas y otros hicieron énfasis en la comprensión de las territorialidades rurales como las campesinas o las indígenas, la mayoría retomó la existencia de las transformaciones territoriales que sufren comunidades a raíz de la movilidad espacial (Enriz, 2009; Briceño, 2011); es decir, el desplazamiento del territorio rural al territorio urbano a causa de lógicas económicas, jurídicas, culturales y políticas.

La territorialidad se configura a través de procesos de apropiación, habitación y vivencia del territorio, en medio de los cuales este adquiere propiedades simbólicas y materiales que son atravesadas por aspectos políticos (Mosquera, 2011; Bernal, 2012; Bastidas, 2009; Daza, 2008; Arcos, 2011; Fuentes, 2010). Estas propiedades dan cuenta de expresiones culturales que se dina-mizan a través del lenguaje; y así, el territorio se divisa como un entramado de significados construidos a través de las relaciones sociales, culturales e históricas que en él se dinamizan. En este sentido, el carácter simbólico de territorio consiste en la posibilidad de ser significado por quienes lo habitan o transitan (Bernal, 2012; Abad, 2011). De este modo, las relaciones entre los seres humanos y el territorio pasan por la construcción de códigos y normas en los que intervienen elementos históricos y culturales que están mediados por relaciones de poder. Y esto último indica que el territorio tiene un carácter político (Victorino, 2011; Bernal, 2011).

Por otra parte, los documentos revisados establecen que la cultura es un entramado de significaciones y prácticas construidas en torno al territorio; es una dimensión del territorio que se relaciona en forma constante con aspectos políticos y geográficos; y, precisamente, a través de lo cultural las transformaciones políticas y geográficas se hacen posibles. Entonces, así como el territorio sufre transformaciones, la cultura también, y ellas se evidencian a través de la historia (Bastidas, 2009). Fals (2000, citado en Bernal 2012, p. 84) afirma así que "la cultura es el eje a través del cual se desarrollan las actividades sociales, económicas y políticas en el contexto de lo local". Y, aunque ubicadas en lo local, dichas actividades reconfiguran las dinámicas sociales en lo nacional, o incluso, en lo global. Bernal (2011), Blanco (2012), Abad (2011), Briceño (2011), Victorino (2011) y Larrahondo (2006) muestran al respecto que cuando ocurren fenómenos como la migración y el desplazamiento forzado, no solo afecta la población desplazada o el grupo que migra, también, la comunidad receptora se ve obligada a transformar su territorialidad y, con ello, sus configuraciones culturales.

La territorialidad, entonces, no es homogénea sino diversa y particular, y tiene que ver tanto con las propiedades geoespaciales, naturales y ambientales del territorio, como con los procesos de identificación, significación y culturización que en él y por él se posibilitan (Victorino, 2011; Bernal, 2011; Bernal, 2012; Bastidas, 2009; Daza, 2008; Abad, 2011). Incluso, dado el carácter político constitutivo de la territorialidad, pueden existir territorialidades hegemónicas y otras contra-hegemóni-cas. Por lo que la territorialidad resulta ser un escenario de conflictos, en el que se escenifican distintas formas de concebir el territorio y, con ello, distintas prácticas culturales, políticas y económicas que posibilitan o limitan su desarrollo (Blanco, 2012; Avalle, 2009; Duarte, 2011; Victorino, 2011; González, 2009). En este sentido, Pantoja (2007), propone que la concepción mercantil del territorio, bajo la cual solo se reconocen sus propiedades económicas y productivas, soslaya las particularidades y potencialidades culturales del mismo, las cuales posibilitan la existencia de solidaridades comunitarias.

Sin embargo, el territorio tiene la potencialidad de reivindicarse, en la medida que se actualiza e incluso es lugar de resistencias que se dinamizan a través de dispositivos culturales que representan la vigencia de las costumbres y tradiciones. Estos dispositivos pueden ser: la lengua, la educación propia, la memoria y la religión (Bernal, 2012; Larrahondo, 2006; Mosquera, 2011; Arcos, 2011; Briceño, 2011; Enriz, 2009). De ahí que, pese a las trasformaciones territoriales que puedan sufrir las personas, los significados que han construido a partir de él, se adaptan a dichas transformaciones, permitiendo así, la subsistencia cultural aun en ausencia del espacio físico (Bernal, 2011; Abad, 2011). En concreto, territorialidades ancestrales y tradicionales como las indígenas o las afrodescendientes representan, en muchos casos, territorialidades disidentes que subsisten pese a lógicas homogeneizadoras (Pantoja, 2007; Bernal, 2012). Por consiguiente, la cultura enmarca potencialidades para la configuración de resistencias, a partir de la revitalización y actualización de los aspectos simbólicos del territorio, a pesar de las transformaciones y desplazamientos que ocurran en el espacio físico (Bernal, 2012).

Como puede verse, la territorialidad trasciende la existencia del territorio como ente físico, y comprenderla implica, por lo tanto, poner en contexto todas las dimensiones del territorio: jurídicas, políticas, culturales, ambientales y geoespaciales. De este modo, es importante identificar las maneras como las personas, a nivel individual y colectivo, se apropian de los significantes de un territorio, creando así manifestaciones culturales que subsisten (aunque transformadas) a lo largo de la historia. De igual manera, se requiere visualizar los procesos de adaptación a otro entorno, cultura y costumbres, que ocurren por causa de desplazamiento, ocupación y apropiación de territorios distintos a los ancestrales y tradicionales, y que dan lugar a procesos de transformación y re-construcción territorial. En conclusión, esta variedad de formas de relacionarse con el espacio, que son formas conflictivas, simbólicas e históricas, dan cuenta de un resquebrajamiento espacial que posibilita la comprensión de la territorialidad en el marco de lo sociocultural, es decir, más allá de lo geoespacial.

Subjetividades y territorialidades: dos procesos interdependientes

Hasta el momento, se ha evidenciado que el territorio contiene tanto elementos simbólicos como físicos y geográficos, y en esta medida, constituye la expresión o manifestación histórica y espacial de las subjetividades, es decir, de los modos de ser, estar y sentir que se instituyen en medio de la relación dialéctica entre sujeto y sociedad. Lo anterior se evidencia en puntos de confluencia existentes entre los abordajes de la subjetividad y la territorialidad o, con otras palabras, en la territorialización de la subjetividad y la subjetivación del territorio.

La territorialización de la subjetividad: cuando la subjetividad se expresa a través de un territorio

La subjetividad se expresa histórica y espacialmente a través de un territorio, que no solo da cuenta de un espacio geográfico, sino de espacios sociales e itinerantes, como el cuerpo, el arte, la música y las tecnologías de la información y la comunicación. En este sentido, los estudios revisados parten de los espacios de creación de prácticas comunitarias, políticas, educativas y artísticas, como territorios de construcción de subjetividades disidentes, de sujeción de subjetividades dominadas o de prevalencia de subjetividades dominantes. Estos territorios se constituyen a través del territorio local, nacional y supranacional, e incluso, a través del cuerpo como territorio que transporta significados y prácticas determinadas, así como el espacio virtual, consolidado como nueva plataforma de producción de sentidos compartidos.

Los escenarios de expresión política se constituyen como territorios donde se posibilita la expresión y la emergencia de ideas, concepciones y percepciones de la política en tanto actividades sociales que se centran en las relaciones de poder y en la normatividad jurídica y cultural (Ocampo, 2012; Ramírez, 2012; Alvarado, Botero & Ospina, 2010; Alvarado, Patiño & Loaiza, 2012; Lozano, 2008; Bonvillani, 2010).

Más precisamente, para Ocampo (2012) el Estado se visibiliza como un territorio que posibilita la producción de sentidos subjetivos. Este es un territorio poco delimitado, y físicamente inaccesible de manera inmediata, pero, como concepto político, se convierte en un territorio en torno al cual los sujetos generan sentidos y significados compartidos o divergentes que trazan límites de identificación y alteridad, y que dejan intersticios para la aparición de subjetividades emergentes (Bonvillani, 2010).

En esta línea, Ramírez (2012), Bonvillani (2010) y Alvarado, Patiño y Loaiza (2012) proponen que las organizaciones juveniles se constituyen como territorios donde se reúnen iniciativas críticas que parten de la existencia de intereses compartidos. Los colectivos juveniles construyen, de hecho, formas alternas de comunicación que materializan y vehiculizan sus sentidos subjetivos, y estas formas se consolidan mediante la construcción de emocionalidades disidentes que se enuncian a través del descontento (Bonvillani, 2010) y de expresiones artísticas que aparecen cuando "los lenguajes convencionales se agotan" (Ramírez, 2012, p. 126). Así, el arte y la emoción configuran lenguajes nuevos, y en esta medida, brindan la posibilidad de edificar territorios para la construcción de sentidos compartidos, que existen pese a la inexistencia de un espacio físico que los reúna.

Asimismo, y como ya se ha dicho, el cuerpo y los escenarios virtuales son territorios que, como el arte, permiten la configuración de territorialidades itinerantes. De manera que, cuando el cuerpo se significa desde posibilidades educativas, políticas y culturales deja de ser posesión de un sujeto determinado y se convierte en un vínculo que viabiliza la significación de prácticas colectivas, y que bien pueden estar ligadas al mantenimiento del orden social o a la transgresión de dichos órdenes (Escobar, 2013; Sastre, 2011). Igualmente, los espacios virtuales configuran nuevas formas de interacción, que vehiculizan la producción de subjetividades (Amador, 2012; Vélez 2009; Carrero, 2011).

Se puede decir, por todo lo aquí expresado, que los sentidos compartidos que se expresan a través de acciones, configuran territorios y conforman un espacio dialógico, en el que se constituyen procesos de reivindicación de subjetividades particulares como formas legítimas de ser y estar en el mundo.

La subjetivación del territorio: cuando lo territorial trasciende las barreras de lo espacial

El territorio se configura como el espacio físico y simbólico que comparten y construyen sujetos en comunidad; es decir, el territorio tiene un carácter compartido, que se configura mediante prácticas colectivas que encarnan experiencias y percepciones de quienes se relacionan con un espacio determinado (Angulo & Fernández, 2011; Arcos, 2011). Este vínculo simbólico da cuenta de la construcción de sentidos compartidos, que hacen que las tradiciones y las culturas se mantengan vigentes o se transformen.

En este sentido, la agricultura como eje del mercado comunitario y de la subsistencia familiar, la presencia de jurisdicciones tradicionales (Ararat, Vargas, Mina, Rojas, Solarte, Vanegas & Vega, 2013), el desarrollo de cabildos y el mantenimiento de las lenguas ancestrales (Bernal, 2012), así como la música y la jerga tradicional (Pantoja, 2007; Enriz, 2009), se configuran como prácticas que posibilitan la recuperación y revitalización de territorialidades ancestrales y tradicionales, que se han invisibilizado dada la prevalencia del sentido económico y productivo del territorio.

Según Larrahondo (2006, p. 10) el territorio es "el lugar de producción de mediaciones intersubjetivas entre estos sujetos dentro de un escenario de diálogo cultural (...) así mismo como el epicentro de tensiones territoriales históricas creadas gracias a las disímiles formas de ocupar y significar el territorio". Así pues, el territorio se perfila como anclaje de subjetividades y catalizador de problemáticas compartidas (Avalle, 2009).

La territorialidad se constituye a través de las condiciones de vida de las comunidades y de sus formas de habitación y apropiación del territorio (Arcos, 2011; Abad, 2011). Así, por ejemplo, la ciudad deja de ser un espacio estructurado desde sus propiedades físicas y límites geográficos (Angulo & Fernández, 2011) enmarcados en grandes construcciones y planes de ordenamiento territorial, para considerarse como un espacio que "cobra una identidad producto de la configuración socio histórica que determina usos, costumbres, imaginarios, diseño democrático o autoritario, imprimiendo, al mismo tiempo, comportamientos en la apropiación y pertenencia de quienes la habitan y la construyen" (Arcos, 2011, p. 9); y así mismo, el campo trasciende lo agropecuario, ya que también es dinamizado por aspectos políticos, económicos, pedagógicos y religiosos que constituyen formas específicas de vivir y habitar el contexto rural, formas que dan lugar a particularidades culturales (Bri-ceño, 2011; Enriz, 2009; Arcos, 2011).

La subjetividad se vislumbra, entonces, como una categoría que contribuye a la comprensión de la territorialidad desde una perspectiva centrada en lo humano más que en lo físico del territorio, y se consolida como un requerimiento epistemológico que permite la comprensión del impacto que las transformaciones territoriales causa en las personas (inevitables en el marco de las dinámicas históricas y culturales). Así, los procesos de representación y significación del espacio dan lugar a territorialidades heterogéneas que entran en conflicto y permiten entrever el territorio como el lugar en el que se desarrolla la cotidianidad (Duarte, 2011; Pantoja, 2007), una cotidianidad que solo existe por las construcciones simbólicas que posibilitan la creación y negociación de significados y sentidos singulares y colectivos, es decir, por las configuraciones subjetivas.

La cartografía social como herramienta metodológica para la comprensión de las relaciones entre subjetividades y territorialidades

Hasta ahora se ha visto que lo sociocultural constituye un eje articulador de las subjetividades y las territorialidades, pues, aunque no en todos los estudios revisados se abordan de manera paralela los conceptos de territorialidad y subjetividad, sí permiten entrever que la subjetividad da cuenta de producciones simbólicas y de significados compartidos que adquieren un escenario de expresión y acción, en un territorio configurado por elementos tanto físicos y geográficos como simbólicos, a través de los cuales surgen territorialidades nuevas y heredadas que subsisten incluso ante la ausencia del espacio físico.

Las subjetividades y las territorialidades (en plural, considerando sus múltiples configuraciones y expresiones) son producciones históricas que se anclan en contextos histórico-espaciales dinámicos, y la cultura aparece como un entramado de relaciones y transacciones sociales e históricas, constituidas en medio de una relación bidireccional: el sujeto produce culturas y, a su vez, es el producto de dinámicas culturales, al margen de las cuales se producen, reproducen, transforman, destruyen e invisibilizan otras configuraciones territoriales y subjetivas.

De igual modo, las territorialidades y las subjetividades, en tanto configuraciones socio culturales heterogéneas y singulares, encarnan la existencia de tensiones debidas a la presencia de relaciones de poder. Estas posibilitan subjetividades y territorialidades dominantes, que establecen un orden social determinado bajo lógicas aparentemente estáticas, así como otras dominadas, que subsisten en medio de la invisibilizacion, opresión y obliteración generada por las configuraciones dominantes, que hacen que las expresiones nuevas desparezcan o se limiten al contexto de lo privado; pero, en este mismo marco, se desarrollan otras configuraciones resistentes o disidentes, que a través del redescubrimiento de prácticas y significados olvidados o silenciados, generan iniciativas para que los sentidos y tradiciones que hasta el momento solo hacían parte de lo privado, empiecen a transitar hacia lo público y reclamen su existencia cultural negada.

Todos estos aspectos sugieren que la cartografía social es una importante herramienta metodológica que posibilita la comprensión de las relaciones entre subjetividades y territorialidades, lo cual está en consonancia con el proyecto de investigación "Cartografía social del entorno próximo de la Fundación Universitaria los Libertadores", en el cual se asume que los mapas sociales, en el marco de la investigación social, provocan la reflexión y la apertura al diálogo entre actores sociales diversos, quienes construyen dinámicas de apropiación, habitación y transformación del territorio, a través de las cuales se evidencian configuraciones subjetivas singulares y compartidas. Y, justamente, estas configuraciones permiten comprender que el sujeto, la comunidad y la nación son dinamizados por aspectos tanto locales como globales, que se pueden comprender por medio del análisis histórico y coyuntural de la realidad social expresado por quienes la construyen.

A partir de lo anterior, este apartado aborda elementos que surgen de la revisión realizada en documentos que conciben la cartografía social como herramienta, técnica o instrumento metodológico, que posibilita la comprensión del territorio desde sus dimensiones tanto físicas como simbólicas (Andrade & Santamaría, 2006, citado en Vicepresidencia de la República, Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2010; Oso-rio & Rojas, 2011; Quiñonez, 2011). Se desarrollan, en consecuencia, tres elementos que, teniendo en cuenta las relaciones entre subjetividad y territorialidad ya abordadas, evidencian que la cartografía social es un método pertinente para el estudio de las territorialidades y las subjetividades: el territorio, la participación y los mapas sociales.

El territorio como construcción geoespacial y simbólica

El territorio es el espacio en el que se expresan los sentidos comunitarios y se construyen los conocimientos que se visibilizan a través de la cartografía social, es decir, el territorio es incubador y potencializador de experiencias que se externalizan a través de la cartografía social. Esto ocurre así debido a que el territorio da cuenta del espacio en el que se contextualiza el conocimiento, por lo cual, es de entenderse que la realidad social refleja el vínculo simbólico que las personas desarrollan en torno a él (Quiñónez, 2011). Entonces, es evidente que el territorio conforma un eje temático articulador de la cartografía social como concepto y como práctica en el marco de las Ciencias Sociales y Humanas (Quiñó-nez, 2011; Osorio & Rojas, 2011; Vélez, Rativa & Vare-la, 2012; López, 2012; Ramírez, 2008; Mora & Jaramillo, 2003), así como de los procesos de intervención social y humanitaria en América Latina (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, FIDA, 2009; Vicepresidencia de la República, Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH y otros, 2010).

El territorio representa el eje que vincula el trabajo y los conocimientos o saberes de los investigadores y los de la población; es decir, es un lugar de encuentro y diálogo de saberes. De este modo, en la medida que potencializa la reflexión y acción comunitaria consolidando un nuevo conocimiento sobre el territorio (Osorio y Rojas, 2011; López, 2012), la cartografía social permite la toma de decisiones sobre el desarrollo territorial. Así, las expectativas e imaginarios que la comunidad tenga sobre el territorio que habita, consolida a los habitantes como "agentes activos en las decisiones gubernamentales" (López, 2012, p. 93). Por tanto, la cartografía social representa una herramienta de proyección social de gran utilidad cuando es validada por la población que habita el territorio estudiado; es decir, cuando es una herramienta que posibilita y potencializa la participación comunitaria.

Dada la multiplicidad de formas de significar el espacio y relacionarse con él, el territorio es objeto de transformaciones debidas a conflictos sociales. He aquí la importancia de la planificación participativa del territorio, la cual se posibilita a través de la cartografía social, pues esta es una herramienta metodológica que vehiculiza la voz de quienes habitan el territorio, y, por ende, son quienes deberían decidir qué tipo de transformaciones son necesarias para su territorio (FIDA, 2009; Vicepresidencia de la República, Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH & otros, 2010).

A partir de lo antes dicho, es claro que el territorio da cuenta de un espacio constituido por relaciones sociales, en las que se identifican prácticas, intereses, deseos y experiencias propias del sujeto, pero que están en relación con su comunidad y con la sociedad en general. En dichas relaciones, intervienen configuraciones subjetivas, que vehiculizan formas de "identificación y de representación -bien sea colectivo como individual-, que muchas veces desconoce las fronteras políticas o administrativas clásicas" (Gouset, 1988, citado en Vicepresidencia de la República y otros, 2010, p. 18).

El territorio está demarcado por fronteras, que se entienden como la división material o simbólica entre al menos dos espacios físicos y sociales, y estas divisiones se construyen socialmente a través de los ordenamientos sociales que constituyen un territorio. Existen fronteras que son determinadas jurisdiccionalmente y otras que son resultado de diferencias en las prácticas sociales, culturales y económicas de dos o más poblaciones (Vélez, Rativa & Varela, 2012, p. 62). De una u otra forma, el análisis de dichas divisiones puede dar cuenta de las dinámicas históricas que constituyen el territorio, a través de prácticas sociales, culturales, económicas y políticas que demarcan procesos de apropiación, habitación, identificación y pertenencia (Mora & Jaramillo, 2003).

Según todo lo expuesto, en el ejercicio de la cartografía social, el territorio debe ser comprendido desde sus particularidades geoespaciales, ambientales y estructurales, pero también a partir de las particularidades culturales, sociales e históricas, que se configuran a través de quienes lo habitan y lo dotan de sentidos y significados. Todos los estudios revisados comparten este aspecto situado de la cartografía social, que implica el reconocimiento del carácter construido del territorio, pues parten de experiencias en las que la cartografía social, además de ser una herramienta de investigación, se asume como una herramienta de intervención comunitaria que potencializa un reconocimiento del territorio por parte de sus habitantes, así como los cambios sociales desde una perspectiva participativa. Bajo esta, el territorio se comprende como un espacio físico y simbólico que pertenece a quienes lo habitan, y por esto, son ellos quienes deben decidir su futuro.

La participación como requerimiento metodológico y epistemológico para la implementación de la cartografía social

La participación constituye un elemento integra-dor para la conceptualización y práctica de la cartografía social, que, dependiendo de los fines de la investigación y/o proceso de intervención comunitaria, se puede concebir desde dos horizontes, que aun cuando son distintos no son excluyentes entre sí.

Por un lado, desde un horizonte pedagógico, la participación posibilita el diálogo entre sujeto investigador y sujetos estudiados. De esta forma, estos últimos no son considerados desde un lugar pasivo y receptor, sino desde la posibilidad de accionar y de narrar sus percepciones en torno al territorio que habitan o transitan. Aquí, el hecho de que la comunidad participe en la construcción de conocimientos sobre el territorio que habitan y conocen, y el que el investigador/profesional se sitúe en el lugar de reconocedor de un territorio que tal vez no habita ni conoce, con el ánimo de conocerlo y reflexionar en torno a él, configuran objetivos primordiales de la cartografía social, pues, en ese encuentro de saberes heterogéneos, se presentan acciones pedagógicas que desembocan en la construcción de sentidos nuevos y comunicables sobre el territorio (Osorio & Rojas, 2011; FIDA, 2009; Quiñónez, 2011).

De otra parte, desde un horizonte centrado en la intervención social, la participación propicia que la comunidad decida respecto a la planificación del territorio que habita, en términos de desarrollo y ordenamiento. La planificación participativa, entonces, es un objetivo de la cartografía social, pues promueve una reflexión colectiva que implica repensar críticamente el territorio desde una postura política y ciudadana e incidir de manera activa en los cambios y transformaciones que el territorio necesite para mantener su subsistencia física, ambiental y cultural (López, 2012; Ramírez, 2008; Vélez, Rativa & Varela; 2012; Vicepresidencia de la República y otros, 2010; Habegger, 2008).

Ahora bien, las transformaciones territoriales que se posibilitan a través de la cartografía social son tanto estructurales como subjetivas. Pues el territorio, al estar dinamizado tanto por elementos físicos como simbólicos, requiere en muchos casos, que las percepciones de los sujetos que lo habitan también se transformen. El horizonte centrado en la intervención social tiene que ver más con las transformaciones estructurales, como los procesos de ordenamiento territorial, planeación territorial y gestión ambiental, y el horizonte pedagógico enfatiza en la construcción de procesos de transformación subjetiva en casos como los de despojo y desarraigo territorial, que requieren, en un primer momento, de un trabajo que permita a las personas re-significar el espacio, re-historizandolo y culturizándolo, ya que la acción pedagógica vehicula la posibilidad de "poner en común los saberes y prácticas, de reflexionar sobre su diversidad" (Osorio & Rojas, 2011, p. 38), para así incurrir en la construcción de un conocimiento nuevo y actualizado sobre la realidad territorial. Sin embargo, estos horizontes representan énfasis que como ya se advirtió no son excluyentes, pues las transformaciones estructurales vienen acompañadas de transformaciones subjetivas. Estas últimas, a su vez, posibilitan la existencia de cambios estructurales.

En el estudio de las dimensiones territoriales, la cartografía social se dilucida como una herramienta metodológica pues posibilita el "reconocimiento del mundo cultural, ecológico, productivo y político que se expresa en el territorio, también es un enfoque que nos invita a construir un pensamiento relacional para entender la vida y sus expresiones de una manera compleja" (García 2005, citado en Bernal, 2012). Entonces, la comunidad no es concebida únicamente desde lo metodológico, como lugar de producción de conocimientos y saberes, sino que también implica una postura epistemológica que puede asumirse desde la pasividad o desde el empoderamiento y la acción creativa. En este sentido, la comunidad no es únicamente un lugar del trabajo de campo, sino un concepto que, a través de cada estudio, adquiere características y categorías nuevas susceptibles de ser investigadas.

¿Cómo comprender las relaciones entre territorialidades y subjetividades a través de la cartografía social?: Un acercamiento a los mapas sociales

El recorrido realizado hasta ahora sugiere que la cartografía social es concebida desde distintas perspectivas que confluyen en dos aspectos: 1) Su flexibilidad metodológica y 2) Su carácter participativo, bien sea dentro de procesos de investigación académica o de intervención comunitaria por parte de organizaciones sociales. En este sentido, la cartografía social no da lugar a definiciones metodológicamente estáticas, sino a procesos de construcción y reconstrucción de percepciones, que posibilitan el reconocimiento del territorio y sus dinámicas de habitación, apropiación, producción, desarrollo y organización desde la comunidad misma.

La cartografía social permite construir un conocimiento integral del territorio, utilizando instrumentos que pueden ser técnicos y vivenciales. De este modo, ella sirve para construir conocimiento de manera colectiva, pues posibilita un escenario en el que acontece un acercamiento de la comunidad a su espacio geográfico, socioeconómico e histórico-cultural.

Una forma de lograr este acercamiento, es a través de la realización de mapas sociales. Los mapas constituyen uno de los elementos metodológicos y conceptuales que más relevancia tienen en el marco de la cartografía social, pues plasman las concepciones comunitarias acerca de las comunicaciones y relaciones que prevalecen en el territorio y, de este modo, configuran las dinámicas territoriales (Osorio & Rojas, 2011; FIDA, 2009; Quiñó-nez, 2011). Según Quiñónez (2011), los mapas permiten "registrar e interpretar la realidad" (p. 160), y posibilitan la triangulación de la información, datos y vivencias de la comunidad. De modo que, cuando la realización de mapas está acompañada de la reflexión, comprende tanto el territorio como espacio físico como de la realidad territorial a nivel simbólico y subjetivo, así se "ligan la representación del mapa con la realidad cultural del territorio" (Quiñónez, 2011, p. 161). Los mapas, entonces, constituyen un entramado complejo de significados en torno al territorio que se negocian e imponen en las comunidades.

A través de la realización de mapas, la comunidad grafica sus experiencias y percepciones, y las analiza de manera crítica, lo que lleva a identificar conflictos (Ha-begger, 2008) y "posibles soluciones en la reconstrucción del territorio" (Quiñónez, 2011, p. 160). Pero, además de la identificación de problemáticas sociales, la construcción de mapas sociales permite el reconocimiento de expectativas y deseos de las comunidades y sus vínculos de solidaridad (Habegger, 2008). Así, los mapas sociales permiten la emergencia de construcciones subjetivas como "la memoria, identidad, territorio, autonomía, conservación y conflicto" (López, 2012, p. 13).

Además, los mapas son una técnica flexible que puede adaptarse a las condiciones de los participantes. Quiñonez (2011) explica al respecto que, ante la dificultad para escribir sobre algunos participantes involucrados en la realización de la cartografía, acudió a la utilización de "mapas parlantes (...) que validan la producción oral del conocimiento" (p. 169). En un sentido similar, el FIDA (2009) afirma que los mapas sociales se pueden llevar a cabo con distintos materiales y en distintos espacios, dependiendo de las condiciones de la población, y que el avance actual de las tecnologías brinda cada vez nuevos elementos que facilitan la construcción y análisis de mapas sociales2. Este tipo de dispositivos abren, en consecuencia, un "espacio a la intersubjetividad, a la diversidad de perspectivas y a la vez, a la construcción de una mirada colectiva" (Reyes et al., 2010, p. 277).


2. En su trabajo se exponen distintos tipos de mapas, unos que se construyen en el suelo con utensilios domésticos y naturales, otros que consisten en el trazado de un croquis, otros que "incluyen características distintivas geográficas (p. ej., infraestructura, mercados locales, escuelas), tipos de uso de la tierra y zonas de vegetación a lo largo de una línea imaginaria" (p. 42), los mapas a escala, que muestran datos geo-referenciales precisos, los modelos tridimensionales participativos, la cartografía GPS y demás tipos de mapas que demuestran un avance tecnológico con respecto a los medios que hacen posible la elaboración de cartografías sociales participativas. De este modo, para el FIDA (2009), los mapas son productos visuales sobre el espacio, permiten la construcción de un lenguaje común sobre el territorio y, dadas sus características artísticas y construidas, son de fácil comprensión para toda la comunidad.

En suma, los mapas son herramientas gráficas que permiten, vehiculizan y potencializan la representación del territorio en sus dimensiones geoespaciales y simbólicas. Así, en los distintos textos revisados, los mapas constituyen una herramienta pedagógica que materializa las percepciones de las comunidades sobre sus territorios. Esto implica el diálogo de los distintos integrantes de la comunidad y la reflexión de los mismos en torno a las relaciones espaciales, culturales, económicas y políticas que constituyen el territorio y que se conforman a partir de la comunicación establecida entre ellos con las instituciones, las organizaciones sociales, los investigadores académicos y, en general, con todo aquello que conforma y dinamiza el territorio en tanto producción social.

COMENTARIOS FINALES Y RECOMENDACIONES

Los desarrollos logrados hasta aquí dejan más interrogantes que certezas. En esta medida, se proponen a continuación una serie de elementos para tener en cuenta en la configuración de una agenda de investigación en torno a las relaciones existentes entre los ejes del proyecto de investigación que dio origen a esta revisión: la subjetividad, la territorialidad y la cartografía social.

Las subjetividades y las territorialidades se configuran como procesos dinamizados por aspectos socio-culturales e históricos. Lo sociocultural tiene que ver con el reconocimiento de la dimensión social de dichos procesos, así como con su carácter particular, lo cual permite reflexionar acerca de la heterogeneidad y multidimensionalidad de la vida humana. De esta forma, así como lo histórico da paso al reconocimiento de las transformaciones por las que transitan los modos de ser y estar en un espacio configurado a través de elementos físicos y simbólicos que no son estáticos, y que, por ser heterogéneos, posibilitan, además, tensiones simbólicas que evidencian el carácter político de las relaciones sociales.

Todo esto implica repensar el rol profesional y disciplinar en las Ciencias Sociales y Humanas. Verlo como un rol situado, cultural e histórico, y que, lejos de ser neutral, está ligado a posiciones políticas que pueden legitimar o deslegitimar diversas expresiones. Así, los problemas de investigación y los asuntos de intervención que competen a lo humano y lo social, se deben comprender como problemas epistemológicos, metodológicos, éticos y políticos, lo cual pone en entredicho la división entre el mundo de la academia, del profesionalismo y de la cultura política.

En esta investigación, se establece, por ello, desde el reconocimiento de lo epistemológico y lo metodológico, la distinción de la subjetividad y de la territorialidad como ejes teóricos, y de la cartografía social como metodología. Esta última vincula elementos sociales, culturales y participativos que tienen en cuenta tanto la territorialidad como la subjetividad.

Al respecto, los documentos revisados permiten entrever que la comunidad no es concebida únicamente desde lo metodológico, como lugar de producción de conocimientos y saberes, sino que también implica una postura epistemológica, a través de la cual, los sujetos pueden ser concebidos desde la pasividad o desde el empoderamiento y la acción creativa. En este sentido, la comunidad no es únicamente el lugar del trabajo de campo, sino un concepto que a través de cada estudio, adquiere características nuevas y susceptibles de ser investigadas o estudiadas.

Entonces, el abordaje de las características de la producción de conocimiento en cualquier investigación implica un elemento de carácter epistemológico y político, pues, toda investigación es guiada por las características del conocimiento que se producirá. Al respecto, Quiñónez (2011) hace referencia a la "construcción del saber", mientras que otros autores hablan de la "construcción del conocimiento". Y, efectivamente, hay una distinción entre saber y conocer, que se remite a la diferencia entre saber popular y conocimiento científico, es decir, los conocimientos son fruto de los títulos profesionales, y los saberes, son construcciones populares. Por lo tanto, es preciso preguntarse: ¿en qué sentido se retoma la participación de la comunidad en nuestra investigación? ¿Desde la potencialidad para construir conocimientos o para construir saberes?

Una sensación que queda en el aire y que merece un debate profundo en el marco de las Ciencias Sociales y Humanas, es: ¿qué concepción de sujeto y de subjetividad prevalece en los estudios que se han llevado a cabo en los últimos años? Esta pregunta no corresponde únicamente a trabajos que abordan la categoría de subjetividad, sino a los que se esfuerzan por comprender fenómenos sociales y humanos, pues, de manera implícita o explícita, el abordaje de cualquier proceso humano requiere asumir una noción de sujeto con la que se pretenda abordar.

Pese a la emergencia de múltiples enfoques teórico-metodológicos que rescatan al sujeto desde una perspectiva social, reconociendo su carácter cultural y su dinamicidad histórica, prevalece la existencia de modos de pensar centrados en un dualismo que diferencia al sujeto en su dimensión subjetiva (internalista) y social, contextual (externalista), por lo que, metodológicamente, dar cuenta de la subjetividad implica el ejercicio de sacar fuera el universo de sentidos y significados elaborados.

Esta situación exige la construcción de herramientas metodológicas, técnicas de intervención y reflexiones epistemológicas, que guíen la construcción de conocimientos y saberes desde la afirmación de las particularidades socioculturales, de las singularidades personales y de un aspecto, que, según los documentos revisados, atraviesa todos los procesos sociales: El poder. Y una de estas herramientas metodológicas e interventivas es, sin duda, la cartografía social, la cual conlleva una reflexión contextualizada en lo local y en la memoria de las comunidades, pues, a través de ella se potencializa la reflexión sobre fenómenos transversales a la historia, que, en el caso colombiano, se relacionan con el conflicto armado y la violencia sociopolítica.

En este sentido, es de vital importancia comprender que, a través del territorio, se constituye una "realidad territorial" (Quiñónez, 2011, p. 58), la cual es cultural e históricamente particular. Por eso es importante que, quienes relaten sus experiencias sobre el territorio, con el fin de construir una cartografía social, sean los habitantes de la comunidad que lo habita y que, justamente, lo han convertido en eje de las relaciones sociales. Comprender que el territorio contiene información geográfica y social, a la que se puede acceder a través del diálogo con los saberes populares de quienes habitan dicho territorio, permite, en últimas, una comprensión holística de la territorialidad, una comprensión que parte del reconocimiento de la existencia del territorio a partir de la construcción dinámica de configuraciones subjetivas.


REFERENCIAS

Abad, C. (2011). Re-construcción del hábitat: un proceso de territorialización del habitante en condición de cuerpo desarraigado en la ciudad de Medellín (Tesis de maestría). Universidad Nacional, Maestría en Hábitat, Medellín, Colombia.         [ Links ]

Alvarado, S. V., Botero, P. & Ospina. H. F. (2010). Subjetividades políticas: sus emergencias, tramas y opacidades en el marco de la acción política. Mapeo de 61 experiencias con vinculación de jóvenes en Colombia. Utopía y Praxis Latinoamericana, 15(50), 39-55. Recuperado de http://www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S131552162010000300004&script=sci_arttext.         [ Links ]

Alvarado, S., Patiño, J. & Loaiza, J. (2012). Sujetos y subjetividades políticas: El caso del movimiento juvenil Álvaro Ulcué. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 1 (10), 855-869. Recuperado de http://revistalatinoamericanaumanizales.cinde.org.co/?page_id=1046.         [ Links ]

Amador, J. (2012). Infancias, subjetividades y cibercultura: noopolítica y experiencia de sí. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 2(9), 929-943. Recuperado de http://revistas.udistrital.edu.co/ojs/index.php/revcie/article/view/3935/5643.         [ Links ]

Angulo, M. & Fernández, O. (2011). Rutinas ciudadanas: escenarios urbanos hechos de urbanismos ciudadanos desde la familia, las parejas y los jóvenes. Encuentros, 9(2), 23-36. Recuperado de http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4049885.         [ Links ]

Ararat, L., Vargas, L., Mina, E., Rojas, A., Solarte, A. Vanegas, G. & Vega, A. (2013). La Toma: Historias de territorio, en la cuenca del Alto Cauca. Resistencia y autonomía. Popayán, Colombia: Samava.         [ Links ]

Arcos, J. (2011). Espacio público, ciudad y ciudadanía en la ciudad de Pasto, República de Colombia (Tesis para obtener el título de Maestría en Gobierno de la Ciudad con mención en Desarrollo de la Ciudad). Andes, Ecuador: FLACSO.         [ Links ]

Avalle, G. (2009). Clases y territorio: construcción de subjetividades en los movimientos sociales. Revista Avá, (14). Recuperado de http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-16942009000100003.         [ Links ]

Bastidas, L. (2009). Territorialidad y etnohistoria Timote. Fermentum, 019(56), 453-473.         [ Links ]

Bernal, L. (2012). Territorialidad Nasa en Bogotá: apropiación, percepción y sentido de lugar. Cuadernos de Geografía. Revista Colombiana de Geografía. 21 (1), 83-98. Recuperado de http://redalyc.org/articulo.oa?id=281822849007.         [ Links ]

Bernal, M. (2011). Discursos sobre el territorio en comunidades en situación de desplazamiento forzado: Ciénaga del Opón-Magdalena Medio (MM) (Tesis de maestría). Universidad Nacional, Colombia.         [ Links ]

Blanco, H. (2012). Reconfiguración territorial y cultivo de palma africana en el Magdalena Medio. El caso de San Pablo sur de Bolívar (Tesis de maestría). Universidad Javeriana, Maestría en Estudios Latinoamericanos, Colombia.         [ Links ]

Bonvillani, A. (2010). Jóvenes cordobeses: una cartografía de su emocionalidad política. Nómadas, (32), 27-44.         [ Links ]

Briceño, A. (2011). La educación ambiental como elemento pedagógico de formación para fortalecer la identidad territorial (rural) en la comunidad estudiantil de la institución educativa Alfonso López Pumarejo (Estudio de caso, Villavicencio) (Tesis de maestría). Universidad Javeriana, Colombia.         [ Links ]

Calderón, A. (2011). Sujetos y subjetividades: una mirada a su configuración en contextos educativos. Tesis Psicológica, (6), 201-214.         [ Links ]

Carrero, A. (2011). La subjetividad en la anorexia y la bulimia a través de las comunidades virtuales Pro Ana y Mía. Una mirada desde el Psicoanálisis (Tesis de maestría). Escuela de Estudios en Psicoanálisis y Cultura, Universidad Nacional de Colombia.         [ Links ]

Cely, F. (2009). Subjetividad y acción. La filosofía de la Psicología frente al psicoanálisis y el conductismo (Tesis de doctorado). Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. Recuperado de http://www.bdigital.unal.edu.co/8832/1/439028.2009.pdf.         [ Links ]

Concha, D. (2009). Construcción de subjetividad en niñas y niños de 5 y 6 años desde las interacciones sociales cotidianas (Tesis de maestría). Maestría en Comunicación, Universidad Javeriana, Colombia.         [ Links ]

Cubides, P. & Yadira, H. (2009). La cartografía social como instrumento metodológico en los procesos de construcción de territorio a partir de la participación ciudadana en la planeación territorial y la construcción del espacio público (Tesis de maestría). Pontificia Universidad Javeriana.         [ Links ]

Daza, W. (2008). La intervención en el espacio público como estrategia para el mejoramiento de la calidad de vida urbana, caso de estudio: Valle de Laboyos (Pitalito-Huila) (Tesis de maestría). Universidad Javeriana, Colombia.         [ Links ]

Duarte, H. (2011). Identidades territoriales, sustento de vida y diversidad en el mundo rural. Mina Galla y Mina Proyecto, expresión de la territorialidad construida a partir de la pequeña minería del oro en el Sur de Bolívar (Tesis de maestría). Universidad Javeriana, Colombia.         [ Links ]

Enriz, N. (2009). Perspectivas infantiles sobre la territorialidad. Espago Amerindio, 3(2), 42-58.         [ Links ]

Escobar, M. (2013). La politización del cuerpo: subjetividades trans en resistencia. Revista Nómadas, (38), 132-149. Recuperado de http://www.ucentral.edu.co/movil/images/stories/iesco/revista_nomadas/38/38_8e_la_politizacion_del_cuerpo.pdf.         [ Links ]

Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) (2009). Buenas prácticas en cartografía participativa. Recuperado del sitio de Internet de IFAD http://www.ifad.org/pub/map/pm_web_s.pdf        [ Links ]

Fuentes, M. (2010). Discapacidad y accesibilidad en la localidad de Fontibón: una mirada desde el territorio y los sistemas de información geográfica participativos (Tesis de maestría). Universidad Nacional, Colombia.         [ Links ]

Gigena, A. (2009). Descubrimiento y obliteración de la subjetividad indígena. Revista Nómadas, (31), 227-239. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105112061016.         [ Links ]

Gómez, J. (2009). Algunas cuestiones en torno a la subjetividad en el estilo de vida swinger: apertura al debate. Revista Poiésis, (18). Recuperado de http://www.funlam.edu.co/revistas/index.php/poiesis/article/view/140.         [ Links ]

González, M. (2009). Las prácticas culturales y su incidencia en la aplicación del actual modelo de ordenamiento territorial de Bogotá D.C. (Tesis de maestría). Repositorio Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia.         [ Links ]

Gutiérrez, M. (2009). Subjetividad: una construcción narrativa de la identidad personal. Educere, 14(49), 361-370. Recuperado de http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/32762/3/articulo10.pdf.         [ Links ]

Habegger, S. (2008). La cartografía del territorio como práctica participativa de resistencia (Tesis doctoral). Repositorio Universidad de Málaga, España.         [ Links ]

Hernández, O. (2011). Subjetividad y discontinuidad identitaria: Narrativas docentes de la Argentina desde una perspectiva psicosociológica (Tesis Maestría). Buenos Aires. Recuperado de http://www.flacsoandes.org/dspace/bitstream/10469/3631/2/Subjetividad_y_discontinuidad_Oscar_Gilberto_Hernandez_Salamanca.pdf.         [ Links ]

Larrahondo, O. (2006). Espacio social, subjetividades y sentidos de territorialidad en la ciudad de Cali. El distrito barrial de Agua Blanca como estudio de caso Universidad Andina Simón Bolívar (Tesis de maestría). Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador.         [ Links ]

López, C. (2012). Cartografía social: instrumento de gestión social e indicador ambiental (Tesis de maestría). Universidad Nacional de Medellín, Maestría en Medioambiente y Desarrollo.         [ Links ]

Lozano, M. (2008). Los procesos de subjetividad y participación política de estudiantes de Psicología de Bogotá. Revista Diversitas, 4(2), 345-357. Recuperado de http://www.usta.edu.co/otraspaginas/diversitas/doc_pdf/diversitas_8/vol.4no.2/articulo_10.pdf.         [ Links ]

Mora, E. & Jaramillo, C. (2003). Aproximaciones a la construcción de cartografía social a través de la Geomática. Ventana Informática, (13), 129-146. Manizales, Colombia.         [ Links ]

Mosquera, A. (2011). Semiótica del ritual territorial contemporáneo en los aeropuertos. TELOS Revista de Estudios Interdisciplinarios en Ciencias Sociales, 13(2), 160-174.         [ Links ]

Ocampo, A. (2012). Sentidos subjetivos del Estado en jóvenes de Colombia. En S. Alvarado, S. Borelli & P. Vommaro (ed.), Jóvenes, políticas y culturas: experiencias, acercamientos y diversidades (pp. 139-160). Bogotá: CLACSO. Recuperado de http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20121207040846/Jovenes_politica_cultura.pdf.         [ Links ]

Osorio, H. & Rojas, E. (2011). La cartografía como medio investigativo y pedagógico. Dearq, Revista de Arquitectura de la Universidad de Los Andes, (9), 30-47.         [ Links ]

Oviedo, M. & García, M. (2011). El embarazo en situación de adolescencia: una impostura en la subjetividad femenina. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 2(9), 929-943. Recuperado de http://revistaumanizales.dnde.org.co/index.php/Revista-Latinoamericana/article/view/483.         [ Links ]

Pantoja, R. (2007). Guapi: actores, territorio y conflicto: Formas políticas y simbólicas de construcción espacial 1991-2007 (Tesis de maestría). Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador.         [ Links ]

Quiñónez, M. (2011). La manera cultural: Entre el desarraigo y la territorialización. Una experiencia de cartografía social en la zona de bajamar-Isla de Cascajal, Buenaventura. Revista Entramado, 7(2), 156-171.         [ Links ]

Ramírez, F. (2008). Cartografía social, herramienta de indagación para la gestión territorial -desde lo local- "la primera sección de islas del delta del río Paraná". Revista de Geografía Estudios Socioterritoriales, (7), 204-220.         [ Links ]

Ramírez, M. (2012). El papel de las expresiones artísticas en la construcción de las subjetividades políticas juveniles. Análisis en las organizaciones de jóvenes que reivindican derechos humanos. Revista Aletheia, 4(1), 110-131. Recuperado de http://aletheia.cinde.org.co/index.php/ALETHEIA/article/view/58.         [ Links ]

Reyes, L., Cornejo, R., Arévalo, A. & Sánchez, R. (2010). Ser docente y subjetividad histórica en el Chile actual: discursos, prácticas y resistencias. Polis, 9(27), 269-292.         [ Links ]

Sastre, A. (2011). Cuerpos que narran: la práctica del tatuaje y el proceso de subjetivación. Revista Diversitas, 7(1), 179-191. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67922583013.         [ Links ]

Solorza, B. (2010). Análisis del pacto de convivencia de la institución educativa Julián Trujillo del municipio de Trujillo, Valle del Cauca. Una aproximación al estudio de la configuración de subjetividad desde el escenario escolar (Tesis de maestría). Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. Recuperado de http://repository.javeriana.edu.co/bitstream/10554/1246/1/edu70.pdf.         [ Links ]

Vélez, A. (2009). Construcción de subjetividad en jóvenes raperos y raperas: más allá de la experiencia mediática. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 7(1), 289-320. Recuperado de http://www.erevistas.csic.es/ficha_articulo.php?url=oai:ojs.revistaumanizales.cinde.org.co:article/229&oai_iden=oai_revista590.         [ Links ]

Vélez, I., Rativa, S. & Varela, D. (2012). Cartografía social como metodología participativa y colaborativa de investigación en el territorio afrodescendiente de la cuenca alta del río Cauca. Cuadernos de Geografía. Revista Colombiana de Geografía, 21 (2), 60-73.         [ Links ]

Vicepresidencia de la República, Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH (Derecho Internacional Humanitario), la Gobernación del Meta y la Secretaría Social y de Participación (2010). Cartografía social indígena del departamento del Meta. Bogotá, Colombia.         [ Links ]

Victorino, R. (2011). Transformaciones territoriales a partir del abandono y despojo de tierra asociado a la acción de grupos armados caso María La Baja departamento de Bolívar (Tesis de Maestría). Universidad Javeriana, Colombia.         [ Links ]