La ciencia y la tecnología brindan muchas facilidades pero hace falta más para poder andar por este mundo cada vez más convulsionado y demandante; niños y adultos están expuestos a múltiples exigencias académicas, la borales, socioeconómicas; así como también a ambientes competitivos, hostiles o en desventaja. Estas condiciones pueden impulsar el desarrollo humano o por el contrario pueden atropellarlo y dejarlo maltrecho atentando incluso con algo tan vital como es la salud mental y el bienestar. Entonces frente a este complejo panorama muchas veces me pregunto ¿qué es lo realmente importante?, ¿cómo saber qué es lo realmente importante?, ¿qué decisiones y acciones tomar? Estos cuestionamientos son de nuestro diario vivir aunque a veces la rapidez del momento pareciera solaparlos y arrastrarnos en una cadena de acciones que van en contra de lo que realmente es importante para cada uno de nosotros.

Si el hombre olvida lo que para él es importante, compromete su bienestar. Lastimosamente muchas personas no gozan de salud mental* -y no porque sufran de algún trastorno mental- sino porque justamente pierden el con trol sobre su vida personal, laboral y social dándole prioridad a lo que el medio y/o las circunstancias les hacen ver como importante. Muchas situaciones cotidianas como por ejemplo: la hostilidad, el abuso de poder, las dificultades económicas, el exceso de trabajo o el desempleo, el irrespeto de los unos hacia los otros, la manipulación de los medios, la falta de tiempo, etc., ponen en riesgo nuestra salud mental porque muchas veces no contamos con unas sólidas herramientas psicológicas para afrontar, decidir y actuar frente a esas situaciones del día a día. Visto desde el enfoque de la cognición social, esas herramientas psicológicas podrían estudiarse desde la identificación, expresión y manejo de emociones; teoría de la mente, empatia y procesos del sí mismo que le permiten a las personas generar evaluaciones y valoraciones específicas sobre los eventos, sus consecuencias personales y la mejor actuación posible para manejarlos (^{Uribe, 2010}).

En pro de la salud mental, considero importante que los actores de la psicología nos acerquemos más a la cotidianidad del ser humano para desarrollar espacios e intervenciones desde la infancia dirigidas a empoderarlo en el desarrollo de habilidades psicológicas que propicien la convivencia, el afrontamiento y la toma de decisiones, La salud mental se define como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones nor males de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad (^{OMS, 2013}).

entre otros, sin olvidar lo realmente importante para sí mismo. De hecho, entre las prioridades de intervención definidas por la ^{Encuesta Nacional de Salud Mental (2015)} se encuentran el fortalecimiento de las capacidades de afrontamiento ante eventos vitales estresantes, el fortalecimiento de la empatía y la convivencia en los entornos. Puntos estos que nos llevan a reflexionar y, de una u otra forma, a nunca dejar de considerar en nuestro rol como profesionales, como ciudadanos del mundo y como seres humanos, ¿qué es lo realmente importante?