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Psicogente

versão impressa ISSN 0124-0137

Psicogente vol.23 no.43 Barranquilla jan./jun. 2020  Epub 29-Dez-2019

https://doi.org/10.17081/psico.23.43.3269 

Artículos

La violencia urbana como fenómeno multicausal: un estudio en tres comunas de la ciudad de San Juan de Pasto

Urban violence as a multi-causal phenomenon: a study in three communes of the city of San Juan de Pasto

Lina María Obando Guerrero1 
http://orcid.org/0000-0001-6286-5251

Catalina Pérez Caicedo2 
http://orcid.org/0000-0003-0401-0831

Rosa Liliana Cuastumal Meneses3 
http://orcid.org/0000-0003-2534-1189

Edith de Lourdes Hernández Narváez4 
http://orcid.org/0000-0001-9695-4252

1Universidad de Nariño, Nariño, Colombia. linamariaobandoguerrero@gmail.com

2Universidad de Nariño, Nariño, Colombia. catalinaperezcaicedo@hotmail.com

3Universidad de Nariño, Nariño, Colombia. rouselili10@hotmail.com

4Universidad de Nariño, Nariño, Colombia. edith1.oct@gmail.com


Resumen

Objetivo:

Describir y comprender los factores socioambientales de la violencia urbana en tres comunas de la ciudad de San Juan de Pasto (Colombia).

Método:

Investigación cualitativa en la que participaron 47 estudiantes, entre los 11 y 17 años (26 mujeres y 21 hombres) de tres Instituciones Educativas públicas, 16 docentes de diferentes asignaturas y 5 agentes comunitarios clave. El estudio se desarrolló en tres comunas con estrato socioeconómico bajo, de la ciudad de San Juan de Pasto-Colombia. La información se obtuvo mediante grupos focales y entrevistas semiestructuradas.

Resultados:

La violencia urbana es un fenómeno multicausal atravesado por diferentes factores como, el abandono del Estado a las comunidades más vulnerables, la inequidad en la oferta de oportunidades de desarrollo para sus habitantes, el estigma y la exclusión propiciados por formas de organización social ilegales como las pandillas, las cuales pese a que satisfacen ciertas necesidades en los jóvenes, también favorecen comportamientos criminales y ejercen un control territorial inadecuado. Finalmente, las dinámicas familiares disfuncionales como el maltrato, la falta de apoyo familiar y la ausencia de los padres, son factores de riesgo que al interactuar con otros, contribuyen a la consolidación de la violencia urbana.

Conclusiones:

Las intervenciones frente a la violencia urbana deben garantizar la presencia del Estado en las comunidades afectadas, mediante el despliegue de políticas públicas y programas sociales que propendan por mejorar las condiciones socioambientales y el empoderamiento. Se requiere impulsar estrategias para mejorar la seguridad y la convivencia ciudadana, proveer de mejores oportunidades de empleo y de educación formal y no formal en las que se incluyan también a las familias, garantizando el desarrollo integral de las comunidades, especialmente las más vulnerables, las cuales han sido afectadas sensiblemente por la violencia.

Palabras clave: factores socioeconómicos; organización social; control territorial y violencia urbana

Abstract

Objective:

Describe and understand the socio-environmental factors of urban violence in three communes of the city of San Juan de Pasto (Colombia).

Method:

Qualitative research in which participed 47 students, between 11 and 17 years old (26 women and 21 men) from three public educational institutions, 16 teachers from different subjects and 5 key community agents. The study was carried on in three communities with a low socioeconomic status, from the city of San Juan de Pasto, Colombia. The information was obtained through focus groups and semi-structured interviews.

Results:

Urban violence is a multi-causal phenomenon conditioned by different factors such as the abandonment of the State to the most vulnerable communities, the inequality in the offer of development opportunities for his inhabitants, the stigma and exclusion fostered by illegal forms of social organization like gangs, which, although they satisfy certain needs in young people, also favor criminal behavior and exercise inadequate territorial control. Finally, dysfunctional family dynamics such as abuse, lack of family support and the absence of parents are risk factors that, when interacting with others, contribute to the consolidation of urban violence.

Conclusions:

Interventions against urban violence must ensure the presence of the State in the affected communities, through the deployment of public policies and social programs that tend to improve socio-environmental conditions and empowerment. It is necessary to promote strategies to improve security and citizen coexistence, provide better employment opportunities and formal and non-formal education in which families are also included, guaranteeing the integral development of communities, especially the most vulnerable, which have been significantly affected by violence.

Keywords: socioeconomic factors; social organization; territorial control; urban violence.

INTRODUCCIÓN

En los últimos años se ha evidenciado que surge un nuevo tipo de violencia relacionada con el narcotráfico, el crimen organizado, el secuestro y el pandillismo como resultado de prácticas sociales y manifestaciones no resueltas entre diferentes sujetos o grupos (Dávila, 2016). Esta violencia denominada violencia urbana se ha establecido como tema de mayor atención pues la intranquilidad, el miedo, el temor y el desasosiego se han apoderado de la mayoría de los habitantes de las principales ciudades (Moreno, 2014). Según León (2015), es definida como aquellos actos criminales que se producen en las ciudades en el contexto de las relaciones sociales entre los individuos, la cual se da como consecuencia del rápido proceso de crecimiento y modernización de las zonas urbanas.

La violencia urbana se presenta con mayor frecuencia en aquellas zonas periféricas que deben afrontar problemáticas de accesibilidad y carencia de servicios, desintegración social y dificultad para la inserción laboral y política; además del empobrecimiento, la exclusión y la segregación residencial (Sabatini & Brain, 2008). En Colombia, la violencia urbana en sectores populares o periféricos adquiere mayor magnitud a partir de la instalación de grupos armados dedicados a la realización de actividades ilegales, cuyo orden de poder repercute en la socialización y subjetivación de la comunidad, con mayor impacto en la población juvenil (Perea, 2002).

Elementos teóricos y/o conceptuales

Díaz y Esteves (2017) relatan que las expresiones de la violencia urbana incluyen diversos tipos de delitos (robo, asalto), actos violentos y criminales, comercio y consumo de narcóticos, en los espacios públicos como escenario. Esto ha conllevado a una lógica de urbanismo que blinda y segrega a las ciudades, dado que la espacialidad colectiva se ha abandonado, las sociedades se encuentran militarizadas y los comportamientos antisociales y negativos son una constante.

A partir de lo expuesto, se puede plantear que la representación social de la violencia urbana tiene un carácter hiperreal que conlleva a la existencia de una realidad material concreta que se expande simbólicamente invisibilizando otras situaciones relevantes como el aspecto social, económico y político. Estas construcciones sedimentan nociones que orientan diferentes intervenciones públicas basadas en una jerarquía y mandato impuesto por ciertos actores (Baudrillard, 1993), factor que influye en la exclusión de los sectores populares, que sumado a la segmentación territorial y la fragmentación socioeconómica aportan a la consolidación de una desigualdad simbólica en la cual dichos sectores ven limitadas sus posibilidades en la participación política y social (Duarte, 2017).

El estudio de la violencia urbana permite pensar este fenómeno como multicausal y multidimensional, puesto que su estructura se encuentra mantenida por diferentes factores socioambientales que en su relación influyen directamente en los procesos que la conforman. Dentro de los factores mencionados y que se analizarán en el presente artículo se encuentran los factores políticos, factores socioeconómicos, factores relacionados con el control territorial y factores familiares.

La estructura de las ciudades ha generado que el Estado oriente su atención hacia las zonas centrales dejando a un lado las zonas periféricas que en su mayoría son aquellas que presentan bajos recursos económicos (Hernández, Meneses & Moreno, 2016) y donde se interpreta que el papel del Estado no es suficiente para dar solución a las problemáticas que se presentan, es por ello que en relación a los factores políticos, se crean e imponen nuevas reglamentaciones acordes a las necesidades de la comunidad, las cuales regulan y controlan el comportamiento de los miembros (Murcia, 2015).

Respecto a los factores socioeconómicos, en esta zona se evidencian fenómenos que confluyen tales como, el empobrecimiento y la desigualdad, la estigmatización y la segregación territorial, los cuales a su vez están ligados al desempleo, la precariedad laboral, la falta de oportunidades educativas, la deserción escolar y el fácil acceso a las armas de fuego (Briceño, 2002). Tras la falta de oportunidades y ante la necesidad de solventar los medios de supervivencia, se acude a nuevas fuentes económicas como es el comercio ilícito que la mayoría de veces está relacionado con el microtráfico (Murcia, 2015), surgiendo así un tercer factor de violencia urbana como es el control territorial por parte de grupos como pandillas, las cuales mantienen el poder, usando como recursos principales el miedo y la intimidación para establecer un nuevo orden social basado en la imposición de leyes y normas que afectan directamente el uso de los espacios públicos y el tejido social por el temor, la desconfianza e inseguridad que se genera en la comunidad (Lunecke, 2012).

La génesis de las pandillas también encuentra explicación por un último factor que atraviesa la violencia urbana y es el familiar, cuyas dinámicas y estructura pueden precipitar, agravar o mantener conductas violentas, agresivas o antisociales (Sánchez, 2008). Como parte de los elementos de riesgo que inciden en este tipo de conductas, se encuentran el lugar donde está asentada la familia (como es la comunidad próxima en la que coexisten) delincuencia, violencia, pares que incitan a la conducta antisocial y consumo de SPA, conflictos maritales, interacciones coercitivas entre padres e hijos y pobres vínculos afectivos; modelos intergeneracionales de conductas violentas, pautas de crianza basadas en el castigo y el maltrato, así como actitudes pasivas, incoherencia en las normas, falta de consistencia y tratos inequitativos entre los hijos (Arias, 2013).

En lo que se refiere a los estudios que se han realizado en torno a la violencia urbana se resalta a Arias (2018), quien evidencia cómo esta trae consigo la segregación espacial y con ello la desigualdad en relación a la distribución económica de una ciudad y país, que conllevan a la expansión de una violencia producida por la falta de oportunidades laborales, sociales, económicas y educativas, viéndose afectada principalmente la población juvenil; se encuentra además que, la violencia urbana desde la perspectiva de los estudiantes se asocia con problemáticas como la exclusión, marginalidad, criminalidad y segregación. Asimismo, Jiménez y Pardo (2017) tras su investigación sobre la convivencia ciudadana y su relación con la violencia urbana, hacen énfasis en la necesidad de creación de políticas orientadas a la promoción de empleo, con el fin de mejorar las condiciones de vida de las comunidades, teniendo como fin la disminución de los niveles de pobreza y generando así un entorno propicio para reducir los niveles de violencia y conflictividad.

Camacho y Guzmán (1990) demuestran cómo en el desarrollo de la violencia urbana en las principales ciudades de Colombia como Cali y Medellín, se han generado diferentes formas de expresión de esta que denotan una instrumentalidad, es decir, no únicamente se encuentran actores e intereses que están en juego en el desarrollo de la violencia, sino que también se da una racionalización del “uso y recurso de la violencia de tal manera que se sabe en qué circunstancias utilizarla, con qué objetivos y los procedimientos más adecuados para ponerla en prácticaʺ (p.47).

A nivel regional Narváez y Pérez (2018) realizaron un estudio en la Comuna 10 donde describen cómo la violencia urbana y su naturalización conllevan a procesos de identificación intergeneracional que permiten la reproducción de “patrones de sociabilidad violenta, ligados a la práctica delictiva” (p. 78). Los grupos de jóvenes por medio de su incursión en prácticas ilegales, generan dentro de la comunidad un temor generalizado que sobrelleva un aumento en los niveles de inseguridad a través de la realización de actividades ilegales y criminales. De igual manera, se observa cómo la dinámica social de la comuna se ve envuelta por la emergencia de grupos ilegales que por medio de su control social y territorial convierten los espacios barriales en escenarios de conflicto que conllevan a la contradicción entre espacios transitables para la comunidad y las fronteras imaginarias que son impuestas por estos actores (Narváez, 2013).

A partir de lo anterior se reconoce que la violencia urbana al ser multicausal conlleva diferentes consecuencias; por ello surge el interés de describir los factores socioambientales relacionados con este fenómeno en tres comunas de la ciudad de San Juan de Pasto, dado que, al identificarlos se puede establecer una línea base que permite la descripción de cada uno de los componentes de la violencia urbana y las interacciones que hay entre ellos para reconocer su funcionamiento, y de esta manera establecer un marco tanto conceptual como práctico que tenga uso en futuras investigaciones en donde se desarrollen planes de intervención cuyas estrategias estén encaminadas al mejoramiento de las condiciones de seguridad y convivencia ciudadana.

Se debe tener en cuenta que, las comunas objeto de estudio se caracterizan por presentar altos niveles de violencia urbana, según la Encuesta de Convivencia y Seguridad Ciudadana -ECSC (Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas- DANE, 2017) San Juan de Pasto es una de las ciudades que presentó en el año 2016 una tasa de victimización del 23,9%, acompañada con un alto nivel de percepción de inseguridad por parte de sus habitantes (DANE, 2017).

Por otra parte, la población objeto de estudio se caracteriza por presentar altos índices de pobreza, lo cual se relaciona con la situación actual del departamento de Nariño que, según el DANE (2018), para el año 2017 los índices disminuyeron pasando del 45,7% al 40,2%, sin embargo, se evidencia que continúa siendo una problemática a tratar. Estos aspectos junto con la desigualdad social (Salas, 2010), las dinámicas familiares conflictivas, el poco acceso a empleo y educación repercuten en el incremento de la violencia urbana en las comunas objeto de estudio y generan que gran parte de la población juvenil al terminar sus estudios secundarios se vincule a pandillas dedicadas principalmente al hurto y al consumo de sustancias psicoactivas (Bernal, 2013).

MÉTODO

Diseño

El presente estudio se enmarca en el paradigma cualitativo, el cual se caracteriza por analizar de manera individual y concreta un fenómeno por medio de la comprensión o interpretación de los significados intersubjetivos de la acción social (Rivas, 2011). Este se ocupa de los aspectos que son subjetivamente aprehensibles por medio de un análisis de aquellos procesos que no son susceptibles de ser medidos en términos de frecuencia (Izcara, 2014). En esta lógica, se buscó identificar y comprender los factores socioambientales que mantienen la violencia urbana en tres comunas de la ciudad de Pasto.

El método empleado fue la fenomenología que se caracteriza por comprender las dinámicas de los sujetos a partir de las experiencias vividas en su contexto social, lo cual les permite construir un significado en común (Guerrero, Prado, Kempfer & Ojeda, 2017). De esta manera, la presente investigación se desarrolla a partir de las percepciones y opiniones que tienen los sujetos objeto de estudio de la violencia urbana.

Participantes

La unidad de análisis estuvo conformada en su mayoría por 47 adolescentes (26 mujeres y 21 hombres) entre los 11 y 17 años. Como criterios de inclusión se tuvo en cuenta que estos estuviesen inscritos en las tres Instituciones Educativas pertenecientes a tres comunas de la ciudad de Pasto, Colombia, asimismo, debían tener debidamente diligenciado el asentimiento y consentimiento informado. De igual manera, participaron 5 agentes clave quienes debían trabajar en los colegios y vivir en las comunas en mención.

Instrumentos

Para la recolección de la información se emplearon los protocolos y los formatos de preguntas correspondientes a las técnicas de grupo focal y entrevista semiestructurada (Ver Anexos 1 y 2).

El grupo focal es una herramienta que posibilita el diálogo e intercambio de ideas y pensamientos frente a una situación o problemática, a partir de una dinámica en la que los sujetos develan sus experiencias cotidianas y estas pueden ser confirmadas o refutadas por los otros participantes (Silvera, Colomé, Heck, da Silva & Viero, 2015). A partir de la aplicación de cinco grupos focales se dio paso a la interpretación y observación de las reacciones tanto grupales como individuales de los participantes frente a las problemáticas planteadas en razón de las subcategorías propias de la investigación.

En segundo lugar, se procedió a la aplicación de entrevistas semiestructuradas con agentes claves de la comuna. A partir de la definición de Díaz, Torruco, Martínez y Varela (2013) se entiende esta técnica como un elemento que posibilita la adaptación a los participantes, puesto que permite el ajuste de las preguntas y la flexibilidad en el desarrollo de la entrevista, aspecto que genera un ambiente de motivación en cuanto a la aclaración de términos, ambigüedades y la reducción de formalismos por parte del entrevistador. Se construyeron diferentes preguntas orientadoras cuyo objetivo se basa en la identificación de las realidades subjetivas de los participantes mediante el diálogo continuo.

En cada técnica se incluyeron subcategorías deductivas, construidas a partir de la revisión de literatura científica sobre la categoría violencia urbana en América Latina, a nivel nacional, regional, y específicamente en las comunas de estudio, valorando además, la observación independiente previamente realizada por parte del equipo de investigación en dichos contextos.

En consecuencia, se establecieron, de la forma más concreta y precisa posible de acuerdo a la realidad de investigación, las subcategorías de factores políticos, socioeconómicos, relacionados con el control territorial y factores familiares. Las preguntas de cada subcategoría deductiva y su totalidad en cada técnica fueron evaluadas por jueces expertos a partir de criterios de calificación tales como claridad, pertinencia, relevancia, redundancia y suficiencia. De esta manera, con la concordancia interpretativa del fenómeno entre jueces e investigadoras, la adecuada reconstrucción y consenso de las múltiples realidades percibidas y construidas por los sujetos de estudio y la congruencia de la relación teoría y realidad, se logró comprender la violencia urbana desde una perspectiva multifactorial, cumpliendo paralelamente con aspectos de validez y confiablidad científica requeridos en los procesos de investigación, para este caso desde el paradigma cualitativo (Cortés, 1997; Martínez, 2006).

Procedimiento

Para llevar a cabo el estudio, en primer lugar, se solicitó autorización de ingreso a las diferentes Instituciones Educativas presentándoles el proyecto de investigación y la metodología de trabajo propuesta. Posteriormente, se tuvo el primer contacto con los estudiantes y agentes clave con quienes se desarrolló el proceso de consentimiento informado procediendo a realizar los grupos focales y entrevistas semiestructuradas. Finalmente, se llevó a cabo el análisis y discusión de los resultados obtenidos.

Análisis de datos

El análisis de la información se realizó a través de las siete fases interactuantes propuestas por Cisterna (2005), que incluyen la categorización apriorística, selección de la información, triangulación de la información por cada estamento, triangulación entre estamentos, triangulación entre las diversas fuentes de información, triangulación con el marco teórico e interpretación de la información. Para la categorización apriorística, se organizó la información, a partir de la categoría general de estudio, factores socioambientales de la violencia urbana, se identificaron y diferenciaron las distintas subcategorías a saber, factores socioeconómicos, factores políticos, factores relacionados con el control territorial y factores familiares. En esta fase se tuvieron en cuenta dos criterios consecutivos, la pertinencia y la relevancia.

Ahora bien, con respecto a la triangulación de la información por cada estamento, con el procedimiento inferencial se construyeron conclusiones ascendentes, agrupando las respuestas relevantes por tendencias, según la coincidencia o divergencia en cada uno de los instrumentos aplicados, en un proceso de diferentes niveles de análisis desde el cruce de los resultados por cada subcategoría (conclusiones de primer orden), el cruce de las conclusiones de primer nivel agrupándolas por su pertenencia a la categoría central (conclusiones de segundo nivel), y el cruce de las conclusiones categoriales por cada estamento (conclusiones de tercer nivel).

Consecutivamente, la triangulación de la información entre estamentos permitió establecer relaciones de comparación significativas entre los diferentes grupos de sujetos indagados, en función de los diversos tópicos interrogados desde un carácter general y otro específico. En el carácter general la comparación significativa se hizo desde las conclusiones de tercer nivel, triangulando la opinión de los estamentos a las preguntas centrales de la investigación. En el carácter específico las comparaciones tuvieron lugar desde las subcategorías de cada estamento.

Para la triangulación entre las diversas fuentes de información, se tuvieron en cuenta las conclusiones de segundo y tercer nivel, que integraran la triangulación interestamental por cada instrumento aplicado, propiciando nuevos procesos interpretativos. Además, en la triangulación con el marco teórico, se generó una discusión entre la literatura especializada, actualizada y pertinente sobre las diferentes subcategorías de investigación y lo que se encontró en la indagación de campo. Y finalmente, la interpretación de la información integró los hallazgos en su totalidad que develaron los factores socioambientales que mantienen la violencia urbana en tres comunas de la ciudad de Pasto.

RESULTADOS

El análisis de la información permitió identificar que la violencia urbana es un fenómeno atravesado por factores que hacen parte tanto de los micro como de los macrocontextos de la vida comunitaria. En esta sección se presentan los hallazgos más relevantes que dan cuenta de las comprensiones alcanzadas como producto del análisis de la información desde las subcategorías planteadas para cada estamento.

Factores políticos

en las comunas objeto de estudio, se evidenció que existe una alta percepción de abandono por parte del Estado, lo que ha traído consecuencias políticas y económicas determinantes en la organización y dinámica de las comunidades. A nivel político, los participantes perciben un abandono estatal por lo que optan por buscar estrategias de protección y defensa grupal, haciendo uso de herramientas propias como la “limpieza social” y campañas de autocuidado, refiriendo: “entre los vecinos se ponen un aviso y salen encapuchados para tener seguridad en el barrio, salen con palos así desde las 9, 10, 11 hasta las 2 por ahí y van a buscar a los muchachos que venden droga para evitar que lo sigan haciendo”. A pesar de que la finalidad de las dinámicas mencionadas es la erradicación del comercio de SPA, estas incrementan la percepción de que se puede gestionar la justicia a manos propias, reivindicando la ausencia del Estado y favoreciendo que los niveles de violencia urbana incrementen progresivamente puesto que se utiliza una estrategia basada en la agresión e intimidación entre los propios habitantes e incluso los agentes del Estado, quienes según las comunidades participantes abusan del poder y muchas veces incurren en violencia y maltrato para garantizar el orden.

Factores socioeconómicos

En este aspecto se encuentra que los sujetos perciben que son estigmatizados y excluidos por la sociedad, refiriendo: “piensan que acá es un barrio, digamos que vienen y ya lo van robando y pues no es así”. Se observa que estos procesos han conllevado a que la mayoría de trabajos sean informales (carpintería, mototaxismo, comercio en la calle, entre otros) o relacionados con actividades económicas ilegales (venta de SPA, robos, extorsiones). Este aspecto ha generado que los jóvenes, al tener recursos económicos limitados para acceder a la educación, sean vulnerables a vincularse a este último tipo de actividades y opten por otros caminos que fomentan los niveles de violencia barrial.

Aunque la estigmatización no es generalizada, las características de las comunas como la existencia de lugares poco transitados, la lejanía respecto a sectores centrales de la ciudad y la pertenencia a estratos socioeconómicos bajos, han favorecido comportamientos criminales que aunque no sean realizados por la totalidad de la población, socialmente son tildados de “peligrosos”.

En cuanto a la economía ilegal, de acuerdo con los participantes, el microtráfico se condensa con el establecimiento de pandillas, quienes buscan caracterizarse de formas particulares y control territorial sobre ciertas zonas de las comunidades para adquirir mayor dominio y poder respecto a otros grupos y campo en el comercio de SPA. Un agente clave refiere: “las pandillas en general se reúnen en esquinas donde consumen sustancias psicoactivas y arman problemas, hacen que a uno le de miedo salir”. El miedo, la inseguridad y la zozobra al hacer parte de la cotidianidad de estas comunas se constituyen en mantenedores de la violencia urbana (Ver Figura 1).

Figura 1 Estructuras y dinámicas que fortalecen y mantienen la violencia urbana 

Factores relacionados con el control territorial

La organización de pandillas es un factor común en las tres poblaciones estudiadas. Los jóvenes que pertenecen a las pandillas necesitan ser identificados y “respetados” en la comunidad y por ello caracterizan su manera de vestir, caminar, hablar y comportarse, es así como utilizan vestimentas con una señal particular, habitan en lugares estratégicos como una esquina, las gradas o callejones; lugares que están ligados al territorio dado que actúan como señales que resultan ser de gran importancia especialmente cuando están relacionadas con el microtráfico mediante el cual se disputa el nivel y jerarquización de las pandillas, es decir, el grupo con mayor poder y dominio territorial es aquel que tiene más campo para el consumo, expendio y tráfico de drogas; es por ello que los jóvenes vinculados al negocio, imponen miedo y temor entre los habitantes. Los participantes refieren: “en ciertas zonas como canchas o callejones es mejor no pasar en horarios después de las 7 u 8 de la noche porque uno está en riesgo”. Estas condiciones refuerzan la estigmatización que existe frente a las comunas como zonas de alto riesgo y favorece la naturalización de la violencia como mecanismo de control y regulación, dando paso a la evitación por parte de los habitantes quienes prefieren no hacer frente a estas dinámicas, cuidarse y mantener a salvo a sus familias.

Como hallazgo emergente se identificó que las pandillas representan un escenario ideal como satisfactor de distintas necesidades de los jóvenes vulnerables que hacen parte de ellas (Figura 2):

Figura 2 Necesidades satisfechas por los jóvenes en las pandillas 

Factores familiares

En las comunas, se evidencia que hay problemáticas en el funcionamiento familiar que alteran la interacción de los miembros, convirtiéndose en un factor de riesgo frente a la violencia. Así, los participantes refieren que existe la dificultad para establecer roles lo que afecta el ejercicio de la autoridad por parte de los padres. Además, se identifican interacciones agresivas entre los miembros del hogar donde se presenta la violencia física y psicológica en diferentes manifestaciones.

Los adolescentes entrevistados relatan la falta de acompañamiento por parte de sus padres quienes dedican gran parte del tiempo al trabajo dejando a sus hijos sin compañía u orientación confiable, aspecto que conlleva a que muchos de ellos no perciban apoyo emocional en sus familias. Un factor común en los grupos participantes es la utilización de la violencia como una herramienta para la crianza de los hijos, pauta que se ha naturalizado en la cotidianidad y que se legitima con la práctica constante, creando y recreando imaginarios en los cuales se relaciona castigo con amor y se equipara violencia con formas de cuidado y protección.

En el siguiente esquema se encuentran algunos relatos que evidencian problemas familiares estructurales favorecedores de distintas formas de violencias (Ver Figura 3).

Figura 3 Problemas en la dinámica familiar que favorecen la violencia 

DISCUSIÓN

El estudio tuvo como objetivo describir y comprender los factores socioambientales de la violencia urbana en tres comunas de la ciudad de San Juan de Pasto. Se parte de la idea de la violencia como un fenómeno multidimensional, asumiéndolo como fenómeno difícil de realizar su abordaje, análisis y comprensión, por lo cual se recurre a desglosar los factores que lo componen para así posteriormente establecer sus interrelaciones (Colombara, 2011). Inicialmente se plantea que, la percepción de los habitantes frente a la ausencia del funcionamiento del Estado al momento de regular acciones violentas y delictivas es determinante para las dinámicas políticas que se dan al interior de las comunas (Frühling & Sandoval, 1998), aspecto confirmado por los sujetos de estudio, quienes a partir de la percepción de abandono estatal no denuncian las actividades ilícitas e ilegales que se desarrollan dentro de las comunidades, prefiriendo desarrollar estrategias de autoprotección y defensa grupal que las interpretan como campañas de autocuidado.

En estos contextos donde se presentan dificultades de presencia estatal y policial, las organizaciones alternativas de orden social se instalan y se naturalizan en las comunidades, acrecentado la violencia urbana (Hernández, et al., 2016), también reforzada por el factor socioeconómico, en el que se evidencia la estigmatización territorial catalogada por Kessler y Dimarco (2013) como el proceso por el cual un determinado espacio queda reducido a ciertos atributos negativos que aparecen magnificados, estereotipados, produciendo como resultado su devaluación o desacreditación social. Para Fuentes y Hernández (2013), la exclusión está determinada por procesos económicos, políticos y culturales, identificados respectivamente en la exclusión tanto de bienes y servicios básicos como en la participación en la toma de decisiones políticas. Son estas características, las mismas que están presentes en la nueva pobreza urbana, sumadas al deterioro del tejido social y la carente participación y relaciones vecinales.

En efecto, a partir de violencias invisibles como la exclusión y la estigmatización territorial, los jóvenes de las comunas estudiadas sufren de forma particular las consecuencias de los límites para acceder a un trabajo formal, a la educación y a vínculos sociales formales externos, aspectos que estimulan la adhesión a economías ilegales para conseguir un sustento económico (Linares, 2013). Además, se podría decir que las conductas que se presentan en las comunas estudiadas (microtráfico, vandalismo, robos, consumo de SPA) reflejan la inequidad promovida por el mismo Estado, en la distribución de bienestar hacia toda la población, pues los recursos y oportunidades no se dan de acuerdo a las necesidades y características de las comunidades (Dammert, 2005).

Según Tijoux (1995), los jóvenes son los principales afectados por una mayor tasa de desempleo sectorial, una mayor presión competitiva, una decreciente proyección a identidades colectivas y una curva ascendente de actitudes anómicas. A partir de lo anterior, se concluye que la incapacidad de la estructura social para proveer a los individuos de los recursos necesarios para lograr metas tanto laborales como educativas y económicas, es una de las principales razones por las cuales los adolescentes o jóvenes se adhieren a estructuras delincuenciales como las pandillas que brindan solvencia de los elementos anteriormente mencionados, así mismo, Tullock (1971, citado en Cuartas, Valencia & Zapata, 2011) plantea por medio de su escuela económica del crimen que los crímenes se dan debido a la relación entre la existencia de una oferta y demanda que conllevan a la realización de ciertos comportamientos delictivos, que se ven incentivados por la relación costo-beneficio. Este aspecto es referido por los participantes quienes afirman que la existencia de grupos se conforma principalmente por adolescentes, los cuales se caracterizan por realizar actividades ilegales o delictivas, como método para la subsistencia económica.

De igual manera, las pandillas buscan establecer un nuevo orden social basado en la imposición de leyes y normas, empleando mecanismos como el miedo y la intimidación quedando manifiesto el control territorial que explica la relación de los grupos ilegales con el microtráfico, por medio de la resignificación del territorio como fuente de abastecimiento e identidad, el cual deberá ser defendido y preservado como aquel resguardo y proveedor de los beneficios obtenidos mediante la venta y consumo de SPA (Murcia, 2015). De acuerdo con Salazar y Frasser (2013), el control territorial corresponde a una disputa del mercado de las drogas entre diversos grupos que son los encargados de accionar en la defensa del control de los expendios locales de droga denominados “ollas”.

Por último, las dinámicas familiares ejercen una influencia significativa en el comportamiento de los individuos, dado que es ahí donde se aprenden valores, conductas y modos de vida que se suelen replicar en otros contextos como el escolar, el comunitario y el laboral. De esta manera, se encuentra que las debilidades en el núcleo familiar precipitan la conformación de pandillas que muchas veces están constituidas por jóvenes que viven una constante violencia intrafamiliar. Este postulado es reafirmado por Arias (2013) quien apunta a que las falencias en las dinámicas familiares relacionadas con el establecimiento de roles, la violencia física y psicológica, pobres vínculos afectivos, actitudes pasivas e incoherencia entre lo que se dice y se exige, se constituyen en factores de riesgo para precipitar, agravar o mantener conductas violentas o antisociales. A esto Suárez y Jama (2015) añaden que la falta de acompañamiento es determinante en la decisión que toman los jóvenes de emplear su tiempo libre y realizar o no conductas delictivas.

Las dinámicas familiares disfuncionales sumadas al contexto barrial caracterizado por dificultades económicas y segregación residencial devienen en el riesgo de adhesión a grupos ilegales, los cuales por medio del aprendizaje social y socialización de conductas violentas, visibilizan aspectos de semejanza en torno a modos de vida similares y trayectorias entre sus miembros, es así como la juventud encuentra en las pandillas cohesión y sentido de pertenencia a través de la realización de actividades ilegales o violentas y el consumo de SPA y la apropiación y defensa del territorio en los enfrentamientos entre grupos rivales.

CONCLUSIONES

La percepción de ausencia del Estado se asocia con la consolidación de nuevas estructuras y dinámicas políticas al interior de las comunas estudiadas, que si bien buscan la protección y defensa grupal ante la ausencia del sistema penal, terminan incrementando la violencia urbana pues se basan en la agresión e intimidación.

Con respecto a lo socioeconómico, la percepción de segregación y estigmatización por la sociedad ha traído como consecuencia la dificultad en el acceso al campo laboral y académico razón por la cual se realizan trabajos informales y se generan vinculaciones en actividades ilegales relacionadas con el narcotráfico y el hurto, incrementando la violencia.

La actividad económica relacionada con el microtráfico es mantenida por las pandillas ilegales que constantemente se disputan el control territorial, el poder y el reconocimiento como grupo y como comercializador de SPA. En la formación de pandillas también incide la estructura y dinámica familiar, observándose debilidades en el establecimiento de roles y autoridad, la comunicación y el acompañamiento a los hijos en etapas críticas de su desarrollo como la niñez y la adolescencia.

Si bien los problemas encontrados al interior de las familias no son la causa directa de la violencia urbana, su interacción con otros factores facilitan las condiciones para que los adolescentes se sientan solos, tengan pobre apoyo emocional, experimenten poca pertenencia en su familia y esto los convoca a involucrarse en actividades vinculadas con comportamientos ilegales y violentos.

Para finalizar, el presente estudio permite visualizar la necesidad de enfocarse en la educación formal e informal a sumiéndola como un proceso generador de nuevas ciudadanías en torno a la ética y la moral, la solución consensuada de conflictos, las prácticas deliberativas y la democracia en su sentido amplio, de la mano de proyectos que promuevan actividades alternativas que fortalezcan en la juventud el desarrollo personal, académico y económico, previniendo su vinculación a grupos de riesgo como las pandillas, para lo cual también se requiere el apoyo estatal. Además, es necesario formular e implementar programas de psicoeducación para mejorar la comunicación asertiva y el apoyo emocional al interior de los hogares, esto con el fin de que la familia sea un factor protector y no de riesgo.

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Cómo citar este artículo (APA): Obando Guerrero, L.; Pérez Caicedo, C.; Cuastumal Meneses, R. & Hernández Narváez, E. (2020). La violencia urbana como fenómeno multicausal: un estudio en tres comunas de la ciudad de San Juan de Pasto. Psicogente 23(43), 1-26. https://doi.org/10.17081/psico.23.43.3269

Recibido: 06 de Abril de 2019; Aprobado: 14 de Agosto de 2019

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