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Perspectivas en Nutrición Humana

Print version ISSN 0124-4108

Perspect Nut Hum vol.16 no.1 Medellín Jan./June 2014

 

INVESTIGACIÓN

 

Conocimientos, gustos y prácticas sobre el consumo de lácteos en una población escolar de la ciudad de Medellín-Colombia

 

Knowledge, preference and practices on dairy intake in schoolchildren from Medellin-Colombia

 

 

Holmes Rodríguez E.1; Luis Fernando Restrepo B.1; Libia Inés Martínez H.2

1 Grupo GRICA, Facultad de Ciencias Agrarias. holmes.rodriguez@udea.edu.co.

2 Escuela de Nutrición y Dietética. Universidad de Antioquia UdeA, Calle 70 No. 52-21, Medellín, Colombia

 

Como citar este artículo: Rodríguez H, Restrepo LF, Martínez LI. Conocimientos, gustos y prácticas sobre el consumo de lácteos en una población escolar de la ciudad de Medellín-Colombia. Perspect Nutr Humana. 2014;16: 83-96.

 

Artículo recibido: 5 de diciembre de 2013; Aceptado: 31 de marzo de 2014

 


RESUMEN

Antecedentes: el consumo de lácteos es importante para la salud y el desarrollo de los niños, sin embargo en países en desarrollo no se alcanza la recomendación de la OMS de 180 L/persona/ año. Objetivos: determinar los conocimientos, gustos y prácticas de consumo de productos lácteos comparativamente con el de gaseosas, en población escolar de la ciudad de Medellín. Materiales y métodos: estudio descriptivo exploratorio de tipo transversal, en el que participaron 384 niños, entre 7 y 12 años, de nueve instituciones educativas. Se efectuó el análisis de los datos aplicando la técnica multivariada MANOVA con contraste canónico ortogonal, empleando el paquete estadístico SAS versión 9.0. Resultados: se encontró un consumo de lácteos de 135,5 L/persona/año, sin diferencia estadística entre sexos (p=0,53) ni entre niveles socioeconómicos (p=0,17). Frente a los conocimientos sobre el consumo de lácteos, solo 38,2% de los niños conoce la cantidad diaria recomendada y 42% el aporte nutricional. Para el 60,4% de los niños, la principal motivación al consumo de lácteos es el sabor. Se encontró un consumo de gaseosas y refrescos de 132,7 L/persona/ año. Conclusiones: es necesario mejorar los conocimientos de los niños sobre la importancia del consumo de lácteos para la salud, utilizando campañas educativas para fomentar su consumo.

Palabras clave: productos lácteos, leche, gaseosas, bebidas, consumo de alimentos, preferencias alimentarias, hábitos alimentarios, niños.


ABSTRACT

Introduction: Dairy products intake is important for children's health and development. However, in developing countries, it does not reach WHO recommendation; 180 L/person/y. Objective: To determine the knowledge, preference and practices associated with dairy products intake in school population from Medellin, comparing with soft drinks intake. Methods: personal interviews were obtained from 384 children, 7 and 12 y old, from 9 elementary schools. Differences between dairy and soft drink were evaluated by MANOVA, using SAS version 9.0. Results: Mean dairy products intake was 135.5 L/person/y. Differences between gender (p=0.53), or socio-economical level (p=0.17) were not detected. Only 38.2% of children know daily products intake recommendation and 42% knows its nutritional content. Taste was the main motivation for intake in 60.4% of children. Mean soft drink intake was and 137.7 L/person/y. Conclusions: It is necessary to enhance students' knowledge about the importance of dairy products' for health, and to implement educational campaigns to promote their consumption.

Key words: dairy product, milk, soft drinks, beverages, food consumption, food preferences, food habits, children.


 

 

INTRODUCCIÓN

La leche es uno de los alimentos más completos para el ser humano debido a sus características nutricionales. La leche y sus derivados, como la cuajada, el queso, el kumis y el yogur, son alimentos fuentes de proteínas de alta calidad (caseína, lacto globulina y lacto albúmina), calcio, vitaminas liposolubles A y D, vitaminas del complejo B y fósforo, entre otros minerales. Sus características nutricionales hacen que estos alimentos sean indispensables en períodos de rápido crecimiento, como la infancia y la adolescencia, lo mismo que durante la gestación y la lactancia (1).

Las ventajas del consumo de leche están ampliamente documentadas, existe relación entre su consumo durante la niñez y la adolescencia con la estatura alcanzada al llegar a la vida adulta (2-3). También está publicada la relación entre la ingestión de calcio proveniente de la leche y el contenido óseo de este mineral (4). Adicionalmente, se han documentado las ventajas del consumo de lácteos para la salud en aspectos como la disminución de casos de anemia y desnutrición en niños (5); protección contra el riesgo de sufrir de obesidad (6); reducción del riesgo de baja masa ósea, infarto, síndrome metabólico y algunos tipos de cáncer (7); reducción de la presión sanguínea en jóvenes (8); reducción de factores de riesgos cardiometabólicos (9); reducción de factores de riesgos de enfermedades crónicas (10); reducción en la prevalencia de caries dental (11).

En cuanto a los riesgos que representa el consumo de lácteos, se han publicado resultados que recomiendan evitar el consumo en pacientes asmáticos, con alergia a la leche de vaca (12) y el posible incremento en el riesgo de cáncer de páncreas en adultos con una dieta alta en ácidos grasos saturados y ácidos grasos presentes en productos lácteos ricos en grasa, como mantequilla, queso crema, helado y pastel de crema (13).

Las estimaciones oficiales del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural con cifras del DANE indican un consumo de leche en Colombia de 156 L/ persona/año (14), cantidad que dista del consumo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 180 L/persona/año (15).

Estudios realizados en otros países señalan que la elección de alimentos depende de múltiples factores, entre los que se cuentan: nivel socioeconómico (16), conveniencia, salud y nutrición (17), los hábitos alimentarios y la influencia de los padres (18). Para el contexto colombiano, entender los factores relacionados con el consumo de alimentos lácteos es esencial para desarrollar intervenciones tendientes a incrementar su consumo. En los niños se ha encontrado una menor resistencia al cambio, por lo que es oportuno realizar en este grupo etario intervenciones orientadas a modificar los comportamientos inadecuados y promover prácticas favorables para la salud (19), como el incremento en el consumo de alimentos lácteos. Ante la escasez de información sobre los factores relacionados con el consumo de estos alimentos, en los niños de Medellín, se decidió realizar el presente estudio, cuyo objetivo fue determinar los conocimientos, gustos y prácticas de consumo de productos lácteos comparativamente con el consumo de gaseosas, en escolares de 7 a 12 años.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Estudio descriptivo exploratorio de tipo transversal. Para el cálculo de la muestra se partió de una población total de 447.160 niños de 7 a 14 años (20), residentes en Medellín, y se tuvieron en cuenta los siguientes parámetros para determinar el tamaño de la muestra: un nivel de confianza de 95,0%, un error máximo permisible del 5,0%, al desconocer cómo eran los conocimientos sobre lácteos y consumo de los mismos en esta población los parámetros estimados P y Q adoptaron el valor de 50,0%. El tamaño definitivo de la muestra quedó conformado por 384 sujetos, elegidos en forma aleatoria, utilizando una distribución uniforme. Se escogieron nueve instituciones educativas de básica primaria de la ciudad de Medellín, representativas de los estratos socioeconómicos bajo, medio y alto. Para esta clasificación se tuvo en cuenta la estratificación del municipio de Medellín, basada en las características físicas de las viviendas y de su entorno, clasificación que establece seis estratos, de los cuales el 1 corresponde al más bajo (21); estas categorías se reagruparon así: estrato bajo correspondiente al 1 y 2; el medio al 2 y 3 y el alto al 5 y 6. Se empleó un muestreo aleatorio de proporciones en forma doblemente estratificada (por estrato socioeconómico y por sexo). Se efectuó una prueba piloto al 10% de la muestra total, con el fin de evaluar el instrumento para la recolección de información, buscando que las preguntas fuesen perfectamente comprensibles por parte de los niños indagados y haciendo las correcciones pertinentes.

Evaluación del consumo de lácteos, gaseosas y refrescos: se realizó mediante el recordatorio del consumo de las últimas 24 horas, utilizada en estudios previos con una población entre 8 y 10 años de edad (8), por medio de entrevistas personales realizadas con el apoyo de nutricionistas-dietistas, utilizando modelos de recipientes y porciones. Además, se indagó sobre la frecuencia de consumo de alimentos lácteos, gaseosas y refrescos.

Evaluación de los factores relacionados con el consumo de lácteos: los conocimientos, gustos y prácticas fueron evaluados mediante un formulario semiestructurado (Anexo) con varias opciones de respuesta para cada pregunta con la posibilidad de ampliar algunas de ellas. También incluía unas pocas preguntas abiertas. Sobre los conocimientos se indagó a los niños si sabían la importancia de consumir productos lácteos, si conocían la cantidad diaria recomendada de estos alimentos, igual que los problemas asociados con el consumo deficiente de los mismos. Además se les preguntó si conocían o no el aporte nutricional de los refrescos y gaseosas y quienes respondieran afirmativamente deberían indicar dicho aporte.

Sobre las prácticas de consumo se pidió ordenar de 1 a 5 una lista de cinco bebidas según el grado de preferencia, siendo 1 la más importante y 5 la menos. La lista incluía la opción ''otra'' y se debería especificar cuál era. Además, de la misma manera descrita se pidió ordenar un listado de cinco posibles razones que motivan el consumo de la bebida favorita.

Se efectuó una prueba piloto en 10% de la muestra total, con el fin de evaluar el instrumento para la recolección de información, buscando que las preguntas fuesen perfectamente comprensibles por parte de los niños indagados y haciendo las correcciones pertinentes. Posteriormente se efectuó el estudio en el período febrero-junio de 2012.

Análisis estadístico

Se aplicó la técnica multivariada MANOVA, con contraste canónico de índole ortogonal, cuyo objetivo fue comparar si existen divergencias estadísticas entre sexos y entre estrato socioeconómico, con base en un cúmulo de variables adscritas a un tema específico del proceso investigativo. De igual forma, se estableció por el método de la máxima verosimilitud, la dimensionalidad del contraste, convalidándose los supuestos adscritos en el análisis antes citado. Finalmente, se realizaron cruces de variables para temas particulares por medio de la técnica Chi-cuadrado, de igual manera se realizaron distribuciones de frecuencia de tipo unidimensional. Se procesaron los datos en el paquete estadístico SAS versión 9.0.

Consideraciones éticas

El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de Investigación de la Universidad de Antioquia. Todos los participantes en el estudio lo hicieron de manera voluntaria; los padres de los menores firmaron el conocimiento informado autorizando la participación de sus hijos en el estudio. Además, se informó a los padres de familia que sus hijos podían terminar la participación en el estudio en cualquier momento y que la información sería manejada de manera confidencial y solo con fines académicos.

 

RESULTADOS

De los 384 participantes en el estudio, 51,5% fueron mujeres y 48,5% hombres; se distribuyeron según estrato, así: alto 32,1%; medio 45,0% y bajo 22,9%. La edad promedio fue de 8,6±1,3 años.

Consumo de lácteos, gaseosas y refrescos

Se encontró un consumo estimado de productos lácteos de 135,5 litros por niño al año; la leche líquida fue el producto más consumido con un estimativo de 77,5 L/año, seguido de kumis y yogur con 42,1 L/año, quesos con un consumo equivalente a 12,1 L/año y leche en polvo con un consumo equivalente de 3,8 L/año. No se encontró diferencia significativa entre estratos socioeconómicos (p=0,17) ni entre sexos (p=0,53) en cuanto al consumo de leche. Se encontró un consumo de gaseosa estimado por niño de 70,6 L/año y de refrescos de 62,1 L/año, no se encontraron diferencias significativas según estrato socioeconómico (p=0,45) ni según sexo (p=0,10) (Tabla 1).

 

Conocimientos y preferencias del consumo

A la pregunta: ¿Por qué es importante el consumo de productos lácteos?: 47,7% de los encuestados respondió que para el crecimiento; 36,7% para la Perspectivas en Nutrición Humana 87 nutrición y 31,2% consideran que es benéfico para la salud, no se presentaron diferencias significativas entre estratos socioeconómicos (p=0,43) ni entre sexos (p=0,77) (Tabla 2).

 

La proporción de niños que manifestó conocer la cantidad diaria recomendada de lácteos, el aporte nutricional de los mismos, los riesgos de su bajo consumo y el valor nutricional de las gaseosas se presenta en la tabla 3. En los distintos aspectos indagados no se presentaron diferencias estadísticamente significativas según sexo (p>0,05), pero sí por estrato referente a la cantidad diaria recomendada de lácteos (p=0,03), el aporte nutricional que poseen (p=0,03) y el riesgo que se corre por bajo consumo (p=0,02). No se encontró diferencia estadística en el conocimiento sobre el aporte nutricional de las gaseosas (p=0,08) entre estratos. En todos los casos dichas diferencias se presentaron entre los estratos medio y alto en relación con estrato bajo, que presentó las proporciones más bajas de conocimiento (Tabla 3).

 

Sobre la calificación de algunas bebidas de 1 a 5 de acuerdo con la preferencia de consumo, la que fue calificada por el mayor número de niños con el número 1, indicativo de mayor preferencia, fue la leche, 34,4% para el estrato bajo, 36,6% en el medio y 28,4% en el alto. Los jugos naturales tienen la mayor preferencia en el estrato alto (21,9%); el yogur y kumis en el estrato bajo (22,7%); las gaseosas y refrescos en el estrato alto (27,4%) y el agua en el bajo (15%). No se encontró diferencia según sexo (p>0,05), pero sí por estrato socioeconómico para la preferencia por kumis y yogur (p=0,01), que fue mayor en el estrato bajo frente al alto; también se encontró diferencia en la preferencia por las gaseosas (p=0,01), siendo mayor en el estrato alto (Tabla 4).

 

En cuanto a las posibles razones que motivan el consumo de una bebida, no se presentaron diferencias estadísticas significativas según sexo (p>0,05), pero sí por estrato en algunas de las razones; como son la motivación por asuntos de salud (p=0,01) y por la presentación del producto (p=0,01). Aunque solo 2,3% de la población estudiada selecciona una bebida por su presentación, ese factor carece de importancia para el estrato bajo, puesto que ningún sujeto lo seleccionó, contrario al alto, al que pertenecía la mayoría de quienes escogieron ese factor (Tabla 5).

 

No se encontró diferencia entre sexos en lo referente al gusto por la leche líquida (p=0,23), leche en polvo (p=0,14), queso (p=0,43), yogur y kumis (p=0,20), ni refrescos y gaseosas (p=0,45) (Tabla 6). Se encontró diferencia altamente significativa (p=0,01) en el gusto por la leche líquida entre el estrato medio con respecto a los otros; también se observó diferencia (p=0,04) en el gusto por la leche en polvo entre los estratos medio y bajo con respecto al alto; lo mismo sucedió respecto al gusto por yogur y kumis (p=0,01); el queso gusta más en el estrato medio con diferencias significativas con respecto a los demás estratos (p=0,01). No se encontró diferencia en el gusto por gaseosas y refrescos entre estratos socioeconómicos (p=0,10).

 

DISCUSIÓN

Los principales hallazgos de este estudio fueron el bajo consumo de productos lácteos en la población escolar y el alto consumo de gaseosas y refrescos; lo mismo que los bajos conocimientos sobre la importancia de consumir productos lácteos, la cantidad diaria recomendada de los mismos, los problemas asociados con su deficiente consumo y el aporte nutricional de los refrescos y gaseosas.

El consumo estimado por niño de lácteos fue 135,5 L/ año, cantidad inferior a la recomendada por la OMS (180 L/persona/año) y menor a los reportes oficiales que indican un consumo aparente de leche en Colombia de 156 L/habitante/año (15). Este hallazgo coincide con otros estudios en los cuales se encontró un inadecuado consumo de lácteos y calcio en niños de 4 a 18 años de Estados Unidos (10) y con el reporte del ICBF (22), según el cual 85,5% de los colombianos tienen una baja ingesta usual de calcio, en relación con la recomendación de consumo mínimo de dos porciones/día de lácteos, en el grupo etario de 2 a 12 años. El estrato socioeconómico alto presentó un mayor consumo de lácteos, seguido del estrato medio, y el menor consumo fue para el estrato bajo. Al respecto, un estudio realizado en la ciudad de Medellín (23) encontró que la preferencia por bebidas lácteas durante el descanso en la jornada escolar fue menor en los estudiantes del estrato alto (57%), seguido por el bajo (50%) y en el último lugar el medio (26%). Los hallazgos del presente estudio están de acuerdo con los reportes de la Encuesta nacional sobre la situación nutricional en Colombia (ENSIN) de 2005 y 2010 (24-25), que revelaron, para la población a nivel nacional, menor cantidad diaria consumida y menor frecuencia de consumo entre la población más pobre. Aunque el consumo anual por los niños de este estudio fue superior al reportado para el grupo de 9-13 años (24), estos hallazgos sugieren la importancia de focalizar los esfuerzos en incrementar el consumo de lácteos y cambiar los hábitos de consumo para alcanzar los requerimientos nutricionales (26).

Con relación al conocimiento de los niños sobre la importancia del consumo de lácteos, del requerimiento diario de consumo y del aporte nutritivo de estos productos, se encontró un porcentaje bajo, siendo los niños del estrato bajo los que presentaron los menores conocimientos frente a la importancia del consumo de lácteos para la salud (23,9%). Adicionalmente, los hallazgos indican que los niños tienen un conocimiento deficiente del aporte nutricional de las gaseosas y refrescos. Esta situación sugiere la necesidad de implementar campañas educativas que conlleven a mejorar el conocimiento de la población escolar sobre la importancia del consumo de lácteos para la salud y el desarrollo de los menores, lo cual coincide con las políticas de desarrollo de la cadena láctea colombiana en relación con la necesidad de proveer una mayor educación a los consumidores (27) y de las políticas del municipio de Medellín de mejorar la educación para la salud (28). Esto implica también la necesidad de incorporar en los currículos desde la escuela primaria, mayores conocimientos sobre nutrición y promoción de la salud.

Las campañas sobre salud y nutrición, en particular sobre los lácteos, deben involucrar al personal docente y a los padres de familia, de manera que el mensaje sea consistente y se logre un consumo adecuado de lácteos, al mismo tiempo que se reduzca el de gaseosas (29).

En cuanto al consumo de gaseosas y refrescos se estimó en 132,7 L/niño/año, cantidad ligeramente inferior al consumo anual estimado de lácteos (135,5 L/año), la situación es todavía más grave a nivel nacional, porque según la ENSIN 2005, en el grupo de 9 a 13 años el consumo de gaseosas y refrescos supera al de lácteos en 32 L/niño/día (24). Se encontró que los niños tienen un consumo mayor que las niñas y que los niños del estrato alto tienen el mayor consumo de gaseosas, mientras los del estrato bajo tienen el mayor consumo de refrescos.

Estos resultados concuerdan con los hallazgos de una investigación realizada en Medellín en 2012, que reveló alta preferencia por las gaseosas en la población escolarizada, además mostró que en 65,1% de las instituciones educativas de la ciudad se permitía la publicidad de alimentos en las tiendas escolares y que las gaseosas eran los productos más publicitados, en 69,9% de las tiendas de instituciones educativas oficiales y en 62,2% de las instituciones privadas (23).

Teniendo en cuenta que otros estudios han encontrado que la publicidad en televisión influencia la elección de consumo de los niños en edad escolar (30), y que se ha encontrado una asociación entre el tiempo dedicado a ver televisión y el consumo de gaseosas (31-32), es importante proponer políticas para limitar el acceso de los niños a la publicidad sobre alimentos poco saludables, que se emite en horarios familiares (33), las cuales deben ir acompañadas de políticas de autorregulación por parte de la industria (34).

Respecto a la motivación por el consumo de lácteos, los principales factores encontrados en el presente estudio fueron el sabor y los beneficios para la salud, lo cual coincide con otros estudios que señalan el sabor como factor importante en la decisión de consumo (35). En este sentido, al ser la leche la bebida que los estudiantes de todos los estratos ubicaron en el primer lugar de preferencia y que el sabor es el factor que más motiva el consumo de esta bebida, se deduce que el bajo consumo encontrado se debe a otros factores, como la baja disponibilidad en el hogar.

Que a los niños les guste el sabor de la leche, el kumis y el yogur es positivo porque indica que estos alimentos podrían ser incluidos en las comidas que reciben en los restaurantes escolares, por lo cual se requiere la implementación de políticas públicas orientadas a mejorar la oferta de lácteos como elemento indispensable en una dieta saludable (26).

Un factor que no fue considerado en el análisis fue la disponibilidad de productos lácteos y gaseosas en las tiendas escolares; sin embargo, en un estudio realizado en la ciudad de Medellín, se encontró que en todos los estratos socioeconómicos, las bebidas gaseosas tienen un alto porcentaje de disponibilidad en las tiendas escolares, con 100% en el bajo, 97,0% en el medio y 86,0% en el alto; porcentajes superiores a la disponibilidad de lácteos, que fueron del 85,0% para el estrato bajo, 91,0% para el medio y 86,0% para el alto (23).

El mismo estudio concluye, que aunque se reconoce por parte de las instituciones y los empleados de las tiendas la importancia de los lácteos en la alimentación del niño, su oferta es baja, con una tendencia general a una oferta de alimentos en las tiendas escolares que no es saludable, nutritiva ni balanceada, con alta presencia de alimentos ricos en azúcares concentrados, grasa saturada, grasas trans, sodio y bajo contenido de micronutrientes. En otro estudio realizado en la ciudad colombiana de Tunja, se encontró en las tiendas escolares una gran disponibilidad de alimentos con alto valor energético y bajo valor nutricional, con un alto consumo por parte de los estudiantes durante el descanso escolar (36). Lo anterior sugiere la necesidad de realizar estudios e implementar estrategias de promoción para aumentar la oferta de lácteos en las tiendas escolares orientadas a su conversión hacia tiendas saludables, en atención a la asociación positiva entre el consumo de gaseosas y refrescos por parte de los escolares y su disponibilidad en la escuela (37).

Por otra parte, el resultado de preferencia similar por gaseosas y refrescos y las leches acidificadas (yogur y kumis), a pesar de que el consumo de los primeros es tres veces mayor, evidencia que el costo puede ser un factor que influye en el consumo, puesto que las leches acidificadas son más costosas.

Un factor que no tuvo gran relevancia entre los indagados fue la disponibilidad en casa, aunque algunas investigaciones han encontrado que los padres ejercen una influencia positiva en la ingesta de lácteos por parte de niños y adolescentes (38), al permitir una disponibilidad de leche y queso y poseer unas creencias favorables de los beneficios de los lácteos para la salud. No obstante, al ser el niño quien toma la decisión de consumo de manera autónoma, los padres tienen una función importante al mantener la disponibilidad de estos productos (39). De la misma forma, al existir una asociación positiva entre la ingestión de lácteos entre padres e hijos, las intervenciones para mejorar el consumo deben focalizarse tanto con los niños, como con sus padres (40).

En este sentido, la utilización de estrategias basadas en la teoría social cognitiva, tienen potencial para lograr cambios exitosos en el comportamiento e influenciar la elección de dietas saludables (40). El fomento al consumo de lácteos en población escolar puede contribuir al mejoramiento de la dieta, teniendo en cuenta que otro estudio de línea base de la ingesta de lácteos encontró deficiencias en el consumo requerido de calcio y magnesio en hombres y mujeres, y de magnesio en mujeres (41).

En conclusión, el consumo de lácteos en la población escolar estudiada de la ciudad de Medellín es bajo, al igual que el conocimiento sobre el valor nutricional de los mismos y el bajo aporte de nutrientes de las gaseosas y refrescos, cuyo consumo es similar al de los lácteos. A partir de la identificación del sabor como factor motivante y, en general, de la leche como bebida preferida por los niños, es importante realizar campañas para impulsar su consumo, enfocadas en la divulgación de los beneficios para la salud y en los nutrientes aportados por los productos lácteos. Estas campañas deben involucrar al personal docente y a los padres de familia, para garantizar el mejoramiento de la dieta de los menores en la etapa en la cual empiezan a consolidar hábitos de consumo. Adicionalmente se deben incluir actividades de promoción en los planes de estudio en las instituciones estatales para fortalecer los conocimientos sobre nutrición en la niñez.

 

CONFLICTO DE INTERÉS

Por parte de los investigadores no ha existido ni existe conflicto de interés para la divulgación de los resultados del presente estudio, el cual tuvo como propósito establecer la línea base que permita identificar los factores a tener en cuenta en una campaña de promoción del consumo de productos lácteos en Antioquia.

 

FINANCIACIÓN

Proyecto financiado por el Comité para el Desarrollo de la Investigación (CODI) de la Universidad de Antioquia.

 

AGRADECIMIENTOS

Los autores expresan los agradecimientos a las instituciones educativas que participaron en el estudio, al Comité Regional de la Cadena Láctea de Antioquia (CORLAC R2) por su apoyo para la realización del trabajo de campo y al Comité para el Desarrollo de la Investigación (CODI) de la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad de Antioquia por la financiación de este estudio.

 

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