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Perspectivas en Nutrición Humana

Print version ISSN 0124-4108

Perspect Nut Hum vol.20 no.1 Medellín Jan./June 2018

https://doi.org/10.17533/udea.penh.v20n1a08 

Artículo de Reflexión

Aumento de la población, presión sobre el ecosistema y seguridad alimentaria: el caso de las comunidades pesqueras del golfo de Urabá

Population Increase, Pressure on the Ecosystem and Food Security: The Case of the Fishing Communities from the Gulf of Urabá

Adriana Marcela Ruiz-Pineda1  * 

1Magíster en Ciencias de la Alimentación y Nutrición Humana. Especialista en Nutrición Humana. Nutricionista dietista. Escuela de Nutrición y Dietética, Universidad de Antioquia (UdeA). Cra. 75 N.° 65-87, Medellín-Colombia. marcela.ruiz@udea.edu.co


Resumen

Introducción:

existe relación entre el aumento de una población y la presión que esta ejerce sobre el ecosistema; en este sentido, se reflexiona sobre las comunidades de pescadores que habitan el golfo de Urabá y su situación de seguridad alimentaria.

Reflexión:

el golfo de Urabá, con su litoral de manglar, ha alimentado a las poblaciones que de larga data han vivido en su orilla; sin embargo, la situación de desplazamiento forzado que se ha vivido en la región ha incrementado el número de pobladores de las comunidades pesqueras. La pesca se ha convertido en la fuente de alimento y sustento de antiguos y nuevos pobladores, lo que ha llevado a una sobreexplotación de los recursos marinos y al deterioro del ecosistema, que ha reducido la disponibilidad de alimento, y lleva a condiciones de inseguridad alimentaria a los habitantes de la orilla del golfo.

Conclusiones:

la situación de seguridad alimentaria de las comunidades de pescadores requiere ser comprendida en su contexto, en su ecosistema, en su cotidianidad; requiere también del trabajo transdisciplinario, más allá de la nutrición, y su atención necesita del diseño e implementación de alternativas concertadas de manera participativa con los pobladores.

Palabras clave: seguridad alimentaria; población; golfo de Urabá; pesca marina; ecosistema

Abstract

Introduction:

There is a relationship between the increase of a population and the pressure it exerts on the ecosystem. In this sense, this article reflects on the fishing communities that inhabit the Gulf of Urabá and its food security situation.

Reflection:

The Gulf of Urabá, with its mangrove littoral, has fed the populations that have long lived on its shore; however the situation of forced displacement experienced in the region has increased the number of inhabitants of the fishing communities. Fishing has become the source of food and sustenance for old and new settlers, which has led to over-exploitation of marine resources, deterioration of the ecosystem, reduced availability of food, and has led to food insecurity of the inhabitants of the gulf shore.

Conclusions:

The food security situation of the fishing communities needs to be understood in its context, its ecosystem, and daily life; it also requires transdisciplinary work, beyond nutrition, and requires attention to design and implementation of concerted alternatives for and with the villagers.

Keywords: Food security; population; Gulf of Urabá; sea fishing; ecosystem

INTRODUCCIÓN

La idea de escribir una reflexión sobre la seguridad alimentaria de las comunidades pesqueras del golfo de Urabá surge a partir de las conversaciones con diferentes investigadores que hicieron parte del proyecto de investigación “Lineamientos para el ordenamiento pesquero del golfo de Urabá”, desarrollado por la Universidad de Antioquia entre los años 2012 y 2016. Este grupo de científicos realizó diferentes investigaciones en el marco de aquel proyecto, y lograron, a través del conocimiento del entorno y de las comunidades de pescadores, cuestionarse por su seguridad alimentaria, pues el recurso marino está cada vez más reducido.

El presente artículo hace referencia a la relación que existe entre el aumento de una población y la presión que esta ejerce sobre el ecosistema (1) con la inseguridad alimentaria. Se analizó el caso de las comunidades de pescadores del golfo de Urabá, que son pequeños poblados asentados en la rivera del mar, algunos sobre tierra firme, pero muchos de ellos sobre los manglares que abundan en el lugar. Estas poblaciones se han ido incrementando en las últimas décadas, por ende ha aumentado la presión sobre los recursos del ecosistema para su subsistencia y persiste la situación de inseguridad alimentaria.

Para entender esta situación, es necesario conocer sus orígenes; uno de ellos es el desplazamiento forzado, causado por el conflicto armado, que movilizó en el período 1989-2014 más de 160 000 personas solo en la región de Urabá (2). Muchas de estas personas se ubicaron en las comunidades de pescadores, que en su mayoría ocupan terrenos que son propiedad de la nación.

Los pescadores por su vocación, sus condiciones sociales y ambientales, son diferentes a los campesinos del interior del departamento, y esas diferencias deben tenerse en cuenta en el diseño e implementación de los programas estatales dirigidos a mejorar la seguridad alimentaria de estas comunidades.

REFLEXIÓN

Para este análisis, se hizo una revisión bibliográfica sobre la región de Urabá, sobre su demografía, sobre las migraciones causadas por el desplazamiento forzado y sobre las comunidades de pescadores y su situación de seguridad alimentaria.

Urabá es una palabra indígena que significa “golfo de agua dulce”, es una de las nueve subregiones del departamento de Antioquia y está ubicada en la parte sur del Mar Caribe colombiano, es allí donde desemboca el caudaloso río Atrato, que, al fundirse con el mar, lo torna menos salado, de ahí el nombre de este lugar.

La subregión de Urabá del departamento de Antioquia está conformada por 11 municipios, de los cuales solo cuatro tienen costa sobre el mar, a saber, Turbo, Necoclí, San Juan de Urabá y Arboletes. En la subregión habitan 659 266 personas, de las cuales, 50,5 % son hombres y 49,5 % son mujeres (3).

En cuanto a la producción económica, en la región se realizan diversas actividades: pesca artesanal y pesca industrial a baja escala; agricultura, especialmente monocultivos para exportación de banano, plátano, cacao y palma de aceite; también la ganadería extensiva; la explotación maderera es de larga data en la región, al igual que la minería. Las cabeceras urbanas de los municipios del “eje bananero”, a saber, Chigorodó, Carepa, Apartadó y Turbo se han ido estructurando en una compleja área metropolitana dominada por la industria bananera, y en donde se comercializan diversidad de productos y servicios (4).

La ubicación geoestratégica del golfo de Urabá ha sido aprovechada por los narcotraficantes, y demás grupos al margen de la ley, como ruta de salida de cargamentos de drogas con destino a Centro y Norte América; con los años también se ha convertido en una ruta para inmigrantes de diferentes partes del mundo que quieren llegar de manera ilegal a los Estados Unidos. Esta situación de ilegalidad, sumada al abandono estatal, hizo de esta una de las regiones más inseguras del departamento durante los últimos cuarenta años. La región también sufrió con rigor los embates del conflicto armado del país; en muchos de los municipios de Urabá se vivieron masacres de campesinos y desplazamientos forzados, hechos que aún se recuerdan y tienen diferentes efectos en las poblaciones de la región (2).

El golfo de Urabá posee una enorme riqueza ambiental, sustentada en los ecosistemas de manglar y en los humedales que albergan una gran cantidad de recursos hidrobiológicos y forestales. Asociados a estos hábitats existen numerosas comunidades de pescadores que han subsistido durante décadas de la oferta ambiental del golfo; sin embargo, diversos condicionantes han hecho que el recurso pesquero venga deteriorándose, de la mano de la pérdida progresiva de los ecosistemas estratégicos de la zona. Dicha situación ha perjudicado directamente al menos a 2448 pescadores y a sus familias, es decir, a más de 10 000 habitantes de la región (5).

Población de la región de Urabá

Los habitantes de Urabá son el 10 % de la población antioqueña y, luego del Valle de Aburrá (área metropolitana de Medellín), es la subregión con más población del departamento. Como lo presenta la Dirección Departamental de Salud de Antioquia en su informe del 2014 (6):

Urabá es también la segunda subregión de Antioquia con mayor crecimiento poblacional desde1985, con un cambio porcentual del 117 %, que puede ser reflejo de las inmigraciones que recibe, dado su potencial económico con la actividad bananera, ganadera y en alguna medida por el desarrollo del sector agro-industrial. (p. 3)

Este aumento en la población de la subregión puede estar relacionado también con la movilidad de víctimas del desplazamiento forzado, pues Urabá es una de las subregiones del país donde más se ha expulsado y recibido personas víctimas del conflicto armado (2).

Indicadores demográficos de Urabá

En el mismo informe, la Dirección Departamental de Salud de Antioquia expone (6): “esta es la región que tiene la mayor tasa de crecimiento interanual del departamento: 2,6 %. Para el año 2020 se proyecta que su población esté alrededor de los 750 000 habitantes”. (p. 3) Es una población joven, los índices demográficos de Fritz 320,3, Burgdöfer 1,8 y el índice de envejecimiento 0,1 demuestran que la población infantil y juvenil en la región es mucho mayor que la población de adultos y adultos mayores. El índice de dependencia en la región se redujo en el periodo 1985-2012, pasando de 0,8 a 0,6; a pesar de esta reducción, la dependencia económica en la región sigue siendo alta, pues para el 2012, por cada 100 personas en edad económicamente activa, había 65 personas en edad inactiva. El número de niños por mujer en edad fértil también se redujo en ese periodo, pasando de 0,7 a 0,5; sin embargo, es alto comparado con el número de niños por mujer en todo el departamento de Antioquia (0,3). La evolución de la pirámide poblacional del Urabá no muestra cambios de estructura en el periodo de tiempo analizado (1985-2012). La población continúa siendo joven, es una pirámide poblacional expansiva, en la que la población de niños y jóvenes es mayor que la de adultos y adultos mayores (6).

El poblamiento de Urabá: orígenes y crecimiento

La colonización de la región de Urabá comenzó a principios del siglo XVI, cuando los españoles Juan de la Cosa y Rodrigo de Bastidas arribaron a esta zona. Los indígenas emberá de las familias Catíos y Kunas que habitaban el lugar1 lucharon por su territorio, hecho que contribuyó a la traída de esclavos procedentes del África, que sirvieron de mano de obra para explotar los recursos de esta región (7). Esta situación fue la que originó la mezcla interracial que aún es evidente en la región; gran parte de los habitantes de esta zona son comunidades negras que descienden de aquella población de esclavos, que luego de la abolición de la esclavitud se asentaron allí. De igual forma, los indígenas emberá aún habitan en la región, asentados en comunidades definidas; también habitan la región los descendientes de la mezcla de todos estos pueblos con los españoles de la conquista, a lo que se suman los colonos del siglo XX, que, como en la época del descubrimiento, llegaron a la región en busca de oro, madera y un mejor futuro.

En el caso de las comunidades de pescadores del golfo, se han presentado dos momentos migratorios importantes. En primera instancia, a finales del siglo XIX y principios del XX llegaron al golfo los ancestros de muchos de los pescadores actuales, provenientes del norte de la Costa Caribe del país, a través del mar; del centro del departamento del Chocó a través de los ríos que desembocan en el golfo; o procedentes de algunas zonas rurales del mismo departamento de Antioquia o del departamento de Córdoba, a través de los caminos de herradura;2 todos en busca de tierras para colonizar y dónde asentarse, motivados por la explotación de productos como la raicilla y la madera, entre otros. Inicialmente la actividad pesquera era realizada por estos colonos con fines de autoconsumo, pero a partir de la apertura de la carretera que comunica a Medellín con la región, a mediados de la década de 1950, aumentó la demanda del pescado (8); esto, sumado la llegada de artes de pesca3 de nylon y la conformación de centros de acopio, generó un aumento en la explotación del recurso pesquero con fines comerciales.

El segundo proceso migratorio muy importante en la región fue el desplazamiento forzado; reconocer este proceso es necesario para comprender las dinámicas poblacionales de la región y las condiciones actuales de las comunidades pesqueras.

El desplazamiento forzado en la región de Urabá se agudizó en el periodo comprendido entre 1989 y 1996; situación muy paradójica con relación al ambiente de paz que se pretendía vivir en el resto del país, en el marco del proceso de desmovilización del grupo guerrillero M19, sumado a la Asamblea Constituyente de 1991 (2). La situación de violencia se recrudeció en la región, principalmente por la declaración de ilegalidad de los grupos paramilitares que habían tenido su nacimiento y auge en la región con el auspicio de los terratenientes y ganaderos. Otra de las situaciones que agudizó el conflicto en la región fue la lucha entre los carteles del narcotráfico, por el control de los territorios y las rutas de salida al mar (2).

El desplazamiento forzado aumentó en todo el país durante ese tiempo, pero fue mucho más evidente en la Región Caribe y especialmente en Urabá, que fue la región que expulsó más personas en ese periodo; de hecho, la cifra de personas desplazadas de Urabá, según los datos disponibles hasta el año 2014, fue de 167 178 en ese periodo (1989-1996). Esta situación ha sido denominada por los expertos como “La crisis del éxodo de Urabá”, ya que de esta región fueron expulsadas más de la mitad de las víctimas de desplazamiento registradas para este periodo en todo el país (2).

Todo el proceso de violencia y desplazamiento forzado, sumado a una larga historia de abandono estatal, hace que la región de Urabá, a pesar de ser una de las zonas con más riquezas naturales del país y de poseer un enorme potencial económico, presente grandes dificultades en aspectos de calidad de vida de sus habitantes, como altos índices de violencia y desempleo, niveles bajos de calidad de vida, problemas sanitarios debidos a la baja cobertura en servicios públicos (energía eléctrica, acueducto, alcantarillado, etc.) y de servicios sociales, especialmente en lo referente a educación y salud (9).

Si bien desde principios del siglo XX se construyeron poblados dispersos a lo largo de la línea costera del golfo de Urabá, el desplazamiento forzado hizo que estos poblados crecieran exponencialmente desde finales de los años ochenta, pues los campesinos que se encontraban en zonas donde se intensificaba el conflicto armado huyeron de sus tierras para preservar sus vidas y se reasentaron en lugares menos violentos.

La pérdida de sus predios y la falta de tierras para el cultivo llevó a estos campesinos agricultores y ganaderos a habitar la línea costera, ya fuera engrosando las comunidades pesqueras existentes o estableciendo sus hogares sobre el manglar (10).

El manglar es un terreno poco deseado por los actores armados del conflicto, pues solo sirve de salida al mar; para los ganaderos no es útil, pues se inunda diariamente con la marea; para los agricultores no sirve, pues la salinidad del mar no permite cultivar nada distinto a lo que allí crece. Sin embargo, el manglar es un ecosistema muy importante en las regiones costeras, pues sirve como espacio para la reproducción y el crecimiento de muchas especies de peces y cumple un papel muy importante en la modulación climática e hidrológica, el control de la erosión, la protección contra riesgos naturales, la formación de suelos y el ciclo de los nutrientes, además de su capacidad de capturar carbono (11).

Las comunidades de pescadores del golfo de Urabá y su seguridad alimentaria

La mayoría de los pobladores de las comunidades pesqueras del golfo no poseen tierra, establecieron su vivienda a la orilla del mar y en muchos casos sobre el manglar. Los servicios públicos y los servicios sociales no han sido provistos de manera adecuada, en concordancia con el crecimiento poblacional de estas comunidades. La pesca se volvió la fuente de alimento y de ingresos para todos, no solo para los pescadores de tradición, sino también para aquellos recién llegados nuevos pobladores, que aprendieron a pescar para poder alimentarse.

Infortunadamente no existe un diagnóstico específico de la situación de seguridad alimentaria de las poblaciones de pescadores del golfo de Urabá, pues las mediciones se han realizado a nivel del departamento y el mayor grado de desagregación de la información está al nivel de las subregiones, pero no de las comunidades específicas, como las ubicadas en la orilla del golfo de Urabá. El reporte más antiguo de la percepción de seguridad alimentaria en el departamento de Antioquia es del año 2004; en ese momento, la prevalencia de inseguridad alimentaria en los hogares del departamento fue del 65 %; en la subregión de Urabá, la prevalencia fue del 71 %, pero en la zona rural, que es donde están ubicadas la mayoría de comunidades de pescadores, el 84 % de los hogares presentó inseguridad alimentaria (12). El dato más reciente de la inseguridad alimentaria en Antioquia es del año 2013; en este reporte, la prevalencia de inseguridad alimentaria en los hogares del departamento fue del 42 % y en la subregión de Urabá fue del 59 %; cifra que, aunque es mayor a la del resto del departamento, es menor a la reportada para la región en 2004. De igual forma, para el 2013, la prevalencia de inseguridad alimentaria en los hogares rurales de Urabá fue de 64 %; cifra que se ha reducido, pero que sigue siendo alta, lo que demuestra que aunque existen algunas mejorías en las condiciones de vida de los pobladores rurales de la subregión, aún persisten problemas alimentarios (13).

Muchos pescadores de la zona del golfo llevan relativamente poco tiempo ejerciendo esta actividad, pues en sus territorios de origen se dedicaban a la agricultura u otros oficios. Si bien son pobladores rurales, los agricultores y los pescadores no son iguales, aun si comparten el mismo clima y altura sobre el nivel del mar. En muchos textos de antropología se ha diferenciado los pescadores de los agricultores, dado el carácter de cacería de la actividad pesquera, en la que es imprescindible perseguir al pescado y, una vez localizado, apresarlo; sobre el pescado, se tiene muy poco control, por lo que el pescador depende grandemente del entorno (14), lo que hace a los pescadores altamente vulnerables al agotamiento de los recursos (15). El campesino agricultor o ganadero, en cambio, puede ejercer cierto control sobre sus recursos, puede planear su producción, de cierto modo, puede llegar a programar su trabajo en pro de conseguir el alimento.

Una persona que llega a ejercer la pesca, sin el conocimiento tradicional de cómo hacer esta labor y sin las artes de pesca adecuadas, pero con el reto de alimentar a su familia y sin más recursos que el mar, acude a la pesca con las herramientas que tenga a la mano, en muchos casos inadecuadas. La otra opción productiva a la que se dedican los pobladores de la costa es la extracción de madera de mangle. La pesca inadecuada y la tala del manglar son actividades que generan una gran presión sobre el ecosistema y los recursos pesqueros (10).

Dentro de las artes de pesca más empleadas por los nuevos pescadores están las redes de ojo pequeño, conocidas como “mantas chichigüeras”; estas artes de pesca inadecuadas arrastran los peces más pequeños, que aún no han llegado a su madurez y no se han reproducido, lo que hace que cada vez haya menos peces disponibles en las regiones habituales de pesca o caladeros, por lo que las faenas de pesca deben hacerse cada vez más alejadas de la costa; esto obliga a que los pescadores tengan un bote, un motor y combustible para desplazarse más lejos a pescar y, además, disponer de congeladores adecuados para traer la pesca hasta la orilla (9). Los pequeños pescadores que no tienen recursos económicos para estos insumos están permanentemente en situación de inseguridad alimentaria.

CONCLUSIONES

Urabá es una región muy extensa, con muchos paisajes y diferentes ecosistemas, la ruralidad en esta región pasa por las llanuras dedicadas a la ganadería y a la agroindustria del banano, del plátano y de la palma de aceite, hasta llegar a los ríos que desembocan en el golfo.

La cotidianidad de los pescadores es muy distinta a la de los agricultores y ganaderos, los pescadores se asemejan a los cazadores, pues dependen de muchos factores del entorno que están fuera de su control para obtener el alimento.

El golfo de Urabá, con sus sistemas de manglares y humedales, es fuente de recursos biológicos y ha sido el hábitat de muchas comunidades de pescadores, que se convirtieron en receptoras de un gran número de personas provenientes de otras regiones del departamento y del país, víctimas del desplazamiento causado por la violencia.

Una comunidad que vive en el manglar, o en la orilla de un humedal o en una playa, tiene pocas alternativas para obtener alimentos diferentes a los que le brinde la pesca. En una comunidad de estas, la posibilidad de tener una huerta o criar algún animal doméstico para el consumo es casi imposible. Esta inexistencia de recursos alimentarios diferentes a lo que se puede extraer del mar hace de la pesca la única fuente de alimentos y también la única fuente de ingresos económicos para los pobladores de estas comunidades.

La presión que ejerce el aumento de la población sobre el ecosistema se evidencia en la reducción del manglar, la contaminación del agua y la reducción en el recurso pesquero. Este círculo vicioso entre aumento de la población, presión sobre el ecosistema y disminución del recurso pesquero resulta entonces en el hambre de las personas y en el deterioro del medio ambiente. Para los académicos y científicos, la conservación del medioambiente siempre será una prioridad, pero en la situación del poblador de la costa del golfo, que necesita comer para sobrevivir, la conservación del medio ambiente pasa a un segundo plano.

Aunque no se ha medido directamente la situación de seguridad alimentaria de las comunidades de pescadores del golfo de Urabá, la reflexión acá presentada permite concluir que los niveles de inseguridad alimentaria de estas comunidades son probablemente mayores que los reportados en la literatura para la subregión y el resto del departamento de Antioquia. Se hace necesario realizar mediciones de la situación de seguridad alimentaria en estas poblaciones específicamente.

Para atender esta situación de inseguridad alimentaria y de limitada disponibilidad de alimentos, se podría pensar en establecer programas de asistencia alimentaria para estas comunidades, sin embargo, este tipo de programas no eliminan el problema de fondo. Otras alternativas como programas de asistencia técnica, para la implementación de proyectos productivos de alimentos, deben ser revisadas a la luz de la sostenibilidad del ecosistema y de la disponibilidad de recursos tan fundamentales como la tierra. La concertación de estrategias para el afrontamiento de la inseguridad alimentaria con las comunidades es fundamental para que se logren sus objetivos, en esta concertación deben tenerse en cuenta los saberes de las comunidades, especialmente el conocimiento ecológico local, que puede aportar información vital para la gestión de los recursos del ecosistema y contribuir significativamente a la conservación de la biodiversidad (16).

La situación de seguridad alimentaria de las comunidades de pescadores requiere ser comprendida en su contexto, en su ecosistema, en su cotidianidad; requiere también del trabajo transdisciplinario, más allá de la nutrición, y su atención necesita del diseño e implementación de alternativas concertadas de manera participativa con los pobladores.

AGRADECIMIENTOS

A todo el equipo de investigadores del proyecto “Lineamientos para el ordenamiento pesquero del golfo de Urabá”, pues, con la naturalidad del que se sorprende y se pregunta, compartieron sus inquietudes conmigo.

Referencias

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Cómo citar este artículo: Ruiz AM. Aumento de la población, presión sobre el ecosistema y seguridad alimentaria: el caso de las comunidades pesqueras del golfo de Urabá. Perspect Nutr Humana. 2018;20:93-101. DOI: 10.17533/udea.penh.v20n1a08

1En la actualidad, aún existen comunidades de estas familias indígenas en diferentes municipios de la región.

2Los caminos de herradura son aquellos por donde se desplazaban los caballos, de esta manera se hacía comercio y se conquistaron muchas regiones del continente.

3Las artes de pesca son los aparejos que se usan para pescar, el término engloba desde un anzuelo hasta las redes grandes.

Recibido: 01 de Agosto de 2017; Aprobado: 17 de Abril de 2018

*Autor de correspondencia: Adriana Marcela Ruiz-Pineda, marcela.ruiz@udea.edu.co

DECLARACIÓN DE CONFLICTO DE INTERESES

Como autora del artículo, manifiesto no tener ningún conflicto de intereses.

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