Introducción
En el actual contexto internacional, y frente a las crecientes exigencias y niveles de competencia de los mercados agroalimentarios, así como en el resto de los sectores productivos, el conocimiento y la innovación son fuente de desarrollo, ya que constituyen la base de las estructuras productivas y son determinantes para que las empresas, los países y los territorios logren ventajas competitivas sostenibles.
Para que las empresas innoven, distintos autores destacan la importancia de la vinculación y cooperación con otras organizaciones (Geldes, Felzensztein, Mora & Heredia, 2017). En la actualidad, entre los enfoques que destacan las relaciones entre las universidades, las empresas y los gobiernos se pueden citar el modelo del triángulo de Sábato y Botana (Sábato & Botana, 1968), los sistemas de innovación (Freeman, 1987; Lundvall, 1997), los clusters (Porter, 1998; Rosenkopf & Almeida, 2003) y la triple hélice (Etzkowitz & Leydesdorff, 1995). Además, un factor común de todos estos enfoques es que la vinculación no debe ser una política particular sino una política global (López, 2005).
La Cooperación U-E-G no es un concepto nuevo y ha ganado más atención en los últimos años. La literatura apoya firmemente a la innovación como un factor importante que desencadena la cooperación (Fiaz, 2013). Las complejidades tecnológicas son el obstáculo principal que impulsa a las empresas a innovar, realizando negocios donde el gobierno enfatiza el proceso de cooperación entre la universidad y la empresa, conducente a una exitosa innovación (Etzkowitz & Leydesdorff, 2000).
Dentro de los determinantes que favorecen la cooperación U-E-G, diversos investigadores han discutido sobre la importancia del desarrollo local y territorial (Becker & Dietz, 2004; Fritsch & Lukas, 2001; López, 2008, Montoro-Sánchez, Mora & Guerras, 2006), por lo que cobra real importancia y especial significado el ambiente, el entorno institucional de apoyo a las empresas y el rol que éstos juegan en el desarrollo de las capacidades competitivas y de las innovaciones. Esto otorga relevancia a los factores que se materializan en el territorio como también el conjunto de relaciones U-E-G (Alburquerque, 1999; Boisier, 1995; Camagni, 1991).
Los estudios que vinculan U-E-G comenzaron a realizarse por los investigadores Etzkowitz y Leydesdorff (1995), quienes desarrollaron el modelo de la triple hélice, el cual plantea un nuevo paradigma del accionar de una universidad emprendedora y creadora de conocimiento, que juega un papel primordial entre la relación empresa y gobierno.
La triple hélice se ha desarrollado empíricamente en diversos estudios de casos sobre las relaciones U-E-G en distintos sectores económicos, territorios y campos del conocimiento, como por ejemplo la biotecnología, la aeronáutica, la energía, el capital humano, la agroindustria, las ciencias de la computación e instrumentación, entre otros (Guerreo & Urbano, 2017; Bodas Freitas et al., 2013; Boschma, 2005; Etzkowitz & Leydesdorff, 2000; Giuliani et al, 2010; Lee & Ngo, 2012; Leydesdorff et al.,2006; Lopes, Baptista & Cardoso, 2012; Papagiannidis, Li & Etzkowitz, 2009; Perdana, 2012; Shinn, 2002; Wen-Hsiang, 2011). Tanta importancia y consideración ha cobrado la tesis de la triple hélice en la comunidad científica internacional, que en 2009 se fundó la triple helix Association (The Helix Association, [en línea]), cuya misión es promover el análisis y estudios sobre la interacción entre las universidades, las empresas y el gobierno.
Bajo un enfoque estratégico, la cooperación se presenta como una forma alternativa de conseguir una mejor posición competitiva en los mercados (Porter, 1988; Fuller, 1988); de esta forma, la posición competitiva de la empresa vendrá definida por su capacidad interna y por las relaciones de cooperación que tenga con otras empresas. Cada parte se especializa en lo que mejor sabe hacer, de manera que el conjunto de las partes que cooperan sea más competitivo de lo que serían las partes si operasen de forma aislada (Gomes-Caseres, 1997).
Desde un enfoque organizativo, la cooperación se justifica por el hecho de que las empresas no disponen de todos los recursos y capacidades que necesitarían para sobrevivir en el mercado. Las organizaciones iniciarán acuerdos de cooperación con otras cuando perciban que existe un cierto grado de dependencia entre sus recursos (George & Farris, 1999).
La llamada nueva Geografía Económica supone un intento por definir un marco económico riguroso, desde llegar a comprender por qué las actividades económicas tienden a agruparse en un número pequeño de lugares (Fujita & Krugman, 2007). El concepto clave que permitiría comprender estos fenómenos económico-espaciales se define como economías de aglomeración, y agrupa todos los beneficios que disfrutan las empresas y demás agentes económicos por el hecho de desarrollar sus actividades en proximidad geográfica. Estos beneficios de las economías de aglomeración se concretan principalmente en forma de externalidades pecuniarias y tecnológicas y en rendimientos crecientes (Rosenkopf & Almeida, 2003).
En relación a las proximidades se distinguen diversas clasificaciones como las indicadas por Knoben y Oerlemans (2006), quienes señalan que es fundamental reducir la ambigüedad del concepto de proximidad, por lo que hay que especificar las diferentes dimensiones de la proximidad relevante en la colaboración entre organizaciones, Por su parte Boschma (2005), uno de los autores más referenciados al respecto, plantea en su trabajo cinco dimensiones de proximidad: geográfica, cognitiva, organizacional, social e institucional.
Proximidad geográfica: se refiere a la distancia espacial o física entre los actores económicos, tanto en su sentido absoluto como en el relativo. Una gran cantidad de literatura afirma que los agentes que están espacialmente concentrados se benefician de las externalidades del conocimiento. Las distancias cortas, los contactos a favor de la información y el intercambio de conocimiento tácito son aspectos de la proximidad geográfica. Cuanto mayor sea la distancia entre los agentes, menor será la intensidad de estas externalidades positivas y más difícil se hará la transferencia de conocimiento tácito. Esto incluso puede ser cierto para el uso y la difusión del conocimiento codificado (aunque a menudo se indique lo contrario), porque su interpretación y asimilación podría solicitar el conocimiento tácito y, por tanto, la proximidad espacial (Howells, 2002).
Proximidad cognitiva: la creación del conocimiento, así como la innovación, son a menudo resultado de las acumulaciones de los procesos de búsqueda particular de las empresas, con un alto grado de conocimiento tácito (Boschma, 2004). Como resultado, la base cognitiva de los actores y organizaciones, y por tanto su capacidad de absorción y el potencial de aprendizaje, puede diferir sustancialmente, debido a la naturaleza acumulativa, localizada y tácita del conocimiento y a las diferencias cognitivas que con frecuencia tienden a persistir (Antonelli, 1995); esto implica que el conocimiento se dispersa entre las diferentes organizaciones (Antonelli, 2000). La distancia cognitiva entre la creación del conocimiento y el aprendizaje no debe ser demasiado grande. Por esta razón, la capacidad de los agentes o las empresas para absorber nuevos conocimientos requiere de proximidad cognitiva, es decir, su propia base cognitiva debe estar lo suficientemente cerca a los nuevos conocimientos con el fin de comunicar, comprender y tratar con éxito la combinación de capacidades diversas, complementarias de agentes heterogéneos dentro y entre las organizaciones (Boschma & Lambooy, 1999.
Proximidad organizacional: la proximidad organizacional se trata a menudo en la literatura como una categoría amplia, que incluye una dimensión cognitiva (Gilly & Torre, 2000). Esta se refiere, por un lado, al mismo espacio de las relaciones basado en las interacciones de diversa naturaleza, y por otro, incluye la similitud que permite la conexión entre los agentes al compartir el espacio de referencia y el conocimiento mismo; a menudo se hace una distinción entre una relación (entre organizaciones). La proximidad organizacional se refiere al conjunto de interdependencias tanto dentro como entre las organizaciones vinculadas por una relación ya sea económica o financiera (entre las empresas miembros de una empresa industrial o grupo financiero, o dentro de una red).
Proximidad social: la proximidad social se define en términos de las relaciones sociales entre los agentes integrados en el nivel micro. Las relaciones entre los actores están socialmente integradas cuando se refieren a la confianza basada en la amistad, el parentesco y la experiencia. En consecuencia, la definición de la proximidad social no incluye situaciones en las que la gente comparte conjuntos de valores, como los valores étnicos y religiosos. La capacidad de las organizaciones para aprender e innovar puede requerir de la proximidad social. Una de las razones principales es que las relaciones basadas en la confianza social facilitan el intercambio del conocimiento (Maskell & Malmberg, 1999). Lundvall (1997) ha afirmado que la proximidad social fomenta una actitud social y una apertura de la "racionalidad comunicativa" en lugar de una orientación pura.
Proximidad institucional: considerando que la proximidad social ha sido definida en términos de relaciones sociales entre los agentes integrados en un nivel micro (basada en la amistad, el parentesco y la experiencia pasada), la proximidad institucional se asocia con el marco institucional en el nivel macro. North (1990) hizo una amplia distinción entre el entorno institucional en el nivel macro (por ejemplo, normas y valores de conducta) y los arreglos institucionales en el nivel micro, en el que estas normas y valores se encarnan en las relaciones de intercambio específicas.
El presente estudio presenta dos aportes. El primero es ampliar la discusión respecto a los factores que determinan la cooperación entre los distintos actores para innovar, pues pretende explicar el fenómeno de cooperación a través del enfoque de la geografía económica, en particular considerando la perspectiva de proximidad, que identifica distintas dimensiones para explicar la formación y el desempeño de redes para la innovación, como son las proximidades geográficas, social, cognitiva, institucional y organizacional, utilizando la escala para medir las dimensiones de proximidades propuesta por Geldes, Felzeinsztein, Turkina y Durand (2015).
El segundo es la aplicación del enfoque en un estudio de caso del sector agroalimentario a una región de un país emergente como Chile, ya que, según Edwards y Schultz (2005), el sector agroalimentario es una tratativa dinámica y sistemática, que sirve a los consumidores globales y locales a través de la innovación y la administración de múltiples cadenas de valor, que entregan bienes y servicios valorados desde la orquestación sostenible de los alimentos, fibras y recursos naturales. En Latinoamérica los agronegocios juegan un rol económico y social importante, ya que aportan crecimiento económico, empleo y exportaciones, además de que contribuyen a disminuir la pobreza y el desarrollo integral del territorio (CEPAL, FAO e IICA, 2014). En este contexto, específicamente se selecciona Chile como estudio de caso de mercado emergente latinoamericano (MSCI, 2018), debido a que presenta dificultades similares a la región en tema de innovación, como son la naturaleza exógena del cambio tecnológico, la informalidad de los procesos de innovación, el carácter adaptativo e incremental de la innovación y la mínima articulación en los sistemas nacionales de innovación (Malaver & Vargas, 2004). A su vez, Chile es uno de los dos países latinoamericanos que pertenecen a la OECD y es uno de los 20 principales países exportadores de productos alimentarios del mundo (USD 17.298 millones para 2014), reflejándose en su aporte de 10 % del Producto Interno Bruto y 10 % del empleo nacional (ODEPA, 2016). Igual dinamismo presenta el sector en la Región de Coquimbo, el cual representa el 8,1 % del PIB Regional y emplea anualmente en promedio al 24,3% de la población económicamente activa (llegando a más del 30 % en enero y febrero), sector que dispone aproximadamente de 76.000 hectáreas de superficie agroalimentaria bajo riego, destacándose la presencia de producción hortofrutícola, cuyos productos son: uva pisquera, 93,4 %; mandarinas, 72,5 %; alcachofas, 57,6 %; pimientos, 36,2 % lechugas, 21,3 %; limoneros, 18 %; uva de mesa, 17,4 % y paltos, 17,2 %, además de obtener 54,8 % del total nacional de ganado caprino (ODEPA, 2016).
1. Materiales y métodos
La metodología se selecciona considerando el carácter exploratorio del estudio, para lo cual se realiza una entrevista semiestructurada a distintos actores seleccionados con el objetivo de incluir proporciones similares a los tres actores involucrados en la triple hélice en el total de la muestra (n= 30). Los entrevistados fueron académicos e investigadores de universidades dedicados a la investigación y el desarrollo, empresarios y directivos de empresas, y autoridades públicas con accionar y responsabilidades en el sector agroalimentario de la Región de Coquimbo, para determinar la relación de cooperación entre U-E-G y la dimensión de la proximidad que facilita dicha cooperación. El diseño de la entrevista incluyó una serie de preguntas cerradas con una escala para medir las dimensiones de proximidades propuesta por Geldes, Felzeinsztein, Turkina y Durand (2015). Los resultados se analizaron con los siguientes test estadísticos:
Test de Normalidad Shapiro-Wilk: prueba para contrastar la normalidad de un conjunto de datos, para muestras pequeñas (n<50).
Test Chi-cuadradoCY2): prueba no paramétrica que mide la discrepancia entre una distribución observada y otra teórica, para determinar la asociación o independencia de dos variables cualitativas con un cierto grado de significancia a = 0,1, 0,05 y 0,05.
Phi y V de Cramer: Phi es una medida de asociación basada en chi-cuadrado que conlleva dividir el estadístico de chi-cuadrado por el tamaño de la muestra y extraer la raíz cuadrada del resultado. V de Cramer es una medida de asociación basada en chi-cuadrado.
Coeficiente de contingencia: medida de asociación basada en chi-cuadrado. El valor varía entre 0 y 1. El valor 0 indica que no hay asociación entre las variables de fila y de columna, mientras los valores cercanos a 1 indican que hay gran relación entre las variables. El valor máximo posible depende del número de filas y columnas de la tabla.
Planteándose, la siguiente hipótesis:
Hipótesis Nula (H0): no existe asociación significativa entre la relación de cooperación de la Triple Hélice U-E-G de la región con las organizaciones de la región.
Hipótesis Alternativa (HA): existe asociación significativa entre la relación de cooperación de la Triple Hélice U-E-G de la región con las organizaciones de la región.
Test Kruskal-Wallis: prueba no paramétrica que mide la asociación de las medias entre variables independientes y variables ordinales, no cumpliéndose la prueba de normalidad
k = número de muestras.
n = número de casos en la j-ésima muestra.
N = número de casos en la muestra combinada.
Rj = sumatoria de los rangos en la j-ésima nuestra.
Rj = promedio de los rangos en la j-ésima muestra.
R = (N + 1)/2 = promedio de los rangos en la muestra.
Planteándose, la siguiente hipótesis:
Hipótesis Nula (H0): no existe asociación significativa entre la relación de cooperación de la Triple Hélice U-E-G de la región con las dimensiones de la proximidad.
Hipótesis Alternativa (HA): existe asociación significativa entre la relación de cooperación de la Triple Hélice U-E-G de la región con las dimensiones de la proximidad.
2. Resultados y discusión
El 21,4 % de los entrevistados indican desarrollar algún tipo de cooperación, muy superior al 13,4% de las empresas a nivel nacional, según lo señalado en la 9° Encuesta Nacional de Innovación (2013-2014). 46,7 % de los consultados señalan que el principal elemento que dificulta la cooperación de la triple hélice es presentar visiones y objetivos diferentes entre las distintas organizaciones.
En la tabla 1 se puede observar que, según el estadístico chi-cuadrado para variables cualitativas nominales, estas difieren significativamente para niveles de significancia del 90, 95 y 99 % en la cooperación con otras empresas, proveedores, compradores, consultores, asociaciones gremiales, centros tecnológicos, universidades y organismos públicos, lo que significa que se acepta la hipótesis de no asociación.
Nota: Test Chi-cuadrado. Significancia estadística 90%*, 95%**, 99%*** Fuente: elaborada por los autores.
En la tabla 2se puede observar, según el estadístico chi-cuadrado para variables cualitativas nominales, que estas difieren significativamente para niveles de significación de 90, 95 y 99 % con otras empresas, proveedores, compradores, consultores, asociaciones gremiales, centros tecnológicos, y organismos públicos, lo que significa que se acepta la hipótesis de no asociación. Por el contrario, se aprecia que el valor del estadístico Chi-cuadrado difiere significativamente para un nivel de significación del 99 % en la cooperación con universidades nacionales, lo que significa que se acepta la hipótesis alternativa de la existencia de asociación; en las medidas de asociación, los valores de los coeficientes Phi, V de Cramer y coeficiente de contingencia son superiores a 0,5 y significativos para cualquier nivel, el valor 0,515 indica un grado de asociación moderadamente alto (Walpole, 1999).
Nota: Test Chi-cuadrado. Significancia estadística 90%*, 95%**, 99%*** Fuente: elaborada por los autores.
En la tabla 3se observa, según el estadístico chi-cuadrado para variables cualitativas nominales, que estás difieren significativamente para niveles de significación de 90, 95 y 99 % con otras empresas, proveedores, consultores y asociaciones gremiales, lo que significa que se acepta la hipótesis de no asociación. Por el contrario, se aprecian que el valor del estadístico Chi-cuadrado difiere significativamente para un nivel de significación de 99 % en la cooperación con compradores internacionales y una significación de 95 % en la cooperación con centros tecnológicos y universidades internacionales, lo que significa que se acepta la hipótesis alternativa de la existencia de asociación, en las medidas de asociación, los valores de los coeficientes Phi, V de Cramer y coeficiente de contingencia son superiores a 0,5 y significativos para cualquier nivel, el valor 0,631 compradores, 0,547 centros tecnológicos y 0,510 universidades indica un grado de asociación moderadamente alto.
Nota: Test Chi-cuadrado. Significancia estadística 90%*, 95%**, 99%*** Fuente: elaborada por los autores.
En la tabla 4se observa la valoración promedio de las dimensiones no espaciales de la proximidad que facilitan la cooperación en las organizaciones agroalimentarias de la Región de Coquimbo. Al respecto, se aprecian que los valores del test de Kruskal-Wallis para variables no paramétricas independientes difieren para niveles de significancia de 90 % para la dimensión no espacial social, lo que significa que se acepta la hipótesis alternativa de asociación significativa (Corder & Foreman, 2011). Estos resultados son similares a otros estudios, como por ejemplo el elaborado por Hong y Sung (2013), quienes indican en sus resultados que las proximidades sociales facilitarían la cooperación entre la industria y la Universidad en China, y Geldes et al. (2015, 2017), quienes establecen que la proximidad social favorece la cooperación entre empresas para actividades conjuntas de marketing y para la cooperación interorganizacional, con el fin de desarrollar innovaciones tecnológicas y no tecnológicas.
Conclusiones
El presente estudio aporta el enfoque de la geografía económica para explicar el modelo de la triple hélice. El sector agroalimentario de la Región de Coquimbo presenta un nivel de cooperación superior al nivel nacional empresarial, señalado en la 9° Encuesta Nacional de Innovación. Se pueden afirmar que el enfoque de las dimensiones de la proximidad para explicar la cooperación entre Universidad-Empresa-Gobierno sigue siendo un factor a estudiar, así como la consideración de las escalas territoriales en la generación de relaciones e interacciones de cooperación que facilitan la innovación. El principal elemento que dificulta la cooperación de la triple hélice es el presentar visiones y objetivos diferentes entre las distintas organizaciones. Finalmente, se puede concluir que la dimensión social de la proximidad facilita la cooperación en la triple hélice del sector agroalimentario de la Región de Coquimbo.