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Discusiones Filosóficas

Print version ISSN 0124-6127

discus.filos vol.11 no.17 Manizales July/Dec. 2010

 

Críticas al enfoque causal de la acción propuesto por Harry Frankfurt*

Criticisms to the causal approach of the action proposed by Harry Frankfurt

Jorge Gregorio Posada Ramírez
Universidad del Quindío, Colombia. gposada@uniquindio.edu.co

Recibido el 1 de septiembre de 2010 y aprobado el 30 de septiembre de 2010

* Las ideas que este artículo analiza hacen parte de algunos de los resultados de la investigación: Ontología de la realidad social, una perspectiva de investigación para las ciencias sociales, proyecto de investigación aprobado por la Universidad del Quindío.



Resumen

En este texto intento mostrar que la crítica de Frankfurt a lo que él denomina enfoque historicista causal de la acción es injustificada. Una teoría de la acción que distinga a las acciones de los sucesos a partir de su historia causal, no implica que la explicación de la acción se desplace a algo que ocurrió antes de la acción, su causa, o que descuide en la explicación de lo que es una acción, la acción misma. Para esto, muestro cómo la posición de Davidson y Searle, quienes son asumidos por Frankfurt como historicistas causales, si bien parten de la noción de causa como esencial para explicar lo que es una acción, no suponen que debe repararse en algo que sucede antes de la acción para explicarla, o que la causa de una acción sea un suceso que necesariamente la antecede.

Palabras clave

acciones, causas, Davidson, Frankfurt, Searle.

Abstract

My intention in this paper is to show that the Frankfurt's critique of what he determines causal historicism approach of the action is unjustified. A theory of the action that distinguishes the actions of the events from their causal history, does not mean that the explanation of the action moves itself to something that happened before the action, or that the action by itself, has to be neglected in its explanation. To demonstrate this, I show how the positions of Davidson and Searle, who are assumed by Frankfurt as causal historicist, although they are based on the notion of cause as essential to explain what an action is, it does not imply that we have to focus on something that happens before an action to explain it, or that the cause of an action is an event that necessarily precedes it.

Key words

actions, causes, Davidson, Frankfurt, Searle.


El problema de la acción es inaugurado por Aristóteles cuando trata de distinguir entre aquellos acontecimientos que simplemente le suceden al hombre y aquellos que se dan gracias a que él es voluntariamente su principio generador. Aristóteles caracteriza a las acciones humanas como aquellas en donde los agentes son su principio causal: "como los hijos son de sus padres"1. Austin en Un alegato en pro de las excusas afirma que una adecuada compresión de la responsabilidad moral, debe estar antecedida por un análisis de lo que significa que el hombre hace algo: "Sin embargo, antes de considerar qué acciones son buenas o malas, justas o injustas, lo apropiado es considerar primero lo que se quiere decir con, y lo que no se quiere decir, y lo que se incluye en, y lo que no se incluye en, la expresión 'realizar una acción', o 'hacer algo'"2. Algunas de las teorías filosóficas que asumen este problema responden que en la causa de los sucesos se puede encontrar el rasgo distintivo. Un acontecimiento en el mundo es una acción si y sólo si es el resultado o puede asumirse como el resultado de cierto tipo de antecedentes. El filósofo de la mente y de la acción Harry Frankfurt define esta posición como: el enfoque causal de la acción y muestra que de manera similar a como lo plantea Aristóteles, el enfoque causal asume que para distinguir entre acciones y meros sucesos es necesario desplazar el análisis de la acción o del movimiento corporal a su génesis. Y si bien, la caracterización de lo que es la causa de una acción puede variar, marcando puntos divergentes dentro de los que asumen el enfoque causal, por ejemplo, Donald Davidson, John Searle, David Pears, el rasgo común de estos tipos de teoría es que asumen que las acciones son un tipo especial de efectos que son definidos y distinguidos de los meros sucesos por sus causas: "una acción consiste en producir, pero también evitar, intencionalmente, un suceso o cambio en el mundo. Más precisamente, una acción puede describirse apropiadamente como provocar o efectuar (a voluntad) un cambio"3.

Como casos palmarios, estornudar, sudar, roncar en tanto causados por disposiciones fisiológicas, son sucesos que les pasa a las personas. Servir una taza de café, disparar un arma, meter un gol son cosas que la gente hace, y que se puede explicar, asumiendo la intención o el querer de las personas de "servir una taza de café", "disparar una bala" o "meter un gol", como causas de estos acontecimientos.

Para Frankfurt, la motivación más importante del enfoque causal lo constituye el presupuesto de que los sucesos y las acciones son intrínsecamente indistinguibles. Si se considera a las acciones, sin su historia causal, únicamente como efectos, obviando sus causas, no puede decidirse cuándo se está ante una acción o cuándo ante mero suceso. Esto porque no hay una característica inherente en la acción que permita diferenciarla de los movimientos corporales. Un mismo movimiento corporal puede ser o no ser una acción. El movimiento de la cabeza de alguien cuando está asintiendo, vale algunas veces como acciones y otra como un mero suceso. Los movimientos reflejos de una persona que guiña su ojo por un tic nervioso, en nada se distinguen de los de un hombre que lo hace siguiendo sus deseos de agradar. La distinción aparece sólo cuando se repara en las secuencias causales que originan los movimientos. Si la persona que guiña su ojo lo hace motivada por el deseo y las creencias de que así conseguirá dar señales de agrado, es un hombre que ejecuta una acción. Así, la diferencia entre la acción de asentir y de guiñar el ojo, con la de los mismos movimientos corporales, pero en los que no se asiente ni se busca agradar, está en los orígenes de ambos movimientos. Los movimientos del asentir y el guiñar son causados por deseos y creencias, por esto son acciones, mientras que los de los simples sucesos, en tanto causados por actos reflejos, por ejemplo, no son acciones. Al respecto Frankfurt señala:

Cuando afirman que la diferencia esencial entre las acciones y los meros sucesos reside en sus historias causales previas, las teorías causales presuponen que en esencia las acciones y los meros sucesos no difieren. Estas teorías sostienen que las secuencias causales que producen acciones necesariamente son de un tipo diferente de aquellas que producen meros sucesos, pero que los efectos producidos por las secuencias de ambos tipos son, desde un punto de vista intrínseco, indistinguibles4.
El supuesto del enfoque causal de que no hay nada inherente en las acciones que las permita distinguir de los meros sucesos o movimientos corporales, induce a los filósofos de esta perspectiva a desplazar, el análisis de lo que sea una acción, de la acción misma al suceso que la antecede. Así, para saber cuando algo es una acción, el análisis debe trasladarse de la acción misma al suceso que la provoca: su causa. No obstante, como afirma Frankfurt, parece contra intuitivo afirmar que si una persona sabe que está haciendo algo su conocimiento no se debe al reconocimiento de lo que está haciendo en ese momento, sino que lo debe de haber obtenido de ciertas condiciones previas, que ya pasaron.
Esto hace que las teorías causales sean poco razonables. Alejan la atención exclusivamente de los acontecimientos cuya naturaleza se analiza y de los momentos en que ocurren. El resultado es que queda más allá de su alcance estipular que la persona debe relacionarse de algún modo específico con los movimientos de su cuerpo durante el período en que se presume que está llevando a cabo una acción5.

En su ensayo El problema de acción Frankfurt hace una crítica a los que se circunscriben en el enfoque causal, entre ellos Donald Davidson y John Searle, en virtud a que estas teorías (i) desplazan su análisis de lo realmente relevante cuando ocurre la acción, la acción misma, y no sus antecedentes, y (ii) porque no pueden explicar los contraejemplos de aquellos sucesos que ocurren, a pesar de que tengan como origen las condiciones causales necesarias y suficientes que suponen estas teorías son prototípicos de la acción. Para Frankfurt, las teorías causales no pueden explicar casos del tipo Chisholm, casos en los que se da la historia causal necesaria para provocar la acción, se da el estado de cosas en el mundo que se supone es causado por la historia causal relevante, pero realmente no se tiene una acción6. Por estas razones para Frankfurt la posición de Davidson y la de Searle, en tanto basadas en el enfoque causal dejan demasiado por explicar a la pregunta qué es realizar una acción o hacer algo, de ahí que deben ser abandonadas por otro enfoque más promisorio7.

En lo que sigue intentaré mostrar que ni Davidson ni Searle, a pesar de que asumen como relevante la noción de causa para explicar lo que son las acciones, siguen los supuestos que Frankfurt considera necesarios en el enfoque causal. Mostraré que el hecho de describir una acción a partir de su causa, no implica que tenga que apelarse a un suceso distinto e independiente de la acción; pues las causas no siempre son cosas distintas, independientes y que ocurren antes que sus efectos. De ahí que las críticas de Frankfurt a lo que él denomina el enfoque causal, bien pueden ser una falacia del hombre de paja.

RAZONES COMO EXPLICACIONES CAUSALES DE LAS ACCIONES

El clásico ensayo de Donald Davidson, Acciones razones y causas de 1963, es para Frankfurt, dentro del modelo causal, la descripción prototípica. En él Davidson afirma que un rasgo distintivo de una acción, en contraste con un mero suceso, consiste en que en la acción puede haber una razón que explica causalmente la acción. Siguiendo la posición clásica, Davidson define racionalización a la explicación causal que señala dentro de una razón algo que el agente quiso, apreció, deseó, que le pareció atractivo, benéfico, obligatorio. En tanto se pueda explicar un acontecimiento mostrando un rasgo de este tipo, para Davidson el acontecimiento puede entenderse como una acción racionalizada, pues se describe apelando a su razón primaria. En Acciones, razones y causas Davidson dice:

A menudo, dar la razón por la cual un agente hizo algo consiste en nombrar la actitud favorable (a) o la creencia relacionada (b), o ambas; permítaseme llamar a este par la razón primaria por la que el agente realizó la acción. Ahora es posible reformular la afirmación de que las racionalizaciones son explicaciones causales y también dotar de una estructura al argumento enunciando dos tesis sobre las razones primarias:
1. Para entender cómo una razón de cualquier tipo racionaliza una acción, es necesario y suficiente que veamos, por lo menos en sus rasgos esenciales, cómo construir una razón primaria.
2. La razón primaria de una acción es su causa8.

Provisionalmente puede decirse que un acontecimiento es una acción y no un mero suceso, si puede mostrarse la causa de ese acontecimiento como una razón primaria. En tanto se describa la génesis de un acontecimiento como una razón primaria no tenemos un mero suceso sino una acción, en caso contrario, se tiene un mero suceso. No obstante, la interpretación de Frankfurt da un paso más allá. Frankfurt sugiere que Davidson, como todos los historicistas causales, en tanto postula la razón primaria de un acción como su causa, asume que la razón primaria provoca diferencias intrínsecas entre las acciones y los meros sucesos. Pero en Davidson la afirmación: "la razón primaria de una acción es su causa", no implica que asuma características ontológicas distintivas entre acciones y sucesos. Esto se hace claro en el ejemplo con el que Davidson representa la relación de la razón primaria con la acción. "Presiono el interruptor, enciendo la luz e ilumino el cuarto. Sin saberlo, también alerto a un merodeador de mi presencia en la casa"9. Muestra Davidson que son cuatro descripciones distintas de un mismo suceso. Y si bien, puede asumirse que la acción ejecutada es, por ejemplo, "presionar el interruptor", -dado que se tiene la razón primaria "quería encender la luz"- a pesar de que no haya una razón primaria que explique "alerté a un merodeador" no obstante, es algo que también se hizo. Es una acción aún no racionalizada o explicada por una razón primaria.

Las razones primarias racionalizan las acciones pero no las caracterizan intrínsecamente de los meros sucesos. Puede darse el caso de que se den acciones sin que necesariamente se tenga la razón primaria que las racionaliza. Esto se confirma si partimos de la afirmación de Davidson de que dar una razón primaria es dar a conocer la intención por la cual un agente hizo lo que hizo. Conocer la razón primaria de una acción es conocer la intención de la acción. No obstante, toda acción no necesariamente es intencional, ni exige una razón primaria que la racionalice. No hay una razón primaria en la acción de alertar al merodeador, ni una intención, pues no puede verse en el agente un deseo o una actitud favorable de alertar al merodeador, sin embargo es una acción, es una cosa que se dice hace el agente. Así, hay cosas que se hacen no intencionalmente y son acciones, que no necesariamente son racionalizadas pero son cosas que hace la gente. El defensa de un equipo de fútbol a pesar de que no tenga la intención de meter en su propio arco un gol, si lo hace, hace una acción, la de meter un autogol. Davidson dice: "Así, derramar el café, hundir el Bismarck, e insultar a alguien son todas cosas que pueden o no hacerse intencionalmente, pero incluso cuando no son intencionales, son normalmente acciones"10.

La posición de Davidson es que ningún acontecimiento es realmente intencional. Lo que hay son descripciones intencionales. La fórmula de Davidson es que si puede encontrase una descripción de un suceso que haga verdadera una oración que dice que se hizo intencionalmente, tenemos la descripción de una acción. No obstante, y retomando lo que nos interesa, puede afirmarse que no es a partir de lo que entiende Davidson como razones primarias que puede vincularse como defensor de lo que Frankfurt entiende como el enfoque causal. Recordemos que para Frankfurt este enfoque distingue las acciones de los meros sucesos a partir de sus antecedentes causales, los cuales son sucesos que se dan antes de que se den las acciones; en tanto Davidson no asume las razones primarias como sucesos ontológicamente reales que anteceden causalmente a las acciones, sino como la racionalización de una acción, y esto es, como una descripción que muestre una actitud favorable de un agente, y no un suceso distinto, e independiente que antecede a otro, entonces, no es desde este punto de vista que puede asumirse como un defensor de lo que Frankfurt considera el enfoque causal, ni endosársele los problemas que para Frankfurt este enfoque presenta. Las razones primarias son descripciones causales que racionalizan una acción, no sucesos o estados de cosas que causan o producen una acción.

Cinco años después de publicar Acciones, razones y causas, Davidson presenta su ensayo De la acción. La pregunta ya no es cómo una razón racionaliza o describe causalmente la explicación de una acción, sino cómo distinguir las acciones que ejecuta un agente de los meros sucesos que le pasan. Davidson cree que en este caso sí es clave la noción de causa. Pero de nuevo vuelve a enfatizar que es en el nivel de la descripción que puede afirmarse que una acción ha sido ejecutada por un agente, no en el sentido de una cosa que es, por ejemplo, intencional causa otra cosa que sería una acción.

Como un primer paso para enderezar las cosas podemos intentar hablar, no de acciones, sino, en su lugar, de oraciones y descripciones de acciones. En el caso de la actuación, mi propuesta podría entonces formularse así: una persona es el agente de un suceso si y sólo si hay una descripción de lo que ella hizo que haga verdadera una oración que dice que lo hizo intencionalmente11.

Así, la afirmación de Frankfurt según la cual, la posición causal de Davidson está equivocada porque su enfoque causal implica "que no puede haber una acción sin intencionalidad o cuando no se cumplen las condiciones actitudinales pertinentes"12 obvia la afirmación de Davidson de que puede haber acciones sin intenciones, cosas que un agente hace, sin que se sepa la razón que racionaliza su acción; pues si bien las "intenciones implican acciones", la conversa no es verdadera: las acciones no necesariamente implican intenciones, por lo menos como sucesos del mundo que anteceden causalmente a las acciones.

LA INTENCIÓN COMO CAUSA DE LA ACCIÓN

En su análisis de las acciones Davidson no se compromete con ninguna afirmación que lleve a pensar que una acción es el efecto de un suceso o estado distinto de la acción. El hecho de que se describan ciertos sucesos 'como si' fueran acciones, y otros 'como si' fueran causas intencionales de esas acciones, no implica que para Davidson de hecho haya acciones y causas intencionales de esas acciones. La teoría de Davidson al concentrarse en el nivel de la descripción, y no en el de los sucesos mismos, se mantiene al margen de compromisos causales reales entre sucesos y acciones. Esto basta para mostrar que Frankfurt se equivoca en su crítica a Davidson, al considerarlo defensor de lo que define como enfoque causal. No obstante, puede pensarse que una teoría que sea realista con respecto a las intenciones como estados que se dan en el mundo, y a las acciones, como consecuencias de estos estados, sí pueda verse mal librada de los ataques de Frankfurt. En lo que sigue intentaré mostrar que a pesar de que la teoría de la acción de John Searle es realista, en el sentido de afirmar que hay estados intencionales y acciones como efectos de esos estados, la crítica de Frankfurt que las teorías causales desplazan su explicación de lo que sea una acción a un suceso anterior a la acción, su causa, y que por lo tanto, descuidan lo que es relevante en la explicación de la acción: la acción misma, no es correcta; por lo menos en el planteamiento de Searle. El reproche para Frankfurt es que siendo la teoría causal de la acción de Searle un caso representativo de enfoque causal de la acción, si los problemas que supone Frankfurt arrastran las teorías historicistas causales de la acción, no son tales en la propuesta de Searle, las críticas de Frankfurt van dirigidas a un enfoque que él mismo ha construido: el enfoque historicista causal, para luego derribarlo.

En su ensayo sobre filosofía de la mente, Intencionalidad, John Searle describe y argumenta a favor de la causación mental. Existen estados mentales que causan ciertas cosas en el mundo, y existen estados de cosas en el mundo que tienen poder causal en los estados mentales de las personas. Las acciones son para Searle un hecho palmario de esto: estados mentales que causan ciertas cosas en el mundo. Por eso cuando describe lo que es una acción Searle afirma que dos cosas tienen que darse necesariamente para que haya una acción: movimientos físicos y estados mentales intencionales que causen dichos movimientos físicos. Esto es consistente con la crítica de Frankfurt, pues se da una acción cuando un estado causa que se dé otro estado en el mundo. La misma noción de causalidad que Searle propone: "la causación es una relación real entre objetos y acontecimientos del mundo, una relación por la que un fenómeno, la causa, causa otro, el efecto"13, encaja consistentemente con la idea que Frankfurt considera defectuosa en la explicación de las acciones de los historicistas causales. Como ya se mencionó, en tanto puede darse cierto tipo de movimientos físicos, que son meros sucesos, pero que son idénticos a los movimientos que son acciones -por ejemplo, el movimiento físico de asentir o de guiñar el ojo-, el movimiento físico es necesario pero no suficiente para que se dé una acción, y precario para distinguirlo de los meros sucesos. En Searle la otra condición necesaria para la acción es el estado intencional relevante como causa del movimiento físico.

Lo anterior puede empujar a la creencia de que Searle desplaza la explicación de lo que sea una acción, de las cosas que suceden en el momento en el que se da la acción, a lo que es su causa: el estado mental intencional, el cual, se supone desde el enfoque causal de Frankfurt, ha de haber ocurrido antes de que se dé el movimiento corporal, dado que es su causa. No obstante, esto es ir demasiado ligero con el enfoque de Searle sobre la acción y desconocer en buena medida su teoría. Pues, si bien John Searle cree que algunas acciones tienen como causas estados mentales previos a los movimientos físicos, también afirma que esto se da sólo algunas veces. Searle distingue entre intenciones que son formadas con anterioridad a las acciones e intenciones que son formadas en el mismo momento en que son llevadas las acciones: intenciones previas e intención en la acción, respectivamente. Si bien la acción de salir de la ciudad estuvo antecedida por la intención previa de salir de la ciudad, esta acción, para Searle, está subsidiada por otras acciones que son llevadas a cabo como parte de la acción de salir de la ciudad, pero que en sí mismas, no son las acciones de salir de la ciudad. Abrir la puerta, bajar las escaleras, entrar al parqueadero, encender el carro, entre muchas otras, son acciones que subsidian la acción de salir de la ciudad, no obstante, no son necesarios estados intencionales previos a estas acciones para que estas acciones se den. Estos son casos de intención en la acción.

Hay al menos dos modos de establecer más claramente la distinción entre una intención en la acción y una intención previa. El primero es observar que muchas de las acciones que se realizan, se realizan bastante espontáneamente, sin formar consciente o inconscientemente, ninguna intención previa de hacer esas cosas. Por ejemplo, supongamos que estoy sentado en una silla reflexionando sobre un problema filosófico, y de repente me levanto y comienzo a pasearme con aspecto preocupado por la habitación. Mi levantarme y pasear con aspecto preocupado son claramente acciones intencionales, pero para hacerlas no necesito formar una intención para hacerlas antes de hacerlas (...) Como muchas de las cosas que se hacen, yo solamente hago estas acciones; solamente actúo14.

Para Searle, esa serie de acciones que corrientemente se realizan espontáneamente, en tanto acciones, es causada por estados mentales intencionales, pero estados mentales intencionales que no son previos, sino simultáneos a la acción; él los denomina intención en la acción, intención que si bien determina la experiencia de actuar, no es un acontecimiento discreto y distinto de la acción misma. De manera similar, Davidson afirma que hay acciones en las que el agente simplemente actúa, sin que esto implique una causa antecedente previa a la actuación. Davidson las llama acciones primitivas "hacer algo que cause que mi dedo se mueva no me causa que yo mueva mi dedo, es mover mi dedo"15.

La descripción de Searle de lo que es la experiencia de actuar, apoya la tesis de que no es necesario un antecedente previo para que se lleve a cabo una acción. Con dos hechos psicológicos muestra que en la descripción de lo que es una acción, es condición necesaria además del movimiento corporal, una experiencia de actuar, y ésta es simultánea a la acción causándola. Así, su teoría no implica, lo que Frankfurt supone implica todo enfoque causal de la acción: "Para el enfoque causal, es esencial considerar que las acciones y los meros sucesos no se diferencian por nada que existe o que sucede en el momento en que estos acontecimientos ocurren, sino por algo que les es extrínseco: una diferencia, en un momento previo, en otra serie de acontecimientos"16. Las experiencias fenoménicas que tienen consecuencias lógicas para la explicación de la acción, pues implican como condición necesaria de la acción la experiencia de actuar, las describe Searle a partir de los casos que toma de William James y de Penfield, de ellos se concluye que pueda darse experiencia de actuar pero no movimientos físicos, o movimientos físicos pero no experiencia de actuar, por lo que la experiencia de actuar y el movimiento físico son condiciones lógicamente necesarias para la acción.

En el caso de James, citado por Searle, un paciente con un brazo anestesiado es inducido a que mueva su brazo. El paciente no puede ver que su brazo está atado, así que a la petición de que levante su brazo asiente, pero a pesar de que tiene la experiencia de levantar el brazo, realmente no ejecutó la acción de levantar el brazo. Searle concluye que no basta con el estado intencional de levantar el brazo, sino que de hecho tiene que darse el movimiento físico para que haya una acción. No obstante, el caso muestra que es un hecho que la experiencia de actuar es parte constitutiva de la acción. Cuando se tiene una acción, además del movimiento físico, es necesaria la experiencia de que ese movimiento físico es causado por un agente. Los casos Penfield se suman a la justificación de lo anterior. Un doctor estimulaba a través de electrodos el córtex motor de uno de los hemisferios cerebrales de un paciente, causando el movimiento de una de sus manos. El paciente siempre afirmaba que él no había movido su mano, que eso lo había hecho el doctor. En este caso, distinto al de James, se da el movimiento físico, pero no se da la experiencia de que ese movimiento físico ha sido causado por el agente. Faltó lo que Searle denomina la experiencia de actuar. Así, la experiencia psicológica que percibe el agente que ejecuta la acción, sumada al movimiento físico pertinente con la experiencia de actuar constituye la acción. La experiencia de actuar y el movimiento físico son para Searle las condiciones necesarias para la constitución de una acción.

Para Searle, a diferencia de lo que supone Frankfurt de los enfoques causales, las acciones son casos de causación simultánea. En la filosofía de la mente de Searle es recurrente la alusión de relaciones causales que no implican un antes y un después de dos eventos o sistemas distintos: la causa y el efecto. Searle anota "(...) exactamente en este sentido de "causado por" y "realizado en" los fenómenos mentales son causados por procesos que tienen lugar en el cerebro en el nivel neuronal o modular, y al mismo tiempo se realizan en el sistema mismo que consta de neuronas"17. Argumenta que aceptar que las relaciones causales siempre implican un antes y un después es matricularse con una tesis rudimentaria de la causalidad, ya superada por hechos científicos. Las partículas de H2O por sí solas no son líquidas, pero cuando hay un buen número de ellas causan simultáneamente la liquidez. Las acciones, entendidas como la conexión simultánea y causal entre la experiencia de actuar, su causa, y el movimiento físico, su efecto, son efectivamente sucesos que se distinguen de otros sucesos por sus causas; pero de esto no se sigue, como lo sugiere Frankfurt, que exista algo detrás, intrínsecamente distinto de las acciones mismas, su causa. Pues una acción es la experiencia de actuar y el movimiento físico, y a pesar de que la primera cause la segunda, no son eventos completamente distintos, en donde uno está antes y el otro está después.

Así, si tanto la teoría de Davidson como la de Searle son prototípicas del enfoque historicista causal de la acción que describe Frankfurt, pero ninguna presupone lo que Frankfurt afirma conviene a toda teoría causal de la acción, la crítica de Frankfurt se dirige a un enfoque que él mismo construye para desarmarlo.



Notas al Pie

1 ARISTÓTELES. Ética Nicomaquea. Libro 3, Capítulo 5.
2 AUSTIN, John. Ensayos filosóficos. Madrid: Biblioteca de la Revista de Occidente, 1975. p. 171.
3 VON WRIGHT, George. Sobre la libertad humana. Barcelona: Paidós, 2002. p. 17.
4 FRANKFURT, Harry. La importancia de lo que nos preocupa. Buenos Aires: Katz, 2006. p. 106.
5 Ibídem.
6 Un arquero de fútbol ha estudiado meticulosamente la manera como patea los penaltis un jugador contrario. Sabe que para llevar a cabo la acción de tapar la pena máxima, no debe lanzarse para ningún lado, sino quedarse en el centro del arco, no obstante, a la hora de enfrentarse con la situación está tan asustado, por lo que significa para su país tapar el penalti, que sus nervios lo dejan helado en el centro de su arco. El arquero despierta de su pasmo cuando el balón pega en su cuerpo evitando que entre en el arco. Piensa Frankfurt que casos de este tipo no pueden ser explicados desde el enfoque causal, pues se supone que se dan las condiciones causales relevantes, se dan en el mundo los estados de cosas que deseaba el agente, pero no parece que esto sea algo que realmente hace el agente.
7 Frankfurt sugiere que un rasgo común a las acciones podría ser el que son movimientos guiados. Las acciones humanas registran patrones de movimiento, detectarlos podría servir para distinguirlas de los meros sucesos, y dado que ocurren en el momento en el que la persona está realizando la acción, esta alternativa podría evitar (i). Los movimientos de las manos de un pianista registran patrones de movimientos, son acciones, los de un hombre que está sufriendo un ataque epiléptico son meros sucesos. No obstante, el mismo Frankfurt reconoce que otros problemas podrían dejar mal librada esta alternativa. Cómo distinguir patrones de movimientos en acciones básicas. La sugerencia de Frankfurt podría arrastrar al enfoque causal, pues un patrón de movimiento bien podría ser entendido como movimientos causalmente guiados por agentes.
8 DAVIDSON, Donald. Ensayos sobre acciones y sucesos. Barcelona: Crítica, 1995. p.18.
9 Ibíd., p. 19.
10 Ibíd., p. 65.
11 Ibíd., p. 66-67.
12 FRANKFURT, La importancia de lo que nos preocupa. Op. cit., p. 115.
13 SEARLE, John. Mente, lenguaje y sociedad. Madrid: Alianza, 2004. p. 21.
14 SEARLE, John. Intencionalidad, un ensayo en la filosofía de la mente. Madrid: Tecnos, 1992. p. 96.
15 DAVIDSON, Op. cit., 71.
16 FRANKFURT, La importancia de lo que nos preocupa. Op. cit., p. 106.



Referencias

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