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Discusiones Filosóficas

versión impresa ISSN 0124-6127

discus.filos v.11 n.17 Manizales jul./dic. 2010

 

La metafilosofía de los pragmatistas clásicos

The metaphilosophy of classic pragmatists

Gregory Fernando Pappas
Texas A & M University, Estados Unidos. g_pappas@neo.tamu.edu

Recibido el 15 de septiembre de 2010 y aprobado el 30 de septiembre de 2010



Resumen

En este ensayo argumento que la metafilosofía de los pragmatistas es la contribución más importante de estos filósofos a la historia de la filosofía y es también lo que los distingue de otros filósofos. Los filósofos clásicos americanos (Peirce, James, y Dewey) y los filósofos pragmatistas hispanos, Ortega y Gasset y Risieri Frondizi, propusieron que la filosofía debe de partir desde la experiencia, es decir, un punto de partida práctico. Despues de explicar qué significa sostener que la experiencia es el punto de partida, examino las razones que tienen estos filósofos para sostener que la experiencia es el punto de partida apropiado si se quiere que la filosofía sea empírica y relevante.

Palabras clave

empírico, experiencia, metafilosofía, práctica, Pragmatismo, punto de partida.

Abstract

In this paper I argue that the metaphilosophy of pragmatists is the most important contribution of these philosophers to the history of philosophy and is also what distinguishes them from other philosophers. The classic American philosophers (Peirce, James, and Dewey) and the Hispanic philosophers, Ortega y Gasset and Risieri Frondizi, proposed that philosophy must start from experience. After explaining what it means to take experience as the starting point, I examine the reasons that pragmatists philosophers have for holding the view that experience should be the starting point if philosophy is to be empirical and relevant.

Key words

empirical, experience, metaphilosophy, practice, Pragmatism, starting point.


"La referencia constante y permanente a la totalidad de la experiencia debe de ser una exigencia ineludible de todo filosofar que pretenda convertirse en conocimiento genuino"1

"Empirical method is the only method which can do justice to this inclusive integrity of "experience". It alone takes this integrated unity as the starting point for philosophic thought"2

I. LA METAFILOSOFÍA Y LA NATURALEZA DEL PRAGMATISMO

En la introducción a Ensayos Sobre Metafilosofia, Pablo Quintanilla observa que recientemente, en muchos círculos filosóficos, a la metafilosofía no se le ha dado la atención que se merece. Esto se debe quizás a que se ha asumido que es "más importante ir a los problemas mismos antes que quedarse en los prolegómenos" o porque se ha asumido "que los temas metafilosóficos centrales ya están suficientemente establecidos". Ninguna de estas dos razones para desatender la metafilosofía las encuentro convincentes. La primera razón pierde de vista que como un filósofo trata de resolver los problemas que le conciernen, asume una metodología y por lo tanto asume una metafilosofía. No niego que es importante atender a los problemas específicos. Tampoco creo que sea necesario que un filósofo examine conscientemente su metodología cada vez que va a atender un problema. Sin embargo, la capacidad de una filosofía para resolver o disolver problemas depende de su metafilosofía, no en el sentido de una teoría explícitamente formulada por el filósofo sobre la filosofía, pero en la manera habitual e inconsciente de conducir su investigación filosófica. A pesar de la importancia de la metafilosofía, por alguna razón u otra, los filósofos no somos suficientemente críticos de nuestras maneras de investigar.

A muchos filósofos no les interesa la metafilosofía porque asumen, "que los temas metafilosóficos centrales ya están suficientemente establecidos". Este es el peligro que corren los filósofos cuando hacen filosofía que está de moda, o que se consideran "mainstream", en otras palabras filosofía dominante o normal durante una época en el mundo académico. Pierden estos la capacidad de criticar su manera particular y "normal" de hacer filosofía. Este punto es importante, pues justifica el valor de contrastar la metafilosofía de los pragmatistas clásicos con las maneras más comunes y tradicionales de hacer filosofía. Esto es en parte la meta de este ensayo.

En la historia de la filosofía domina una manera general de hacer filosofía: desde el punto de partida teórico o desde lo que se revela a la conciencia de un sujeto como conocedor. Este punto de partida es tan común que lo comparten aún filosofías que se consideran antitéticas o enemigas. No estuviéramos conscientes de esa manera general de filosofar si no fuera por las críticas de algunos filósofos a este punto de partida teórico. Si no fuera por una minoría "pragmatista", especialmente los filósofos clásicos americanos (Peirce, James, y Dewey) y los filósofos pragmatistas hispanos (Ortega y Gasset y Risieri Frondizi) quizás no nos hubiéramos dado cuenta de que hay una alternativa: partir desde la experiencia o el punto de partida práctico. Parte de la vigencia e importancia de los pragmatistas clásicos estriba en cuestionar lo que continúa tomándose como normal y por sentado, especialmente en este asunto sobre cuál debe de ser el punto de partida de la filosofía.

Considero que la metafilosofía de los pragmatistas clásicos es la contribución más importarte de estos filósofos a la historia de la filosofía y es también lo que los distingue de otros filósofos. En otras palabras, quiero además defender una posición sobre la naturaleza del pragmatismo como filosofía.

Los estudios recientes sobre el pragmatismo están de acuerdo en ciertas cosas. En primer lugar, una narrativa sobre la historia y naturaleza del pragmatismo debe de reconocer las importantes diferencias entre los filósofos pragmáticos. En segundo lugar, nada podría ser más anti-pragmático que reclamar que los pragmatistas comparten una esencia. En tercer lugar, no existe una doctrina común llamada pragmatismo, aunque sí hay cierta superposición de ideas y métodos comunes que han sido pasados y modificados a través de las generaciones de esta familia histórica de filósofos. ¿Cuáles son, sin embargo, las ideas filosóficas fundamentales? Por ejemplo, ¿qué es lo que Dewey heredó de Peirce y James que provocó su propia reconstrucción del pragmatismo?

En todo relato histórico del pragmatismo cierta selectividad es inevitable y esto es un motivo de desacuerdos sobre la naturaleza del pragmatismo. El que haya selectividad no significa que cualquier relato es tan bueno como cualquier otro. Propongo que cualquier relato sobre el pragmatismo debe estar basado y defendido en, al menos, dos bases: (a) evidencia textual que los pragmatistas comparten hasta cierto punto las ideas filosóficas presentadas como centrales, y que (b) estas ideas filosóficas sean las más dignas de resurrección o reconstrucción. (b) es importante y suele ser la base de la selectividad que mencionaba. Los desacuerdos sobre la naturaleza del pragmatismo no se pueden resolver con sólo apelar a los textos clásicos del movimiento. Porque aún cuando estamos de acuerdo acerca de lo que dice el texto, existe un desacuerdo sobre qué es lo más importante y qué podemos dejar de enfatizar o ignorar. Nuestra selectividad al leer está basada en las siguientes preguntas: ¿Cuál es la contribución más significativa del pragmatismo en la historia de la filosofía? ¿Cuál es la diferencia que hace la mayor diferencia?

Con estos antecedentes en mente, estoy listo para tomar una posición sobre la naturaleza del pragmatismo. El pragmatismo es una filosofía revolucionaria en la historia de la filosofía, ya que criticó el punto de partida moderno y en su lugar tomó la "experiencia" como el punto de partida de cualquier investigación filosófica. El legado más importante en el desarrollo y la historia del pragmatismo es meta-filosófico, es decir, es sobre cómo proceder en hacer filosofía. Esta interpretación del pragmatismo está (a) basada en una lectura generosa, honesta y comprensiva de los textos y (b) sostiene que esta interpretación hace del pragmatismo un movimiento radical (más allá de la filosofía moderna y aún de algunos "post-modernistas"), y un recurso promisorio o útil para la crítica y el adelanto de la filosofía actual.

No tengo aquí el espacio para defender (a), pero creo que la evidencia textual es abrumadora. Un texto es, por supuesto, sujeto a una pluralidad de interpretaciones razonables, pero a muchos lectores de los filósofos pragmáticos se les ha hecho bien difícil leer los textos sin poner al lado sus propios prejuicios teóricos. Cabe advertir que mi concepción del pragmatismo es diferente a la idea común que el pragmatismo es sólo una filosofía que nace de una teoría del significado o de la verdad. Se dice que la historia del pragmatismo de Peirce comienza con su "Pragmatic Maxim" entendida como un método para determinar el significado de conceptos, en su ensayo de 1878 Cómo hacer nuestras ideas claras. William James simplemente amplió la máxima pragmática de Pierce a la moral y la religión. Dewey, por el otro lado, simplemente elaboró las implicaciones socio-políticas y educativas. Esta noción del pragmatismo nace de las interpretaciones inglesas del pragmatismo, y se sigue promulgando por los neo-pragmáticos o académicos que trabajan en la epistemología o filosofía del lenguaje.

El problema con esta historia del pragmatismo, centrada en la filosofía del lenguaje y la epistemología, es que es bastante estrecha. En esta historia, no hay ninguna mención del empirismo radical de James o de la insistencia de Dewey en tomar la "experiencia" como método. No niego que aquellos que defienden esta historia pueden proporcionar suficiente evidencia textual para apoyar su interpretación, pero ignoran lo que me parece más fundamental, radical, y prometedor de esta tradición filosófica. El pragmatismo entendido como una metafilosofía es más incluyente e interesante. La máxima pragmática sobre el significado de los conceptos es sólo una de las consecuencias de tomar la experiencia vivida como punto de partida. De acuerdo a este punto de partida, el significado de los conceptos (incluyendo el de la "verdad") debe ser expresado en términos de experiencia y sus consecuencias. Dewey caracteriza el punto de partida, o el método, favorecido por el pragmatismo en términos de "el postulado de empirismo inmediato": "si se quiere realmente describir cualquier cosa, la tarea consiste en describir como se experimenta su ser"3. Por lo tanto, el significado de cualquier concepto, incluyendo el de la "verdad", está atado a su uso en la práctica, es decir, en la vida cotidiana.

No quiero negar las importantes diferencias entre James, Dewey y Peirce en cuanto a muchos asuntos filosóficos. Sin embargo, comparten una metafilosofía. Incluso su compromiso compartido con el falibilismo y el pluralismo, son una consecuencia de tomar la experiencia vivida como punto de partida, ya que una de las primeras cosas evidentes acerca de la experiencia es que es cambiante, plural, abierta hacia el futuro desconocido. La metafilosofía de los pragmatistas clásicos los distingue de muchos filósofos contemporáneos incluyendo los neo-pragmatistas (como Rorty, Putnam, y hasta Davidson, Goodman, etc.). A pesar de las continuidades históricas y similitudes entre esto últimos filósofos y por ejemplo Dewey, hay una diferencia fundamental: el punto de partida de estos es el lenguaje, por eso me parece apropiado el nombre "linguistic pragmatism" para distinguir estos pragmatistas de los clásicos. Todavía vivimos en una época dominada por el llamado "giro lingüístico", pero para Dewey y James el punto de partida de la filosofía debe de ser la experiencia y no el lenguaje.

La noción del pragmatismo como una filosofía que toma a la experiencia como punto de partida tiene ciertas ventajas. Nos da una base sólida para criticar los debates contemporáneos en la filosofía, que a menudo son "peleas familiares", porque comparten el mismo punto de partida. Más importante aún, esta noción del pragmatismo nos permite hoy criticar o mejorar la hipótesis o conclusiones de los pragmatistas clásicos, pues es posible que algunas conclusiones de estos filósofos necesiten ser re-examinadas utilizando su propia metafilosofía.

Hasta ahora he argumentado a favor de una metafilosofía basada en la experiencia para definir la naturaleza e importancia del Pragmatismo, pero queda mucho por aclarar. ¿Qué significa sostener que la experiencia es el punto de partida, y qué razones tienen estos filósofos para sostener que la experiencia es el punto de partida apropiado si se quiere ser empírico en la filosofía? A continuación contesto estas preguntas, sostengo que los pragmatistas compartieron: (1) una crítica similar a la filosofía moderna basada en su punto de partida, (2) una defensa de la experiencia como el punto de partida apropiado de la investigación filosófica.

II. LA CRÍTICA DEL PUNTO DE PARTIDA MODERNO

Para los pragmatistas clásicos hay que estudiar la historia de la filosofía para poder aprender de los errores del pasado, especialmente cuando se trata del punto de partida de la investigación filosófica. Este es el asunto más importante en la filosofía, ya que diferentes puntos de partida conducen a diferentes filosofías. Más importante que el contenido o conclusiones de una filosofía es el método de investigación. La historia del Pragmatismo se puede entender como la historia de una constante y desarrollada crítica de un punto de partida que sigue siendo favorecido por muchos filósofos. Peirce se refirió a este punto de partida como "cartesianismo" porque lo detectó en Descartes. En un artículo publicado en 1905 dice:

Filósofos de muy diversas tendencias proponen que la filosofía establezca su punto de partida desde uno u otro estado mental en que ningún hombre, y menos un principiante en filosofía, se encuentra realmente. Uno propone que comience dudando de todo, y dice que hay una sola cosa que no puede dudarse, como si dudar fuera "tan fácil como mentir" [Shakespeare, Hamlet, acto 3, escena 2]. Otro propone que deberíamos comenzar observando "las primeras impresiones del sentido", olvidando que nuestras percepciones mismas son el resultado de la elaboración cognitiva. Pero en verdad no hay sino un estado mental desde el que se puede "comenzar", a saber, el preciso estado mental en el que uno en realidad se encuentra en el momento de "comenzar"4.

A veces no estoy seguro si el mismo Peirce entiende lo radical y significativo que fue su crítica a la tradición filosófica5. La crítica a la tradición de Peirce no es sólo a Descartes; pero a el punto de partida de la filosofía moderna. La mayoría de los problemas y doctrinas filosóficas que identifican a la filosofía moderna son el resultado de partir de un punto de partida común. William James y John Dewey describieron este punto de partida como el punto de partida subjetivo y contemplativo, pues se asume que somos sujetos o espectadores de un mundo antecedente y fijo que espera a ser conocido. Este punto de partida es una abstracción teórica que debe de ser criticada para poder reconstruir la filosofía6.

Los problemas de la filosofía deben de ser re-examinados partiendo desde un punto de vista más radical y genuino. Los pragmatistas proponen que, en vez de partir desde una teoría o punto de vista teórico, debemos de comenzar en donde realmente estamos cada vez que filosofamos: dentro de nuestras vidas concretas. Esto es a lo que llaman James y Dewey la "experiencia". Estar en la experiencia (o la vida) es estar íntimamente envuelto (como agente) en una interacción constante y no en una contemplación teórica y pasiva de objetos (como sujeto). Este es el sentido en que la "práctica" es primordial para el pragmatista.

No todos los pragmatistas fueron suficientemente explícitos acerca de su punto de partida. A veces el entusiasmo con un descubrimiento bloquea la capacidad de articular de manera clara y precisa qué es lo que se ha encontrado. La mayoría de los pragmatistas simplemente adoptaron el nuevo punto de partida y procedieron a usarlo, haciendo filosofía que tratara de resolver y disolver problemas filosóficos. De todos ellos, Dewey es el más explícito. A través de sus escritos insistió en la importancia de tomar la experiencia como punto de partida. A pesar de esto, el tema del punto de partida ha sido ignorado por muchos de los pragmatistas contemporáneos. Esto en parte es culpa de Richard Rorty, quien ha sosteniendo que la preocupación de Dewey con la experiencia fue un grave error7. Más adelante indicaré por qué este rechazo de Rorty y otros está basado en un mal entendimiento sobre lo que es "la experiencia."

Al igual que los pragmatistas clásicos, Ortega y Gasset y Risieri Frondizi examinaron cómo la filosofía moderna está basada en un punto de partida erróneo. El realismo y el idealismo moderno están en buen camino cuando buscan a una primera realidad pero desembocaron en sus posiciones problemáticas porque uno parte del objeto y otro del sujeto. El error es el mismo: "Ambas posiciones ofrecen un error común: haber exagerado uno u otro de los términos menospreciando la mutual relación. De ahí que frente a la "cosa en sí" del realismo haya surgido en los tiempos modernos "el sujeto en sí" del idealismo"8. En la filosofía moderna se empieza con la oposición entre el objeto y el sujeto. Asegura Frondizi que si en vez de este dualismo empezáramos con la experiencia en su integridad "desaparecen así los clásicos problemas sobre la posibilidad de que el sujeto pueda ponerse en relación con el objeto"9.

Los empiristas modernos (Locke, Hume) tenían buenas intenciones pero no supieron deshacerse del mismo punto de partida subjetivo de Descartes, donde el filósofo sólo tiene contacto con el contenido de su conciencia. El empirismo tradicional "se transformó automáticamente en racionalismo al volver la espalda a la realidad y encerrarse en sus propias construcciones"10. Las descripciones de los empiristas modernos del punto de partida no son más que fabricaciones teóricas que explican la experiencia pero no son la experiencia vivida. Por ejemplo, la descripción de una silla o una pared como un aglomerado de "sense data" o "simple ideas" no es más que una teoría sobre la silla y la pared, de seguro no son la silla y la pared que aparecen en mi vida (la experiencia vivida).

Si se describen las cosas tal y como son, veremos que la experiencia no es atomística (como pensaban los empiristas), que hay relaciones, y es todo un proceso. Si realmente y honestamente vamos a describir la experiencia tenemos que tratar de poner al lado las presuposiciones teóricas. Esta es exactamente la posición de William James y la razón por la cual caracterizó su empirismo como "radical"11. Frondizi llama a su filosofía un "empirismo humanista"12 pero es claro que es el mismo tipo de empirismo radical de James.

El empirismo adecuado es para Frondizi, uno que debe de "atenerse a las cosas mismas (…) pero no a las cosas desnaturalizadas por anticipaciones teóricas que tergiversen su sentido sino a ellas tal cual se presentan"13. Lo más importante es "evitar toda "idealización" o hipóstasis y partir de los fenómenos tal cual se nos presentan"14. Pero evitar esto ha sido muy difícil para los filósofos. La tentación del filósofo ha sido siempre la de tomar por hecho y como punto de partida lo que es sólo una construcción teórica. Dewey se dio cuenta de que aun James comete este error cuando describió la experiencia como algo "puro" en el sentido de algo anterior, aparte, o debajo de toda intervención o interpretación humana15. Pero la experiencia "pura" es sólo una explicación teórica de la experiencia y no una descripción fiel de la experiencia. En otras palabras, no es lo que encontramos de una manera inmediata y directa en nuestro diario vivir.

En esto Frondizi es claro y está de acuerdo con Dewey. La búsqueda del punto de partida es la búsqueda de algo dado, efectivo, inmediato y no puesto por nuestras teorías. Esta búsqueda ha sido resistida por algunos neo-pragmatistas. De hecho, han decido abandonar la noción de la experiencia porque piensan que esto sería cometer el error filosófico conocido como "the myth of the given". En una entrevista reciente Robert Brandom dice: "Rorty and I both think that Sellars' critique of the myth of the given shows the notion of experience as simply outmoded. I agree with him that there is no useful way to rehabilitate the concept of experience. We just need to do without that"16.

Pero esto es un serio malentendido de la metafilosofía pragmatista. Tanto Dewey como Frondizi aclaran que exhortar a filósofos que deben de prestarle atención a la experiencia inmediata vivida no implica que sus filosofías sean epistemologías fundamentalistas basadas en la búsqueda de un dato "dado" en el sentido de un "‘hecho’ anterior o ajeno a toda interpretación"17. Negar un punto de partida absoluto o "puro" (libre de interpretación) no quiere decir que debamos abandonar la búsqueda de lo que es dado en nuestra experiencia inmediata del mundo. Todas nuestras experiencias presentes quizás están hasta cierto punto condicionadas por todo lo que heredamos (nuestra historia, cultura, carácter, y más), pero las experiencia vividas, y no las conclusiones de investigación, siguen siendo el "dato efectivo que hallemos en nuestra cuidadosa búsqueda y que aprehendemos inmediatamente por medio de un acto directo de nuestro espíritu"18.

La crítica de Frondizi va más allá de los filósofos modernos. Aunque admiraba a su contemporáneo Edmund Husserl criticó su punto de partida. El problema del método de Husserl (la "epoche") es que la reflexión modifica la esencia de las vivencias y "reduce la vida a una pura contemplación de las esencias"19 pero la realidad es muy distinta. El método de Husserl pretende poner al lado nuestra participación en la experiencia como agentes. Husserl ignora lo que se podría llamar el aspecto "práctico" de la vida en su encuentro con el punto de partida20. Dice Frondizi que en Husserl "poca importancia se otorga a la vida sentimental, valorativa y práctica —en oposición a la vida contemplativa— es una consecuencia de su actitud intelectualista"21. Este intelectualismo, que es tan común en la filosofía, es el resultado de asumir como punto de partida la vida descrita desde el punto de vista de un sujeto conocedor; que está separado y contemplando el contenido de su conciencia. Para Frondizi y los pragmatistas, esto equivale a partir desde un punto de vista ajeno a la vida misma. Un empirismo "total" o "radical" requiere que el filósofo debe de partir a describir la realidad desde como ésta se nos revela cuando estamos haciendo, jugando, peleando, amando, gritando, y hablando.

III. DEFENSA DE LA EXPERIENCIA COMO EL PUNTO DE PARTIDA

El recuento anterior demuestra que los pragmatistas comparten una crítica fundamental a la filosofía moderna, pero ¿cuáles razones o argumentos han presentado para tomar la experiencia como el punto de partida adecuado de la filosofía? A manera de resumen, encontramos en los escritos de Dewey, Frondizi, James, y Ortega tres razones:

(a) La experiencia es la realidad más inmediata y neutral con respecto a nuestras teorías filosóficas.

(b) La experiencia es la realidad más radical en el sentido de ser inclusiva, primitiva, última, y forzada.

(c) La experiencia es la base constante, persistente, y confiable de evidencia en una investigación filosófica que es empírica.

(a) La experiencia es inmediata y neutral

Los pragmatistas rechazan el punto de partida moderno porque parten de lo que es una abstracción teórica, en vez de lo que es inmediatamente dado y presente en la experiencia. Si realmente se quiere "atenerse a las cosas mismas tal cual se nos presentan" tenemos que admitir que ningún filósofo empieza a filosofar metido dentro de su conciencia. Un empirismo total y honesto reconoce que empezamos siempre en un contexto particular donde estamos (el yo) entre las cosas, envuelto en actividades dirigidas hacia ciertos objetos, somos organismos en un medio ambiente y en interacción con otras cosas. Esto es lo que el pragmatista llama la "experiencia". A diferencia de la concepción moderna, la experiencia no es algo subjetivo y cognoscitivo, ni tampoco es el confrontamiento de un yo, una actividad, y un objeto como entidades que de alguna manera tienen una existencia anterior. Se empieza con la relación (interacción) entre "el yo" y los objetos en el mundo y no con un dualismo.

Sólo la experiencia es algo "dado", "efectivo", e "inmediato" y no puesto por nuestras teorías. No es la conclusión de investigación. El que este "dato" no provenga de una teoría en particular significa que antes de ser examinado tiene un tipo de neutralidad con respecto a las diferentes teorías que se puedan articular sobre la experiencia. Para ser empírico en la filosofía hay que tener mucho cuidado. Debemos evitar la confusión entre lo que encontramos y lo que queremos encontrar debido a nuestros prejuicios teóricos. Por ejemplo, ¿qué hace "moral" a un problema? Si vamos a investigar esto deberíamos tratar de poner nuestros prejuicios teóricos a un lado y tratar de designar, ubicar, apuntar y luego describir tantos problemas que sufrimos en nuestras vidas se nos presentan como morales y no estéticos o económicos. Esto no es fácil para el filósofo. Por ejemplo, un filósofo utilitarista que este más interesado en la validez de su teoría que en honestamente investigar la realidad moral y vivida (tal y como ésta se nos aparece), tendrá la tentación de describir todos los problemas morales en términos de un conflicto de unidades de utilidad. Si es así, confunde su descripción teórica con la experiencia inmediata.

(b) La experiencia es la realidad radical

La filosofía moderna asume que la investigación filosófica es algo que ocurre y empieza dentro de un plano subjetivo (el contenido mental) que intenta conocer una realidad independiente y no cambiante. La alternativa a este punto de partida "subjetivo", por lo general, ha sido uno "objetivo" que consiste en adoptar un "punto de vista de Arquímedes" o "punto de vista de vista de Dios". Muchos filósofos "post-modernos" argumentan que estos dos puntos de vista (o puntos de partida) son ilusorios porque la investigación filosófica está siempre en una historia, en una cultura, en una lengua, o en una sociedad particular. Pero de acuerdo a los pragmatistas ninguno de estos contextos constituyen el contexto que en última instancia estamos cuando filosofamos. Como Pierce insistió, empecemos "donde estamos" y siempre estamos, en una situación. Todas las realidades discutidas por los filósofos (incluyendo el lenguaje, esquemas conceptuales, y la cultura) se encuentran en situaciones presentes, concretas y vividas, en otras palabras, en la experiencia. Dice Frondizi, "La experiencia constituye la realidad o hecho fundamental puesto que todos los demás "hechos", y todas las demás formas de "realidad", se dan en ella como sus miembros, partes o elementos"22. Nada hay antes o por encima de la experiencia. Esto fue lo que condujo a José Ortega y Gasset a decir, que "mi vida" (término equivalente a la "experiencia") es una realidad "radical" en el sentido de que "es la raíz de todas las demás en el sentido de que estas, sean las que fueren, tienen, para sernos realidad, que hacerse de algún modo presentes o, al menos, anunciarse en los ámbitos estremecidos de nuestra propia vida"23.

Esto no niega que a lo mejor hay realidades fuera de la experiencia, pero no hay manera de llegar a ellas excepto a través de nuestra experiencias vividas en situaciones, desde nuestra piel. Quieran o no lo quieran, todos los filósofos han empezado en la experiencia. Por esto es que Frondizi afirma que la experiencia es no sólo "la fuente legítima" sino que "el punto obligado de referencia de la teoría filosófica"24. Por lo tanto, la única diferencia que existe entre filósofos es entre aquellos que lo niegan y aquellos que lo admiten y tratan de hacer filosofía basada en este hecho fundamental. Descartes afirmó que su punto de partida fue en su mente (lo que apareció en su conciencia), pero sabemos cuál fue realmente su punto de partida. Mientras meditaba estaba al frente de un fuego, entre muebles y sin abandonar todos los prejuicios que trataba de negar.

Un punto importante que Ortega destaca acerca de Descartes es que tanto el fuego como las paredes de su casa, estaban presente como realidad inmediata y no, como suponía Descartes, eran apariencias u objetos de su conocer o de creencia. La realidad se tiene, se presenta, que es diferente a decir que se conoce. Este es el truco moderno que todavía existe en la filosofía, se piensa que para ser realista hay que justificar como conocimiento verdadero creencias sobre la realidad. El conocer es sólo una de tantas relaciones que podemos tener con la realidad. Esa pared es real, está presente, aun si no es objeto de mi conocimiento. "Esa pared está ahí" es fundamental y no es lo mismo que decir "Yo conozco o creo que esa pared está ahí".

(c) La experiencia como base de evidencia de la investigación filosófica

A pesar de lo equivocado que estaba Descartes, entendió la importancia del problema del punto de partida para la filosofía. Pensó que si encontramos y hacemos claro cual debe de ser el punto de partida entonces podemos hacer filosofía guiada por ese punto de partida. En otras palabras, el asunto no es sólo dónde empezamos sino cómo procedemos al hacer filosofía. El punto de partida es también dónde regresamos para apoyar nuestras teorías. La realidad que sirve de sostén a las construcciones teóricas también sirve como la base de donde buscar apoyo y evidencia. Como la experiencia es una realidad cambiante, la filosofía tiene que tomar en serio un regreso constante a la experiencia.

El retorno constante de nuestras teorías e investigaciones a la vida diaria es la única manera de tratar de prevenir los vicios de la filosofía, especialmente la esterilidad de que a veces se nos acusa. No nos debe de sorprender que cuando empezamos con abstracciones que no corresponden a la experiencia de nadie, terminamos con filosofías que tienen poca relevancia en nuestras vidas. Es importante para Frondizi "volver-una vez-más-al punto de partida. Esforzarse por alcanzar la realidad que sirve de sostén a las construcciones" de otra manera la filosofía pierde vigencia. Esta es la única manera de impedir "que la filosofía se convierta en un juego intelectual estéril y ajeno a las preocupaciones irrenunciables de la vida humana."

Para los pragmatistas la experiencia es el punto de partida adecuado de toda investigación filosófica. Además, los pragmatistas sostuvieron que es posible hacer una descripción de la experiencia que sea fiel a la experiencia vivida y esté libre de toda teoría. A continuación me propongo concluir este ensayo presentando algunas de sus descripciones generales.

IV. DESCRIPCIÓN GENERAL DE LA EXPERIENCIA

(a) La integridad de la experiencia

Según James y Dewey la filosofía moderna empezó con divisiones ontológicas (dualismos) en vez de empezar con la "unidad integral" que encontramos en la experiencia. Es por esto que terminan creando problemas de cómo unir y relacionar lo que ellos han separado por medio de una abstracción. Este es el error de la concepción subjetiva de la experiencia. Podemos distinguir entre el que percibe y lo percibido pero ni el uno ni el otro son antecedentes a la experiencia, son partes de una unidad integral. Como bien explica Dewey la experiencia tiene dos caras sin perder su integridad. "It is "double-barrelled" in that it recognizes in its primary integrity no division between act and material, subject and object, but contains them both in an unanalyzed totality"25. Frondizi dice algo muy similar: "La experiencia ofrece la aparente paradoja de que está condenada a ser mía —se da siempre en primera persona— y al mismo tiempo que necesita de lo que no es mío para existir. Tiene una cara subjetiva y otra objetiva"26.

Dewey y Frondizi no siempre comparten la misma terminología. Dewey describe la experiencia en términos de un organismo en un medio ambiente pero hace claro que la distinción no implica separación ontológica. Frondizi describe la experiencia en términos del yo, mis actividades y los objetos, pero hace el mismo tipo de aclaración acerca de la integridad de la experiencia. "Los miembros que constituyen la experiencia" se nos dan "como una totalidad indivisible"27. En otras palabras, "los tres miembros no preexisten a su relación sino que se constituyen en ella"28. Son "miembros de una totalidad única en la que las relaciones son tan importantes como los elementos. El yo es lo que es en tanto ejercita una actividad sobre un objeto. Este, a su vez, no existe como objeto con anterioridad a su relación con aquel sino que es objeto de la actividad del yo"29.

(b) El aspecto social de la experiencia

Todos los pragmatistas tomaron como inaceptable la noción de que el empezar con la experiencia es el empezar dentro de mí, como si otros y lo social fuera algo secundario. La existencia de otros es un "pseudo-problema" que se crea cuando se cree empezar a filosofar encerrados en nuestra conciencia.

Frondizi afirma lo mismo y critica la teoría de "razonamiento por analogía"30. El conocimiento de otros es igual de inmediato y primario, no es la conclusión de una inferencia. "El yo ajeno no se nos da, por cierto, como un objeto entre los demás objetos. No percibimos un cuerpo y luego inferimos la existencia de una psiquis que lo anima, sino que lo aprehendemos desde un principio como una unidad semejante a la de nuestro yo"31. En el punto de partida "compartimos el mundo objetivo," nos encontramos con las actividades de otros seres, y algunos son semejantes a nosotros. Dice Frondizi que "otros son partes de mi experiencia"; "nuestra experiencia es inconcebible sin la experiencia ajena"; "vivir equivale a convivir"; "vivimos en comunidad, si perder por eso nuestra individualidad personal"32. Como si fuera poco, Frondizi afirma que "el conocimiento del yo ajeno es simultáneo al auto-conocimiento y al mundo exterior"33. Aunque Frondizi no elabora esta idea, es claro que considera razonable una teoría del conocimiento del "Yo" muy similar a la del pragmatista George Herbert Mead34.

(c) La experiencia como proceso en el presente y con continuidades

Todos los pragmatistas dicen que la experiencia es un proceso fundamentalmente anclado en una situación presente que es continua con previas situaciones presentes, y que estamos siempre en el presente. "Hablar de una vivencia presente en un instante es una abstracción y equivale a detener lo moviente, a matar la vida"35. Tanto el "yo" como toda la realidad es un proceso y no una substancia. Los pragmatistas encuentran el aspecto fluyente de la realidad compatible con afirmar también que hay continuidad y estabilidad. "La naturaleza fluyente y temporal de la experiencia no implica la negación de su unidad"36. "El carácter fluyente de la experiencia no es incompatible con la presencia de elementos estables"37.

La experiencia es un proceso anclado siempre en el presente, donde lo que llamamos pasado y futuro son aspectos de un presente en movimiento. El pasado es para los pragmatistas memorias presentes y el futuro son anticipaciones que ocurren en el presente. George Herbert Mead defiende esta noción del tiempo en The Philosophy of the Present38. De la misma manera Frondizi afirma que, el "ahora y aquí" como un pedazo inmóvil es una abstracción "del carácter temporal y fluyente de la experiencia" presente que incluye "el sedimento de las experiencias pasadas y la proyección hacia el futuro"39. Por lo tanto, "Mi experiencia aquí y ahora es el hecho primario e innegable, el punto inicial que buscábamos"40.

Este punto de partida es muy diferente a la concepción del tiempo donde el presente, el pasado, y el futuro son espacios o sitios en una línea vista desde un punto de vista removida del tiempo. Esta es una concepción del tiempo desde un punto de vista contemplativo y teórico. Esta noción del tiempo nos ha sido muy útil para organizar nuestras vidas y para las ciencias pero no es el tiempo vivido desde adentro de la vida como agente.

(d) La diversidad y el aspecto práctico de la experiencia

La noción tradicional de la experiencia reduce toda la experiencia a las actividades relacionadas con el conocimiento. Esto es consecuencia de tomar como el punto de partida de la filosofía lo que se revela a la conciencia de un sujeto como conocedor. Pero un empirismo "total" reconoce la riqueza o variedad en que se da la experiencia.

Nuestra participación primordial en la experiencia es como agente y no como sujeto conocedor. El "yo haciendo" es mucho más fundamental que el "yo conociendo" ya que el conocer es sólo una de las cosas que "hacemos". Pero debido al intelectualismo en la filosofía que reduce las actividades del yo a las de orden intelectual exclusivamente, la realidad se ha convertido en sólo un "objeto de conocimiento". Este es un prejuicio que tiene poca base en la experiencia vivida.

e) La experiencia es situacional

Ya hemos mencionado este aspecto clave de los pragmatistas. Dewey, especialmente, enfatiza que el estar en la experiencia es el estar siempre en una situación. Una situación es el contexto particular, único, y cualitativo donde se encuentran el organismo y su medio ambiente. Dewey describe la experiencia en términos de lo que hace y lo que le sucede a un organismo en una situación. El conocimiento es una actividad o proceso que ocurre en una situación. Es en efecto, el resultado de una investigación que ha transformado la calidad de una situación indeterminada o dudosa.

Aunque he sido breve en presentar algunas de las descripciones generales de la "experiencia", creo que es importante para evitar mal entendimientos comunes sobre el pragmatismo. Queda claro que su metafilosofía es muy diferente a la asumida (como no problemática) por los filósofos empíricos modernos. Pero es importante también reconocer cuan diferente es su metafilosofía a la asumida por algunos filósofos hoy en día que se consideran post-modernistas y neo-pragmatistas. Creo que es importante establecer un diálogo genuino donde se discutan estas diferencias.



Notas el Pie

1 FRONDIZI, Risieri. El Punto de Partida del Filosofar. Buenos Aires: Editorial Losada, 1945. 2a. Ed., 1957. p. 122.
2 DEWEY, John. Experience and Nature. Later Works. Vol. 1. Southern Illinois: University Press, 1925. p. 19.
3 Ibíd., p. 158.
4 Traducción de Peirce, CP5.416 por el Grupo de Estudios Peirceanos de la Universidad de Navarra. [En línea] http://www.unav.es/gep/WhatPragmatismIs.html.
5 Mi impresión de Peirce es el de un filósofo que aunque fue un genio, tenía una pierna en la tradición y otra en la manera nueva y radical de hacer filosofía.
6 Esto lo hace claro William James en su crítica al empirismo moderno. Pero la crítica de John Dewey es aún más comprensiva. Encontró que el error de empezar en el sitio inadecuado es tan común en la filosofía que decidió llamarlo, "la falacia filosófica." Douglas Browning describe esta falacia y explica la crítica de Dewey al "el punto de partida teórico" en: BROWNING, Douglas. "Understanding Dewey: Starting at the Starting Point". En: XIV Congreso Interamericano de Filosofía. Mexico, Agosto 19, 1999.
7 Comparto con David Hildebrand su crítica a Rorty y a Hilary Putnam por no entender el punto de partida de Dewey, véase su Beyond Realism and Antirealism. Nashville, Tenn.: Vanderbilt University Press, 2003.
8 FRONDIZI. Op. cit., p. 49.
9 Ibíd., p. 102.
10 Ibíd., p. 122.
11 Cf. WILLIAM, James. Essays in Radical Empiricism. New York: Longman Green and Co, 1912.
12 Cf. FRONDIZI, Risieri. "Bosquejo de mi filosofía: el empirismo como humanismo". En: Ensayos Filosóficos. (s. f.)
13 FRONDIZI. El Punto de Partida del Filosofar. Op. cit., p. 8.
14 Ibíd., p. 40.
15 Dewey le hace esta crítica a James en: DEWEY, John. Experience and Nature. Op. cit., p. 40.
16 Interview with Robert Brandom. In: Filosofisk Supplement, (s.f.) p. 5
17 FRONDIZI. Op. cit., p. 49.
18 Ibíd., p. 51.
19 Ibíd., p. 77.
20 Recientemente el pragmatista Douglas Browing ha hecho la misma crítica a Husserl en: BROWNING, Douglas. Understanding Dewey: Starting at the Starting Point. Op. cit., p. 8.
21 FRONDIZI. Op. cit., p. 77.
22 Ibíd., p. 85.
23 ORTEGA Y GASSET, José. El Hombre y La Gente. Madrid: Revistas de Occidente, 1957. p. 47.
24 FRONDIZI. Op. cit., p. 12.
25 DEWEY. Experience and Nature. Op. cit., p. 18.
26 FRONDIZI. Op. cit., p. 116.
27 Ibíd., p. 84.
28 Ibíd., p. 128.
29 Ibíd., p. 125.
30 Ibíd., p. 108-109.
31 Ibíd., p. 110.
32 Ibíd., p. 116.
33 Ibíd., p. 108.
34 Mead presenta una teoría del conocimiento del "yo" como resultado de interacción social en: MEAD, George Herbert. Mind. Self, & Society. Chicago: The University of Chicago Press, 1934.
35 FRONDIZI. Op. cit., p. 96.
36 Ibíd., p. 117.
37 Ibíd., p. 124.
38 MEAD, George Herbert. The Philosophy of the Present. Murphy, Arthur E. (Ed.). Chicago: University of Chicago Press, 1932.
39 FRONDIZI. Op. cit., p. 114.
40 Ibíd., p. 124.



Referencias

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