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Discusiones Filosóficas

versión impresa ISSN 0124-6127

discus.filos v.12 n.19 Manizales dic. 2011

 

Un esbozo del sistema epistemológico de Quine*

A sketch of Quine's epistemological system

Germán Guerrero Pino
Universidad del Valle, Colombia. discufilo@ucaldas.edu.co

Recibido el 5 de septiembre de 2011 y aprobado el 3 de octubre de 2011

* El presente artículo hace parte de los resultados de la investigación adelantada durante el año sabático que me concedió la Universidad del Valle en el 2011. Además, algunas de las ideas principales de este artículo fueron expuestas en la conferencia que ofrecí en el I Simposio de filosofía analítica. Capítulo Willard van Orman Quine, organizado por el Departamento de Filosofía, Facultad de Artes y Humanidades, Universidad de Caldas, Manizales.



Resumen

El presente artículo tiene como objetivo hacer una reconstrucción del sistema epistemológico de Quine. En términos muy generales, resaltó sus elementos principales: sus tesis centrales; las relaciones presentes entre ellas y su coherencia.

Palabras clave

Indeterminación, naturalismo, Quine, realismo, significado.

Abstract

This article has as its main purpose to offer a reconstruction of Quine's epistemological system. I will undertake this task in general terms, emphasizing its main elements, its central thesis, the relationships that hold among these elements and their coherence.

Key words

Indeterminacy, naturalism, Quine, realism, meaning.



Introducción

El presente artículo tiene como objetivo fundamental realizar una reconstrucción del sistema epistemológico de Quine en términos muy generales, resaltando sus elementos principales: sus tesis centrales y las relaciones presentes entre ellas; mientras que su coherencia se analizará en términos más amplios.

En la enunciación y presentación de cada una de las tesis buscó tener claridad en su contenido básico, las relaciones que tiene con las otras tesis, y con el sistema en general.

Asumo como norte de la exposición las tesis de la indeterminación de la traducción radical y la relatividad ontológica, debido a que podría decirse que forman la cima del sistema, siendo las tesis más controvertidas. Además, se parte por reconocer que Quine no interpretó siempre de la misma manera sus distintas tesis, algunas de ellas sufrieron cambios leves que, por lo común, las hicieron más débiles. Por ello, se enunciarán las tesis en sus distintas versiones más representativas y sus respectivas relaciones entre sí, distinguiendo las explícitamente mencionadas por Quine de las propuestas en este trabajo. Es pertinente hacer la siguiente aclaración: en general, el tipo de relación que estableció Quine entre las tesis no es de tipo lógico, en sentido estricto, exceptuando tal vez una, sino más bien, dichas relaciones buscan establecer dependencias conceptuales (y no lógicas) entre ellas, y proporcionar mayor claridad y/o plausibilidad a una tesis particular a través de otra tesis ya comprendida1.

Uno de los mayores méritos y atractivos de la obra filosófica de Quine, es haber logrado construir un único sistema para cubrir diversas cuestiones que se asumían como pertenecientes a distintos campos de la filosofía (filosofía de la matemática, de la lógica, de la ciencia, del lenguaje, epistemología general, entre otras), en especial, si a comienzos del siglo XX, en la tradición analítica, se había consolidado la idea que la tarea de la filosofía no podía consistir en la elaboración de sistemas o teorías, sino en la clarificación conceptual de nociones básicas empleadas, o problemas planteados en determinada área del conocimiento. Así, hay que comenzar reconociendo, con Ebbs, que el naturalismo es el principio unificador de la filosofía de Quine (1997 41).

Naturalismo

El naturalismo de Quine es una perspectiva en epistemología o filosofía, que desde luego conlleva cambios, respecto a otros enfoques epistemológicos o filosóficos, en las preguntas y en la manera particular de abordarlas. El principal cambio del enfoque de Quine, respecto a la epistemología tradicional, lo resalta con el adjetivo 'naturalismo', calificándolo como 'naturalización de la epistemología', siendo la pretensión fundacionista de la epistemología tradicional de darle una base sólida al conocimiento del mundo, incluyendo el científico, desconociendo los particulares avances de la ciencia. Así, por ejemplo, empiristas clásicos como Locke, Berkeley y Hume, estaban de acuerdo en que nuestro conocimiento del mundo queda expresado en un sistema de ideas, el cual se fundamenta, en últimas, en las impresiones de nuestros sentidos. En tanto que, para Descartes, el fundamento está en las ideas claras y distintas; y para los positivistas lógicos, en términos del giro lingüístico que promovieron el conocimiento científico, tenía que ser reconstruido en términos de oraciones observacionales y lógicas.

Por contraste, el giro naturalista de Quine, consiste en "el reconocimiento que la realidad debe identificarse y describirse desde dentro de la ciencia misma y no en alguna filosofía previa" (1981 21)2. El naturalismo abandona la idea de una fundamentación cierta y firme para el conocimiento científico en una supuesta filosofía primera. Si no existe tal supuesto punto arquimédico, o tal supuesto exilio cósmico que permita dar cuenta del conocimiento científico, dicha tarea debe enfrentarse desde la ciencia misma, porque allí contamos con los recursos más respetables para hacerlo. Así, la epistemología debe hacer uso de resultados y procedimientos científicos en la medida que los requiera, la epistemología "es parte integrante de la ciencia empírica misma" (1995 23). Para Quine las ciencias naturales proporcionan el conocimiento más fiable que tenemos sobre el mundo, aunque también es falible, no está en posesión de la verdad sobre el mundo natural:

la ciencia es vista más como búsqueda y descubrimiento de la verdad, que como la actividad de decretarla. Esta es la expresión propia del realismo. (Ibíd. 80)
De manera más concreta, Quine resume de la siguiente forma la inquietud epistemológica central de su programa naturalista:
uniendo las expresiones de Kant y Russell, estamos ante la cuestión de cómo es posible nuestro conocimiento del mundo externo. (1990a 12)
La cual desglosa en los siguientes términos:
estoy interesado en el flujo de la evidencia desde la activación de los sentidos a los pronunciamientos de la ciencia; también lo estoy en el núcleo racional de la reificación y en las credenciales de la noción de significado cognoscitivo, si es que hay alguna. Tales preocupaciones epistemológicas son lo que motiva mis especulaciones sobre la traducción radical. (3)

Quine, está interesado en desarrollar un enfoque naturalista de la ciencia y del significado (de ciertos aspectos sobre la naturaleza del lenguaje y su aprendizaje), como se puede apreciar en la cita anterior (lo cual es muy importante para la comprensión del presente trabajo), junto al tema recurrente de la epistemología tradicional de la justificación del conocimiento se encuentra el de la traducción radical, que es central en el sistema epistemológico de Quine, y tiene que ver directamente con las cuestiones ontológicas de la reificación y de la existencia o no de los significados.

Finalmente, de acuerdo con Quine, su naturalismo armoniza con un realismo robusto (sobre objetos, ontológico), el empirismo (en términos generales), y un conductismo (empirismo) lingüístico.

Realismo

En concordancia con las ciencias naturales, el enfoque sistemático naturalista de Quine comienza dando por descontado la existencia del mundo físico y nuestro conocimiento de él. Además, Quine se autodenomina realista robusto3. Su realismo es de tipo ontológico, tiene que ver con la existencia o no, de objetos en la naturaleza independientes de nosotros como sujetos epistémicos. En coherencia con su naturalismo, el realismo de Quine es un realismo científico que termina en fisicalismo. Es científico, porque hemos de admitir que las entidades que existen son aquellas postuladas por nuestras mejores teorías físicas, esto es, entidades como objetos ordinarios, partículas físicas y campos físicos. Así, desde una perspectiva científica o naturalista no hay cabida para entidades más allá de este ámbito físico, por tanto, se excluyen entidades supuestas como mentes, pensamientos, ideas, conceptos, intenciones o significados. Sin embargo, el realismo de Quine da cabida a entidades abstractas de las matemáticas, como los números y los conjuntos, por útiles y fructíferos que se han mostrado al ser implementados y aplicados en las ciencias físicas, y a la hora de proporcionarnos una imagen sistemática del mundo. El carácter abstracto de estas entidades, hace difícil la aceptación de su existencia, es por eso que Quine acostumbre a decir que "las admito a regañadientes". En suma, como plantea Hylton, "el realismo de Quine está apuntalado por su naturalismo" (2007 317).

Empirismo (epistemológico)

Quine considera que su naturalismo también da cabida a un empirismo que puede inscribirse perfectamente dentro de la tradición empirista. Pero no sólo eso, la tesis principal del empirismo es apoyada igualmente por la ciencia, es coherente con su naturalismo; esto es, de acuerdo con Quine, la máxima empirista nihil in mente quod non prius in sensu, no es más que el principio metodológico de la ciencia todo conocimiento científico se soporta en últimas en la experiencia o, en las propias palabras de Quine, no hay conocimiento extrasensorial.

El empirismo, en general, considera que en nuestras construcciones teóricas acerca de la naturaleza es posible establecer una clara distinción entre aquello que se corresponde, sin ninguna duda, con la realidad, y aquello que aportamos nosotros mismos. Lo segundo normalmente es objeto de discrepancias, en tanto que lo primero, en cuanto independiente de nuestras elaboraciones teóricas, es la base de nuestros acuerdos y de la resolución de las discrepancias. En otros términos,

podemos establecer una separación entre lo "dado", lo objetivo o independiente de nuestro trabajo de elaboración conceptual, y lo "impuesto", lo arbitrario y relativo a nuestros hábitos de conceptualización. Lo "dado" es el material proporcionado por nuestros sentidos; lo "impuesto", nuestro subjetivo esquema conceptual. (García-Carpintero 463)

En el caso particular de Quine, las estimulaciones sensoriales y su correlación con las oraciones observacionales desempeñan el papel de lo "dado", mientras que los objetos concretos físicos, los objetos abstractos matemáticos y los supuestos significados son reificaciones nuestras, con la siguiente e importante diferencia entre estos últimos, desde la perspectiva naturalista sistemática que Quine despliega a los objetos físicos y matemáticos los hemos de admitir gustosamente dentro de nuestro sistema del mundo por cuestiones de simplicidad y funcionalidad, en tanto que, por idénticas razones, hemos de rachar los significados como componentes de nuestro lenguaje. De manera más concreta, se dice que por idénticas razones y por cuestión de simplicidad, debido a que es posible dar cuenta de los aspectos más sobresalientes relacionados con la naturaleza del lenguaje, y el hecho que las palabras y oraciones signifiquen sin presuponer la existencia de tales significados.

Conductismo (o empirismo) lingüístico

Como he mencionado anteriormente, uno de los objetivos de Quine, es desarrollar una perspectiva empirista naturalista sobre la naturaleza del lenguaje y el aprendizaje de un lenguaje; en particular, de los significados. Quine se opondrá de manera sistemática y férrea a la reificación de entidades mentales como los significados. Quine califica esta perspectiva sobre los significados como "el mito del museo", debido a que podríamos imaginar a los significados como dispuestos en un museo, y las palabras que expresan esos significados harían las veces de etiquetas. Nuestras palabras y oraciones tendrían significados bien delimitados, de tal manera, que habría un único modo de traducir nuestras palabras y oraciones a otro lenguaje, el cual capturaría efectivamente esos significados. Entre tanto, el punto de partida del enfoque empirista naturalista del significado lingüístico (cognitivo) de Quine, radica en que los significados cognitivos deben estar determinados por las relaciones existentes entre las oraciones (observacionales) y las estimulaciones sensoriales correspondientes.

Esto es, como veremos más adelante, la relación fundamental entre el lenguaje y el mundo no es la relación de referencia, sino más bien, la relación entre enunciados -expresiones completas- y estimulaciones sensoriales. Ampliando un poco más, para Quine: "el lenguaje [ha de entenderse] como el complejo de las disposiciones presentes respecto al comportamiento verbal"4 (1960 27), de modo que más allá del comportamiento verbal y de las disposiciones verbales a tal comportamiento, no hay nada relacionado con consideraciones del lenguaje y de los significados, puesto que todo aquello que traspase este dominio observacional de la conducta verbal sería públicamente inobservable y, por tanto, inaccesible al aprendizaje lingüístico. En síntesis, los únicos elementos de evidencia lingüística al alcance son estas disposiciones verbales.

Principio verificacionista del significado (PVS)5

Los anteriores eran planteamientos más generales que tesis particulares. De tal forma, que el PVS sería la primera tesis más particular del sistema epistemológico de Quine, la cual concreta aspectos relacionados con su perspectiva empirista naturalista de la filosofía. Esta tesis es semántica, sobre el lenguaje, sobre los significados, y tiene la peculiaridad que vincula los significados con el aspecto epistemológico de la evidencia. El principio dice, en palabras de Quine, "toda inculcación de significados a las palabras descansa, en última instancia, en la evidencia sensorial" (1969 75). De manera más concreta, un enunciado significa las condiciones empíricas que en principio sirven para comprobarlo; o, de acuerdo con Quine, en términos de Pierce, "el verdadero significado de un enunciado consiste en la diferencia que produciría su verdad en la experiencia posible" (Ibíd. 78). Esta tesis la hereda Quine de los positivistas lógicos y considera que no es un dogma como la distinción analítico/sintético y el reduccionismo.

Holismo6 epistémico (HE) o Tesis Duhem-Quine (TDQ)

Esta tesis es epistemológica, es sobre la naturaleza de la ciencia en general y no sobre la naturaleza del lenguaje, y tiene que ver con la evidencia que hay para el sistema de conocimiento. Quine, desde muy temprano, enuncia esta tesis de dos modos distintos pero equivalentes: en un caso haciendo énfasis en el carácter holista de la evidencia para un sistema de conocimiento, y en el otro, en la vulnerabilidad o revisibilidad de los enunciados del sistema de conocimiento. En "Dos dogmas", Quine enuncia de ambas formas la tesis y establece su equivalencia. Primero la enuncia en términos del holismo, así:

nuestros enunciados acerca del mundo externo se someten como cuerpo total al tribunal de la experiencia sensible, y no individualmente. (1953 41)
Sin embargo, a pié de página aclara que, esta es la doctrina que fue muy bien argumentada por Duhem, de ahí que se le llame Tesis Duhem-Quine. Un par de páginas más adelante presenta la segunda formulación, la cual parece derivarse de la primera:
Todo enunciado puede concebirse como valedero en cualquier caso siempre que hagamos reajustes suficientemente drásticos en otras zonas del sistema7. (43)

Como el mismo Quine plantea8, es necesario hacer dos reservas sobre el HE. En realidad no todos los enunciados de la teoría tienen el mismo estatus en cuanto a su evidencia, los enunciados observacionales se diferencian de todos los demás, debido a que estos sí pueden ser sometidos a comprobación empírica por separado o en forma individual, uno por uno, porque estos enunciados son el vínculo entre la teoría y la experiencia u observación. La segunda reserva es que si bien el holismo habla de la totalidad de la ciencia, es poco realista su aplicación de esta forma en la práctica científica; los físicos, por ejemplo, frente a una experiencia refutadora están dispuestos a revisar el conocimiento propio del campo de la física y normalmente no tienen en cuenta el de otros dominios. Esta última reserva marca un cambio importante entre la formulación que Quine presentó en "Dos Dogmas", la cual se suele calificar de una versión fuerte de la tesis, y la dada a partir de la década de los sesentas (Palabra y objeto), que se califica de versión débil. El debilitamiento de la tesis radica en que la totalidad ya no es la ciencia en su conjunto, que incluye las distintas ciencias naturales, sino unidades mucho más pequeñas como el campo disciplinar de la física o, mucho mejor, una teoría física particular.

Finalmente, aquí hay que tener un punto claro respecto al HE: una vez se resuelve la observación recalcitrante (la supuesta refutación), a través de ajustes compensatorios al interior de la teoría, estamos ante una nueva teoría, aquella teoría que implica la oración observacional que negaba la teoría original. Así que en este caso no estamos ante un par de teorías empíricamente equivalentes, en realidad tenemos dos teorías diferentes, no sólo porque se han dado cambios al interior de sus enunciados teóricos y sus relaciones, sino especialmente, porque no tienen el mismo contenido empírico, mientras que la primera implica, digamos, la oración observacional O en conflicto con la experiencia, la nueva teoría implica la oración observacional ∼O en concordancia con lo observado.

Holismo semántico (HS)

Es una tesis semántica, sobre los significados: los enunciados teóricos de un lenguaje no tienen significado empírico uno a uno, sino que sólo la totalidad de los enunciados lo tiene. El significado de un enunciado teórico depende del significado de todos los demás pertenecientes al sistema (lingüístico o teórico). Quine nunca empleó esa expresión, "holismo semántico", para calificar dicha tesis, aunque desde luego sí la enunció en forma explícita. Aún más, como decíamos anteriormente, tampoco diferenció explícitamente entre HE y HS. La relación entre estas dos tesis salta a la vista: el PVS, nos dice que el significado de una expresión tiene que ver con su evidencia, y el HE, nos dice que la evidencia recae en el sistema total y no en sus enunciados componentes; por tanto, las dos tesis implican (en sentido lógico, eso parece) que los enunciados no son significativos tomados aisladamente, sino al interior de un sistema, en relación con el resto de enunciados. Es claro que lo anterior lo podemos escribir como PVS + HE =HS.

Una vez más, el mismo Quine establece dicha relación, pero sin hablar de holismo epistémico y semántico. Como veremos más adelante, la equivalencia que establece es PVS + HE = IT, esto es, concluye directamente la IT sin pasar por el HS. Pero nuevamente, al hacer el tránsito por el HS nos permite una mayor claridad conceptual, especialmente permite ver la relación entre el HS con el rechazo de la dicotomía analítico/sintético, la IR y la IT, respectivamente.

Veamos lo primero: sostener el HS implica negar la dicotomía analítico/sintético. En otras palabras, Quine, al rechazar la dicotomía, propuso el HS como salida. La dicotomía plantea que las verdades analíticas (como el enunciado 'Todo soltero es no-casado') lo son en virtud de sus significados e independientemente de los hechos del mundo; mientras que las verdades sintéticas lo son en virtud de los hechos, como el enunciado 'La Luna gira alrededor de la Tierra". El núcleo de la argumentación de Quine en "Dos Dogmas", es que los proponentes de la distinción no han dado una noción clara de 'analiticidad' y que, al parecer, no es posible proporcionarla ni siquiera en forma aproximada: no hay claridad ni en el concepto de analiticidad ni en los conceptos a través de los cuales se intenta explicar, tales como significado, sinonimia, definición, entre otros. Por tanto, para un empirista como Quine, los significados son sólo significados estimulativos, los que poseen las oraciones observacionales; y éstos irrigan todo el sistema de la ciencia a través de los vínculos que tienen las oraciones observacionales (que son periféricas al sistema de la ciencia) con las oraciones teóricas (que son internas al sistema) a través de los términos que comparten. Así, la significatividad de las supuestas verdades analíticas (que finalmente no lo son), se debe a su conexión indirecta con oraciones observacionales, y no más: éstas no son significativas tomadas aisladamente, como sucede con cualquier otro enunciado del sistema.

Subdeterminación empírica de las teorías (SET)

Es una tesis epistemológica sobre qué tan determinada está la evidencia de una teoría por la experiencia. Encontramos una formulación informal y otra técnica. La informal dice que:

Si todos los acontecimientos observables pueden explicarse mediante una teoría científica global…, entonces podemos esperar que resulten igualmente explicados mediante otro sistema del mundo en conflicto con el anterior… Seguramente existen subestructuras hipotéticas alternativas [en la primera teoría] que saldrían a la superficie con el mismo tipo de observacionalidad. (313)
Y la técnica es:
La subdeterminación dice que, para cualquier formulación de una teoría, existe otra que es empíricamente equivalente, pero lógicamente incompatible con ella y que no pueda convertirse en lógicamente equivalente a ella mediante ninguna reconstrucción de sus predicados. (Ibíd. 322)

En definitiva, es posible tener un par de teorías empíricamente equivalentes, lógicamente incompatibles e irreconciliables mediante una reconstrucción de predicados. Esto teniendo en cuenta que dos teorías son empíricamente equivalentes si "implican los mismos condicionales observacionales" (319). Ahora bien, si "el contenido empírico de una formulación teórica se resume en los condicionales observacionales que esa formulación implique" (Ibíd. 323), entonces dos teorías empíricamente equivalentes tienen el mismo contenido empírico. En otras palabras, dos teorías empíricas (sobre la naturaleza) pueden diferir profundamente, ser lógicamente incompatibles e irreconciliables mediante una reconstrucción de predicados, y ser empíricamente equivalentes en el sentido de tener el mismo conjunto de constataciones empíricas, ser compatibles con todos los datos posibles, salvar los mismos fenómenos. Esto significa, entre otras cosas, que la elección entre teorías empíricamente equivalentes no está determinada por la evidencia (que siempre es empírica), aunque podamos elegir una u otra teoría recurriendo a criterios pragmáticos como el de simplicidad y otros.

La condición última, que las dos teorías sean irreconciliables mediante una reconstrucción de predicados, la introduce Quine para dejar por fuera casos como el siguiente, que para él (como para el hombre de la calle) se trataría de francas formulaciones distintas de una misma teoría: dada la formulación teórica f1 que contiene los términos teóricos "molécula" y "electrón", es posible obtener la formulación teórica f2 al intercambiar esos términos entre sí en todos los lugares en los que aparezcan. Aunque f1 y f2 son lógicamente incompatibles, porque en una se afirman cosas sobre los electrones que la otra negará, Quine propone considerarlas como formulaciones de la misma teoría, debido a que sólo difieren en cuestión terminológica: lo que una llama "electrón" la otra lo llama "molécula", y viceversa. Quine da otro ejemplo semejante al anterior, aunque no tan trivial, el bien conocido ejemplo de Poincaré sobre el par de teorías sobre el espacio: en una teoría el espacio es infinito y los cuerpos completamente rígidos, en tanto que, en la segunda el espacio es finito y los cuerpos se contraen a medida que se alejan del centro. Para Quine, aquí estamos frente a dos formulaciones de una misma teoría física del espacio, y no ante dos teorías distintas pero empíricamente equivalentes. Cabe decir que el mismo Poincaré interpretó su ejemplo como un caso de equivalencia, y que ésta, además, es la interpretación dominante entre los físicos. Más adelante volveremos a estos ejemplos para analizarlos desde el punto de vista de las indeterminaciones de la referencia y de la traducción.

En cuanto a las relaciones de la SET con otras tesis, comencemos por la más inmediata, con la que tendría con el HE. Ambas tesis son epistemológicas. En Quine (1975 313), se encuentra que inmediatamente después de formularse la tesis HE, se plantea que "esta tesis holística proporciona cierta credibilidad a la tesis de la subdeterminación"9; y a continuación justifica por qué es así:

Si al afrontar observaciones adversas somos libres de escoger entre diversas modificaciones adecuadas de nuestra teoría, entonces todas las posibles observaciones son, presumiblemente, insuficientes para determinar unívocamente la teoría. (Ibíd. 313)

Unos años después, Quine dirá que "la subdeterminación de la ciencia no es equivalente a la indeterminación de la traducción pero es implicada por el holismo" (1986 459). Efectivamente, el HE da plausibilidad a la SET, y el argumento dado por Quine es bueno; pero siempre y cuando el HE, se tome en sentido restringido, en relación con una teoría, y no en el amplio o global, referido a la ciencia, porque la subdeterminación es una propiedad de las teorías.

Ahora bien, ¿funcionará el argumento inverso para justificar el paso de la SET al HE? Al parecer no. En primer lugar habría que subrayar, nuevamente, que el caso tiene sentido siempre y cuando el HE sea restringido. En segundo lugar, la implicación no sería posible porque la subdeterminación es un concepto derivado del de evidencia en sentido holista.

Indeterminación de la referencia (IR)

Esta tesis es ontológica y plantea que no es posible determinar los referentes de los términos singulares y la extensión de los predicados de un lenguaje, estos son absolutamente inescrutables. Además, es un tipo de indeterminación de la traducción, es la indeterminación de la traducción al nivel de los términos, que difiere de la tesis más general de la IT que se presenta al nivel de los enunciados tomados como unidades. La IR es lógicamente más débil que la IT10, la primera afecta a expresiones (enunciados y términos) al nivel de las referencias y la segunda afecta a oraciones al nivel de los significados. En su famoso experimento mental de traducción radical, la IR se presenta, de acuerdo con Quine, porque es posible traducir de diferentes formas la expresión nativa 'gavagai' vista como término y no como oración observacional (esto es, como 'Gavagai'), manteniendo la relación entre los enunciados y las estimulaciones sensoriales, y la de los enunciados entre sí. En otras palabras, considerada la expresión nativa como oración (oración observacional, lo cual escribimos como 'Gavagai'), es posible encontrar oraciones observacionales castellanas que sean sinónimas estimulativamente con ella; por ejemplo 'He aquí un conejo'. En éste caso hay sinonimia, no hay ninguna indeterminación. Mientras que no hay sinonimia al tomar la expresión como término (lo cual escribimos como 'gavagai'), puesto que el experimento muestra que es posible traducirla correctamente como 'conejo' o 'parte no separada de conejo' o 'estado de conejo' (conejo quieto, sentado, en movimiento), entre otros. Por tanto, nos encontramos con manuales de traducción alternativos que difieren en la referencia que asignan a un término, aunque son igualmente correctos al ser compatibles con todas las disposiciones lingüísticas de los nativos. En suma, que la referencia de una expresión esté indeterminada significa que los criterios naturalistas de aceptabilidad para traducciones, propuestos por Quine, no permiten determinar la referencia.

Esta tesis de indeterminación indica que, para Quine, en el análisis de la naturaleza del lenguaje no se comienza por admitir la relación de referencia entre las palabras y los objetos, sino por la relación entre la estimulación de nuestras terminaciones nerviosas y la emisión de expresiones completas. Una vez aceptado esto último, se concluye que la relación de referencia no está determinada; y eso unido al hecho que en nuestro lenguaje particular y en nuestras teorías científicas hablamos de objetos, ya sean de tamaño medio como las mesas y los árboles, o más pequeños, como las moléculas y electrones, lleva a concluir que estos objetos no nos son dados sino que son constructos nuestros, son postulados, son proyecciones que hacemos a partir de las estimulaciones sensoriales. En definitiva, hemos de admitir que los objetos, de tamaño medio y pequeños, son postulados; ambos tipos de objetos son teóricos. Estos dos tipos de objetos están en igualdad de condiciones en este respecto.

A sabiendas que los objetos no sólo son postulados sino que son inescrutables, ¿por qué admitirlos dentro de, por lo menos, nuestras teorías científicas? Como dice el mismo Quine:

Lo más importante para cualesquiera objetos, sean concretos o abstractos, no es lo que éstos sean, sino su contribución a nuestra teoría global del mundo como nodos neutrales en la estructura lógica de la teoría (1995 87);
o de manera más completa:
Hubo algún error en nuestros cánones de realidad… Habiendo observado que el hombre no posee evidencia de la existencia de los cuerpos más allá del hecho de que esta suposición le ayuda a organizar la experiencia, en vez de abandonar la pretensión de evidencia para la existencia de los cuerpos, deberíamos concluir: tal es, en el fondo, lo que esa evidencia es, sea que se trate de cuerpos ordinarios o de moléculas. (1955 238)

Esto es, hemos de admitir (aceptar) a los objetos por la función de sistematicidad y simplicidad que proporcionan al sistema teórico (nuestro lenguaje y nuestras teorías) que proyectamos sobre el mundo. Aún más, como dejan ver las primeras palabras de Quine, en cuanto a esta función de organización se refiere, los objetos concretos (de tamaño medio y pequeños) y los abstractos (los números y los conjuntos), poseen el mismo estatus epistemológico y ontológico, son postulados, teóricos. Dejo, por tanto, la siguiente inquietud crítica: intuitivamente hablando, parece claro que hay una gran diferencia entre los aportes epistemológicos que nos proporcionan los objetos concretos de los abstractos, así como también la diferencia (aunque no tan drástica como la primera) entre los objetos observables, como las mesas y los árboles (que usualmente no decimos que sean postulados), y los inobservables, como los electrones y las partículas elementales (que corrientemente se califican de postulados); por ende, ¿da cuenta la epistemología naturalizada de Quine de estas marcadas diferencias, en cuanto a las propiedades que atribuimos a estos distintos tipos de objetos? De acuerdo con Quine, la evidencia que hay para los tres tipos de objetos es la misma.

Una segunda inquietud tiene que ver con la aparente contradicción entre el realismo robusto profesado por Quine y la IR: desde el realismo proveniente de nuestras mejores teorías científicas, los objetos del mundo existen y existen independientemente de nosotros; y parece que esto es una de las cosas que niega la IR al mostrar la posibilidad de interpretar nuestras mejores teorías, que hablan sobre cierto tipo de objetos (por ejemplo, conejo), como tratando con objetos completamente diferentes y hasta extraños a ellas (por ejemplo, parte no separada de conejo, o estado de conejo, o complemento de conejo). Para Quine no existe tal tensión, porque su naturalismo es compatible con el realismo del siguiente modo: si una entidad es asumida por la ciencia, entonces no hay un criterio de realidad al cual se pueda recurrir para justificar la idea de que esta entidad es irreal. En otras palabras, no hay un punto de vista privilegiado desde el cual afirmar que las entidades admitidas por nuestras mejores teorías científicas son irreales.

Relatividad ontológica (RO)

Quine no diferencia entre IR y RO, pero da una formulación particular de la última, que no coincide con la de la primera: "no tiene sentido decir cuáles son los objetos de una teoría fuera de la cuestión de cómo interpretar o reinterpretar esta teoría en otra" (1968 50). De manera más concreta:

especificar el universo de una teoría sólo tiene sentido relativamente a alguna teoría de fondo, y sólo relativamente a una elección de un manual de traducción de una teoría a la otra. (Ibíd. 54-55)

Esto es, si por una parte hay que reconocer que nuestro lenguaje y las teorías que construimos sobre el mundo postulan ciertos objetos, hablan de objetos, y por otra parte se ha concluido que la relación de referencia entre objetos y palabras está indeterminada, la única manera de conciliar estas dos afirmaciones es admitir que dicha relación no se afirma en sentido absoluto -no hay una ontología absoluta-, sino que es relativa a una elección arbitraria de un lenguaje de fondo o esquema referencial. Pero aún más, para Quine la ontología de una teoría es doblemente relativa, es relativa al lenguaje de fondo elegido para hacer la traducción y al manual particular elegido entre los muchos posibles en el lenguaje de fondo. En el experimento de traducción radical la doble relatividad se muestra, en primer lugar, al pretender realizar un manual de traducción del lenguaje nativo al castellano -lenguaje de fondo- y, en segundo lugar, al optar por un manual de traducción para traducir 'gavagai' como 'conejo', en lugar de optar por otro de los manuales alternativos.

En este punto cabe mencionar (debido a que no es posible, por cuestión de espacio, presentar los argumentos completos11) tres críticas a la RO de Quine, que son bastante recurrentes. La primera subraya que no cabe establecer la doble relatividad porque

el primer parámetro [de la relatividad, el lenguaje de fondo] es redundante, pues un manual de traducción es siempre un manual de traducción de tal lenguaje determinado a tal otro lenguaje asimismo determinado (Peña 86),

y el lenguaje de fondo queda determinado, desde la perspectiva de Quine, sólo una vez se precise un manual de traducción. La segunda crítica ataca directamente la esencia de la tesis, mostrando que la tesis conduce a una regresión infinita, porque si se acepta, como pretende Quine, que la ontología de una teoría no puede aseverarse a secas -no es una cuestión de hecho-, sino en relación con una teoría de fondo, no tiene sentido decir en términos absolutos que tal objeto es el referente de tal término, sino que lo correcto sería decir que el referente del término 't' es x respecto a cierto lenguaje de fondo L. Pero, bajo la perspectiva de Quine, vale preguntarse qué es x, o sea cuál es el referente de 'x'; pero no es posible decir que es y, a secas, sino que es y relativamente a otro lenguaje L'; y así sucesivamente, de modo que se produciría una regresión infinita. La tercera crítica subraya que la RO cae en un círculo vicioso como todo relativismo, debido a que en palabras del mismo Quine, y en términos del relativismo cultural: "no podemos proclamar el relativismo cultural sin sobrepasarlo, y no podemos sobrepasarlo sin dejarlo de lado" (1975 328). En términos ontológicos: si la ontología es relativa, es relativa a algo que se considera como absoluto, pero esto último niega el relativismo del cual se partió.

En cuanto a la relación de la IR con las otras tesis, lo más relevante sería aclarar por qué no se califica de subdeterminación, dada la similitud que guarda con la SET. Este asunto lo trataré a continuación, junto con la IT, gracias a que en este caso también aparece la misma cuestión.

Indeterminación de la traducción (IT)

De acuerdo con Quine, la IT consiste en que

es posible confeccionar manuales de traducción de un lenguaje a otro de modos divergentes, todos compatibles con la totalidad de las disposiciones verbales y, sin embargo, todos incompatibles unos con otros. Estos manuales divergen en diferentes puntos: como traducción de una oración de un lenguaje darán oraciones del otro que no se encontrarán entre sí en ninguna relación de equivalencia plausible, por laxa que sea. (1960 27)
Quine no es claro aquí respecto a qué entender por manuales incompatibles o divergentes entre sí, pero esto lo aclara tiempo después en su artículo "Respuesta a Orayen" (1987), y en "Three Indeterminacies" (1990). En el primero dice que
la indeterminación al nivel de los enunciados es una indeterminación entre sistemas de hipótesis analíticas, entre manuales de traducción; afecta a enunciados individuales como elementos de sistemas diversos (1987 154);
y en el segundo plantea que
los enunciados prescritos por los dos manuales rivales, como traducciones de un enunciado determinado de la lengua de la jungla, podrían no ser intercambiables en los contextos del idioma del traductor. (1990a 5)

De acuerdo con la IT, no es posible hablar de El manual correcto, de un único manual de traducción; así que todos los manuales son igualmente correctos. Es posible aplicar criterios pragmáticos de simplicidad para elegir entre manuales teniendo en cuenta sus facilidades de empleo, esto permitiría hablar de un mejor manual que otro, pero la IT se mantiene.

La IR no equivale a la IT, porque la primera se presenta al nivel de los términos y la última al nivel de las oraciones teóricas (no-observacionales) enteras, consideradas en forma holofrástica; la diferencia es asunto de masa crítica, como acostumbra decir Quine.

En palabras de Quine,

Cuando una oración es vista analíticamente, la tesis de la indeterminación de la traducción se convierte en una verdad trivial e incontrovertible… Este fenómeno es lo que denominé en el pasado "inescrutabilidad de la referencia", aunque hubiera sido mejor la expresión "indeterminación de la referencia". La tesis seria y controvertida de la indeterminación de la traducción no se reduce a eso; la tesis consiste en la versión holofrástica, que es más fuerte. (1990b 50)

De modo que la IR es una tesis lógicamente más débil que la tesis de la IT, pero esto no puede interpretarse como si la IR fuese implicada lógicamente por la IT.

Aún más, el caso de las distintas posibles traducciones de la palabra 'gavagai' ilustra perfectamente la primera tesis, en tanto que, no es posible proporcionar una para la segunda, debido a que, como lo ha admitido el mismo Quine, "interviene el lenguaje del caso de forma demasiado amplia como para que nos sea posible ofrecer un ejemplo real" (Ibíd. 50). El experimento de traducción radical nos dice en qué consiste la IT, pero nos proporciona una ilustración completa y detallada de dicha situación. Por tanto, como plantea Ebbs,

las reflexiones teóricas de Quine sobre la relación entre las oraciones y las estimulaciones sensoriales son las quesoportan la carga completa de su tesis de la indeterminación. (1997 53)

En otras palabras, la plausibilidad que el experimento mental de traducción radical proporciona a la IT, no va más allá de lo presupuesto en el principio empirista semántico que los significados están determinados por la relación entre las estimulaciones de las terminaciones nerviosas y las emisiones verbales bajo condiciones específicas, esto es, las disposiciones a la conducta lingüística de los hablantes en relación con las estimulaciones de los receptores sensoriales.

Pero, para Quine el experimento en realidad dice mucho más, a partir de él es posible descalificar los conceptos intencionales de significado y sinonimia. El experimento pone en muy graves aprietos el mito mentalista de la teoría del museo de los significados. Veamos. El punto de partida de Quine es el PVS, el significado de un enunciado son las condiciones empíricas que en principio sirven para justificarlo, del cual se deriva que dos enunciados son sinónimos cuando las condiciones de verificación son las mismas, esto es, cuando significan lo mismo. O a la inversa, "el significado de una expresión será aquello en virtud de lo cual una expresión de otra lengua es una buena traducción de la primera a esa otra lengua" (García-Carpintero 444). Pero de acuerdo con el experimento, al buscar una traducción del lenguaje nativo al castellano no encontramos una única traducción, sino que es posible encontrar varias traducciones, pero incompatibles entre sí. En particular, es posible traducir al castellano una oración teórica dada del lenguaje nativo de muchas formas diferentes, incompatibles; más en concreto, la oración teórica del lenguaje nativo Os se podría traducir al castellano como: O1c o O2c, con O1c y O2c significando cosas distintas, siendo no sinónimas, siendo incompatibles entre sí. Si hubiésemos encontrado una única traducción de Os al castellano, tendríamos una oración sinónima, y con ello, el significado de la oración; pero como no fue así, su significado no está determinado o, mucho peor aún, no existen tales supuestos significados, como concluye Quine. Quine llega a esta conclusión porque la posibilidad de elaborar más de un manual de traducción del lenguaje nativo al castellano "no se debe a que los significados de las oraciones sean escurridizos o inescrutables; se debe a que los significados no aportan nada: hablar de significados no añade nada a la descripción precedente…" (1990b 47), la del experimento de traducción radical.

La actitud de Quine hacia la aceptación de los significados es muy distinta a la que tiene hacia la aceptación de objetos, como: piedras, mesas, electrones y números; aunque ambos tipos de entidades sean igualmente postuladas. Para él, los primeros no aportan nada a la organización del sistema teórico que proyectamos sobre el mundo, mientras que los segundos sí, debido a que ayudan a estructurarlo.

En definitiva, en relación con la atribución de significados se llega a que hay un grupo reducido de expresiones, las oraciones observacionales, que tienen un significado relativamente bien definido, un significado estimulativo, mientras que con el resto de expresiones, las oraciones teóricas, que son la gran mayoría, no sucede lo mismo. De acuerdo con el HS, el significado de estas últimas depende del resto de expresiones que son parte del sistema, porque es el sistema quien tiene en últimas un significado empírico a través de sus oraciones observacionales, que vinculan al sistema con el mundo. Siendo así, este significado empírico del sistema total se puede redistribuir de muchas maneras al interior del sistema, entre las oraciones teóricas, para obtener de este modo distintos manuales de traducción. Así, el HS lleva a la IT. De nuevo, en palabras de Quine, "traducir no es recuperar una determinada entidad, un significado, sino sólo equilibrar diversos valores" (1975 322).

Veamos la relación entre estas dos tesis más de cerca. De acuerdo con Quine:

Si reconocemos con Peirce que el significado de una oración atiende exclusivamente a lo que contaría como evidencia de su verdad, y si reconocemos con Duhem que las oraciones teóricas tienen su evidencia no como oraciones aisladas, sino sólo como bloques más grandes de teoría, entonces la conclusión natural es la indeterminación de la traducción de las oraciones teóricas. (1969 80-81)

En símbolos, para Quine, PVS + HE conduce a IT. Ahora bien, en nuestra terminología, como PVS + HE = HS, por tanto, HS lleva a la IT, siendo posible tener dos traducciones correctas de un lenguaje, pero incompatibles entre sí. Una vez más, es conveniente entender la relación entre estas tesis en términos no-lógicos, conceptuales, de plausibilidad que una tesis le proporciona a la otra.

¿Cómo se pasa del HS a la IT? Desde luego, la dos tesis no son equivalentes. De acuerdo con Quine, dado un lenguaje L es posible, mediante ajustes compensatorios entre las relaciones de las oraciones teóricas del lenguaje, construir un lenguaje L' que sea una traducción de L (esto es, los dos lenguajes son completamente acordes con las conductas lingüísticas públicamente observadas entre los hablantes, en concordancia con las experiencias que están teniendo), pero, de tal manera que ambos lenguajes son mutuamente contradictorios en el sentido que, por ejemplo, si en L se afirma la oración teórica Ot, considerada como totalidad, en L' se niega, tomada también holofrásticamente. En definitiva, "la indeterminación surge porque, por así decirlo, hay más de una forma de distribuir entre las partes el significado de la totalidad" (Hylton 220).

Sin embargo, el HS también muestra la plausibilidad de la IR, lo cual no es tan evidente desde la formulación de Quine. ¿Cómo se pasa del HS a la IR? De manera semejante al caso anterior, aunque ya no teniendo en cuenta las oraciones teóricas completas, sino los términos componentes de las mismas, dado un lenguaje L es posible, mediante ajustes compensatorios en el interior del lenguaje, construir otro lenguaje L' reinterpretando los términos teóricos de L en otros términos sin alterar sus oraciones observacionales implicadas. Una ilustración de ello, son las funciones sustitutivas propuestas por primera vez por Quine en Theories and things (19-22), y un caso particular de estas funciones es el ejemplo de intercambiar la palabra "electrón" por "molécula" en todos los lugares en que aparezca12. En síntesis, la IR y la IT están contenidas de alguna forma en el HS. El HS, es una tesis central en el sistema de Quine.

Pasemos a examinar la relación entre la SET y la IT. La relación más inmediata que se ha establecido es que la IT es un caso particular de la SET, tal y como lo planteo Chomsky (1968 66): puestos a construir una teoría sobre el lenguaje nativo, y dado que el lenguaje hace parte del mundo natural y supuesta la SET, entonces es posible dar con más de una teoría lingüística (con más de un manual de traducción), acordes todas ellas con las conductas lingüísticas de los nativos. La respuesta de Quine es que

la indeterminación de la traducción no es una instancia de las subdeterminación empírica característica de la física… la indeterminación de la traducción es adicional13. (1970 180)
Pero, aún más, en "On the reasons for indeterminacy" (1970), Quine establece una relación entre estas dos tesis, que por algunos críticos ha sido entendida como una estricta derivación lógica de la tesis de la IT a partir de la SET. Allí dice:
Hay dos maneras de abrir paso para la doctrina de la indeterminación de la traducción para maximizar su alcance. Puedo presionar desde arriba y presionar desde abajo, llevando ambos extremos hacia el centro. En el extremo superior está el argumento, ya mencionado en este trabajo, cuya intención es persuadir a quien esté dispuesto a reconocer que algunas porciones de la ciencia están subdeterminadas por todas las observaciones posibles para que reconozca la indeterminación de la traducción de esas porciones. Si logro que la gente vea esta insuficiencia empírica como algo que afecta no sólo a la física altamente teórica, sino también al discurso del sentido común sobre cuerpos, entonces puedo lograr que se admita que la traducción del discurso del sentido común acerca de cuerpos está indeterminada. Esto es lo que llamo presionar desde arriba14. (1970 183)

Es muy arriesgado concluir de esta descripción gráfica que hace Quine de la similitud entre la SET y la IT que hay una clara implicación lógica. En cualquier caso, allí Quine aclara que la intención de dicho argumento es persuadir sobre la plausibilidad de la IT, que es en los términos como hemos sugerido he insistido debe entenderse las relaciones entre sus distintas tesis. De modo que, una vez más, la IT no puede ser un caso particular de SET. Aún más, desde un punto de vista lógico no es posible derivar la IT de la SET, porque la primera es una tesis semántica, y también ontológica (muestra un límite en lo que hay para ser conocido (Gaudet 2006)), mientras que la segunda es epistemológica (muestra que tenemos ciertos límites en el conocimiento de la realidad (Ibíd.)).

Si bien durante la exposición de las ideas de Quine, existe la tendencia a tratar los lenguajes como si fuesen teorías científicas y viceversa, lo cierto es que no son exactamente la misma cosa. En últimas, para Quine, la razón fundamental por la que la IT no se reduce a la SET, es porque hay una diferencia sustantiva entre las dos tesis, la cual queda marcada por la diferente naturaleza del lenguaje (de lo que trata la IT) y del mundo natural (de lo que trata la SET):

[...] en la elección entre dos manuales de traducción que acomoden de igual formalas disposiciones verbales no entra la cuestión de la verdad o falsedad. He aquí la diferencia entre la indeterminación de la traducción y la subdeterminación de la ciencia natural. Pues creo en la realidad física, aunque se halle escondida, no soy positivista; pero reconozco la naturaleza puramente conductual del significado lingüístico15. (1987 153)

Las teorías científicas están subdeterminadas por toda experiencia posible, pero son teorías sobre algo objetivo, el mundo natural; de modo que por medio de las teorías podemos acertar o no a describir correctamente eso objetivo. En otras palabras, en la naturaleza hay hechos relevantes que permiten decidir entre teorías rival, por tanto, las teorías son verdaderas o falsas, a pesar de la subdeterminación. En cuanto a la traducción, al lenguaje, y a los significados, nos encontramos en una situación diferente: no tiene sentido preguntarse por la verdad o falsedad de un manual de traducción debido a que "no hay materia objetiva", "no hay hechos relevantes", "no hay significados" que permitan decidir al respecto. De existir los supuestos significados como entidades mentales o de cualquier otro tipo (el equivalente a los hechos del mundo natural) podríamos hablar de traducción verdadera o falsa y, por tanto, de subdeterminación de la traducción, de modo que estaríamos ante un caso especial de SET.

Así, ¿qué de la relación entre SET e IR? ¿Es posible hablar de subdeterminación de la referencia? Quine no es explícito sobre este punto, pero él en todo momento trata el tema de la referencia y el de la traducción como indeterminaciones, de modo que para él la IR, tampoco sería un caso de subdeterminación. Esto equivale a afirmar que no hay hechos relevantes que permitan decidir la cuestión sobre a qué refieren nuestras palabras16. En suma, la indeterminación (en cualquiera de sus dos formas) no es reducible a la subdeterminación; pero no sólo eso, la tesis de la indeterminación, es más fuerte al afirmar que no hay hechos relevantes respecto a la referencia y a los significados.

Admitido que la IT y la IR no son casos particulares de SET, la cuestión que aparece es si el experimento mental de traducción radical permite llegar a esta conclusión, esto es, si marca claramente la diferencia entre subdeterminación e indeterminación. Parece que del experimento de traducción radical sólo podemos concluir la tesis más débil, la subdeterminación de los referentes y de los significados. Recordemos las palabras de Ebbs respecto al soporte evidencial de la tesis de la IT:

las reflexiones teóricas de Quine sobre la relación entre las oraciones y las estimulaciones sensoriales son las que soportan la carga completa de su tesis de la indeterminación (1997 53),

y no propiamente el experimento mental que propone. En otros términos, la evidencia que el experimento mental proporciona para la IR (sobre la existencia o no de objetos físicos) y la IT (sobre la existencia o no de entidades mentales) es similar, pero lo paradójico es que finalmente el tratamiento no es el mismo. Quine introduce un argumento adicional, que no hace parte del experimento mental, para aceptar a los primeros y rechazar a los segundos, como parte del mobiliario del mundo. Una vez más, el argumento es que los primeros prestan una buena función en la organización de nuestras teorías y nuestro lenguaje, mientras que en el segundo caso, nos la arreglamos igual de bien con esas entidades o sin ellas; de modo que aceptarlas sólo acarrearía engordar nuestra ontología.

Puestas las cosas de esta manera, da la sensación que la argumentación de Quine es circular: se comienza con los presupuestos realistas y naturalistas, que no dan cabida a las entidades mentales, para terminar mostrando con el experimento mental que no hay significados. Schuldenfrei describe el círculo de Quine de este modo:

La tesis de la indeterminación de la traducción funciona en la filosofía de Quine para establecer la eliminabilidad de la ciencia de lo mental: el argumento para la eliminabilidad es que "promete poca ganancia en comprensión científica". Como todo buen argumento, este último es circular". (1975 54)

¿Por qué este argumento siendo circular no es vicioso?, para ello, puede verse el excelente artículo de Schuldenfrei, aquí sólo he querido dejar planteada la crítica.

En definitiva, respecto al aspecto orgánico del sistema epistemológico de Quine hemos visto cómo el naturalismo complementado con el realismo forman el contexto amplio del resto de tesis que conforman el sistema, el cual en realidad puede concretarse sólo en dos tesis, el PVS y el HE. Todas las demás tesis pueden desplegarse a partir de estas cuatro ideas (naturalismo, realismo, PVS y HE), tomadas individualmente o en sus relaciones. La siguiente figura es un esbozo de ello y de todo lo dicho.




Notas al Pie

1 El artículo de la profesora Gentile (2008), por ejemplo, busca establecer las relaciones lógicas entre algunas de las tesis de Quine y la consistencia de la doctrina quineana, y en este sentido su orientación es un poco diferente a la de este artículo, pero aun así, me ha sido de ayuda en algunos apartes del presente trabajo.
2 En Guerrero (1998), hago una presentación más detallada de la epistemología naturalizada de Quine.
3 Véase Quine (1981 21).
4 Los corchetes son incluidos por el autor.
5 Quine, habla en este caso de teoría verificacionsita del significado, pero he optado por "principio", por ser la terminología más empleada.
6 Quine sólo habla de holismo, pero conceptualmente es muy útil diferenciar el holismo epistemológico del holismo semántico, como se verá más adelante. Para el empleo de estas expresiones véase, por ejemplo, Schuldenfrei (1972 62) y García-Carpintero (1996 443).
7 En Quine (1975), es explícita la equivalencia entre las dos formulaciones: "El holismo [epistemológico] es lo que se ha llamado correctamente la tesis de Duhem" (esto es: HE=TDQ) e inmediatamente pasa a enunciarla en sus dos formas: "…la tesis de Duhem-Quine. Dice que los enunciados científicos no son vulnerables a las observaciones adversas por separado porque sólo conjuntamente, como una teoría, implican sus consecuencias observables. Cualquiera de los enunciados puede acoplarse a la superficie de las observaciones adversas mediante la revisión de otros enunciados" Quine (1975 313).
8 Véase Quine (1975 314). Estas reservas marcan un cambio importante entre la formulación que presentó en "Dos Dogmas", la cual se suele calificar de una versión fuerte de la tesis, y la que da a partir de la década de los sesentas en Palabra y objeto, que se califica de versión débil. El debilitamiento de la tesis radica en que, en primer lugar, se pasa de afirmar que ningún enunciado tiene un estatus privilegiado, a afirmar que las oraciones observacionales y los enunciados de la lógica no tienen el mismo estatus que el resto de los enunciados; y, en segundo lugar, se pasa de afirmar un holismo total a un holismo parcial.
9 Dos aclaraciones. Una, respecto a la doble terminología que estamos manejando en esta tesis, estas palabras de Quine vienen después de presentar la TDQ propiamente, pero cabe observar que aquí el énfasis está puesto en el holismo. Dos, la cita resalta bastante bien el tipo de relación no-lógica que se privilegia entre las tesis, "proporciona cierta credibilidad", tal y como se ha subrayado desde un comienzo que ha de entenderse las relaciones entre las distintas tesis.
10 Véase Quine (1990b 50).
11 Las ideas de este apartado las he desarrollado en forma amplia en Guerrero (2002), también puede verse, por ejemplo, van Fraassen (1993).
12 Para esto véase Quine (1975 322), en donde afirma que es un caso de interminación de la traducción (y habría que decir débil, esto es, indeterminación de la referencia), aunque no de subdeterminación. Esto último quedó claro cuando tratamos la tesis de la SET.
13 En otras palabras, "la indeterminación de la traducción es independiente de la subdeterminación de las ciencias naturales, y seguirá existiendo aún si la ciencia estuviese completamente determinada por la experiencia sensorial", Quine (1987 153).
14 La cursiva es por parte del autor.
15 En Palabra y objeto, lo dice en estos términos: "lo importante no es que no podamos estar seguros de que la hipótesis analítica sea acertada, sino el hecho de que ni siquiera hay, a diferencia de lo que pasa con 'Gavagai', una materia objetiva respecto de la cual la hipótesis pudiera ser acertada o desacertada" (1960 73).
16 En este punto estoy de acuerdo con la interpretación de Hylton (2007 207).



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