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Discusiones Filosóficas

versão impressa ISSN 0124-6127

discus.filos vol.15 no.25 Manizales jul./dez. 2014

 

Respuesta a 'sobre una forma de argumento fallida, pero exitosa'

Reply to 'about a form of failed but sucessful argument'

Daian Tatiana Flórez Quintero
Universidad de Caldas, Manizales, Colombia
Universidad Nacional de Colombia -sede Manizales-
daian.florez@ucaldas.edu.co

Recibido el 12 de septiembre de 2014, aprobado el 25 de noviembre de 2014



Resumen

En este artículo respondo a las objeciones de Arango (2014), en especial el planteamiento de que los antirrealistas combaten la posición (más natural e intuitiva) de los realistas por medio de un argumento defectuoso en el cual se infiere una conclusión no tautológica de una premisa tautológica. En respuesta a este ataque, explico mi posición y demuestro que el argumento que Arango me atribuye ni representa adecuadamente mi posición ni parte de una premisa tautológica.

Palabras clave

Antirrealismo, Arango, Devitt, realismo, Stove.

Abstract

In this paper I react to Arango's objections to my (2014), especially to his claim that antirrealists attack the more natural and intuitive realist's views by means of a flawed argument in which they infer a non-tautological conclusion out of a tautological premise. To respond this attack, I explain my view and show that the argument that Arango attributes to me neither represents adequately my claims, nor has a tautological premise.

Key words

Anti-realism, Arango, Devitt, realism, Stove.


En su artículo de discusión Arango sostiene que, en los reparos que hago (Cf. Flórez) a la tesis de Devitt, según la cual una de las aberraciones en el debate entre realistas y antirrealistas estriba en las intromisiones gratuitas de la semántica (Cf. Devitt, "Aberrations of"), recurro a una forma de argumento fallido, cuyo principal defecto radica en que pretende derivar una conclusión no tautológica de una premisa tautológica. De acuerdo con Arango,

el antirrealista comienza con la observación tautológica de que es imposible hacer ninguna afirmación con carga ontológica sin "hacer intervenir las capacidades cognitivas", para luego pasar a la tesis no tautológica que dice que la ontología depende de la semántica.

Antes de pasar a exponer mis comentarios sobre las objeciones de Arango debo expresar mi total insafistacción con la fuente en la que se inspira mi crítico, a saber: David Stove, ya que a mi entender los argumentos y problemas filosóficos que Stove y Arango meten en el mismo saco son de muy distinta naturaleza y alcance. Brevemente, no encuentro muy caritativo juzgar con el mismo rasero planteamientos como: "el mundo es ideal" o "el mundo no existe con independencia de la mente", o "no es posible conocer el mundo en sí mismo", ya que incluso los realistas más convencidos suelen tomar en serio los planteamientos involucrados en una versión robusta de lo que se desprende del tercer planteamiento y, como ya lo insinué, hay una enorme brecha entre los intentos de motivar y defender el idealismo y las preocupaciones sobre la posibilidad de conocer el mundo (en el sentido canónico de 'conocer') tal como es (es decir, capturando su estructura íntima y precisa), un proyecto que como lo aprendimos con Kant hace ya mucho tiempo, requiere cuidadosas matizaciones so pena de incurrir en posiciones filosóficas ingenuas, desinformadas o impermeables a los resultados que nos ofrecen las teorías científicas más plausibles. Pero como estos problemas no constituyen realmente la esencia de la discusión, permítanme pasar a los puntos relevantes.

Encuentro harto extraño que Arango me atribuya el argumento con el que resume mi posición, pues pese a mis explícitas inclinaciones hacía el antirrealismo en otros escritos, en el artículo que aquí discutimos no mantengo ni explícita, ni implícitamente la premisa del argumento que Arango plantea. Es más, estoy de acuerdo con él en que el argumento antirrealista, tal y como nos lo formula, falla; pero no porque de allí se derive una conclusión no tautológica de una premisa tautológica; sino porque la premisa, lejos de ser tautológica, es falsa1.

Ahora bien, como Arango dirige su ataque principalmente a una sección de mi trabajo en la que, a su juicio, se puede apreciar claramente mi utilización de dicho argumento debo aclarar que lo que allí defiendo tiene una estructura argumentativa bien distinta. Sin embargo, antes de presentarla, quisiera ofrecer al lector un marco sintético de lo que se examinaba en el artículo que motivó esta discusión. Mi principal propósito consistía en suscitar algunas dudas sobre la legitimidad de la posición de Devitt quien plantea que el realismo es una tesis principalmente metafísica. Para ello intenté examinar el argumento en el que Devitt basa la tesis de que el realismo es independiente de compromisos semánticos. En su opinión, si se puede ser realista sin suscribir una teoría de la verdad como la teoría correspondentista, e.g., el realista podría mantener, una teoría minimalista de la verdad y seguir siendo realista, entonces la teoría correspondentista no es constitutiva al realismo.

Procuré mostrar que si aceptáramos las premisas de Devitt y suscribiéramos una teoría minimalista de la verdad puesto que ésta plantea —a diferencia de la teoría correspondentista— que para establecer las condiciones de verdad de un enunciado todo lo que se requiere es comprenderlo (Cf. Flórez 18), por tanto, se terminaría violando una de las dimensiones que Devitt reclama como constitutiva del realismo, a saber: la dimensión de independencia.

Una vez resumido el marco, podemos contrastar los argumentos en discusión:

Como puede apreciarse, el argumento que discutí en el artículo se propone apoyar una conclusión distinta, aun cuando pudiese tener alguna relación de contenido o cierta similitud lógica con el que Arango me atribuye. Ahora bien, en lo relativo a la premisa que se me imputa, como ya lo indiqué, coincido con él en que el argumento antirrealista falla. Pero, en mi opinión falla porque la premisa es falsa y su falsedad creo que queda harto probada por la teoría correspondentista de la verdad —de cuya aceptación depende, en mi opinión, que el realista pueda defender un realismo consistente y filosóficamente interesante—. Es bien sabido que uno de los atractivos de la teoría correspondentista de la verdad estriba, precisamente, en que en ella la verdad de los enunciados se da por su correspondencia con estados de cosas del mundo, sin recurrir a capacidades cognitivas como la comprensión del contenido de los enunciados. La verdad así concebida trasciende nuestra habilidad para reconocerla2. Así, por ejemplo, podría afirmar que "los electrones y los fotones, la materia y la radiación pueden comportarse, dependiendo del experimento que llevemos a cabo, como ondas o como partículas" y que ni yo ni mi interlocutor comprendemos lo que allí se dice; dicho enunciado es; sin embargo, un enunciado verdadero independientemente de que lo comprendamos o no. Dicho caso, prueba, en mi opinión, por qué es falso el enunciado de que no es posible hacer afirmaciones sobre el mundo sin la intervención de nuestras capacidades cognitivas.

Seguramente la artillería de Arango estaría mejor empleada si se dirigiera contra aquellos filósofos antirrealistas que defienden que no es posible hacer afirmaciones con carga ontológica sin la intervención de nuestras capacidades cognitivas (como los defensores del verificacionismo). Pero ese no es el punto de vista que defiendo —ni he defendido, pese a mis inclinaciones antirrealistas—. Lo que me proponía defender es que no es posible emancipar completamente al realismo de los compromisos semánticos que impone la teoría correspondentista, ya que en el intento se terminaría sacrificando la dimensión de independencia que, para Devitt (Cf. Realism and, Cf. "Aberrations of") es constitutiva del realismo3.

Por último, sería bueno aclarar por qué guardé silencio ante la réplica de Devitt en un simposio —que tuvo lugar en la Universidad de Caldas en 2010— y en la que sostenía que si "suponemos que nuestra teoría de la verdad plantea que 'verdadero' es todo aquello que el Papa sancione como verdadero. No se sigue de ahí nada para el debate realismo vs. antirrealismo". Arango parece entender que mi actitud revelaba la aceptación total de los planteamientos de Devitt. No obstante, como suele suceder, siempre hay otras alternativas disponibles y este es un buen momento para aclarar que, en ese entonces, no me pareció —ni me parece ahora— que la réplica de Devitt realmente pusiera en peligro el punto de vista que estaba defendiendo en el simposio —y que incluí posteriormente en el artículo—. Es claro que coincido plenamente con Devitt en que de la teoría que sostiene que la verdad se debe indexar a marcos de referencia (o a autoridades) no se sigue nada para el debate entre realistas y antirrealistas. Sin embargo, el problema a discutir en el simposio y, posteriormente, en el artículo, era otro; el asunto era si la tesis que afirma que para ser un realista solo se necesita suscribir compromisos ontológicos, y no semánticos (y este es el realismo casi bizarro que Devitt defiende), era correcta. Un asunto así, sí que tendría implicaciones filosóficas interesantes para el debate entre realistas y antirrealistas; pues, de ser correcta la tesis de Devitt, todos los intentos antirrealistas por rebatir las tesis del realismo científico estarían condenados al fracaso, ya que buena parte de sus objeciones parten del supuesto de que una de las teorías constitutivas del realismo es la teoría correspondentista de la verdad.



Notas al Pie

1 El planteamiento "no es posible hacer ninguna afirmación con carga ontológica sin hacer intervenir las capacidades cognitivas" se podría entender, en principio, de dos maneras: (i) como diciendo que no hay afirmaciones sin sujetos que las profieran, en cuyo caso la premisa del argumento fallido parece ser una tautología o (ii) se podría entender como sosteniendo que para hacer afirmaciones se debe comprender el contenido de los enunciados. Ésta última afirmación es la que realmente se discute en mi artículo, no la primera.
2 Y, a fortiori, para descubrirla o establecerla.
3 Vale la pena anotar que ya desde Realism and Truth Devitt admitía que la teoría correspondentista de la verdad implica la dimensión de independencia. Sin embargo, en su opinión, esto no nos autoriza a pensar que nos acerque al realismo; pues no logra implicar la dimensión ontológica, por lo que suscribir la teoría correspondentista de la verdad no implica suscribir el realismo. (Cf. Realism 42).



Referencias bibliográficas

Arango, P. "Sobre una forma de argumento fallida, pero exitosa". Discusiones Filosóficas. Jul.-dic. 2014: 207-211. Impreso.

Devitt, M. Realism and Truth. Princeton: Princeton University Press, 1984. Print.         [ Links ]

---. "Aberrations of the Realism Debate". Putting Metaphysics First: Essays on Metaphysics and Epistemology. Oxford: Oxford University Press, 2010. Print.         [ Links ]

Flórez, D. "¿Exige el realismo científico un compromiso con la teoría correspondentista de la verdad?". Praxis Filosófica. Ene.-jun. 2012: 11-23.         [ Links ]

Stove, D. El culto a Platón y otras locuras filosóficas. Madrid: Editorial Cátedra, 1993. Impreso.         [ Links ]


Como citar:
Flórez, Daian. "Respuesta a 'sobre una forma de argumento fallida, pero exitosa'". Discusiones Filosóficas. Jul.-dic. 2014: 213-218.