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Discusiones Filosóficas

versão impressa ISSN 0124-6127

discus.filos vol.24 no.42 Manizales jan./jun. 2023  Epub 06-Mar-2024

https://doi.org/10.17151/difil.2023.24.42.8 

Artículos

Las apropiaciones del primer romanticismo alemán en la filosofía americana angloparlante. Una reconstrucción

Early German Romanticism’s appropriations into the Anglophone American Philosophy. A reconstruction

Naím Garnica1 

1 Doctor en Ciencias Humanas. Universidad Nacional de Catamarca, CONICET. San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina. ngarnica@huma.unca.edu.ar. orcid.org/0000-0003-2436-4987. https://scholar.google.com/citations?hl=es&user=0s6KDQYAAAAJ.


Resumen

El trabajo intenta reconstruir conceptual y bibliográficamente las apropiaciones contemporáneas del primer romanticismo alemán, en términos generales, y de la estética de Friedrich Schlegel, en particular, en la filosofía angloparlante contemporánea de los Estados Unidos. Presentamos los momentos históricos y temáticos de esta apropiación debido a que en las últimas décadas los estudios sobre el romanticismo se han incorporado al ámbito filosófico de forma específica. Dicha renovación de los estudios angloparlantes supone un intento de impugnación a las primeras lecturas sobre el primer romanticismo alemán de los estudios literarios durante el siglo XX, en especial, aquellos identificados con la deconstrucción y el posestructuralismo surgidos a fines del 60 como durante los 70. El objetivo final del trabajo es mostrar las cercanías que en este contexto se han producido entre filosofía analítica y primer romanticismo alemán.

Palabras clave: Frühromantik; estética; verdad; Friedrich Schlegel

Abstract

This work tries to reconstruct the contemporary appropriations German Early Romanticism bibliographically, in general terms, and Friedrich Schlegel’s aesthetics, in particular, into Contemporary Anglophone Philosophy of United States of America. We present this appropriation in historical and thematic moments, because in the last thirty years studies on Romanticism have entered the philosophical arena in a specifically way. Said renewal of Anglophone Studies supposes an attempt at refuting the first readings the Literary Studies of the early 20th century made on German Early Romanticism, particularly those identified with Deconstruction and Poststructuralism which appeared in the late ‘60s and during the ‘70s. The final objective of the work is to show the closeness that in this context has produced between analytical philosophy and Early German romanticism.

Keywords: Frühromantik; aesthetic; truth; Friedrich Schlegel

1. Introducción

La estética del romanticismo alemán constituye, probablemente, una de las corrientes más representativas de la estética alemana. En sus diversas expresiones, el romanticismo ha dado lugar a numerosas interpretaciones teóricas, las cuales se extienden desde el culto al genio pasando por la fundación filosófica de la poesía y la literatura, hasta un supuesto posmodernismo que habría anticipado gran parte de las críticas contemporáneas al pensamiento moderno. El primer romanticismo alemán, por lo general, suele asociarse a la figura de uno de sus representantes más destacados, a saber, Friedrich Schlegel. A partir de su figura, y la de su hermano August Schlegel, se formará el círculo de Jena y la revista Athenäum, órgano de publicación donde participaran Novalis, Schleiermacher, entre otros pensadores románticos como Tieck. El trabajo de Schlegel, durante gran parte del siglo XX, permaneció descuidado por diversos prejuicios y falta de sistematización de sus textos. No obstante, esta situación se modificó a partir de mediados de mediados del siglo XX en virtud de la publicación de sus obras completas a cargo de Ernst Behler, lo cual permitió evidenciar los posibles legados en el siglo XX y XXI. De hecho, será a finales de los años 50, gracias al mencionado Behler, Jean Anstett y Hans Eichner, que se compilará y publicará la obra de Fr. Schlegel en alemán de forma crítica. Tal situación, se presenta cuando los estudios sobre este autor como también sobre el romanticismo se ordenan de forma sistemática. Hasta ese momento solo se tenía conocimiento parcelado de algunos textos como de fragmentos publicados en Athenäum.

Por ejemplo, la obra de Fr. Schlegel, probablemente, uno de los máximos representantes del primer romanticismo, se encontraba publicada de forma fragmentaria e incluso varios de sus trabajos más importantes se han publicado recientemente en inglés. Luego de la sistematización realizada por Behler las traducciones más importantes que se pueden encontrar en lengua inglesa son: Lucinde and the Fragments de 1971, Philosophical Fragments de 1991 ambas traducidos e introducidos por Peter Firchow; “Dialogue on Poesy” que apareció en una compilación de 1997 realizada por Jochem Schulte-Sasse. Igualmente, debemos enfatizar que gran parte de los textos de Schlegel han sido traducidos recientemente. Entre ellos se encuentran: On the Study of Greek Poetry y las traducciones realizadas en los estudios de Jay Bernstein y Frederick Beiser. En el caso del primero se destaca la traducción de una importante reseña de Schlegel sobre el Wilhelm Meister de Goethe y en el segundo caso se destaca la traducción del Ensayo sobre el concepto de republicanismo (Schlegel, 1997) elaborado por el joven romántico a propósito del ensayo Para una paz perpetua de Kant. Sin embargo, también hemos encontrado algunos textos en inglés de Schlegel que datan de antes de 1950, los cuales tienen menos circulación en los estudios angloparlantes. Tales traducciones son: Lectures on the History of Literature, Ancient and Modern (1818, 1848); The Philosophy of Life, and Language, in a Course of Lectures (1848); y A course of Lectures on Modern History; to wich Are Added Historical Essay on the Beginning of Our History, and to Caesar and Alexander (1886).

En ese contexto, el primer romanticismo en la filosofía americana angloparlante parece adquirir algunas características propias y específicas relacionadas con los modos de recepción que se llevaron a cabo en sus tradiciones teóricas. Tales formas de recepción son las que, de alguna manera, han contribuido a pensar al romanticismo dentro de los estudios angloparlantes ya sea como un movimiento literario, una corriente filosófica o bien como una forma de unificación filosófica, poética y cultural.

Por caso, esta última representación del movimiento romántico ha sido muy importante y destacada por el filósofo norteamericano Stanley Cavell (1988 y 1989), quien piensa al romanticismo en relación con un concepto de cultura americana a partir del pensamiento poético y las huellas románticas en los poetas de esta nación. Cavell parte del trabajo El absoluto literario (1978) de Philippe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc Nancy. Precisamente, este último estudio fue determinante no solo para la crítica literaria, sino también para la recepción del romanticismo en la obra Stanley Cavell. Este autor busca, a través de la idea de romanticismo elaborada en El absoluto literario, la unidad de filosofía y poesía o, dicho de otro modo, de las dos mitades del espíritu filosófico: la filosofía analítica (angloamericana) y la filosofía continental (europea). De ese modo, Cavell observa que dicha exigencia de unidad se puede ver realizada en la escritura de Emerson, Thoreau, Wallace y Withman. En estos autores, se podría ver cumplida la exigencia romántica de unificación de poesía y filosofía a los efectos de volver reconocible que América tiene una expresión filosófica distintiva. Si todos estos escritores dejan de ser considerados meros poetas es posible reivindicar una corriente de pensamiento filosófico de esta nación, el cual sería propio y aún por reconocer. De este modo, Cavell intenta mostrar una América romántica todavía por descubrir o una América por venir.

No obstante, si puntualizamos todavía más esta apropiación, podemos ver cómo en Estados Unidos la apropiación del primer romanticismo se puede organizar en, al menos, dos ámbitos de recepción del romanticismo temprano. Por un lado, encontramos los estudios literarios de inicios del siglo XX, los cuales serán claves para la posterior recepción post-estructuralista del romanticismo en el marco de la deconstrucción americana, la cual se extiende desde Harold Bloom a Paul De Man y Hillis Miller. Por otro lado, el intento de impugnación a estas tendencias por parte del revival de los estudios filosóficos sobre el romanticismo comenzado a fines de los años 80 que se puede reconocer en autores que van desde Frederick Beiser a Elizabeth Millán, entre otros. Nos interesa destacar y reconstruir el segundo momento de recepción que se ha gestado en las últimas décadas del siglo XX y los primeros años del XXI.

Resulta relevante ver cómo este segundo momento de recepción vincula al primer romanticismo con sus propias tradiciones teóricas y filosóficas, como la filosofía pragmatista y la filosofía analítica. A su vez, tratamos de mostrar la insistencia de estos estudios de rechazar el vínculo que en el ámbito de los estudios literarios se había realizado entre romanticismo y deconstrucción. El esfuerzo de muchos de estos autores está puesto en impugnar la versión llamada “posestructuralista” del romanticismo por considerar que reducen al primer romanticismo a una visión irracional y esteticista.

En virtud de lo señalado, creemos que es necesario reconocer que este proceso de impugnación a la versión posestructuralista del romanticismo en los ámbitos angloamericanos se construye a partir de varios hechos. Entre algunos de ellos podemos señalar: el ingreso de las lecciones de Dieter Henrich (1994, 1997 y 2003) sobre los períodos kantiano y post-kantiano, dictadas en Harvard University en 1973 por invitación de Stanley Cavell y John Rawls. Los trabajos de Dieter Henrich son determinantes en este contexto, fundamentalmente, porque gracias a sus trabajos se logró revalorizar el idealismo alemán y evitar la versión que la filosofía analítica tenía en autores como G. E. Moore y B. Russell. Tal versión estaba vinculada a un rechazo del idealismo debido a su carga espiritualista en conceptos como el Geist hegeliano o el Yo-no Yo fichteano. No obstante, los trabajos de este autor han sido conocidos recientemente para el lector angloparlante. En castellano estos textos no se encuentran disponibles. En nuestro rastreo, al margen de artículos en libros y revistas digitales, hemos encontrado una compilación de sus textos publicados como Vida consciente (2005) y Hegel en su contexto (1990).

Otros hechos relevantes, en esta dirección, son la publicación de The Innovations Idealism (1995) de Rüdiger Bubner, el interés en la obra de Hegel por parte de la escuela de Pittsburgh (Robert Brandom y John McDowell, fundamentalmente) y la traducción de la tercera parte de las lecciones de Manfred Frank sobre el romanticismo denominadas Unendliche Annäherung. Die Anfänge der philosophischen Frühromantik (1997) y que en inglés aparecieron bajo el nombre de The Philosophical Foundations of Early German Romanticism (2004). Tales acontecimientos de enseñanza como de publicaciones no solo produjeron un interés en el primer romanticismo, sino que también colaboraron en establecer puntos de discusión productivos entre la filosofía analítica y la estética del romanticismo temprano. En virtud de este reconocimiento, comentaremos la obra de aquellos autores más destacados en la intención de estrechar los vínculos entre romanticismo y filosofía analítica americana luego de los años 80, como también la obra de distinguidos estudiosos que han trabajado con la intención de introducir el romanticismo alemán en los lectores de habla inglesa. Trataremos en lo siguiente de mostrar que el romanticismo es mucho más que una simple forma de crítica literaria de los textos o una forma de deconstrucción a partir de la apropiación que lleva a cabo este contexto filosófico norteamericano1.

2. Filosofía y romanticismo. La filosofía analítica y la impugnación a la versión posestructuralista del romanticismo

Partiendo de que este revival del romanticismo se inició en los trabajos de Manfred Frank y Dieter Henrich, se podría observar que la premisa fundamental fue, mediante el romanticismo y el idealismo, cuestionar la imagen de la filosofía moderna como un recorrido que se podría resumir bajo la fórmula von Kant bis Hegel. Aquí se destaca la división que el romanticismo suscitó dentro de la filosofía analítica. Mientras algunos como Terry Pinkard entendieron al romanticismo como parte de un movimiento histórico que comenzaría con el idealismo alemán y tendría culminación en los escritos de Hegel2, otros, como Andrew Bowie (1996, 1999 y 2003), intentaron relacionar la obra de Schlegel y Scheleirmacher a los desarrollos de la filosofía del lenguaje de John McDowell. Bowie intenta reconocer una fuerte presencia reflexiva sobre el lenguaje, que daría cuenta de la importancia que el romanticismo le presta al mismo mediante la poesía. A los efectos de reconsiderar la teoría literaria desde su fundación, el autor propone volver al círculo de Jena en cuya estética se podrían encontrar diversos elementos anticipatorios del giro lingüístico y las discusiones actuales en torno al lenguaje, ya no solo por vía de la tradición hermenéutica y de las ciencias del espíritu, sino también por medio de las consideraciones de las fuentes analíticas del linguistic turn.

Si en el ámbito de la filosofía analítica existía una disputa con respecto a la relación del romanticismo con el idealismo -o al grado de independencia del romanticismo con respecto al idealismo- para Frederick Beiser existe una diferencia entre ambas perspectivas. Los estudios de Beiser han constituido una de las fuentes más determinantes para que la filosofía americana angloparlante logre ver en el romanticismo un movimiento filosófico exento de consideraciones como subjetivismo arbitrario, irracionalismo, idealismo estético, entre otros prejuicios. Beiser, actual profesor de Syracuse University y, probablemente es uno de los especialistas más destacados en romanticismo alemán y filosofía moderna. Lo interesante de Beiser es que debió pensar el romanticismo en un clima hostil a esta corriente, dado los recurrentes prejuicios filosóficos que han pesado sobre el romanticismo en la tradición anglófona, en particular, aquellos preconceptos que orientaron el pensamiento de buena parte de la filosofía analítica, por lo menos, hasta finales de los años 90, que tachaban al romanticismo de una corriente irracionalista y metafísica, absurda y melancólica.

El trabajo de Beiser, entonces, no es menor. Debe reconstruir la tradición romántica en medio de un contexto incompatible y reductivo del romanticismo a versiones simplistas y tendenciosas. Esto último se vuelve especialmente relevante al momento de identificar los distintos rostros que conviven en la tradición de estudios sobre el romanticismo a los cuales Beiser llama standard interpretation. Dichos rostros se extienden desde presentar al romanticismo como un posmodernismo avant la lettre hasta un movimiento cultural que terminó promoviendo las tendencias fascistas de principios de siglo XX. Bajo tal premisa ha trabajado en The Romantic Imperative (2003), uno de los textos más importantes de divulgación del primer romanticismo en inglés, como también en sus trabajos anteriores como The Fate of Reason: German Philosophy from Kant to Fichte de 1987 y sus todavía más fundamentales trabajos sobre el romanticismo como Enlightenment, Revolution & Romanticism: The Genesis of Modern German Political Thought, 1790-1800 de 1992 y German Idealism: The Struggle against Subjectivism, 1871-1800 de 2002. Sin embargo, es necesario profundizar el contexto en el cual el trabajo de Beiser se ubica. Nos referimos a lo que Elizabeth Millán ha denominado el revival de la Frühromantik en el mundo filosófico anglófono.

En “The Revival of Frühromantik in the Anglophone World” (2005), Elizabeth Millán explica las distintas orientaciones que la denominada Frühromantik alemana ha tenido en el mundo angloparlante. Si bien la atención está puesta en mostrar de qué modo desde los 80 los estudios angloparlantes sobre la Frühromantik han dado lugar a nuevas formas de comprensión sobre la estética romántica, la autora muestra de forma exhaustiva como los estudios en inglés sobre el romanticismo exponen preocupaciones especificas del contexto angloamericano. La autora destaca la creciente insistencia de muchos estudiosos del romanticismo por acentuar aspectos filosóficos y ya no meramente literarios. En ese marco, el trabajo de Beiser se suma a una generación de filósofos provenientes del mundo anglófono como Karl Ameriks, Robert Pippin o Terry Pinkard, quienes se han ocupado de reconstruir histórica y filosóficamente la era idealista postkantiana3. Si existe algún acuerdo entre estos estudiosos, pese a sus radicales diferencias, es el intento de reconstruir el marco histórico del idealismo y el romanticismo alemanes, a los fines de no caer en los prejuicios existentes en sus tradicionales filosóficas. De ese modo, el romanticismo no podría reducirse a alguno de los diversos rostros asignados por la tradición filosófica. El romanticismo temprano, en efecto, no podría entenderse exclusivamente como una expresión de algún tipo de idealismo poético, esteticismo, movimiento apolítico, conservadurismo cultural, oscurantismo, irracionalismo o corriente anti-ilustrada. Estos rostros del romanticismo que tienen nombres propios, como Henrich Heine, Hegel, Carl Schmitt, Lukács o Isaías Berlín, han contribuido a una imagen reductiva y anti-filosófica del primer romanticismo alemán.

En esa dirección, el aporte específico de Beiser a esta discusión es la corrección de todas aquellas interpretaciones excesivas del romanticismo. Su disputa se extiende desde la impugnación a las versiones “posmodernistas” del romanticismo hasta aquellas interpretaciones que difícilmente puedan caer bajo este rotulo como las de Dieter Henrich y Manfred Frank. En sus dos primeros trabajos Enlightenment, Revolution & Romanticism y German Idealism, su impugnación se dirige contra aquella percepción de los románticos como un momento de transición hacia el idealismo de Hegel, en los cuales se opone al prejuicio schmittiano del romanticismo como una corriente apolítica, sosteniendo que la estética cifra ideales sociales y políticos como la realización humana imposible de descuidar. Siguiendo una reconstrucción hermenéutica, el autor examina el movimiento romántico desde su propia individualidad histórica, sin desatender la importancia contemporánea de la estética del romanticismo. Por ejemplo, en German Idealism (2002) el autor explica que muy por el contrario a la calificación de subjetivistas, los románticos combatieron contra este tipo de reduccionismo. Contra la interpretación que sostiene que autores como Schlegel habría tomado las categorías fichteanas haciéndolas devenir en estéticas, Beiser muestra la fuerte influencia realista del spinozismo que llevó a los románticos a no abandonar las pretensiones de objetividad.

Pero, en The Romantic Imperative su crítica se radicaliza en el intento por evitar que el romanticismo continúe siendo entendido como un movimiento irracionalista. A su vez, el autor considera fundamentales los aportes de la estética del primer romanticismo en el plano de la epistemología, la metafísica y la política. En este sentido, Beiser se enfrenta a la “escolástica” del enfoque literario. A los efectos de rechazar esta reducción literaria que funciona, fundamentalmente, en la apropiación post-estructuralistas, Beiser se inscribe en las lecturas filosóficas del romanticismo de Rudolph Haym y Oskar Walzel. Frente a estas posturas reduccionistas del romanticismo, el autor intenta desentrañar el papel que juegan los supuestos políticos y epistemológicos en la estética romántica. En el prefacio de The Romantic indica:

El principal impulso crítico de estos ensayos está dirigido contra las interpretaciones posmodernistas de la Frühromantik, especialmente, las obras de Paul de Man, Manfred Frank, Isaiah Berlin, Ernst Behler, Philippe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc Nancy. Aunque he aprendido mucho de estos estudiosos, creo que sus interpretaciones de la Frühromantik son unilaterales y anacrónicas. En estos estudios se entiende, esencialmente, el período Frühromantik como una anticipación del posmodernismo e impone preocupaciones contemporáneas sobre él. A pesar de todas s}or lo tanto, intentan corregir la inclinación de las interpretaciones postmodernistas y restablecer la dimensión racionalista de la Frühromantik. (Beiser 16).

Beiser sospecha que, detrás de la consideración del romanticismo como precursor de la deconstrucción, se encuentra una imposición de preocupaciones contemporáneas que evitan el contexto histórico del romanticismo. Su perspectiva no está dispuesta a “salvar” al romanticismo de su época, como una especie de redención de los “buenos” elementos que el romanticismo permitió pensar. Pese a que se pueden encontrar algunas afinidades, la Frühromantik, por tanto, continúa siendo un fenómeno histórico del siglo XVIII.

Cabe recordar que la recepción del romanticismo en el campo literario se encuentra marcada por la fuerte presencia del posestructuralismo o French Theory que comenzaba a ingresar mediante los departamentos de literatura comparada alrededor de los años 70. A través del post-estructuralismo4, el mundo angloparlante profundiza su conocimiento en el romanticismo, ya sea como una forma de crítica a la razón o un modo anticipado de deconstrucción. Algunas lecturas del romanticismo sostienen que podría entendérselo como una forma de deconstruccionismo avant la lettre5. Pero, también en la propia obra de los autores podríamos encontrar estas sugerencias, sobre todo por la valoración que éstos hacen de textos como Über die Unverständlichkeitde Schlegel.

En ese camino, se podría pensar en la cercanía entre Fr. Schlegel y las consideraciones de Paul De Man6. Ambos autores comparten la crítica a una literatura que buscaba encontrar un sentido definitivo de los textos y evitar la posibilidad de las aporías, fragmentos y ambigüedades. La insistencia de los deconstruccionistas en radicalizar el lenguaje paradójico y mostrar las fracturas inherentes a los propios sistemas conceptuales presenta rasgos comunes con el pensamiento romántico. La propuesta crítica del lenguaje que De Man ofrece encuentra su antecedente en el pensamiento multiplicador y anti-hegeliano de Schlegel. La propuesta de Schlegel no solo se opone al discurso sistemático y a la demanda de Hegel por una razón que todo lo abarca, sino también a la reducción del arte en conceptos.

En ese sentido, la apropiación post-estructuralista colaboraría en la salvación del romanticismo de una interpretación que lo acusa de haberse convertido en un subjetivismo estético. Por caso, el concepto de ironía de Schlegel es una expresión paroxística de la disputa entre la reapropiación del romanticismo como una crítica a la modernidad realizada por autores post-estructuralistas y la tradición crítica del romanticismo según la cual la ironía romántica muestra el carácter arbitrario y subjetivo de una actitud desprendida de cualquier condicionante objetivo7. Así, tanto el romanticismo como la deconstrucción, enfatizarían la posibilidad del arte en producir sus propios elementos como también un desarrollo anti-sistemático.

Contra esta tendencia interpretativa, Beiser prefiere entender al romanticismo como una búsqueda filosófica a través de la experiencia estética, pero ya no como una tendencia proyectada para trasgredir los límites del racionalismo ilustrado, sino como un intento por ampliar las condiciones de acción. La evidencia que el autor encuentra para apoyar su hipótesis es el concepto de Naturphilosophie. La atención al naturalismo permite explicar la subjetividad como parte de la vida natural evitando incurrir en la imagen idealista de un sujeto aislado del mundo.

En The Romantic Imperative el autor aborda el concepto de primer romanticismo alemán a partir de sus fuentes intelectuales, históricas y filosóficas. Su análisis privilegia una interpretación del romanticismo como idealistas absolutos, pero sin reducirlo al subjetivismo. Dicho planteo ya había estado presente en German Idealism cuando Beiser se opone a contar la historia de la filosofía alemana poskantiana bajo la tradicional fórmula von Kant bis Hegel. Beiser supone que los románticos cumplieron una tarea todavía más fundamental en la construcción del idealismo, excediendo la visión de ser un mero movimiento previo a Hegel. Por tanto, el idealismo absoluto no podría entenderse como un idealismo subjetivo, especialmente, si tenemos en consideración la importancia del realismo en la época poskantiana. El autor advierte la marcada influencia platónica que existe en el romanticismo de Hölderlin, Novalis y Friedrich Schlegel, como también la atención que le prestaron los románticos a Spinoza y sus concepciones naturalistas.

Justamente, esto mostraría la importancia de lecturas como la que emprende Beiser, en la medida en que se desmarca de las lecturas tradicionales, las cuales interpretan al romanticismo ya sea a partir de Fichte y Goethe, o bien, como la anticipación de algunas consideraciones hegelianas o herederos de las expresiones poéticas de Schiller. Entre sus objetivos principales, podemos afirmar, procura mostrar que la estética del primer romanticismo sostiene fines epistemológicos y políticos difícilmente reducibles a una mera cuestión esteticista. La argumentación de Beiser, entonces, se dirige a mostrar, por una parte, a la estética como una herramienta política y, por otra, a visualizar el estatuto epistemológico del conocimiento estético. A su vez, la obra de Beiser puede identificarse en el esfuerzo por informar, a los lectores angloparlantes entrenados en la tradición de la filosofía analítica, el sentido de la Frühromantik más allá de las dominantes reducciones del romanticismo a ciertas formas de idealismo, metafísica, dogmatismo, subjetivismo, esteticismo, etc., que circularon durante largo tiempo en el siglo XX en la filosofía anglosajona.

3. Profundizando las relaciones. Fr. Schlegel, la verdad y la filosofía analítica

En esta dirección de las discusiones sobre las lecturas posibles de la tradición romántica en Estados Unidos, resulta relevante el trabajo de Elizabeth Millán. Docente e investigadora de DePaul University esta autora, en su texto Friedrich Schlegel and the Emergence of Romantic Philosophy (2007), ha defendido la posición de Manfred Frank contra las críticas de Frederick Beiser, quien sostiene que la posición de Frank sobre los románticos como escépticos desemboca en una posición similar a la argumentada por los posestructuralistas. Millán parte del concepto de humildad epistemológica, según el cual le permite a Frank distinguir el romanticismo alemán del Círculo de Jena del idealismo alemán. Los límites que Frank muestra a partir del romanticismo no supone entenderlos como un movimiento supra-racional, irracionalista o esteticista. El argumento del pensador alemán sobre los primeros románticos intenta subrayar el hecho de que este movimiento intelectual abandona el proyecto de una filosofía basada en los primeros principios para fundamentar la verdad. Ideas tales como el absoluto y la infinitud no son sistemas cerrados que se pretenden alcanzar para una conciliación definitiva. Indica Frank:

El pensamiento de Hölderlin, el de von Hardenberg (Novalis) y de Schlegel no pueden ser asimilados a la corriente principal del llamado idealismo alemán, aunque estos filósofos desarrollaron su pensamiento en estrecha colaboración con las principales figuras del idealismo alemán Fichte y Schelling (...). La idea de Hölderlin, Novalis y Schlegel implica un principio de realismo básico, que expresaré provisionalmente por medio de la siguiente fórmula: que lo que ha sido -o, podríamos decir, la esencia de nuestra realidad- no puede remontarse a determinaciones de nuestra conciencia. Si el realismo ontológico puede ser expresado por la tesis de que la realidad existe independientemente de nuestra conciencia (aunque supongamos que el pensamiento desempeñe un papel en la estructuración de la realidad) y si el realismo epistemológico consiste en la tesis de que no poseemos un conocimiento adecuado de la realidad, el romanticismo alemán puede designarse como una versión de realismo ontológico y epistemológico. (Frank, The Philosophical Foundations 28)

El concepto de absoluto, por tanto, no podría entenderse como un primer principio de ningún tipo, sino como una idea regulativa que colabora en la búsqueda de la verdad. Millán enfatiza que el escepticismo de Schlegel desembocaría en la estética entendida como una herramienta que ayuda a mostrar que el escepticismo no es un relativismo absurdo. Su preocupación central es desligar a Frank de cualquier posible interpretación cercana a la deconstrucción:

(...) los románticos no respaldaron el relativismo indefenso al que hice referencia al comienzo de este capítulo, un relativismo que rompe lazos con la realidad objetiva. Schlegel era consciente de que su afirmación con respecto a la relatividad de la verdad presentaba problemas. La afirmación de que toda verdad es relativa podría fácilmente conducir a un escepticismo general. Por ejemplo, si toda verdad es relativa, entonces, la afirmación misma de que toda verdad es relativa también sería relativa. Si todo se entiende correctamente, entonces, se puede admitir este punto. No se obtiene nada; se puede admitir no solo esta afirmación, sino también la afirmación de que “todo el sistema de la filosofía es relativo”. Una filosofía que reconoce el Absoluto o alguna realidad independiente de la mente, incluso si no existe un acceso cristalino a ella, incluso, si necesitamos la ayuda de herramientas estéticas como el simbolismo, las metáforas y un marco hermenéutico para llegar a una comprensión (siempre incompleta) de ella, no es el tipo de relativismo vulgar que algunos postmodernos quisieran localizar en el primer romanticismo alemán y que Beiser, pretende atribuir en la lectura de Frank de los primeros románticos alemanes. (Millán, Friedrich Schlegel 49)

La autora sostiene que no se le puede asignar esta crítica a las consideraciones de Frank, en la medida en que la problemática epistemológica del antifundacionalismo le otorga a la estética un papel clave. Nos referimos a que logra encontrar un dispositivo, como la ironía romántica, a los fines de no caer en el absurdo de la desaparición del sujeto o la impugnación ingenua de la inexistencia de la verdad. La estética, o bien la dimensión artística, sirve a los fines complementarios de los problemas de la representación del conocimiento. De ahí que Frank diga que:

Este rompecabezas ya no se puede manejar solo por la reflexión. Por lo tanto, la filosofía se completa en y como arte. Schlegel señala a “(...) la belleza en la medida en que es un absoluto” (...) Este es el caso porque en lo bello se nos da una estructura cuyo significado (la plenitud de los sentidos [Sinnfülle]) no puede agotarse con ningún pensamiento posible. En consecuencia, la inagotable riqueza del pensamiento con la que nos enfrentamos en la experiencia de la belleza del arte (Kunstschönen), se convierte en un símbolo de lo que en la reflexión es el fundamento irrecuperable de la unidad, que debe, por razones estructurales, escapar de la capacidad mental de la autoconciencia dual. (Frank, The Philosophical Foundations 178)

Por eso, las prácticas estéticas completan lo que el idealismo y el realismo no podrían hacer por ellos mismos, pues la dimensión estética consigue reconciliar las limitaciones de la filosofía con aquello que pretende representar, aunque no lo alcance de forma definitiva.

Así, Millán, a contrapelo de la afirmación de Beiser de señalar a Frank como un posmodernista, sostiene que el trabajo de Frank sobre el romanticismo debería ponerse en relación con la filosofía analítica. Según su parecer, Frank está tratando de establecer afinidades entre el romanticismo y los trabajos de Donald Davidson, Hilary Putnam o Thomas Nagel antes que encontrar “conexiones entre el romanticismo alemán temprano y la obra de Jacques Derrida o Paul de Man, como un intérprete posmoderno del romanticismo alemán temprano” (Millán 39).

La propuesta de la autora por acercar los vínculos entre filosofía analítica y primer romanticismo alemán mediante la obra de Frank se profundiza en los capítulos finales de su texto cuando relaciona la teoría anti-fundacionalista de la verdad de Schlegel con tendencias que cuestionan la idea de verdad, provenientes de la filosofía analítica como las de Susan Haack, Richard Rorty o Richard Bernstein. Para establecer esa relación retoma la similitud existente entre los planteos sobre la ironía que compartirían los autores mencionados con Schlegel. A ese respecto indica:

Ciertamente, tanto las consideraciones de la ironía de Schlegel como de Rorty, hay un nivel altamente sofisticado de multiplicidad de significado encontrado en el lenguaje, una multiplicidad que se presenta de una manera lúdica pero que no debe cegarnos a sus serios objetivos. Pero el Witz y el Blitz, como nos recuerda Anstett, "iluminan solo brevemente, cuando no nos ciegan, y la materia iluminada a menudo aparece aún más oscura después de que se apaga el destello brillante". El humor ciertamente implica un juego de ingenio, las ideas reunidas, precisamente, de esa manera explosiva conduce a la risa, creando así una atmósfera muy cargada del tipo que Anstett describe en términos de llamas y oscuridad, todo lo cual sucede de manera bastante fugaz. Los filósofos, interesados en la construcción seria de sistemas duraderos, no dan la bienvenida a una presentación tan ardiente. Como ha señalado Richard Bernstein, “no ser serio” es “el pecado filosófico supremo” que lleva a los críticos a sospechar que el ironista ataca el potencial crítico de la filosofía misma. Susan Haack también comenta sobre los problemas que los filósofos parecen tener con el ingenio, recordándonos que “no debemos engañarnos pensando que el humor, el sentido del estilo o un buen oído para los ritmos de la prosa son de alguna manera inapropiados para el género académico, un signo de seriedad insuficiente”. (Millán 171)

De este modo, lo que muestra este argumento es que la fragmentación, la ironía y la incompletud de la verdad no pueden entenderse como una forma de incomprensibilidad de la realidad o un trasfondo caótico irracional. Por el contrario, el relativismo, el antifundacionalismo y la ironía romántica ayudan a pensar los procesos filosóficos de forma abierta, múltiple y en construcción. Tal hecho se constata en la medida en que la búsqueda por la verdad siempre es aproximada y nunca se puede poseer como un objeto. La autora, como indicamos, enfatiza que las ideas de Schlegel se vinculan con estas líneas de la filosofía analítica en tanto la pretensión de verdad, de infinitud y absoluto solo son ideas regulativas que nos impulsan a buscarlas, pese a que nunca las completemos definitivamente. De ese modo, la contribución del texto de Millán puede verse como un gran esfuerzo por establecer relaciones más estrechas entre filosofía analítica y primer romanticismo. Tal esfuerzo intenta superar aquellas consideraciones que grandes filósofos analíticos como Royce, Moore o Russell habían desdeñado a partir de asociar la Frühromantik con el idealismo alemán y sus problemáticos conceptos como el Geist.

4. Algunas consideraciones finales

Finalmente, con esta reconstrucción no buscamos discutir, en este contexto, una lectura correcta o incorrecta del romanticismo, sino la posibilidad que el romanticismo ofrece de reelaborar la comprensión sobre algunos procesos de interpretación de la modernidad y sus consecuencias en el arte, la subjetividad y la filosofía. Si el romanticismo no puede entenderse tal como lo ha enseñado la historia de la filosofía desde el siglo XIX en adelante, puede pensarse que el primer romanticismo alemán como un movimiento propiamente moderno nos abre otra forma de comprensión de ese complejo fenómeno que supone la modernidad y el sujeto moderno. Este contexto de recepción se evidencia un camino productivo para ser indagado y problematizado, en tanto se entrecruza con perspectivas y corrientes contemporáneas del pensamiento filosófico angloparlante americano. La cercanía que muchos de los autores mencionados establecen del romanticismo con la filosofía analítica puede ser un elemento interesante para retomar discusiones sobre el lenguaje y la verdad que tal vez aún no se han saldado entre estas tradiciones.

Al mismo tiempo, marca la posibilidad de indagar aquellos motivos filosóficos específicos de la preocupación por el romanticismo de la American philosophy8. La recepción del romanticismo en la American philosophy muestra un proceso de auto-reflexión sobre sus propias fuentes y raíces filosóficas. El romanticismo viene a colaborar con volver reconocible una tradición de pensamiento que caracterizaría a la American philosophy. Así, la impugnación a la apropiación posestructuralista por parte de los estudios surgidos luego de los años 80, parece justificarse en el hecho de pensar al romanticismo al lado de tradiciones intelectuales que han sido características de la filosofía anglosajona tales como la filosofía analítica, el pragmatismo, el relativismo, el escepticismo o la epistemología. En consecuencia, la disputa del revival de los estudios sobre el romanticismo con los estudios literarios (Romantic studies) no solo revela un conflicto interpretativo, sino también el problema acerca de la identidad, las fuentes y la tradición en las que descansa la American philosophy.

Precisamente, el marco de la filosofía angloparlante parece ser clave si queremos pensar en la renovación de este campo de estudios. Asimismo, nos parece necesario tanto dar a conocer estos estudios como también colaborar, mediante este tipo de recepciones, a pensar las limitaciones que los estudios en castellano presentan sobre el primer romanticismo alemán y las obras de autores como Schlegel mantienen todavía. En fin, con este trabajo hemos pretendido presentar la información necesaria para organizar en tendencias y perspectivas los abordajes teóricos sobre la Frühromantik. Ampliar la construcción de un estado del arte sobre el romanticismo en la filosofía angloparlante de Estados Unidos, creemos, podría establecerse en función del reconocimiento de dichas producciones científicas enfatizando la cercanía que muchos de estos autores hacen con la filosofía analítica.

No obstante, en la última década el campo de estudios sobre el romanticismo, o incluso para extender nuestra percepción de los numerosos estudios que se están llevando a cabo en el mundo anglófono como la época de Goethe, ha sido sideral. Seguramente será necesario en la posteridad reconstruir con otro recorte temporal las líneas de investigación en este contexto de recepción.

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1 Seguimos en parte la explicación de Elizabeth Millán, E., “The Revival of Frühromantik in the Anglophone World”, Philosophy Today (2005).

2 Cabe señalar que los estudios sobre el idealismo y el romanticismo están acompañados por un movimiento renovador, en este contexto, de las lecturas de Hegel. Los trabajos de los llamados “neohegelianos de Pittsburgh” como John McDowell, Robert Brandom, Terry Pinkard y Robert Pippin, se vuelven visibles en el análisis de los idealistas y románticos alemanes.

3 Con respecto a esto, puede verse el texto compilado por Hammer, E., German Idealism. Contemporary Perspectives (2007). Particularmente relevante es, en este contexto, el texto de Beiser, F., “Dark Days: Anglophone Scholarship Since the 1960s”.

4 Asumimos el concepto de postestructuralismo para designar el conjunto de autores que se podrían identificar de una u otra manera por su cercanía al pensamiento de Jacques Derrida. Si bien este concepto es problemático y errático, podemos señalar que se refiere a esas tendencias intelectuales vinculadas al Coloquio Internacional sobre Lenguajes y Ciencias del Hombre celebrado en la John Hopkins University en 1966. Pero también, debemos señalar que es empleado como un término peyorativo para identificar autores como Derrida, Paul De Man, Foucault, etc., como conservadores, irracionalistas o antimodernos. Son ejemplares de este tipo de calificaciones los trabajos de Habermas en El discurso filosófico de la modernidad y Manfred Frank en ¿Qué es el neoestructuralismo? No obstante, se podría decir que estos autores comparten el presupuesto general acerca de cuestionar la supuesta homogeneidad y unidad del lenguaje, la referencia y la verdad de este. Estas críticas comunes pueden verse en el volumen colectivo preparado por Harold Bloom llamado Deconstruction and Criticism (1979).

5 Los estudios más destacados en esta dirección son de Peter Zima (2002).

6 Ver, principalmente, de este autor Allegories of Reading: Figural Language in Rousseau, Nietzsche, Rilke, and Proust, (1979); Blindness and Insight: Essays in the Rhetoric of Contemporary Criticism (1983); y Aesthetic Ideology (1996).

7 Karl Heinz Bohrer denomina a esta tradición “crítica del romanticismo”. Tales críticas podrían rastrearse en la impugnación de Hegel en sus Lecciones de estética y en Filosofía del derecho al yo romántico de la ironía de Schlegel, cuando sostiene que este yo irónico es arbitrario, subjetivista y carente de realidad. La imagen del romanticismo producida por Hegel será una constante en una extensa tradición que llega hasta Schmitt pasando por Kierkegaard, Heine, Lukács y otros. Puede verse al respecto: Bohrer (2017).

8 Seguimos para la delimitación de este concepto a los siguientes estudios: Goodman, R., American Philosophy before Pragmatism. (2015); Wilshire, B. W., The primal roots of American philosophy: pragmatism, phenomenology, and Native American thought, (2000); y las entrevistas realizadas por Borradori en The American Philosopher. Conversations with Quine, Nozick, Putnam, Davidson, Cavell, Rorty, MacIntayre, Danto, Kuhn (1994). Este último texto ofrece en forma de conversaciones con los representantes de las orientaciones filosóficas más importantes en la American philosophy una descripción amplia y directa de este concepto.

Cómo citar: Garnica, Naím. Las apropiaciones del primer romanticismo alemán en la filosofía americana angloparlante. Una reconstrucción. Discusiones Filosóficas. Ene. 24(42), 2023: 141-161. https://doi.org/10.17151/difil.2023.24.42.8.

Recibido: 23 de Febrero de 2022; Aprobado: 05 de Agosto de 2022

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