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Universidad y Salud

Print version ISSN 0124-7107On-line version ISSN 2389-7066

Univ. Salud vol.12 no.1 Pasto Jan./Dec. 2010

 

EDITORIAL

A PROPÓSITO DE LAS EMERGENCIAS EN COLOMBIA

Durante los últimos años, las situaciones de crisis en el mundo han ocasionado la muerte de cerca de tres millones de personas, dejando más de ochocientos millones de afectados. Los accidentes, epidemias, terrorismo y las inundaciones, representan las amenazas emergentes del presente siglo, caracterizado por un aumento de la movilidad y complejidad en las personas y sistemas.

En Colombia, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales IDEAM, desde mediados de año se registró el inicio del Fenómeno de la Niña, el cual se manifiesta con lluvias por encima del promedio histórico principalmente en la Región Andina y la Costa Caribe, con un aumento significativo de los niveles de los ríos y con ellos, la probabilidad de inundaciones lentas, crecientes súbitas, en las zonas de alta pendiente, aumento en la probabilidad de deslizamientos de tierra e incremento de la actividad de huracanes en el Atlántico. El IDEAM señala además, que es muy probable que los totales de lluvia al final del año superen valores históricos de la época. (11 Boletín Nº 21 sobre el monitoreo del Fenómeno de “La Niña” 11 de octubre de 2010).

Las lluvias continuas han causado desbordamientos de ríos inundando vastas zonas del país y los altos niveles de saturación de los suelos están dificultando el drenaje de las aguas desde las zonas inundadas. La ola invernal también ha causado deslizamientos y derrumbes que han destruido o bloqueado vías, dejando ciudades y pueblos enteros aislados. El impacto de las inundaciones ha sido más fuerte en zonas rurales, en pueblos aislados habitados por comunidades indígenas y afrocolombianas y en los barrios más pobres de cascos urbanos poblados por población desplazada. Según estadísticas del Departamento Nacional de Estadística, DANE, (2005), 71 % de las familias en zonas afectadas tienen necesidades básicas insatisfechas. Las inundaciones han causado dificultades de acceso especialmente a zonas rurales, obstaculizando la evaluación de los daños y necesidades, como la entrega de asistencia de emergencia.

Según información de las autoridades locales y ONG, las inundaciones han afectado fuertemente grandes áreas de cultivos y pequeña ganadería, deteriorando los ya precarios medios de vida, porque la mayoría de la población en las zonas afectadas vive de la agricultura y el pastoreo. Las condiciones sanitarias que por lo general son muy básicas en las zonas afectadas, han sido deterioradas por contaminación de las fuentes de agua, causando enfermedades como diarrea e infecciones respiratorias y de la piel. Se han reportado daños de viviendas, estructuras escolares y centros de salud.

La temporada invernal ha dejado hasta la fecha 1.170.480 personas afectadas en 549 municipios en 28 departamentos más el Distrito Capital de Bá (Según el Sistema Nacional de Prevención y Atención de Desastres, SNPAD). Además, se reportan 117 personas muertas, 191 heridas y 20 desaparecidas. Un total de 1.654 viviendas han sido destruidas y 196.662 viviendas averiadas. Ha causado el 94% de la afectación total de personas y el 95% de las viviendas averiadas.(OCHA, Informe de situación No. 6, 12-11-2010. Temporada invernal. Colombia)

Es decir, nos hemos visto frente a una emergencia de alto impacto que deja muchas inquietudes en términos de la capacidad estatal para prevenir y atender estas emergencias masivas, que tendrán fuertes repercusiones en la distribución y frecuencia de muchas enfermedades en el país. El éxodo rural hacia las grandes ciudades sitúa a una gran parte de esa población en condiciones paupérrimas, agravando su situación de vulnerabilidad, que amerita medidas de emergencia social para su atención a corto, mediano y largo plazo en los sectores económico, ambiental, laboral, de vivienda, educación y salud, es decir que de manera integral, se afronte la situación que permita mejorar la condición de vida de los afectados.

Por otra parte, la situación planteada nos invita a reflexionar sobre nuestros compromisos con el medio ambiente, a nivel individual y colectivo, con el fin de mitigar o disminuir el riesgo y contribuir al desarrollo sustentable para las generaciones futuras.

CRISTINA CERÓN SOUZA
Facultad Ciencias de la Salud
Editora
Universidad de Nariño-Pasto, Colombia