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Universidad y Salud

Print version ISSN 0124-7107On-line version ISSN 2389-7066

Univ. Salud vol.15 no.2 Pasto July/Dec. 2013

 

Factores sociales asociados a la salud de los trabajadores informales agrícolas de la ciudad de Montería - Córdoba, Colombia

Social factors associated with the informal agricultural workers' health in the city of Monteria - Cordoba, Colombia


Elsy Cecilia Puello Alcocer1, Jorge Eliecer Ortega Montes2, Nydia Nina Valencia Jiménez3

Este artículo es producto de la investigación "Condiciones de trabajo, educación y salud de los trabajadores informales agrícolas de la ciudad de Montería, iniciada en junio de 2011 y finalizada en julio de 2012, por el trabajo interdisciplinario de los grupos de investigación de la Universidad de Córdoba, Huellas: Calidad de vida adscrito al Departamento de Enfermería y Democracia, Desarrollo y Planeación Local Regional inscrito en el Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Educación.

1 Enfermera. Especialista en Salud Ocupacional y Máster en Desarrollo Social. Profesor asistente Departamento de Enfermería, Universidad de Córdoba. Montería - Colombia. e-mail: elsypuello@hotmail.com
2 Economista. Especialista en Gerencia de la Educación y en Planificación del Desarrollo Rural. Máster en Planeación Urbana. Profesor titular Departamento de humanidades. Universidad de Córdoba. Montería – Colombia. e-mail: paye51@hotmail.com
3 Desarrollista Familiar. Especialista en Gestión y Desarrollo Comunitario y Máster en Educación. Profesor catedrático del Departamento de Enfermería Universidad de Córdoba. Montería – Colombia. e-mail: nivaji@hotmail.com

Fecha de recepción: Febrero 18 - 2013 / Fecha de aceptación: Noviembre 5 - 2013



Resumen

Objetivo: Identificar los factores sociales asociados a la salud de los trabajadores agrícolas informales de Montería. Metodología: Estudio descriptivo en el que participaron 100 trabajadores agrícolas que fueron seleccionados bajo la técnica del muestreo aleatorio simple por vivienda. Para la recolección de datos cuantitativos se empleó las encuestas y para complementar la información se realizaron grupos focales. Se asumió intervalos de confianza del 95%, un error máximo de 0.07 y una probabilidad de éxito de 0.2. Resultados: El rango de edad promedio de los trabajadores agrícolas osciló entre los 18 a 87 años, el 90% de ellos está vinculado al sector como jornaleros, por lo que sólo el 1% se encuentra afiliado al régimen contributivo del Sistema General de Seguridad Social en Salud. Se encontró que 20% son analfabetas y un 24% no terminó los estudios primarios, un 97% no cuenta con elementos de protección personal para realizar las actividades propias del campo, siete de cada diez trabajadores manifestaron morbilidad sentida relacionada con la actividad ocupacional y seis de cada diez se accidentaron en el último año. En su mayoría, sienten insatisfacción por las condiciones laborales en las que realizan su trabajo, porque manifiestan que éste atenta contra su salud y les niega la posibilidad de salir de la pobreza, toda vez que sus condiciones educacionales y oportunidades sociales no les permiten hacer otra actividad. Conclusión: Las precarias condiciones de trabajo, la insatisfacción del sujeto frente a la actividad laboral constituyen un importante grupo de factores sociales que explican el rezago de la población rural en materia de salud y bienestar social.

Palabras clave: Educación, población rural, salud laboral. (Fuente: Decs Bireme).



Abstract

Objective: To identify social factors associated the health of informal agricultural workers of Monteria. Methodology: Descriptive study involving 100 agricultural workers who were selected using the simple random sampling technique for housing. The quantitative data collection was done through surveys and focus groups. It took confidence intervals 95%, maximum error of 0.07 and a probability of success of 0.2. Results: The average age range of agricultural workers ranged from 18 to 87 years old, 90% of them are linked to the sector as laborers and only 1% is insured by the contributory Social Security System in Health. 20% of agricultural workers are illiterate, 24% did not finish the elementary school and 97% have no personal protective equipment to perform the activities of the field. Seven out of ten workers suffer morbidity related to occupational activity and six out of ten were injured in the last year. Most of them are disappointed because working conditions affect their health, and they cannot overcome themselves because their educational conditions and social opportunities do not allow them to do other activities. Conclusion: The poor working conditions and insatisfaction are an important group of social factors that explain the backwardness of the rural population in health and social welfare.

Key words: Education, occupational health, rural population. (Source: Decs Bireme).



Introducción

Históricamente el desarrollo de la agricultura ha estado estrechamente ligado al crecimiento económico de los pueblos. El hombre que trabaja en el campo es el motor del progreso de la sociedad por cuanto la provee de alimentos para lo sobrevivencia de la especie y materia prima para las labores industriales; por tanto, es labor prioritaria de esta misma sociedad garantizarle su seguridad social integral.

El empleo agrícola y rural no agrícola resulta esencial para reducir la pobreza y la inseguridad alimentaria, ya que el trabajo es a menudo el único activo de que disponen los hombres y las mujeres pobres. Sin embargo, muchos puestos de trabajo en el ámbito rural no garantizan unos ingresos dignos y unos medios de subsistencia sostenibles. Antes por el contrario, el empleo rural suele caracterizarse por unas malas condiciones de trabajo, una legislación laboral que no cumple, dificultades de acceso a la seguridad social, deficiente protección social y un diálogo social escaso que le niega al campesino la posibilidad de salir de la pobreza y mejorar sus condiciones de vida.1

Bajo estos argumentos, en Colombia al igual que en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe se hace necesario repensar el campo, en primer lugar, porque los trabajadores agrícolas en su mayoría se encuentran dentro de la economía informal donde las oportunidades de acceso a las condiciones básicas de salud, seguridad social, vivienda y servicios básicos son excesivamente precarias. Situación que se torna preocupante para el Departamento de Córdoba, cuando un 49.2% de su población se concentra en la zona rural y el 59% de su población total presenta necesidades básicas insatisfechas, de las cuales el 76.1% hace referencia a la población campesina. Entre tanto, Montería (64.2%), escenario de esta investigación, se destaca, junto a Cúcuta (70.6) y Pasto (63.2%), por presentar mayor proporción de población ocupada en el empleo informal en el territorio nacional.2

El fenómeno de la informalidad afecta primordialmente a la población pobre. Mientras que en Colombia el 20% más pobre de la población el 90% de los trabajadores son informales, el 20% de la población rica refiere un 28% de los trabajadores pertenecientes a este sector de la economía.3 Bajo estas consideraciones podría afirmarse que el mercado laboral en vez de contribuir a la reducción de la pobreza, y por ende, al mejoramiento de las condiciones de vida, pareciera más bien un factor que la perpetúa ofreciendo un marco de condiciones laborales desfavorables y altos niveles de desprotección social que limitan el potencial humano.

Esta situación se constituye en la principal motivación de la investigación; algunos de cuyos resultados se dan a conocer en el presente informe, en primer lugar, porque la actividad agropecuaria históricamente ha sido y aún es la principal rama de producción de la economía del Departamento de Córdoba, y por otra parte, porque los trabajadores agrícolas se caracterizan por presentar uno de los mayores índices de siniestralidad y accidentes laborales en el mundo.4,5

En este orden se justifica resaltar las condiciones de trabajo, el nivel educativo, el riesgo laboral de los trabajadores informales de la zona rural de Montería y su relación con las oportunidades que se les brinda al respecto, bajo el supuesto de que las escasas oportunidades son un factor que ayudan a explicar los resultados encontrados, pese al potencial humano existente y el deseo de superación de la gente.


Materiales y métodos

Estudio descriptivo realizado durante el periodo comprendido entre los años 2011- 2012. La población objeto la conforman los trabajadores agrícolas informales que habitan en los 559 hogares de la zona rural del municipio de Montería, específicamente en el Corregimiento de Garzones y las Veredas de Aguas Negras, El Faro y Garzones Buenaventura. La escogencia de estas sub-localidades responde a que son las mayores superficies cultivadas de algodón, maíz y arroz, los cuales corresponden a los tres principales cultivos de la región; además, se consideran las zonas de origen de la mayoría de los productos comercializados en la plaza de mercado del Municipio. El tamaño de la muestra fue de 100 hogares y ésta fue seleccionada de un listado elaborado por la Unidad de Asistencia Técnica Agrícola Municipal de Montería UMATA, constituido por áreas cultivadas, veredas o corregimientos y número de habitantes. Se utilizó un muestreo aleatorio simple con criterios geográficos, actividad económica u oficios.6

Para cada vivienda seleccionada se obtuvieron datos de los hogares que la ocupaban y de sus respectivos miembros. El nivel de confianza fue de 0.95 y un error máximo de 0.07 y una probabilidad de éxito de 0.2.

La técnica de recolección de información fue la encuesta, la cual fue ajustada en pruebas piloto. Las preguntas del cuestionario fueron leídas y explicadas por encuestadores capacitados. Además, se protegió la confidencialidad de los adultos jefes del hogar, al ser una encuesta anónima y respetándose la autonomía de las personas a participar o no de ella.

El proceso de recolección de datos estuvo precedido de varias reuniones con la comunidad de trabajadores rurales de las distintas sub-localidades seleccionadas, informándola del propósito e importancia del estudio. De ello surgieron 15 actas de observación que a su vez permitieron identificar otras categorías que fueron emergiendo en los encuentros con los sujetos de investigación, las cuales se constituyeron en las unidades de análisis mediante las técnicas cualitativas, tales como la perspectiva que tienen los trabajadores agrícolas frente a la exposición laboral y su relación con la satisfacción del oficio realizado y sus condiciones de vida. De tal forma que se implementaron variadas técnicas a fin de complementar los resultados obtenidos por la encuesta.

Esta decisión metodológica implicó la realización de 12 grupos focales con una duración entre 60 y 120 minutos y una periodicidad de dos encuentros mensuales por espacio de seis meses. Los grupos de discusión fueron conformados entre 6 u 8 personas, en la que cada uno de los participantes representaba un sector con alguna de las características previamente definidas (edad, sexo, tiempo de servicio, tipo de ocupación, líder comunal).

Se aplicaron técnicas de organización según la característica de la información, utilizándose para los datos cuantitativos la estadística descriptiva, correlaciones bivariadas, pruebas de hipótesis, gráficos y tablas de frecuencia con ayuda del software SPSS versión 19. Por su parte, los datos cualitativos fueron agrupados en matrices de doble entrada en las que se sintetizaron las similitudes encontradas en los diferentes grupos de discusión. El análisis y validación de los resultados se hizo bajo los parámetros de las técnicas de la triangulación múltiple, combinándose múltiples métodos, tipos de datos, investigadores y teorías incrementando la calidad y validez en los datos, bajo la perspectiva de análisis individual, social e interactivo.

La postura ética adoptada se enmarcó en los lineamientos de la Resolución 8430 de 1993, definiendo el respeto por el otro y la valoración de lo que creen, sienten y expresan los sujetos de estudio sin intimidación, crítica o señalamientos por parte de los investigadores. En esta dirección, se consideró una investigación sin riesgo, la cual fue aprobada por el Comité de Ética en Investigación de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Córdoba.


Resultados

Los resultados obtenidos permitieron establecer que la población encuestada tiene una edad que oscila entre 18 y 87 años, con predominio del sexo masculino, con una relación entre sexos equivalente a 8 hombres por cada mujer realizando la misma labor. El índice de juventud es bajo, el porcentaje de jóvenes menores de 20 años con respecto a la población total es de 3%, así mismo, el relevo generacional (la capacidad de población económicamente activa por reemplazarse), es excesivamente bajo dado que por cada 100 personas que salen de la edad activa, ingresan 3.8.

Desde el punto de vista educativo, se encontró que en la población intervenida aún existe un alto porcentaje de analfabetismo absoluto, igual al 20%; el 24% de los trabajadores agrícolas rurales abandonó la escuela en primaria, un 23% inició el bachillerato pero se retiraron antes de culminar los estudios, el 4% tiene estudios universitarios incompletos, de ellos el 50% continúan aun estudiando, sólo el 1% terminó estudios universitarios.

En lo relacionado con seguridad social se pudo determinar que sólo el 1% de la población encuestada cuenta con una afiliación al Sistema General de Seguridad Social en Salud por parte del empleador, el 4% no se encuentra afiliado y el 95% se encuentra en el regimen de salud subsidiado por el Estado, en lo concerniente a riesgos profesionales el 99% carece de afiliación, igual situación sucede con la afiliación a pensión en donde el 99% de ellos tampoco refiere estar afiliado a ningún fondo de esta naturaleza. Las condiciones laborales de los trabajadores agrícolas del área rural del Municipio de Montería se muestran en la tabla 1.

En este estudio, la frecuencia de morbilidad sentida relacionada con la actividad ocupacional durante el último año correspondió a un 70% de los trabajadores, 60% de ellos presentó accidentalidad laboral en el último año. Un 92% de los participantes carece de agua potable para su consumo, 95% no disponen de instalaciones sanitarias, ni de un sitio donde bañarse o cambiarse la ropa, un 95% no tienen un sitio donde descansar y al 97% de ellos no le proporcionan elementos de protección personal para el ejercicio de su labor.

Hallazgos cualitativos

Los resultados arrojados por los grupos focales se analizaron bajo el supuesto de que tener un trabajo decente es condición fundamental para elevar los niveles de satisfacción en el sujeto y minimizar los riesgos laborales a los que se hayan expuestos redundando en sus condiciones de vida. En este orden, las respuestas obtenidas en los diferentes grupos de discusión marcaron profundas semejanzas y pocas divergencias frente a las categorías abordadas.

La tabla 2, sintetiza las principales tendencias obtenidas en torno a la satisfacción e insatisfacción del sujeto, eje central de discusión, coincidiendo esta situación con lo que algunos autores denominan "trabajo enajenado", el cual, según Marx, es aquel donde el trabajador no se siente feliz en su trabajo, no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Se niega, en lugar de afirmarse. Es un medio más que la satisfacción de una necesidad.7

De hecho, las discusiones en este componente se centraron en la preocupación que poseen los trabajadores frente a su salud, en razón a que éstas coincidieron sin distingo de edad, sexo ni ocupación, que el trabajo que realizan en la actualidad atenta contra su vida, porque ellos sienten estar más propenso a enfermarse cuando trabajan con mayor frecuencia, especialmente aquellos que se dedican a la recolección y fumigación de los campos, de tal manera, que es apenas comprensible la insatisfacción que sienten frente a su ocupación, por cuanto no les brinda las condiciones necesarias para educarse, mejorar las condiciones de vida y garantizar un mejor futuro.

Otro de los ejes problematizadores correspondió a la relación entre el trabajo y las oportunidades para mejorar las condiciones de vida, cuyas apreciaciones se consolidaron en la tabla 3, dejando entrever claramente que los trabajadores rurales agrícolas, en forma general, se enfocan a que la precariedad de su salario, la poca protección laboral asociada a la no afiliación a salud, pensión, riesgos profesionales y ausencia de vacaciones remuneradas, no contribuye a aumentar las oportunidades y la libertad para decidir sobre las metas a conseguir y para desarrollar adecuadamente sus capacidades humanas; el trabajo que desempeñan, realmente no amplía las perspectivas de mayores ingresos ni favorece las posibilidades de acceso a los recursos necesarios para tener una vida decente.


Discusión

Los trabajadores agrícolas de la ciudad de Montería no cuentan con un trabajo estable que le brinde las opciones y oportunidades para mejorar su calidad de vida. Antes por el contrario, los bajos niveles educativos, las condiciones de informalidad y la violación de los derechos sociales y laborales de los cuales son víctimas, generan escenarios adversos para el ejercicio de sus actividades ocupacionales, dado que los predisponen permanentemente a riesgos para su salud, situación que es percibida por ellos mismos como una amarga realidad a la cual tienen que someterse y resignarse ante las escasas y nulas oportunidades que se les ofrecen para sobrevivir.8,9

El alto índice de analfabetismo y los bajos niveles de escolaridad, sumados a la ausencia de formación en seguridad y salud en el trabajo es otro factor asociado a este problema que puede estar limitando el potencial de estos trabajadores frente a las prácticas de cuidado que requiere la actividad agrícola, que les permitan mantener un sano equilibrio de su salud, razones que a su vez podrían explicar las mayores probabilidades que tiene la población a enfermarse y accidentarse, como fruto de su interacción con el entorno laboral; tal como lo han encontrado otros estudios similares, donde concluyen que las personas analfabetas tienen mayores tendencias en adoptar prácticas inseguras, uso inadecuado de herramientas, máquinas y equipo, y una mayor exposición a los riesgos potenciando tendencias a la siniestralidad laboral y altas tasas de morbilidad.10-12

La población encuestada mayoritariamente reconocen abiertamente la importancia de la educación como medio que potencia el desarrollo familiar y posibilita las opciones de acceder a un trabajo estable, cuando afirman que: "el estudio da otra forma de vida y se puede conseguir un trabajo más fácil y mejor pago", "cuando uno es profesional en cualquier momento se abren las puertas o por lo menos una ventanita", "por eso trabajo como un mulo, para que mis hijos se eduquen, no quiero que sus vidas sean iguales que la mía"; estas apreciaciones son consecuentes con resultados de otras investigaciones, que enfatizan en la percepción que tienen de la educación las familias rurales, en cuanto ven en ésta, una de las posibilidades que tienen sus hijos y nietos para salir de los trabajos mal remunerados.13 De igual manera, diversos organismos internacionales coinciden en afirmar que en la medida en que la población aumente sus niveles de educación tendrá mayores probabilidades para minimizar los impactos que genera la pobreza.14,15

A nivel nacional, otros estudios concluyen que la población en edad de trabajar rural, se concentra en aquella que tiene primaria (incompleta y completa) y secundaria incompleta, sumando el 76%, situación que les permite afirmar que esta diferencia en el acervo de capital humano, es fuente importante del diferencial de productividad del trabajo urbano y el rural.16

Con base en estos resultados se puede comprobar una evidente insatisfacción del trabajador agrícola frente a su ocupación, reflejada en algunas de sus expresiones: "lo que gano no alcanza para mantenernos", "no es bien pagado y no ofrece condiciones para vivir bien", "sólo alcanza para vivir siempre pobres", "entre más se gana más se enferma uno", dichas manifestaciones están asociadas a la precariedad salarial, inadecuadas condiciones de trabajo y de seguridad; factores sobre los cuales existen numerosos estudios y propuestas, en donde se plantea que de mejorarse estas condiciones y oportunidades se elevarían, sin lugar a dudas, los niveles de satisfacción del trabajador, en razón de que éstos no garantizan el cumplimiento de sus derechos laborales; así lo sostiene, particularmente, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo- PNUD cuando afirma que en América Latina se hace necesario ampliar las políticas de protección social al sector rural, a fin de disminuir las brechas entre los trabajadores urbanos y rurales, y como medio para potenciar la calidad de vida de las familias que se dedican a la agricultura.17,15

Los resultados obtenidos en materia de seguridad social, indican que si bien los trabajadores agrícolas encuestados están amparados, en su mayoría, por el régimen subsidiado de salud, éstos no cuentan con las mínimas condiciones de protección laboral que los atienda en el evento de que sufran accidentes de trabajo, enfermedades asociadas a su actividad laboral, indemnizaciones y pensión por jubilación, como se puede visibilizar en algunas de sus expresiones: "no tenemos las garantías de otros trabajadores", "no tenemos derecho a pensión ni a vacaciones como otros empleados", "sólo sobrevivimos, si no trabajamos no comemos, por eso para nosotros tener vacaciones es estar sin trabajo y sin plata".

Esta vulnerabilidad se hace más evidente en los trabajadores que realizan actividades ocasionales, que son la mayoría, los cuales devengan bajos ingresos, pagos a destajos, desprotección en seguridad social; circunstancias que por sí solas explicarían las precarias condiciones de vida en las que se encuentra esta población; situación que no se aleja mucho de la realidad encontrada en otros estudios parecidos sobre el tema.

Desde la perspectiva de Sen,18 para quien el trabajo es una fuente de desarrollo de la especie humana, porque proporciona no sólo los bienes requeridos para su subsistencia, sino que se convierte en sí mismo en un ámbito para el establecimiento de redes sociales y la realización personal de hombres y mujeres, se puede afirmar que las condiciones laborales y sociales en que se desenvuelven los trabajadores agrícolas rurales de Montería, no ofrecen las oportunidades mínimas que les permita a esta población acceder a un trabajo decente, que a su vez les posibilite potenciar sus capacidades humanas y generar mejores niveles de calidad de vida. Por esta razón el autor en referencia, sostiene que la única dotación significativa que tienen los pobres es su fuerza de trabajo, la cual intercambian por bienes y servicios para su subsistencia, por lo tanto, al verse disminuido el único bien que los acompaña se establecerán relaciones desiguales de intercambio, porque minimizarán su capacidad de desempeño.

De allí su recomendación sobre la obligatoriedad que deben tener los empleadores en restituir el desgaste de esa dotación, brindando por lo menos unas buenas condiciones laborales que les garantice por lo menos mejorar sus condiciones de vida.

Con base en lo anterior, cobran vigencia las recomendaciones del PNUD para Colombia en materia de desarrollo rural, al proponer políticas apropiadas que les permita a la población rural acceder de manera democrática a los procesos de toma de decisiones públicas, ampliar las opciones para definir y enriquecer sus proyectos de vida, estimular procesos de empoderamiento y afianzar sus libertades políticas y económicas, porque, bajo los argumentos de Leibovich16 el problema de la población rural no es el desempleo, porque se ha demostrado que éste es muy bajo con relación a la tasa de desempleo urbana reportada para el año 2005 (6.6% vs 13.1%), la problemática radica en la calidad del empleo rural, entendida en términos de formalidad y de ocupación plena, además de los bajos ingresos percibidos que a finales del 2005 era de $165.200 mensuales, es decir, una tercera parte del promedio per cápita de las cabeceras que era de $488.500.17


Conclusiones

Factores sociales como el analfabetismo, precarias condiciones de trabajo y las actividades laborales de alto riesgo que realizan los trabajadores agrícolas rurales explican la altísima probabilidad de enfermarse, accidentarse y la adopción de conductas inadecuadas y estilos de vida poco saludables que limitan sus posibilidades de mantenerse sanos, su acceso y participación a redes de relaciones más amplias que faciliten su desarrollo, coadyuvando más bien, a la exclusión social de la población rural en otros ámbitos de la economía y la sociedad en general.

Los resultados obtenidos evidencian el alto grado de desprotección laboral de esta parte de la población rural del departamento de Córdoba, reflejada principalmente en las precarias condiciones de salud, riesgos laborales y pensión, que sumados a la insatisfacción y las pocas o nulas oportunidades que el medio les ofrece tienden a configurar el circulo viciosos de pobreza y desigualdad en que se encuentran.

Dicha situación se puede interpretar, en el marco de esta problemática a nivel nacional, como un indicador válido que reafirma la fuerte tendencia de desigualdad social y territorial que presenta el país en los últimos diez años, según lo registra el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2011 del PNUD, antes citado, donde se dice que, si bien los índices de pobreza del país disminuyeron en el período 2002 a 2009, al pasar de 53,7 a 45,5%, debe tenerse presente que el número absoluto de pobres continúa siendo muy alto (casi 20 millones de personas), y que la reducción de la pobreza para el conjunto de América Latina ha sido más significativa que en Colombia. Así mismo, también se llama la atención sobre las notorias diferencias encontradas entre el Índice de Desarrollo Humano IDH entre Bogotá y los departamentos, destacándose los departamentos de Arauca (8 puntos), Casanare (7), Antioquia (6), Valle del Cauca (6) y Córdoba (6) con las diferencias más significativas.

En suma, para intervenir esta problemática, el gobierno nacional, los empleadores y la academia deben crear espacios para la discusión y análisis frente al diseño y coordinación de políticas públicas que deriven en la generación de empleos en poblaciones vulnerables del sector informal de la economía, garantizándoles no sólo el derecho a la educación y al trabajo, sino que sus condiciones laborales contribuyan para que los trabajadores tenga acceso a las demás oportunidades sociales que les permita vivir en condiciones de equidad, dignidad y justicia social.


Referencias

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