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Universidad y Salud

Print version ISSN 0124-7107On-line version ISSN 2389-7066

Univ. Salud vol.18 no.2 Pasto May/Aug. 2016

 

Huella de carbono en Santa Marta, Colombia: Análisis desde el enfoque de los determinantes sociales de la salud - 2014

Carbon footprint in Santa Marta, Colombia: An Analysis from social determinants of health approach - 2014


Lídice Alvarez-Miño1, Robinson Taboada-Montoya2, Andrés Camilo Trujillo-Montes3, Alexander Salazar-Ceballos4

1 MSc Salud Pública. Profesora Asociada Programa de Enfermería. Universidad del Magdalena. Santa Marta, Colombia. e-mail: lidice@lycos.com o lalvarezm@unimagdalena.edu.co
2 Estudiante de Medicina. Universidad del Magdalena. Santa Marta, Colombia. e-mail: rtaboadamontoya@gmail.com
3 Estudiante de Medicina. Universidad del Magdalena. Santa Marta, Colombia. e-mail: a.ctruji93@gmail.com
4 Profesor Asociado Programa de Medicina. Universidad del Magdalena. Santa Marta, Colombia. e-mail: alexsal2010@gmail.com

Fecha de recepción: Septiembre 23 - 2015 / Fecha de aceptación: Junio 28 - 2016


Álvarez-Miño L, Taboada-Montoya R, Trujillo-Montes AC, Salazar-Ceballos A. Huella de carbono en Santa Marta, Colombia: Análisis desde el enfoque de los determinantes sociales de la salud - 2014. Rev Univ. salud. 2016;18(2):325-337.

Resumen

Objetivo. Se estableció como objetivo estimar la huella de carbono para la ciudad de Santa Marta- Colombia, a partir de las prácticas de consumo de alimentos, medios de transporte, servicios públicos y compra de bienes y servicios per cápita y relacionar dicha huella con aspectos determinantes de la salud como el nivel socio-económico y socio-demográfico de la población. Materiales y métodos. Se realizó un estudio de corte transversal de encuesta en Santa Marta-Colombia para 2014, con una muestra de 811 personas seleccionadas aleatoriamente. Los datos se analizaron en EpiInfo 7 a través de análisis bivariado con ANOVA y Ji2 para identificar dependencias y multivariado por OR para identificar asociaciones. Resultados. Se encontró que la huella de carbono estimada promedio fue de 29,95 tCO2e por prácticas de consumo. Se estableció que tener 35 años o menos, niveles educativo profesional universitario o superior, estrato socioeconómico medio alto y alto, e ingresos altos son aspectos que aumentan la probabilidad de tener una huella de carbono mayor o igual a 39,3tCO2e. Conclusión. El tamaño de la huella de carbono se relaciona inversamente con la edad, y directamente con los ingresos económicos, estrato y nivel educativo.

Palabras clave: Huella de carbono; cambio climático; determinantes sociales de la salud; comportamiento del consumidor. (Fuente: DeCS, Bireme).



Abstract

Objective: The goal was to estimate the carbon footprint for Santa Marta by consumption per capita of food, transportation, goods and services, and housing, and to relate carbon footprint with the health determinants such as socio-economic status and socio-demographic characteristics of the population. Materials and Method: A cross-sectional study with survey design was conducted in Santa Marta-Colombia for 2014, with a sample of 811 randomly selected people. Data were analyzed in software EpiInfo 7. For bivariate analysis we used ANOVA and Chi2 to identify dependencies, and for multivariate analysis OR was used to identify associations. Result: The carbon footprint average by consumption patterns was 29.95 tCO2e. We found that people 35 years old or younger, professional or higher educational level, with medium-high and high socioeconomic status, and higher incomes have more probability to produce bigger carbon footprint (39.4 tCO2e or more). Conclusion: The size of the carbon footprint is inversely related to age but directly related with incomes, level of education and socioeconomic status.

Keywords: Carbonfootprint; climate change; social determinants ofhealth; consume behavior. (Source: DeCS, Bireme).



Introducción

Santa Marta es una ciudad del Caribe colombiano, ubicada entre el mar y la Sierra Nevada que históricamente ha tenido una temperatura promedio de 28.7°C1, la cual en los últimos años, se ha visto afectada por cambios extremos en el clima evidenciados en alertas por olas de calor y disminución drástica de las lluvias2. Estas alteraciones se consideran producto del fenómeno global denominado: el cambio climático, que se define como la variabilidad del clima provocada por emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera, derivadas de la actividad humana3-4.

Para medir el cambio climático se han desarrollado varios indicadores, uno de los más relevantes es la huella de carbono (HC), que congrega la atención de las comunidades científicas por el aporte que brinda en la comprensión de la afectación al ambiente desde diversas fuentes, incluidas las actividades de consumo5. La HC representa la cantidad de CO2 emitidos a la atmósfera derivados de las actividades de producción y/o consumo de bienes y servicios6-8. Su unidad de media es toneladas métricas de dióxido de carbono equivalente (tCO2e)9. La huella de carbono que se calcula per cápita integra las emisiones directas, por transporte, e indirectas, por consumo de energía en el hogar, compra de bienes y servicios y alimentación10-11.

Al revisar la literatura existente, se encuentra que la mayoría de los estudios sobre la HC, en Colombia y el mundo, se enfocan calcular las emisiones derivadas de procesos productivos específicos, consumo energético, principalmente por uso de combustibles fósiles, y en algunos casos, identificar el impacto ambiental a nivel mundial o local de dichas emisiones12-15. Otros estudios menos frecuentes, priorizan su análisis en establecer cómo la quema de combustibles fósiles tangencialmente afecta la salud de las poblaciones, identificando algunas enfermedades que se pueden ocasionar por el agua o el aire contaminados16-17.

En Estados Unidos se realizó un estudio en 200818, que estableció la HC para cada ciudad a través de la medición per cápita de las emisiones directas e indirectas, mencionadas anteriormente. De dicho estudio se resalta que no se ha podido establecer una escala para definir cuándo se considera alta o baja la HC, ya que depende de múltiples factores como el tamaño de la población, las actividades principales que en ella se realicen y las prácticas culturales de sus poblaciones, que son altamente heterogéneas. Diferente a lo que se encuentra globalmente, cuando para los países, la HC se calcula de los procesos productivos industriales a partir de la quema de combustibles fósiles y luego se compara.

Específicamente, con respecto a la HC analizada desde la salud, se encontró una revisión sistemática de 201019, que examinó las consecuencias que sobre la salud pública se han generado a partir de la implementación de políticas de mitigación del cambio climático, estableciendo cuatro aspectos: energía domiciliaria, transporte, alimentación y agricultura y la producción energética. Esta revisión, identificó que varios estudios concluyen que la mayoría de estrategias implementadas se han traducido indirectamente en beneficios potenciales para la salud pública.

De este último antecedente se infiere que existen relaciones la HC con la salud pública, pero se sigue viendo el problema del cambio climático como un fenómeno externo o ajeno al sujeto. Es decir, la responsabilidad individual como consumidores aún no se ha analizado. Se requiere avanzar en la comprensión más personalizada, sobre cómo las acciones individuales cotidianas de consumo afectan la salud propia y la de los demás, con lo cual se justifica la presente investigación.

En ese orden de ideas, se decidió enmarcar la presente investigación en el enfoque de la determinación social de la salud (DSS), entendido como una categoría explicativa de los procesos sociales en torno a la salud-enfermedad-atención-muerte, con el fin de superar las limitaciones de la relación causa-efecto20. En este enfoque, el ambiente se encuentra en un nivel general (estructural) de determinación que interactúa con los grupos humanos y los sujetos, estableciendo vínculos entre el nivel singular (individuales) con el particular (colectivo) 21.

Se adoptó este enfoque porque ayuda a identificar aquellas prácticas de consumo individuales que impactan en el nivel particular y general. En otras palabras, dentro de este marco, la HC se constituye en un indicador más de las inequidades en salud22, entendidas como las desigualdades evitables entre grupos de población de un mismo territorio, o entre diferentes territorios, que son el resultado de las diferentes condiciones sociales y económicas, y que determinan el proceso salud-enfermedad23.

En al ámbito mundial, se ha encontrado que diferentes emisiones de CO2 muestran la inequidad global del cambio climático, que consiste en que los países con ingresos medios y bajos emiten menos CO2, pero resienten más el impacto del cambio climático y como consecuencia de éste, la salud de sus poblaciones se ve más afectada24-27.

El concepto de práctica de consumo está inmerso en la relación sociedad-consumo que contempla una diversidad de aspectos como la satisfacción de necesidades reales o creadas por la industria y difundida por los medios28. Aunque las prácticas de consumo son individuales, afectan al ambiente que, en territorios concretos, define el proceso salud enfermedad de los colectivos29. Estas prácticas se pueden identificar a través de: patrones de gasto en los hogares (servicios públicos); y estilos de vida (alimentación, movilidad- transporte y actividades de esparcimiento)30. Por lo tanto, es factible estimar la HC desde lo que cada persona consume en su cotidianidad y relacionarla con el impacto ambiental que genera, configurándose así como determinante general del proceso salud-enfermedad en territorios específicos.

El proceso salud-enfermedad se entiende como un producto derivado de las interacciones sociales, políticas, económicas, culturales y ambientales, sobre los individuos y colectivos, dentro de un territorio concreto y en un momento histórico específico31-32. De este concepto se resaltan dos aspectos importantes para la presente investigación: (1) La forma de andar por la vida de cada sujeto repercute en su salud, pero además, que esa forma de vivir no es una decisión libre sino que está determinada por todos los demás aspectos mencionados. En este caso, esa forma de vida se analiza desde aquellas prácticas de consumo que permiten calcular la HC. (2) La forma de vida de cada sujeto determina la salud de los colectivos y viceversa.

Algunos estudios han identificado que existen relaciones entre aspectos sociodemográficos y económicos y prácticas de consumo (estilos de vida, consumo del hogar, etc.) con el tamaño de la HC33,34. Un estudio encontró que la práctica específica de consumo de carne diaria se relaciona con mayor aporte de CO2 al ambiente, pero además identificó que a mayor índice de masa corporal, mayor aporte de CO235. La exhaustiva revisión de literatura no arrojó estudios que identificaran la huella de carbono derivada de las prácticas de consumo como determinantes del proceso salud-enfermedad.

Por lo anterior, se planteó como objetivo estimar la huella de carbono (HC) para Santa Marta a partir de las prácticas de consumo de alimentos, medios de transporte, servicios públicos y compra de bienes y servicios per cápita y relacionar dicha HC con aspectos determinantes de la salud como el nivel socioeconómico y socio-demográficas de la población. Se considera que los resultados pueden servir para identificar nuevos elementos de inequidad que afectan el ambiente y determinan la salud de todos.


Materiales y métodos

Tipo de estudio: Como tipo de estudio se utilizó un diseño de corte transversal con encuesta.

Población, tamaño de muestra y selección de los sujetos.El estudio se realizó para Santa Marta- Colombia considerando a todos los habitantes proyectados por el DANE para 201436, con un total de 476.385 personas del área urbana, exclusivamente. En términos del sexo, la distribución es similar entre hombres y mujeres con un 49% y 51%, respectivamente. Con relación a la edad, se encuentra que la ciudad está compuesta principalmente por gente joven con un 66% de personas menores de 35 años. Para el cálculo de la muestra se utilizó la fórmula para poblaciones finitas.

Al total se adicionó un efecto de diseño de dos y se estableció un 5% de falta de respuesta, como se ha sugerido para estudios de encuesta dónde es factible que las personas no respondan a todas las preguntas. Se obtuvo un tamaño de muestra de 806 personas, que de acuerdo con la cantidad de barrios seleccionados se decidió aumentara 817. Con los datos recolectados se eliminaron seis registros que presentaban inconsistencias para un total de 811 sujetos en total que garantizaban los parámetros muestrales antes señalados.

Para el proceso de selección se tuvo en cuenta que la ciudad está organizada político-administrativamente en nueve comunas, constituidas cada una de ellas por diferente número de barrios. En Santa Marta los barrios y las comunas corresponden a límites arbitrarios, que permiten a las autoridades organizar sus acciones, pero que, en la realidad, son espacios heterogéneos dónde se puede encontrar una calle pavimentada y con alcantarillado en una cuadra y a la siguiente una calle destapada sin alcantarillas; o una casa construida adecuadamente con servicios públicos y al lado un rancho de latas y cartón.

Esta heterogeneidad se consideró una excelente ventaja para hacer la selección utilizando como parámetros los barrios, porque así la representatividad de los sujetos quedaba garantizada al reconocer que en un mismo barrio se encuentran aleatoriamente representadas diferentes condiciones de vida.

Se contó con una base de datos de los barrios por cada comuna, a partir de la cual se decidió hacer una selección inicial utilizando la técnica de muestreo aleatorio estratificado, que permitió definir proporcionalmente un número de barrios según el tamaño de cada una de las nueve comunas. De este primer proceso, en total se seleccionaron 69 barrios. El número de viviendas para cada barrio se calculó dividiendo la muestra entre el número de barrios, obteniendo entre 11 y 12 viviendas por barrio.

Posteriormente, mediante muestreo por conglomerados se seleccionaron las viviendas en donde se aplicó la encuesta a una persona por vivienda. Para este proceso se estableció una estrategia previa en cada barrio, donde utilizando los mapas de internet, se ubicaba el equipo de encuestadores en una esquina del barrio, quienes iniciaban caminado por la derecha de la cuadra, seleccionaban la tercera casa, si en ella no respondían pasaban al frente. Luego volvían al lado derecho de la cuadra contando nuevamente tres casas. Al llegar a la esquina volteaban a mano izquierda, tomando nuevamente el lado derecho de la cuadra y repitiendo el proceso. Al terminar esa cuadra volteaban a la derecha, con el fin de recorrer el barrio en zigzag.

Como criterios de inclusión se consideró que las personas fueran mayores de edad, que habitaran efectivamente en las viviendas seleccionadas y que tuviera a mano los recibos de pago de los servicios públicos y otros documentos de verificación. Se excluyeron viviendas que no contaran con ningún servicio domiciliario.

Instrumentos de recolección de información. Para identificar y calcular la huella de carbono (variable dependiente) se utilizó una encuesta extraída directamente de la calculadora de huella de carbono de la Universidad de California-Berkeley que permite calcular las toneladas de CO2 equivalente (tCO2e) aportadas por las prácticas de consumo9,37-39. La huella de carbono se calculó para el 2014, incluyendo la totalidad de los cuatro componentes de la calculadora, como son:

a) Transporte, contempla medio de transporte utilizado (vehículo particular y/o público), el combustible utilizado y las distancias recorridas; además, indaga sobre los viajes anuales en avión.

b) Vivienda, incluye el costo anual de los servicios de electricidad, gas natural, agua y el tamaño de la vivienda. Identificado a través del pago reportado en los recibos.

c) Alimentos, incluye la cantidad diaria del consumo por tipos y grupos de alimentos como carnes (res, cerdo, pollo y/o pescado), lácteos, frutas y vegetales, cereales y panes, snacks y bebidas).

d) Compras, contempla el número de veces que se compran bienes (como ropa, tecnología, etc.) y el número de veces que se paga por servicios (salud, educación, sociales, etc.).

Se seleccionó este instrumento porque no se encontró para Colombia (ni Latinoamérica) uno que indagará sobre las prácticas de consumo. Las calculadoras colombianas que más se aproximan miden la huella ecológica40,41, otro indicador que establece el número de plantas y hectáreas de tierra que se necesitarían para satisfacer las necesidades según el consumo de cada persona, lo cual es un objetivo diferente.

Además, se incluyeron variables que permitieran caracterizar a la población (Variables independientes) con respecto a: (a) situación socio-demográfica: que incluyó edad, sexo, estado civil, nivel educativo, hijos, número de hijos, número de personas en la vivienda, creencias religiosas, ideología política y comuna, (b) situación socio-económica: que incluyó, trabajo, ingresos y estrato.

Cada encuestador fue entrenado para recolectar adecuadamente, y en su totalidad, la información solicitada. Las unidades correspondientes a distancias, tamaños y precios, que originalmente se encuentran en millas, pies cuadrados y dólares, se indagaron en kilómetros, metros cuadrados y pesos. Para la información sobre consumo promedio de servicios públicos, se solicitaron los recibos de pago, con el fin de tomar el dato del promedio de consumo real.

Análisis de la información.A partir de la información suministrada en la encuesta se hizo el cálculo de la HC para cada uno de los sujetos, vía online, utilizando la calculadora anteriormente mencionada en http://coolclimate.berkeley.edu/carboncalculator34. La calculadora fue diseñada específicamente para Estados Unidos (EUA), por lo tanto el resultado es un estimado y no el dato exacto de la HC para el contexto de Santa Marta.

Los análisis descriptivos se utilizaron inicialmente para identificar la distribución de las variables en la población estudiada.

Inicialmente, se hizo el cálculo total de la HC en tCO2e del cual se obtuvo la media y su desviación estándar, medidas que permitieron establecer el tamaño promedio (rango normal) estimado de la HC para Santa Marta. Este procedimiento permitió clasificar la huella en: aporte normal, bajo y alto para este contexto específico.

Igual procedimiento se adelantó para cada componente de la HC, es decir, para transporte, alimentos, compras y servicios del hogar, se establecieron medias y sus respectivas desviaciones estándar.

Para hacer los cálculos adecuadamente se hicieron las respectivas conversiones de pesos a dólares, kilómetros a millas y metros cuadrados a pies cuadrados para los datos que lo requirieron. Para el cambio de moneda se consideró el valor promedio del dólar para el 2014, según lo reportado por el Banco de la República42. Para el cambio de kilómetros a millas y de metros cuadrados a pies cuadrados se hizo el cálculo utilizando los valores universales.

Con relación a las variables sociodemográficas y socioeconómicas se identificó la distribución en la población a través de porcentajes. Al revisar la distribución de los participantes por edad se decidió agruparla de dos formas que facilitaran los siguientes análisis: (a) haciendo grupos por décadas (o decenios) y (b) dicotomizándola, a partir de encuestas de marketing sobre prácticas de consumo, que refieren frecuentemente que las personas menores de 35 años muestran prácticas diferentes a los mayores.

Los análisis bivariados se hicieron con el fin de identificar posibles relaciones estadísticas entre la HC per cápita con las variables socio-demográficas y económicas (variables independientes), como paso previo para identificar factores asociados. Inicialmente, se utilizó ANOVA para identificar posibles relaciones de las variables independientes con la magnitud de la HC, medida como dato cuantitativo continuo. Posteriormente, la HC se categorizó en alta, media y baja (utilizando la media y la desviación, como se mencionó en el análisis descriptivo) y se utilizó el Ji2, con el fin de verificar las posibles relaciones estadísticas entre la variables independientes con la HC categorizada.

Después de establecer aquellas variables que presentaron relación estadística con la HC, a partir de las pruebas aplicadas (ANOVA y Ji2), se decidió utilizar el Odds Ratio (OR) como medida para identificar posibles asociaciones. Además, se consideró como prueba de significancia y validez del dato la p (<0,05) y el intervalo de confianza (IC95%), respectivamente.

Debido a que para calcular el OR las variables se deben presentar en forma dicotómica, se organizó la HC (variable dependiente) en dos grupos: una categoría con la condición deseada, es decir, los que aportan una cantidad baja y normal de tCO2e; y la otra con quienes aportan cantidades altas de tCO2e. Para las variables independientes se hicieron los cálculos considerando a priori un valor que se consideraba no asociado a la HC.

De acuerdo con los resultados obtenidos del análisis bivariado se procedió a hacer el análisis multivariado con el fin de establecer finalmente los factores asociados (varaibles socio-demográficas y económicas) a la HC. Se decidió hacer análisis multivariado binario con OR ajustado, considerando su intervalo de confianza al 95% y su significancia estadística. Para este cálculo se categorizaron las variables independientes: la edad como ya se mencionó se utilizó un criterio de prácticas de consumo para menores de 35 años, y para las demás variables se consideraron los resultados obtenidos del análisis bivariado.

De esta forma, se encontraron algunas características correspondientes al nivel singular y particular que aumentan la probabilidad de generar una huella de carbono alta.

Limitaciones. Los datos de consumo energético para la población estudiada son un estimado debido a que la calculadora está basada en valores del consumo de EUA.

Además, las limitaciones propias de todo estudio de encuesta dónde la información suministrada por los encuestados puede no ser exacta, además de la limitación que se genera al medir condiciones personales y de vida así como prácticas puntuales a través de procedimientos estadísticos específicos aunque resulten estadísticamente significativos y finalmente, la pérdida de información que se genera al dicotomizar variables para poder establecer asociaciones.

Aspectos éticos. Para la realización del estudio se obtuvo laaprobación por el Comité Investigaciones de la Universidad del Magdalena (código VIN2014108). A cada persona de la muestra se le informó sobre el objetivo del estudio y se solicitó consentimiento informado, garantizando la confidencialidad de la información. También se informó al PhD Christopher M. Jones, como autor de la calculadora de uso abierto, sobre la realización de este estudio. Se considera que esta investigación no tiene conflicto de interés.


Resultados

Para Santa Marta en 2014 se encontró una huella de carbono (HC) promedio de 29,95 tCO2e. Dicha HC estuvo constituida principalmente por la compra de bienes y servicios (39,5%), seguido por el consumo de alimentos (27,5%) y servicios del hogar (27,4 %); y en último lugar se encontró el transporte (5,5%). (Tabla 1)


La población participante se caracterizó por tener una edad media de 39,5 años (Rango: 18-87; DS 15,7) y en su mayoría (58,3%) fueron mujeres. En términos de consumo se encontró que los más jóvenes, menores de 35 años, consumen más veces por día carnes procesadas, gaseosas y snacks; además, compran más veces al mes ropa y electrodomésticos o tecnología que las personas de mayor edad. En cuanto al transporte la mayoría de la población se desplaza en transporte público y solamente un 4,7% utiliza bicicleta o se desplaza a pie diariamente. (Tabla 2)

A través de la prueba de ANOVA, para buscar relaciones estadísticas entre las variables independientes con la huella de carbono, se encontraron relaciones significativas (p<0,05) para comuna, estrato, edad, estado civil, nivel educativo, ingresos anuales y número de hijos. Con otras variables como ideología política, creencia religiosa y número de personas en la vivienda no se encontró relación estadísticamente significativa. (Tabla 3)


Utilizando la media de 29,96 tCO2e y la desviación de 9,35, como se presentó en la tabla 1, se estableció el rango de normalidad de la HC para Santa Marta entre 20,6 - 39,3 tCO2e, con lo cual se considera que una HC sea baja cuando aporta 20,5 tCO2e o menos; y una HC es alta cuando su aporte esté por encima de 39,3 tCO2e. A partir de estas categorías se estableció relación, por Ji2, entre las variables independientes categóricas y la HC. Se encontró relación significativa entre la HC con sexo, edad agrupada y nivel educativo. (Tabla 4)


Todas las variables independientes que presentaron relación estadísticamente significativa con la HC fueron consideradas para identificar posible asociación, para lo cual se utilizó Odds Ratio (OR). Solamente resultaron significativos la edad agrupada, el nivel educativo, el estrato socioeconómico y los ingresos. Se encontró que entre más joven sea la persona aumenta la posibilidad de emitir cantidades altas, en este caso superiores a 39,3 tCO2e. Además, tener niveles educativos inferiores o básicos (primaria, bachillerato y técnico) reduce las posibilidades de tener una HC alta, mientras que tener postgrado aumenta 2,69 veces la posibilidad de aportar 39,4 tCO2e o más. Por otra parte, a medida que aumentan los ingresos y la estratificación socioeconómica, también aumenta la probabilidad de emitir más CO2 por prácticas de consumo. (Tabla 5)


A partir de los resultados del análisis bivariado, se encontró que son factores asociados positivamente con una HC alta: el grupo personas más jóvenes, el grupo de personas con estudios universitarios y/o con posgrado, los estratos socieconómicos medios y altos, y los ingresos anuales superiores o iguales a 10000 dólares. Finalmente, el análisis multivariado binomial confirmó que todas estas características aumentan las posibilidades de aportar niveles superiores e iguales a 39,4 tCO2. (Tabla 6)


Discusión

La huella de carbono promedio estimada por prácticas de consumo per cápita para Santa Marta en 2014 fue de 29,95 tCO2e (IC95% 29,3 – 30,6). Al comparar este aporte con el identificado en otras ciudades como por ejemplo Miami Beach con 26,8 tCO2e, Kansas City 71,4 tCO2e y Sacramento 40,7 tCO2e en 201343, que fueron medidas con la misma calculadora, y que se pueden comparar en la medida en que tienen condiciones geográficas o tamaño poblacional similares, se puede considerar bajo. El aporte por transporte 1,65 tCO2e (IC95% 1,6-1,7) coincide con el encontrado para Colombia, solamente por quema de combustibles fósiles (por transporte) per cápita44.

Al analizar la relación entre el tamaño de la huella de carbono y sus factores asociados desde los determinantes del nivel singular contemplados (edad y sexo), solamente se identificó asociación leve con la edad (OR=1,6), estableciendo que las personas más jóvenes tienden a aportar más CO2. Este resultado se puede explicar por el mayor consumo de bebidas azucaradas, carne de res y snacks, característica similar a la encontrada entre éste con un estudio realizado en Estados Unidos con adultos jóvenes45.

Además, algunas investigaciones han identificado relaciones potenciales entre este tipo de comidas con mayores emisiones indirectas de CO2 equivalente46. La relación entre tamaño de huella y factores asociados, también se puede explicar por la mayor frecuencia de compra de bienes como ropa de moda y tecnología por parte de adultos jóvenes, ambas características coinciden con estudios realizados sobre poblaciones jóvenes en China y Estados Unidos47,48.

Dentro de los determinantes intermedios o particulares analizados se encontró que el nivel educativo, el estrato económico y los ingresos presentaron asociación leve con la mayor probabilidad de generar una HC elevada (OR=1,84; OR=1,74 y OR=1,86, respectivamente). Al respecto, un estudio realizado en Inglaterra49, coincide con que a mayor nivel educativo alcanzado mayor HC. Este aspecto genera una contradicción, puesto que desde los determinantes sociales, se ha visto la educación como uno de los aspectos más relevantes en el mejoramiento de niveles de salud50, pero al considerar que una persona con mayor titulación puede aportar más CO2 por consumo, surgen interrogantes sobre la capacidad de la educación para formar personas con miradas colectivas y ambientales. Algunas explicaciones a esta contradicción se encuentran en estudios que han evidenciado cómo el sistema educativo se enfoca en el mercado, en la competencia individualista, en la acumulación de capitales51, perpetuando así las asimetrías del poder52,53.

Los estilos de vida, como otro de los determinantes particulares de la salud se identificaron a través de aspectos como: el consumo de transporte, compra de bienes y servicios, alimentos y consumo de servicios del hogar (electricidad, gas, agua) y tamaño de la vivienda, encontrando una alta variabilidad en las emisiones de CO2 por estos cuatro conceptos.

Es decir que existen marcadas diferencias por consumo entre la población. Como ejemplo, con relación a los servicios del hogar se calculó con una HC mínima de 1,7 y una máxima de 23,2 tCO2e, al respecto, autores han sugerido que las diferencias entre las emisiones de CO2 por servicios del hogar es un indicador de inequidad33,34,54. Aspecto relevante para una ciudad donde el uso de aires acondicionados, ventiladores y el acceso al agua, son vitales para el bienestar de la población por las altas temperaturas.

Con relación al nivel general de la determinación social de la salud, en este estudio se consideró el ambiente, que finalmente es el que constituye el espacio colectivo dónde la HC repercute y afecta a todos. Al respecto, investigaciones han identificado que estrategias implementadas para mitigar el cambio climático, específicamente sobre transporte, se han traducido en beneficios para la salud pública19. Sin embargo, en la población participante, solamente el 4,7% refirió utilizar bicicleta o desplazarse a pie diariamente, produciendo cero emisiones de CO2 por este concepto.

En conclusión, el tamaño de la huella de carbono que generan las personas por el consumo depende de la edad, el nivel educativo, los ingresos y el estrato económico. Estos determinantes evidencian diferencias substanciales entre las personas en un territorio concreto, que potencialmente definen el proceso salud-enfermedad. En Santa Marta, la huella de carbono por consumo está conformada principalmente por la compra de bienes y servicios. Según lo encontrado, la educación superior (profesional y postgrados) no garantiza que los profesionales adopten prácticas de consumo ambientalmente amigables que mejoren la calidad de vida de todos.

Se sugiere a las entidades ambientales de Colombia diseñar una calculadora con algoritmos para el país y de acceso abierto para que cada persona pueda identificar y controlar su huella de carbono. Además, establecer estrategias para el consumo responsable con los derechos de la naturaleza.

A la sociedad de Santa Marta, que recupere, valore y practique los saberes ancestrales de sus indígenas inmersos en una mirada colectiva, que no agotaba los recursos naturales. Simultáneamente, que se adopten políticas públicas para un espacio urbano saludable donde se priorice el uso de bicicletas, senderos y transportes públicos colectivos en condiciones adecuadas. Igualmente, se proponen esquemas de compensación al cambio de prácticas de consumo, a través de reducciones de impuestos o acceso a servicios públicos gratuitos a personas que emitan menos CO2. Tal vez así se pueda avanzar en la producción social de la salud.

Agradecimientos: A la Universidad del Magdalena por apoyar el proyecto, a los estudiantes de medicina y enfermería que participaron en la recolección de datos y a los habitantes de Santa Marta que fueron pacientes y aportaron la información necesaria, y a Christopher M. Jones y su equipo en la Universidad de California Berkeley por generar una herramienta de libre acceso y uso y por demostrar su interés por este estudio.

Conflicto de intereses: Ninguno declarado por autores.


Referencias

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