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Justicia

Print version ISSN 0124-7441

Justicia  no.25 Barranquilla Jan./June 2014

 

El integracionismo o el sur buscando al sur*

Integrationism or south looking south

Luis Eduardo Navarro Barbosa**

* Este artículo se deriva de los resultados parciales de la investigación que responde al proyecto de investigación sobre el Integracionismo en países del sur.
** Estudiante Doctorado en Ciencia Política Universidad del Zulia. Docente Universidad Autónoma de Bucaramanga, Bucaramanga, Colombia. zeuss2008@gmail.com

Recibido: 9 de septiembre de 2013 /Aceptado: 29 de octubre de 2013


Resumen

En este artículo se exponen varias interpretaciones sobre el integracionismo y se ha llegado a afirmar que este puede ser principalmente definido como un fenómeno económico, que ha permeado fronteras, en cuanto ha permitido la interacción entre diversos países subdesarrollados o desarrollados, con el fin de propiciar espacios de intercambio económico y entablar conexiones permanentes en las cuales haya integración, pero al mismo tiempo se establezcan ciertos límites y parámetros reguladores de estas negociaciones, en las que la competitividad sea equilibrada y no se genere la superposición de un país sobre otro, la exclusión, segregación o la afectación de sus condiciones financieras.

Palabras clave: Autonomía, Bolivarismo, Desarrollo, Integracionismo, Símbolos, Subdesarrollo.


Abstract

In this article, the objective is exposed different interpretations over the integracionismo and it's has said economy phenomenon than going more beyond the limits. Also, it's has allowed the relationship between several development and undevelopment countries, with the purpose to obtain economy exchange space and establish integration, but establishing limits and rules for these negotiations, the competitive can to be equity without exclusion, discrimination, segregation or economy damage.

Key words: Autonomy, Bolivars, Development, Integrationist, Symbols, Underdevelopment.


Introducción

El integracionismo está hoy a la orden del día. La necesidad de los países de juntarse con otros es vital para sobrevivir ante la voracidad de la globalización económica, y la emergencia de la globalización política. Sin embargo, la asimetría presente en la globalización, hace que la integración económica que realmente es política, se vuelva un proceso riesgoso, lleno de supuestos, de medias verdades y de falacias totales. Una reflexión sobre los caminos seguidos por la integración latinoamericana permite comprender mejor este fenómeno.

Utilizando el mé todo sociohistórico se muestra en líneas generales el camino seguido por el integracionismo en América Latina desde el proceso independentista hasta nuestros días. Se parte de la hipótesis de que a lo largo de la historia la región, se ha debatido entre la visión antinorteamericana del integracionismo y la autonómica, primando en la época actual esta última. La región tiene hoy más organizaciones multilaterales que nunca antes a lo largo de su historia. En los años transcurridos del siglo XXI, la visión de los gobiernos de izquierda ha dominado el integracionismo, como reacción a un contexto global enmarcado en el neoliberalismo económico, que tiende a favorecer a un pequeño círculo de países y de capitales privados, arropados con un discurso universalizante de democracia y de derechos humanos.

Qué es el Integracionismo

Desde un fundamento social, se puede definir como un proceso de cambio social en el cual participan en una forma consensual y voluntaria, un conjunto de unidades de determinado nivel (grupos sociales, comunidades menores) o de agregados sociales mayores (países, por ejemplo), los cuales por separado tienden a fusionarse o asimilarse en una unidad mayor.

En cuanto a su fundamento económico, es un proceso de eliminación de las barreras existentes entre países para establecer un espacio económico común, de tal manera que faciliten el flujo de bienes y servicios, así como la armonización de políticas económicas con base en sus respectivos sistemas económicos. Desde lo político e institucional se puede definir como el proceso a través del cual dos o más países transfieren a instituciones comunes supranacionales, competencias que les eran propios, para regular distintas áreas de relaciones entre los Estados miembros, y establecer normas obligatorias para estos y sus respectivas poblaciones.

Desde un fundamento gerencial, se entiende como un proceso de toma de decisiones supra-nacionales con un impacto directo sobre el aparato burocrático interno de cada Estado miembro. Karl Deutsch, define la integración como la relación entre unidades interdependientes que buscan la creación de un nuevo sistema. Y la integración política como la conformación de uniones de unidades políticas, que modifican sus acciones para complementarlas con la de los demás.

De los países europeos concluyóque los Estados fuertes o unidades políticas grandes, desempeñan un papel muy importante dado que el desarrollo de sus capacidades políticas y económicas es decisivo para la integración de comunidades políticas más grandes. No obstante, los países pequeños pueden alterar el equilibrio de poder o crear conflicto entre los Estados más poderosos, por lo que también juegan un papel muy importante en la integración.

Este autor define dos tipos de símbolos necesarios para la integración, los políticos y los reguladores. Los símbolos políticos nos ayudan a entender el significado de la misma, la percepción de esta en comunidades diferentes y a su vez, se puede asociar con patrones nuevos de comportamiento, que funcionen como instrumentos de control político, ejemplo de ello, la cruz blanca de la bandera de Suiza, la Luna creciente en el símbolo islámico. Deutsch, le dio mucha importancia a los símbolos y los clasificóen: símbolos abstractos (palabras, ideas, obras literarias, canciones, lemas); símbolos pictóricos (colores, banderas, estatuas, edificios reliquias); símbolos personales (héroes, líderes o personajes del común); lugares simbólicos (sitios históricos, centros de peregrinación, tumbas); organizaciones e instituciones simbólicas (congreso o partidos políticos) y símbolos religiosos.

Los símbolos tienden a representar el sentido profundo de la integración.

Fases del proceso de integración

Los países o regiones que se integran empiezan generalmente con zonas preferenciales de comercio, denominadas de libre comercio, sin corresponder necesariamente a la figura de la integración; y en las cuales e incluso se eliminan aranceles y otras restricciones comerciales. Pero, pueden existir barreras arancelarias, como las intervenciones gubernamentales destinadas a afectar los procesos relativos, la estructura de los mercados y corrientes comerciales, barreras no arancelarias, como por ejemplo, bandas de precios. Asimismo, medidas para-arancelarias como sobretasas y recargos de aduana, acuerdos sobre la limitación de las importaciones; y medidas monetarias y financieras, como las exigencias de pagos por adelantado, tipos de cambio múltiples y asignación restrictiva de divisas, medidas como las monopolísticas, que implican procedimientos especiales de entrada de productos.

Otro nivel de integración, el establecimiento del Mercado Común que implica libre circulación de bienes, servicios y capitales; la Unión Económica, en donde se establece armonización de políticas de orden industrial, monetaria, educativa, tributaria, laboral, agrícola y financiera. Y la Integración Total que es la unificación de políticas e instituciones comunes para todos los países integrados.

Razones para la integración entre las naciones

Puede haber varias razones, los países en vías de desarrollo suelen integrarse, conscientes de su vulnerabilidad y desventaja ante economías más fuertes, buscan la unidad que les permita actuar con mayor visibilidad, ser más competitivos en un escenario global cada vez más voraz e injusto. Un propósito esencial es tener mejores posibilidades de alcanzar el bienestar para su sociedad y en este caso tienden a integrarse con países de economía similares y con afinidades políticas compartidas, e incluso pueden unirse bajo la idea de sentirse amenazados por un enemigo común, que puede ser un modelo económico, una potencia militar agresiva o una ideología política.

Otra razón para integrarse es tratar de aprovechar las ventajas "comparativas", como en el caso de la integración económica que se da entre países desarrollados y subdesarrollados. Los países desarrollados tienden a integrarse para mejorar o mantener su posición política o económica preeminente. Esto resulta bastante claro cuando una potencia económica y política se une a otros países en vías de desarrollo, en donde es notorio su liderazgo desde el inicio de las negociaciones. Un ejemplo reciente de ello son los tratados de libre comercio celebrados entre los Estados Unidos con algunos países latinoamericanos.

Otro caso ocurre cuando se integran naciones desarrolladas de similar poder económico y político como la Unión Europea y el Reino Unido, quienes han dilatado este proceso de integración, evitando perjuicios y propiciando beneficios.

América Latina y los primeros intentos de integración

Nace el Bolivarismo

Desde tempranas épocas se han realizado en América Latina esfuerzos de integración. Los próceres de la Independencia seducidos por el espíritu de la Ilustración, del racionalismo, y de la modernidad, tenían muy claro que solo actuando conjuntamente tendría éxito su proyecto emancipador. Las ideas de Bolívar al respecto han opacado las hechas por otros próceres, sin embargo es bueno recordar que El Libertador no estuvo solo en propósito; y personajes como Francisco de Miranda, José de San Martín y José Hoggins, le antecedieron en esta lucha ideológica. Este último llamóa la unión de Chile y Argentina y luego en 1818, escribió un Manifiesto convocando a un Congreso para constituir una Gran Confederación de los Pueblos Americanos. San Martín aspiraba a la unión del Río de la Plata, Argentina, Chile y Perú.

No obstante, fue Simón Bolívar quien más ha encarnado estas primeras aspiraciones de integración, en él habitaba la idea de un nacimiento de los Estados nación integrados en unidades grandes y fuertes. Bolívar consideraba basado en su gran sentido político y su conocimiento de la historia, que la extensión territorial era la base de nacionalidades exitosas en el concierto mundial, integradas bajo un proyecto político que les permitiera ser respetadas. Decía Bolívar:

Es una idea grandiosa, pretender formar de todo este mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre síy con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería por tanto tener un solo gobierno que confederase los diversos Estados que hayan de formarse; mas no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, o caracteres semejantes dividen la América. ¡Qué bello sería que el istmo de Panamá fuera para nosotros lo que el Corinto para los griegos! (Liévano Aguirre, 2007, pp. 41-42).

Igualmente y dentro de esta misma lógica pretendía crear una liga de naciones, para lo cual se convocó una Asamblea en el istmo de Panamá en el año de 1826. Recomendóa los delegados que iban por parte de la Gran Colombia, no invitar a los Estados Unidos de Norteamérica al Congreso, pues uno de los propósitos del encuentro era dotar a la América española de una sólida organización política que la defendiera del expansionismo de esta nación; pero tampoco invitar al imperio de Brasil, porque el emperador Pedro I no se había desligado de la política de la Santa Alianza; y preparar un temario y unos proyectos de declaraciones, que le darían a la Liga latinoamericana la vocería de los pueblos coloniales del mundo, contrarios a las pretensiones de la Santa Alianza (2007, p. 43).

Bolívar pretendía integrar sobre la base del orden republicano democrático, contrario al monarquismo y a las plutocracias protestantes anglosajonas. En el Congreso de Panamá se firmó un tratado de liga, confederación y unión perpetua; la confederación nunca se cristalizódebido a las precarias condiciones políticas que vivía cada Nación, inmersas en guerras internas y una fratricida lucha entre los caudillos de la independencia por el control del poder, para lo cual se empeñaron en crear sus propias "republiquetas", en donde pudieran señorearse. Hacia 1830, tras su muerte no quedaba nada del sueño integracionista del Libertador.

Estados Unidos toma la iniciativa

Casi a la par surgióen Estados Unidos la llamada Doctrina Monroe en 1823, cuyo propósito fue incrementar la influencia norteamericana en la región, intentóorganizar un Congreso con las naciones latinoamericanas, que solo pudo llevar a cabo casi 70 años después . Se inicia asíla llamada Integración Subordinada (Frambes, 1994), para significar la forma en que las economías y los gobiernos regionales se integran a la economía del mundo.

Durante los 50 años que siguieron al fallecimiento del Libertador, se multiplicaron los conflictos en las nuevas repúblicas latinoamericanas, ya fuera como contiendas civiles o como guerras entre Estados. Asíque Estados Unidos, ya resuelta su situación, tras la Guerra de Secesión, instóa los gobiernos del continente americano a reunirse en Washington para discutir la pretensión de este país, de convertirse en árbitro de las relaciones internacionales y crear una Zona Aduanera Americana. La reunión se efectuóen 1889. Ninguna de las dos propuestas fue aprobada por los delegados latinoamericanos, quienes fueron conscientes de que convertir a Estados Unidos en árbitro supremo de las relaciones internacionales de la región, afectaba su ciudadanía; y la zona aduanera, solo favorecía los intereses de ese país. Se creóasícierta resistencia hacia la abierta intención de los Estados Unidos de imponer su voluntad, es así como en la séptima Conferencia Panamericana celebrada en Montevideo en el año de 1933, donde fue declarada la política de la buena vecindad, esta tenía como base el rechazo al intervencionismo estadounidense en Latinoamérica.

La Novena Conferencia Panamericana celebrada en Bogotá en el año de 1948, fue tal vez una de las más recordadas, pues en ella surgióla Organización de Estados Americanos (OEA) y como hecho anecdótico se realizóen medio del Bogotazo, la escalada de violencia producida a raíz del asesinato del caudillo liberal colombiano Jorge Eliécer Gaitán. La décima y última Conferencia Panamericana de estas características se desarrolla en Caracas en 1954, en ella se aprueba entre otras políticas, estrategias de contención al comunismo, lo que demostraba un claro alineamiento de la región a favor de Estados Unidos en el nuevo escenario de la Guerra Fría.

La emergencia de la integración latinoamericana

En el curso de los años 50 del siglo XX, se pone de presente que la llamada industrialización hacia adentro tenía serias limitaciones que se agravarían si no se complementaba con una dinámica de comercio exterior. Por otro lado, los acuerdos establecidos en Europa, en esos mismos años como la experiencia del Benelux, de la Comunidad del Carbón y del Acero y del Mercado Común sirven de modelo para que los países latinoamericanos repiensen la integración.

Adicionalmente la repercusión que tiene la CEPAL, impulsa la integración que sumado a razones objetivas, como que la estrechez del mercado interno dificultaba el paso de la industrialización a una fase más compleja, centrada en la producción de bienes de capital y de consumo durable. En este escenario la integración surgiópara arreglar dificultades encontradas por las burguesías industriales de los países de mayor desarrollo relativo, y para viabilizar las inversiones extranjeras en la industria, contando para eso con el beneplácito de los Estados Unidos.

Precisamente, son los países de mayor desarrollo económico de la región en la década de los años 50 (con la ausencia de México), los que impulsan la creación en 1960 en Montevideo, de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC). El acuerdo entróen vigor en 1961 y se instituyó una zona de libre comercio que debía complementarse en un plazo de 12 años, este proceso nunca se completó, sin embargo sirvióde base para la creación del Pacto Andino.

Estados Unidos, responde por su parte con el programa Alianza para el Progreso, lanzado por el presidente John F. Kennedy, el 13 de marzo de 1961 en la Casa Blanca. En ese mismo año, en Uruguay se precisaron detalles del programa en la reunión del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES), llamada Conferencia de Punta del Este. Esa reunión aprobó el plan norteamericano, cuyo objetivo general era mejorar la vida de todos los habitantes del continente, para ello se contemplaba una inversión a cargo de Estados Unidos de $ 20 millones de dólares, que serían invertidos en programas de asistencia social, acompañada de la implementación de medidas económicas.

Las principales medidas eran una reforma agraria en función de mejorar la productividad agrícola, libre comercio entre los países latinoamericanos, mejora en el acceso a la educación y la erradicación del analfabetismo entre otras medidas. El propósito político del programa era contrarrestar la influencia de la revolución cubana, y del comunismo y garantizar la hegemonía norteamericana en la región. El programa fracasópues tras ser asesinado el presidente Kennedy, los Estados Unidos viraron hacia una política de acuerdos bilaterales en los que primaba la cooperación militar y el apoyo a las dictaduras.

El integracionismo de la región quedóinmerso en el marco de la nueva estrategia norteamericana, que buscaba reafirmar su hegemonía en la región, cuestionado por los movimientos nacional desarrollistas, como el Peronismo o el Laborismo brasileño y de revoluciones populares, como la acaecida en Bolivia en 1952, la guatemalteca (1951-1954), la venezolana de 1958 o la cubana en 1959. Todo esto complementado con la ideología desarrollista de la CEPAL, y la teoría de la dependencia desde la corriente marxista.

El integracionismo, el neoliberalismo y la unidad sur-sur

El neoliberalismo, impulsado por Margaret Thatcher y Ronald Reagan iniciado como reacción a las políticas de los Estados benefactores o Estados providencia, basósus fundamentos en el libre cambio y en el estado mínimo no intervencionista, esto fue el fundamento de las reformas aperturistas que empezaron a darse en los años 80 y especialmente en los 90 en América Latina. El Consenso de Washington delineóteóricamente esta política que dio origen a los tratados de libre comercio en la región, en especial al ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas), creado en Miami en 1994. Su pretensión era extender a toda América el acuerdo comercial celebrado entre Estados Unidos, Canadá y México; contemplaba una gradual reducción de las barreras arancelarias. El cambio de gobiernos en América del Sur principalmente, al elegir los pueblos gobiernos de centro izquierda hicieron lentas las negociaciones, tanto que hoy el ALCA se considera una propuesta abortada.

Realmente lo que ocurriófue que, tras el fin de la Guerra Fría en 1991, hubo mayor espacio para plantear alternativas diferentes a las lideradas por Estados Unidos y cuestionar propuestas de integración que solo favorecían sus intereses. La integración económica en América Latina avanzódesde esos años en dos vías, por un lado se dio un afianzamiento de una red de acuerdos bilaterales y plurilaterales entre la gran mayoría de los países latinoamericanos y caribeños y por otro lado, se dio un reacomodo de viejos esquemas de integración socioeconómica y aparición de nuevos esquemas de integración. El mejor ejemplo de ello, es el MERCOSUR tratado firmado en Asunción el 26 de marzo de 1991, aunque sus antecedentes se remontan al 30 de noviembre de 1985, fecha de la Declaración de Foz de Iguazúque selló un acuerdo de integración bilateral entre Argentina y Brasil, luego se integrarían a este otras naciones.

En igual sentido se pueden citar la Asociación de Estados del Caribe en 1994, a la Comunidad Andina (CAN), la Comunidad del Caribe (CARICOM) y al Mercado Común Centroamericano (MCCA) que son una muestra del protagonismo de la integración económica regional. Una gran demostración de independencia y a la vez un esfuerzo por alcanzar autonomía en la unidad son la CELAC (la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños); la UNASUR (la Unión de Naciones Suramericanas) y el ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas). Esta última creada el 14 de diciembre de 2004, la cual ha demostrado que la unión económica de forma independiente entre los países del sur o subdesarrollados puede llegar a ser una plataforma interesante no solo para resolver necesidades de las propias naciones, sobre todo en el aspecto económico y sociocultural, como el caso del Banco del Sur, sino también una unión previa y necesaria para luego integrarse en tratados más justos con potencias económicas.

La CELAC fue creada el 23 de febrero de 2010 en sesión de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, en México, con el fin de unir a todos los Estados de la región y hacerle frente a los problemas económicos. Se han realizado dos cumbres y la CELAC muestra un gran dinamismo, bastante esperanzador para la región. Por su parte UNASUR, es un organismo de ámbito internacional creado en Brasil en mayo de 2008, tiene como objetivos construir una identidad y ciudadanía suramericanas, y pretende desarrollar un espacio regional integrado. A la fecha está formada por los doce Estados de Suramérica, cuya población conjunta de alrededor de 400 millones de habitantes representa el 68 % de la población de América Latina.

Estos nuevos esquemas integracionistas (ALBA, UNASUR y ahora la CELAC) se fortalecen y se entrelazan de manera vigorosa en la región. Por ejemplo, se trabaja en acoger el Sucre como una unidad monetaria de intercambio en la región, la cooperación energética a través de Petrocaribe, el Banco del Sur y Telesur para mencionar algunas experiencias, que está n fortaleciendo los nuevos esquemas de integración. La caracterización de esta visión pretende enmarcarse, en las corrientes de las luchas anticoloniales y antiimperialistas del sur, el combate contra la pobreza, la paz, la cooperación y solidaridad que recorre la nueva Diplomacia Pueblo a Pueblo, la satisfacción de necesidades sociales, la cooperación y comercio justo que encuentra apoyo en la complementariedad de recursos, escalas y factores de producción. El esquema más avanzado en este sentido es el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) que sustenta ALBA y se soporta en el principio del trato especial y diferenciado.

Conclusión

La región latinoamericana y caribeña enfrenta varios desafíos para la supervivencia de las propias economías, en un ambiente dominado por el proceso de globalización neoliberal dirigido por poderes industrializados, para esta región resulta imprescindible que se comprenda que la integración económica tiene que verse como un reto trascendente para todos los actores regionales, reasumiendo las acciones de carácter regional que tengan como base la identidad de intereses entre todas las naciones, sobrepasando el ámbito comercial actual, avanzando en mecanismos que desarrollen la integración productiva, científica, tecnológica, social y cultural, y en la profundidad de los mecanismos institucionales. Además , de conceder a los órganos creados verdaderos poderes para conducir el proceso de integración por sobre determinados intereses nacionales.

En esta nueva perspectiva, la integración pretende afianzarse en una integralidad económica, política y social, y reivindica en su discurso formas democráticas de participación política de base popular. En otras palabras, la integración es vista como un modelo de unidad latinoamericana desde abajo, es decir desde los mismos pueblos, se busca integrar además los movimientos sociales a las instituciones, su bandera es la unidad latinoamericana, con base en la soberanía, la autonomía y dignidad de los pueblos. Es anti-neoliberal y trata de encontrar un camino de intercambio económico, político y social justo, pretende ser la continuidad del sueño de Bolívar, no es una visión comunista pero es crítica acerba del capitalismo salvaje.

Sin embargo, este esquema integracionista tiene grandes retos y muchísimos peligros. Para que tenga éxito requiere que los países modernicen sus economías, mejoren la productividad mediante el desarrollo humano, el avance de la ciencia y la tecnología; distribuir mejor la riqueza, superar prácticas políticas clientelares para avanzar en la democracia participativa y acordar un proyecto identitario común.


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