Services on Demand
Journal
Article
Indicators
- Cited by SciELO
- Access statistics
Related links
- Cited by Google
- Similars in SciELO
- Similars in Google
Share
Justicia
Print version ISSN 0124-7441
Justicia no.27 Barranquilla Jan./June 2015
EDITORIAL
Postconflicto en el Caribe colombiano
En la región Caribe, entre los años 2002 y 2008 el pie de fuerza se incrementó en un 40 %. En la Sierra Nevada de Santa Marta, se instalaron Batallones de Alta Montaña con el fin de limitar y controlar los corredores estratégicos de las guerrillas en los tres departamentos (Cesar, Magdalena y La Guajira). En cumplimiento de su objetivo de controlar territorialmente la Sierra Nevada, las Fuerzas Militares hicieron presencia por medio del Batallón de Alta Montaña No. 6 (mayor Robinson Daniel Ruiz Garzón), en el corregimiento de Santa Clara, municipio de Fundación, departamento del Magdalena; la I División del Ejército; la Brigada No. 10, Batallón Rondón con sede en Valledupar; el Centro de Instrucción y Entrenamiento El Cenizo en el corregimiento de Tucurinca, en Aracataca. A su vez, la Policía Nacional instaló puestos de Policía en varios lugares como en Atánquez, resguardo indígena Kankuamo (Villarraga, 2009, p. 305).
En este periodo, se aprecia que en la Sierra Nevada de Santa Marta, se ha consolidado sustancialmente la presencia de la Fuerza Pública. Sus unidades desarrollan en amplias áreas operaciones militares, acciones de patrullaje y control de vías, destacándose las de acceso al tramo vial Valledupar-Bosconia y al río Ariguaní; se implemento el programa Soldados de Mi Pueblo, se instaló nuevamente el puesto de Policía en Pueblo Bello (Cesar) y se conformó un grupo interinstitucional con el Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía, el Departamento Administrativo de Seguridad y la Policía con jurisdicción en Valledupar.
En el mismo periodo de tiempo, en la Sierra Nevada de Santa Marta se adelantaron las siguientes operaciones militares: Flamante, Mercurio, Mariscal, Feroz Nicaragua, Ocaso, Monserrate y Misión Táctica Job, con los objetivos de conseguir control del territorio, neutralizar la insurgencia armada y brindar seguridad a la población. En la misma línea, la presencia militar ha tenido como soportes, efectivos militares adscritos a la I División del Ejército, II Brigada, X Brigada, Batallón de Artillería No. 10 Santa Bárbara (La Guajira), Tropas de Reacción Divisionaria FURED, Batallón Córdoba, Batallón Contraguerrillas No. 2 Guajiros, Batallón de Infantería Mecanizado Antonio Nariño, Batallón de Artillería La Popa, Batallón de Alta Montaña No. 7 (Raúl Guillermo Mahecha), Batallón de Infantería No. 6, Batallón Contraguerrilla No. 98 (mayor Carlos Alberto Lara Rozo), Batallón Cartagena y Grupo Mecanizado No. 2 Rondón (Villarraga, 2009, p. 290).
La confrontación armada en la Sierra Nevada de Santa Marta entre los años 2006 y 2008 estuvo marcada por el fortalecimiento de la presencia y la actuación de la Fuerza Pública, la que se entrelazó con una estrategia comunicacional dirigida hacia la población civil y la insurgencia armada, por medio de emisiones radiales, que buscaban estimular la deserción de sus militantes, teniendo como base el ofrecimiento de beneficios jurídicos y sociales para su reintegración social. La significativa recuperación del territorio por parte de la Fuerza Pública se logró en gran medida por la creación de batallones como el de Infantería No. 5 y el de Alta Montaña No. 6; la realización de varias operaciones militares (Operación Firmeza), así como la creación de puestos de Policía, como parte de los operativos orientados a golpear y desalojar unidades de los frentes del ELN y las FARC-EP.
El Frente 19 de las FARC-EP ha sido el más golpeado; en 2008 se tuvo conocimiento de la deserción y desmovilización ante las autoridades de 159 de sus combatientes; también, se han producido numerosas capturas que incluyeron a tres comandantes medios y fueron dados de baja en combates 15 combatientes. Para la Unidad Operativa Mayor del Ejército el año 2008 fue clave en su propósito de "derrotar o neutralizar totalmente el Frente 19 con influencia en el departamento del Magdalena" (Villarraga, 2009, p. 295).
El golpe de gracia para las estructuras guerrilleras que operaban en la Sierra Nevada de Santa Marta, lo dieron tropas del Ejército adjuntas al Comando Caribe, el 23 de febrero de 2010 en zona rural del municipio de Dibulla (La Guajira), al capturar a Alberto Villarreal Yance (Emel), Comandante del Frente 19 de las FARC-EP, quien había sido encargado por el Estado Mayor del Bloque Caribe para realizar la retoma de la Sierra Nevada de Santa Marta (radiosantafe.com, 2010).
La activa presencia paramilitar en las cabeceras municipales y principales vías carreteables, aisló a la insurgencia de los principales centros urbanos de la región y de sus redes políticas, económicas, logísticas y sanitarias, limitando su movilidad a las partes medias y altas de los sistemas montañosos antes referenciados.
Con la desmovilización del Bloque Norte de las AUC en el año 2006 y el desmantelamiento entre los años 2004 y 2009 de los frentes y compañías guerrilleras del Bloque Caribe de las FARC-EP y el Frente de Guerra Norte del ELN que operaban en los Montes de María y la Sierra Nevada de Santa Marta y el repliegue de sus unidades restantes hacia las partes altas de la Serranía del Perijá (frontera con Venezuela), específicamente al departamento de La Guajira, por efecto de las acciones adelantadas por el paramilitarismo y la Fuerza Pública, se podría afirmar que en la costa Caribe colombiana el postconflicto se debió iniciar en el año 2010, mas si se tiene en cuenta que solo el Frente 59 de las FARC-EP mantiene una limitada operatividad militar en el departamento de La Guajira, concentrada en acciones de sabotaje a la infraestructura carbonífera de la empresa Drummond y esporádicos ataques a la Fuerza Pública.
Con este contexto como telón de fondo, lo que se ha venido presentando en esta región de Colombia, es una mutación de los tipos "tradicionales" de violencia, ya que de la violencia contraestatal-paraestatal, se pasó a una muy difusa violencia de tipo criminal, ligada al narcotráfico y la extorsión, con un alto poder corruptor y dirigida específicamente contra la sociedad civil.
La desmovilización del Bloque Norte de las AUC, no dio por finalizado el fenómeno paramilitar y todas sus redes de ilegalidad en la región Caribe colombiana, sino que por el contrario, dio inicio a una compleja trama de reconfiguraciones y mutaciones de las estructuras y grupos armados que no participaron en el proceso de desmovilización, otros que se rearmaron y otros que emergieron. Debe aclararse que estos "nuevos grupos paramilitares", mantienen una estrecha línea de continuidad con las estructuras de las AUC.
La naturaleza puramente delincuencial y la atomización de dichos grupos, han producido un complejo escenario en el que su continua configuración y reconfiguración es un lugar común, por ejemplo Ávila y Guerra (2012), registran entre 2006 y 2012 solo en los departamentos de Cesar, Magdalena y La Guajira, la presencia de 12 grupos armados diferentes (sin incluir el Frente Contrainsurgencia Wayúu de las AUC). Dichos grupos son: "Frente Arhuaco", "Autodefensas Campesinas Independientes", "Los Nevados", "Autodefensas Gaitanistas de Colombia", "Los Urabeños", "Los Paisas", "Los Rastrojos", "Águilas Negras", "Grupo Armado Ilegal de Codazzi", "Grupo Armado Ilegal del Cesar", "Grupo Armado Ilegal de El Copey" y "Grupo Armado Ilegal del Sur del Cesar". A estos grupos, hay que sumarles estructuras armadas establecidas en La Guajira, que son anteriores al establecimiento del paramilitarismo en dicho departamento, entre ellas se destacan "Los Conoconitos", grupo armado compuesto por familias Wayúu del Clan Uriana, "Los Aguaditos", conformados por Wayúu del Clan Jusayú, al servicio de la familia Boscán (Ávila y Guerra, 2012); y la banda "Los Curicheros", comandada por Marcos Figueroa, que según lasillavacia.com (2013), cuenta con 800 hombres armados y controla gran parte de las rutas del contrabando en los departamentos de Cesar, Magdalena y La Guajira.
Por efectos de enfrentamientos armados entre bandas, alianzas, cooptaciones y reacomodación territorial de estos grupos, hasta el año 2013, en la costa Caribe colombiana hacían presencia activa "Los Urabeños", "Los Paisas" y "Los Rastrojos".
Estos grupos dirigen su acción violenta en contra de la población civil, lo que se refleja en la continuación de graves problemáticas humanitarias como el desplazamiento forzado y los ataques contra defensores de los Derechos Humanos y grupos étnicos.
LUIS FERNANDO TREJOS ROSERO
Doctor en Estudios Americanos con mención en Estudios Internacionales (IDEA/ USACH).
Profesor e investigador del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte, Barranquilla (Colombia).
Investigador Asociado del Instituto de Altos Estudios de América Latina y el Caribe, Universidad del Norte.
Miembro de los Grupos de Investigación Agenda Internacional y Conflicto y postconflicto en la región Caribe colombiana de la Universidad del Norte