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Justicia

Print version ISSN 0124-7441

Justicia  no.34 Barranquilla July/Dec. 2018

https://doi.org/10.17081/just.23.34.3404 

Resultado de Investigación

Las democracias para la liberación como utopía nuestroamericana.

Democracies for liberation as utopia “nuestroamericana”

Héctor Alberto Altamirano Martínez1 

1Egresado del Instituto de Profesores Artigas, especialidad Historia, CFE-ANEP. Candidato a Magister en Ciencias Humanas, Opción Estudios Latinoamericanos, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, UdelaR. Correo electrónico: haaltamirano@gmail.com


RESUMEN.

Este articulo presenta la idea que hizo pública Tomás Moro hace 500 años: un país ideal, en donde los seres humanos viven en un clima social de armonía. Dicha idea tiene una gran potencia para el pensamiento y la acción de sujetos y colectivos que pretenden cambiar la realidad existente. Para ello, se realizará una aproximación sobre aspectos mundiales, regionales y locales, los cuales permitirán argumentar la necesidad de cuestionar lo que sucede en nuestras sociedades contemporáneas. Este trabajo se detendrá en la obra de tres autores que son referentes: Roig, Hinkelammert y Cerutti Guldberg. La obra de estos autores permitirá reflexionar sobre la importancia de la utopía para pensar y comenzar a explorar otros mundos que hoy se vuelven necesarios. Finalmente se propondrá pensar a la democracia como camino de liberación de los seres humanos. Hoy las democracias que hemos denominado hegemónicas (Altamirano, 2016) no tienen en cuenta dos aspectos fundamentales de la vida: los seres humanos y la naturaleza. De esta manera se propone pensar-actuar en dirección de proyectos liberadores (y por tanto utópicos), en donde los seres humanos se transformen en sujetos de los cambios.

Palabras Clave: Democracia; liberación; utopía; sujeto

ABSTRACT.

This article presents the idea that Tomás Moro made public 500 years ago: an ideal country, where human beings live in a social climate of harmony. This idea has great power for the thought and action of subjects and groups that seek to change the existing reality. For this, an approximation will be made on global, regional and local aspects, which will allow to argue the need to question what happens in our contemporary societies. This work will stop at the work of three authors who are referents: Roig, Hinkelammert and Cerutti Guldberg. The work of these authors will allow us to reflect on the importance of utopia to think and begin to explore other worlds that today become necessary. Finally it will be proposed to think of democracy as a way of liberation of human beings. Today the democracies that we have called hegemonic (Altamirano, 2016) do not take into account two fundamental aspects of life: human beings and nature. In this way, it is proposed to think-act in the direction of liberating (and therefore utopian) projects, in which human beings become subjects of changes.

Keywords: democracy; liberation; utopia; subject

FUNDAMENTACIÓN

El tema que nos convoca es central en el momento actual. Vivimos en un tiempo de profundización de las injusticias, en donde millones de seres humanos mueren por causas que se podrían evitar si viviéramos en otro sistema social, económico y político. Una gran diversidad de informes alerta sobre distintas dificultades que atraviesan los seres humanos en buena parte del planeta.

Como plantea el Informe OXFAM de 2016, el 1% de la población más rica del planeta, acumula más riquezas que el 99% restante. Esto lleva a que millones de seres humanos apenas sobrevivan en un mundo cada día más competitivo. Así el informe antes mencionado plantea que:

Es innegable que los grandes beneficiarios de la economía mundial son quines más tienen. Nuestro sistema económico está cada vez más distorsionado y orientado a favorecerles. Lejos de alcanzar a los sectores menos favorecidos, los más ricos están absorbiendo el crecimiento de los ingresos y la riqueza mundial a un ritmo alarmante (Informe Oxfam, 2016: 3).

Lo antes mencionado por el Informe citado lo podemos trasladar a nuestro país. Siguiendo Melazzi (2013), podemos observar que no existen datos fehacientes acerca de cómo está distribuida la riqueza en nuestro país.

Según los datos obtenidos por la Rediu (2010), entre los años 2003-2010, los terratenientes (propietarios de más de 200 hectáreas) se hicieron de una riqueza equivalente a 30.790 millones de dólares (Rediu, 2010, p. 32). Según estos datos “los dueños de la tierra (…) han multiplicado por diez su riqueza real” (Rediu, 2010, p. 31).

Un aspecto a tener presente es cómo se obtienen -en muchas ocasioneseste aumento de la riqueza. Según el Informe que estamos tratando, “la evasión y elusión fiscal de quienes son dueños del capital, y los incentivos fiscales que se le aplica han contribuido a incrementar aún más sus beneficios” (Informe Oxfam, 2016, p. 3).

No parece nada menor la publicación de lo que se dio a conocer como los Panamá Papers. Pero de este informe poco y nada sabemos, pues un cerco mediático se levantó para que la población no conozca los detalles del mismo1.

Este proceso de concentración de la riqueza viene de la mano de múltiples problemáticas sociales. En el documento de la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.) denominado “Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo. Transformar el Empleo para erradicar la pobreza” (2016), se plantea la problemática que trae aparejada, dicha concentración.

Para ser concisos podemos decir que el proceso de producción ha venido transformándose desde la década del 70 del siglo XX. Los empleos que surgen a partir de esa década mayoritariamente no son de buena calidad. Y esto lleva al aumento de la pobreza:

(…) en Asia, América Latina y los Estados Árabes el reciente deterioro de las perspectivas económicas ha empezado a revelar la fragilidad de los avances sociales y en materia de empleos alcanzados en los últimos años. En varios de estos países, la desigualdad de ingresos ha empezado a incrementarse, después de varias décadas a la baja, por lo que es posible se reviertan algunos de los logros alcanzados hasta la fecha en materia de reducción de la pobreza. Asimismo, las últimas tendencias apuntan a un mayor incremento en los niveles de pobreza relativa en Europa y en otros países desarrollados (Informe, O.I.T., 2016, p. 3).

Otra de las problemáticas a las que conlleva la concentración de la riqueza y el modelo dominante de producción, se refieren a las problemáticas ambientales. El monocultivo, los emprendimientos extractivos como la minería a cielo abierto o explotaciones de petróleo, el uso indiscriminado de fertilizantes y pesticidas, llevan a un deterioro del ambiente que se está volviendo irrebatible. Dichos cambios,

golpean duramente a América Latina, tal como lo evidencia el número de eventos extremos (sequías o inundaciones), la reducción de glaciares andinos, o las afectaciones a los ciclos de lluvias. Los informes del Panel Intergubernamental en Cambio Climático dejan en claro que sigue avanzando el aumento de la temperatura promedio del planeta, y con ello acarreando efectos como aumento de eventos extremos (sequías o inundaciones), y con ello acarreando severos impactos sobre la biodiversidad) (Gudynas, 2015, p. 13).

Para terminar esta primera parte de nuestro trabajo, quisiéramos

presentar una de las problemáticas que más está incidiendo, -según nuestra humilde opiniónla concentración de la riqueza: la segregación territorial, la construcción de barrios privados en donde viven los que ganaron (Svampa, 2008) y conflictos de seguridad-inseguridad.

La mencionada socióloga argentina Maristella Svampa (2008) analiza en su obra la vida en los barrios privados y lo que implica para la sociedad este tipo de comportamientos sociales. Lo que evidencia es una fractura social, en donde los que acumulan la riqueza intentan huir del contacto y de los circuitos en los que habitan o circulan los perdedores. Se evidencia la desconfianza y el miedo hacia los sectores subordinados. El siguiente fragmento de una entrevista a una residente de un barrio privado ejemplifica claramente lo expresado antes:

-Escucháme, en miles de lugares la gente que entra y sale es muy fácil que se lleven cosas. Si no te conocen te revisan, te deberían revisar, sí, sí. No es un tema del servicio doméstico, a todo el mundo, al plomero, el electricista, a todo el mundo, porque pensá que acá hay mitad de las casas de gente que no vive, hay caseros, también los revisan, revisan a todo el mundo, no es al servicio doméstico es a todo el mundo. Sale el tipo de la construcción… ¡porque la verdad que te pueden llevar cualquier cosa! (Svampa, 2008, pp. 218-219).

El mayor peligro que existe en este tipo de modelos de barrios es la naturalización de las diferencias sociales. O peor aun, el negar la existencia de otros seres humanos. Como comentó otra residente de uno de estos countries, su hija hacía la siguiente clasificación: hombre, mujer o mucama (Svampa, 2008, p. 221).

En nuestro país recientemente se comenzó a estudiar esta problemática. Así algunos trabajos dan cuenta de esta difícil situación que atraviesa nuestro país, respecto a la segregación territorial y la conformación de barrios privados a partir del incentivo y la promoción por parte del Estado2.

De otra parte, quisiéramos hacer referencia a otra problemática asociada a la concentración de la riqueza y a la dinámica del sistema en su conjunto: la inseguridad. Dicha problemática es tomada por diferentes Estados como una justificación para llevar adelante un control de poblaciones enteras. Las dos puntas que ejemplifican lo antes mencionado son: el crimen organizado y el terrorismo. Pilar Calveiro (2012) analiza de forma minuciosa estas situaciones y plantea que Estados Unidos y sus aliados en Europa, tomaron y toman los ataques terroristas para imponer sus visiones respecto al comercio y la política internacional a nivel global.

Esta lógica o modos políticos de actuar se trasladan (no de forma mecánica) y/o profundizan a nivel de nuestra región. De esa forma se desarrolla una “guerra contra el crimen organizado” (Calveiro, 2012), que lleva a percibir a toda la población como sospechosa o como posible actor de crímenes. De esta forma se construyen discursos paralizantes y constructores -propagadores del miedo en la sociedad.

A grandes rasgos esta es la situación en la que debemos partir para pensar la utopía en nuestra América. No es sencillo plantearse esta tarea hoy, especialmente cuando en el Cono Sur comienzan a soplar vientos restauradores (Macri en Argentina y Temer en Brasil).

LA UTOPÍA EN EL PENSAMIENTO NUESTROAMERICANO.

Nos parece importante presentar brevemente algunos de los aportes realizados desde nuestra América sobre la temática de la utopía. Desde ya queremos dejar señalado que es imposible en este trabajo abordar la temática en profundidad, pero sí consideramos importante presentar las huellas que tenemos en cuenta para pensar hoy sobre esta temática.

La cuestión de la utopía en el pensamiento nuestriamericano no es un tema menor, ni un tema más, es un tema destacado en la historia de este pensamiento3. En una de las obras de Cerutti Guldberg (2006) plantea lo siguiente al respecto:

La utopía es un desafío y una movilización, ya que entendida con fuertes matices marcusianos no anhela la irrealidad, sino que pretende la realización de un modo que es ya posible, materialmente posible, pero que se ve obstaculizado en su concreción por la acción bloqueante de las sociedades establecidas (p. 208).

En esta cita podemos ver que hay una tensión utópica entre una realidad insoportable y otra deseable (Cerutti Guldberg, 2007, p. 89), es el buscar incesante de mejorar la sociedad, de mejorar el lugar en donde vivimos: en lo cotidiano y podríamos decir micro y en los procesos más generales de la sociedad (lo macro social)4.

¿Nuestro accionar diario tiene entonces esta tensión?, ¿seremos concientes de esta tensión particularísima?, ¿cómo dominar esta tensión y no desesperar por esa sociedad que soñamos y anhelamos?

También podemos acercarnos a la obra de Hinkelammert (2009) y leer lo siguiente:

la utopía se refiere a algo que no es de este mundo (no lugar) y no menos cierto es que, de modo particular en el siglo XX, el llamado a la realización de determinadas utopías derivó en proyectos totalitarios e incluso catastróficos para la humanidad. ¿Es esto evitable? ¿Soñar un mundo sin seres humanos humillados, explotados, sojuzgados, conduce necesariamente al establecimiento del infierno en la tierra (…)? (pp, 289-290).

Y en otro fragmento agrega el autor: “la utopía es (…) una fuente de ideas acerca del sentido de la vida, una referencia para el juicio, una reflexión sobre el destino, una imaginación de los horizontes, un referente ético irrenunciable” (Hinkelammert & Mora, 2009, p. 394). El referente ético que sería la utopía, tiene también aspectos trascendentales y esto se evidenciaría en la búsqueda de la “nueva tierra” paulina, el “reino de la libertad” de Marx, el ser humano liberado de la teología de la liberación (Hinkelammert & Mora, 2009, p. 395).

Como vemos la temática de la utopía es importante para pensar en otras sociedades, pensar otras realidades, en donde los seres humanos puedan vivir dignamente, donde puedan desarrollarse como personas sin tener que ser considerados como objetos. En este juego de vincular el presente con el futuro es que se desarrolla un pensar que tantea nuevas realidades sociales. Y es en ese sentido que aparece en el imaginario social la necesidad de construir una nueva sociedad.

Muchas veces se critica a los utópicos y se los agravia afirmando que sus planteos forman parte de un delirio, de un sueño irrealizable. Y no solamente desde las posiciones que defienden el orden establecido por el capital y el mundo burgués, sino desde posiciones ortodoxas del marxismo. Así

para las distintitas ortodoxias marxistas ser utópico era (y en la medida que esas ortodoxias marxistas sobreviven, es) un calificativo insultante. Se da por sentado que utópico es aquél que persigue quimeras, carece de realismo, ignora las leyes del desarrollo social y vive en un mundo de ilusiones (Petruccelli, 2016, p. 29).

Como podemos ver se puede discutir a lo utópico desde posiciones hegemónicas que defienden la sociedad actual y por ello desechan la fuerza de lo utópico, pues pueden perder sus privilegios. Pero también se critica lo utópico por considerar que no establece un método o un camino científico establecido previamente y que la ilusión llevaría a no cambiar nada de la sociedad.

En un breve texto Roig plantea que siempre hay tiempo para comenzar. En definitiva, el espíritu de la utopía es la de tener presente que en todo tiempo y circunstancia hay lugar para un comienzo. Un comienzo de otros caminos que el establecido por las leyes del mercado-sistema-mundo y por la propiedad privada.

Roig se pregunta cuestiones que tienen una validez y vigencia enormes:

¿Vamos a dejar llevarnos por aquel desencanto y vamos a resignarnos a vivir en los resquicios que dejaría eso que llaman “globalización”? ¿Nos plegaremos al discurso resignado, conformista y, en muchos casos, oportunista y hasta cínico de aquellos que han bajado los brazos porque en este mundo “fragmentado” vivir el desencanto es saludable? ¿Conviene que nuestras voces sean débiles y apagadas para evitar que una razón acusada de avasalladora nos vuelva a engañar con sus sueños? ¿Daremos oídos a todas esas ideologías que nos vienen anunciando muertes, en un fin de milenio apocalíptico en el que a los seres humanos no les habría quedado otra cosa que esperar el milagro definitivo de las leyes de mercado? (Roig, 2002, pp. 259-260).

En definitiva lo utópico funciona como un impulso para soñar y construir otra realidad. Otras realidades que se han vuelto proyectos concretos en algunos casos y en otros son propuestas que se van haciendo en el diario vivir. Pero para que estos proyectos se pongan en marcha deben ser sostenidos por sujetos. Pues otro mundo y otra sociedad “requiere de imaginación, fantasías, ideales, voluntades, teorías, prácticas, simbolismos, sentimientos, invención y un larguísimo etc., que debería ir complementándose en generosa cooperación” (Cerutti Guldberg, 2015, p. 97). Y cada una de estas actividades necesita de sujetos para crearse y sobrevivir.

LA IMPORTANCIA DEL SUJETO EN UN PROYECTO UTÓPICO

En trabajos anteriores hemos incursionado en la importancia de la temática del sujeto (Altamirano, 2012 y 2016). Nos parece primordial pensar y ocuparnos de este tema pues sin sujetos no hay proyectos utópicos, y por tanto no hay posibilidades de utopías.

En nuestras sociedades contemporáneas, el tiempo es percibido por los individuos con inmediatez y precipitación. Se hace necesario precisar este aspecto: no es el tiempo estrictamente lo que se percibe como inmediato, sino lo que sucede día a día. Este fenómeno -conjeturamosestá relacionado con las tecnologías que se manejan a diario (las redes sociales son el ejemplo más evidente de este hecho). La vida parece que se aceleró: gran parte de la población está pendiente del celular y de cada “mensaje” que le llega; la publicidad invita a disfrutar de la vida y para eso hay que acceder a comprar todo lo que nos venden hoy (desde los automóviles hasta aparatos para remodelar nuestrocuerpo).

En este mismo sentido es que la sociedad está hegemonizada por una forma de comprender los fenómenos sociales desde concepciones y categorías instauradas por la modernidad eurecéntrica. (Bautista, 2014). Con las categorías y más precisamente con el marco categorial moderno se analizan los fenómenos desde posiciones dominantes y se considera como racional y superior este tipo de análisis5 descartándose análisis que abordan otras aristas de los problemas o que piensan que es imposible separar el análisis de propuestas para resolver las problemáticas estudiadas.

En definitiva lo hegemónico permite a los investigadores presentarse como “neutrales” y de esta forma por ejemplo estudian los fenómenos sociales no comprometiéndose con los cambios o en trabajar en posibles soluciones6.

Por lo antes expresado es que podemos afirmar que se hace difícil constituirse en sujetos. No es una tarea simple constituirse en sujeto. Implica una tarea diaria y fatigosa para todos los seres humanos. Al decir de Sartre (1946 El existencialismo es un humanismo) el ser humano siempre está por realizarse, por constituirse en sujeto diríamos nosotros.

Como plantea Hinkelammert, el ser humano es un sujeto necesitado. Y agrega lo siguiente: “hablamos de necesidades corporales, puntualizando que la corporalidad a la que nos referimos no es únicamente la de nuestro cuerpo físico, sino también, la de nuestro cuerpo social, cultural y espiritual” (Hinkelammert & Mora, 2009, p. 39).

Como puede deducirse no es tarea sencilla la de conformarse en sujeto.

¿Cuántos seres humanos no logran satisfacer sus necesidades corporales básicas como la alimentación, la salud y una vivienda digna?, ¿cuántos no logran acercarse a la cultura de la humanidad pues muchas veces no tienen más posibilidades que vivir pensando en cómo sobrevivir?

Para un proyecto utópico es indispensable constituirse en sujeto, no así para el sistema dominante hoy “porque vivimos en una sociedad que lo niega y lo invierte, transformándolo en un simple individuo de preferencias (homo economicus)” (Hinkelammert & Mora, 2009, p. 42). El ser humano vale por lo que tiene y lo que puede consumir, ese es en definitiva el orden perfecto para lo promotores del sistema imperante.

Como contraposición, cualquier proyecto utópico debe tener un

sujeto empírico como condición de posibilidad del sujeto trascendental y por lo tanto de las posibilidades y límites en lo que se refiere a la pretensión de validez universal de conocimientos, acciones y valoraciones del pretendido punto de vista universal, invirtiendo de esta manera a Kant. Implica también desplazar al “mítico” espíritu absoluto hegeliano ontológico-metafísico, por el sujeto empíricohistórico en clave de “nosotros” (Acosta, 2015a, p.120).

En otra parte de la obra el mismo autor plantea que:

La “sujetividad” dice acerca de la historicidad del sujeto empírico, de su capacidad de irrumpir en la historia y decodificar las totalidades opresivas, llámense estas “espíritu absoluto”, “estructuras”, “Estado totalitario”, “mercado total” o “ética del poder” y por lo tanto de su radical e irrenunciable historicidad, que hace posible siempre un “nuevo comienzo” [al decir de Roig] es un “recomienzo” que es de otra manera “auroral”, y se asienta en el conocimiento y discernimiento de alcances y límites de anteriores comienzos y recomienzos (Acosta, 2008, p. 91).

Los sujetos se constituyen en tales, en procesos históricos que llevan

mucho tiempo y pueden llegar a ser largos procesos. Además hay que tener presente que los procesos históricos son dinámicos y que no hay nada que asegure continuar viviendo como hasta ahora. Un ejemplo de esto es la libertad que hoy practicamos en cuanto a algunos derechos que fueron durante más de una década negados por un régimen terrorista que no dudo en torturar, asesinar y desaparecer a aquellos que consideraba peligrosos para el poder de turno.

LAS DEMOCRACIAS PARA LA LIBERACIÓN COMO PROYECTO UTÓPICO.

En este recorrido que hemos venido realizando en este modesto trabajo,

llegamos a un punto en el que propondremos algunas pinceladas de lo que nos parece podrían ser aportes a un proyecto utópico. En este sentido creemos fundamental un planteo de Svampa que queremos compartir. Para esta pensadora hay una dificultad central a la hora de pensar y proponer proyectos alternativos: los sectores populares tienen tan naturalizado el modo de vida que propone el sistema que ni siquiera se imaginan otro distinto. Además en nuestro tiempo se han tenido acceso por buena parte de la población al consumo de bienes que hasta hace dos décadas era impensable. El consumo se lo relaciona constantemente a la calidad de vida (Svampa, 2012, p. 54). El capitalismo ha logrado la forma de “controlar” o “dirigir” el deseo de la gente (para ello son claves los medios de comunicación). En definitiva se aspira a hacer como el dominador o el ganador (Svampa, 2008)7.

En este punto es que Svampa plantea que para pensar un proyecto distinto al actual habría que elaborar:

un horizonte de deseabilidad (…) sobre la base de determinadas preguntas fundamentales (…): ¿qué necesidades deben ser satisfechas para que podamos llevar una vida digna y razonablemente sostenible, pensando también en las generaciones futuras? ¿De qué modo satisfacerlas sin dañarse a sí mismo ni dañar al ecosistema? ¿Cómo descolonizar el deseo social, traducidos en nuevos modelos de esclavización y de agresión, tanto contra sí mismo como contra el ambiente? ¿Cómo construir una sensibilidad descolonizada, que se convierta en factor político de cambio? (Svampa, 2012: 55).

La última obra de Cerutti Guldberg (2015) se inicia con el capítulo denominado “Pasos previos” y el primer apartado de dicho capítulo se titula “El derecho a desear”. La apertura de dicho apartado es con la siguiente pregunta: “¿tenemos derecho a desear?” y más adelante se sigue preguntando: “¿El deseo anda por todas partes? ¿Andamos deseando todo el tiempo? ¿Corremos el riesgo de confundir, de facto, lo que deseamos con lo que es? (Cerutti-Gulberg, 2015, pp. 31-32).

El cuestionarse e indagar este tema tiene un potencial para proponer alternativas al sistema dominante. La pregunta ¿tenemos derecho a desear?, la responde el mismo autor en forma de afirmativa: “No solamente derecho, sino necesidad vital de hacerlo” (Cerutti-Guldberg, 2015, p. 36). Y ese deseo es el que apunta y se dirige a otra sociedad distinta de la actual. Es indispensable desear una sociedad que permita que todos podamos vivir dignamente, en donde todos podamos desarrollar nuestras capacidades y participar libremente en todas las actividades y tareas que nos parezca podemos aportar a la mejoría del colectivo y así romper con lo que sucede hoy del sálvese quien pueda.

Y habría que tener claro que este (contra)valor es lo que ha llevado (o traído) la sociedad que tenemos hoy, en donde nadie (o muy pocos) se interesan por lo que sucede con millones de personas y no importa si mueren o sobreviven o son “sobrantes” pues no pueden ni siquiera consumir un mínimo de todo lo que se ofrece. Es la sociedad de la indiferencia, encarnada incluso en los sectores explotados y asfixiados por la dinámica sistémica8. Ni que decir que esta sociedad reafirma las injusticias sociales y niega la vida de las mayorías.

Entonces podemos afirmar que un primer paso para un proyecto utópico (en este caso el de las democracias para la liberación) es el de desear llegar a vivir en otra sociedad a la actual. Y para que esto ocurra hay que proponer y animarse a hacerlo, no paralizarse por la crítica que es habitual y plantea que es un imposible el cambio. ¿Quién dice que es imposible y cómo decreta la imposibilidad? (Cerutti Guldberg, 2015).

Otro elemento a tomar y tener presente a la hora de elaborar propuestas alternativas es el que propone Hinkelammert y Mora (2009). Allí los autores establecen un punto cardinal que consideramos como medular: el centro de toda actividad debe ser el ser humano, esa debería ser una condición de principio de todo proyecto social-económico-político alternativo al actual.

Hoy como ya se ha explicitado anteriormente, lo central y más importante es el cuidado de la propiedad privada y el cuidado de los contratos. Estos son los pilares del sistema. A un lado quedan los seres humanos.

En contraposición a estos pilares del actual sistema nos encontramos con que “el problema de la reproducción de la vida (…) es el problema fundamental de la praxis humana y el punto de partida de una Economía para la Vida (…) nuestro punto de partida debe ser el sujeto de necesidades o el sujeto necesitado” (Hinkelammert y Mora, 2009, p. 41).

Entonces podemos decir que para que existan las democracias para la liberación se debe invertir lo que sucede hoy: que lo central sea el ser humano y no la propiedad privada y los contratos. De esta manera se estaría rompiendo la lógica de las democracias hegemónicas actuales. Lo que sustenta y fundamenta esos pilares es el pensamiento jusnaturalista del siglo XVII, encabezado por John Locke.

Es por este motivo también que se necesita desmontar esa fundamentación ese corpus de ideas que sostiene teóricamente al sistema dominante. Bautista (2014) plantea que es imprescindible esta tarea de desmontaje. Esto se realizará con reflexiones y trabajos epistemológicos, los cuales cuestionarán los contenidos de los conceptos y las categorías tradicionales y así se construirán contenidos nuevos “para que el acto de conocer, de otro modo, sea posible” (Bautista, 2014, p. 112).

Hay que tener presente que algunas posiciones de pensadores, partidos y de movimientos sociales han quedado,

atrapados al interior del mismo horizonte de cognoscibilidad de la modernidad. Es decir, estando en contra de la dominación, cuando asumimos o partimos de la fundamentación y la justificación racional de la modernidad y la posmodernidad que, en términos de ciencia y de filosofía, ha desarrollado, entramos automáticamente en autocontradicción, al ponernos teóricamente desde su punto de vista, es decir, al hacer uso de sus conceptos y categorías, sin desfondar previamente el contenido presupuesto en ellos (Bautista, 2014, p. 111).

Nos gustaría hacer una alto en este momento y reflexionar sobre esta necesidad de todo proyecto utópico. Las reflexiones epistemológicas que permitirán el desmontaje necesario para pasar a otro estadio de la realidad que vivimos, es una tarea harto difícil. Esto es así porque las humanidades en las universidades latinoamericanas, se desdeñan, son observadas con desconfianza o como un saber que no es útil pues no se puede aplicar en ningún lado concreto. Además no deja divisas al país ni permite exportar nada. Entonces es claro que es muy dificultoso lograr un desarrollo del conocimiento que apunte a la liberación de los oprimidos.

La dificultad que presentamos líneas arriba, podrá ser superada -quizás-, cuando sean los movimientos sociales los que desmonten dichos aspectos del marco categorial moderno. De hecho pensadores claves (como Marx, Gramsci, Luxemburgo, entre otros) para la vida de los que impulsan los cambios nunca tuvieron una cátedra en ninguna universidad y sin embargo contribuyeron a dejar semillas teóricas para pensar nuevas realidades.

Roig analiza la “moral de la emergencia” y plantea que dicha moral:

No se trata de un doctrina surgida al margen de los movimientos sociales, sino que ha sido fruto de ellos y quiénes la han expresado en sus escritos se han caracterizado, no por ser profesores universitarios o filósofos profesionales, sino antes que nada hombres de acción y, necesariamente, de palabra (Roig, 2002.p. 107).

Este mismo razonamiento debería ser desarrollado para el desmonte de

de las categorías modernas, para el desmonte de los fundamentos de dichas categorías. De esta manera se trabajará para la construcción de una sociedad otra-distinta a la actual. Y quizás -seguramente este desmonte no provenga de las universidades o de profesionales universitarios. O quizá provenga de éstos pero que trabajen juntos a los movimientos sociales y a los hombres de acción y palabra.

Todo esto irá construyendo esto que denominamos democracias para la liberación. En dichas democracias se superará la

visión dominante de la democracia [que] la reduce a una forma de gobierno que descansa en el cumplimiento inexcusable de ciertas condiciones formales y procedimentales, por lo que su referencia es de carácter institucional jurídico-político, en la que la perspectiva instituyente se enmarca dentro de las reglas y lógicas de lo instituido (Acosta, 2008, p. 134).

Al menos se tenderá a superar pues como ya dijimos antes las democracias de este proyecto utópico deberán tener al ser humano en el centro de todo lo que suceda o se piense en la sociedad. Es decir que el ser humano dejará de ser mano de obra o fuerza de trabajo solamente o mercancía (Acosta, 2008. p. 134).

Claro que esto implicará una tarea constante. Y no hay nada asegurado de antemano, entonces los seres humanos deberán comprometerse para obtener su liberación o libertad.

En esta perspectiva que estamos sosteniendo es importante tener presente que:

Los hombres [los seres humanos diríamos nosotros] no nacen libres e iguales como sostendrá el pensamiento iusnaturalista del siglo XVII, sino que nacen con el igual deseo de libertad pero no iguales en lo que al disfrute de la libertad se refiere. Quines la disfrutan, luchan por profundizarlas, ampliarlas y asegurarla. En nombre de su libertad ejercen la opresión sobre terceros cuyo ejercicio de una mayor libertad podría significar para ellos pérdidas significativas en el ejercicio de la misma, en una relación social en la cual la mayor libertad de unos implica la menor libertad de otros, por lo tanto una relación social fundada en la desigualdad. Por su parte, quienes padecen la opresión, no quieren oprimir pero tampoco quieren ser oprimidos, por lo que procuran eliminar o reducir la opresión que padecen a los mínimos posibles, a los efectos de poder satisfacer su deseo de libertad en el disfrute de su ejercicio que implica igualmente profundización, ampliación y aseguramiento (Acosta, 2015b, pp. 73-74).

También hay que tener presente que es una tarea inmensa la del ser humano que quiera y busque la liberación. El sistema capitalista actual se mueve desde diversos ángulos y se difunde de un lado a otro sin parar. Hay tres elementos a tener presentes por lo menos para pensar en un cambio social radical como el proyecto utópico de las democracias que impulsamos en nuestro trabajo: las finanzas, el aparato estatal y las mercancías. Y esto implica que “todas y todos nos involucremos en el ejercicio de la responsabilidad pública, mediante muy diversas y variadas formas de participación en las decisiones y su ejecución” (Cerutti Guldberg, 2015, p. 143).

Lo que se pretende dejar claro -por honestidad intelectual, para ser concientes de este hecho y para que no se diga que la propuesta es un sueño irrealizable e imposible- es que no es una tarea sencilla. Implica trabajo, imaginación, estudio, discusión, práctica, períodos de prueba, marchas, contramarchas y primordialmente deseo de cambiar la situación actual. Y como citábamos a Acosta, los que disfrutan de la libertad (y nosotros agregamos de todos sus privilegios) no querrán perder ni un centímetro de ella y se opondrán cada movimiento que vaya en una dirección contraria a la suya (como se oponen hoy cada vez que organizaciones populares reivindican o exigen derechos para ejercer o la ampliación de los mismos)9.

Para finalizar hacemos nuestras (no en su totalidad, pero sí en lo sustancial de la propuesta) las palabras de Cerutti Guldberg:

Construir [un nuevo] mundo es la tarea. Todo lo demás es pérdida de tiempo, justamente cuando ya no queda tiempo para nada, no sólo para perder (…). La invitación es a atrevernos a cuestionarlo todo. El mundo otro no surgirá como un milagro. Hay que hacerlo, construirlo. Podremos lograrlo construyendo una sociedad, un mundo, trans-capitalista, más allá de este sistema y quitándonos sus reglas de encima” (Cerutti Guldberg, 2015, p. 180).

El matiz que planteamos es que consideramos peligroso o contraproducente para un proyecto que busque cambiar de raíz la sociedad en la que vivimos si se plantea que debe ser ahora y que ya no hay tiempo para perder. Puede que sirva como impulso de acción o puede que sea un freno luego de pasar un tiempo y que no se vean resultados claros de cambio. Quizás sea lo primero y esto sea un impulso para los que desean vivir en un mundo mejor, quizás sea un llamado a la acción. Pero indefectiblemente hay que ser pacientes a la hora de trabajar en esta dirección10.

REFERENCIAS

Acosta, Y (2015a), Un humanismo crítico desde Nuestra América. En Acosta, Y; Ansamldi, W; Giordano, V; Soler, L (coord.) América Latina piensa América Latina, Buenos Aires, CLACSO, 117-129. [ Links ]

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Cómo citar este artículo: Altamirano Martínez, H. (2018). Las democracias para la liberación como utopía nuestroamericana. En. Revista Justicia, Barranquilla: Editorial Mejoras-Universidad Simón Bolívar, Vol. 24, No. 34, pp.490-506. DOI: https://doi.org/10.17081/just.23.34.3404

1Lo que implica el caso de los Panama Papers no es muy difícil de explicar: se trata de constituir empresas y/o sociedades anónimas para evadir y “blanquear” dinero proveniente de negocios ilegales. Uno de los implicados en Argentina es el actual Presidente Mauricio Macri. En Uruguay aparecen entro otros los siguientes nombres: Pedro Bordaberry, Edgardo Novick, Francisco Gallinal, Miguel Brechner, Juan P. Damiani, Eugenio Figueredo; además aparecen estudios muy renombrados, como Posada y Posada.

2“El Estado abdica de su capacidad de regular y tomar acciones que vayan a contrapelo del fenómeno, como podría ser habilitar la libre circulación y no dejar que se desarrollen nuevas urbanizaciones cerradas, pero sobre todo de ser el garante de derechos e interlocutor con la población y no un agente del capital. Eso de evidencia en la percepción que tienen de la intervención social desde los emprendimientos privados (incluyendo los B[arrios] P[rivados]) sobre el tejido social. Esto nos habla de la presencia de una perspectiva cercana a lo que definimos como “paradigma benevolente” (Pérez, 2013 en Ceroni, da Fonseca, Falero Pérez, Rodríguez, 2014: 200). Para profundizarse puede consultarse la Tesis de Marcelo Pérez: Barrios privados y sectores populares en el Cono Sur: algunas formas de dominación territorial. Análisis a partir del estudio de de dos casos en las Regiones Metropolitanas de Montevideo y Santiago de Chile, Universidad de la República de Uruguay, Facultad de Ciencias Sociales, Maestría Bimodal de Estudios Contemporáneos de América Latina.

3Al respecto Horacio Cerutti Guldberg plantea lo siguiente refiriéndose a los avances en la problematización del campo en la filosofía de la liberación latinoamericana: “en segundo lugar se encuentran las dificultades de contenido. Aquí se distinguen diversos aspectos. A) nociones básicas que se proponen: 1. la noción de “imperialismo” sin discriminar niveles. Se asimila con la noción de un mismo y único “proyecto” de dominación “nordatlántico”. 2. Sentido de nacionalismo. 3)“TercerMundo”,“tercermundismo”. 4)“Populismo”. 5)“Pueblo”. 6)“Ciencia ytécnica”. 7)“Cultura y civilización”. 8) “Política”. b) Aportes metodológicos: el método “ontológico”. Críticas posibles. c) Encuadre del pensar: ¿se trata de una ontología? ¿Cómo se da la toma de conciencia de la realidad latinoamericana? d) El problema del punto de partida del filosofar: ¿es el Facttum, para internarse en él? e) El problema de la utopía. f) Tareas por cumplir: la programática de esta filosofía en relación con la filosofía misma y su redefinición y con los intelectuales. Estos son algunos de los apasionantes interrogantes y cuestiones que debe encarar de alguna u otra manera aquel que quiera internarse por los vericuetos de la “filosofía de la liberación” latinoamericana” (2006: 102-103). El destaque en negrita es nuestro.

4Lo “micro” siempre está emparentado, relacionado, vinculado con lo macro. Cuando decimos macro pensamos en las políticas impulsadas por las Instituciones Financieras Internacionales (IFI), organizaciones multilaterales como la OCDE, la OMC, etc. Existen posiciones políticas que plantean que lo fundamental es realizar prácticas en lo micro y que solamente desde ellas se cambiará la sociedad. De alguna manera reniegan o descartan el juego político que -diríamosparece trascender lo concreto. ¿Es posible abandonar los temas que parecen trascender lo concreto?, ¿las políticas generales no estructuran nuestras vidas cotidianas?

5“Para el moderno, pero especialmente para el eurocéntrico, no existe otra posibilidad que seguir el curso o proyecto de la modernidad a la hora de plantearse la posibilidad de superar los problemas del presente (Bautista, 2014, p. 242).

6“¿Qué hacer frente a la realidad: sólo dar cuenta de ese fenómeno?, ¿con quiénes deben generarse alianzas para la producción de otro conocimiento y para el desarrollo de un plan de acción?, ¿qué lugar tendrían los sectores populares en una estrategia de acción para modificar esta realidad?” (Ceroni, Fonseca, Falero, Pérez, Rodríguez, 2014, p. 202).

7“Se podría decir que contra los procesos de emancipación en los cuales el dominado aspira a tener o ser algín día como el dominador, la modernidad no tiene mucho problema, porque esas formas de relación que ha producido seguirían en última instancia intactas. Esto es lo que ha pasado con los hijos de la clase obrera en el siglo XX: muchos de ellos aspiraban a ser clase media o burguesía, es decir, aspiraban a tener la forma de vida de quienes habían sido los dominadores o explotadores de sus padres. Y,hay que decirlo, muchos obreros lucharon toda su vida para que sus hijos tuvieran una forma de vida burguesa, o sea, moderna. En este caso, la modernidad produjo con éxito la idea de lo que significa dejar de ser pobre; la imagen la dio y la sigue dando la burguesía ahora transnacional. El consumo moderno está produciendo con éxito los nuevos individuos burgueses” (Bautista, 2014, p. 73).

8Por un tema de espacio no podemos explayarnos en este aspecto, pero queremos dejar constancia que esta sociedad se comenzó a imponer a encarcelamiento, tortura y desaparición de seres humanos que pretendían un mundo mejor para todos, en los años 60 y 70 en toda la región del cono sur.

9No siempre los sectores populares trabajan para la liberación. En muchas ocasiones los sectores populares no trabajan objetivamente para su liberación sino que trabajan para afirmar el orden social establecido. De esa forma podemos presumir que no alcanza con ser de un sector popular para afirmar que cualquier movimiento tienda a la liberación. “Que sean sector popular no implica que su comportamiento sea de un sujeto colectivo [popular]” (Gallardo, 2011, p. 78).

10Zitarrosa cantaba lo siguiente: No hay cosa más sin apuro/ Que un pueblo haciendo la historia/ No lo seduce la gloria/Nise imaginael futuro/Marcha con paso seguro/Calculando cada paso/ Ylo que parece atraso/ Suele transformarse pronto/ En cosas que para el tonto/ Son causa de su fracaso (Diez décimas de Saludo al Público Argentino). Recuérdese que pueblo es uno de los tópicos discutidos por las filosofías latinoamericanas desde los 60 del siglo pasado hasta hoy.

Recibido: 26 de Enero de 2018; Aprobado: 24 de Abril de 2018

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