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Bitácora Urbano Territorial

versión impresa ISSN 0124-7913

Bitácora Urbano Territorial vol.24 no.2 Bogotá jul./dic. 2014

 

Dossier central

Aproximación al análisis del espacio fronterizo colombo-venezolano La Parada como caso de estudio*

An Approach to the analysis of the Colombia-Venezuela border space La Parada as a case study

Uma aproximação à análise do espaço fronteiriço entre a Colômbia e a Venezuela La Parada como estudo de caso.

Erika Tatiana Ayala-García1 

Rubén Darío Rodríguez-Angarita2 

1 Arquitecta. Universidad Francisco de Paula Santander eikaayala@hotmail.com. Arquitecta. Magister en Estudios Territoriales y de la población-Universidad Autónoma de Barcelona. Magister en Teoría e historia de la arquitectura- Universidad Politécnica de Cataluña. Candidata a Doctora en Arquitectura - Universidad Politécnica de Cataluña. Docente Tiempo completo Departamento de Arquitectura, diseño y urbanismo- Universidad Francisco de Paula Santander. Directora Grupo de Investigación Taller de la Ciudad UFPS. Representante de Investigación Facultad de Educación, Artes y Humanidades UFPS.

2 Arquitecto. Universidad Francisco de Paula Santander. rdra69@gmail.com. Arquitecto, Especialista en Gestión de la planeación urbana y regional de la Universidad Santo Tomas, Bucaramanga, estudiante de la Maestría en Ordenamiento territorial de la Universidad Santo Tomas, Bucaramanga. Docente investigador del Departamento de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Francisco de Paula Santander. Director del semillero taller Planeación de ciudad e investigador del grupo de investigación Taller de la ciudad de la misma universidad.


Resumen

En el siguiente artículo se presentan las diferentes formas de uso, apropiación y transformación del espacio urbano del corregimiento de La Parada en el municipio de Villa del Rosario, ubicado en la zona de frontera colombo-venezolana. Primero, se realiza un recorrido por la literatura que trata conceptos como ciudad, frontera, espacios binacionales y espacios públicos, para posteriormente centrarse en la realidad física y vivencial de una zona de frontera que se enmarca y crece en medio de la informalidad. Para ello, se utilizó una metodología cualitativa basada en herramientas como la observación participante, las cuales, brindan pautas para el desarrollo del diagnóstico y la caracterización del sector.

Palabras claves: ciudad; frontera; espacios binacionales; informalidad; espacios públicos

Abstract

This paper aims to study the different ways in using, appropriating, and transforming characteristic of the urban spaces at the La Parada region, part of the Villa del Rosario municipality, located at the Colombia-Venezuela border. The reader has the possibility of covering. First, the literature which speaks on concepts like city, border, binational spaces and public spaces and, later on, focusing in the physical and life reality in a border zone which is framed and grows among the informality. The accomplishment of such exercise is reached from the use of a qualitative methodology based on tools such as the participant observation which contemplate the guidelines to development of the diagnose and the sector characterization.

Key words: city; border; binational spaces; informality and public spaces

Resumo

Neste artigo, apresentam-se as diferentes formas de uso, apropriação e transformação do espaço urbano característicos da região de La Parada, parte do município de Villa del Rosario, localizado na fronteira entre Colômbia e Venezuela. A partir da sua elaboração, o leitor tem a possibilidade de percorrer, primeiramente, a literatura que fala sobre conceitos como cidade, fronteira, espaços binacionales e espaços públicos a e, posteriormente, centrar-se na realidade física e vivencial de uma zona de fronteira que se enquadra e cresce em meio à informalidade. A execução deste exercício se realiza a partir da utilização de uma metodologia qualitativa baseada em ferramentas como a observação participante que contemplam as pautas para o desenvolvimento do diagnóstico e caracterização do setor.

Palavras-chave: Cidade; fronteira; espaços binacionales; informalidade e espaços públicos

Introducción

El presente articulo condensa las reflexiones en torno a la caracterización y el trabajo de campo que identifica las diferentes tipologías de uso, apropiación y transformación del espacio urbano del Corregimiento de la Parada - Municipio de Villa del Rosario - Norte de Santander, en el marco de la investigación La Parada: encuentros, desencuentros, usos y apropiaciones del espacio urbano fronterizo realizada por el grupo de investigación Taller de la Ciudad -TAC- adscrito al departamento de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Francisco de Paula Santander.

Este trabajo se inscribe en el campo de los estudios ambientales y analiza conceptos como ciudad, frontera, espacios binacionales y espacio público a partir de las experiencias cotidianas de las personas que laboran y transitan en el corregimiento de La Parada, permitiendo comparar los resultados obtenidos desde la arquitectura -como disciplina que da forma al espacio- y desde las ciencias humanas -que permiten el estudio de la experiencia, la vida cotidiana y el espacio vital de las personas-, enriqueciendo notablemente el proceso de investigación.

A partir de la reflexión sobre el desarrollo y la configuración de la ciudad surgen preguntas que generan nuevos inquietudes con relación al reconocimiento del espacio que habita y en el que se desarrolla el ser humano. Los enfoques o investigaciones que buscan comprender de forma exclusiva el proyecto del espacio público o privado como un proceso técnico y/o constructivo o meramente funcional le han ido cediendo el paso a los estudios que parten de la observación y el conocimiento de la experiencia humana que precede, acompaña o modifica el mismo entorno espacial. Esto ha permito vincular los aportes propios de las ciencias humanas con los conocimientos arquitectónico, enriqueciéndolos y facilitando la apertura del proceso de proyectación del espacio. Dicho umbral de análisis y de observación de la experiencia abre la dimensión del proyecto de la arquitectura y el urbanismo, modificando sus presupuestos y constituyéndose como un capítulo imprescindible de todo proceso de configuración espacial.

La ciudad y los espacios de uso colectivo

La ciudad se presenta como el mayor escenario de evolución del espacio habitado, lugar donde confluye, se genera y se transforma la cultura, las relaciones y la interacción. Se describe como un espacio simbólico, fluctuante, cambiante, compuesto por una red o un tejido de espacios, vías, historias y flujos que diariamente le otorgan un sentido.

Desde la academia numerosos teóricos a través de su saber específico han buscado a lo largo del tiempo establecer una definición que encierre y demarque todas las características que acompañan y preceden la idea de ciudad. Sin embargo, desde su visión polisémica, la heterogeneidad de este concepto hace que cada rama del conocimiento establezca y perfile las características que considera necesarias a la hora de definirlo, logrando que los estudios que nacen como respuesta a los interrogantes planteados dentro de espacios físicos y vivenciales como las ciudades presenten numerosas e interesantes variaciones.

Autores como Sjoberg (1965) y Boisier (2006) describen la ciudad como un asentamiento humano de elevada densidad poblacional compuesta por elementos de infraestructura que prestan servicios de educación, salud y esparcimiento, albergando una gran variedad de colectivos, a través de los cuales, se humaniza el espacio y se desarrollan las relaciones humanas. Para Rodríguez (2012), en cambio, la ciudad es un espacio simbólico, cambiante, basado en la funcionalidad de hechos cotidianos que conforman la historia de la sociedad, trascendiendo la forma espacial y memorial de la urbe, que permite el reconocimiento de hitos espaciales, simbólicos y metafísicos como parte fundamental de la memoria ciudadana que da sustento al patrimonio urbano.

A partir del reconocimiento de estas posturas se puede establecer que la ciudad no sólo es aquel espacio compuesto por elementos físicos construidos que albergan una población determinada, cuya función radica en satisfacer las necesidades de quienes la habitan, sino que, por el contrario, da cuenta del carácter vivencial y experimental que surge de la cotidianidad, de la puesta en marcha de las actividades desarrolladas dentro de los espacios de uso colectivo y de la autodeterminación de sus habitantes.

Por tal razón es importante recordar que la historia de la ciudad puede ser narrada a partir de su espacio público. Es precisamente en los espacio de uso colectivo donde los habitantes tienen la posibilidad de materializar sus relaciones de poder y ciudadanía, expresadas mediante la conformación de espacios como plazas, parques y calles, los cuales, son definidos como lugares de encuentro ciudadano (Borja y Muxí, 2001). Lo anterior configura a la ciudad como un organismo, como un sistema de redes compuesto por espacios de uso común que son apropiados de manera constante, que permiten y fomentan el paseo y el encuentro, al mismo tiempo que sensibilizan, ordenan y le otorgan un sentido a la ciudad.

Para algunos autores como Rangel (2002), el espacio público se define como un lugar de diversificación e interacción en donde el ser humano tiene la posibilidad de expresarse y generar lazos de socialización e interacción no sólo con sus pares, sino con su entorno a través de la puesta en marcha de actividades, ideas, nociones o sentimientos que dan vida y fundamento a conceptos como el sentido de pertenencia y de lugar (Ortiz Guitart, 2003). Estos espacios son los encargados de albergar y congregar los usos, las aspiraciones y la diversidad cultural que caracteriza a la población, facilitando la promoción de nuevas formas de identidad (Aragall Clavé, 2002; Barnada, 2006) y dándole forma al tejido urbano. Al respecto, Augé (1993) afirma que para obtener una lectura adecuada de la ciudad es necesario analizar los procesos que hablan de la individualización del espacio, dificultando la construcción del imaginario y la memoria colectiva.

Metodología de investigación

El objetivo del presente artículo consiste en sintetizar los enfoques provenientes de la arquitectura, el urbanismo y las ciencias humanas con relación a los usos del medio habitado y construido, permitiendo identificar la relación y la experiencia que manifiesta el ser humano "ciudadano" frente a su entorno inmediato. Bajo este orden de ideas, el trabajo de campo propuesto para esta investigación se desarrolla a partir de la implementa-ción de una metodología de investigación cualitativa apoyada en la utilización de la observación participante, la cual, permite el reconocimiento físico del corregimiento de La Parada, así como la recolección y el diagnóstico de las actividades cotidianas que repercuten y transforman el espacio urbano fronterizo estudiado.

Fronteras: espacios binacionales con características propias

El concepto de frontera es entendido por autores como Urdaneta (1999), Gómez Pérez (2008/2009), Soja (2008) y García Fernández (2011) como una línea intangible que demarca la división geopolítica de los Estados. Las fronteras son áreas de contacto e interacción entre dos o más países que comparten una zona de actuación bajo un orden económico, político, cultural, social y ambiental. También son espacios de integración y desarrollo binacional en donde las personas construyen y regulan los lineamientos socio-culturales y físico-espaciales que los preceden, dando lugar a la creación de nuevas formas de uso, apropiación y transformación del espacio tanto físico como vivencial.

Sin embargo, con el paso del tiempo se hace cada vez más evidente el desconocimiento por parte de los entes gubernamentales y planificadores de la ciudad de las interacciones que se desarrollan en las fronteras, omitiendo o negando el constante flujo de personas, bienes y servicios, la movilidad, los encuentros y desencuentros que se generan en ella de forma cotidiana. Al respecto, Zamora (2002) afirman que en la realidad las fronteras desconocen sus límites geográficos y configuran el territorio como una zona de producción o intercambio de productos fruto de una realidad política, un contexto histórico y una identidad cultural que defieren de los aspectos relacionados con la formalidad, la legalidad y la institucionalidad propios de las ciudades del interior.

Para algunos autores como Meza (2008), Gatrell (2001) y Soja (2008) las ciudades fronterizas se configuran como lugares de paso especializados en la distribución y el intercambio de mercancías y servicios, donde predomina el sistema de producción capitalista basado en relaciones socioculturales de espacios con identidad propia, a través de los cuales se desarrollan procesos de apropiación del territorio, generando identidades regionales, espaciales y territoriales, configurando así nuevas geografías humanas.

Bajo la conceptualización de la temática fronteriza, autores como Bitar (2011) utilizan el término "metrópolis trasnacional" para hacer referencia a los espacios regionales urbanos divididos por un límite político y gubernamental que comparten el mismo ámbito social, económico y ambiental, resaltando que a través de la relación física, vivencial y espacial se establecen vínculos irrompibles que giran en torno al intercambio comercial, formal e informal que constituyen la zona binacional como un solo sistema territorial. De la misma manera, otros autores como Dilla (2008) aseguran que estos territorios comparten el espacio ambiental y los recursos vitales de subsistencia, manteniendo así una relación social y cultural entre sus pobladores, que define la existencia de valores culturales comunes y reiteran la necesidad de la puesta en marcha de redes económicas y de intercambio de información, así como la construcción de infraestructura y la planificación urbana para el fortalecimiento del sentido de pertenencia regional.

Este fenómeno de apropiación del espacio supone una proximidad teórica que permite generar debates en torno a conceptos como ciudadanía, construcción social del espacio colectivo y sostenibilidad, otorgándole un sentido a las fuentes teóricas y empíricas que permiten identificar las diferentes formas de interacción y transformación del espacio, obteniendo resultados más acordes a la realidad de la sociedad actual. Bajo este orden de ideas, el corregimiento de La Parada es una fuente inagotable de nuevo conocimiento que aún se encuentra en un proceso inicial de desarrollo. La integración binacional o la existencia de una metrópolis trasnacional abre el paso al estudio de nuevas configuraciones del uso y la apropiación del espacio tomadas no sólo desde el carácter pragmático de la arquitectura, sino referenciadas y enfocadas desde las ciencias humanas, las cuales, permiten el estudio de la cotidianidad y el espacio vivencial de las personas.

La frontera colombo-venezolana

El estudio de caso de esta propuesta de investigación tiene como marco geográfico el corregimiento de La Parada en el municipio de Villa del Rosario, el cual, hace parte del Área Metropolitana del departamento de Norte de Santander. Limita al oriente con la ciudad de San Antonio del Táchira (estado de Táchira), capital del municipio de Bolívar en la República Bolivariana de Venezuela, lugar donde a diario se generan un sinfín de actividades, dinámicas, flujos, migraciones, encuentros y relaciones. Urdaneta (1998) describe el eje conformado por las ciudades de Cúcuta, San Antonio y San Cristóbal en la frontera colombo-venezolana como un sistema urbano binacional basado en el intercambio económico y social, configurado como el espacio fronterizo más desarrollado y activo de américa del sur, el cual, conforma una mancha urbana que une físicamente varios núcleos y que establece el corazón dinámico de una región que comunica los dos Estados gracias a su ubicación estratégica.

A diferencia de la mayoría de los países latinoamericanos que en las décadas de 1960 y 1970 afrontaban una intensa crisis económica, Venezuela gozaba de los beneficios otorgados por la bonanza del petróleo nacional fruto de la crisis de los hidrocarburos en el medio oriente, trayendo como consecuencia un incremento en el flujo migracional colombiano que buscaba mejorar su calidad de vida en el territorio venezolano (Álvarez de Flores, 2000).

Entre 1970 y 1990 la consolidación del vínculo comercial binacional promovió el desarrollo de importantes proyectos de intervención urbana entre los que se destacan la construcción de la Autopista Internacional Cúcuta-San Antonio y el puente internacional Simón Bolívar, mejorando las conexiones y condiciones comerciales entre los dos países. Durante este periodo la ciudad de Cúcuta se configuró como el mercado principal para la compra de víveres y mercancías por parte de la población venezolana como respuesta al establecimiento del bolívar como moneda fuerte, situación que cambiaría radicalmente hacia 1985 con la devaluación del mismo. Esto trajo como consecuencia la liquidación de varias empresas, el desempleo y el retorno de trabajadores colombianos que incrementaron la población y el comercio informal en la frontera (Febres-Cordero, 1975; Vásquez Corinaldi, 1985).

A comienzos del siglo XXI el comportamiento migracional colombiano cambió configurando la zona de frontera como un espacio de tránsito que gira en torno a los horarios laborales: los ciudadanos colombianos cruzan la frontera durante el día para trabajar en el territorio venezolano y regresan en la noche, pues residen en territorio colombiano. Por otro lado, autores como Álvarez de Flores (2004) aseguran que después del 2010 este comportamiento migracional cambió nuevamente debido a que el ciudadano venezolano optó por tomar el territorio colombiano como lugar de abastecimiento y residencia en respuesta a factores externos como la polarización política, la devaluación del bolívar, la falta de abastecimiento de productos de la canasta básica familiar, la inseguridad, entre otros.

El corregimiento de La Parada

Como se mencionó con anterioridad, el corregimiento de La Parada se encuentra ubicado en la frontera colombo-venezolana sobre la ruta que conecta las ciudades de Cúcuta y San Antonio del Táchira, contexto binacional caracterizado por una fuerte actividad basada en el intercambio comercial, el movimiento de bienes, servicios y personas. Allí, la informalidad fluctúa de acuerdo con las necesidades o lineamientos políticos y económicos de la frontera y establece un espacio de articulación que actúa como una zona de tensión que diariamente se reescribe a partir de las experiencias de las personas que se apropian de ella de forma cotidiana. (Véase Figura No. 1).

Fuente: Archivo del Grupo de Investigación Taller de la Ciudad. 2013.

Figura No. 1 Ubicación espacial del corregimiento de la Parada. 

Como se puede apreciar en la Figura No. 2, el emplazamiento del corregimiento de La Parada se define como una trama ortogonal irregular que se establece a partir de dos ejes: la Autopista internacional Cúcuta-San Antonio (A1) que conecta al municipio de Villa del Rosario con la ciudad de San Antonio (estado del Táchira, Venezuela) y la calle 17 (A2) que se proyecta como una desviación hacia la zona urbana del corregimiento.

Fuente: Archivo del Grupo de investigación Taller de la Ciudad 2013 con el soporte gráfico del grupo de Electiva I.

Figura No. 2 Ejes Estructurantes del corregimiento de la Parada. 

El flujo vehicular presente en el sector es alto pero la cobertura de transporte es limitada. El territorio colombo-venezolano se articula principalmente por medio del eje estructurante artificial de la Autopista internacional que se comporta como la columna vertebral del corregimiento que, junto con la calle 17, obliga a los ciudadanos a recorrer, permanecer, reconocer y transformar el entorno de forma cotidiana.

Se debe resaltar que debido a su connotación de zona de frontera, el movimiento poblacional en el corregimiento es constante y el índice de intercambio comercial es alto, lo que afecta considerablemente el espacio. Según el boletín migratorio publicado en junio de 2013 por el Centro Nacional de Atención en Fronteras, CENAF, el flujo migratorio de entrada y salida en la frontera colombo venezolana -capitulo Norte de Santander- correspondió a 915.042 personas, de las cuales, 129.028 se movilizaron por vía terrestre y 39.454 transitaron a través del puesto migratorio Simón Bolívar de Cúcuta (Ministerio de Relaciones Exteriores, 2013). En consecuencia, los organismos encargados de velar por la movilidad vial en Colombia como la Policía Nacional de Carreteras, la Policía Metropolitana de Cúcuta, el grupo de Seguridad Vial y las Secretarias de Tránsito y Transporte de Cúcuta y de Villa del Rosario se vieron obligadas a implementar alternativas tendientes a solucionar las dificultades de movilidad del sector. Así se creó el Plan de tráfico vial cuyo objetivo es contrarrestar la congestión vehicular presente en el corregimiento de La Parada, causado por la falta de planeación e infraestructura vial que obliga a que el tráfico pesado que debe atravesar la frontera se apropie de la margen izquierda de la vía, restringiendo a los vehículos particulares y a los de servicio público al uso de un solo carril, lo que afecta y reduce considerablemente la movilidad. (Véase Figura No. 3).

Fuente: Archivo del Grupo de Investigación Taller de la Ciudad 2013 con el apoyo fotográfico del grupo Electiva I.

Figura No. 3 Movilidad en la zona de frontera.  

Como respuesta a las dinámicas de movilidad, intercambio monetario y contrabando que son cotidianas en La Parada, aparecen una serie de oficios y prácticas sociales de carácter informal que transforman el paisaje urbano y le otorgan nuevos códigos de lectura al territorio. Un ejemplo de esto es la imple-mentación del mototaxismo -actividad informal de transporte público- y la puesta en marcha de asociaciones que brindan el servicio de movilización a través de los puestos de control y congestión vehicular, reduciendo considerablemente los tiempos de desplazamiento.

De la misma manera y con el fin de contrarrestar la baja cobertura del transporte público fronterizo, aparecen los vehículos particulares dedicados al transporte informal de pasajeros, mercancías y combustible conocidos como los piratas, así como los coleros, nombre adjudicado a los vendedores informales que aprovechan las largas estancias que acompañan el paso fronterizo para ofrecer una diversidad de productos que van desde alimentos y bebidas hasta mercancías como libros, revistas y CD's. (Véase Figura No. 4). También se destaca la presencia de los estacadores, personas encargadas de controlar de manera arbitraria el paso de los vehículos en el sector, generando constantes accidentes y riñas.

Fuente: Archivo del Grupo de Investigación Taller de la Ciudad 2013 con el apoyo fotográfico del grupo Electiva I.

Figura No. 4 Los coleros 

El corregimiento cuenta con una presencia elevada de casas de cambio reconocidas por el decreto de ley 444 de 1967 como los espacios físicos destinados al cambio de divisas. También se encuentran los cambia bolívares, personas que se apropian del andén de la calzada derecha que conduce hacia el territorio venezolano, ubicando escritorios, sillas, mecedoras y sombrillas que funcionan como una extensión de algunas casas de cambio. La tercera modalidad son los mañeros y hace referencia a las personas que recorren las filas de vehículos que esperan cruzar la frontera mostrando los billetes mediante el movimiento de su mano, facilitando el intercambio de divisas. (Véase Figura No. 5).

Fuente: Archivo del Grupo de Investigación Taller de la Ciudad 2013 con el apoyo fotográfico del grupo Electiva I.

Figura No. 5 Los Maneros. 

Con relación al tema del contrabando, en el corregimiento de La Parada existen figuras como los maleteros y/o trocheros que son los encargados de movilizar personas y mercancías a través de las rutas informales que evaden los puntos aduaneros o de control fronterizo, así como las restricciones en los momentos en los que la frontera permanece cerrada. Paralelamente surge la figura del mosco que es el encargado de pagar los sobornos a los guardias venezolanos para obtener la contraseña que facilita el paso de los productos de contrabando.

Se debe resaltar que como respuesta a la diferencia en el valor comercial de la moneda entre los dos países y al subsidio otorgado por el gobierno venezolano a los combustibles, la figura comercial informal predominante se encuentra representada por los pimpineros encargados de transportar, distribuir y comercializar la gasolina en pimpinas. Estos contenedores de plástico que no cumplen con las condiciones mínimas de seguridad para el almacenamiento de hidrocarburos son ubicados a lo largo de la Autopista internacional y en diferentes puntos reconocidos por los habitantes del departamento de Norte de Santander (véase Figura No. 6), hecho que refuerza la percepción de autores como Ávila (2012) que asegura que el combustible que pasa por la frontera colombo-venezolana no sólo está destinado al uso de automotores, sino que se desvía hacia los laboratorios de procesamiento de alcaloides en la región del Catatumbo, así como a estaciones formales e informales de expendio de combustibles en la zona central del país.

Fuente: Archivo del Grupo de Investigación Taller de la Ciudad 2013 con el apoyo fotográfico del grupo Electiva I.

Figura No. 6 Los pimpineros. 

Por otra parte, el espacio público se caracteriza por ser una zona de exclusión, en el cual, el vehículo asume una jerarquía territorial mientras que el transeúnte debe afrontar grandes retos como la invasión y la transformación de los andenes por parte del comercio informal, el deterioro del sector por la acumulación de basuras y el riesgo que supone atravesar un lugar que no posee puentes peatonales o reductores de velocidad. (Véase Figura No. 7).

Fuente: Archivo del Grupo de Investigación Taller de la Ciudad 2013 con el apoyo fotográfico del grupo Electiva I.

Figura No. 7 Espacio público de exclusión. 

La informalidad está a la orden del día en el corregimiento de La Parada. La cotidianidad y temporalidad giran en torno a la población flotante que espera largos periodos de tiempo para poder acceder al país vecino y/o que acude al sector para comprar productos de origen venezolano a menor precio, dando lugar a la aparición de actividades comerciales como los pequeños mercados y bodegas que se alojan en las manzanas interiores.

Los usos del suelo del sector se organizan en torno a actividades comerciales y mixtas, dejando en un segundo plano la consolidación de la vivienda, la cual, adapta sus primeros pisos al perfil comercial del sector, modificando radicalmente la percepción físico-espacial y funcional del territorio. (Véase Figura No. 8). Desde esta perspectiva, autores como Méndez (2003) afirman que los barrios de las zonas fronterizas responden a la fijación del espacio social y materializan el conjunto de actividades que se desarrollan dentro del mismo, así la vivienda se convierte en la prueba objetiva del significado que le atribuyen los usuarios, adquiere atributos singulares que conforman la arquitectura urbana y le otorga un sentido a la organización espacial de la sociedad donde se desarrolla.

Fuente: Plan de Ordenamiento Territorial Municipio de Villa del Rosario.

Figura No. 8 Usos del suelo del corregimiento La Parada. 

Para resumir

Con el fin de comprender las dinámicas que se generan en los espacios urbanos fronterizo se hace indispensable profundizar en el papel que cumple la ciudad como fuente de socialización e intercambio, facilitando la identificación de las características físicas y vivenciales por medio de las cuales los habitantes utilizan y transforman los espacios que hacen parte de su cotidianidad.

Hoy en día el quehacer arquitectónico no sólo debe estar focalizado en la construcción de proyectos aislados, por el contrario, en aras de obtener respuestas pertinentes a las problemáticas de la ciudad se deben desarrollar investigaciones enfocadas hacia el reconocimiento de los espacios urbanos de caracterización compleja. Por tal razón, esta investigación es una invitación a visitar, reconocer, reflexionar y escribir a cerca de las características físicas y el espacio vital que hacen parte de la zona fronteriza colombo- venezolana, específicamente del corregimiento de La Parada.

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* Aquí se presentan avances del proyecto de investigación La Parada: Encuentros, desencuentros, usos y apropiaciones del espacio urbano fronterizo, adscrito al grupo de investigación Taller de la ciudad -linea de investigación espacio público y cultura ciudadana- financiado por la Universidad Francisco de Paula Santander. La elaboración de este articulo contó con la colaboración de los estudiantes Sue Acevedo, Miguel Morantes y Jorge Villamizar, así como el apoyo fotográfico del Grupo de Electiva I.

Recibido: 03 de Diciembre de 2013; Aprobado: 12 de Noviembre de 2014

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