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Bitácora Urbano Territorial

versão impressa ISSN 0124-7913

Bitácora Urbano Territorial vol.29 no.1 Bogotá jan./abr. 2019

https://doi.org/10.15446/bitacora.v29n1.76498 

Editorial

Globalización, mercantilización, clústers y gentrificación en la ciudad

PhD. Arq. Carlos Alberto Torres-Tovara 

a Grupo de Investigación "Procesos Urbanos en Habitat, Vivienda e Informalidad"


Este número de Bitácora Urbano Territorial trata de responder dos preguntas: ¿cómo impactan las nuevas políticas y las acciones globales a la ciudad, y se materializan a través de la mercantilización y la configuración de clústeres? ¿Cómo se desatan estas prácticas de la globalización en América Latina y otras regiones bajo la premisa de la renovación urbana, la regeneración o la potenciación de algunas zonas de la ciudad?

La globalización y sus prácticas imponen procesos continuos de reestructuración del territorio para adecuar las prácticas de mercado a sus necesidades. Así, la ciudad está en constante transformación y ajuste a través de mecanismos e instrumentos de actuación que pueden o no estar instituidos. La estructuración de nuevos mercados obliga a reconfigurar los territorios, adaptándolos a sus necesidades recientes, la cuales buscan suplir una demanda existente o creada. Es allí donde surgen configuraciones como los clústeres, la privatización del espacio público, los megaproyectos, macroproyectos o grandes proyectos urbanos, entre otros.

Es claro que el crecimiento y la consolidación urbana en América Latina, al igual que en Asia y África, no han reducido los problemas de pobreza y exclusión, por el contrario, aún se observan la urbanización acelerada, la expansión de los procesos demográficos, la falta de madurez y la búsqueda en la estructuración de los sistemas de ciudades (Cuervo González, 2004). Sin embargo, el aumento demográfico y de la urbanización no ha significado un crecimiento equilibrado en lo espacial, lo económico, lo político, lo ambiental y lo social, antes bien, al desagregar estas dimensiones, se encuentran disparidades complejas de carácter estructural que afectan las relaciones sociales, incrementando las condiciones de exclusión urbana. Por ello, debe ser objeto permanente de cuestionamientos. Más aún, es imperante hacer una revisión estructural de las dimensiones básicas de la transformación territorial (físico espacial, política, sociocultural, jurídica, ambiental y económica).

Así mismo, si entendemos la ciudad como un proceso dinámico, y como la expresión de un contexto cultural en un momento y entorno determinados, no podemos aceptar que, con toda la experiencia y conocimiento con el que contamos para la producción del espacio vital principal de los seres humanos, nuestras ciudades, especialmente sus sectores más pobres, sigan creciendo fundadas en la precariedad físico espacial, la exclusión política, la injusticia social, la irregularidad jurídica, la deficiencia ambiental y la miseria económica.

Esta es una manifestación de un modelo de desarrollo global que hoy es inadmisible desde el punto de vista humano y urbano. Por eso, reconfigurarlo para que se ajuste a las condiciones estructurales de América Latina es una meta a construir y, justo con ella, el acceso equilibrado a los distintos niveles de bienes y servicios que ayudarán a superar, en el mediano plazo, los problemas actuales de exclusión de las poblaciones más vulnerables, aportando al desarrollo de proyectos nacionales con viabilidad económica y política de manera sostenible, en donde las ciudades se constituyan en motores de cambio y transformación en pos de mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Cada vez más, fruto de las relaciones establecidas a nivel global, como de las dinámicas asociadas a la división internacional del trabajo y su realización en las sociedades nacionales, los espacios urbanos se constituyen en atractores y receptores de población: no solo atraen a los moradores rurales, sino a personas de diversos países. Pero, además, se han constituido en centros de concentración de actividades financieras y bursátiles, erigiéndose en epicentros de la inversión de capitales nacionales e internacionales.

Las ciudades capitales, principalmente, se ha consolidado en las tres últimas décadas como centros de servicios y mercado financiero. La ciudad se configura como la articuladora de los distintos agentes que toman parte del proceso productivo, político, social y cultural de los estados nacionales al concentrar servicios, bienes e infraestructura, pero, fundamentalmente, mercados y consumidores, contando también con la oferta político administrativa generada por las entidades públicas y privadas. Al atraer población, se convierte, igualmente, en un gran reservorio de fuerza de trabajo para suplir las demandas del proceso productivo.

Esta condición urbana, conformada a partir de la cualificación de las relaciones de mercado y producción, termina incidiendo en la configuración socioespacial, presionando una suerte de ordenamiento espacio funcional del territorio, determinado por la lógica del modo de producción, así como por las resistencias y estrategias de los sectores excluidos presentes en los hábitats populares. Las ciudades, entonces, asumen un esquema de crecimiento urbano caracterizado por la organización de las actividades económicas; la simultaneidad espacial dispersa en su área geográfica (ya sean áreas metropolitanas, ciudad-región, región de ciudades, región metropolitana, entre otras), pero globalmente integradas; la especialización de las actividades desarrolladas en el suelo urbano; la división social del trabajo; la definición de competencias políticas, y administrativas en el ámbito público y privado, por mencionar algunos aspectos.

Lo anterior se materializa a través de la formulación de planes que ordenan el territorio. La ciudad se constituye así en un centro de dirección desde donde se organiza la economía mundial y se convierte en un punto de localización clave para actividades financieras, servicios avanzados a la producción y espacios generadores de innovación. Esta se define desde un ámbito funcional al mercado y a la acumulación de capital (Boisier, 2001).

La especialización contenida en los Planes de Ordenamiento Territorial plantea la construcción de zonas específicas para el Sector Financiero y de Servicios, Zonas Residenciales, Parques Tecnológicos, Zonas Francas, Clúster, entre otras. Esta noción se materializa a través de Decretos reglamentarios de los denominados Planes Maestros, Planes Parciales, Reglamentación de Unidades de Planeación, Planes de Regularización y Manejo por citar algunos, los cuales contienen las pautas a desarrollar para convertir a la ciudad en un potencial económico en materia de servicios financieros, de salud, turísticos, de educación superior y, principalmente, una ciudad que vende servicios y mercancías terminadas. En este contexto, devienen nuevas dinámicas de segregación socioespacial y de expulsión de la población al interior de la ciudad, además del deterioro de ecosistemas estratégicos, la elevación del precio del suelo urbanizable disponible y el agotamiento de los programas de vivienda social, en virtud de las actividades prioritarias establecidas por el modelo urbano (Boisier, 2001) en sus planes y proyectos.

Un ejemplo de ello es la forma como las ciudades latinoamericanas se articulan al proceso productivo mundial, cobrando importancia como vía para la circulación de grandes capitales a nivel global, pues son involucradas como espacios en los grandes proyectos de infraestructura vial y de conectividad regional.

De igual manera, las prácticas de la globalización procuran resituar de modo permanente los enclaves económicos y de mayor generación de rentas en el territorio y, para ello, demandan suelo urbano urbanizado y bien localizado en las ciudades. Como una estrategia histórica aparece la gentrificación, práctica que desde hace pocos años se ha instalado en América Latina y otros países del llamado tercer mundo, la cual privilegia los suelos en centros históricos deteriorados, pero bien dotados y en barrios próximos a los centros urbanos con altos niveles de consolidación, y que demandan mejoras.

La gentrificación es un proceso complejo que responde a los intereses del mercado de un modo particular, interviniendo y mercantilizando el suelo urbano de alto valor, obrando en consecuencia con las ideas centrales del capitalismo, que se materializan a partir de los modelos de desarrollo que se instalan en los diferentes territorios, ya sean nacionales o locales. Este accionar prioriza los intereses económicos sobre las necesidades humanas individuales y colectivas.

Bajo múltiples premisas, responde a una estrategia económica y mercantilista, invocando la actualización y modernización de la ciudad bajo alusiones asociadas al progreso, al reemplazo de lo viejo por lo nuevo, y a la denominación de renovación urbana, regeneración o potenciación de zonas de la ciudad. Sin embargo, lo que se vienen adelantando son prácticas de gentrificación que expulsan a la población de estos territorios que no está en condiciones de pagar los costos de localización y es reemplazada por otra que sí está dispuesta a costear los nuevos valores. Como consecuencia de esos procesos de expulsión de la población se afectan el orden social y su derecho a ser parte de la ciudad.

Así, la gentrificación hace parte de la formación económica y social de la ciudad capitalista, y de cómo estas relaciones, esencialmente de poder, se materializan en el espacio urbano, generando desigualdades que se replican a la par de las intervenciones urbanas. Como señala Benavides Escobar (2017: 6),

la gentrificación, es un proceso complejo y muy antiguo de intervención y transformación socio espacial, inherente a las dinámicas y prácticas de la ciudad capitalista, que se replica hoy con intensidad en las prácticas del urbanismo, la planificación, el diseño y gestión de las ciudades del mundo, siendo frecuentemente minimizado tras el discurso tradicional asociado a la modernidad, el progreso y el desarrollo, y más recientemente al rescate del espacio urbano.

No obstante, su despliegue ha demostrado traer desequilibrios profundos en el orden social, que no son, en ningún caso, consecuencias inevitables y que deben ser entendidas como el producto de dinámicas que pueden y deben revertirse.

A pesar de ser un fenómeno que data del siglo XIX en Europa y Estados Unidos, es relativamente reciente en América Latina, donde la mayoría de las investigaciones provienen de campos como la geografía, sin embargo, aún es un tema marginal en el urbanismo y otras disciplinas, siendo pertinente profundizar en sus causas, expresiones y formas de manifestación. Su estudio, además de aportar a su visibilización, permite abordar los problemas tradicionales y los conflictos recurrentes en la ciudad contemporánea desde nuevas perspectivas críticas, así como explorar las lógicas de producción de la estructura socioespacial de la ciudad y sus relaciones en los marcos de transformación urbana. Construir precisiones conceptuales hoy, implica volver sobre la evolución y el desarrollo de la ciudad como un campo de disputa de las fuerzas asociadas al orden económico y social que han servido como motor de transformación de la sociedad contemporánea. En ese sentido, Smith (2012) señala que la gentrificación se ha de calificar como una estrategia urbana planificada y generalizable a escala global determinante del urbanismo contemporáneo.

En el contexto de las dinámicas generalizables a la ciudad capitalista, el desplazamiento, el despojo, la exclusión social, la segregación y la gentrificación parecen replicarse a la par de su crecimiento físico y económico, pero no son, en ningún caso, consecuencias aisladas, sino manifestaciones del desarrollo desigual. Interesa, por lo tanto, ahondar en la gentrificación, la mercantilización y los clúster como aquellos procesos que surgen de estas lógicas estructurales en el marco de la denominada globalización.

Los artículos de este volumen de la Revista se enmarcan en los siguientes temas generales:

  • La incidencia de los clústeres en la transformación de las ciudades.

  • La privatización del espacio público como estrategia de mercantilización.

  • El urbanismo neoliberal y la producción de la ciudad en los tiempos de la globalización.

  • Las herramientas y los instrumentos que habilitan la mercantilización del territorio.

  • El desplazamiento de la población y la gentrificación de los centros históricos.

  • La gentrificación de los barrios centrales consolidados.

  • Las nuevas estrategias de gentrificación en el espacio urbano.

  • Los nuevos equipamientos como estrategia de gentrificación.

Ciudad Universitaria, Bogotá D.C., diciembre de 2018

Bibliografía

BENAVIDES ESCOBAR, M. C. (2017). Una mirada a la gentrificación. El caso Bogotá. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, tesis para optar el título de Magíster en Urbanismo. [ Links ]

BOISIER, S. (2001). "Sociedad del conocimiento, conocimiento social y gestión territorial". Interações, 2 (3): 9-28. [ Links ]

CUERVO GONZÁLEZ, L. M. (2004). "Desarrollo económico y primacía urbana en América Latina. Una visión histórico-comparativa" En: A. C. Torres Ribeiro (coomp.), El rostro urbano de América Latina. Buenos Aires: CLACSO, pp. 77-114. [ Links ]

SMITH, N. (2012). La nueva frontera urbana: ciudad revanchista y gentrificación. Madrid: Traficantes de sueños. [ Links ]

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