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Bitácora Urbano Territorial

versão impressa ISSN 0124-7913

Bitácora Urbano Territorial vol.29 no.1 Bogotá jan./abr. 2019

https://doi.org/10.15446/bitacora.v29n1.67254 

Dossier central

Periurbanización en Zonas metropolitanas Guadalajara y Ocotlán, Jariaco

Periurbanity in Metropolitan Zones of Guadalajara and Ocotlan, Jalisco

Periurbanização Zonas Metropolitanas de Guadalajara e Ocotlan, Jalisco

Périurbainisation dans les zones métropolitaines des Guadalajara et Ocotlán, Jalisco

José Juan Pablo Rojas-Ramírez1 

1 Doctor en Ciencias Sociales Universidad de Guadalajara jpablo.rojas@cutonala.udg.mx https://orcid.org/0000-0002-3445-5180. Doctor en Ciencias Sociales, especialidades en Desarrollo Regional Sustentable y Gestión Ambiental. Profesor Investigador del Centro Universitario de Tonalá de la Universidad de Guadalajara. Cuenta con experiencia en el análisis y diseño de modelos de gestión ambiental para sectores productivos, análisis de la gestión integral del agua (GIRH) y estudios de impacto ambiental de los recursos hídricos por obras de infraestructura vial. Actualmente, desarrolla una investigación sobre el desarrollo sustentable y periurbanidad en zonas metropolitanas del occidente de México.


Resumen

El objetivo del artículo es analizar la periurbanización en los municipios de Tonalá y Poncitlán de las Zonas Metropolitanas de Guadalajara y Ocotlán en el estado de Jalisco, México, haciendo uso del enfoque sistémico desde la perspectiva del metabolismo urbano. Uno de los hallazgos principales de la investigación presentada es que los espacios periurbanos estudiados experimentan mayores estragos de contaminación y abandono institucional debido a la irregularidad legal de los asentamientos, a diferencia de los espacios rururbanos, en los que coexisten actividades mixtas y su uso del suelo está regulado por diversas instancias legales enfocadas a la vigilancia agropecuaria y de desarrollo urbano.

Palabras clave: zona metropolitana; metabolismo urbano; periurbanidad; Tonalá; Poncitlán

Resumo

O objetivo do artigo é analisar a periurbanização nos municípios de Tonalá e Poncitlán das Zonas Metropolitanas de Guadalajara e Ocotlán no estado de Jalisco, México, fazendo uso da abordagem sistêmica na perspectiva do metabolismo urbano. Uma das principais conclusões da pesquisa apresentada é que os espaços peri-urbanos estudados experimentam maior destruição de contaminação e abandono institucional devido à irregularidade legal dos assentamentos, ao contrário dos espaços rururbanos, onde coexistem atividades mistas e seu uso da terra. regulamentado por vários órgãos jurídicos focados na vigilância agrícola e no desenvolvimento urbano.

Palavras-chave: metropolitano; metabolismo urbano; periurbanidad; Tonalá; Poncitlán

Abstract

The objective of the article is to analyze the periurbanization in the municipalities of Tonalá and Poncitlán of the Metropolitan Zones of Guadalajara and Ocotlán in the state of Jalisco, Mexico, making use of the systemic approach from the perspective of urban metabolism. One of the main findings of the research presented here is that the peri-urban spaces under study experience greater havoc of contamination and institutional abandonment due to the legal irregularity of the settlements, unlike the rururban spaces, in which mixed activities coexist and their land use It is regulated by various legal bodies focused on agricultural surveillance and urban development.

Keywords: metropolitan zones; urban metabolism; perurbanity; Tonalá; Poncitlán

Résumé

L’objectif de l’article est d’analyser la périurbanisation dans les municipalités de Tonalá et Poncitlán des zones métropolitaines de Guadalajara et Ocotlán dans l’état de Jalisco, au Mexique. Il est évident que ces municipalités ont été reléguées aux programmes publics de développement productif et de protection de l’environnement. Dans cet article, il est évident qu’il existe des établissements humains dans des zones périphériques qui ne disposent pas de biens et services publics de base. En ce qui concerne la méthodologie, l’approche systémique axée sur le métabolisme urbain et sa corrélation avec la ville et les espaces naturels ont été utilisées. L’une des principales conclusions est que ces espaces périurbains subissent de plus en plus de ravages en matière de contamination et d’abandon institutionnel en raison de l’irrégularité légale des zones de peuplement, contrairement aux espaces ruraux dans lesquels des activités mixtes coexistent et où leur utilisation des terres est réglementée. organismes légaux axés sur la surveillance agricole et le développement urbain.

Mots-clés: métabolisme urbain; périurbain; métropolitain; Tonalá; Poncitlán

Introducción

El objetivo de este artículo es analizar la periurbanización en áreas de los municipios de Tonalá y Poncitlán, en sus respectivas Zonas metropolitanas, Guadalajara y Ocotlán. Dichas zonas se encuentran en el estado de Jalisco, entidad política ubicada al occidente de México. Como resultado, se ofrece un análisis que puede contribuir al poder del concepto de periurbanidad.

En términos metodológicos se utiliza el enfoque sistémico desde la perspectiva del metabolismo urbano para comprender cómo surge la periurbanidad y qué le caracteriza. Se parte de la percepción de que existe una interrelación entre el sistema natural de un lugar y la implantación de un sistema de prácticas sociales de grupos humanos, de origen urbano y rural, con determinadas características socioeconómicas que convergen (Sanz y Navazo Lafuente, 2012; Foladori, 2001; 2005; Díaz Álvarez, 2014). Para tal efecto, se define conceptualmente el término de periurbanidad y posteriormente se describe el proceso histórico reciente que experimentan Tonalá y Poncitlán con respecto a las dinámicas propias de la metrópoli, en cuyo caso se encontró que existen estragos ambientales en la calidad del aire, del agua y de los suelos urbanos.

La elección del espacio de estudio responde a la diferenciación entre el desarrollo experimentado en el occidente de México y el resto de las zonas urbanas del país. Se observa que el crecimiento urbano y la conglomeración de la población en las ciudades del primer caso devino en la especialización de actividades terciarias, lo cual incrementó la atracción hacia la ciudad, y la expansión territorial a zonas rurales y de resguardo ecológico (Rojas Ramírez, 2006).

En lo que concierne al suelo, la transformación de terrenos rurales a urbanos, además de alterar el equilibrio ecológico aledaño a los campos de cultivo y crianza de ganado, tuvo impactos en la calidad de vida de las personas asentadas en dichos espacios y en su sustentabilidad social. En casos como los aquí abordados, los lugares que transforman su vocación rural a urbana sin un plan de ordenamiento y sin la consecutiva preparación del espacio se caracterizan por la insuficiencia de servicios básicos como agua potable, alcantarillado, seguridad pública, centros educativos y de salud accesibles, así como vías de acceso que faciliten la movilidad urbana, por mencionar algunas (Ramírez Bautista, 2007; Dávila, 2009).

De acuerdo con Díaz Álvarez (2014: 54) "la ciudad logra cumplir, parcialmente, la función ecológica de reemplazar la calidad de vida rural; pero en el proceso deteriora el entorno natural, debido en parte, a las restricciones de las leyes naturales y tecnológicas". Por lo que emergen efectos no deseados, entre los cuales se destacan el rezago urbano y el abandono del campo, dado que la especulación económica y el enclave de servicios públicos se destinan a sectores económicos con capacidad de absorción de sus costos. En ocasiones, el paisaje geográfico produce un efecto de atracción de sectores inmobiliarios para transformar y mezclar con diversas amenidades el espacio, a la vez que incrementan la influencia urbana en otros lugares con patrones culturales y de vocación diferente.

En cuanto al abandono del campo mexicano, las instituciones de apoyo social cambiaron los patrones de operación con la adopción del modelo económico neoliberal. Esto implicó que el sector primario, carente de capacidad económica para responder a los retos de modernización y a las exigencias de mercado, tuviera un rezago social. Por ende, los productores agropecuarios organizados en los distritos de riego se adaptaron a patrones de cultivo que el modelo económico exigía, si su capacidad económica les permitió dicha transición. De lo contrario, cambiaron su actividad productiva o migraron para buscar mejores oportunidades laborales (Gil-Méndez, 2015). Como resultado, el espacio rural abandonado fue susceptible a la transformación.

Metabolismo urbano y periurbanidad

El metabolismo urbano se refiere a un abordaje teórico en donde se presupone la interdependencia y la existencia de flujos, de cadenas de materiales y de energía necesarios para la realización de las actividades humanas y del resto del ecosistema (Díaz Álvarez, 2014; Sanz y Navazo Lafuente, 2012). En este sentido, los espacios urbanos y no urbanos guardan una red compleja de flujos tanto de materia prima y movilidad humana, como de recursos naturales energéticos, maderables, alimenticios, de flora y fauna.

Por medio del enfoque del metabolismo urbano se explican los impactos que tiene la expansión de la ciudad sobre la vocación del uso del suelo y la capacidad de sustento de las comunidades establecidas en las áreas rurales contiguas de los municipios de Tonalá y Poncitlán.

El aprovechamiento de los recursos naturales como el aire, el agua, el suelo, los forestales y los agroalimentarios es cada vez más complejo no solo por la demanda en incremento de dichos recursos para una población con un consumo diversificado, sino por el contexto de incertidumbre sobre su disponibilidad inmediata y asequible. Esto se asocia a los costos elevados de saneamiento y restauración, así como a las externalidades negativas que acarrea su explotación y degradación.

De la misma forma, es necesario diferenciar la periferia urbana de complejos habitacionales de alto valor o suburbios en donde los asentamientos humanos se distinguen por su poder adquisitivo, lo cual discrepa de la tendencia de los círculos periféricos de las urbes después de la segunda mitad del siglo XX, que se caracterizaban por el lugar de residencia de la mano de obra o de los sectores sociales urbanos en situación de pobreza.

A finales de la última década de dicho siglo, en el caso mexicano, la propiedad del suelo de la periferia cercana e interconectada por vialidades adecuadas a los centros administrativos de la ciudad se trasladó a manos de otros sectores socioeconómicos de mayor poder adquisitivo, lo que obligó a los estratos sociales desprotegidos a desplazarse a zonas aún más distantes. En algunos casos, a áreas inhóspitas y, en otros, a zonas rurales contiguas y de difícil acceso vial.

En sus dimensiones socio-espaciales, la expansión urbana ha estado caracterizada por aumentos en la segregación espacial mediante fenómenos como la multiplicación de conjuntos cerrados de estratos medios y altos en la periferia de las ciudades (con frecuencia acompañados de una marcada privatización de lo público, como fuentes de agua y vías), y un paralelo crecimiento de barrios precarios de densidad media o alta en zonas alejadas del centro de la ciudad, incluso promovidos por el Estado (Dávila, 2009: 2).

La dinámica prevaleciente en los espacios periurbanos es el asentamiento irregular y, en ocasiones, ilegal por parte de un nuevo tipo de colonos caracterizado por su carencia económica. Esto dificulta la transformación y la gestión del espacio con los servicios básicos para posibilitar la habitabilidad. En el proceso, las instituciones de regulación ven la necesidad de regular y planear dicho fenómeno.

A mediados del siglo XX el cambio del uso del suelo y la instauración de fraccionamientos habitacionales planeados y regulados proliferó en el caso de la incipiente Zona Metropolitana de Guadalajara, en donde se emplazó la clase socioeconómica con más poder adquisitivo (Rojas Ramírez, 2006). Por el contrario, al oriente se erigieron grandes complejos de vivienda de interés social como respuesta a los problemas socioeconómicos de la ciudad y a la necesidad de mano de obra para la industria (Núñez Miranda, 2011).

Dentro del fenómeno que se ha dado en llamar 'ciudad difusa' o 'ciudad dispersa' (Monclús, 1998), las crecientes necesidades de infraestructura constituyen otra dimensión de política que conjuga y amplifica las ya mencionadas de tipo institucional, ambiental y socio-económico. Aun cuando las vías, el transporte urbano e intermunicipal, la energía y las telecomunicaciones constituyen retos de gran envergadura para cualquier sociedad en proceso de cambio rápido, el agua y el saneamiento encarnan un caso especial en el ámbito periurbano (Dávila, 2009: 2).

En el espacio periurbano, de acuerdo con Ramírez Bautista (2007), convergen sectores sociales de diferentes procedencias: campesino, urbano marginal, urbano popular y urbano medio. En los casos abordados la llegada de cada grupo a las "áreas inhóspitas" aconteció en el orden mencionado, ocasionando una mezcla de sectores socioeconómicos con prácticas socioeconómicas diferenciadas en un suelo en transformación que, por los efectos de la industrialización moderna y el crecimiento demográfico, experimenta efectos ambientales y sociales severos, entre los que cabe destacar la pérdida del recurso biótico, la escasez, la contaminación hídrica y la erosión de los suelos, aunado a problemáticas sociales por la falta de servicios básicos como agua potable y drenaje, seguridad pública y transporte público. Dichos efectos inciden de manera directa en los grupos socioeconómicos más empobrecidos.

Esta situación contrasta con la que experimentan los grupos del sector urbano medio cuyas dinámicas de interacción económica y cultural se llevan a cabo en los centros de las ciudades, y sus hábitats están restringidos por paredes perimetrales en complejos suburbanos con amenidades y servicios accesibles gracias a su poder adquisitivo. Las interacciones con el resto del conglomerado periurbano se remiten a efectos de vulnerabilidad ambiental y desgaste de recursos, cuyos estragos recaen en los grupos desprotegidos.

Cabe destacar que no todos los espacios periurbanos evidencian las mismas características, producto de procesos históricos diferentes relacionados con la transformación de los usos del suelo, la movilidad humana, o las dinámicas culturales y productivas. En algunos casos, la movilidad ocasiona el abandono de espacios que eran de uso urbano o rural, y devienen, en un momento de interface, en lugares susceptibles a ser ocupados por otros grupos, ya sea mediante arreglos informales de invasión o procesos poco claros, legalmente hablando, para su reutilización como lugares de hábitat humano, aunque con rasgos que limitan el desarrollo óptimo de la calidad de vida, y la obtención de bienes y servicios públicos básicos.

De acuerdo con Foladori (2001), la economía desde la perspectiva de la ecología se concibe como un sistema abierto que se interrelaciona con el ecosistema, de esta manera, la ciudad y sus funciones económicas requieren de los flujos materiales y energéticos de las zonas aledañas a ella. Por lo tanto, percibir a Tonalá y a Poncitlán como municipios proveedores de algunos recursos naturales materiales necesarios para el dinamismo de las zonas urbanas de Guadalajara y Ocotlán es una visión corta, ya que prestan otros servicios ambientales al conjunto del territorio y, por ende, a la salud pública. Estos ofrecen a la ciudad áreas de resguardo ecológico y diversas funciones de soporte ambiental como la prevalencia de masa arbórea, fauna, cuerpos de agua que interactúan con los efectos atmosféricos para generar regulaciones meteorológicas a través de los ciclos geomorfológicos del agua y de la regulación de la temperatura.

Entre las funciones de soporte ofrecidas por Tonalá se observa que existe una red de vasos reguladores a lo largo de la cuenca del Ahogado, cuyos cuerpos interactúan con la fertilidad de los suelos y dan soporte vital a la aún existente fauna entre las zonas con muy baja densidad poblacional.

Zonas metropolitanas de Jalisco, Guadalajara y Ocotlán: la interacción de lo urbano y su periferia

La creación y consolidación de zonas metropolitanas2 es una propuesta del nuevo ordenamiento territorial y social del siglo XXI en México. En Jalisco el proceso se ha desarrollado en dos vertientes. Quizás, la de mayor relevancia sea la conformación de la Zona Metropolitana de Guadalajara, cuyo fenómeno urbano surgió en la década de 1950 con la creación de un Consejo Metropolitano que colaboró con tres municipios contiguos: Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque para brindar servicios públicos básicos de ordenamiento territorial y, en especial, de agua y alcantarillado (Rojas Ramírez, 2006).

Por otra parte, a finales del siglo XX y la primera década del XXI surge el reconocimiento y posterior decreto oficial para las áreas que tenían una interacción intermunicipal o interestatal a través de programas de ordenamiento y planeación. En el caso del occidente de México se da la implementación de los Programas de Ordenamiento para la instauración de zonas metropolitanas en Puerto Vallarta (PROTEVA, 2010) y en Ocotlán (PLADEO, 2011). En el año 2010 la Secretaría de Desarrollo Social y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía reconocen la existencia de tres zonas metropolitanas en Jalisco: Guadalajara, Puerto Vallarta y Ocotlán, aunque desde el año 2009 se realizaron estudios para consolidar la etapa de diagnóstico de las dos últimas Zonas.

Sin embargo, la prontitud del proceso de reconocimiento y definición de las áreas metropolitanas por parte de las instituciones no fueron acordes con la generación de condiciones para el desarrollo de la calidad de vida, la distribución espacial y la ocupación económica predominante. Tampoco sentaron las bases para el aprovechamiento racional de los recursos naturales desde una óptica de interdependencia ecosistémica.

La cuestión prevaleciente en el proceso de metropolización mexicana fue cómo gestionar y hacer gobernables las zonas urbanas. Ante esta interrogante es necesario establecer brevemente cómo se desarrolla la dinámica urbana y su expansión a suelos rurales en la medida en la que los actores intercambian, pactan, otorgan, comercian, y trasladan recursos materiales y servicios que establecen la estructuración del sistema urbano (Castells, 2004; Rojas Ramírez, 2006; Dávila, 2009), sin romper las interrelaciones con el ámbito rural por principios de interdependencia, respetando el vocacionalmente del espacio y contribuyendo al fortalecimiento de esa interdependencia. Dicha dinámica en México sólo quedó plasmada en documentos.

Las zonas metropolitanas de Guadalajara y Ocotlán en la primera década del siglo XXI

La zona metropolitana de Guadalajara se conformó inicialmente por los municipios de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá, en ella se evidencian efectos de desigualdad social, rezago y presión hacia los recursos naturales debido a la dinámica productiva y a la creciente demanda de recursos. En el presente apartado se abordan los efectos socioambientales de la dispersión urbana y los efectos en las principales ramas productivas del municipio de Tonalá: la producción artesanal de alfarería en la nueva periferia de Guadalajara, como se observa en el Cuadro 1.

Cuadro 1 Población, tasa de crecimiento y densidad media urbana de la Zona Metropolitana de Guadalajara. 1990-2010 

Fuente: CONAPO (2010).

1 El dato de Superficie se obtuvo de las Áreas Geoestadísticas Municipales AGEM), del Marco Geoestadístico Nacional 2010.

2 Densidad Media Urbana. El dato de superficie para el cálculo de la DMU se obtuvo a partir de las Áreas Geoestadísticas Básicas (AGEB) urbanas, de la Cartografía Geoestadística Urbana del Censo de Población y Vivienda, 2010.

En el caso de Tonalá los asentamientos periurbanos se encuentran en los transeptos entre las carreteras libre Guadalajara-Zapotlanejo y el de la autopista Guadalajara-México, vías que rompen la continuidad urbana y, por ende, la consecución de los servicios públicos. En la Imagen 2 se muestra la traza urbanizada.

Fuente: Wikipedia.org.

Imagen 1 Áreas Metropolitanas de México 

Fuente: INEGI (2010).

Imagen 2 Ubicación de Tonalá con respecto a la Zona Metropolitana de Guadalajara, Jalisco 

Fuente: IITJ (2014).

Imagen 3 Demarcación del municipio de Tonalá Jalisco y sus colonias 

La Zona Metropolitana de Ocotlán (ZMO), por su parte, está integrada por los municipios de Ocotlán y Poncitlán, municipios ribereños del lago de Chapala y en 2015 contaba con 163.556 habitantes (INEGI, 2015). Su conformación se decretó en el año 2010 como una respuesta a las aspiraciones del Gobierno Federal por lograr el desarrollo local de manera conjunta entre municipios que guardan cierta interacción productiva y cercanía entre las zonas urbanas. En el caso de Ocotlán el propósito es generar un desarrollo integral para sus habitantes y contribuir al rezago social que prevalece en Poncitlán (véase Cuadro 2).

Cuadro 2 Población, tasa de crecimiento y densidad media urbana de la Zona Metropolitana de Ocotlán. 1990-2010 

Fuente: CONAPO (2010).

1 El dato de Superficie se obtuvo de las Áreas Geoestadísticas Municipales (AGEM), del Marco Geoestadístico Nacional 2010.

2 Densidad Media Urbana: El dato de superficie para el cálculo de la DMU se obtuvo a partir de las Áreas Geoestadísticas Básicas (AGEB) urbanas, de la Cartografía Geoestadística Urbana del Censo de Población y Vivienda 2010 (INEGI, 2010).

En el diagnóstico metropolitano de Ocotlán se proponen nuevas acciones para incrementar la calidad de vida de sus habitantes a través del dinamismo económico y la interdependencia de los municipios, además de diversificar vías de acceso que unan a los centros urbanos. No obstante, localidades de Poncitlán como Agua Caliente carece de servicios elementales como agua potable, salud, empleo y saneamiento, además de estar en peligro de invasión territorial por parte de agentes inmobiliarios que pondrían en riesgo la cohesión social de un grupo que se autoreconoce como pueblo originario o indígena.

En el mismo orden de ideas, en los dos municipios que conforman la ZMO se han realizado cambios importantes como el impulso a la urbanización, la expansión y modernización de las vías de comunicación, las actividades turísticas e industriales, entre las que se destacan la mueblería y una planta trasnacional Nestlé, A.C. Sin embargo, subsiste la invisibilización y la subordinación que la regionalización administrativa había comenzado décadas atrás al fomentar y priorizar el desarrollo de Guadalajara en detrimento de las demás ciudades del estado de Jalisco.

Descripción de los procesos de periurbanización en los municipios de Tonalá y Poncitlán: efectos socioambientales

La ciudad de Guadalajara y su zona metropolitana experimentan una concentración poblacional en torno a los servicios urbanos que se localizan de forma dispersa por el territorio de la metrópoli, lo cual genera una paradoja. Por un lado, se concentra la población en áreas con accesibilidad a servicios urbanos y, por otro, las actividades de los los habitantes se encuentran distantes a sus lugares de residencia, lo cual originó durante las décadas de 1980 y 1990 que la población cambiara su lugar de habitación alrededor de los parques industriales ubicados en las periferias de la ciudad. En el caso de Tonalá, el Distrito urbano contiguo y accesible a la ciudad dividió el municipio en términos de desarrollo: la cabecera municipal (Imagen 3) fue dedicada a las actividades productivas propias de la ciudad, mientras que el oriente fue confinado al abandono pese a los cuerpos de agua existentes, a la riqueza paisajística de la Barranca Oblatos-Huentitan y a su vocación agrícola, la cual desciende año tras año desde la década de 1970.

El espacio entre la cabecera municipal de Tonalá y el límite municipal oriente de Guadalajara, por su característica inhóspita y poco rentable en términos rurales, experimentó un proceso de transformación e incorporación a través de la construcción de viviendas de interés social en complejos multifamiliares. En su mayoría, hicieron parte de una estrategia pública que busco, en la década de 1980, conglomerar a la mano de obra que la ciudad y la creciente industria requería en un conjunto que se denominó Loma Dorada (Núñez Miranda, 2011).

De tal suerte, la contigüidad y la afectación sobre la transformación de la vocación del suelo poco afectarían el desequilibrio de las actividades propias de cada espacio. Bajo ese criterio, esta porción urbana se insertó desde entonces a la metrópoli de Guadalajara. Por un lado, se buscaba que el fraccionamiento de interés social se destinara para la fuerza laboral de la metrópoli y, por otro, se trataron de mantener las actividades tradicionales de la cabecera municipal de Tonalá.

Como ha sido característico de Guadalajara, desde 1940 y hasta entrada la segunda década del siglo XXI, el espacio contiguo a las interconexiones viales entre centros de población, en específico los transeptos viales, han sido los predilectos para llevar a cabo gestiones de transformación del uso del suelo a urbano. Al igual que en otros municipios urbanizados y adheridos a la Zona Metropolitana, como es el caso de Zapopan y Tlaquepaque desde la década de 1940, ciertos factores como los bajos costos del suelo rural susceptible a ser urbano, y la cercanía aparente a los servicios de la ciudad y a los recursos naturales de las zonas aledañas (Rojas Ramírez, 2006) influyeron para la incorporación progresiva del resto del municipio de Tonalá. No obstante, esta se realizó bajo la lógica de las décadas anteriores, sin considerar las nuevas problemáticas contemporáneas como la escasez de presupuesto público para dotar a la ciudad de una movilidad ágil, un transporte público eficiente, agua potable y alcantarillado.

Los datos estadísticos trabajados por CONAPO (2010) con respecto a la situación sociodemográfica del municipio de Tonalá, Jalisco, señalan que, pese a no tener un estatus de pobreza extrema y marginación, aproximadamente el 32,9% de la población es pobre multidimensional, mientras que la medición de pobreza y desigualdad realizada por CONEVAL (2012) muestra que un 36% vulnerable por alguna carencia social.

La pesca en los municipios que conforman la Zona Metropolitana de Ocotlán (ZMO) ha decrecido en la última década debido a los impactos ambientales que ha tenido la actividad industrial en la ciudad de Ocotlán sobre el río Zula y el lago de Chapala. Como consecuencia, las oportunidades de empleo han menguado y las existentes no cuentan con garantías laborales mínimas en la mayoría de los casos, situación que empeora porque las personas no cuentan con la experiencia y cualificación exigida por el sector industrial, pese a los esfuerzos gubernamentales para capacitar a la población en dichos temas.

El escenario desigual en la ZMO entre una ciudad en proceso de industrialización como Ocotlán frente a Poncitlán, preponderante en la posesión de recursos naturales, mano de obra y actividades comerciales, y la conjunción actual de un municipio pequeño como Jama y es un reto para las autoridades de los tres municipios, en tanto equilibren los niveles de mejoramientos urbanos con los requerimientos sociales y ambientales. Mientras los planes de ordenamiento plantean a la ribera del lago de Chapala y la ZMO hacia la vocación turística, localidades como Agua Caliente, Zapotera y Ojo de Agua se encuentran sin los servicios básicos que el marco normativo mexicano y los derechos humanos de la tercera generación prevén para los ciudadanos.

En la localidad de Mezcala, en el municipio de Poncitlán, los gobiernos federal, estatal y municipal han señalado en diversas ocasiones su interés por promover el turismo nacional e internacional, mientras que los habitantes han manifestado su desinterés en el turismo con inversiones externas (Moreno, 2011), especialmente, porque en la última década varios particulares han invadido y comprado de forma ilícita terrenos pertenecientes a la comunidad indígena de Mezcala, la cual mantiene la propiedad comunal.

Las revisiones de los estudios existentes sobre la Zona Metropolitana de Ocotlán arrojan una realidad similar en cuanto a un municipio "ganador del progreso y avance tecnológico" en detrimento de uno "perdedor que ponen en riesgo sus actividades culturales, recursos naturales, salud y modos de vida". Esto evidencia la desigualdad social y ambiental, así como el rezago que experimentan algunas localidades de Poncitlán en el contexto de su zona metropolitana: Mezcala, San Pedro Itzican, Cuesta de Mezcala y hasta en la misma cabecera municipal (Hernández-García, 2014).

Fuente: INEGI (2010).

Imagen 4 Zona metropolitana de Ocotlán 

La problemática ambiental de la Zona Metropolitana se manifiesta en erosión de suelos de diferente naturaleza y magnitud, deforestación por la práctica agrícola, la contaminación hídrica de casi todos los cuerpos de agua de la zona por la presión urbana, presencia de residuos peligrosos producto de la práctica agrícola e industrial, contaminación atmosférica en menor medida y deterioro del paisaje por la falta de un plan paisajístico para la zona (PLADEO, 2011: 45).

Otra situación a destacar en Poncitlán, especialmente en las localidades mencionadas, es la invasión de especuladores para la transformación del uso del suelo, lo cual atenta contra el patrimonio cultural de los pobladores que, en los casos planteados de Mezcala y Cuesta de Mezcala, se identifican como indígenas cocas con actividades agrícolas de autoconsumo basada en la siembra de chayote (sechium edule) y de maíz para su venta en los mercados locales.

Conclusiones

En el caso de la Zona Metropolita de Guadalajara se concluye que la continuidad urbana experimenta el fenómeno de ciudad difusa, en el cual ciertas áreas en posesión de grupos que padecen rezago social, con carencias evidentes de recursos naturales de calidad, no logran establecer vocaciones productivas y, a su vez, se fomenta la desestructuración del metabolismo urbano. Dicha situación se agrava en el momento en el que emergen nuevos asentamientos urbanos masificadores destinados a estratos socioeconómicos medios y altos, en donde los efectos del poder adquisitivo se dejan ver en el consumo intensivo de recursos naturales y energéticos.

El problema de la perirubanización se debe a la desatención del ordenamiento territorial ecológico, a la dispersión urbana en la metrópoli de Guadalajara, a la falta de conservación de zonas de amortiguamiento ecológico rural y al asentamiento irregular en propiedad federal, lo cual pone en evidencia las desigualdades en la respuesta de las instituciones ante el poder adquisitivo de los grupos sociales y la relevancia histórica de las áreas urbanas.

El proceso de creación y decreto de Zonas Metropolitanas ha venido a reconfigurar los territorios, y las sociedades locales y regionales. Sin embargo, mantiene una deuda con la disminución de la desigualdad económica, social, ambiental, entre otras. En la Zona Metropolitana de Guadalajara y en la Zona Metropolitana de Ocotlán hay procesos de expansión urbana e industrial que han significado la desatención hacia sus poblaciones originarias y tradicionales frente a la promoción de nuevos habitantes, usos del agua y el suelo, así como de nuevas actividades económicas como el turismo nacional e internacional, la urbanización mediante la expansión de fraccionamientos y cotos privados. A la anterior deuda ambiental de los municipios se han agregado formas nuevas de abandono y deshabilitación de sus tierras para posibles habitantes y usos.

En el caso de la planeación metropolitana de la ZMO se observan procesos claramente distintivos entre las zonas urbanas de la ciudad de Ocotlán y de Poncitlán, y las zonas rurales, las cuales se encuentran inmersas en la perirubanización y pauperización: Mezcala de la Asunción, San Pedro Itzicán, Agua Caliente, La Zapotera son comunidades que mantienen su identidad indígena y pertenecen a una de las zonas con menos desarrollo, servicios y cambios habitacionales, aunado a los índices de pobreza, desigualdad y rezago educativo.

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2Espacio de características urbano continuo con diferencia de lo urbano y lo rural. La Zona Metropolitana "excede" al Área Metropolitana al involucrar la totalidad del territorio ocupado. La Región Metropolitana pone relaciona el Área metropolitana y su entorno, incluyendo territorios que pueden no formar parte de la mancha urbana (Pírez, 1994).

Cómo citar este artículo: ROJAS RAMÍREZ, J. J. P. (2019). "Periurbanización en Zonas metropolitanas Guadalajara y Ocotlán, Jalisco". Bitácora Urbano Territorial, 29 (1): 23 - 32.

Recibido: 24 de Agosto de 2017; Aprobado: 14 de Junio de 2018

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