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Bitácora Urbano Territorial

versión impresa ISSN 0124-7913versión On-line ISSN 2027-145X

Bitácora Urbano Territorial vol.32 no.1 Bogotá ene./abr. 2022  Epub 07-Jul-2022

https://doi.org/10.15446/bitacora.v32n1.98474 

Dossier central

Guerra y paz: el conflicto de las interpretaciones. Lecciones y aprendizajes en el Acuerdo de Paz

War and peace: the conflict of interpretations. Lesson and learnings from the Peace Agreement

Guerra e paz: o conflito das interpretações. Lesões e aprendizagens no Acor do da Pace

Guerre et paix : le conflit des interprétations. Leçons et apprentissages de l’Accord de Paix

Beethoven Zuleta Ruiz1 
http://orcid.org/0000-0002-5660-3973

1 Universidad Nacional de Colombia fazuleta@unal.edu.co.


Resumen

A partir del concepto de afinidad electiva, este artículo propone una reflexión sobre cómo conjugar, en la planeación territorial de la paz, los asuntos del interés, en su amplia acepción de la realización personal y el éxito, con los de la afectividad, la emocionalidad y la amistad, generalmente asumidos como expresiones metafóricas de la vida y del cuerpo. La reflexión surge de un trabajo de acercamiento y colaboración interdisciplinaria de un grupo académico de investigadores y estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia de las Sedes Bogotá y Medellín, con un programa de acompañamiento al Espacio Territorial de comunidades desmovilizadas de las FARC-EP, concentradas en el ETCR "Jaime Pardo Leal". Se propone una crítica y una revisión del enfoque PDET, instrumentalizado por el Acuerdo de Paz (Gobierno Nacional de Colombia-FARC/EP), porque adopta metodologías parciales para una totalidad compleja de problemáticas de la vida y sus dilemas históricos que trascienden una economía de la sobrevivencia.

Palabras clave: Acuerdo de paz; planificación de programas; asentamiento humano; derecho a vivir en paz

Abstract

This article, based on the concept of elective affinity, proposes a reflection on how to combine in the territorial planning of peace the issues of interest in its broad sense of personal fulfillment and success, with those of affectivity, emotionality and friendship, generally assumed as metaphorical expressions of life and of the body. The reflection arises in a work of approach and interdisciplinary collaboration of an academic group of researchers and students from the National University of Colombia of the Bogotá and Medellin, with a program of accompaniment to the territorial space of demobilized communities of the FARC-EP, concentrated in the ETCR "Jaime Pardo Leal". A critique and revision of the PDET approach instrumentalized by the Peace Agreements is proposed, because it adopts partial methodologies for a complex totality of life problems and their historical dilemmas that transcend and economy of survival.

Keywords: Peace agreement; Programme planning; Human settlements; Right to live in peace

Résumé

Cet article, basé sur le concept d'affinité élective, propose une réflexion sur la manière de conjuguer dans la planification territoriale de la paix, les enjeux d'intérêt dans son sens large d'épanouissement personnel et de réussite, avec ceux d'affectivité, d'émotivité et d'amitié, généralement assumés comme expressions métaphoriques de la vie et du corps. La réflexion a surgi dans un travail d'approche et de collaboration interdisciplinaire d'un groupe académique de chercheurs et d'étudiants de l'Université National de Colombie du siège de Bogotá et de Medellin, dans le cadre d'un programme d'accompagnement à l'Espace Territorial des communautés démobilisées des FARC-EP, concentré dan l'ETCR « Jaime Pardo Leal. Une critique et une révision de l'approche PDET instrumentalisée par l'Accord de paix est proposée, car elle adopte des méthodologies partielles pour une totalité complexe de problèmes de la vie et leurs dilemmes historiques qui transcendent une économie de survie.

Mots-clés : Accord de paix; Planification de programmes; Établissement humain; Droit de vivre en paix.

Resumo

Este artigo, partindo do conceito de afinidade eletiva, propõe uma reflexão sobre como conjugar, no ordenamento territorial da paz, as questões de interesse no seu sentido amplo de realização e sucesso pessoal, como as da afetivi-dade, emocionalidade e amizade, geralmente assumidas como expressões metafóricas da vida e do corpo. A reflexão surge em um trabalho de aproximação e colaboração interdisciplinar de um grupo académico de pesquisadores e estudantes da Universidades Nacional da Colômbia de Bogotá e Medellín Sede, com um programa de acompanhamento ao Espaço Territorial de comunidades desmobilizadas das FARC-EP, concentradas em o ETCR "Jaime Pardo Leal". Propõe-se uma crítica e revisão da abordagem do PDET instrumentalizada pelo Acordo de Paz, por adotar metodologias parciais para uma complexa totalidade dos problemas da e seus dilemas históricos que transcendem uma economia de sobrevivéncia.

Palavras-chave: Acordo de Paz; planejamento do programa; assentamento humano; direito de viver em paz

Se busca llevar a la ruralidad experiencias y oportunidades de arte, cultura y tecnología como expresiones prácticas e integradoras de la intención del Acuerdo Final de Paz que, en su introducción, dice estar "compuesto de una serie de acuerdos, que sin embargo constituyen un todo indisoluble" (Gobierno Nacional de Colombia--FARC/EP).

Introducción

En el primer semestre de 2017, un grupo académico de investigadores y estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia, de las Sedes Bogotá y Medellín, llegamos a la vereda Colinas, donde se situaron las comunidades desmovilizadas de las FARC-EP, concentradas en el ETCR "Jaime Pardo Leal". El propósito planteado era cooperar, desde todos los ámbitos posibles, en la construcción de un Plan Territorial coherente, con un enfoque integral de reincorporación del asentamiento, así como acompañar a estas comunidades en el diseño colaborativo de estrategias y apropiación de herramientas, para articularse al sistema político territorial e institucional del Guaviare y de la nación.

La apuesta del equipo de arquitectos, ingenieros, científicos, comunicadores y analistas sociales, del territorio y del hábitat, se concretó en la propuesta esbozada por los "Talleres de diseño colaborativo de programas y equipamientos", en los cuales participaron líderes y comunidad del ETCR; profesionales de las secretarías de planeación y educación del Guaviare; docentes, directivos y estudiantes de la Institución Educativa José Miguel López Calle, ONGs locales y la Junta de Acción Comunal del corregimiento El Capricho.

Estos talleres, respaldados por el proyecto de extensión solidaria de la Universidad Nacional de Colombia - "Plan estratégico de integración territorial de asentamientos de poblaciones vinculadas al proceso de paz", aplicado al ETCR Colinas/Guaviare 2018. Código 40327-, exploraron estrategias territoriales, culturales, tecnológicas y educativas, enfocadas en la construcción de paz y la generación de una economía ecológica en los territorios. Se plantearon dos ejes temáticos: por un lado, el de los imaginarios para transformar la I.E en un complejo educativo, cultural y tecnológico y, por el otro, el del nodo de sistemas conectores territoriales, conformado por fábrica(s) de productos biotecnológicos en el ETCR; corredores) museográfico(s) de pinturas rupestres; ruta(s) turística(s) de la biodiversidad; escenarios y plataformas deportivas en las cuencas de La Macarena y Chiribiquete; parque natural-tecnológico amazónico, estructurado a partir de laboratorios de la biodiversidad; observatorios científicos; hospedajes para servicios educativos, salud, cultura y deporte; movilidad inteligente -tranvía, vehículos y cables eléctricos-; corredores verdes para protección y conservación de la selva, etc.

A partir de estas acciones, se propuso un diseño colaborativo entre las artes, las ciencias, la arquitectura, la cultura y la innovación social y eco-sistémica; con dicho diseño se busca superar las versiones parcializadas y sectorizadas de la planeación, basadas en la economía del mercado. Se busca llevar a la ruralidad experiencias y oportunidades de arte, cultura y tecnología como expresiones prácticas e integradoras de la intención del Acuerdo Final de Paz que, en su introducción, dice estar "compuesto de una serie de acuerdos, que sin embargo constituyen un todo indisoluble" (Gobierno Nacional de Colombia-FARC/EP).

Para las FARC-EP, el paso de una visión de la cultura y el arte como piezas ideológicas del compromiso político, a una visión que las vincula a la actividad productiva, a la construcción y planeación de territorios articulada a la Nación y al Estado, se evidencia como un reto, pero también como una dificultad metodológica.

Un comandante de las FARC-EP, apodado Arsenio, aseguró en la entrevista con el equipo que uno de los conflictos de interpretación, relacionado con la planeación territorial de los nuevos asentamientos, está en la consolidación de sus comunidades:

Les decíamos que desde el momento en que nosotros llegamos acá a la zona proyectamos la realización de un pueblo, [... la] construcción de un pueblo, porque es cierto que se habló de las zonas transitorias de normalización y todo eso, pero nosotros queremos mucho más; porque toda la vida hemos estado en un ambiente y siempre buscamos ser ambiciosos pero una ambición sana y por eso en una reunión en enero, febrero vino el ministro y vinieron algunos personalidades y nosotros dijimos: nosotros no queremos una zona, nosotros queremos es un pueblo, ah! bueno, estamos de acuerdo! [...] Para llegar al tema de cómo estamos hoy en la zona no ha sido fácil. Esta es una pelea de todos los días con el gobierno. Nosotros decimos, ¿qué será lo que va a pasar? ¿Es que nos van a cumplir?, ¿Será que no nos van a cumplir? Pero nosotros desde el momento en que llegamos a la Habana dijimos: Nos la vamos a jugar de todo por el todo [...] Y el resultado lo veremos más rato. Nosotros, no nos queremos quedar solamente en el proyecto de la construcción del caserío y el profesor lo decía hace un momento porque nosotros también nos hemos planteado algunos proyectos productivos, lo que el profesor decía ahorita de los pescados, de pronto de algunos galpones de pollos, eso nosotros lo hicimos como un mostrario. Dijimos: Vamos a hacer unos huecos ahí y vamos a echar unos pescados para mostrar algo y ese mostrario se nos fue en 12.000 pescados. Pero no queremos quedar solamente en eso ¿cierto? Sino que seguimos ambicionando más. (Grupo de Investigación Escuela del Hábitat)

En los acontecimientos desencadenados por la política real, la paz territorial puso en evidencia los vacíos y riesgos que se corren cuando las venas abiertas del conflicto no se cierran en los territorios donde nacen y se sellan los derechos. Lo que ha ocurrido, realmente, es que se ha negado a las comunidades rurales la posibilidad de crear mundos de felicidad y alegría, porque la ley del más fuerte sigue primando sobre un supuesto constituido en verdad: que el inferior será y continuará siendo inferior, y que -quien sabe y gobierna- es el que instituye y autoriza el derecho y el orden.

Basta con leer el siguiente párrafo del Acuerdo, para entender por dónde llega el agua al molino:

El enfoque territorial del Acuerdo supone reconocer y tener en cuenta las necesidades, características y particularidades económicas, culturales y sociales de los territorios y las comunidades, garantizando la soste-nibilidad socioambiental; y procurar implementar las diferentes medidas de manera integral y coordinada, con la participación activa de la ciudadanía. (Gobierno Nacional de Colombia-FARC/EP)

El verbo procurar muestra que hay una intención de actuar distinto, pero también deja en claro que la responsabilidad de la implementación es un juego de fuerzas, que bien se sabe se ha cifrado en un cuento imborrable, el de la representación burocrática o el de la participación comunitaria para hacer huertas y galpones del pancoger.

La comprensión de esta lógica de una política marginal es central en la negociación de la verdad, porque esta, en las guerras y en los conflictos, ha sido impuesta por quienes en la sociedad se han ocupado de la política y de la economía.

Lecciones del Acuerdo de Paz: el Enfoque de las Afinidades Electivas en la Construcción de la Paz Territorial

Quienes se ocupan de la cultura, de las artes, los saberes y las ciencias, no conforman propiamente una fuerza de poder, sino un campo de resonancias muy susceptibles de uso en dos perspectivas: apropiación racional por omisión instrumental de los sentidos del afecto o apropiación por diversión y convergencia de las afinidades relacionales del espíritu con la vida y la muerte, fuente primordial de la energía y la materia (objeto de disputa, cuando se impone el interés).

Cuando las ciencias, las artes, las tecnologías y los saberes intervienen en las cuestiones del gobierno común, confluyen o convergen en un campo instrumental de la planeación de acciones encaminadas a satisfacer intereses. El conflicto de las interpretaciones puede apreciarse mejor en las instituciones privadas (empresas o corporaciones) y públicas (ministerios, alcaldías, etc.), donde los actores juegan a instaurar un poder sobre los conocimientos, concebido en términos de economía y política.

Con las artes y la cultura, suele ocurrir que el poder las convoca cuando requiere de su ayuda para distender estados de estrés colectivo, reaprender socialmente emociones o reconstruir las sensibilidades y los afectos personales y colectivos, quebrantados por las normas. Ocurre otro tanto con las ciencias, las tecnologías y los saberes cuando son instrumentalizadas con el enfoque unilateral de los negocios. Por contraste, el movimiento de las afinidades electivas, concebido históricamente como un pensamiento alquímico relacional del hacer, es en el que se produce un dinamismo convergente y una atracción recíproca de los conocimientos.

Sin embargo, social e institucionalmente, hoy, los derechos económicos, ambientales, culturales y sociales de la producción de las ideas e imágenes innovadoras, constituidos en franquicias, se otorgan al primero que se los apropia. Los sentidos utilitarios del interés triunfan y quienes fermentan y procesan conocimientos con fundamento en la afinidad electiva de la sociedad son marginados.

Quizá esto explica y deja una lección de aprendizaje sobre los vacíos del Acuerdo de Paz, que en su construcción retórica privilegia los negocios, dejando por fuera el espíritu poético de las economías lentas, plasmadas en la animación de los afectos y las emociones, fundamento del conocimiento y de la acción. Sin las afecciones del espíritu no hay inspiración ni imaginación. Las afinidades electivas, sean en los momentos de la guerra o en los estados de paz, provocan convergencias o divergencias en la diversa organización dinámica de los sistemas de ciencia, tecnología, artes y cultura.

Para el futuro del Acuerdo, serán entonces el arte y la cultura quienes propongan el baremo para dirimir el conflicto y superar el daño producido por la política y la economía, distanciadas del hálito espiritual de los pueblos. La tendencia actual del accionar ciudadano, identifica un mismo pulso y carácter de lo humano con su par en la naturaleza. El término 'ecosistema' es signo y síntoma de la reemergencia de la afinidad electiva en la organización territorial.

Lecciones del Silencio en el Imaginario de una Niña que Interpreta la Guerra: la Afinidad Electiva Proyecta la Paz con los Eclipses de los Astros

En el acercamiento a la reflexión y al análisis del proceso de implementación del Acuerdo de Paz en el AETCR Colinas de Guaviare, encontramos en los archivos de las FARC-EP un eslabón poético, que nos aportó motivos para reposicionar el debate sobre las razones de la guerra y de la paz en Colombia. Se trata de un poeta narrador de la muerte que habitó la guerra. Sus palabras reproducen un pálpito de las voces y las vivencias de la parca en las batallas de la selva.

Hay que preguntarse, no obstante, si en este lenguaje poético encontramos motivos suficientes para que el argumento estatal de la economía y de la política convencionales, así como el argumento de los movimientos armados igualmente sustentados en la economía y la política, pueda moverse de este gradiente y encontrarse con un principio elemental que el Acuerdo no tocó ni nombró; a saber, que las ciencias unifican el espíritu, cuando en ellas las artes y la cultura hermanan a la humanidad con su ser par: la naturaleza. Porque las ciencias y las tecnologías no están ni al margen ni exentas de la confrontación de intereses, pues aportan conocimientos para construir, comprender e impulsar la vida y la muerte, pero también para evitarlas o ponerlas en riesgo.

Los poetas de todas las épocas han escrito cantos para adentrarse en los laberintos y confines de las ideas, del pensamiento, de la imaginación y de las emociones, donde los sentidos conjugados crean o arruinan la vida. Sus narraciones sirven de terapia para calmar a la parca o ahuyentar sus sombras, porque los poetas saben que la muerte, por ser el origen de la vida, es inacabable y rige la soberanía finita de las formas, los estilos y las composiciones del vivir.

Quizás por esta razón de la primacía originaria de la muerte, más capaz de instrumentar e innovar las herramientas del caos y propiciar la destrucción o el desorden de las cosas, es que a los poetas no se les convoca como comensales en los banquetes de las guerras ni tampoco para exculpar a los que, en la argumentación de la guerra, reclaman agoreros para salvar los retazos de alma que les restan.

Cuando los poetas participan de las batallas es por intuición y conservación propia o quizá porque, en la ingenuidad perversa de una infancia eternizada en su lenguaje, deciden marchitarse entre estallidos de pólvora y sangre, y pueden ver allí las maniobras de los dioses enloquecidos en las maquinaciones imaginarias de los guerreros, justificando el crimen en el extravío de las razones económicas y políticas.

Gabriel Ángel, novelista y cuentero de las FARC-EP, narra historias de la vida en la selva. Narra cuentos de la muerte arrinconada en las casas campesinas que agazapadas entre montes dan albergue a la oscuridad y a la luz, a la incredulidad y a la esperanza, a la alegría y al llanto, al escepticismo de tener que aguantar tanta incertidumbre en medio de Dios. Sus narraciones, como escribe en el epígrafe de Los mensajeros del Diablo, las dedica:

[...] a todos los demonios

que me condenaron al solitario oficio de escribidor, y a la Goya, la Goyita y la Tanga sin cuya encendida llama de amor me sería imposible escribir cualquier cosa. A mamá, que sufre tanto por mí. (Ángel, 1997. p. 4)

¿Y a quién más, las puede dedicar?

Porque en la guerra, las noches y los días llegan desvelados. El salto del grillo o el brillo de la luciérnaga, los sonidos de la naturaleza son indescifrables y despiertan el miedo.

Afuera, en el patio encementado resonaron con mayor claridad los pasos de botas, los murmullos de voces y el choque inconfundible de las armas contra los muros y el piso. Haciendo de su voz un susurro apenas perceptible, Ramiro preguntó a su mujer: "Saray, ¿está oyendo?". Después de unos segundos ella respondió con un "Sí", en el mismo tono de voz empleado por él, dejando en el aire una invisible aura de miedo.

[...] "¡Son los paramilitares, Miro! ¡Vienen a matarnos!", exclamó con angustia Saray al oído de su esposo. (Ángel, 1997. p. 3)

En Eclipse de luna, eclipse de sol, las canciones y los cantores florecían "como las rojas cayenas del jardín de su abuela", y el cielo "tachonado de astros brillantes era el más hermoso que habían visto en su vida". Las noches en luna llena animaban en la infancia las preguntas sobre los prodigios y misterios de los astros.

[Adriana Paola] Aprendió algo acerca de nebulosas, galaxias, constelaciones, cometas, estrellas fugaces, planetas, satélites, eclipses y meteoritos, y aunque había cosas que no podía entender del todo, su fascinación por los secretos del cosmos fue creciendo con los días. Una mañana sorprendió a mamá cuando le dijo con voz muy segura que cuando creciera iba a estudiar astronomía. "Hija, esa carrera no existe en nuestro país". (Ángel, 1997. p. 1)

Adriana Paola viajó en la mente once años atrás, cuando en la estación esperaba con el papá la camioneta en la que irían a la capital. La tarde desvanecía las horas y el retraso del carro aletargaba el tiempo y aumentaba la desesperación, porque el cupo del vehículo apenas era para 14 pasajeros, y entonces había que treparse y saltar sobre los empujones, de quienes tomaban el carro antes de que se detuviera.

Era la lucha de todos los días. Fue cuando vieron a los dos tipos. Su apariencia era de rufianes desalmados, mal vestidos, sucios, con barba de varios días sin afeitar, rostros feamente cicatrizados, corpulentos. Y de sus hombros colgaban sendas mochilas indígenas en las que era fácil adivinar por la forma exterior, que contenían enormes pistolas en forma de escuadras. Miraban fijamente a papá con una expresión de odio en sus rostros y de cuando en vez cruzaban entre sí un par de palabras como refiriéndose a algo sobre él. Avanzaron varios pasos hasta situársele justo unos dos metros enfrente, y tras simular con una mueca una ligera sonrisa de desprecio, siguieron de largo para detenerse unos seis metros más allá y seguir observándolo. Volvieron a repetir el procedimiento en sentido contrario. Y luego otra vez. Ni papá le dijo nada a ella, ni ella a él. Toda la gente congregada allí permaneció petrificada a la espera de lo que se imaginaron que iba a ocurrir enseguida. En ese momento apareció rauda una camioneta que se cuadró precisamente a la altura de papá y ella, y ellos de inmediato aprovecharon para abordar de primeros, siendo seguidos por un nudo humano que se apretó contra el vehículo formando una barrera de cuerpos que luchaban por colgarse en la carrocería y ganar un puesto en sus sillas. El viaje terminó veinte minutos después. Sólo cuando caminaban uno al lado del otro hacia la casa ella le había dicho a papá: "Papi, esos hombres parecía que querían matarte." (Ángel, 1997. p. 4)

Con esa duda, brotó el deseo de estudiar astronomía y quiso convertirse en astronauta, y tal vez valga la pregunta de si acaso Adriana Paola quiso, con la astronomía, escapar al destino de los niños y niñas demarcado por las fronteras de las armas, donde dormir es motivo de complicidad o de responsabilidad con la guerra.

Narrar la existencia de los condenados a vivir la guerra contraría la sospecha de quienes, en la lejanía de las circunstancias, hablan de los condenados como "escudos de guerra". Sin embargo, cuando el poeta recrea la memoria de Adriana Paola, enlazando la imagen borrosa del eclipse con la condena de su padre, entonces se comprende el silencio argumental de la guerra, el vacío que deja cuando las estrellas pasan fugaces o inadvertidas y dejan con su pasar el vacío de los cuerpos abandonados por la muerte. Recordar el olvido de los pasos de eclipses de sol o de luna, en aquellos días y noches en que escenas de muerte o desaparición como las del padre dejaron en las niñas una impresión de sentimientos y emociones cruzadas entre los astros y las familias desaparecidas como estrellas fugaces, hacía que el tiempo y el espacio riñeran en las horas del ocaso. "Estaban matando a la gente de la Unión Patriótica y papá se obstinaba en no salirse de eso. Había razones para reñir entonces" (Ángel, 1997. p. 5).

A las preguntas de los niños y las niñas, impresas en los colores de la mente, sobre por qué la guerra y para qué la paz o, mejor, por qué es mejor y más alegre la paz que la guerra, queda el reto narrado por el personaje del cuento de Gabriel Ángel: "No importa, así tenga que volverme astronauta y viajar a la luna yo tengo que conocer los misterios celestes" (Ángel, 1997. p. 2).

Una primera aproximación al análisis de esta pregunta, en los recorridos de una paz amenazada, propone revisar el enfoque de la planeación y la programación de los estudios del territorio que, inspirados en la racionalidad tecnológica, provocan un vacío poético con sus explicaciones instrumentales dadas a la guerra y a la paz y no aciertan en incidir en los actos y comportamientos violentos implicados en tramas emocionales y afectivas de lo que llamamos legal o ilegal.

Los asuntos y las angustias de la vida y la inteligencia emocional, hegemonizadas por la interpretación jurídico-política y económica, dejan por fuera de la argumentación a las diversas expresiones poético-culturales, condenadas y ancladas a la sola constatación emocional y afectiva del daño mental-espiritual, en menoscabo de un acervo terapéutico del que las tecnologías de las Artes, la Naturaleza y la Cultura son portadoras en su hermandad.

Encrucijadas Metodológicas de la Paz: Planeación Colonizadora de los Territorios y Programación Eco-sistémica de las Afinidades Electivas

Desde la conquista y la colonización cultural y territorial que se produjo entre los siglos XV y XX, hasta el Acuerdo Final de Paz para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, suscrito el 24 de noviembre de 2016 por el gobierno colombiano y el grupo guerrillero FARC-EP, han estado en juego las piezas político-administrativas de ordenación territorial del Estado, porque es en ellas donde se dirimen los asuntos de la legalidad y de la ilegalidad entre el Estado y la sociedad.

Los territorios, planificados o no, legalizados o ilegales, tienen arraigo en un modelo cultural de la propiedad, modelado por las instituciones colonizadoras de la mita, la encomienda y los resguardos. Resignificadas con procedimientos administrativos variables del latifundismo rural y urbano -plantaciones de coca, campamentos de la minería, ranchos y rancherías de haciendas agrícolas y ganaderas, urbanización especulativa y pirata-, estas instituciones han perdurado ancladas en las estructuras de poder territorial y sus instituciones básicas: municipios y departamentos (Zuleta).

En cuanto a los territorios de conglomerados étnicos llamados ilegales, como los reconocidos palenques y las rochelas o los barrios y asentamientos piratas, estos también produjeron organizaciones y estructuras de pueblos en fuga, crearon una tupida red de aglomeraciones que usaron como avanzada para colonizar baldíos y bosques.

A modo de hipótesis, este análisis propone que el vacío institucional generado por la hibridación legal/ ilegal mantiene en estado de recesión la propensión al conflicto, siempre disponible para detonar la disidencia. Los repetidos procesos de reconciliación y paz en Colombia, así lo evidencian. La guerra, conservada en sus estados larvarios, perdura para actuar en los estados de tensión inherentes al comportamiento culposo y recriminador compartido por ofensores y ofendidos. Entre estas tensiones, la paz nace vieja y muere prematura, mientras la transición territorial culmina en el relanzamiento de nuevas guerras.

Con la muerte pronta de la paz, la hipótesis interroga la obsolescencia de los instrumentos normativos e institucionales con los cuales los organismos multilaterales del gobierno han pactado la normalización y la reincorporación de los conglomerados disidentes. El núcleo de la hipótesis pone en duda un tipo de instituciones concebidas como instrumentos de choque más que como espacios poéticos de asimilación concertada de experiencias y conocimientos, orientados a la incorporación ecotecnológica de los territorios habitados e intervenidos por sociedades humanas.

El bache de la estrategia estatal consiste en que el enfoque territorial de reincorporación del disidente moviliza el aparato burocrático del Estado, pero no adecúa ni ajusta el sistema de conocimientos que está en la base de las instituciones.

El modelo de Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) (Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural), concebido como un automatismo, más que como un mecanismo de reincorporación de conocimientos, remeda el antiguo esquema de la encomienda, donde se delimitan los espacios con un plan operativo para organizar empresas de cultivos, estanques, cooperativas e implantar servicios mínimos de infraestructura y abastecimiento de energías. Los PDET, al focalizar como problema central la producción mercantil y la propiedad, obstruyen una acción multilateral para contener y recodificar el ensanchamiento neocorporativo de las plantaciones de coca y la deforestación mafiosa, constituidos antes y después de la guerra. Estos asuntos, los más sensibles en la raíz y el origen de las guerras civiles de disputa propietaria de los siglos XIX y XX, constituyen la base de una crisis estructural mayor que la de la propiedad: la crisis ecosistémica del ordenamiento territorial, institucional, económico y social.

Desde otro ángulo, el interrogante principal planteado por la masificatión del malestar conflictivo y violento ocasionado por la deforestación y el desplazamiento de campesinos, ha soslayado la crítica a los métodos y los alcances con los cuales el sistema científico y tecnológico ha alentado desde el flanco empresarial un accionar desestabilizador de la energía y la materia. El flanco ecosistémico de la racionalidad científica plantea el imperativo de revisar y actualizar los principios y valores éticos de las instituciones del Estado y del Estado mismo, así como la necesidad de reestructurar y superar la configuración ambigua de la doble moral de las normas y de sus valores culturales. En términos de una visión ampliada de la injerencia de las ciencias, de sus métodos y de sus metodologías en el campo de la planeación estratégica, las decisiones públicas exigen cada vez más de la corroboración en los conocimientos de la energía disponible en la Tierra para atender las necesidades humanas y no humanas. Justamente a estas acciones las entendemos como afinidad electiva.

Lecciones de la Retórica Territorial: ¿Cómo superar el Bipartidismo?

La evaluación del alcance semántico de términos usados por los discursos institucionales del Estado, como los de 'transición', 'reincorporación' y la 'paz' misma, lleva implícita una duda metodológica inherente al nudo histórico de la formación territorial de los partidos políticos y la incidencia de sus bandos en la implementación de las zonas veredales, su posterior modificación con los espacios territoriales y la versión del desmonte, en el viraje ordenado por el gobierno nacional con los AETCR.

La duda proviene de la interpretación unilateral y exclusiva de los partidos políticos que actúan como juez y parte en el diseño de la paz, toda vez que su involucramiento directo con la violencia en sus distintas tipologías exige que la sociedad deba utilizar otros medios para dirimir las diferencias de interpretación y las opciones más convenientes para la paz. Aunque la evolución del modelo bipartidista de ordenación territorial del siglo XIX provoca un salto tecnológico, que consiste en la transformación de los espacios religiosos de las parroquias en estructuras cívicas como los municipios, fracasa, pues no logra construir una espiritualidad cívica, una afinidad electiva basada en un modelo cívico de organización territorial, distanciado de los proselitismos partidistas.

Sin embargo, hacia la mitad del siglo XX, luego de un fugaz intento de plasmar reformismos en la propiedad y en la organización territorial, orientados a la industrialización y urbanización moderna de las ciudades, surge con las universidades públicas un modelo político tecnológico de la planeación institucional basado en las ciencias de la economía, del derecho, las artes, las ciencias de la salud y de la sociología, con lo cual se crean otras bases espirituales para sustraer la intervención del conflicto territorial de los enfoques militares y religiosos. Fueron renovadas, entonces, las herramientas para analizar los conflictos y las oportunidades de la sociedad mediante la producción y el manejo de datos fundamentados en las ciencias y sus interpretaciones culturales, cartográficas, salubristas, agrónomas, catastrales, demográficas, biológicas, químicas, económicas, culturales y ambientales. Se dio inicio, así, a un tránsito de las versiones partidistas, condicionadas por las ideologías del reparto y el sólo triunfo de intereses particulares de los bandos, a versiones pragmáticas o románticas de las racionalidades universitarias que paulatinamente tomaron posiciones e influenciaron las decisiones en los organismos del Estado, específicamente en el diseño de normas basadas en los conocimientos, no en la fe ciega del derecho consuetudinario.

Desde esta óptica de los relevos espirituales y sus aportes y fallas, se plantea hacer un balance de la transición de los modelos de gestión de la guerra, en un conglomerado de territorialidades agrupadas por las FARC-EP, quienes tuvieron una fuerte inserción y anclaje territorial en veredas, corregimientos, municipios y departamentos, donde la jurisdicción estatal no alcanzó a extender su influjo normativo y su autoridad. En estos territorios las FARC-EP produjeron una hibridación entre lo legal e ilegal y establecieron un modelo de planeación cruzada, del cual se hizo tabula rasa en la implementación institucional de la paz.

No se explica por qué en estos escenarios no se despliega el experimento institucional piloto de la paz, pues los mecanismos del poder local de la población aliada o simpatizante de ese autodenominado ejército del pueblo contaban ya con un registro de experiencias y equipos profesionales formados.

La visión de los opositores de la paz ha mostrado una imagen degradada de las guerrillas, minimizada como una estructura criminal dotada de logísticas y un aparato de guerra vinculado al narcotráfico, negando ante la opinión pública el lado preponderante de su accionar militar vinculado a la conservación de poblaciones acosadas y de espacios de la biodiversidad, lo que implica conocimientos sobre botánica, flora, comportamiento climático y, en general, sobre los hábitats de la geografía selvática, todavía no procesados por los sistemas de información y apropiación de las ciencias en las universidades y centros de investigación. La marginación o subvaloración de estas capacidades, construidas por una fuerza bélica, bloquean la transferencia de un conocimiento útil para el sistema nacional de investigación de la biodiversidad; además, dilapidan un insumo tecnológico que podría constituirse en el bastión de una plataforma articulada al sistema ambiental y al sistema de ciencia, tecnología e innovación de las universidades y los ministerios de ciencias, medio ambiente, defensa, gobierno, salud, cultura, agricultura y educación.

Pese a lo anterior, la visión territorial de las FARC-EP, evidencia en la escogencia del caserío de Playa Rica como lugar de concentración de la guerrilla en la zona veredal Urías Rondón, una opción por integrarse a los centros urbanizados. La elección de este sitio, en lugar de la vereda El Diamante en los Llanos del Yarí, donde se llevó a cabo la X Conferencia Guerrillera, fue justificada por varios allegados a las FARC-EP con el argumento de que la política se hace en las ciudades, pues dijeron que la guerrilla pensaba ir de la selva "hacia afuera", para estar cerca de "las masas"; hacia allá apunta el proyecto político. El Diamante, en suma, queda muy lejos de todo y de todos. Playa Rica, en cambio, un poblado fundado hace dos décadas al amparo del proyecto insurgente, es un "punto central" (Keren, 2107, p. 442).

Las paradojas de la lectura territorial que las FARC-EP hacen de sus escenarios de guerra y de accionar político reflejan un condicionamiento cultural común a las interpretaciones esgrimidas en el Acuerdo Final por el Estado y por las mismas fuerzas armadas sobre el carácter específico de la ruralidad, concebida como despensa y enclave de las ciudades. Lo rural, constreñido por sus cualidades silvestres domesticadas, es leído como una frontera distante de la ley y de la norma urbana.

A este respecto, el Decreto 893/26 de mayo de 2017 "Por el cual se crean los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial: PDET", reconoce

que el complejo escenario de los territorios priorizados los hace vulnerables a diferentes actores de la ilegalidad, quienes a medida que avanzan los cronogramas para el fin del conflicto (punto 3 del Acuerdo Final), es decir, durante la entrega de armas y la reincorporación a la vida civil de los excombatientes de las FARC-EP, aprovechan tal situación en favor de sus intereses, debilitando aún más la institucionalidad o profundizando el abandono estatal y, por lo tanto, agravando los escenarios de pobreza extrema y el grado de afectación derivada del conflicto. (Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, 2017, p. 9)

Este salto normativo de los territorios de frontera es neutralizado por poderes locales superpuestos a las comunidades, donde los hábitos políticos instalados en las intendencias y comisarías -prolongados por los "nuevos departamentos" creados por la Constitución de 1991- mantienen una proclividad hacia un enfoque híbrido de cohabitación de lo legal e ilegal que, por la inacción de las autoridades civiles, favorece el saqueo de la fauna y de la flora, la minería y la deforestación. En estos territorios, el gobierno civil legisla, pero no ejerce el gobierno.

La cuestión es si el bache territorial, explicado hasta el momento como un problema de equilibrio en la aplicación de los derechos de propiedad, exige considerar metodologías de gobierno territorial, todavía no ensayadas. Sabido es, por el relato de especialistas en los enfoques institucionales, que la institución alcanza a convertirse en fundamento colectivo del conocimiento "cuando arraiga en la mente de los individuos un modelo de orden social [...] el arraigo de una institución constituye en esencia un proceso intelectual a la vez que político y económico" (Douglas).

Consideraciones Metodológicas y Proposiciones para suplir el Vacío del Estado

El Acuerdo de Paz se planteó el reto de restablecer la legalidad del Estado y de resolver el vacío y el abandono territorial de un sinnúmero de comunidades en todos los territorios de la geografía nacional.

El debate y las soluciones sobre la legalidad y la ilegalidad, en una sociedad que ha moldeado una cultura del incumplimiento y vulneración de las normas, puede parecer un asunto anodino. Pero no resulta así cuando los riesgos de la sociedad misma, confrontados en sus cimientos, sacan a la luz pública la profundidad del daño ocasionado a las instituciones, en buena medida porque no se ha procesado el problema moral estrechamente asociado a la coherencia de hacer las cosas de un modo conveniente a la naturalidad de los actos.

La moral bicéfala de las instituciones no logra materializar procesos de cambio, porque el carácter dependiente de sus relaciones con la política de los partidos, organizadas de modo patriarcal en la organización parlamentaria y gubernamental, ponen en segundo plano las virtudes y afinidades electivas del conocimiento ciudadano.

En la investigación Dilemas de reintegración de excombatientes en Bogotá (Ugarriza), la pregunta ¿qué divergencia existe entre la oferta institucional del gobierno colombiano a los desmovilizados en proceso de reintegración y lo que aquellos demandan y esperan? interroga el punto de vista moral desde el cual se define su eje organizador. Si son los principios del altruismo de la patria, la familia, el prójimo o el mercado, o son las cuestiones de sentido práctico, como la propiedad y los bienes comunes.

Para procesar los resultados de la pregunta, los investigadores hicieron una comparación cualitativa que toma

como unidades de análisis, aquellas problemáticas que los desmovilizados advierten como críticas para continuar con su proceso de reintegración o buscar alternativas que incluyan el regreso a la criminalidad. En particular, se señalan diez problemáticas y se concentra en cuatro de ellas el análisis -vivienda, empleo, reincidencia en la criminalidad y percepción ciudadana- por considerarlas prioritarias en el imaginario del excombatiente. (Ugarriza, 2009, p. 1)

Una de las unidades de análisis evidencia que la moralidad de los excombatientes está cifrada en el patrimonio, en la propiedad y en la familia, considerada como la primera capa de la sociedad que da estatus al ciudadano.

Estas cuestiones de la sociedad primaria han planteado históricamente dificultades metodológicas para interpretar cambios de mentalidad y proponer acciones compatibles en aspectos de inclusión, diversidad, pluralidad o reconocimiento de derechos humanos y naturales: bosques, faunas y agua.

Cuando la política está despabilada y ciega a la comprensión de un tránsito moral de percepción de las afinidades electivas con grupos familiares segregados o marginados o con territorios, ocurre un vacío de un espectro mayor al del Estado, que podríamos llamar vacío cultural y poético, en suma, espiritual.

La distancia geográfica frente a la operatividad de la ley no justifica la ineficacia de la norma. Evidencia sí, la estrechez mental para aceptar que la experimentación afectiva y amistosa propicie acercamientos entre las experiencias ciudadanas con la construcción convergente de los sentidos, decantando nuevos modos de legalizar e institucionalizar emociones, afectos e intereses. Para esto, ha de comprenderse que la soberanía espacial, sustentada en las técnicas de 'reconquista territorial' y en la 'recuperación' de sus riquezas, metodológicamente, es un argumento que conlleva la anexión y el 'método' bélico.

La afinidad electiva como constructo estético, afectivo y moral, propone una perspectiva de desafíos que trasciende las fronteras del partidismo político y del interés económico. En nuestro contexto geoterritorial los por qué de la guerra perdieron la premisa política y el principio estructural de la Nación cuando, en el accionar legal e ilegal, los contendientes optaron por métodos extorsivos de carácter económico, asociados a la corrupción, atrincherados en feudos urbanizados y en fortalezas que demarcan dominios virreinales, remisos a los métodos de la democracia.

A Modo de Corolario

Para reasumir argumentalmente la paz, hay que entender primero que el pensamiento abstracto en la guerra es la política y que esta, configurada como estructura parcializada de fuerzas, factores e intereses propietarios, conjuga una variedad de confrontaciones que tienen por sustrato el territorio.

Se trata, entonces, de priorizar la revisión de un principio conceptual y metodológico que ha inspirado las apuestas de negociación del conflicto territorial, centrado en el asunto táctico de la desmilitarización y la focalización exclusiva de la ruralidad, como si esta no contuviera motivos conflictivos con la ciudad de la cual ha sido excluida.

Los poderosos y las poderosas del planeta, en su ocaso, recordarán, al escuchar el inevitable paso de la parca, la voz de la infancia, cuando soñaba con ficciones entre riquezas insaciables.

Y entonces, tal vez se haga posible acompasar la voz de la niña pueblerina Adriana Paola, que quiso ser astrónoma y danzar la vida ahuyentada por la vejez prematura de nuestras costumbres. Y, entonces, la vejez, que ha prologado la imagen de un sistema marchitado en sus miedos, querrá bailar como lo profetiza el poeta:

  • Baila conmigo, muchacha.

  • No te dejaré ver mis dientes

  • Flojos y quebradizos,

  • No repares en mis sienes canosas. (J. M. Arango, 1997).

Referencias

ANGEL, G. (1999). Ficciones. Hasta el 2000. FARC-EP. [ Links ]

ANGEL, GABRIEL (1997). Los mensajeros del Diablo. [ Links ]

ARANGO, JOSÉ MANUEL (1997). Poemas reunidos. Grupo Editorial Norma. [ Links ]

DOUGLAS, MARY (1996). Cómo piensan las instituciones. Alianza Editorial. [ Links ]

GOBIERNO NACIONAL DE COLOMBIA-FARC/EP (2016). Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. [ Links ]

GRUPO DE INVESTIGACIÓN ESCUELA DEL HÁBITAT (2017). Entrevista a Arsenio. San José del Guaviare: NA, 2017. [ Links ]

KEREN, X. NICOLÁS MENÉNDEZ (2017). Normalización sin transición: la dimensión territorial del proceso de paz en la Zona Veredal de Transición (ZVTN de la Macarena. El Agora, 324-613. [ Links ]

LOWY, MICHEL (2018). Redención y utopía. Ariadna Ediciones. [ Links ]

MINISTERIO DE AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL (2017). Decreto 893 de 2017. [ Links ]

UGARRIZA, J. ESTEBAN. LILIANA MESÍAS (2009). Dilemas de la reintegración de excombatientes en Bogotá. Bogotá: VIII Seminario de Investigación urbano regional. [ Links ]

ZULETA, BEETHOVEN (2013). Territorio y catolicismo en Colombia: Antioquia (siglos XVII-XX). Obra Selecta. Universidad Nacional de Colombia. [ Links ]

Cómo citar este artículo: Zuleta Ruiz, Beethoven. (2022). Guerra y paz: el conflicto de las interpretaciones. Lecciones y aprendizajes en el Acuerdo de Paz. Bitácora Urbano Territorial, 32(1): 17-29. https://doi.org/10.15446/bitacora.v32n1.98474

Autor

Beethoven Zuleta Ruiz Historiador, Mg. En Estética, Mg. En Lógicas contemporáneas de la filosofía (Universidad París VIII), PhD en Antropología social y Etnología-EHESS-París/Francia. Profesor Titular Escuela del Hábitat-Facultad de Arquitectura.

Recibido: 15 de Septiembre de 2021; Aprobado: 02 de Noviembre de 2021

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