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versión impresa ISSN 0124-8693versión On-line ISSN 2539-0554

Tend. vol.24 no.2 Pasto jul./dic. 2023  Epub 26-Mayo-2023

https://doi.org/10.22267/rtend.232402.237 

Reflexión

TURISMO RURAL COMO ALTERNATIVA BIOCÉNTRICA AL CONCEPTO DE SUSTENTABILIDAD, UNA MIRADA DESCOLONIAL

RURAL TOURISM AS A BIOCENTRIC ALTERNATIVE TO THE CONCEPT OF SUSTAINABILITY, A DECOLONIAL PERSPECTIVE

TURISMO RURAL COMO ALTERNATIVA BIOCÊNTRICA AO CONCEITO DE SUSTENTABILIDADE, UMA PERSPECTIVA DECOLONIAL

Eréndira Almanza Valdés1 
http://orcid.org/0000-0003-1303-7999

Humberto Thomé Ortiz2 
http://orcid.org/0000-0002-6714-3490

Ivonne Vizcarra Bordi3 
http://orcid.org/0000-0003-4456-8450

Hilda Caballero Aguilar4 
http://orcid.org/0000-0003-3370-8454

Boris Wolfang Marañón Pimentel5 
http://orcid.org/0000-0001-6713-7499

1Maestra en Gestión de Turismo Regional Sustentable, Colegio de Tlaxcala A. C. Docente Universidad Autónoma del Estado de México Campus Texcoco. ORCiD: 0000-0003-1303-7999. E-mail: ealmanzav@uaemex.mx, Texcoco - México.

2Doctor en Ciencias Agrarias, Universidad Autónoma de Chapingo. Director del Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales, Universidad Autónoma del Estado de México. ORCiD: 0000-0002-6714-3490. E-mail: hthomeo@uaemex.mx, Toluca - México

3Doctora en Antropología Social, Universidad Laval en Quebec. Investigadora en el Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales, Universidad Autónoma del Estado de México. ORCiD: 0000-0003-4456-8450. E-mail: ivizcarrab@uaemex.mx, Toluca - México

4Doctora en Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional Autónoma de México. Técnico Académico Titular “B” Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. ORCiD: 0000-0003-3370-8454. E-mail: hildac@unam.mx, Ciudad de México - México

5Doctor en Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador titular Instituto de Investigaciones Económicas, Universidad Nacional Autónoma de México. ORCiD: 0000-0001-6713-7499. E-mail: bolin88@unam.mx, Ciudad de México - México


Resumen

Este artículo de reflexión explora el concepto de sustentabilidad turística para resignificar las formas de ejercer el tiempo libre y de explorar herramientas para el desarrollo rural. Se llevó a cabo un estudio de caso simple, con enfoque descolonial, con la intención de abordar un referente empírico sobre nuevos paradigmas del turismo, que se inscriben en la lógica del tiempo libre de calidad, la comunalidad y la economía social y solidaria. Se concluye que la perspectiva descolonial en el turismo es una manera de pensar el tiempo libre en el contexto de la actual crisis civilizatoria y que puede representar un rasgo característico del turismo del siglo XXI.

JEL: M19; P2; P25; Q01, R14

Palabras clave: desarrollo; nueva ruralidad; pueblos originarios; sustentabilidad; turismo.

Abstract

This reflection paper explores the concept of tourism sustainability to give new meaning to the ways of exercising free time and to explore tools rural development. A simple case study was carried out, with a qualitative approach, with the intention of addressing an empirical reference on new paradigms of tourism, which are part of the logic of quality free time, communality and the social and solidarity economy. It is concluded that the decolonial perspective in tourism is a way of giving new meaning to free time in the context of the current crisis of civilization and that it may represent a characteristic feature 21st century tourism.

JEL: M19; P2; P25; Q01, R14

Keywords: development; new rurality; original peoples; sustainability; tourism.

Resumo

Este trabalho de reflexão explora o conceito de sustentabilidade do turismo para ressignificar as formas de exercer o tempo livre e explorar ferramentas para o desenvolvimento rural. Realizou-se um estudo de caso simples, de abordagem qualitativa, com o intuito de abordar um referencial empírico sobre os novos paradigmas do turismo, que se inscrevem na lógica do tempo livre de qualidade, da comunalidade e da economia social e solidária. Conclui-se que a perspetiva descolonial no turismo é uma forma de ressignificar o tempo livre no contexto da atual crise civilizatória e que pode representar um traço característico do turismo no século XXI.

JEL: M19; P2; P25; Q01, R14

Palavras-chave: desenvolvimento; nova ruralidade; povos originários; sustentabilidade; turismo.

Introducción

Entender la relación entre la industria turística y el desarrollismo implica remontarse al turismo masificado como elemento de crecimiento económico y como marcador de la calidad de vida de las sociedades industriales. A finales de 1940 el turismo era una oportunidad de crecimiento económico para las naciones afectadas por la guerra (Buades, 2006). En ese mismo contexto histórico, Estados Unidos de Norte América (EUA) posicionó su supremacía a través del discurso del “desarrollo”, en el que todas las actividades económicas se abrigaron en una ideología de “prosperidad” y “progreso” (Escobar, 2007). El turismo no escapó de este discurso, pues sería utilizado para incrementar los niveles de “desarrollo” en países “subdesarrollados”. Con la expansión hotelera se puede considerar al turismo como la nueva colonización en países de “tercer mundo” (Buades, 2006), justificada bajo la premisa del desarrollo.

Con la necesidad de producir cada vez más bienes y servicios, se estimularon sociedades de consumo, consolidándose el turismo de masas. Algunos efectos del modelo masificado del turismo de finales de 1950 fueron: el trabajo precario, la afluencia y el asentamiento de población extranjera, la discriminación para con los locales, la emigración hacia los polos turísticos, el despojo de los territorios originarios y la transformación de los paisajes autóctonos (Buades, 2006) así como, el difícil acceso a la vivienda para locales, el aumento de las actividades criminales, la mercantilización cultural, la pobreza y la exclusión (Monterrubio, 2018).

Conforme con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2004) el turismo masificado en Latinoamérica (LATAM) se empezó a desarrollar en 1970. En la Región Norte de América Latina (RNAL).

El modelo que ha prevalecido con más fuerza en la RNAL es el de complejos turísticos desarrollados masivamente, que venden paquetes todo incluido o all inclusive. Este mercado se estructura bajo el modelo de planificación espacial, basándose en infraestructura de arquitectura monumental (Osorio, 2006) para vender la sensación de bienestar burguesa por un tiempo limitado. El turismo masificado se incrementó exponencialmente en todo el mundo, concentrando un tercio de sus empresas en el Caribe desde Florida hasta Venezuela (Buades, 2006).

El turismo en LATAM generó desplazamientos humanos importantes, trayendo consigo consecuencias negativas como: pérdida de ecosistemas, aislamiento de poblaciones originarias, pobreza, explotación laboral, discriminación racial, despojo del patrimonio biocultural, incremento de actividades ilegales, entre otros (Buades, 2006; CEPAL, 2004; Monterrubio, 2018 y Osorio, 2006).

Acorde al reporte de la Organización Mundial de Turismo (OMT, 2016), el turismo genera uno de cada once empleos en el mundo, sin embargo, Becerra (2009) menciona que en cuestión laboral es posible identificar lo siguiente: a) un elevado porcentaje de empleo parcial, b) un importante número de mujeres subempleadas en el sector, con los salarios y puestos más bajos, c) se cuenta con personal joven con poca calificación, d) escasos niveles de sindicalización, e) elevado número de horas extra en las temporadas altas, y f) el ingreso se complementa con propinas. Por otra parte, se identifica una disminución de actividades productivas distintas al turismo, lo cual se torna peligroso en momentos de crisis como la derivada de la pandemia por COVID-19 (Haywood, 2020; Thomé, 2020).

México ha sido el país de LATAM más invadido por corporativos turísticos internacionales, entre las inversiones extranjeras, el 44% son de empresas estadounidenses, mientras que un 40% pertenece a empresas españolas; junto a estas inversiones se va consolidando el turismo inmobiliario y de residencias temporales. Ello ilustra los nuevos procesos de colonización que ejercen los países hegemónicos sobre los países de la periferia (Buades, 2006).

El presente artículo de reflexión tuvo como referente empírico un estudio de caso, que con ayuda de una perspectiva descolonial, intentó delinear una perspectiva crítica sobre la sustentabilidad turística. Dicho caso se abordó desde un enfoque cualitativo que se operó mediante entrevistas semiestructuradas Álvarez (2003) para retomar las perspectivas y experiencias de los entrevistados. La observación participante (Junker, 1960), también jugo un papel fundamental en el desarrollo de las reflexiones, a través de la cual se buscó generar acercamientos más íntimos que complementaran la información obtenida de las entrevistas.

La evidencia empírica fue de gran utilidad para inferir el papel de la comunalidad en la transformación socioeconómica del territorio, asociada a las actividades turísticas.

El objetivo de este trabajo fue reflexionar sobre algunos ejemplos del turismo rural como alternativa al modelo turístico masificado, a partir de la perspectiva descolonial. Con ello se pretenden aportar nuevos elementos para discutir la noción de sustentabilidad turística, con un enfoque biocéntrico que va más allá de las prescripciones económicas internacionales. Por tanto, el manuscrito se integra por cuatro apartados. Después de esta introducción se discuten las aristas económica y política del desarrollo sustentable a la luz de la actividad turística, creando directrices claras que favorecen los intereses capitalistas. Posteriormente, se vislumbra un turismo tendiente a la descolonización, a partir de la iniciativa de un colectivo que difunde sus formas organizativas y visiones del mundo. Más adelante, el caso de estudio se discute con otros ejemplos similares, para finalizar con las conclusiones.

Reflexión

Las dimensiones política y económica del desarrollo sustentable en el contexto del turismo

La conceptualización más elaborada del desarrollo sostenible trataba de redefinir el propio conce desarrollo, incorporando aspectos ambientales. Además de los factores económicos, se deseaba integrar la dimensiones social y ecológica para incrementar la calidad de vida (Gudynas, 2011).

La construcción de modelos de crecimiento económicos sin comprometer el bienestar de las generaciones futuras, ha sido criticada por los efectos que pudiera tener en los países en “subdesarrollo”, ya que son estos los que sufren la explotación de los recursos por los países “desarrollados” que contradictoriamente difunden un desarrollo sustentable (Riechmann, 1995). Un ejemplo de los discursos que legitiman al desarrollo sustentable es el término wilderness, como la construcción de una naturaleza prístina en el imaginario occidental (Durand, 2017).

Es posible identificar dentro del discurso de desarrollo sustentable una falsa dicotomía, que implica la separación entre lo humano y “lo natural”, basada en los principios del racionalismo decimonónico bajo tres premisas, i) la naturaleza salvaje lejos de lo humano, constituye un lugar prístino; por ello, el ser humano debe ser alejado de esta, ii) la naturaleza, como aspecto ajeno a lo humano para satisfacer las necesidades crecientes de la humanidad, y iii) es mandatorio resguardar esos recursos naturales prístinos para su uso constante y moderado, con el objetivo principal de satisfacer las necesidades humanas. La separación tajante de lo humano y la naturaleza, responde a un discurso antropocéntrico, que ha llevado al mundo a la crisis ambiental y civilizatoria actual (Giraldo, 2014; Gudynas, 2010; Noguera, 2004; Riechmann, 1995).

De acuerdo con Hunter (1997), se pueden identificar cuatro formas de vincular el desarrollo sustentable con el turismo de finales del siglo XX que coinciden con análisis más actuales como lo ya discutido por la CEPAL (2004) en cuanto a la gestión turística en la RNAL, así como la flexibilidad de la sustentabilidad (Gudynas, 2010), el tipo de sociedad que ejerce los niveles de conciencia sustentable (Toledo y Ortíz, 2014) y el uso del término de biodiversidad y su protección en México (Durand, 2017), cuyas semejanzas se observan en el siguiente Tabla 1.

Tabla 1 Los discursos de la sustentabilidad y sus niveles de legitimidad social 

Niveles de sustentabilidad en el turismo (Hunter, 1997) Modelos de turismo en RNAL (CEPAL, 2004) Niveles de Sustentabilidad (Gudynas, 2011) Tipo de sociedades (Toledo y Ortiz, 2014) Discursos sobre la biodiversidad en México (Durand, 2017)
Desarrollo sustentable por medio de un imperativo turístico. (Enfoque de productos) Modelo segregado Sustentabilidad débil Sociedades neoliberales y estatistas Conservación de la viabilidad del desarrollo
Desarrollo sustentable a través del turismo dirigido por el medio ambiente Modelo de Integración relativa Sustentabilidad fuerte Sociedades social democráticas Conservación de la integridad ecológica
Turismo sustentable a través del turismo neotérico Modelo de Integración relativa Sustentabilidad fuerte Sociedades social democráticas Conservación de la integridad ecológica
Turismo sustentable con tendencia a la descolonialidad Modelo Integrado o social Sustentabilidad súper fuerte Sociedades sustentables Conservación de las relaciones con el entorno

Fuente: Elaboración propia basada en CEPAL (2004); Durand (2017); Gudynas (2011); Hunter (1997); Toledo y Ortíz (2014).

Según la tabla anterior, se puede analizar que la primera clasificación de Hunter (1997) es el desarrollo sustentable por medio de un imperativo turístico, el cual posee una visión débil de la sustentabilidad, empatado con lo que menciona Gudynas (2011), se trata de una perspectiva antropocéntrica, vinculada con los modelos neoclásicos del crecimiento, donde en caso de agotamiento o escasez de recursos, nuevas tecnologías permitirán sustituciones. En el turismo, el objetivo es cubrir las necesidades y deseos de los turistas y los operadores turísticos.

Por tanto, el turismo se justifica en lugares con existencia de actividades más degradantes del medio ambiente, buscando aminorar el impacto negativo e incrementar el nivel de vida. Estas características coinciden con lo que establece la CEPAL (2004) en su modelo segregado, donde la inversión extranjera y estatal son las imperantes. Para Toledo y Ortíz (2014) esto se desarrolla en sociedades neoliberales y estatistas, en el primer caso el poder económico se impone ante el poder político y social, y en el segundo el fenómeno es a la inversa. En el caso de México el discurso es sobre la conservación de la viabilidad del desarrollo, aquí la naturaleza es independiente del ámbito social, la población debe acatarse a las normatividades del Estado, siendo la prioridad el capitalizar la biodiversidad (Durand, 2017).

El segundo nivel es el desarrollo sustentable a través del turismo dirigido por productos (Hunter, 1997), el cual posee una interpretación laxa de la sustentabilidad. El mayor interés es mantener y crear nuevos productos turísticos que estén cercanos a los polos más desarrollados. Hunter (1997) sugiere que el desarrollo permanezca en los polos, sin penetrar los espacios conservados, esto sigue coincidiendo con el modelo segregado de la CEPAL (2004) y las sociedades neoliberales y estatistas de Toledo y Ortíz, (2014).

El tercer y cuarto nivel son el desarrollo sustentable a través del turismo dirigido por el medio ambiente y el turismo sustentable por medio del turismo neotérico (Hunter, 1997), ambos hacen énfasis en la relación entre turismo y cuidado de la naturaleza con el uso eficiente de los recursos, creando nuevos nichos de mercado. En la última clasificación el acceso al turista es más restringido, ya que se pretende conservar los lugares prístinos como el wilderness. Ambos niveles coinciden con la sustentabilidad fuerte de Gudynas (2011), donde importa el capital, pero lo prioritario es el cuidado y protección de los ecosistemas. El modelo de CEPAL (2004) es el integrado con un turismo en menor escala. Las sociedades socialdemócratas suelen apoyar estos proyectos, buscando un beneficio para la mayoría de la población (Toledo y Ortíz, 2014) y se inscriben en un discurso de conservación de la integridad ecológica, pues su principal objetivo es beneficiar a los ecosistemas vulnerados por la actividad humana (Durand, 2017) como el turismo. Siguiendo a Hunter (1997) se anexa un quinto nivel: el turismo sustentable con tendencias a la descolonialidad, el cual concuerda con un modelo integrado o social (CEPAL, 2004) con el desarrollo de micro y medianas empresas familiares y comunales, donde la inversión pública o privada es escasa, lo que facilita el desarrollo sustentable súper fuerte, predominando una visión biocéntrica (Gudynas, 2011), la toma de decisiones necesita la consulta y participación ciudadana, conteniendo una ética robusta que contempla valores ecológicos y económicos, pero también valores sociales, culturales, estéticos y religiosos de las diversas comunidades que cohabitan el espacio natural, por lo que se puede decir que de acuerdo con Toledo y Ortíz, (2014) estas iniciativas se podrían construir en sociedades sustentables de modernidad alternativa, buscando que el poder social eco-consciente controle a los poderes político y económico. Todo lo anterior es enmarcado con el discurso de la conservación de las relaciones con el entorno (Durand, 2017) que se acerca el mejoramiento de las condiciones de vida y la reproducción social de las poblaciones en armonía con la naturaleza.

En México, predominan los dos primeros tipos de turismo sustentable desde una posición débil, que coinciden con un control empresarial y estatal del turismo, sin tomar en cuenta las visiones de las comunidades locales anfitrionas.

A partir de la década de 1990, cuando se diseñan las primeras políticas públicas de la mano con el término desarrollo sustentable, implicó el acoso constante y la intervención gubernamental sobre los responsables del cuidado de muchas ANP´s, en este caso de los Núcleos Agrarios (NA), figura jurídica constituida como triunfo del reparto agrario (1917-1994). Se sabe que el 51.4% de los bosques y zonas naturales están a cargo de NA, (Madrid et al., 2009), muchos de los cuales poseen descendencia mesoamericana, que se aprecia en sus instituciones sociales, mediante la comunalidad como forma de vida. En algunos colectivos campesinos e indígenas se puede encontrar visiones biocéntricas de la sustentabilidad. Dichos colectivos pertenecen a lo que Bonfil (1987) establece como México profundo, ya que, a pesar de la diversidad de pueblos y comunidades, hay rasgos distintivos al resto de la sociedad mexicana, la comunalidad, como aquel entendimiento del mundo y la organización de la vida que caracteriza a los pueblos originarios. En LATAM, se pueden observar resistencias similares con los pueblos andinos y la defensa de la Madre Tierra (Pachamama), cambiando el paradigma capitalista extractivista, para entenderla como sujeto de derechos y componente de la filosofía del buen vivir (Giraldo, 2014). Más allá del buen vivir que se ha posicionado como una categoría política en varios países de LATAM, los sentipensares distintos a los hegemónicos, son dirigidos por las cosmogonías complejas de los pueblos indígenas.

Como alianzas explicitas, ya sean artísticas, intelectuales o activistas, los grupos de organizaciones civiles, académicos y defensores activos de la naturaleza expresan inconformidades culturales donde se identifican muchos agrupamientos de la sociedad (Gudynas, 2010). A todas estas formas de resistencia, Toledo y Ortíz, (2014) las ubica como sociedades sustentables.

Políticas públicas del turismo sustentable en México

La política pública mexicana que impulsa el Turismo Sustentable parece ir en contracorriente de estas alianzas y la comunalidad de los pueblos, al favorecer iniciativas y proyectos neoliberales. A pesar de ello existen colectivos campesinos e indígenas que incorporan su cosmovisión en el turismo, mostrando un camino más esperanzador (Almanza, 2016; López y Palomino, 2018).

A comienzos de la década de 1970 en México, se empiezan a desarrollar los llamados Centros Integralmente Planeados (CIP´s), bajo el enfoque del turismo masificado, cuyo ejemplo más emblemático es Cancún. La primera iniciativa de turismo en zonas rurales se establece a mediados de esa misma década, impulsando el turismo ejidal, sin embargo, en algunos casos, los territorios fueron concesionados a empresas privadas, las cuales eran directamente beneficiadas a costa de los recursos de estos espacios (Solís et al., 1976).

La Ley del Fomento al Turismo estableció ayuda para las empresas turísticas ejidales y comunales, impartiendo la capacitación para el adiestramiento de la mano de obra campesina. Dicha capacitación fue hecha con el enfoque del turismo de masas; así, los puestos eran de recepcionistas, amas de llaves, guías y técnicos en administración.

A pesar de los esfuerzos realizados por parte del gobierno, en conjunto con la iniciativa privada, se percibe la exclusión de los campesinos y se reflexiona sobre la necesidad de incorporarlos en la planificación de sus centros y su administración (Solís et al., 1976). Más adelante en la década de 1980, este tipo de turismo se posiciona con el surgimiento de la llamada nueva ruralidad, donde se busca la diversificación de actividades no agrícolas (Appendini y Torres, 2008) como el turismo sustentable o circunscrito a lo rural, alternativo (López y Palomino, 2018).

Las primeras políticas públicas de desarrollo turístico en comunidades indígenas, fueron impulsadas por el Instituto Nacional Indigenista en 1990 (López y Palomino, 2018). No fue hasta inicios del año 2000 que esta política es retomada por la Secretaría de Turismo para establecer todo un mecanismo de apoyo gubernamental al Turismo Alternativo el cual fue madurando y consolidándose para inicios del siguiente sexenio en el 2006 (Almanza, 2016).

En el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), en su Programa Sectorial de Turismo, el objetivo fue vincular la participación de los sectores turísticos con ofertas turísticas diferenciadas, capaces de dar servicio a segmentos de mercado nacional e internacional, cuidando el patrimonio biocultural, con la ayuda de la gestión empresarial e institucional competitiva y “socialmente responsable”, por lo que se crea el Convenio para el desarrollo de Turismo Alternativo (2007-2012) (Diario Oficial de la Federación, 2008). Entre las instituciones más importantes involucradas en él, se encontraron: la Secretaría de Turismo (SECTUR) como la coordinadora, la Secretaría de Economía-Fondo Nacional de Empresas Sociales (SE-FONAES), la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) (Almanza, 2016).

De este esfuerzo (intrincado) surgió la iniciativa del Programa de Turismo Alternativo en Zonas Indígenas (PTAZI), de la CDI, donde por reglas de operación, se dio prioridad a la creación de micro, pequeñas y medianas empresas, en zonas indígenas (Almanza, 2016).

López y Palomino (2008) identificaron las siguientes dificultades en el programa: i) insuficiente acompañamiento a los proyectos, ii) deficiente capacitación, iii) poco o nulo involucramiento de los locales en la creación de planes de acción turística, iv) poca o nula difusión de los centros ya consolidados, y v) deficiente comunicación entre las dependencias que formaban el Convenio.

Por su parte González et al. (2018) subrayaron en adición otros problemas como: la contratación de consultoras que no tomaban en cuenta aspectos organizacionales y culturales de los pueblos campesinos e indígenas donde se desarrollaban, técnicos sin entendimiento de los problemas locales y la destrucción simbólica y progresiva del paisaje.

Todo lo anterior, aunado a una política de entrega de apoyos monetarios masivos sin importar el impacto benéfico real para las comunidades y ejidos, terminó en un descuido en la calidad de los centros establecidos, no solo dificultando su fortalecimiento y continuidad, sino generando nuevas diferenciaciones sociales dentro de las mismas comunidades.

Teniendo en cuenta lo anterior, se puede ubicar a las políticas públicas en México bajo un discurso que se articula desde el desarrollo económico y la sustentabilidad débil. En este sentido, el turismo tiene la necesidad de seguir mercantilizando los servicios y el patrimonio biocultural, mientras que, por otro lado, difunde las actividades turísticas como una falsa reconciliación con la naturaleza.

Se observa que no se ha podido concebir a la “naturaleza” como un ente, y dejar atrás la idea de su mercantilización a través de los “recursos naturales” al servicio del ser humano, pese a la cercanía de México con otros países latinoamericanos que han realizado enormes esfuerzos sociopolíticos para tomar en cuenta a la Naturaleza como sujeto de derechos. Tampoco se ha considerado la existencia de comunidades indígenas donde las visiones y sentipensares sobre la naturaleza son de interconexión y complementariedad (Leff, 2000; Toledo et al., 2019). En un diálogo intercultural se apostaría más por la reproducción ampliada de la vida y no del capital.

Por tanto, son necesarias nuevas reflexiones y debates sobre el Turismo sustentable, si es que pudiese ser una alternativa no mercantilista. Buscar diferentes perspectivas más allá de la relación entre la sustentabilidad turística y el capitalismo, con la intención de avanzar en la construcción de otros epistemas biocentristas de sociedades más justas y respetuosas con el patrimonio biocultural, lo cual resulta ser uno de los mayores desafíos del siglo XXI.

Descolonizar el Turismo Alternativo

Hasta aquí, se ha evidenciado el origen del discurso dominante sobre la sustentabilidad que favorece el posicionamiento de las acciones bajo enfoques antropocéntricos y mercantilistas, otorgándole un lugar privilegiado a la racionalidad instrumental. Para avanzar hacia la descolonización del turismo sustentable, es necesario deconstruir las premisas que lo sustentan.

En la era oscurantista, la ética judeocristiana donde se establece el desprecio por lo terrenal y lo corpóreo, concebido como pecaminoso; las explicaciones sobre los fenómenos naturales y sociales eran comprendidas a través del dogma religioso que establecía la supremacía de un Dios todopoderoso, a partir del cual, se debía entender el mundo (Noguera, 2004). Con el siglo de las luces, el conocimiento científico y filosófico volvió a retomarse, sin embargo, la idea dual de la separación entre alma y cuerpo ahora se ve reflejada en el racionalismo de Descartes, por tanto, en la actualidad, la racionalidad se encuentra posicionada frente a la mitificación como el mejor camino para el desarrollo. Dicha racionalidad, ha sido encauzada hacia un crecimiento sin los límites de la ciencia y la tecnología que propician la disociación entre cultura y naturaleza bajo la concepción de sujeto-objeto (Giraldo, 2014; Noguera, 2004).

La racionalidad instrumental es una consecuencia del eurocentrismo universal de conocimiento y de interacción humana (Quijano, 2014) que establece procesos de dominación entre el sujeto (patriarcal y heteronormativo) y el objeto, (el cual se constituye de la otredad: mujeres, hombres no europeos, no blancos, plantas, animales o cosas), los otros se convierten en lo observado, controlado y sometido por el sujeto “racional”, cuya lógica del sistema capitalista, legitima toda relación de dominación (Giraldo, 2014).

Aunado a la racionalidad instrumental en el siglo XIX surgen las ciencias sociales positivistas, usando el método de las ciencias exactas, con el ánimo de predecir las dinámicas sociales, como con las leyes de la naturaleza (Paredes, 2009). Desde hace poco más de cinco décadas algunos paradigmas sociales contemporáneos, han puesto de manifiesto el carácter de objeto que tanto la naturaleza como la sociedad tienen para los “sujetos” de ciencia, de aquí que se comienza a discernir sobre la necesidad imperante de un desencantamiento del mundo (Noguera, 2004).

Según Germaná (2002) esto solo es posible si se rechazan las explicaciones subjetivas de la vida social como urgencia del mundo moderno colonial. Weber (1972) argumentó que no se podrían utilizar los recursos mágicos del salvaje para invocar a los espíritus.

Tanto la racionalidad instrumental como el desencantamiento del mundo, llegan a LATAM por medio de la colonización y se expande más adelante a nivel global con la colonialidad, que es un elemento constitutivo del patrón mundial de poder capitalista, se fundamenta en la imposición de una clasificación racial de la población mundial como piedra angular de dicho patrón de poder, y opera en cada uno de los planos, ámbitos y dimensiones, materiales y subjetivas, de la vida social cotidiana (Quijano, 2014).

Derivados de la subyugación del conocimiento y la naturaleza a los intereses capitalistas, es difícil suponer un cambio de paradigma desde la sustentabilidad construida en el pensamiento colonial, occidental y eurocéntrico. La misma duda surge en la propuesta del Turismo sustentable, ya que al menos en México, proviene del mismo pensamiento dominante que rige a la mayoría de las sociedades, cuyo camino unidireccional para el “desarrollo” de la vida humana, se sigue centrando en los paradigmas hegemónicos (Quijano, 2014). Por tanto, se considera que otro turismo es posible si se constituye mediante una propuesta tendiente a la descolonialidad.

El primer paso es deconstruir el discurso de la sustentabilidad, en este sentido, el Turismo sustentable, confronta un gran desafío para deshacerse de las trampas engañosas del discurso dominante. Por un lado, la lógica utilitaria en que se encasilla al patrimonio biocultural para “valorizarlo” a través del mercado, ha alcanzado al turismo el cual busca la capitalización bajo criterios de conservación. Por otro lado, a la vez de tener una función legitimadora de la idea de que ello traerá como beneficio directo una mejora en la calidad de vida de las poblaciones anfitrionas, debido al uso racional de los recursos, afianza la posibilidad de aumentar su rentabilidad.

La sustentabilidad, desde esta concepción reduccionista, ha contribuido a agravar los problemas ambientales y a prolongar la crisis civilizatoria (Giraldo, 2014; Gudynas, 2011; Leff, 2000; Noguera, 2004; Sousa, 2009; Toledo y Ortíz, 2014) y al insertarse como eje retórico del Turismo sustentable, amenaza a este con formar parte de los mecanismos de control social que produce y profundiza desigualdades sociales y económicas.

Tendencias descoloniales en el turismo, caso Texcoco

El referente empírico que se tomó en cuenta para la reflexión del presente artículo fue el colectivo “Macoyolotzin ” ubicado en San Miguel Coatlinchán, Municipio de Texcoco en el Estado de México. Texcoco forma parte del área metropolitana cerca de la Ciudad de México, una de las más grandes metrópolis del mundo. Concorde con Moreno (2013) el municipio de Texcoco poseía una gran vocación agropecuaria; sin embargo, debido a la riqueza en su territorio, ha registrado una constante declinación en el sector primario, pues el medio rural ha tenido que enfrentar la apertura comercial, así mismo, la actividad turística ha incrementado, ya que el municipio tiene sitios de interés histórico-cultural, naturales y gastronómicos. El colectivo trabaja en la zona de la montaña, la cual se caracteriza por elevaciones importantes, como el Monte Tláloc con 4,500 msnm; tres manantiales, cinco ríos, veinte arroyos y dos acueductos (INEGI, 2010).

Los antecedentes del colectivo fueron una serie de pláticas y acercamientos con un profesor de filosofía nahua, el maestro Pichardo, quien los motivó a desarrollar el colectivo cuya finalidad es dar a conocer la cultura de su pueblo, rescatando la ancestralidad nahua y los saberes heredados.

Comunalidad y su relación con el turismo tendiente a la descolonialidad

El colectivo comenzó como una iniciativa en el ámbito local para difundir la cultura ancestral de su pueblo, pero con ayuda de las redes sociales y las recomendaciones de boca en boca, el proyecto se ha desarrollado paulatinamente. Las actividades de ocio y turismo que realizan siempre están relacionadas con el cuidado de la Madre Tierra. Se llevan a cabo reforestaciones anualmente donde se invita, por redes sociales, a los interesados en apoyar la actividad. Al inicio de esta se realiza una ceremonia para pedir permiso al monte para la reforestación. Una vez que termina la actividad acampan, aprovechando la presencia de un ecosistema boscoso.

Otra de las actividades más importantes que se realizan es el Tiankisko, en el cual simulan un tianguis ancestral, donde existe intercambio de bienes o pago por alguna mercancía o servicio. A dichas actividades acuden numerosas personas de los alrededores de Texcoco, como la Ciudad de México (CDMX), Coacalco, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Morelos y Tlaxcala, entre otros.

Dentro de este turismo que tiende a la descolonialidad desde las cosmovisiones rurales e indígenas en México como es el caso de Macoyolotzin, se puede apreciar a la Comunalidad, equiparable al Buen Vivir andino como parte de las estrategias del desarrollo del turismo, está la Comunalidad como sentipensamientos de la otra modernidad, la cual proviene de una matriz mesoamericana donde se concibe al mundo desde la perspectiva de la naturolatría (Martínez, 2005) es decir se percibe a la naturaleza como Madre Tierra, sagrada y dadora de vida, donde el ser humano está inmerso y coexiste con otras especies animales y vegetales. En el caso de Macoyolotzin esto es muy claro en cada una de las actividades que promueven, pues creen firmemente en el cambio que necesitamos hacer como seres humanos para evitar la destrucción de la Madre Tierra “Siempre pedimos permiso al espacio que vamos a entrar porque sabemos que hay guardianes ahí…Yo con mi copal y mi sahumador… esto lo hacemos por amor a la montaña” M. Ortiz (comunicación personal, 15 de mayo, 2021).

Al mismo tiempo, se habla de nostrosidad (Lenkesdorf, 2005) puesto que para muchos pueblos originarios no existe un yo individual si no se toma en cuenta el colectivo. En el caso de colectivo esto es evidenciado con el siguiente comentario:

No todo se mueve a través de un fin económico, aquí estamos buscando un fin común. Que haya un cambio en las personas, que se recupere esa armonía que había en la Comunidad que se está perdiendo, que haya una conciencia como grupo de trabajo colectivo, que trabajemos todos juntos, porque si yo me beneficio voy a beneficiar al vecino y viceversa. Tenemos una frase que dice tú eres yo y yo soy tú, déjame conocerte para poder conocerme. M. Ortiz (comunicación personal, 15 de mayo, 2021)

Otra parte importante de la Comunalidad es la urdimbre donde se trenza el nosotros con todas las demás especies, haciendo de nuestras acciones una trama que afecta de manera negativa o positiva a toda la red a la que pertenecemos (Guerrero, 2015; Martínez, 2005). En el colectivo Macoyoltozin se aprecia esta ideología con este pensamiento “Nada es casualidad, nosotros siempre le llamamos el cruce del petate cósmico, el tejido. En nuestras vidas se cruzan personas con las mismas ansias de aprender, con las mismas inquietudes” M. Ortiz (comunicación personal, 15 de mayo, 2021).

La influencia de la cosmovisión originaria ha llevado a que propuestas turísticas alternativas en México y LATAM se desarrollen bajo enfoques distintos a los establecidos por la hegemonía, dando cabida a otras formas de organización más democrática, pero sobre todo respetuosa con los bienes bioculturales que poseen. Las conexiones con la naturaleza y el respeto que se tiene a la misma, concebida como Madre Tierra, dan oportunidad al turismo tendiente a la descolonialidad a transformarse en una herramienta emancipadora que convoque al reencuentro espiritual con lo terrenal, que al final conduzca a un reencantamiento del mundo.

En el caso del colectivo Macoyolotzin, el maestro Pichardo inculcó a sus seguidores el respeto absoluto por la Madre Tierra y la preocupación del reencuentro con la misma:

…Cada vez que vamos a un pueblo generalmente los ancianos nos dicen “es que el respeto ya se perdió” y no nada más el respeto entre humanos, sino el respeto a la naturaleza, el respeto a todos los seres vivos, pues actualmente el hombre, el humano se siente superior y depreda, destruye, y bueno se ha acabado incluso con muchas especies animales y vegetales en el entendimiento de una supuesta civilización, que solamente está basada en la destrucción no en la convivencia natural, y entonces el conocimiento de nuestras culturas originarias podría ser una enorme herramienta para dar un vuelco a ese entendimiento del humano, para darle una posibilidad al mismo humano de trascendencia. J. Pichardo (comunicación personal, 30 de abril, 2021)

Si bien, las comunidades rurales e indígenas en México también han luchado por preservar su cosmovisión, a pesar de apostar por proyectos turísticos con un enfoque capitalista y neoliberal, la influencia de la racionalidad económica del capital ha acentuado las visiones individualistas, la competencia, el consumismo e incluso la modificación de las aspiraciones y necesidades económicas (Pérez et al., 2011). Motivo por el cual, nuestra reflexión se centra en la necesidad de conocer e incorporar elementos de comunalidad en el desarrollo de la planificación y gestión turística, en iniciativas indígenas y rurales.

Discusión

Macoyolotzin pertenece a los diversos grupos sociales insertados en el Turismo Sustentable, que manifiestan abiertamente sus resistencias a las concepciones hegemónicas de la sustentabilidad que se puede colocar dentro del modelo totalmente integrado de la CEPAL, justo coincidiendo con los colectivos y cooperativas campesinas e indígenas, que, a pesar de estar insertos en programas gubernamentales de apoyo al turismo, no renuncian a sus formas organizativas y su cosmovisión.

En este sentido, se observa que el Turismo sustentable en LATAM se desarrolla desde dos visiones, una Estatal y dominante, que trae consigo todo el peso del discurso hegemónico de la sustentabilidad, y otra que ha sido construida a partir de los diferentes sentipensares de las comunidades rurales e indígenas que expresan las relaciones humanas con la naturaleza en un diálogo recíproco. Este entendimiento del mundo, aplicado al turismo, puede entenderse como tendiente a la descolonialidad.

La concepción de la vida más difundida y surgida en LATAM es la del Buen Vivir que, conforme con Giraldo (2014) se trata de una visión que “en contraposición a su homólogo griego, la existencia de la vida sólo es posible imaginarla en virtud de los vínculos con la naturaleza, en una conexión íntima e intersubjetiva que conforma la totalidad” (p. 72).

La gestación del turismo desde los enfoques no occidentales como el Buen Vivir y la comunalidad se encuentran en colectivos como en las comunidades Mapuche en Chile, en emprendimientos comunitarios como Trekaleyin donde se reconoce la interdependencia y gratitud hacia otros seres y fuerzas, y la necesidad de respetarlos (Palomino, 2015), lo cual coincide con la forma de pensar del colectivo Macoyolotzin cuando expresan “… De la energía que la luna provee también, de eso está hecho nuestro cuerpo y de todos los seres vivos, cualquiera que fuere entonces, nada es menos ni más” J. Pichardo (comunicación personal, 30 de abril, 2021).

Otro ejemplo que se puede comparar es el turismo en Ecuador, donde

es importante la aparición del turismo comunitario como un proceso en la construcción del desarrollo local, que a la vez aporte a esta causa contenidos filosóficos de las comunidades, cargado con sus elementos históricos, que reflejan hechos trascendentales en la vida comunitaria y presenta principios reguladores del Sumak Kawsay tales como: 1. El principio del tiempo ciclo, 2. El principio de complementariedad y 3. El principio de la reciprocidad(Cabanilla, 2016, p. 54).

En Macoyolotzin también se desea dar a conocer los principios y conocimientos heredados de los ancestros:

…las ventajas que tenemos al recuperar estos conocimientos, al volver a hacerlos prácticos y aparte mostrarle a esa gente que su conocimiento originario que fue discriminado, que fue ocultado y hasta satanizado, en realidad es valioso para ellos y hasta para los de fuera. J. Pichardo (comunicación personal, 30 de abril, 2021)

En la ciudad de Ipiales - Colombia, se realizó un estudio sobre la oferta del turismo rural donde los autores concluyen que

el ecoturismo entendido por fuera de una racionalidad capitalista y visto desde una ecología de saberes, se puede concebir como parte de un modelo alternativo de desarrollo económico que puede trabajar a su vez por la conservación de los recursos ambientales, que busca amplificar la conciencia ecológica en los participantes de las actividades ecoturísticas, así como en los habitantes del lugar. (Latif y Niño, 2020 p. 188)

Al igual que el colectivo Macoyolotzin, estos esfuerzos por dejar de ver al turismo desde la racionalidad instrumental y utilizar al fenómeno a favor de una armonía con la Madre Tierra, es en lo que coinciden muchas iniciativas con orígenes campesinos e indígenas en LATAM.

De acuerdo con Leff (2000) esta concepción de los pueblos donde:

el conocimiento, los saberes y las costumbres están entretejidas en cosmovisiones, formaciones simbólicas y sistemas taxonómicos...la cultura asigna de esta manera valores y significados a la naturaleza, a través de sus formas de cognición, de sus modos de nominación y de sus estrategias de apropiación de los recursos. (p. 60)

Lo cual va a repercutir en un manejo de los mismos como en el turismo, por lo que se puede considerar dentro de los términos de sustentabilidad super fuerte de Gudynas.

Sin lugar a duda, una opción aquí vertida es el profundizar en los estudios del Turismo que tiende a la descolonialidad, descubriendo nuevas formas de hacer turismo, encaminadas a la reproducción de la vida, el cuidado de la Madre Tierra y el reencuentro con nuestros conocimientos originarios que tengan la virtud de ayudarnos en la crisis civilizatoria actual.

Conclusiones

El presente artículo de reflexión aporta una crítica a la influencia del sistema capitalista y el desarrollismo en la toma de decisiones y visiones sobre la sustentabilidad y el turismo. Derivado de las crisis que enfrenta la modernidad, la inminente destrucción de la Madre Tierra, traerá consecuencias devastadoras para el ser humano y la armonía con las demás especies. Dar pie al acercamiento de otros sentipensamientos, puede ser un camino para el entendimiento del entorno de manera más armoniosa, que permita reflexionar sobre la necesidad de un reencantamiento del mundo, donde la naturaleza no está al servicio del ser humano, sino en coexistencia con la especie humana.

La premisa de la existencia de la descolonialidad en el turismo, puede dar pauta a la interculturalidad de saberes que guíe al cuidado mutuo y la responsabilidad para con otras especies.

Desde esta perspectiva, otras interrogantes son fundamentales para ir respondiendo al conocimiento respecto a las formas organizativas de colectivos de grupos indígenas y rurales que han decidido descolonizar el saber en sus proyectos turísticos, y que, a pesar de sus múltiples contradicciones y conflictos internos, pueden formar parte de la verdadera alternativa a la actual crisis civilizatoria.

A partir de las coordenadas críticas que se han delineado en el presente manuscrito, es necesario generar puntos de encuentro con las expresiones sociales que apuntan a otras formas de hacer turismo. Lo anterior, se traduce en un ir y venir entre la teoría y la práctica para establecer la tan necesaria discusión académica de la otra cara del turismo.

Al ser el turismo una actividad anclada en el corazón del sistema capitalista, es difícil imaginar sus dimensiones no monetizadas, por lo que siempre vislumbramos una versión con sesgo economicista. Ello no implica que el ocio, el turismo y el tiempo libre, no cumplan funciones esenciales en la calidad de vida de las sociedades contemporáneas, tanto como una herramienta generadora de bienestar como una necesidad humana es sus facetas contemplativas, estética, sanitaria y espiritual.

Ciertamente, los casos puntuales aquí presentados son ejemplos sui generis, que apenas permiten mostrar la existencia fáctica de versiones alternativas al turismo de masas, sin embargo, el paradigma aún está por construir por lo que será necesario documentar y reflexionar en torno a estos casos peculiares que aumentan, en número y calidad, alrededor del mundo.

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1 Palabra en náhuatl que el colectivo traduce como “El venerable corazón de la montaña”

2 Mercado al aire libre que en la época precolombina era utilizado para el intercambio de mercancías para el comercio y el autosustento.

Consideraciones éticas: El presente estudio no requirió de aval de un Comité de Ética o Bioética dado que no utilizó ningún recurso vivo, agente, muestra biológica o datos personales que representen algún riesgo sobre la vida, el ambiente o los derechos humanos.

Fuente de financiación: El presente trabajo se realizó a través de la beca de estudios doctorales otorgada a Eréndira Almanza Valdés por medio del Sistema Nacional de Posgrados, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología

Cómo citar este artículo: Almanza, E., Thomé, H., Vizcarra, I., Caballero, H. y Marañón, B. (2023). Turismo rural como alternativa biocéntrica al concepto de sustentabilidad, una mirada descolonial. Tendencias, 24(2), 307-331.https://doi.org/10.22267/rtend.232402.237

Recibido: 06 de Enero de 2022; Aprobado: 24 de Mayo de 2023

Conflicto de interés:

Todos los autores realizaron aportes significativos al documento y declaran que no existe ningún conflicto de interés relacionado con el artículo.

Declaración de contribución de los autores:

Humberto Thomé-Ortiz: conceptualización, metodología, investigación, recursos, escritura, redacción, supervisión. Eréndira Almanza Valdés: metodología, investigación, recursos, escritura, redacción. Ivonne Vizcarra Bordi: escritura y redacción. Boris Wolfang Marañón Pimentel: escritura y redacción. Hilda Caballero Aguilar: escritura, redacción y supervisión.

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