"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí". Federico García Lorca, 1931.

Marcar los ritmos de los acontecimientos y sus protagonistas es tarea de la historia y factura de los historiadores. Hoy, sólo pretendemos rescatar la memoria y el legado del insigne Maestro Fabio Bustamante Betancur.

Comenzando por recordar que, en el marco de la segunda Conferencia Latino Americana sobre Educación Superior, celebrada en Medellín en 1962, se consolidó la inquietud de crear un programa de estudios para Ingeniería Agrícola. Fue en aquel momento cuando el señor Decano de la Facultad de Agronomía, (1957-1963), doctor Carlos Garcés Orejuela, designó al profesor Fabio Bustamante Betancur, profesor de Riegos y Drenaje de la mencionada Facultad, como encargado de coordinar las labores y hacer las gestiones necesarias para preparar el programa de estudios de la carrera de Ingeniería Agrícola, el cuál fue revisado y avalado previamente por las siguientes instituciones: Universidad Agraria de La Molina - Perú, Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, Universidad Nacional de Colombia Sede Palmira, Universidad de Míchigan, Universidad de Nebraska, IICA (Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas), FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), OEA (Organización de Estados Americanos). El plan de estudio de Ingeniería Agrícola preparado por el profesor Fabio Bustamante Betancur con las asesorías antes mencionadas, se presentó en 1964 a consideración del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Colombia, quien lo hizo realidad en 1965 con la iniciación de estudios de 25 aspirantes, de los cuales egresaron 13 en 1970, para satisfacción plena del gestor del primer Plan Curricular de Ingeniería Agrícola en Colombia, organizado en la sede Medellín, producto de su dedicación y esfuerzo.

En ese norte, queremos hacer mención muy sentida al profesor Emérito Fabio Bustamante Betancur, en medio de los buenos recuerdos y compungidos por su partida hacia la eternidad, ya que su augusta figura no nos acompañará más, su inspiración y legado sí, y, de ello queremos dejar constancia, rindiendo este homenaje póstumo. Admitiendo que, no necesariamente, la longitud de las palabras, podrá dar cuenta de sus logros y de su sabiduría, puesta permanentemente a disposición de su querida Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, señalando el camino y despejando la mente de los que fuimos muy afortunados de haber compartido sus enseñanzas.

Con ese su sueño, hecho realidad desde 1965, se ha contribuido a influenciar los procesos de transformación de la bucólica sociedad rural-agraria colombiana, en una opción de vida y de desarrollo económico y social. Queda, en consecuencia, el compromiso de recibir la posta, esperando ponerla a buen recaudo para trascender lo construido por este visionario, quien le apostó a la modernización de la agricultura colombiana, en particular, con el manejo de los recursos de agua y suelo, a través de la implementación de los sistemas de riego y drenaje, una de sus especialidades, para ese tiempo bastante incipiente en Colombia.

Sus enseñanzas nos pondrán tono con los alcances de la futura Ingeniería Agrícola, donde sus ejecutarías se centralizarán en la obtención de desarrollos tecnológicos para la producción agrícola y agroindustrial, mediante reconversiones de energía e implementación de la inteligencia artificial, bajo un manejo eficiente y sostenible. Llegó el momento de apropiar y desarrollar ese concepto lejano que constituye la agricultura inteligente, intensiva en microelectrónica, software especializado, bases de dados, etc. Todo lo cual, se puede traducir en una agricultura altamente productiva y amigable con el medio ambiente. Por ello, la agricultura de hoy, como ayer, debe ser la estrategia de adaptación ecológica al entorno y no un sistema cultural que busca el dominio de la naturaleza y el reinado del hombre supranatural.

En hora buena, y muy merecidamente el Laboratorio de Riegos y Drenaje de la Facultad de Ciencias Agrarias, que hoy lleva su nombre, será el atril y pebetero que dé luz a su nombre y avive el fuego de la pasión, por el trabajo bien hecho. Es decir, “habrá luz en la poterna y guardia en la heredad”.

En ese norte, a ese ser especial que iluminó las vidas de todos los que tuvimos la gran fortuna de concurrir a los diferentes cursos que impartió durante su permanencia en la universidad y a otras de sus actividades académicas, en donde nos señaló rutas y metas, eterna gratitud. Hoy ha pasado a la historia, en medio de un profundo dolor, dejando un espacio en la memoria colectiva de quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y de compartirle. Entonces, cómo no recordar y enaltecer la memoria de este gran maestro, cuando, sin duda, su labor imprimió en la carrera de Ingeniería Agrícola un espíritu de humanismo excepcional y de profesionalismo integral, que sobrevivirá a través del tiempo.

En resumen, hoy, más que nunca, la Ingeniería Agrícola es necesaria como arsenal importante en la lucha contra el hambre y la pobreza para proteger el medio ambiente, garantizar la seguridad alimentaria, la salud humana y la de otros seres vivos, aportando a través de la ciencia y la tecnología en la transformación estructural del campo, contribuyendo en crear las condiciones de bienestar para la población rural y de esta manera contribuir a la construcción de una paz estable y duradera en nuestro país.

De eso estará orgulloso el profesor Emérito Fabio Bustamante Betancur, desde su celosa vigilancia. ¡No lo defraudaremos!