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Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales

versão impressa ISSN 0370-3908

Rev. acad. colomb. cienc. exact. fis. nat. vol.44 no.173 Bogotá out./dez. 2020  Epub 24-Jun-2021

 

Editorial

De pestes y esperanzas

Dr. rer. nat Román Castañeda-Sepulveda* 

*Profesor Titular - Escuela de Física Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín Miembro de Número de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales


Aunque no dediquemos un número especial a la pandemia de la COVID-19, desatada por el virus SARS-CoV-2, una microscópica estructura bioquímica que existe, pero no vive y, aun así, causa muertes a gran escala, no nos podemos sustraer al escenario de crisis global que tal pandemia ha revelado a profundidad en lo corrido de este año. No es la primera vez que la humanidad sufre el embate de una enfermedad que puede ser mortal y que tiene amplia difusión: en diversos escenarios hemos venido rememorando las muchas veces que ese tipo de amenaza ha pendido sobre nosotros, desde la plaga de Atenas del año 430 AC, pasando por la gran peste de Londres de 1665, la gripe española de 1918, hasta el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (Sida) la que al presente ya ha cobrado mas de 30 millones de vidas. Todas estas pestes han sido devastadoras en la escala demográfica de sus épocas y, sin embargo, a todas ha sobrevivido la humanidad.

El escenario que contemplamos hoy parece vislumbrarse en la cita del príncipe Hamlet:

"Oh God, I could be bounded in a nutshell,

and count myself a king of infinite space, were

it not that I have bad dreams" [1]

["Oh, Dios, podría estar encerrado en la cáscara de una nuez,

y sentirme rey del infinito espacio,

de no ser porque tengo malos sueños"]

Consideramos el inexorable aislamiento físico signado en la primera línea, así como la resiliencia emocional para gobernar la infinitud en la que pensamos, imaginamos e intuimos, puesta de manifiesto en la segunda línea, como estrategias idóneas para enfrentar esta crisis, agitada por las mareas de miedo e incertidumbre esbozadas en la tercera línea. Tres líneas de batalla ante un enemigo invisible para la mayoría.

El término crisis es, sin duda, el distintivo del momento que vivimos. La cultura japonesa da a este término un significado inspirador al representarlo mediante dos ideogramas: peligro y oportunidad, cuyo juego puede entenderse desde diferentes perspectivas. Una de ellas, de interés primordial para las comunidades científicas, muestra al conocimiento como elemento indispensable para lograr avances que permitan superar los peligros. A menudo, como ahora, el conocimiento mismo es la oportunidad de conjurar el peligro y neutralizar el sufrimiento. En la cultura grecolatina, crisis significa separar, decidir, y de ahí se derivan los términos crítica, que señala el análisis que lleva al juicio, y criterio que indica el razonamiento apropiado, dos términos ineludibles y cotidianos en el quehacer de los científicos. Las crisis, por lo tanto, parecen ser escenarios naturales para el desarrollo de la ciencia, una fuente inagotable de estímulo para la búsqueda de conocimiento, porque a los científicos parece animarlos la pregunta de José Martí en su poema "Amor de ciudad grande":

"¿Qué es lo que falta

que la ventura falta?" [2]

La actual crisis provocada por la pandemia de la COVID-19 ha estimulado el desarrollo de conocimiento no sólo biomédico y farmacéutico, sino también social y humanista, quizá porque no hay experiencia humana tan contundente como la de enfrentar a la muerte. A pesar de esta complejidad, no podemos permitir que la pandemia de la COVID-19 acalle los reclamos de atención a otros escenarios de crisis que, a pesar de haber perdido protagonismo frente a esta pandemia, no han disminuido su impacto sobre la calidad y la sostenibilidad de la vida: la malaria, el cambio climático, la contaminación ambiental, así como fenómenos socioeconómicos y políticos como la inequidad, la exclusión, la pobreza absoluta, los conflictos armados y el hambre. Justo antes de que se desatara la pandemia de la COVID-19, el mundo se había horrorizado con las catástrofes ambientales de los incendios en Australia y en la Amazonía, los que progresaron en la misma proporción de la ineptitud de los gobernantes de los países involucrados. La magnitud de sus consecuencias no ha sido aún establecida.

Una pandemia de dimensiones y complejidad aún mayores que la de la COVID-19 amenaza, en los últimos años y de manera mortal, al intelecto y al espíritu humanos. El Diccionario Oxford la registró con las dos expresiones inglesas más usadas en el mundo durante los años 2016 y 2017: post-truth y fake news. Quizá esta "infodemia", como algunos la nombran, haya surgido en la política y en la economía, pero ha contagiado ya incluso al quehacer de los científicos: el paradigma de acercamiento a la verdad está mutando de búsqueda e indagación a construcción, al impactar de manera deletérea los procedimientos de verificación y validación, en función de marcadas debilidades de actitud en las comunidades a causa de una insuficiente apropiación y compresión de la ética. Un ejemplo elocuente es el movimiento anti vacunas, desatado por un falso estudio que adelantó un médico inglés afectado por intereses comerciales, para concluir que la vacuna triple viral causa autismo.

Aunque la infodemia amenaza de manera indirecta la sostenibilidad de la biosfera, lo cual se hace evidente en las decisiones de algunos líderes mundiales en torno a la COVID-19, el cambio climático y las crisis ambientales, su peligro inmediato, y para nada despreciable, apunta hacia la desinformación, la confusión a menudo mal intencionada, y el caos, ambientes que la ciencia y los científicos se han esforzado en erradicar a lo largo de la historia. El trabajo de muchos científicos que buscan saber más se ve desvirtuado por ciertos líderes políticos que intentan mandar más y envilecido también por muchos mercaderes que buscan ganar más. Post-truth y fake news parecen corresponder al significado de la palabra griega διαβολος (diaboloz): lo que se lanza entre los hombres para separarlos, dividirlos o enfrentarlos. Sin duda un examinador profundo del significado de la palabra griega σιμβολον (simbolos) que corresponde al rol fundamental de la ciencia: lo que se lanza entre los hombres para unirlos, las contraseñas o los fragmentos cuyos sentidos se ven cumplidos plenamente en la unión de todos.

El enfrentamiento entre el actual presidente de los Estados Unidos y el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de ese país sobre procedimientos, estrategias y actitudes para enfrentar la pandemia ejemplifica claramente esa desafortunada oposición διαβολος/σιμβολον que, de ninguna manera, representa una percepción maniquea de la realidad de la pandemia. Esa oposición es también ilustrada por el uso indebido de conocimientos tecnológicos, en un pasado reciente, por multinacionales automotrices para favorecer el comercio de sus vehículos, dotándolos de dispositivos de engaño para los sistemas de control de su desempeño ambiental. En la misma dirección se reseñan los juicios contra farmacéuticas por el daño que sus productos basados en opiáceos causaron a la población, así como por el uso de material dañino para la salud en productos para bebés, hechos ocultados intencionalmente en la información respectiva a los usuarios.

La ciencia nos puede acercar al ideal de armonía entre el bienestar individual y el bienestar colectivo signado por el término zulú-xhosa Ubuntu, al conjurar la advertencia citada en nuestra portada de hoy, la de la primera edición de la insigne obra de Albert Camus, Premio Nobel de Literatura de 1957, si adoptamos estrategias paralelas a las del autocuidado basado en el distanciamiento social, el aseo escrupuloso y el tapabocas que aplicamos para neutralizar la pandemia de la COVID-19, un autocuidado basado en la resistencia a convertirnos en antenas replicadoras de mensajes no verificados, en la práctica escrupulosa de principios éticos y en la disciplina de nuestros pronunciamientos por la sensatez y la prudencia.

Fiel a estos criterios, la Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales les presenta hoy a sus lectores un número que contiene artículos científicos revisados por pares, sobre avances en múltiples campos del saber, al recordar en su portada la realidad que vivimos, pero también al convocar a las comunidades científicas con la célebre arenga que nuestro rapsoda, el maestro León de Greiff, consagrara en su Relato de Guillaume de Lorges

"¡Azores y neblíes, gerifaltes, tagres, sacres, alcotanes,

halcones,

acudid a la voz del acontista!"

Y enderecemos nuestras garras a la conquista

de las nubes, volubles como los corazones...

y -cual los corazones- inmutables." [3]

Referencias

[1] Shakespeare, William. "The tragedy of Hamlet, Prince of Denmark" (En Dowden, Edward. The works of Shakespeare. The tragedy of Hamlet. Methuen and Co.: London, 1899) pg. 75, líneas 262-264. [ Links ]

[2] Martí, José. Selección de poemas (Intermedio Editores: Bogotá, 2003) pg. 176. [ Links ]

[3] de Greiff, León. Obra poética. Tomo II (Universidad Nacional de Colombia: Bogotá, 2004) pg. 255. [ Links ]

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