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Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales

versão impressa ISSN 0370-3908

Rev. acad. colomb. cienc. exact. fis. nat. vol.46 no.179 Bogotá jan./jun. 2022  Epub 12-Set-2023

 

In Memoriam

Alberto Morales Alarcón, 1929 - 2022

Moisés Wasserman1 

1 Académico Honorario, Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Profesor Emérito UNAL


El académico de número de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, don Alberto Morales Alarcón, murió a los 92 años después de una vida fructífera dedicada a la ciencia y a la prevención y control de enfermedades tropicales, especialmente las transmitidas por insectos vectores.

Nació en El Líbano, Tolima, en 1929, lugar donde creció y tuvo su primera educación. Su formación profesional la adelantó en la Universidad Nacional de Colombia, donde en 1957 se graduó en bacteriología, carrera que entonces estaba adscrita a la Facultad de Medicina. En 1973 obtuvo su título de Magister en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC, que por ese tiempo era una de las instituciones líderes en la investigación de enfermedades tropicales en Latinoamérica. Tuvo, además, pasantías de trabajo y estudio en el Instituto Gorgas en Panamá, en la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool y en el Museo de Historia Natural de Londres.

Al graduarse siguió trabajando en la Universidad Nacional por dos años como instructor de bacteriología, pero muy pronto orientó su trabajo profesional hacia el campo que iba a ser su pasión durante toda la vida, la entomología médica. Fue profesor de esa disciplina en la Escuela de Salud Pública y apoyó al Ministerio de Salud en la formación de funcionarios vinculados a la Oficina de Saneamiento Ambiental y al Servicio de Erradicación de la Malaria, el cual también hacía control de otras enfermedades transmitidas por insectos como el dengue, la fiebre amarilla y varias arbovirosis que aparecían en brotes esporádicos en el país.

Desde 1958 fue entomólogo de planta del Instituto de Estudios Especiales Carlos Finlay, institución dedicada, principalmente, al estudio, la rigurosa vigilancia epidemiológica y la producción nacional de la vacuna de la fiebre amarilla, enfermedad que causó estragos en el pasado en todo el continente. Al conformarse el Instituto Nacional de Salud (entonces Instituto Nacional de Programas Especiales de Salud- INPES), las funciones del Finlay le fueron transferidas y Alberto Alarcón se incorporó, primero como investigador, y muy pronto como jefe del Grupo de Entomología, cargo que ejerció durante más de 20 años.

Estudió diversas familias y especies de insectos vectores. Una de aquellas en las que se concentró fue la de los flebotomíneos, potenciales transmisores de especies de Leishmania (sobre todo en el "viejo mundo") y muy activos transmisores de diversos arbovirus entre nosotros. Fue también un estudioso de las especies del género Lutzomya, responsables de la transmisión de diversas especies de Leishmania en el "nuevo mundo". Participó en trabajos precursores que describieron la invasión y la reinvasión del país por el mosquito Aedes aegypti, eficiente vector del dengue y algo menos de la fiebre amarilla. Describió e hizo el seguimiento de los brotes de varios arbovirus transmitidos por el insecto Psorophora confinnis, entre ellos los causantes de la encefalitis equina venezolana y otras encefalitis exóticas.

Estos son apenas algunos ejemplos de los campos de la entomología en los que incursionó Alberto Alarcón. Una lista completa sería mucho más larga, y prácticamente coincidiría con el índice de un buen texto de entomología médica. En su larga vida entre insectos vectores pudo estudiar casi todos los que ocurren en nuestro país y en América Latina.

Las metodologías que dominó, y en muchos casos desarrolló, son igualmente amplias y diversas. Para poder entender lo que sucedía debió hacer estudios de carácter epidemiológico, pero también experimentales, que involucraban el establecimiento de colonias en el laboratorio (un reto muchas veces extraordinario) y de infecciones artificialmente inducidas, así como los análisis microscópicos e inmunológicos. Describió nuevas especies de Lutzomya (Lutzomya moralesi), una de Leishmania y tres nuevos virus: el virus Armero, el virus Durania y el virus Mariquita (Bunyaviridae: Phlebovirus).

Sus colegas y colaboradores reconocieron sus aportes y recibió, a pesar de su modestia, muchos reconocimientos. En 1970 fue promovido a Miembro de Número de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y correspondiente de la Real Academia de Ciencias de Madrid. Fue miembro de la Société de Patholgie Exotique francesa, de la Sociedad Colombiana de Microbiología, y de la Sociedad Colombiana de Parasitología y Medicina Tropical. El Instituto Nacional de Salud le otorgó su máxima distinción, la medalla Samper Martínez, y lo nombró entre sus investigadores eméritos.

Su trabajo está a disposición de la comunidad científica en decenas de artículos publicados en revistas de difusión internacional. Todos los que lo conocimos guardaremos su memoria en un lugar especial. Fue siempre una persona discreta, sencilla y amable, dispuesta a colaborar sin pensar en ventajas personales, de una gran generosidad. Hoy se lo describiría como de "perfil bajo", es decir, reservado, sin pretensiones ni ostentaciones, renuente a publicitar sus evidentes méritos.

Fue un excelente compañero y amigo. Tuve el placer de ser su vecino de laboratorio durante más de veinte años, y no recuerdo en todo este tiempo ni un solo desacuerdo, ni siquiera un esporádico mal humor. Alberto Morales Alarcón debe ser modelo para futuras generaciones por su dedicación y rigor científico y por su generosidad y su amabilidad personal.

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