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Revista Colombiana de Antropología

versión impresa ISSN 0486-6525

Rev. colomb. antropol. vol.44 no.1 Bogotá ene./jun. 2008

 

RESEÑAS

MANES, MANSITOS Y MANAZOS: UNA METODOLOGÍA DE TRABAJO SOBRE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR Y SEXUAL

MYRIAM JIMENO ET AL.

Universidad Nacional de Colombia-Departamento Administrativo de Bienestar Social. Bogotá. 2007. 204 p.



La Universidad Nacional de Colombia está comprometida en el trabajo interdisciplinario que interroga las relaciones sociales, las jerarquías y los esquemas culturales e históricos que llevan a que un conflicto desemboque en el uso de la violencia. En esta oportunidad el grupo de investigación Conflicto social y violencia se ha ocupado del desarrollo de una metodología para trabajar con y desde la perspectiva de los hombres, la violencia intrafamiliar y sexual. Esta es una tarea dentro del desafío de erradicar las violencias de género y contra la mujer en nuestro país. Sin duda, explorar la manera como el poder y la violencia se instalan en la vida diaria y están insertos en formas y procesos socioculturales específicos constituye un paso fundamental en el camino de transformar las distintas prácticas que la generan, la mantienen y la reproducen. Explorar, además, formas para hacerlo, es un avance significativo que se documenta en este libro y vale la pena continuar y fortalecer.

Este trabajo desarrolla una propuesta de cómo empezar y de qué hacer, para transformar desde la concepción de lo "masculino", desde el sujeto "hombre", la violencia intrafamiliar y sexual. Lo primero por resaltar es la rigurosidad del documento y del trabajo. De manera sencilla pero clara y muy concreta el documento define tres ejes conceptuales: identidad de género y factores socioculturales que la determinan; derechos humanos, corresponsabilidad y cotidianidad familiar y social; y diferencia entre violencia, autoridad y poder. El segundo elemento importante se refiere a la metodología, que propuso el desarrollo de tres fases: primero la remembranza o evocación de la experiencia, luego la crítica reflexiva y por último el análisis para la transformación social.

En este contexto, considero que un hallazgo muy importante, que debe ser resaltado y tenido en cuenta es que si bien los jóvenes y los hombres jóvenes de hoy mantienen conceptos tradicionales sobre lo femenino y lo masculino, muestran a la vez que están más abiertos y dispuestos a la construcción de otro tipo de masculinidad. La evidencia de la contradicción en su modo de ver las cosas abre un espacio al cambio y la transformación. Es de recordar que estos hombres, al mismo tiempo que validan el diálogo, justifican el castigo; es decir, conviven con el uso de la fuerza y la palabra, el respeto y la violencia. Dentro de estos esquemas polarizados valoran a la mujer compañera y la mujer sumisa, y continúan hablando de dos tipos de mujeres: las madres y las putas. Se dan cuenta que el mundo ha cambiado, que sus familias ya no pueden vivir sólo con los ingresos que los hombres traen al hogar, y si bien no les gusta haber perdido el rol de proveedores es una realidad que ya no les permite mantener a las mujeres encerradas. Con el argumento de que ellas salen a trabajar porque "les toca", no se han dado cuenta, todavía, que la mujer ha incursionado en el dominio público y que esta conquista es irreversible. Pero la contradicción que evidencian los hombres, y sobre todo los jóvenes que participaron en este ejercicio, permite trabajar y generar una transformación social que facilita el diálogo y el uso de la palabra, antes que los golpes y la violencia.

La metodología desarrollada capitaliza al estilo de las primeras reflexiones, la dualidad masculino-femenino; recoge y sistematiza la experiencia y la remembranza desde una visión negativa de lo masculino; quedando pendiente tal vez un énfasis mayor o una lectura más acotada desde lo positivo de estas mismas experiencias y remembranzas, para potenciarlas. Todavía estos hombres tienen una visión de lo masculino basada en lo que no son: no son mujeres ni homosexuales, pero todavía no han podido construir una visión de ser hombres.

Al finalizar la lectura de la parte metodológica surge la pregunta, ¿cuáles son los desafíos y los retos que plantea este trabajo? Si bien es válido iniciar procesos de revisión de experiencias y estereotipos, compilar y analizar los imaginarios y percepciones del cotidiano masculino, es indispensable pensar más allá; es decir, pensar en cómo romper esa dualidad que ha regido hasta ahora el orden del mundo: blanco-negro; bueno-malo; mujerhombre; masculino-femenino; pues hoy tenemos la certeza de que el mundo no funciona de esa forma, que se trata de una dinámica mucho más compleja. Aunque la metodología plantea una fase de crítica reflexiva es necesario pensar en un ejercicio crítico capaz de romper paradigmas y transformarlos. Desde la antropología es muy interesante el respeto del investigador por el sujeto observado, pero no se trata en este caso únicamente de explorar y conocer, sino de movilizar e impulsar el cambio.

Es fundamental también que se trata de generar procesos, no hacia una masculinidad contraria a la feminidad sino hacia el reconocimiento del sujeto, diverso, particular y en relación con el otro o la otra. Estamos de acuerdo con la pertinencia de iniciar procesos sólo con hombres o sólo con mujeres: este libro es evidencia de ello. Pero debemos pensar además que si no se trata de construir una nueva masculinidad o una nueva feminidad, sino de construir un nuevo sujeto, una nueva persona, es necesario considerar entonces que esa construcción en algún momento debe ser mixta, con hombres y mujeres; debe ser el resultado de un diálogo honesto, propositivo e incluyente, que reconozca al otro u otra, las diferencias y las potencialidades de cada uno. Debemos pensar en cómo deconstruir la palabra masculinidad; en cómo romperla; cómo pasar del concepto de un ser varonil, enérgico, musculoso, animal, macho, dotado de órganos para fecundar, hombre necio, fuerte, vigoroso, valiente, esforzado y firme, a un nuevo paradigma de sujeto y de individuo, de una nueva persona capaz de relacionarse consigo mismo y con los demás de otra forma, de una forma solidaria, respetuosa y democrática.

Si bien el proceso de reflexión es fundamental, para lograr la transformación, para lograr el cambio, debemos atrevernos a ser más críticos y confrontar de manera contundente esas visiones de hombre y de mujer que vivimos cotidianamente y de las cuales conocemos los resultados. Resulta muy importante también en este ejercicio tener en cuenta que no toda la realización del hombre o de la mujer se da en la familia o en la pareja. Es preciso considerar que la realización humana se da en el proceso de construcción del individuo como persona y como sujeto, cualquiera que sea el paradigma reinante. Es importante fortalecer la etapa analítica o de transformación individual y social, de manera que sea posible verificar el cambio; verificar más allá del ejercicio de reflexión y crítica la forma como el proceso afecta realmente la vida del sujeto y sus relaciones. Además, es necesario evidenciar, revisar o releer la compilación de experiencias, de manera que sea posible dar cuenta de una línea de base acerca del por qué estos hombres accedieron a participar o vincularse al proceso, cómo llegaron allí, qué les hizo permanecer, cuáles eran sus imaginarios y prácticas positivas y negativas, por decirlo de alguna forma, en relación consigo mismos, con los demás y en particular con las mujeres y hacer posible la comparación de estos mismos elementos una vez concluido el proceso. Este trabajo contribuye sin duda a abrir la discusión sobre cómo afinar instrumentos y estrategias para la transformación cultural de las relaciones entre hombres y mujeres.


Lucy Wartenberg
Antropóloga
Representante auxiliar,
Fondo de Población de las Naciones Unidas