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Revista Colombiana de Antropología

versión impresa ISSN 0486-6525

Rev. colomb. antropol. vol.46 no.1 Bogotá ene./jul. 2010

 

RESEÑAS

¿GEOHISTORIA O GEOFICCIÓN? CIUDADES VULNERABLES Y JUSTICIA ESPACIAL

ALAIN MUSSET

Medellín: Editorial Universidad de Antioquia 2009, 223 p.



¿Cómo se concibe la ficción simultáneamente a objetos y sujetos históricos? ¿Cómo la imaginación cinematográfica y literaria puede servir a la investigación y análisis sobre la relación entre las sociedades urbanas y sus entornos? ¿Cómo lo improbable puede dotar a la realidad de significado, antes que al contrario?

Una manera de abordar las preguntas que plantea la lectura de este libro del geógrafo francés A. Musset, es la de realizar un seguimiento a los significados de estos métodos comparativos, "geohistoria" y "geoficción", y su relación con los conceptos de "vulnerabilidad" y "justicia espacial", como él los desarrolla, de un modo que entrelaza la literatura con las ciencias sociales. En primer lugar, el autor plantea que si la geohistoria estudia las distribuciones sociales y espaciales del pasado, entonces la geoficción puede esbozar una perspectiva de los impactos sociales y culturales de estas configuraciones en el futuro. La geohistoria es una geografía trazada por el historiador F. Braudel que estudia la relación entre los espacios y su larga duración en el tiempo considerando sus vínculos con los territorios, las organizaciones sociales y la vida cotidiana de la gente. Como alumno de F. Braudel, el autor analiza estos impactos en sus casos más extremos, alternando casos contemporáneos de desastres ambientales en ciudades, con situaciones y casos de ciudades de ficción que ejemplarizan los altos niveles de degradación que pueden alcanzar las configuraciones espaciales y las demografías del futuro.

Es así, como se sumerge en una historia del paisaje urbano de la Ciudad de México, desde las crisis ambientales por las que ha pasado la geografía de esta ciudad desde antes de la Conquista (1519), hasta la degradación ecológica que hoy incide de forma directa en el ordenamiento espacial y en la segregación por clases sociales de la Tenochtitlán de hoy, en la que habitan más de 20 millones de habitantes.

Con base en una lectura minuciosa de archivos en Europa y América, cronistas de la Nueva España y teoría social contemporánea, A. Musset reflexiona sobre el agua como el elemento más poderoso de todas las construcciones simbólicas y representaciones sociales que todavía realizan los mexicanos, como una forma de entender los excesos de este elemento, así como su escasez.

Aquí el ejercicio de hacer "geoficción" implica observar sincrónicamente la inundación y la aridez como parte de la misma realidad de una crisis ambiental. Nos indica A. Musset que la simultaneidad de geografías húmedas y de geografías secas es un hecho que debe interpretarse no sólo como realidad histórica, sino como ficción literaria.

Esta simultaneidad de historia y ficción puede asimilarse a dos caras de alguna deidad mesoamericana de la lluvia presente en la memoria colectiva de los mexicanos. O funciona en su tercer capítulo como dos divisiones étnicas en permanente tensión que representan la segmentación social y urbana en una ciudad de Nicaragua. Geohistoria y geoficción son también dos divisiones del poblamiento urbano global: la centralidad y el suburbio; el centro y la periferia. De hecho, la geoficción sería difícil de plantear sin la lectura que realiza A. Musset de los sociólogos de Chicago y de autores como D. Harvey, S. Sassen y M. Davis, quienes alternan la bien conocida "ecología del miedo" y sus zonas de peligro, pobladas de migrantes que se perciben como fuente de riesgo, con centralidades urbanas elitistas, gentrificadas y cargadas de privilegios, que las distinguen de sectores urbanos que para muchos son imposibles de imaginar si no se las representa de un modo "exagerado", "fabulístico" y, ¿por qué no, otorgando razón a A. Musset, de ficción?

Al mismo tiempo, estas geografías urbanas y fronterizas, están inspiradas en los trabajos de dos clásicos de la literatura mexicana, A. Reyes y C. Fuentes. Es así como Visión de Anáhuac y su avatar La región más transparente son el trasfondo de las ficciones de la Conquista, la colonización y la modernidad en América. En la realidad, tanto como en la prosa literaria, los paisajes aparecen como revelaciones míticas ó "hierofanías" del agua, regalos de los dioses para guerreros exiliados de ecosistemas xerofíticos. Este encuentro con el agua, como una condición en apariencia idílica es lo que permite, hoy a este autor, hablar de las consecuencias ecológicas del desagüe de los lagos mexicanos en términos de injusticia espacial y debilidad de los más pobres, que tienen que bombear las aguas negras de las alcantarillas para cultivar hortalizas o la vulnerabilidad de las élites del distrito federal, que ubicadas en la capital, reciben las tormentas de polvo alcalino producidas en aquellos sectores más afectados por las sequías del invierno.

La hídrica de los territorios es para A. Musset sólo una de las condiciones críticas del espacio y de la geografía, de muchos de los asentamientos de lo que fuera la América española. Es una circunstancia ambiental que se repite al lado de otras variables tan reiteradas como las erupciones de los volcanes o los terremotos, en la historia de las pautas de urbanización de ciudades regionalmente tan diversas como Santa Fe de Antioquia en Colombia y San Miguel de Tucumán en la Argentina, para una lapso de más de 560 años.

Estas ciudades hacen parte de la discusión del segundo capítulo sobre los traslados de 162 ciudades en la América Hispánica y la relación de toda esta movilidad territorial con aspectos fundamentales de vulnerabilidad social de poblaciones que debieron ser reubicadas, desde la Conquista hasta hoy, por erupciones de volcanes, terremotos, ataques de piratas, por ser sitios malsanos o por su distancia con respecto a las fuentes de agua.

Aquí es muy importante el planteamiento de este trabajo sobre lo que significa una "ciudad vulnerable", ya que este carácter tiene que ver con una concepción urbana por parte de los fundadores de estas ciudades, que es al mismo tiempo una conciencia sobre sus percepciones del territorio, acerca de "la diferencia entre el pensamiento científico de los españoles y las realidades geográficas del Nuevo Mundo". Diferencias que dieron lugar a los conflictos que sustentaban del lado de quienes portaban los conocimientos griegos y latinos la ubicación o el traslado de una ciudad, y del lado de los nativo americanos la búsqueda de soluciones a los desastres naturales, optimizando la productividad de una agricultura intensiva en medio de sectores inundados, como es el caso de la técnica de las "chinampas".

De este modo, el concepto de "ciudad vulnerable" está asociado a la movilidad y al asentamiento de los colonizadores en sectores menos afectados ambientalmente con respecto a las ciudades colonizadas, diseñando así un espectro ecológico de zonas aptas y no aptas para la producción, la explotación de la mano de obra indígena y el usufructo de bienes que de inmediato instala a los nativos en los sectores mas desventajosos desde una perspectiva territorial. Y es a partir de esta fragilidad territorial, que A. Musset desarrolla su concepto de "injusticia espacial", que se refiere a "las desigualdades sociales y étnicas" provocadas por una división espacial que expulsa a los despojados hacia geografías fronterizas en donde el aprovechamiento de los recursos coincide con el de lo excesivamente inundado, seco, contaminado o con el usufructo de las basuras.

Esto es lo que sucede en la ciudad histórica de este libro, León-Sutiaba en Nicaragua. Y lo que pasa de forma paralela con las injusticias y vulnerabilidades de los habitantes de Coruscant, la ciudad de ficción.

Las tensiones sociales y étnicas que hoy como en la Colonia, oponen el asentamiento español de esta ciudad (León), con el barrio indígena (Sutiaba) han dejado su huella como frontera urbana en el paisaje y en la vida cotidiana de esta urbe. Al dar una mirada de caleidoscopio, la injusticia social que tiene que ver con esta configuración del territorio, sucede dentro del marco de la geoficción a costa de la decadencia, el deterioro y el maltrato de los habitantes de alguna ciudad planetaria.

Este marco metodológico merece explicación, pues se aplica una mirada de larga duración que intercala historias y ficciones, como si la historia fuera lo que sucedió "en realidad", y la ficción fuera algo "improbable", literario o cinematográfico. Así, comprendemos con este libro que mientras en las ciencias sociales se aborde el tema de la circunstancialidad espacial, esta misma puede afectar a los seres humanos y puede ser considerada objeto de análisis e interpretación en toda su dimensión histórica. Igual si sucedió en la geografía de alguna creación literaria, que si ocurre en la práctica del conocimiento geográfico de los habitantes pobres de muchas conurbaciones de América Latina que heredaron los usos desiguales del suelo de quienes en la Colonia habitaban los barrios indígenas que rodeaban a la ciudad española.

La mitad de los capítulos de este libro, están dedicados a que el lector comprenda su metodología, pues no se trata de una interpretación que se refiera a la naturaleza y al paisaje de las ciudades como "imaginarios urbanos". Sino que al contrario, en el análisis comparativo de ciudades que realiza el autor, las acciones y prácticas de los pobladores sobre ecosistemas secos, húmedos ó degradados ambientalmente, son acciones superpuestas de forma literaria a las prácticas de los habitantes de ciudades de ficción, quienes en dimensiones espaciales y temporales ubicadas en algún lugar del futuro o del pasado degradaron o destruyeron sus medios ambientes rurales o urbanos, hasta encontrar un último refugio en las ciudades construidas en medio de basura tecnológica.

Es así como A. Musset sitúa como referente a un grupo de películas clásicas de ficción, —Metrópolis (F. Lang, 1927), Star Wars (G. Lucas, 1977-2005) y Blade Runner (R. Scott, 1982) entre muchas— para mostrarnos que cualquier complejo urbano de América Latina puede ser al mismo tiempo "Coruscant", la ciudad-planeta de mayor densidad demográfica, en la película de culto La Guerra de las Galaxias.

En estas ciudades de ficción, cuyo atractivo estético es el ajetreo en medio de la degradación, y esta en medio del lujo y la arquitectura monumental, los desastres ambientales han arrojado a migrantes, desplazados y obreros de maquila, a vivir en los extramuros de la ciudad en condiciones de permanente control, vigilancia y estigmatización por parte de agentes y operadores de la seguridad tecnológica, mientras que estos habitantes construyen nuevos conocimientos del espacio desde los edificios destruidos, las máquinas obsoletas y los reactores nucleares en medio de hábitats apenas imaginados en el presente.

Los sucesos de las distintas geografías o ciudades históricas de este libro sirven a la explicación de que la sutura cinematográfica y literaria es una metodología que permite empalmar los detalles, que hacen evidente los puntos de partida de la vulnerabilidad de muchas de las ciudades de América que los españoles prácticamente "volvieron a fundar", sobre fuertes o débiles tradiciones urbanas.

A. Musset explica con claridad que las ventajas de su método se ubican "en la frontera entre lo psicológico y lo social que consiste en intercalar ciudades reales con ciudades imaginarias", y explica cómo esta es una manera de hacer una crítica a los procesos de urbanización que reifican la expansión territorial, el aprovechamiento insostenible de los recursos, el consumo y el desecho excesivo de residuos todavía útiles, mostrando cómo todas estas escenas de degradación ambiental pueden ser opresivas para cualquier humano, desde la metáfora literaria y la creación cinematográfica.

En medio de una reverberación de fantasía que se convierte en realidad, el gigantismo de las estructuras es un contraste importante empleado por A. Musset para explicar que los centros de poder, lo son no sólo por su capacidad para "deslocalizar actividades" agrícolas, manufactureras, industriales e intelectuales, sino también por su capacidad para hacer del control un producto de esta "deslocalización de la producción". Comprender una geografía que conecta a cualquier ciudad latinoamericana con una república galáctica o con un barrio chino saturado de microchips y de investigación en ingeniería genética, implica entender que la producción de leyes y de marcos jurídicos es más importante en estos conglomerados que la de bienes y servicios. Estas prioridades son las que las hacen centros de poder y símbolos de una cierta civilidad garantizada por el control de estos aparatos normativos.

La crítica de A. Musset a las relaciones de producción cuyas exacciones al medio ambiente no consideran retribución alguna al bienestar de las poblaciones, está explicada a través de su noción de la "maquila galáctica" y presenta el ejemplo de lo que sucede hoy con las maquiladoras en la frontera entre México y los Estados Unidos y su contraste con la delegación de labores pesadas a trabajadores de otros planetas realizada por las élites de la república galáctica de Coruscant. Para el primer caso, "el Norte monopoliza funciones de administración y gestión" y "el Sur dispone la planta de montaje centrada en el trabajo manual". Asimismo, esta injusticia espacial está garantizada por un marco jurídico que favorece a los Estados Unidos en tanto reduce los costos de la producción ya que se trata de pagar mano de obra calificada a precios exiguos en cómodos contextos parafiscales.

Y en el segundo caso, improbable si no se comprende a la ciudad global contemporánea, hay naciones incapaces de suplir sus propias necesidades y requieren de un traslado de sus zonas industriales a otros planetas que produzcan "sus vehículos espaciales, los robots y los materiales de construcción". La metáfora de la "maquila galáctica" y de su injusticia espacial es más clara si se considera que estos planetas "tienen atmósferas contaminadas por vapores de hidrocarburo, azufre, ozono y amoníaco", igual que muchos de los vecindarios de ciudades de la región en donde se imponen basureros y plantas de producción, bajo la máscara de "parques industriales mineros".

¿Geohistoria o geoficción? es un libro original y bien escrito, que deja preguntas abiertas a los estudios urbanos y a los lectores del género cyberpunk, sobre la injusticia con respecto al espíritu de las ciudades, pues la ficción es capaz de mostrar lo realmente humano en su simbiosis con la naturaleza o la condición amenazante de la urbanización tecnológica de todos los hábitats del planeta.


María Teresa Salcedo
Investigadora Icanh
msalcedo@icanh.gov.co