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Revista Colombiana de Antropología

versión impresa ISSN 0486-6525

Rev. colomb. antropol. vol.47 no.1 Bogotá ene./jun. 2011

 

DE CLASISTAS A BURÓCRATAS: EL DEVENIR DE UNA TRAICIÓN. ACERCA DE LA CONSTRUCCIÓN MORAL DEL ENEMIGO POLÍTICO EN UN SINDICATO DE LA INDUSTRIA DEL PESCADO (MAR DEL PLATA - ARGENTINA, 1997-2007)

FROM CLASISTAS TO BURÓCRATAS: THE EVOLUTION OF A BETRAYAL. THE MORAL CONSTRUCTION OF THE POLITICAL ENEMY IN A FISHING INDUSTRY TRADE UNION (MAR DEL PLATA - ARGENTINA, FROM 1997-2007)

 

GUILLERMO JOSÉ COLOMBO
BECARIO DOCTORAL DEL CONSEJO NACIONAL DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Y TÉCNICAS.
INTEGRANTE DEL GRUPO DE ESTUDIOS SOCIALES Y MARÍTIMOS (GESMAR) DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE MAR DEL PLATA (UNMDP), ARGENTINA.
DOCENTE EN LA FACULTAD DE SOCIOLOGÍA (UNMDP).
DOCTORANDO EN HISTORIA, UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA, ARGENTINA.
guillecolombo23@hotmail.com

Recibido: 1º de marzo de 2010 Aprobado: 21 de agosto de 2010


Resumen

La noción de burocracia sindical es usualmente utilizada para describir el accionar de determinados líderes gremiales a los que se caracteriza como reformistas, poco democráticos, defensores de sus propios intereses y proclives a la integración con el Estado. La categoría ha sido generalmente usada más para condenar que para explicar. Este trabajo se basa en el análisis de las contiendas gremiales en un sindicato de la industria pesquera en Mar del Plata, Argentina. A través de trabajo de archivo y trabajo de campo, indagué el concepto de burocracia a partir del significado que ocupa en las batallas sindicales, en las que recurrentemente se construye al enemigo no solo como burócrata sino también como traidor.

Palabras clave: industria pesquera, trabajadores, burocracia, traición.


Abstract

The burocracia sindical notion is usually used to describe the leader action trade union who are characterized as reformers, undemocratic and defenders of their own interest tending to state integration. This category has been generally used to judge trade union leaders more than to explain it. Through a combination of fieldwork and archival work, the goal of this paper is inquire about the concept of burocracia and the meaning of it inside the trade union battles. In these, the enemy is constructed like a bureaucrat and traitor. This study is based on union struggles analysis carried out in one fishing industry unions in Mar del Plata, Argentina.

Key words: fishing industry, workers, bureaucracy, betrayal.


INTRODUCCIÓN1

Michel Foucault (1976) pensaba que las disciplinas constituían un sistema de control en la producción del discurso y que fijaban límites por medio de la acción de una identidad, la cual adoptaba la forma de una permanente reactivación de las reglas. Probablemente atendiendo a esta crítica, de un tiempo a esta parte es común oír voces en favor de aproximaciones multi o transdisciplinares en el universo de las ciencias sociales. Sin embargo, ha demostrado no ser una tarea sencilla desandar tradiciones pedagógicas instaladas en instituciones y planes de estudio, las que constantemente actualizan los compartimentos estancos de las fronteras disciplinares. No obstante, los procesos sociales siguen ahí y demandan ser aprehendidos; procesos que generalmente no respetan los espacios disciplinares desde los cuales los científicos sociales procuramos analizarlos.

En el caso de las disciplinas histórica y antropológica, ya desde mediados del siglo XX se presentaba la necesidad de construir conocimiento de manera transdiciplinar. En la década de 1950, Evans-Pritchard concluyó que aun cuando existen indudablemente muchas diferencias entre antropología social e historiografía, tales diferencias lo son exclusivamente en cuanto a la técnica, al énfasis y a la perspectiva, pero no en cuanto al método y objetivo (Evans-Pritchard, 1974). Para él, interesado particularmente por la India, las sociedades complejas no podían ser abordadas sin tener en cuenta su pasado milenario así como los procesos de cambio que atravesaron antes y durante el dominio colonial. Para ello necesitaba recurrir a un punto de vista histórico-antropológico. A su vez, cuando el antropólogo norteamericano Bernard Cohn (1980) se decidió a analizar el colonialismo británico en el mismo país, apeló tanto al trabajo de campo como a la investigación en archivos, desarrollando las potencialidades de una metodología combinada entre las dos disciplinas. De este modo, se generó una aproximación transdisciplinar que, considero, puede constituir un enfoque sumamente provechoso para analizar diferentes realidades sociales. En este sentido, presento un trabajo acerca de las relaciones sociales que tienen lugar en la ciudad-puerto de Mar del Plata, República Argentina, con el que intento tomar elementos de esa doble mirada2. Aún más específicamente, me preocupo por las relaciones políticas que tienen lugar dentro del Sindicato Obrero de la Industria del Pescado (SOIP) entre los años 1997 y 2007.

El desarrollo de esta investigación necesitó del trabajo en archivos fundamentalmente periodísticos para poder, a partir de la prensa escrita, tener conocimiento de los conflictos suscitados así como de las declaraciones públicas de los actores3. También recurrí a la recopilación de boletines y publicaciones de los grupos enfrentados, a la manera del oficio del historiador, acostumbrado a internarse en múltiples papeles que ofrecen versiones parciales, sesgadas, contradictorias de los mismos sucesos (Fradkin, 2002), lo cual le permite reconstruir procesos que, por episódicos (Gramsci, 2004), no suelen dejar demasiados rastros. Por otro lado, el trabajo de campo, que incluyó estadías en el puerto de la ciudad, asistencia a reuniones gremiales y a protestas obreras, visitas a fábricas y varias entrevistas, permitió el contacto con los actores sociales, con sus formas de entender su participación en la protesta y los modos de conceptualizarla, los sentidos que otorgan a sus prácticas y las formas en que participan de la lucha política, por la cual se granjean tanto amigos como enemigos.

Entonces, ¿desde qué disciplina conviene analizar las relaciones políticas, los enfrentamientos y las alianzas en un sindicato de una ciudad portuaria de la Argentina? ¿Tiene la historia algo que decir sobre acontecimientos cercanos en el tiempo? ¿Puede la antropología articularse con el trabajo en archivos? En fin, ¿no será, pues, necesario construir conocimiento vulnerando los compartimentos estancos de nuestras disciplinas? Fue esto lo que intenté hacer en este trabajo, procurando articular la historización del proceso social con la necesaria atención a los modos en que los actores sociales significan sus prácticas.

BURÓCRATAS, TRAIDORES Y EL ANTAGONISMO POLÍTICO MORALIZADO

"Para mí un burócrata es el que hace demasiados trámites y avanza poco en la lucha", dice un activista gremial opositor a la conducción del SOIP. Y agrega: "Pero estos tipos acá... estos tipos no solamente son burócratas sino que son traidores". La afirmación plantea dos aspectos fundamentales de la lucha gremial en la Argentina. En primer lugar, aparece la definición/ acusación de burocracia sindical, la cual tiene un uso corriente como categoría de los actores sociales, pero también es esgrimida frecuentemente por especialistas para referirse al accionar de las dirigencias sindicales4. En segundo lugar, se denuncia la traición, es decir, el quebrantamiento de la lealtad del dirigente para con sus representados. Estas declaraciones permiten reflexionar sobre algunos aspectos soslayados en los estudios sobre la organización y la lucha de los trabajadores en la Argentina, así como también, en un sentido más general, otorgan elementos para analizar los modos que asume la lucha político-gremial.

A grandes líneas, estudios de corte tanto histórico como sociológico tendieron a apropiarse de la categoría burocracia sindical, utilizada por los actores sociales en sus enfrentamientos, trasladándola de un modo acrítico a la explicación dentro de las ciencias sociales. Muchos analistas han recurrido a dicha categoría para hacer referencia a la posición, los intereses, las prácticas y la ideología de las conducciones sindicales y construir así una suerte de tipología sociológica que identifica, a partir de alguno de esos aspectos, a una dirección gremial como burocrática. Lejos del sentido weberiano de la burocracia, es decir, de la categoría que describía una tendencia inevitable del crecimiento administrativo de los Estados modernos (Weber, 1985), el concepto de burocracia es utilizado en los trabajos académicos sobre el universo sindical argentino para comprender por qué las cúpulas sindicales se aferran a sus lugares de mando y conforman una oligarquía más dentro de las descriptas por Robert Michels (1972), para referir las razones por las que asumen prácticas no democráticas (Torre, 1974) o para explicar su constitución como obstáculos de un devenir revolucionario de la clase obrera (Löbbe, 2009). Estos análisis en torno a diversos aspectos de la vida sindical argentina han estado, sin embargo, demasiado influidos por la intención de condenar dichas prácticas burocráticas sancionándolas como políticamente conservadoras y moralmente retrógradas.

Por mi parte, pienso que la categoría burocracia sindical debe entenderse en el marco de las nociones expresadas por los actores sociales dentro de un contexto de lucha sindical, en el que opera como forma de evaluar la actuación política de la conducción gremial, tanto como modo de sanción moral dirigida desde los opositores hacia la cúpula sindical y parte del intento por deslegitimar al oponente; a la vez que legitima el lugar del opositor como no burócrata. Efectivamente, se puede comprobar que la acusación de burócrata viene acompañada por las categorías que señalan a la dirección sindical como corrupta y/o traidora, con sentidos todos más vinculados a la condena moral que a la crítica política, pero que sin embargo constituyen un modo de hacer política recurrente en el universo gremial argentino. En este aspecto no está de más mencionar que nadie jamás se reconoce a sí mismo como burócrata, sino que son los adversarios quienes lo acusan de ser tal cosa5. De ahí que el esfuerzo por analizar las nociones utilizadas por los propios actores sociales en la contienda político-gremial y los modos en que las oposiciones políticas son significadas y realzadas a partir de categorías morales6, creo, dará elementos para pensar procesos que no han sido debidamente trabajados desde las ciencias sociales. Al mismo tiempo, la historización de este fenómeno permitirá mostrar la existencia de un proceso social que adquiere un sentido más complejo cuando se atiende a la dimensión temporal. Veamos entonces, a través de un estudio de caso, la forma que asume la contienda gremial en un sindicato vinculado a la actividad pesquera en la ciudad de Mar del Plata, República Argentina.

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE LA INDUSTRIA PESQUERA

Para comprender la contienda sindical dentro del SOIP, es necesario mencionar ciertas características del proceso de trabajo. Una de las labores más importantes que se realiza en el puerto de Mar del Plata es el procesamiento de pescado en la planta, dentro del que se destaca el trabajo de los fileteros7. En la última estimación sobre cantidad de trabajadores de la industria pesquera marplatense, calculada en el año 1996, trabajaban en la actividad 7.932 personas (Bertolotti, Errazti & Pagani, 2002). No obstante, esas cifras esconden una realidad peculiar. En los comienzos de la década de 1990 catorce empresas pesqueras entraron en quiebra, por lo que dejaron alrededor de tres mil personas en situación de desocupación (Gennero de Rearte, De los Santos & Graña, 1997). Esta situación posibilitó que, ante la reconfiguración de la política pesquera y el renovado crecimiento de la actividad, esos trabajadores fueran reinsertos en el circuito productivo pero bajo una nueva modalidad de vínculo laboral, el sistema de cooperativas, por la cual perdieron la relación de dependencia contractual directa con las empresas8. Así, alrededor del 50% de la mano de obra para el procesamiento del filete de merluza pasó a trabajar como socio de la cooperativa, situación de dudosa legalidad9 .

La situación social se mantuvo relativamente estable mientras la actividad pesquera crecía tanto en volumen de capturas como de exportaciones. Sin embargo, ante la crisis desencadenada en el año 1997 por causa de la sobrepesca del principal recurso, la merluza hubbsi, los conflictos en la pesca estallaron y cobraron particular singularidad las protestas elevadas por los obreros de las falsas cooperativas10 . Vale aclarar que fueron -y son- los más perjudicados en las coyunturas de escasez de pescado debido a que, al contrario de aquellos obreros que están bajo relación de dependencia con las empresas, los socios de las cooperativas no cuentan con una garantía horaria11, por lo cual, al no haber pescado, no trabajaban y no recibían salario. Así, entre los años 1997 y 2001, el puerto de la ciudad de Mar del Plata fue testigo  de una intensa lucha en las calles. Ya en el año 2002, la devaluación de la moneda y una cierta recuperación de los recursos pesqueros atenuaron los efectos de la crisis en una industria fundamentalmente exportadora. Por estos años creció el número de acciones colectivas (entre negociaciones y protestas) emprendidas por los obreros bajo relación de dependencia, mientras que mermaron, en términos relativos, las acciones de los obreros de las cooperativas; acciones que, sin embargo, no dejaron de sucederse (Colombo & Nieto, 2008).

LAS BATALLAS SINDICALES EN LA PERCEPCIÓN DE LOS ACTORES SOCIALES

Durante el año 2007, en un renovado contexto de escasez de merluza, trabajadores de las cooperativas volvieron a protagonizar distintas acciones de protesta en las calles. Tiempo después, realicé algunas entrevistas a dirigentes obreros con el objetivo de acercarme a sus percepciones respecto de las disputas político-sindicales. Me interesaba comprender los modos en que los contendientes definían a sus enemigos políticos y legitimaban las propias intervenciones, dados los recurrentes enfrentamientos que se hacían visibles entre fracciones obreras. Consultado acerca de su opinión sobre la dirigencia sindical, Ricardo Muñoz la calificó como burocrática y explicó:

Para mí un burócrata es el que hace demasiados trámites y avanza poco en la lucha. Pero estos tipos acá... estos tipos, en el caso del SOIP, no solamente son burócratas sino que son traidores. Porque una cosa es el burócrata por ahí... no traidor que se va en papelería y estira la cosa y estira la cosa y por ahí negocia y negocia mal. O sea, mal para los trabajadores. Por ahí, para él, obviamente, negocia bien, ¿no? Y para mí eso es la burocracia y encima son... estos son burócratas y traidores. (Entrevista del autor a Ricardo Muñoz, extrabajador del pescado y encargado del Centro Cultural Pancho Ramírez, Mar del Plata, 15 de septiembre de 2008)

A partir de la intervención de Muñoz podemos comprender que, para él, el burócrata es quien avanza poco en la lucha. Pero, al referirse específicamente a la conducción del SOIP, señala que quienes la conforman no solo son burócratas sino también traidores. Esta idea de la traición tiene su significado localmente situado y de algún modo ordena la dinámica de la lucha política. Concretamente, la acusación a la dirigencia del SOIP tiene al menos dos sentidos. El primero alude a una consideración más general referente a la idea de traición a la clase obrera: el que no lucha, traiciona. En este esquema, la dirigencia sindical burócrata se opone a las direcciones combativas o clasistas, asociadas a las corrientes de izquierda12. El segundo sentido afecta a la persona de Mamerto Verón, actual asesor gremial del sindicato. ¿Por qué es un traidor? Para ello tenemos que conocer mínimamente el itinerario del dirigente.

Desde mediados de los años ochenta, Mamerto Verón conformó la Lista Celeste13, principal oposición de izquierda a la entonces conducción del SOIP. Verón, en aquel entonces, militaba en el Partido Comunista. A mediados de la década del noventa abandonó aquella colectividad y se integró al Partido Obrero (en adelante PO). Desde allí, y para dar una contención política a los obreros que habían perdido la relación de dependencia con las empresas, se creó la Unidad Obrera del Pescado (en adelante UOP)14 de la que Verón sería uno de los principales dirigentes. Finalmente, como uno de los protagonistas de las luchas callejeras, con la victoria de la Lista Celeste en el año 2002, Verón se integró a la dirección del sindicato. Después de la ruptura con el PO (que veremos más adelante), Verón se consolidó, junto con su hermano Luis, como uno de los principales dirigentes del SOIP. Pero, ¿qué traicionó? Muñoz argumenta: "Y traicionaron lo que se abogaba siempre cuando andábamos en las luchas; y él era uno de los que siempre más gritaba por ahí. Siempre estaba con el paro y la movilización". En este aspecto, la traición de Verón es haber dejado de luchar. Haberse bajado de determinadas consignas. Continúa: "Por eso te digo, uno se puede... no me gusta la palabra aggiornar, porque la decía Menem15, y después todo el mundo la decía... pero no puede llegar a traicionar si tiene convicción". Es decir, se puede "ir más despacio", pero no "desviarse de la línea". ¿Pero cuál fue ese desvío? Continúa:

[...] ellos lo primero que hicieron fue traicionar el convenio colectivo. Esa es una gran traición, no es una pequeña traición. Nos quisieron poner el [convenio] Pyme entre gallos y medianoche con los empresarios, y eso es una traición. Por eso yo los considero traidores... pero mal viste. (Entrevista del autor a Ricardo Muñoz, Mar del Plata, 15 de septiembre de 2008)16

Para Muñoz, la intención de la dirección gremial de firmar un nuevo convenio para restablecer la relación de dependencia con las empresas de los trabajadores de las cooperativas es "traicionar el convenio de 1975", cuyo cumplimiento para todos los obreros es una consigna con historia entre los activistas de la industria del pescado.

Pero detengámonos en la acusación de traidor. En la disputa gremial, el contenido moral de la política indica que la dirección del SOIP, "al bajarse" de algunos principios, comete traición. En la lectura no hay crédito a la imagen que pretendió construir la dirección, según la cual había que negociar en función de que las relaciones de fuerza no permitieron imponer a los empresarios el Convenio 161/75 como modo de blanquear a los trabajadores17. Pero, ¿por qué un dirigente como Mamerto Verón, hombre con una larga militancia en la izquierda, traicionó? La explicación inmediata remite a la corrupción. Verón se ha vendido a la patronal. Dice Muñoz:

Bueno, yo lo que creo [es] que... para poder ser un dirigente, un dirigente realmente a favor de los trabajadores del pescado, hay que tener demasiada conciencia, porque... por la razón [de] que hay mucha plata acá en la industria. Y así se compran al más mentado. Pueden decir que son de la ultraizquierda, o de la recontraultraizquierda, y que son marxistas-leninistas y de todos los istas que haiga y después, cuando llegan ahí, estos tipos... esta clase de tipos, ¿no?... son fáciles de comprar. Una, porque es mucha plata, y son muy tentadores. (Entrevista a Ricardo Muñoz, Mar del Plata, 11 de septiembre de 2008).

De este modo, en la visión de Muñoz, es la integridad de un dirigente la garantía para que no se venda. La tentación de venderse está siempre presente debido a que los empresarios tienen "mucha plata". En la comprensión del dirigente, el principio moral de la honestidad es la característica personal que asegura un buen desenvolvimiento en la función político-sindical. Para  él, Verón ha demostrado ser corrupto. Abandonó sus principios ideológicos por dinero. Este desarrollo nos permite avanzar un poco más en la comprensión de la construcción del enemigo político y el contenido moral de esta lucha. Roberto Villaola va un paso más adelante que Muñoz en la denuncia de la dirección del SOIP. Dice el dirigente:

[...] y estos, más que burócratas sindicales, son burócratas sindicales sinvergüenzas, porque alguien que no defiende a los trabajadores, lo ignora al trabajador... lo ignora y lo usa y, tal si fuera poco, transa -porque esa es la palabra- con patrones a la hora de firmar un convenio, como firmaron un convenio a espaldas de los trabajadores que se llama Convenio Pyme; no puede ser... es un acto más delictivo, más delictivo que burocrático. Así que te diría... ¿cómo lo encuadro? Lo encuadro como alguien que... no sé... no tiene un concepto que no sea lo rayano en lo delictivo. Así de claro. (Entrevista del autor a Roberto Villaola, presidente de la Unión de Trabajadores del Pescado y Afines, Mar del Plata, 20 de septiembre de 2008)

De este modo, el opositor político deviene en delincuente. Y ello a partir de que la conducción firma un convenio que los opositores desaprueban. Patricia Comparada, quien compartió la militancia con Verón en el PO, así como los primeros dos años de gestión en el SOIP, explica:

El problema es que nosotros teníamos algo... estábamos parados en algo que había que bajarse. Y estar dispuesto a bajarse era transar con el patrón [...]. Quiere decir que esta cosa de decir busquemos el mal menor no hace más que introducirte en la vía de la burocracia. ¿Cómo empezás los primeros pasos hacia la corrupción? Empezás de a poco. Nadie dice que vos de un día para otro te transformaste en un gran hijo de puta. No, te vas transformando en un gran hijo de puta. (Entrevista realizada por el licenciado Gonzalo Yurkievich a Patricia Comparada, exdirigente del Partido Obrero y exintegrante de la Lista Celeste, Mar del Plata, 18 de febrero de 2008)

En esta clave de interpretación, la moderación en la lucha, el "bajarse" de ese "algo en el que estábamos parados" se convierte en un arreglo con el patrón. En cierto modo, ese bajarse significa que, en la comprensión de la dirigente, con más lucha se hubieran conquistado mejoras para los obreros. Pero la conducción traicionó, se vendió. No luchó más porque transó con los empresarios. Al contrario, la conducción del SOIP entendía ese proceso -lo veremos más adelante- como un intento de reconstrucción del gremio. Ello, Comparada lo define como buscar el mal menor. Y eso es bajarse de la lucha, de las consignas y acciones clasistas, de la combatividad. La lucha debiera haber sido a todo o nada. La victoria en esa lucha estaba garantizada por la combatividad de quienes la llevaban a cabo. Pero parte de la dirigencia traicionó. De ahí la derrota. También, en la interpretación de Comparada, el burócrata, por definición, es corrupto. No es que pueda pensar de otro modo o entender que las tareas políticas inmediatas pasan por otro lado. No. Transa, traiciona, roba. Entonces queda un escenario moralmente allanado. El opositor, a la cabeza del sindicato, es un ladrón, un corrupto, un delincuente y un traidor. Características que, podemos sospechar, son opuestas a las que portan aquellos que acusan. La conducción del sindicato no está equivocada políticamente, sino que es inmoral. Pero, a todo esto, ¿qué piensa la conducción gremial de sí misma?; ¿cómo explican sus integrantes el haberse convertido en burócratas? Luis Verón señala:

[...] hay veces que hay que tener mucho cuidado porque vos no estás en un país socialista... Vos estás dentro de un capitalismo y dentro del capitalismo vos tenés que tratar de mejorar las cosas para la gente [...] yo me di cuenta de una realidad cuando yo vine al gremio. Yo, antes de estar en el gremio, yo quería una gran asamblea y una huelga por tiempo indeterminado para lograr los objetivos de los trabajadores. Y cuando vine al gremio, la realidad es que hicimos una huelga, una asamblea dentro de un gremio de seis mil trabajadores [...] terminamos en una asamblea de trescientos trabajadores y peleándonos con muchas tendencias políticas dentro de esa asamblea [...] [en] lo único que terminamos de acuerdo en conjunto fue [en] votar un paro por tiempo indeterminado [...]. A eso la gente no respondió, nunca respondió [...]. A la gente le metiste dos paros y te dice "bueno, pará un cachito la mano, sacate el acelerador. Yo no te puse para que vos me tengás parado permanentemente. Yo te puse para que vos me gestionés dentro del sindicato". Y a veces, [a] quien no está dentro del sindicato la gestión le parece que es de burocracia, pero dentro de todo es el mandato de la mayoría de la gente [...]. La mayoría en el gremio es trabajadora, no es militante. El militante quiere el paro permanentemente. Yo como militante también quería el paro permanentemente, pero era yo el militante. Después en el gremio yo me di cuenta [de] que era yo, [de] que no era lo que pensaba la gente. (Entrevista del autor a Luis Verón, exmilitante del PO y asesor gremial del SOIP, Mar del Plata, 12 de febrero de 2009)

En su interpretación, Verón señala un período previo a su llegada a la conducción del gremio. Por entonces él pensaba de otro modo, creía, como el resto del activismo de izquierda, que era necesario imponer paros y movilizaciones. Sin embargo, al llegar a la conducción, se produce un cambio en su modo de interpretar las tareas políticas al estar frente del gremio. Es en la gestión cuando advierte una separación entre ellos, los activistas políticos y los intereses inmediatos de los trabajadores. Como "no estamos en un país socialista", Luis Verón entendió que de lo que se trata es de mejorarle las condiciones de vida a la gente y no "llevarlos al paro permanentemente". Mientras que en la lectura desde el activismo aparece como burócrata, en su propia comprensión el trabajador común le pide que le gestione, que le consiga cosas, que le mejore su situación. Luis Verón explica:

Hubo muchísimas contradicciones internas de uno... de lo que uno tiene como principio ideológico, adaptarse a la representatividad de los trabajadores. Hay una gran distancia, una gran distancia de una militancia a lo que piensa un trabajador, entonces yo me sentí que tuve que volver para atrás. Yo tenía un fórmula uno y los compañeros iban en colectivo18. Yo tuve que bajarme de un fórmula uno que yo veía que era donde yo quería ir, que yo creía. Pero no es lo que piensa el trabajador, el compañero, el que está cortando pescado arriba de una mesa. No es eso. Entonces vos tenés que volver para atrás [...]. Yo quisiera no el convenio del 75, quisiera un convenio mejor. Yo quisiera eso.  Y la realidad es que es lo que yo quiero, el compañero lo quiere. Pero el compañero quiere que vos se lo gestionés, no que lo llevés a una huelga [...]. Entonces ahí descubrí que yo era el que estaba embaladísimo y la gente no estaba... me estaba mirando que yo me iba a hacer mierda contra la pared. Eso es lo que miraba la gente. Entonces uno tiene que rebobinar y volver para atrás. Porque si no terminás solo. (Entrevista del autor a Luis Verón, Mar del Plata, 12 de febrero de 2009)

Las palabras de Verón nos ponen ante una cuestión central dentro del activismo de izquierda en la República Argentina: esto es la caracterización que se hace de lo que podríamos definir como grados o niveles de conciencia que el movimiento obrero tiene. Y el tema es central porque la interpretación que cada uno realiza afecta el modo de intervenir políticamente. Esta lectura es clara en Verón. Para él, el grado de conciencia de los trabajadores, su predisposición a la lucha, no guarda relación con los objetivos de la militancia de izquierda. Existe un desfase. El peligro para los dirigentes es no entender esto y quedarse solos, chocar contra una pared. De este modo, a través del argumento del dirigente podemos ver cómo se invierte la relación para quedar en este caso la dirección del SOIP como representante de las bases, mientras que los activistas se han quedado solos, aislados de sus propias bases. En los siguientes apartados intentaremos historizar algunos de los ejes de esa contienda político-gremial.

CUANDO EL CLASISMO VENCIÓ A LA BUROCRACIA

Las disputas entre diferentes agrupamientos en la industria del pescado están atravesadas por la división entre trabajadores bajo relación de dependencia respecto de las empresas y aquellos que trabajan en las cooperativas. Entre los efectos producidos por la cooperativización se incluyó una desintegración entre los intereses inmediatos de las dos formas de relación laboral. Esta separación se refleja en la propia representación sindical, que no incluye a los obreros de las cooperativas. Con ello, la fortaleza del gremio se ve reducida. En lo que respecta a los trabajadores de las cooperativas, recién a mediados de la década del noventa, al calor del crecimiento del desempleo, su situación fue cobrando visibilidad. A partir de allí, los nuevos desocupados iniciaron en las calles unas protestas en las que tuvieron un alto protagonismo diferentes partidos y agrupaciones de izquierda. En esas protestas, además del enemigo patronal y los reclamos al Estado, dentro de la propia clase también se fue delineando un antagonista identificado con la burocracia sindical. Por aquellos años, y hasta 2002, la conducción sindical estuvo en manos de la Lista Azul y Blanca encabezada por Abdul Saravia (militante peronista  y amigo del expresidente Carlos Menem) desde finales de la década del sesenta hasta su muerte en 1997. Lo continuó Carlos Darguibel en calidad de secretario general. Hacia finales de la década, coincidente con la crisis de la actividad pesquera, los enfrentamientos entre la conducción del SOIP y quienes a partir de su presencia en las protestas callejeras se iban constituyendo como representantes de los obreros cooperativizados comenzaron a hacerse recurrentes. En enero de 1998 todos los gremios marítimos declararon un paro, con la única oposición del SOIP. Ante esto, los representantes de la Lista Celeste señalaban:

Todos los gremios que participaron consiguieron algo, menos el SOIP, porque estos pseudodirigentes se abrieron de la lucha cuando se declaró el paro. Una vez más estos traidores han demostrado que son agentes de las cámaras patronales, por eso se abrieron del frente de lucha, para no quedar mal con sus amos los patrones. Y por temor a que les corten la cometa. (Boletín Lista Celeste, 1998, p. 2)

En el volante aparecen algunos elementos que se repetirán en las contiendas político-sindicales, como por ejemplo la acusación de haber traicionado y de defender los intereses de los patrones, así como la corrupción. Las elecciones del gremio que correspondían al año 1998 fueron suspendidas, a partir de que las listas opositoras presentaron recursos de amparo para denunciar irregularidades en la Junta Electoral, con lo que la vieja dirección quedó como custodia de los bienes sindicales. Así, el enfrentamiento entre las corrientes sindicales en el SOIP pasó a un nuevo escenario dado en el que la conducción no estaba legitimada por una victoria electoral.

El 29 de junio de 2000, alrededor de trescientos obreros de las cooperativas, junto a agrupaciones de izquierda, se movilizaron hacia la sede del SOIP para exigirle que adhiriera al paro que mantenían los marineros. Una vez que estuvieron en la puerta, ingresaron a la sede gremial y expulsaron a empujones a los dirigentes que había dentro del lugar (Canal 10 de Mar del Plata, 2000). Desde el interior de la sede, los dirigentes de la UOP anunciaron la promoción de un "programa reivindicativo, que la dirección expulsada del SOIP se negó siempre a convalidar". Entre los objetivos planteados aparecían "la efectivización de todos los trabajadores cooperativizados, la actualización salarial y de garantía horaria" (La Capital, 2 de julio de 2000, p. 4). Por su parte, Patricia Comparada, entonces dirigente de la uop, dijo: "Nosotros los trabajadores del mar y los trabajadores de tierra que estamos en negro, ya hemos declarado el paro. Eso ya no se discute. Estamos discutiendo que, en nuestro gremio tenemos un sector carnero, traidores, a quienes no les importa nada de nosotros" (El Atlántico, 30 de junio de 2000, p. 6). Vemos allí cómo se articula la denuncia política con la noción de traición.

Hacia fines de 2001, el Ministerio de Trabajo de la Nación nombró un interventor en el SOIP para normalizar el gremio. Se realizaron elecciones en marzo del año 2002. Un volante de la Lista Celeste se titulaba "Recuperemos el SOIP para los trabajadores", para indicar que, en manos de la burocracia, el sindicato no es de los trabajadores. El dato electoral sorprendente lo constituyó la victoria de la Lista Celeste, que derrotó a la antigua conducción que desde fines de los años sesenta dirigía el gremio. La victoria sorprendió incluso a los propios ganadores, porque, según ellos mismos reconocían, su mayor trabajo político e influencia estaban entre los cooperativizados, quienes no votan en las elecciones (Yurkievich, 2009). El triunfo de la nueva conducción señalaba un hecho particular dentro del escenario sindical marplatense al llevar a la dirección de uno de los gremios industriales más importantes de la ciudad una lista identificada como clasista. La estrategia desarrollada por los dirigentes de la Celeste consistió en llevar como candidatos a un conjunto de trabajadores con poca experiencia gremial, pero que cumplían los requisitos para poder presentarse en las elecciones, con Samuel Salas como secretario general. Mientras, los cuatro dirigentes de la uop y entonces militantes del PO, Patricia Comparada, María Dematteis y los hermanos Luis y Mamerto Verón, ingresaron al sindicato en calidad de asesores. En un artículo de la Prensa Obrera, diario del PO, se señalaba con entusiasmo: "Lejos de tratarse de una interna gremial, la recuperación del sindicato obrero más importante de la zona será una palanca para la transformación del cuadro político del sindicalismo local" (como se cita en Yurkievich, 2009). Sin embargo, pronto brotaron las diferencias que llevaron a la división de la conducción, al retirarse del sindicato las asesoras Comparada y Dematteis, el secretario gremial, Rubén Quiroga, y el secretario de actas, Eduardo Ulloa, al mismo tiempo que los hermanos Luis y Mamerto Verón se quedaban en la conducción del sindicato junto al resto de la comisión directiva y eran separados del PO.

LA DIVISIÓN DE LA CONDUCCIÓN CLASISTA

Es que la base estaba convencida, el problema es que se nos corrompió media comisión directiva, se nos vendió media comisión directiva y la otra mitad quedó desplazada del gremio.
Es muy simple.
Patricia Comparada

Los primeros conflictos se hicieron visibles cuando, en el año 2003, el sindicato convocó a una huelga con la finalidad de conseguir un incremento salarial para los obreros bajo relación de dependencia y, al mismo tiempo, exigir el registro laboral bajo el Convenio 161/75 para los trabajadores de las cooperativas. El resultado de esa huelga arrojó balances disímiles. Según Mamerto Verón, la huelga tuvo que levantarse porque "los compañeros volvían a trabajar" y allí advirtieron la imposibilidad de imponer el convenio de 1975, por lo que "necesariamente debimos buscar otra forma de efectivizar a los compañeros" (El Obrero del Pescado, 2006, p. 2); mientras que para Patricia Comparada se trató de una  "huelga impresionante, imparable" (entrevista de Gonzalo Yurkievich a Patricia Comparada, Mar del Plata, 18 de febrero de 2008). Con ello la conducción se dividía a partir de la lectura que cada cual realizaba de la situación en la que se encontraban los trabajadores del gremio. La escisión se expresó en el llamado a una asamblea general extraordinaria para discutir quiénes serían los delegados paritarios en las futuras negociaciones con los empresarios19. Después de la realización de dicha asamblea (que nunca finalizó por una escaramuza entre los diferentes grupos del sindicato), los dirigentes del PO reclamaron la convalidación de los delegados elegidos, mientras que el otro sector de la comisión directiva aseguraba que la asamblea no fue legítima. Finalmente, aquellos delegados no fueron legalmente reconocidos y las paritarias jamás se realizaron. La división fundamental se producía en función de la interpretación que cada grupo realizaba acerca de la posibilidad de garantizar que en las paritarias se conquistaran las mejoras en las condiciones laborales de los trabajadores. Para el grupo dirigido por el PO:

El pliego reivindicativo ratificado en una asamblea general de 700 trabajadores preserva todas las conquistas convencionales del Convenio Colectivo de Trabajo del 75, en materia de jornada laboral, garantía horaria, mantenimiento del derecho a vacaciones integrales en enero, etc. Pero se lanza a recuperar y a conquistar otras reivindicaciones. (Prensa Obrera, 6 de mayo de 2004)

La posibilidad de alcanzar esas mejoras consistía en que: "Las reivindicaciones fueron votadas con plena conciencia de que su imposición dependerá del grado de movilización y organización de todo el gremio. Por abrumadora mayoría, fue designada una comisión combativa". En cierto modo, en la visión de los dirigentes del PO, la propia combatividad de los delegados es lo que asegura la lucha -y también la victoria en esa lucha- por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Además, la legitimidad que adquiere una posición mayoritaria dentro de una asamblea es la que el Partido defiende como el lugar donde se expresa la voluntad de las bases. Fuera de la comisión paritaria quedaban no solo los asesores gremiales, Luis y Mamerto Verón, sino también el propio secretario general, Samuel Salas,  quien, según consigna la prensa del PO, "[...] fue excluido de las paritarias luego de que llamó abiertamente a flexibilizar el convenio" (Prensa Obrera, 6 de mayo de 2004). En la lectura del Partido, el secretario general no podía participar de las paritarias porque no mostraba ni orientación a la lucha ni rasgos de combatividad. En un periódico posterior, agregaban: "Mediante una intensa campaña de denuncia y movilización, los trabajadores del pescado han instalado en la ciudad el reclamo del cese del fraude laboral que aún sufren más de 4.500 obreras y obreros de la industria" (Prensa Obrera, 17 de junio de 2004). La retórica indica que los trabajadores del pescado en su conjunto iniciaron una intensa campaña de denuncia y movilización. Sin embargo, ¿cómo se mide la participación del conjunto de los trabajadores? Probablemente, la forma enunciativa adecuada habría sido "los activistas de tal o cual agrupación hemos iniciado una campaña..."; sin embargo la legitimidad que emana de ello es sin duda  menor que la de la primera estructura narrativa. En ese mismo periódico se sugiere la existencia de una mafia patronal-burocrática. Es decir, que el antagonista gremial acabó transformándose no solo en burócrata, sino incluso en un mafioso. De este modo, el ejercicio de legitimación, por un lado, y, por otro, de diferenciación respecto de quienes hasta hacía poco habían sido compañeros implica una denuncia político-moral que deslegitima al adversario. En otra edición de Prensa Obrera acusaban al secretario general y a un sector de la comisión directiva de haberse "vendido al poder económico de la cámara patronal" (Prensa Obrera, 1° de julio de 2004). Así, las diferencias políticas se vuelven también diferencias morales. Se compite contra corruptos, y de lo que se trata es de mostrar públicamente que lo son. La diferencia política pasa a un segundo plano, mientras se espera que los afiliados al sindicato lo sepan. Y también se espera que no los vuelvan a votar.

LOS CLASISTAS AFUERA, LOS BURÓCRATAS ADENTRO

Con la escisión ya consumada, los dirigentes del PO se retiraron de la comisión directiva. En este contexto, la Lista Celeste20 emitió en el mes de noviembre un boletín en el cual, después de enumerar las dificultades encontradas al asumir la conducción gremial, se sostiene:

Si uno lo mira desde afuera... y a la apurada puede decir con razón: estas ruinas no sirven para nada, largar una puteada para sacarse la bronca y volverse a su casa. Verificamos además las grandes dificultades que tenemos por delante. No preveíamos que un grupo de compañeros podía arrugar ante la gran cuesta que todavía queda por remontar. Pero toda experiencia es buena si se sacan las conclusiones: los que no supieron o no quisieron reconstruir el Sindicato están más cómodos cascoteándonos el rancho desde afuera, así ellos no asumen ninguna responsabilidad. (Boletín Lista Celeste, 2004, p. 3)

Así, quienes se quedaron en la conducción del SOIP argumentaron una diferencia de interpretación en las tareas políticas. Para ellos, había que reconstruir el sindicato. Veían a los militantes del PO como irresponsables. Finaliza el boletín diciendo: "La Lista Celeste - Unidad Obrera del Pescado, fiel a sus 20 años de tradición, va a continuar reconstruyendo co-ti-dia-na-men-te el SOIP". La tarea de reconstrucción implicaba un trabajo profundo, que no admitía mantener la radicalidad en las acciones y posturas. Necesariamente había que bajarse de algunas banderas. Dice Luis Verón:

[...] capaz que si hubiese pensado a mi ideología antes de entrar en el sindicato, capaz que si hubiésemos pensado... si yo tenía que funcionar así, capaz que no aceptaba. Si alguien me hubiese dicho "Mirá, vos, desde el sindicato no vas a poder hacer la revolución", yo, capaz que no me metía. Yo entré convencido [de] que iba a hacer la revolución desde el sindicato, ¡en serio! Entré convencido de que desde el sindicato iba a hacer la revolución. Y si alguien me hubiese dicho "Mirá, Luis, vos desde el sindicato no vas a hacer nada, ninguna revolución", capaz que no hubiese venido. Ahora, cuando tomé la responsabilidad, tomé la responsabilidad de que las cosas había que mejorárselas a la gente. (Entrevista a Luis Verón, Mar del Plata, 12 de febrero de 2009)

En el año 2005, desde la Prensa Obrera comenzó a plantearse la idea de una necesaria tercera recuperación del SOIP. Así explicaban la escisión: "En junio la cámara patronal y el Estado terminan de cooptar a la 'camarilla' en franca descomposición de Salas-Verón y con un 'golpe de Estado' desplazan a la fracción clasista de la conducción del gremio y pactan una ruinosa 'paz social'[...]" (Prensa Obrera, 17 de marzo de 2005). También por esta época comienzan a denunciar la ligazón de la dirigencia del SOIP con el kirchnerismo21, cosa que los acusados desestimaran insistentemente. De este modo, los expulsados del sindicato se plantean como los referentes del clasismo independiente del Estado, mientras que la conducción del SOIP, acusan, fue cooptada.

Poco más tarde, la Lista Bordó, aún entonces definida como Celeste Histórica y tras la cual se aglutinaban los dirigentes del PO, a través de un boletín denunció el "Convenio negrero CIPA22-SOIP"y pidió la expulsión de los "entregadores"23. Para la agrupación, el convenio "está escrito de cabo a rabo por los abogados de la cámara patronal". Se trata de: "una estafa" (Boletín Lista Celeste Histórica, 2006, p. 2). Al contrario, los dirigentes del SOIP defendieron la firma del acta: "[...] nosotros no le llamamos convenio sino, como dice el acta, le llamamos acuerdo transitorio de partes, el acta acuerdo se firmó para regularizar a los compañeros que están en las pseudocooperativas con fraude laboral. Esto nos llevó a tener que hacerlo [...]" (El Obrero del Pescado, 2006, p. 4). Es decir, en la lectura de la conducción, a partir de las fuerzas disponibles no se podían alcanzar mejores conquistas. Mientras, planteaban que el objetivo táctico era "efectivizar a la mayor cantidad de compañeros posibles", aunque no fuera con el convenio colectivo de 1975:

No se trata de reducir todo a la lucha en defensa del Convenio del 75 cuando hay compañeras y compañeros que sufren la tortura del trabajo en negro o de las cooperativas truchas, se trata de luchar cotidianamente en pos de lograr mejorar las condiciones de trabajo y de vida de miles de obreras y obreros del pescado [...]. (Boletín Lista Celeste, 2006, p. 4)

En el año 2006 las corrientes político-sindicales volvieron a medir fuerzas en las elecciones gremiales del SOIP. El oficialismo se presentó con la Lista Celeste, mientras que los activistas del PO se presentaron a través de la Lista Bordó-Marrón, en una alianza con el Partido Comunista Revolucionario (de orientación maoísta)24. Para el PO, la única lista clasista era la Bordó-Marrón y por ello su victoria constituía la clave para abrir "un camino definitivo para reconquistar el Convenio 75 para todo el gremio, para terminar con el trabajo en negro y los convenios negreros por fábrica [...]" (Prensa Obrera, 4 de mayo de 2006). No obstante, el resultado de las elecciones arrojó un total de 419 votos para la Lista Celeste, seguida, con 366 sufragios, por la Bordó-Marrón. A pesar de que el conjunto de las listas opositoras denunció la existencia de fraude, finalmente el Ministerio de Trabajo convalidó la victoria de la Lista Celeste. De este modo, la conducción del SOIP volvió a revalidar su lugar de dirección dentro del gremio.

A MODO DE CONCLUSIÓN

En este trabajo, procuramos comprender los modos que asume la lucha sindical en una ciudad portuaria de la República Argentina, intentado demostrar que el análisis de este tipo de procesos adquiere mayor complejidad cuando se explotan las potencialidades de un tipo de mirada que transcienda las fronteras disciplinares y construya objetos de estudio desde una lectura más general. A través del estudio de la contienda gremial en el SOIP, más allá de una necesaria reconstrucción histórica, procuramos advertir sobre la importancia de prestar atención a la disputa sindical y a las prácticas discursivas puestas en juego por los contendientes cuando se estudian los conflictos intrasindicales. Con la observación de estos aspectos pudimos problematizar los usos de las categorías como burócrata, traidor, corrupto, delincuente, mafioso, con las cuales los oponentes disputan entre sí y evocan distintas evaluaciones morales. Aquí, la categoría de burócrata opera como modo de sanción político-moral del opositor. En este sentido, la denuncia del carácter inmoral del oponente pretende tener eficacia en la pelea por la distribución del poder, al mismo tiempo que incide en los modos de la disputa política, configurando un terreno donde este tipo de acusaciones son moneda corriente. Es por ello que recurrentemente el enemigo no es señalado como incapaz de dirigir el gremio en términos políticos, sino que es acusado de traidor. No es un mal político; es un corrupto o delincuente. Así, señalando al oponente como inmoral, a la vez que se erosiona el poder del adversario, contribuye, por oposición, a legitimar al acusador en su calidad de honesto.

En nuestro caso de análisis, la lógica desde la cual los activistas opositores leen el devenir traidor de la dirección del SOIP parece indicar el siguiente camino: a partir de la victoria electoral la conducción accede al sindicato. Una vez allí, la disputa interna consolida a los burócratas en la dirección, y quedan fuera del gremio los autoproclamados clasistas. Los primeros abandonan la lucha por la imposición del Convenio Colectivo 161/75 y cometen traición. Y esto lo hicieron porque se vendieron a las patronales, lo que demuestra su carácter de corruptos y delincuentes, así como su oposición a los intereses de lo que identifican como las bases. Al quedar evidenciado que ya no representan los intereses de los trabajadores, solo pueden ganar elecciones recurriendo a diversos modos del fraude. Por el contrario, los conductores del SOIP asumen que a partir de su gestión en el sindicato advirtieron un desfase entre la conciencia política del activismo respecto de la conciencia de los trabajadores. Notaron de este modo que, al "no estar en un país socialista", existía la necesidad de "mejorarle las cosas a la gente". Las bases demandaban esto. No estaban dispuestas a movilizarse en función de las consignas que los activistas enarbolaban.

Al concentrarnos en las disputas de los diferentes actores sociales, tan solo hemos abordado de modo lateral la relación entre bases y dirigentes. No obstante, a partir de la comprensión de algunos de los sentidos que los actores depositan en la disputa gremial, podemos inferir los límites que para entender la contienda presenta el esquema según el cual las bases luchan o se rebelan contra las dirigencias. Este tipo de mirada oculta la constitución de nuevas conducciones que, comprensiblemente, apelan en sus prácticas discursivas a autodenominarse los representantes de lo que definen como las bases, dotando así de un grado de generalidad y homogeneidad sus demandas y legitimando su posición. Tampoco permite observar la construcción de relaciones de representatividad que llevan adelante las dirigencias y que refieren procesos que suceden en la cotidianeidad. Es por ello que volvemos a señalar lo inconveniente de abordar las disputas sindicales a partir de un corte tajante entre dirigencias y bases, debido a que tal esquema termina imponiendo recortes a la realidad, desconociendo los vínculos existentes entre esos dirigentes y sus bases. De ahí que explicar todos los males de la clase trabajadora a partir del análisis del estatus de sus dirigentes, señalados como burócratas, termina construyendo una imagen demasiado caricaturesca de las conducciones, difícilmente útil para la comprensión científica. En este sentido, no debiéramos perder de vista que las distintas categorías que los actores sociales enuncian en la lucha gremial, entre ellas la acusación de burócrata, están cargadas de elementos que hacen a la contienda política, a la deslegitimación del adversario y a la evaluación moral de las conductas políticas. Cuestiones que se deben tener en cuenta cuando las intentamos utilizar también como categorías históricas o analíticas. Y este asunto nos pone frente al problema de operar con categorías que, sin quererlo, terminan por desconocer la complejidad de los hechos sociales, sujetando la realidad a lecturas esquemáticas, mientras que ricos procesos sociales con sus contradicciones son ignorados por el investigador que de antemano conoce casi todas las respuestas.


Notas

1. Este artículo presenta resultados preliminares de mi investigación doctoral sobre la conflictividad social en la industria pesquera argentina, realizada en la Universidad Nacional de La Plata. El trabajo fue elaborado al advertir, en el desarrollo de la pesquisa, la necesidad de incorporar herramientas provenientes tanto de la antropología como de la historia para pensar problemáticas referidas a las relaciones sociopolíticas dentro de un sindicato.

2. La ciudad de Mar del Plata se encuentra ubicada en el litoral del mar Atlántico, en el sureste de la provincia de Buenos Aires. Es la cabecera del partido de General Pueyrredón y está ubicada a 404 km de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, capital federal de la República Argentina. Es el puerto pesquero más importante del país a la vez que una de las principales ciudades turísticas argentinas. Según datos del último censo nacional de población realizado en el año 2001, la población del partido de General Pueyrredón ascendía a 564.056 habitantes.

3. El trabajo con la prensa escrita debe ser cuidadoso, a sabiendas de la intención editorial de quienes escriben en los diarios. Sin embargo, a pesar de ello, sigue constituyendo una fuente fundamental para conocer la conflictividad social cotidiana, ya que si bien algunos hechos pueden no publicarse o presentarse bajo juicios de valor, aun así la necesidad de brindar información generalmente hace que la mayor cantidad de hechos aparezcan publicados. Además, lo que puede no aparecer en un periódico, quizás se publique en alguno que tenga otra línea editorial.

4. La Argentina se caracterizó desde la década del cuarenta por la consolidación de un fuerte movimiento obrero en la vida del país, producto de la afirmación del régimen de acumulación de industrialización por sustitución de importaciones. Su fortaleza radicaba en una gran presencia sindical en las empresas, una elevada tasa de afiliación, y la participación en la vida política a partir de su constitución como la columna vertebral del movimiento peronista, que a su vez operaba como ideología política que aglutinaba al grueso de los trabajadores. En este contexto, y por el hecho de que el Estado argentino reconoce solo la existencia de una organización sindical por rama de actividad, las dirigencias sindicales han sido dotadas de un enorme poder en cuanto canal de negociación con otros actores sociales. Durante las décadas de los sesenta y de los setenta, muchas de estas direcciones sindicales fueron denunciadas por corrientes opositoras de izquierda (peronistas y no peronistas) como burócratas. La denuncia recae sobre aquellos dirigentes que, según el denunciante, no representan los verdaderos intereses de los trabajadores y solo pretenden mantener su lugar de privilegio dentro de las organizaciones gremiales.

5. Y el hecho tiene su historia en la República Argentina: "[...] las acusaciones de burocratización han sido constantes desde [la primera década del siglo XX] por parte de casi todas las tendencias político ideológicas actuantes en el movimiento obrero: los comunistas caracterizaron como burócratas a los socialistas y sindicalistas, los anarquistas a los comunistas, todos a los peronistas; lo mismo ocurrió dentro de cada corriente político sindical, incluyendo los peronistas" (Iñigo Carrera & Donaire, 2003, p. 133).

6. Para ver los vínculos entre moralidad y política, leer Boivin, Rosato y Balbi (1998), Frederic (2004) y Balbi (2008).

7. El filetero es aquel que faena el pescado dándole la forma de filete. Una vez fileteado, el pescado está listo para venderse, principalmente a través de grandes empresas que lo exportan. Según el censo industrial de 1996, eran 5.828 trabajadores del filete. Seguían 950 trabadores de la conserva, 816 del congelado, 550 de frigoríficos, 151 del salado y 37 de las fábricas de hielo. La otra actividad de importancia es la pesca propiamente dicha, realizada por el trabajo de los marineros.

8. Lejos de constituirse en un sistema cooperativo real, en el puerto de Mar del Plata el grueso de las cooperativas funciona bajo el control de grupos empresarios pesqueros, lo que las convierte en una estrategia para abaratar el factor costo laboral, eliminando las prerrogativas que tienen los trabajadores bajo relación de dependencia y eludiendo las cargas impositivas. Sobre el tema ver Mateo, Colombo y Nieto (2010), Gennero de Rearte et al. (1997).

9. En el año 2004 el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires sancionó por irregularidades a 23 cooperativas, obligándolas a pagar un monto total de 1.844 millones de pesos (en ese entonces poco más de 600.000 dólares).

10. Entre 1997 y 2001, la actividad pesquera en la Argentina atravesó por una profunda crisis, manifiesta a partir de la sobrepesca de la merluza, que llevó este recurso casi a su extinción. Entre otras causas que explican la sobrepesca, debe destacarse la incorporación de numerosos barcos provenientes de la Unión Europea que se instalaron en el mar argentino entre los años 1992 y 1999.

11. La garantía horaria es el pago de un canon diario de kilaje de pescado a cargo de los empresarios pesqueros, y que se otorga a los trabajadores cuando en las plantas pesqueras no ingresa materia prima para procesar, con lo cual los obreros tienen garantizado un salario mínimo aunque falte pescado. De este y de otros beneficios carecen los trabajadores de las cooperativas.

12. Con el nombre de clasismo se designó a las corrientes que dentro del movimiento obrero se identificaban más con la izquierda política y denunciaban a las conducciones sindicales como burócratas. El concepto de combatividad refiere la orientación de estos trabajadores hacia la lucha social, contraria a la pasividad con la que identificaban a las cúpulas gremiales.

13. La Lista Celeste existe desde el año 1983 y fue encabezada en sus primeros momentos por dirigentes del Partido Comunista, como Mamerto Verón y Elda Taborda. Ya en los años noventa, Verón pasó a militar en el Partido Obrero (partido de línea trotskista) y la Celeste se constituyó en una lista multipartidaria, pero encabezada por este Partido.

14. La UOP fue el agrupamiento constituido a mediados de la década del noventa por dirigentes del PO para organizar a los trabajadores de las cooperativas y obreros desocupados de la industria del pescado, quienes quedaban fuera de la representación del SOIP. En su discurso mantenía una retórica más afín al clasismo, sustentada en acciones como piquetes, ocupaciones de fábricas y apoyos a todas las huelgas, al tiempo que llevaba las consignas de registro laboral bajo el Convenio 161/75 y el fin de las pseudocooperativas. Instaló la reivindicación de un subsidio (de quinientos dólares) para cada trabajador. En el proceso se integró a la Lista Celeste.

15. Carlos Menem fue presidente de la Argentina en dos mandatos, entre 1989 y 1999. Procedente de una tradición política más populista y afiliado al Partido Justicialista, fue quien implementó las políticas neoliberales en el país. La voz italiana aggiornar significa modernizar. Alguien aggiornado es una persona que está en relación con los cambios sociales, actualizado.

16. El convenio vigente en el SOIP es el que se firmó en 1975. El problema surge con la invención de las cooperativas que deja a la mitad de los trabajadores por fuera del convenio. De ahí que una de las primeras reivindicaciones de la lucha obrera fuese el blanqueo bajo el convenio del año 75. No obstante, según la conducción del SOIP, la debilidad del movimiento obrero y las nuevas condiciones de la actividad pesquera obligaron a buscar otra manera de blanquear a los trabajadores de las cooperativas. Para eso se discutió con los empresarios lo que se conoce como el convenio para pequeñas y medianas empresas, con el cual se blanquearon ochocientos trabajadores, y que el grueso del activismo rechazó por considerarlo un convenio a la baja.

17. Blanquear se deriva de una voz nativa. Quien trabaja en blanco es aquel o aquella que está registrado por la empresa que lo contrata y goza de los beneficios que le otorga la regulación de sus condiciones de trabajo a partir de la firma y el respeto de un convenio colectivo de trabajo realizado entre el sindicato de la rama y el conjunto de los empresarios. Contrariamente, quienes trabajan en negro son aquellos o aquellas que carecen de esa condición y laboran sin estar registrados. Es decir, sin que sus condiciones de trabajo estén reguladas por un entendimiento entre sindicato y empresas. Las condiciones de trabajo de aquellos que están en negro suelen  ser menos favorecidas que las de aquellos que están en blanco.

18. El entrevistado señala que él iba en un fórmula uno (auto de carreras que alcanza grandes velocidades) y sus compañeros en un colectivo (vehículo de transporte de pasajeros utilizado en la Argentina que transita lentamente las calles recogiendo pasajeros cada doscientos metros). Con esta frase, Luis Verón pretende indicar que sus proyectos y aspiraciones respecto de las posibilidades de la lucha obrera estaban muy por encima de los trabajadores que él debía representar.

19. Las comisiones paritarias son comisiones especiales integradas en números iguales por representantes de trabajadores y de empresarios, que tienen la facultad de analizar puntos específicos de las relaciones laborales (como los niveles salariales, las condiciones de trabajo, etcétera), intervenir en conflictos y modificar los convenios colectivos de trabajo.

20. A partir de la escisión se inició una disputa por qué sector se apropiaría del nombre de la Lista Celeste. En un primer momento, los dirigentes del Partido Obrero intentaron conformar una lista denominada como Celeste Histórica, pero más tarde perderían la batalla del nombre y color. Finalmente, en las elecciones del año 2006, el oficialismo, con Salas a la cabeza, ganó la disputa y se presentó con el color Celeste y con ese nombre en la lista. Por su parte, los dirigentes del PO se presentaron con el color Bordó.

21. Néstor Kirchner asumió la presidencia de Argentina entre los años 2003 y 2007. Se llama kirchneristas a aquellos que apoyan las políticas del expresidente, así como de la actual mandataria nacional, Cristina Fernández, viuda de Kirchner.

22. Cámara de Industriales Pesqueros Argentinos. "Negrero" es un concepto popularmente utilizado para describir las malas condiciones de trabajo y la situación de explotación.

23. Este acuerdo buscaba "efectivizar" a un grupo de trabajadores bajo una forma distinta del convenio de 1975.

24. En total se presentaron siete listas. Además de las dos mencionadas, participaron de la elección la Lista Blanca-Azul-Blanca, la Lista Azul, la Lista Tricolor, la Lista Rosa y la Lista Roja y Negra.


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OTROS DOCUMENTOS

El Atlántico [diario local], varios números entre 1997 y 2007.

Canal 10 de Mar del Plata. (2000, 28 de junio). Imágenes televisivas tomadas por camarógrafos del Canal. Periodista, Adalverto Vecchiarelli. Material inédito cedido al autor.

La Capital [diario local], varios números entre 1997 y 2007.

Entrevistas a Luis Verón, Ricardo Muñoz, Alberto Rosas, Roberto Villaola y Patricia Comparada.

Fundación Atlántica, Mar del Plata. (1996). Censo de mano de obra ocupada y capacidad industrial instalada.

El Obrero del Pescado, I (1). (junio de 2006). Publicación del Sindicato de Obreros de la Industria del Pescado.

Prensa Obrera, semanario del Partido Obrero. Argentina. Varios números entre 2002 y 2007. Números citados:

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Revista De Acá, 8, 9 y 10. (2007). Mar del Plata. Boletín mensual de los vecinos marplatenses.

Volantes y boletines (de publicación ocasional) de la Lista Celeste, Lista Celeste Histórica, Unidad Obrera del Pescado. Todas agrupaciones insertas dentro del Sindicato de Obreros de la Industria del Pescado. Números citados:

Boletín Lista Celeste, 1998.

Boletín Lista Celeste, 2004.

Boletín Lista Celeste Histórica, 2006.