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Perfil de Coyuntura Económica

versão On-line ISSN 1657-4214

Perf. de Coyunt. Econ.  no.12 Medellín dez. 2008

 

CONTEXTO INTERNACIONAL

 

Bolivia, 2003-2008: un período de profundas transformaciones políticas y económicas

 

Bolivia, 2003-2008: a period of profound political and economical transformations

 

 

Germán Darío Valencia Agudelo*

* Profesor Asociado del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia y miembro de los grupos de investigación Hegemonías, guerras y conflicto y Microeconomía Aplicada de la misma universidad. Dirección electrónica: german.valencia@udea.edu.co y gdvalencia@yahoo.com. El autor agradece a los evaluadores anónimos de la revista los comentarios al texto.

 

–Introducción. –I. Bolivia, un historia larga de inestabilidad política y económica. –II. El ascenso al poder y las reformas de Evo Morales. –III. Las dos Bolivias: la confrontación entre oriente y occidente y el surgimiento de la oposición. –IV. Los referendos: la lucha de Evo con la oposición. –V. Conclusiones.–Referencias bibliográficas. –Anexo.

 


RESUMEN

Bolivia entró en el último lustro en un periodo de profundas transformaciones políticas y económicas, evidenciadas en una serie de reformas que el presidente Evo Morales ha realizado después de su asenso al poder en enero de 2006 y con él el partido de izquierda Movimiento al Socialismo. Este giro es consecuencia de la crisis de representatividad de los partidos tradicionales y su señalamiento como responsables de la precaria situación que vivía el pueblo boliviano. Dichos cambios han generado el resurgimiento de fuertes grupos de presión que buscan, a través de referendos, autonomías regionales y ratificaciones de poder y, en consecuencia, una situación de inestabilidad política en este país.

Palabras clave: Bolivia, América Latina, coyuntura política, económica y social, Movimiento al Socialismos, nuevas izquierdas.


ABSTRACT

Bolivia entered the last five year period at a time of deep political and economic transformations, evidenced by a series of reforms which president Evo Morales has carried out after his rise into power in January of 2006, and with him, the leftist political party, Movement for Socialism. This turn of events is a consequence of the representativeness crisis of traditional political parties and of their indictment as responsible of the precarious situation of the Bolivian people. Those changes which have generated the resurgence of strong pressure groups that seek, through referendums, regional autonomy and power ratifications, and, in consequence, a situation of political instability in this country.

Key words: Bolivia, Latin America, political, economic and social juncture, movement for socialism, new left.


RÉSUMÉ

Le dernier lustre est une période de transformations politiques et économiques profondes pour la Bolivie. Ces transformations se manifestent à travers les reformes mises en place par le président Evo Morales après son ascension au pouvoir en janvier 2006 et avec lui la ascension de son parti politique de gauche le Movimiento al Socialismo. Ce virage à gauche est la conséquence de la crise de représentativité des partis politiques traditionnels puisqu'ils ont été signalés par le peuple bolivien comme les responsables directs de sa précarité économique. Les reformes ont entrainé l'apparition des groupes de pression politique qui cherchent les autonomies régionales et les ratifications des hommes au pouvoir à travers des référendums, ce qui se traduit dans une situation politique très instabilité dans le pays.

Most clef: Bolivie, Amérique latine, conjoncture politique, conjoncture économique, conjoncture sociale, Movimiento al Socialismo, nouvelles gauches.

Clasificación JEL: I38, O11, O54, P16, P48.


 

 

Introducción

Bolivia se ha convertido en los últimos años en uno de los lugares de análisis más visitados por las ciencias sociales en el contexto internacional (Assies, 2006; Barragán, 2006; Buitrago, 2006; Cocarico, 2006; Díaz, 2007; García, 2003; Gray, 2006)1. La razón de este marcado interés se debe a que este país suramericano ha entrado en un periodo de profundas transformaciones políticas, económicas y sociales que ilustran el giro que algunos de los países de la región están dando en los albores el siglo XXI. Entre los fenómenos más destacados se tienen: el ascenso al poder del Movimiento al Socialismo (MAS) y la derrota de los tres partidos tradicionales2, la creciente irrupción del movimiento indigenista y su importante participación en la escena pública, la elección de un presidente de origen campesino e indígena y el surgimiento de fuertes grupos de oposición al gobierno de Evo Morales, la reforma constitucional y la nacionalización de importantes empresas de hidrocarburos y telecomunicaciones, y la realización de seis referéndum que han buscado, por un lado, la autonomía de cuatro departamentos y, por el otro, la ratificación o no de su presidente y vicepresidente y la de los prefectos departamentales. De esta manera, Bolivia se ha convertido en tema obligado de la prensa internacional, de organismos multilaterales, de foros y debates públicos y de la academia mundial.

Pero la situación anterior no es exclusiva de Bolivia, se puede afirmar, con cierto grado de seguridad, que las circunstancias por las que pasa esta nación reflejan en buena medida la dinámica regional. Toda América Latina, en mayor o menor medida, está viviendo uno o varios de los fenómenos que acontecen desde hace una década en este país, aunque en ningún momento de igual manera. En Venezuela, Ecuador, Argentina y Brasil se viven fenómenos similares a los de Bolivia: en unos casos aparecen en escena grupos marginados como indígenas o agricultores, en otros se presentan reformas económicas de tipo social importantes; igualmente se encuentran países donde hay ascensos al poder de nuevos grupos o partidos políticos, además nuevos liderazgos que le dan a la subregión una especial connotación. Sin embargo, es Bolivia donde con mayor fuerza se han presentado dichos fenómenos. Esto se explica en buena medida, debido a sus condiciones económicas, políticas y sociales que son extremas: los índices de marginalidad, pobreza y exclusión son los más altos en el Cono Sur (la población por debajo de la Línea de Pobreza supera el 60%) y se pelea el primer puesto junto a Haití en América (Barrientos, Gómez y Rhenals, 2008)3.

El objetivo de este artículo es hacer una síntesis y una descripción de la situación política y económica de Bolivia en el último lustro. En primer lugar, se presenta el origen histórico de la problemática boliviana, fruto de las reformas económicas y de las dinámicas del sistema político que han sumido a este país en una larga historia de abandono y subdesarrollo. En segundo lugar, se hace un recuento de las reformas que el gobierno de Evo Morales ha realizado y los temas que han generado controversia y posibilitado el surgimiento de la oposición. Como tercero se muestra las desigualdades históricas entre el oriente y el occidente de Bolivia que ha llevado a que hoy se hable de Las dos bolivias. En cuarto lugar se analizan los seis referendos: cuatro regionales con los que se buscaba la autonomía regional, uno revocatorio de mandato y otro aprobatorio de la reforma constitucional. Finalmente se concluye y se aventuran algunas hipótesis sobre el comportamiento futuro de este país suramericano.

 

I. Bolivia, una historia larga de inestabilidad política y económica

La coyuntura económica, política y social que vive en el último quinquenio Bolivia es el resultado de la acumulación de problemas estructurales. En esta lógica, la situación crítica que presentaba el país al iniciar el siglo XXI, con una tasa de desempleo alta, una inversión extranjera baja, un déficit fiscal considerable (8% del PIB) y una economía altamente dependiente (sobre todo de hidrocarburos y cultivos de coca), era resultado de muchas décadas de acontecimientos. Su larga historia se puede resumir en tres grandes periodos: el primero ocurrió hasta mediados del siglo XX, donde Bolivia era un país cuasi-feudal, gobernado por un Estado oligárquico, incomunicado y atrasado en todos los aspectos. Fue un período trágico que duró más de cien años, caracterizado por golpes de Estado e inestabilidad política (García L., 2003)4.

El primer periodo llegó a su fin en 1952, con la Revolución Nacional, la cual logró modernizar el país. Se realizaron importantes cambios tanto en lo político como en lo económico y social: universalización del voto, reformas de los sectores agrario y de la educación y nacionalización de las minas (Torrico, 2006). Fue un periodo de grandes saltos, donde el Estado, a través de dictaduras, dirigía la economía; situación que pudo cuestionarse solo llegada la década de 1980, cuando una profunda crisis económica de nuevo generó la necesidad de cambios. Al iniciar los ochentas, Bolivia pasaba por un trauma macroeconómico de hiperinflación y por una parálisis estatal y crisis de gobernabilidad, manifiesto en la fuerte oposición política a través de paros nacionales, huelgas y marchas (Lazarte, 2005; Pinto, 2005).

Esta situación económica y política exigía nuevas transformaciones, de manera que fue necesario implementar reformas que sacaran a Bolivia de este caos. Las medidas adoptadas, que dieron inicio al tercer periodo a mediados de la década de 1980, giraron en torno a una serie de políticas económicas de mercado (sintetizadas más tarde en el Consenso de Washington). Bolivia fue, después de Chile, el segundo en aplicar medidas de este corte en América Latina. Se inició entonces una ola de privatización de empresas, apertura de fronteras al comercio internacional, reducción del papel del Estado en la economía y liberalización de la mayoría de mercados; además, de una reforma laboral consistente en congelación de sueldos y salarios y libre contratación de trabajadores. Estas medidas se lograron tomar debido al Pacto por la Democracia realizado entre los partidos políticos Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y Acción Democrática Nacionalista (ADN) y a la sanción del Decreto Supremo 21060 (Conaghan, Malloy y Abugattás, 1990; Laserna, 1992; Lazarte, 1993; Conaghan, 1996; Romero, 1999; Mayorga, 2003; Tanaka, 2003; Hofmeister, 2004).

Los resultados del este nuevo programa de estabilización fueron positivos, al menos logró frenar el fenómeno hiperinflacionario y reducir el déficit fiscal, lo cual produjo una sensación de seguridad en la población. La tasa de crecimiento promedio anual del PIB en Bolivia, entre 1987 y 2005, fue de 3,50% (grafico 1), y con ello una variación positiva de la tasa de crecimiento del producto per cápita de 0,76%, para el mismo periodo (Jemio, 2007). Tasa de crecimiento que fue incluso superior a la presentada por Argentina, Brasil y México, y a la del promedio latinoamericano situada en un 2,39% (Torrico, 2006). Además, en este periodo Bolivia fue entre los países latinoamericanos uno de los que menores montos de deuda contrajo y el que creció más porcentualmente en las exportaciones de manufacturas (un 258.02% entre 1990 y 2003).

 

Sin embargo, lo anotado no quiere decir que el modelo de mercado aplicado haya borrado las desigualdades económicas y los altos índices de pobreza de la población boliviana. El PIB per cápita, por ejemplo, en 1990 era de solo 871,06 dólares (a precios del 2000) y aunque ascendió a 1.017,30 en 2003, todavía era una cifra muy inferior comparada con la de Argentina, Chile o México (cuadro 1), y la segunda más baja de América Latina después de Haití. Igual ocurrió con otros indicadores sociales como la esperanza de vida al nacer y la tasa de alfabetismo: la primera pasó de 58,31 años en 1990 a 64,14 en 2003, muy inferior a la chilena que se situaba en 76,44 años o la argentina en 74,46 para 2003. La segunda se ubicó en 85,42% en 2000 (adultos de más de 15 años), frente a una tasa de alfabetismo de su países vecinos de 96,83% para Argentina y 95,76% para Chile y por debajo del promedio latinoamericano que estaba para ese mismo año en 88,53% (Torrico, 2006).

 

A pesar del ''buen'' desempeño macroeconómico, los resultados en lo social hacen que deba considerarse a las reformas neoliberales aplicadas en los ochenta como no exitosas, presentando como el mayor argumento el hecho que más del 60% de la población vive por debajo de la línea de la pobreza (Fuente, 2002; Espinoza, 2003; Verdesoto, 2000). Sin embargo, esta cifra no es razón para pensar que lo económico fue la causa exclusiva para explicar el giro en la dinámica boliviana. Lo que se observa es que dicho cambio obedece también a factores políticos: fue la crisis de representatividad de los partidos tradicionales, que durante cerca de veinte años se alternaron en el poder en Bolivia, y su señalamiento como responsables de la precaria situación que se vivía en este país, una de las principales causas del nuevo rumbo adoptado y el responsable del ascenso al poder del movimiento de izquierda MAS5.

A partir de 1985 y hasta 2002 el gobierno boliviano estuvo en manos de tres partidos políticos: el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), el Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR) y Acción Democrática Nacionalista (ADN) (Díaz, 2007). ''La coalición MNR-ADN que encumbró en 1985 a Víctor Paz Estenssoro como presidente inauguró un periodo democrático caracterizado por la suscripción de pactos políticos entre partidos que así aseguraban el poder y garantizaban al ejecutivo un congreso complaciente'' (Torrico, 2006). Estos dos partidos, mas el MIR, se rotaron en el poder durante dos décadas a través de las coaliciones que hacían en el parlamento y que permitían la elección del nuevo presidente de la república (García, 2003)6.

Fue una trípode que funcionaba a través de acuerdos donde se pactaban cuotas burocráticas y participación en el poder (Bohrt, 2002). Acuerdos que se renegociaban al vaivén del que llagara al poder y quisiera obtener el apoyo de la mayoría parlamentaria (García L., 2003). Durante los veinte años que funcionó esta alianza, la democracia se reducía al acto electoral, los ciudadanos dejaban en manos de los políticos las decisiones y éstas eran tomadas de manera casi autoritaria por el gobierno de turno, después de hacer los pagos de favores por el apoyo que se le daba para ser elegido en el parlamento como presidente. El efecto positivo de esta dinámica perversa era la continuidad y estabilidad política de Bolivia, una cosa casi ausente en su historia; pero la contrapartida negativa era la escasa legitimidad de los gobiernos y el creciente rechazo popular hacia los partidos (Urioste, 2004).

La población, consciente de los continuos escándalos de corrupción, aumentó a diario su rechazo a la clase política tradicional, a la vez que buscó mejores alternativas que produjeran un cambio en la inercia que traía la política boliviana (Alzate, 2004; Vacaflorez y Lizárraga, 2005). Un primer efecto fue la creación de nuevos partidos como Conciencia de Patria (Condesa), Unión Cívica Solidaria (UCS), la Nueva Fuerza Republicana (NFR) y el Movimiento al Socialismo (MAS) (los tres primeros creados en la década de los noventa y el último en 2002) (García L., 2003; Calderón, 2003). Un segundo fue la disolución de la vieja coalición, el nacimiento de nuevas fuerzas en el parlamento y, finalmente, la subida al poder de Evo Morales en las elecciones de 2005, constituyéndose en el momento crucial para el giro hacia una propuesta económica, política y social, que marca y marcará el nuevo rumbo de Bolivia (International Crisis Group, 2006; Mansilla, 2007; Romero, 2006).

 

II. El ascenso al poder y las reformas de Evo Morales

Evo Morales apareció en la contienda electoral en 1997, cuando el sistema electoral permitió que el ingreso de diputados por voto directo. En aquel año, con un grupo de dirigentes sindicales llamados Izquierda Unida (IU), se presentó a elecciones y fue elegido como diputado. A partir de ese momento Morales se plantea como un opositor al gobierno, haciendo duras críticas a la coalición y dejándose ver como un político ideológicamente radical y anti-sistema (anti-neoliberal). Como consecuencia, cinco años después, en enero 24 de 2002, Evo Morales fue expulsado del Parlamento, según los argumentos de los que votaron para tomar esta decisión, por promover la violencia (Buitrago, 2006). Este acto fue tomado como una ofensa nacional al campesinado que representaba Morales, aumentando sus adeptos, ya no solo la clase campesina sino también otros movimientos sociales que él incluía en sus discursos (Stefanoni, 2005). La nueva ideología se aglutinó en el Movimiento al Socialismo (MAS) y ese mismo año el dirigente ''cocalero'' obtuvo el segundo puesto en las elecciones presidenciales7, con un apoyo ciudadano de un 20,94%, pero que debido a la coalición existente en el Parlamento no logró llegar a la presidencia (cuadro 2) (Tapia, 2005 y 2007).

 

La posición del MAS siempre fue de permanente conflicto contra el Estado y el sistema político y económico boliviano. Un discurso de izquierda, populista e indigenista, basado en la idea de equidad social, justicia para todos, lucha contra la pobreza y la exclusión, que buscaba acabar o al menos reducir la corrupción y defender los recursos naturales como patrimonio de todos los bolivianos (Buitrago, 2006). Evo Morales, además, mantuvo un discurso incluyente en el que cabía, incluso, la clase media. Supo establecer alianzas con otros grupos sociales sin perder las que ya existían con organizaciones de todo el país.

La reacción de la coalición en 2002 frente a la amenaza del MAS fue unirse y apoyar al candidato del MNR, Gonzalo Sánchez de Lozada, quien asumiría la presidencia de Bolivia. Fue un gobierno fugaz, en 2003 Sánchez renunció a su cargo tras señalar al país como ''ingobernable'' (Lacroix, 2007), pues desde octubre de ese año en el País se estaba presentado la llamada ''guerra del gas'', donde el pueblo se opuso a su política energética. A partir de ese momento y hasta 2006 fueron cuatro los presidentes que tuvo Bolivia. Fue un período de inestabilidad política y conflicto social, las protestas y manifestaciones fueron una constante en las calles.

Tres años después, el 18 de diciembre de 2005, Evo Morales de nuevo se sometió al escrutinio público, logrando llegar al poder con un apoyo del 53,74%8. Fueron unas elecciones muy significativas, pues, además de elegir el presidente, se eligieron quienes serían diputados y senadores en el Congreso Nacional y por primera vez en la historia, también se escogerían los prefectos de cada uno de los nueve departamentos en que está dividida Bolivia. Tal vez por ello, en estas elecciones, se dio la más alta participación en los últimos 25 años (84,5%)9. Las elecciones se realizaron en medio de una crisis política –los dos presidentes anteriores, Gonzales Sánchez de Lozada y Carlos Mesa, tuvieron que renunciar sin cumplir el periodo para el cual fueron elegidos– y con graves confrontaciones permanentes y luchas por el poder (Mayorga, 2004)10.

Morales logró crear en torno suyo un apoyo mayoritario de la población boliviana a través de un discurso anti-globalización, anti-Alca y anti-inversión extranjera, muy consecuente con los malos resultados que había generado el modelo (Monasterios y Stefanoni, 2007). Se propuso como una alternativa política real y contraria a los políticos tradicionales (Buitrago, 2006, p. 159). En esta lógica, planteó un giro en el modelo económico y social y acabar con la desconfianza que en el Estado se había generado, después del gobierno tripartita, y con ello logró acceder al poder sin necesidad de negociar apoyos parlamentarios con ningún partido, marcando a su vez el derrumbe de la coalición y los partidos tradicionales y el tránsito al cuarto y actual periodo de Bolivia (Torrico, 2006).

Las elecciones de 2005 se caracterizaron por ser una contienda corta, intensa y marcada por la incertidumbre, pues se tenían planeadas para 2007, pero tuvieron que adelantarse, impidiendo a los partidos una larga planificación y los obligó a intervenir rápidamente, lo que favoreció a los mejores estructurados (Romero, 2006). Fue una campaña marcada por dos temas: la continuación del modelo y la renovación política. Los resultados obtenidos por el MAS fueron contundentes: Evo Morales Aima consiguió la mayoría absoluta, Jorge Quiroga de Poder Democrático y Social (Podemos) ocupó el segundo lugar y varios de los partidos relevantes del periodo anterior no presentaron candidatos (cuadro 3).

 

Dicho de manera breve,

las elecciones ofrecieron cinco grandes resultados: un repunte de la participación; un victoria de proporciones históricas por parte de MAS, ganador en los departamentos de la Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba y Chuquisaca, con un significativo progreso con respecto a los comicios de 2002; un segundo lugar incómodo para Podemos, triunfador en Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija; el discreto nacimiento de UN; el fracaso de los partidos ''tradicionales'', que sufrieron pérdidas con respecto a la elección precedente, y el papel marginal de los otros partidos, desprovistos de apoyos significativos (Romero, 2007).

Al llegar al poder Evo Morales, en enero 22 de 2006, planteó y realizó grandes reformas económicas e institucionales como la nacionalización de los hidrocarburos o renegociación de los contratos de arrendamiento y de la principal empresa de teléfonos. Ubicándose con esto al lado de Venezuela que, tratando de reversar el modelo de mercado, comenzó con la fijación de políticas sociales intervencionistas del Estado, aumentaron el papel de éste en la economía, hasta el punto de nacionalizar varias industrias y aumentando la inversión privada e internacional (Olano, 2007; Pachano, 2006). La idea de Evo fue reorientar el papel del Estado, ausente y diezmado luego del embate neoliberal, reubicándolo en virtud de su rol como redistribuidor de recursos, diseñador de prioridades nacionales y actor económico de primer nivel (Pinto, 2006; Mansilla, 2007; Viaña, 2007).

En concreto fueron dos hechos relevantes los que aplicó Morales al llegar al poder: el primero, la promulgación del Decreto de Nacionalización del Sector de los Hidrocarburos (Decreto 28701) el primero de mayo de 2006, que culminó el 28 de octubre de ese año, con la firma de nuevos contratos con las empresas petrolíferas que operan en el país (Gray, 2006). El hecho sorprendió a los bolivianos y las empresas extranjeras el Día del Trabajo. En esa fecha el mandatario expidió el decreto en el que estipulaba que las empresas extranjeras del sector de hidrocarburos tendrían que ceder ''el control y la dirección'' de sus instalaciones a la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y suscribir nuevos contratos con ganancias más altas para YPFB en el término de 180 días, pues de no hacerlo no podrían continuar con sus operaciones en el país (International Crisis Group, 2006)11.

El segundo hecho fue el anuncio de que el gobierno pronto llevaría a cabo una reforma agraria y nacionalizaría otros sectores clave de la economía, como el minero. Además, en junio de 2006, el Ejecutivo presentó su Estrategia Nacional de Desarrollo para el país, denominada: Bolivia digna, soberana, productiva y democrática para vivir bien, con lo cual pretendió crear puestos de trabajo y reducir la tasa de desempleo. Es una estrategia que contiene más de 20 proyectos productivos y propone que el Estado sea el promotor del desarrollo y controle el excedente económico (Mansilla, 2007).

De las anteriores reformas, las que más polémica han generado al gobierno de Evo Morales han sido: la reforma a la propiedad de las tierras y la nueva Constitución Política (Prada, 2007; Verdesoto, 2005). El primer tema ha sido un problema estructural en Bolivia, los disturbios entre indígenas sin tierra y terratenientes han sido una constante, sobre todo de la región de Santa Cruz. Morales propuso en su gobierno redistribuir 2,2 millones de hectáreas de tierras de suelo fértil entre colonos, campesinos e indígenas para combatir el tema de la pobreza rural (Urioste y Baldomar, 2008; Assies, 2006). Propuesta que los terratenientes de Santa Cruz y de otras regiones del oriente del país se han rehusado a aceptar.

Frente a la nueva Constitución, la propuesta de Morales fue convocar a una Asamblea Constituyente, acorde con la petición del pueblo indígena de tener una mayor inclusión política y social (Chávez y Mograni, 2007; Cuba, 2006)12. Esta idea se concretó a mediados de 2006, cuando se eligieron 225 bolivianos encargados de elaborar la nueva Constitución. Entre los temas abordados estuvieron: las autonomías regionales, el nuevo modelo económico, la lucha de los indígenas contra la exclusión social, la nacionalización de tierras y de todos los recursos naturales y la protección del cultivo de la hoja de coca; además, una reforma educativa bilingüe e intercultural y una paridad política y ciudadana entre hombres y mujeres. Finalmente gran parte de la nueva Carta Magna fue aprobada el 30 de noviembre del 2007 por 164 de los 255 asambleístas constituyentes, pero quedarían algunas decisiones por aprobar a través de referendo13.

Los resultados después de dos años de mandato de Morales han sido positivos, en especial en lo económico: entre 2005 y 2008 el crecimiento del PIB alcanzó una cifra histórica para el país (cuadro 4), debido a que se aplicaron políticas macroeconómicas prudentes y se contó un favorable contexto internacional. Además, la balanza de pagos expresó un superávit (gráfico 2), la inflación con tendencia es ascendente aun es baja, hubo una mejora en la posición fiscal hasta lograr superávit y los niveles de reservas internacionales fueron históricamente elevados.

 

 

En un informe que presentó seis meses después de haber llegado Morales al poder resumió sus principales resultados así: un ahorro en el gasto público en los tres poderes públicos (ejecutivo, legislativo y judicial) y con ello se lograron crear ''1.622 ítems para el sector de educación y 729 para el de salud, además de un incremento salarial del 7%'' (Díaz, 2007); una alfabetización de 5.878 bolivianos, 1.102.821 personas atendidas de manera gratuita en salud, se incautaron 8.343.245 gramos de cocaína y se logró una condonación de la deuda externa de 2.119 millones de dólares, que podría llegar al 70% del total de la misma si el Banco Interamericano de Desarrollo condonara 1.300 millones de dólares y España otros 120 millones. Se completa este informe con un incremento de las exportaciones de 1.800 millones de dólares (estaban entre enero y junio de 2005 en 1.300 millones), un aumento de las reservas internacionales de 2.460 millones (estaban al iniciar su mandato en 1.714 millones) y unos depósitos bancarios de 2.850 millones (que en diciembre de 2005 eran de 2.670 millones) (Díaz, 2007).

Sin embargo en lo político el balance no ha sido tan positivo. Las críticas al gobierno de Evo desde la oposición han sido recurrentes, hay una oposición fuerte y contestataria que hizo un llamado a no aceptar las decisiones que se tomaran en la Asamblea Constituyente y a solicitar la aprobación de la autonomía regional. Son críticas provenientes de los partidos tradicionales y de la clase más pudiente de este país, que se ha visto afectada por las decisiones económicas del presidente, como, por ejemplo, una reforma en la redistribución de las regalías provenientes de la venta de hidrocarburos.

 

III. Las dos Bolivias: la confrontación entre oriente y occidente y el surgimiento de la oposición

Antes de continuar con la coyuntura política y económica boliviana y presentar la controversia entre Evo Morales y la oposición, es necesario hablar de la desigualdad histórica que ha existido entre las regiones oriental y occidental, que lleva a hablar de Las dos bolivias, de esta manera podrá comprenderse más claramente por qué se presenta la actual dinámica política. Bolivia está compuesta por nueve departamentos, 112 provincias y 314 municipios (figura 1). En la zona occidental se encuentra la región conocida como el Altiplano o región andina, integrada por los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí y Chuquisaca. Su actividad económica se concentra en la agricultura, la producción de coca y la minería. Allí habitan dos terceras partes de la población boliviana y la mayoría de sus pobladores son indígenas y, aunque en un principio el poder económico del país partía del occidente, en la actualidad esta región presenta altos índices de pobreza, analfabetismo y desempleo.

 

 

Por su parte, la zona oriental, se caracteriza por ser una región llana y tropical, también conocida como la Medialuna. Hacen parte de ella los departamentos de Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija, son en conjunto los departamento que más aportan al PIB boliviano (80%), abarca 2/3 partes del territorio y contiene el 58% de la población (predominan mestizos y blancos). La razón está dinámica está en que ésta región concentra la inversión extranjera y la producción minera (hidrocarburos, hierro y manganeso), agrícola (soja), pecuaria e industrial. En este sentido también es el departamento que más aporta impuestos (40% del total nacional). Finalmente está el departamento de Cochabamba, también se conoce como la zona subandina, que es un nexo entre el oriente y el occidente.

Es precisamente de la región rica oriental donde en 2001 nació el proyecto político de autonomía departamental14 (Lacroix, 2007). Esta idea se basa en el modelo autonómico español y propone la creación de una policía propia, el cobro y creación de impuestos, la elección directa del prefecto, una descentralización decisional y fiscal de los departamentos y la redefinición del modo de repartir las rentas por hidrocarburos. Lo que les daría los mismos poderes que un Estado independiente. Las razones de estas demandas son obvias y se reducen a las económicas: no quieren perder el poder económico, ni redistribuirlo entre las otras regiones pobres.

Las reivindicaciones de autonomía departamental constituyen una nueva etapa de la lucha regionalista encabezada por las élites y empresarios locales, organizados en Comités Cívicos y con pretensiones de defensa de intereses económicos.

Lavaud (1991, p. 212) caracteriza a esta iniciativa como

un conjunto de intereses particularmente imbricados, sino también sobre una red de asociaciones capaces de agrupar al conjunto de los sectores sociales locales detrás de la neo-oligarquía cuando se hace sentir la necesidad. Se nutre también de una ideología regionalista que enardecen los espíritus y empuja al combate.

Son empresarios que defienden los méritos de la empresa privada, la libertad económica y el regionalismo, y utilizan los medios de comunicación que poseen para defender sus intereses (más del 90% de los canales y prensa local les pertenece). Constituyen lo que en teoría política se conoce como grupos de presión, con intereses bien definidos y dedicados a negociar y proteger lo que poseen o quieren aumentar.

El Gobierno central, como se espera, ha defendido los intereses nacionales, quiere redistribuir la riqueza y reducir la desigualdad regional. Un ejemplo es la decisión tomada en 2007 de cubrir el actual déficit pensional con las ganancias petroleras. Decisión que causó malestar en los departamentos del oriente, especialmente en Santa Cruz, cuyos habitantes sienten que son los únicos que contribuyen al desarrollo del país. Evo Morales considera que es necesario aumentar el gasto público en todos los departamentos; muestra de ello son los resultados parciales entre 2006 y 2007, donde se observa cómo desde que inició su mandato hay un crecimiento de la inversión pública en todos los departamentos, no importando si unos aportan más recursos que otros (gráfico 3).

 

IV. Los referendos: la lucha de Evo con la oposición

Las formas como la oposición ha luchado contra Evo han sido variadas: fortaleciendo los partidos tradicionales (MNR y MIR), creando nuevos partidos y utilizando los medios de comunicación para desprestigiar el gobierno (solo una, de las doce empresas de comunicaciones, apoya el oficialismo). Sin embargo los resultados no han sido los esperados para los opositores. Evo Morales ha recibido tanto el apoyo de la ciudadanía como de los gobiernos vecinos para continuar en el poder (Guevara, 2007)15. Un buen ejemplo de apoyo internacional lo constituye la Organización de Estados Americanos, organismo que dio reiteradamente su respaldo al Gobierno boliviano, nombrando comisiones para verificar la situación boliviana y presentando informes que critican a los opositores16.

Una de las formas de hacer oposición al presidente Evo Morales ha sido a través de los referendos. El descontento de los cruceños, como se les conocen a los habitantes del departamento de Santa Cruz, con las políticas de Morales, se manifestó en el impulso a la realización de un referendo autonómico, que se llevó a cabo el 4 de mayo de 2008. El ''Sí'' a la autonomía triunfó con 85% de los sufragios. Este fue el primero de una serie de seis referendos que se han dado en Bolivia en el último año. El segundo y tercer referendo autonómico fue el de Beni y Pando, realizados el primero de junio de 2008. Según las principales cadenas de televisión (pues eran unas elecciones inconstitucionales según el Gobierno), el Sí a los estatutos autonómicos ganaron en los dos departamentos con porcentajes superiores al 80%, aunque los índices de abstención también fueron altos. Apenas fueron conocidos los primeros resultados, ciudadanos de Beni y Pando salieron a las calles en motocicletas portando banderas verdes para festejar por la autonomía y por el revés que, según ellos, le dieron al presidente.

El cuarto referendo fue el de Tarija, el pequeño pero rico departamento cerró la serie de los cuatro referendos autonómicos el 22 de junio de 2008. Éste tiene especial importancia porque dicha región es dueña del 85% del gas natural que posee el país y porque los líderes de la oposición esperaban la conclusión de la consulta para consolidar el bloque autonomista y, luego, definir nuevas acciones contra el Gobierno. El referendo autonómico fue avalado por los habitantes del departamento de Tarija con más del 80% de los votos a favor. Sin embargo el Gobierno boliviano no aceptó ninguno de los cuatro referendos y consideró ilegales las consultas porque rompían con la unidad nacional.

La medida de Evo Morales ante la crítica situación fue someterse él mismo a un referendo de mandato, así como a su vicepresidente (Álvaro Marcelo García Linares)17 y a los ocho prefectos de los nueve departamentos. El mandatario consideraba que era necesario, ante la situación de los cuatro referendo, someter su cargo a una consulta que lo ratificara o demitiera del poder. Al comenzar su período presidencial Morales contaba con una gran popularidad, sin embargo en los últimos meses los grupos opositores de su gobierno se fortalecieron y se convirtieron en críticos acérrimos de su mandato. Durante más de dos años de gobierno, Evo ha enfocado su proyecto político en algunos puntos que varios sectores de la oposición no han recibido con agrado. Sin duda, la aprobación ciudadana de los referendos autonómicos fortaleció a la oposición. Sin embargo, decidió jugarse su última carta.

El referendo revocatorio fue aprobado el 12 de mayo, de inmediato Morales convocó al pueblo a revocar o ratificar su mandato. Desde aquel entonces, la oposición no paró de promover el No a la continuidad del presidente y su vicepresidente. Por su parte el Gobierno no se quedó atrás y emprendió una fuerte campaña para salir favorecido en la consulta popular más decisiva en la historia reciente del país andino. Las cifras eran claras: para revocar a Morales era necesario más del 53,7% de los votos. Además, el mapa político de Bolivia antes del quinto referendo era así: los departamentos de la llamada Medialuna (Beni, Pando, Santa Cruz y Tarija), más los departamentos de la Paz, Cochabamba y Chuquisaca gobernados por opositores. Tan sólo dos departamentos, Oruro y Potosí, eran gobernados por prefectos oficialistas simpatizantes de Morales.

El domingo 10 de agosto de 2008 se realizó el quinto referendo, votaron 3.370.980 ciudadanos, que representan el 83,281% de los 4.047.706 ciudadanos habilitados para votar en el Padrón Nacional Electoral (Concejo Nacional Electoral, 2008), ratificando a Evo Morales con un 67,412% de los votos. Un 14% más del apoyo que obtuvo cuando a finales del 2005 fue elegido como presidente de los bolivianos. El pueblo también decidió sobre la continuidad de los prefectos o gobernadores de ocho departamentos del país. Después del referendo, el mapa político de Bolivia quedo así: los gobernadores de los departamentos de Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija, opositores al gobierno Evo, fueron ratificados por recibir un apoyo superior al 50%. Pero, los gobernadores de la Paz y de Cochabamba, también opositores, fueron revocados por obtener menos del 36% del respaldo popular. Esto representa un fuerte golpe para la oposición, pues La Paz y Cochabamba cuentan con una gran importancia política en el país (cuadro 6).

 

Finalmente, se realizó en febrero de 2009 el sexto y último referendo (hasta la fecha) sobre la aprobación o no de la reforma constitucional. En este igualmente hubo una participación masiva (3,8 millones, la más alta en la historia) y según resultados parciales, fue aprobado el texto constitucional por un 61,4%, con similares resultados por departamento al quinto referendo. El nuevo texto constitucional fue aprobado, reconociendo la coca como patrimonio cultural y factor de cohesión social, la diversidad idiomática (como oficiales a 36 lenguas indígenas), el principio de soberanía militar (se prohíben las bases militares extranjeras), la propiedad colectiva, el derecho irrenunciable e imprescriptible de Bolivia al océano Pacífico, en otros temas. Sin embargo, tuvieron que modificarse más de 100 de sus 411 artículos presentados originalmente por la Asamblea Constituyente y se estableció cuatro niveles de autonomías, que obliga a la aprobación de una ley de descentralización que regulará, entre otros, la elaboración de los estatutos autonómicos de las nueve regiones del país, que tendrán competencias exclusivas, por ejemplo, la legislativa.

 

V. Conclusiones

Sin duda, a partir de las elecciones de diciembre de 2005 el panorama político de Bolivia cambió. El MAS se convirtió en la principal fuerza política, los partidos tradicionales perdieron su hegemonía. Evo Morales ha podido, gracias al poder en el Congreso, implementar una serie de medidas económicas e institucionales como la nacionalización del sector de hidrocarburos, la implementación de la reforma agraria y creación de una asamblea constituyente que redacte una nueva Constitución. Sin embargo con el surgimiento de la oposición se generó para este gobierno un periodo de inestabilidad. El Decreto de Nacionalización tensionó severamente las relaciones con los países vecinos y las empresas multinacionales; la propuesta de reforma agraria originó un mal ambiente entre los terratenientes y regiones más ricas y la constituyente aun no ha sido aceptada por todo el pueblo. El efecto ha sido que se hable de dos Bolivias: una del altiplano, indígena y pobre; y otra de la Medialuna, mestiza y rica.

La oposición ha logrado generar un ambiente de inestabilidad y se ha manifestado reacia a las reformas de Evo Morales. Los cuatro referendos autonómicos regionales mostraron que Bolivia está en una crisis política, que son necesarias reformas, pero teniendo en cuenta a todos, para que valla reduciéndose el temor de una desintegración del territorio. Con el referendo del 10 de agosto de 2008 quedo confirmado el apoyo que tiene en las urnas el gobierno de Evo Morales (de no haberse dado estos resultados, se debería convocar en un plazo no superior a 180 días la elección de un nuevo presidente). Evo Morales y su vicepresidente recibieron un apoyo de 14 punto porcentuales por encima del obtenido en diciembre de 2005, cuando fueron elegidos por el pueblo. Este hecho ha tenido y tendrá un fuerte impacto en Bolivia, le ha dado legitimidad al gobierno y aumentando la gobernabilidad, dos aspectos que sin duda lo mantendrán durante el periodo para el cual fue elegido. Esta nueva situación ha provocado que, por un lado, el desenlace violento que se avizoraba durante el primer semestre de 2008 no se presente, la población no salió a las calles y Santa Cruz no declaró su independencia, por el otro, estos resultados prepararon el terreno para el sexto y último referendo (hasta la fecha) sobre la aprobación o no de la reforma constitucional, en febrero de 2009, donde de nuevo se apoyó por mayoría las medidas adoptadas por Morales.

Sin embargo, y a pesar de los buenos resultados para Morales, se puede decir que hay un empate técnico hasta el momento entre gobierno y oposición. El último referendo a sí lo evidencia: el nuevo texto constitucional fue aprobado, pero se tuvieron que modificar más de 100 de sus 411 artículos presentado originalmente por la Asamblea Constituyente, que obliga al Congreso elaborar reformas institucionales importantes. En este sentido el reto que enfrentará Bolivia en 2009 es grande: deberá realizar reformas en el poder judicial, reformar institucionalmente el Estado, aplicar el régimen de autonomías y reemplazar el actual Congreso por una Asamblea Legislativa Plurinacional que se encargará se citar a comicios generales en diciembre de 2009.

En esta lógica se espera: en lo económico, que Bolivia continúe con sus reformas sociales, pero manteniendo un buen equilibrio entre mercado y Estado. Evo sabe que Bolivia necesita un impulso económico, requiere por tanto crear unas condiciones propicias para producir y exportar. A pesar de la defensa por la producción de coca, el Gobierno tiene la idea de erradicar este cultivo, pero no de forma violenta sino presentando alternativas. Las puertas a la inversión extrajera continuaran abiertas, eso sí siempre y cuando Bolivia participe de las ganancias del gas y el petróleo. En lo político, la oposición continuará con su trabajo separatista y de dialogo con el Gobierno para evitar un mayor cisma político, que definitivamente afectaría sus negocios y aminoraría su poder. La oposición sabe que por vía de las armas es difícil llegar al poder y Evo que tendrá que negociar con dichas regiones, que habrá que concederles ciertos beneficios, pero no querrá ceder mucho.

 

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Primera versión recibida el 11 de agosto de 2008; versión final aceptada el 24 de octubre de 2008

 

 

Notas

1 Bolivia es un país suramericano, ubicado en el centro de este territorio, que limita al norte y al este con Brasil, al sur con Paraguay y Argentina, y al oeste con Chile y Perú. Junto a Paraguay son los dos únicos países suramericanos que no tienen salida al mar. La superficie total de Bolivia es de 1.098.581 km², ocupando el quinto lugar en extensión después de Brasil, Argentina, Perú y Colombia. Tiene una población cercana a los 10,35 millones de habitantes: el 55% de la población boliviana es indígena, en su gran mayoría Quechuas y Aymarás, un 35% de la población es mestiza y el 10% restante son blancos.

2 Los tres partidos son: el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), el Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR) y el partido Acción Democrática Nacionalista (ADN).

3 Entre 1990 y 2002, el 62,7 por ciento de la población vivía en condiciones de pobreza, el 34,3 por ciento con menos de US$2 diarios y el 14,4 por ciento con menos de US$1 (PNUD, 2005).

4 Políticamente Bolivia se ha caracterizado por ser un país inestable: en su historia ha habido alrededor de 190 golpes de Estado, se han consolidado fuertes movimientos de resistencia civil, como los movimientos cocaleros e indígenas, y los movimientos campesinos que dan cuenta del inconformismo del pueblo con sus gobernantes y de la falta de eficacia de los mismos (Torrico, 2006).

5 Esta afirmación se diferencia de las que comúnmente se encuentran en los discursos provenientes de la izquierda, que plantean que la crisis del modelo económico fue el causante de este giro en Bolivia. Es cierto que Evo Morales, en sus planteamientos políticos, es recurrente en utilizar argumentos económicos y antisistema, pero esto lo hace con la finalidad de ganar adeptos y de diferenciarse de los otros candidatos que son cercanos al Estado y la defensa del mercado. En este sentido, a lo largo del texto se mostrará que, además de los económicos, es el componente político uno de los mayores causantes del ascenso al poder de Evo y las reformas asumidas.

6 La Constitución boliviana vigente hasta 2008 no tiene permitido la segunda vuelta en caso de no obtener la mayoría en las elecciones presidenciales, en esta situación es el Congreso el que elige entre los distintos candidatos su nuevo presidente (Mesa-Gisbert, 1992).

7 Evo Morales, de 48 años, proviene de una pobre familia Aymara del altiplano boliviano. Cuando una grave sequía azotó Bolivia, a principios de la década de 1980, él y su familia se trasladaron a la región productora de coca de Chapare, donde una década más tarde emergió como líder sindical y empezó una carrera política que lo enfrentó con las campañas antidrogas de Estados Unidos.

8 La llegada de Morales al poder refleja una convergencia de antiguos movimientos de izquierda con el despertar político de los indios Quechuas y Aymaras, quienes constituyen la mayoría de la población. 1.554.374 bolivianos respaldaron a Evo Morales. Éste juró a la Presidencia el 22 de enero de 2006, como el único mandatario respaldado por más de la mitad de los votantes en un cuarto de siglo.

9 En Bolivia el voto es obligatorio, según lo estipula el Art. 6 de la Ley 1984 (Código Electoral). En 1979, la participación electoral fue del 90.5 por ciento; durante los últimos 25 años, la votación promedio había sido del 73.6 por ciento (Lazarte, 2005).

10 En octubre de 2006 se produjeron duros enfrentamientos entre mineros sindicalizados que trabajaban para el Estado y mineros cooperativistas o independientes con un saldo de 16 muertos a causa de ataques con dinamita.

11 El Decreto instaba a las empresas multinacionales a abandonar el país si en el plazo de 180 días no remitían el 51% de su capital y el 82% de sus utilidades a la empresa YPFB. Las empresas más afectadas fueron la estatal brasileña Petrobas y la Hispano-Argentina Rapsol-YPB, quienes abarcaban el 63% de las reservas de gas del país (Díaz, 2007).

12 La Asamblea Constituyente surgió tras las manifestaciones de los últimos años de las clases más pobres y de los indígenas para acabar con la exclusión y la injusta distribución de la riqueza. Estas reivindicaciones aparecieron en 2000 con el conflicto social que se dio en aquel momento con los movimientos sociales en contra de la privatización del agua (Lacroix, 2007; Ruiz, 2008). La idea con una nueva Constitución es buscar el reconociendo en ella de un país pluricultural y multilingüe. Idea que se había forjado desde 1952 cuando se realizó la revolución boliviana que buscó la unificación de la nación en una sola cultura, lengua y religión. Sin embargo este falso sueño, resultado de la forma tradicional como se construye la idea de nación, se vio cuestionado al llegar el 2000. La población comenzó a reconocerse y valorar su condición de manera pública como indígena (en el censo de 2001 el 62% de la población se consideraba a sí misma como indígenas).

13 Sin embargo, a agosto de 2008 aún no se había aceptado la totalidad del texto, pues la oposición, que en su mayoría proviene del oriente del país, no ha legitimado a la Asamblea. Desde que se aprobó la reforma constitucional, el rechazo de la oposición fue contundente. Incluso en febrero de 2008, cuando el presidente hizo un llamado al pueblo para que votara a favor del nuevo texto, la oposición de los cuatro departamentos del oriente reaccionó convocando a sus propios referendos autonómicos: el de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija.

14 Esto a pesar que la Constitución Política boliviana incluye la descentralización en su articulado, dividiendo políticamente el territorio en departamentos, regiones, provincia municipal e indígena.

15 Incluso se conformó un Grupo de Amigos de Bolivia, integrado por Argentina, Brasil y Colombia. También el gobierno mexicano y la mayoría de los países suramericanos los apoyan; a excepción de Estados Unidos, Canadá y los países del Caricom, que se han opuesto a cualquier intervención externa en el problema, pues consideran que este es un problema interno sobre el cual no deben intervenir. El Gobierno boliviano ha criticado Washington por apoyar las iniciativas autonómicas y su claro interés por mantener el dominio en esta tierra rica en hidrocarburos. En 2008, igualmente un grupo de intelectuales del contexto mundial firmaron una carta de apoyo al gobierno de Evo, esta lista la encabezó los Premios Nobel de Paz Adolfo Pérez Esquivel de Argentina y Rigoberta Manchú de Guatemala, el escritor uruguayo Eduardo Galeano, el estaunidense Noam Chomsky y otras setecientas personas más.

16 Además el gobierno de Evo Morales ha sabido manejar las relaciones con los organismos multilaterales. Por ejemplo, en 2008, las relaciones con la Organización de Estado Americanos fueron muy cordiales. Los discurso de Bolivia ante la OEA han sido de respeto a la democracia, al Estado de derecho y del orden constitucional; lo cual es un buen argumento para que la Organización esté a favor del Gobierno boliviano. Por ello, ante los brotes separatistas de algunas regiones, la OEA ha mantenido su posición de observador y ha defendido la posición del Gobierno, ha llamado a la oposición al dialogo, la concertación y al respeto del Estado de derecho, ofreciendo los buenos oficios de diálogo y ratificando el principio de no intervención. Finalmente la OEA ante la insistencia de los prefectos de realizar la consulta autonómica en algunos estados, llamó al diálogo y al no uso de la violencia.

17 Al igual que el Presidente Evo Morales, su vicepresidente Álvaro García fue duramente criticado por la oposición y tildado de terrorista, dado que éste había participado en la década de los ochenta de las acciones llevadas a cabo por el Ejército Guerrillero Tupak Katari (Díaz, 2007).

 

 

Anexo

 

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