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Perfil de Coyuntura Económica

versión On-line ISSN 1657-4214

Perf. de Coyunt. Econ.  no.15 Medellín ago. 2010

 

RESEÑA

 

Calidad de vida: más allá de los hechos

 

Life quality: beyond the facts

 

 

Juliana Arias Ciro*; Maria Ximena Toro Gómez**

* Estudiante del programa de Economía de la Universidad de Antioquia. Dirección electrónica: julianaarias17@hotmail.com.

** Estudiante del programa de Economía de la Universidad de Antioquia. Dirección electrónica: ximena038@gmail.com.

 


 

 

Calidad de vida: más allá de los hechos. Lora, Eduardo. Fondo de Cultura Económica, Washington DC., 2008.

 

En la actualidad, temas de coyuntura como desarrollo y crecimiento económico, son de vital importancia a la hora de hablar sobre la calidad de vida de un país. En tal sentido, el libro Calidad de vida más allá de los hechos centra su atención en América Latina y el Caribe y deja claro que la investigación sobre la evolución del progreso social y económico de una sociedad es determinante en su crecimiento y forma parte fundamental de la brecha socioeconómica respecto a otras regiones del mundo. Dicho progreso se estudia con profundidad en el texto, donde se evidencia que mejores índices de calidad de vida son traducidos en mayor prosperidad económica y social.

El Banco Interamericano de Desarrollo BID, pretende darle un nuevo enfoque a la forma como se miden los indicadores de calidad de vida, otorgándole a los subjetivos bastante relevancia que, aunque en ocasiones resulten alejados de la realidad, brindan importantes aportes acerca de la efectividad y conveniencia de políticas públicas.

Calidad de vida más allá de los hechos es el resultado de una ardua investigación por parte de varios expertos del BID; entre ellos Eduardo Lora, quien es el coordinador principal del libro, está a cargo de la gerencia general del departamento de investigación del BID y es economista jefe interino. Lora obtuvo su maestría en economía de la Escuela de Londres en 1982 y fue investigador de visita en la universidad de Oxford en 1989. Antes de su conexión al Banco en 1996, fue el Director ejecutivo de Fedesarrollo, uno de los centros de investigación más importantes en América Latina. Es autor de numerosas publicaciones económicas en las cuales se destacan artículos académicos, libros y columnas de opinión. Lora ha coordinado además el Informe de Progreso Económico y Social en América Latina, el principal estudio anual del BID. Sus contribuciones al contenido de esos informes se han condicionado a temas como: las reformas estructurales, la desigualdad económica, el crecimiento económico, las políticas sociales, la productividad y la competitividad.

Este libro se destaca por su riqueza en la explicación teórica, estadística, y sobre todo por la percepción ciudadana, utilizando como principal herramienta la encuesta Gallup, llevada a cabo entre noviembre del 2005 y diciembre del 2007. Para esto, se hicieron entrevistas a 40,000 personas en 24 países de la región con 70 preguntas cada una, y el resultado reveló que la calidad de vida no es sólo el producto de las condiciones ''objetivas'', sino que depende también de la forma como los individuos perciben esas condiciones, influenciando de esta manera su satisfacción con la vida.

En cuanto a la organización del texto, se tienen tres secciones y en total nueve capítulos, en los cuales se presentan de manera concreta temas como la calidad de vida, el ingreso, la satisfacción, la salud, la educación, el trabajo y las opiniones de la gente, factores decisivos a la hora de juzgar el crecimiento de un país y la conveniencia de las políticas públicas.

Un primer capítulo introductorio resalta la existencia de otro tipo de indicadores como lo son los indicadores subjetivos y su importancia en la evaluación de la calidad de vida de una sociedad. No es más que un abrebocas de lo que a través de ocho capítulos subsiguientes se quiere poner a prueba, el desfase o correlación entre lo que la gente percibe, su satisfacción con las condiciones de vida propias y del país en general y la verdadera situación, que es reflejo de los indicadores objetivos. En el capitulo dos, sobre ''la personalidad de las percepciones sobre la calidad de vida'', los autores nos muestran la relevancia que tienen los rasgos culturales en los niveles de satisfacción con respecto a la calidad de vida de cada individuo; dado que estos influyen en las percepciones sobre el nivel de ingresos, el sistema de salud, el nivel educativo, político y el sistema laboral, crean ciertas perspectivas sobre la calidad de vida desde un enfoque individual y colectivo, y pone a la opinión pública como el principal determinante a la hora de juzgar la calidad de vida de las personas.

El capítulo ''la conflictiva relación entre el ingreso y la satisfacción'' arroja hallazgos sorprendentes al análisis económico, en la medida en que se presenta una relación inversa entre el crecimiento económico y la satisfacción, fenómeno al cual le es atribuido el nombre de la ''paradoja del crecimiento infeliz'', que sustenta dicha contraposición a partir de los esquemas de aspiración y expectativas futuras en cuanto a los cuales las personas evalúan su situación actual. Sin embargo, solo es cierta esta relación para personas que tienen aspiraciones hacia el futuro; no para quienes carecen de ellas, tales como los grupos marginados económicamente. Dicho en otras palabras, las personas evalúan su situación actual respecto a su futuro, por lo cual experimentan cierto grado de insatisfacción ante el crecimiento económico. De aquí se desligan preocupantes interrogantes de política pública en los cuales enfatizan los autores: ¿es deseable el crecimiento económico aunque –deteriore al menos temporalmente– la satisfacción y aumente la pobreza subjetiva? ¿Es justificable que quienes carecen de aspiraciones sean mantenidos en la ignorancia para evitar así que caiga su satisfacción?

En el capítulo ''la satisfacción más allá del ingreso'', queda claramente explícito la felicidad es algo que todas las personas diariamente buscan, ya que cada quien intenta maximizar su bienestar con respecto al consumo, el trabajo y ocio. La satisfacción con casi todas las dimensiones de la vida personal y con las condiciones de los países está muy relacionada con el nivel de ingreso promedio de los países en todo el mundo, sin embargo, más allá del ingreso hay otros factores que en la vida tienen una gran influencia en la satisfacción de los individuos, tales como las amistades, el estado de salud, la edad, el género, las capacidades, el nivel de educación, el estatus, el número de hijos, la religión, el trabajo y los rasgos de la personalidad, todos indicadores subjetivos basados en la opinión pública, y se hace necesario resaltar que la apreciación que cada cual tiene de su propia vida refleje ante todo la valoración que hace de sus condiciones personales y de sus relaciones con los demás, antes que la valoración del medio en el que vive.

Sabiendo que la salud es un determinante fundamental del bienestar, en cuanto que define las posibilidades de un individuo para desenvolverse mejor en la vida se crea un capítulo llamado ''tomando el pulso de la calidad de la salud'', que esclarece una mejora contundente en la salud de la región, evidenciada en menores tasas de mortalidad; reducción de la fecundidad; una esperanza de vida mayor, pasando a vivir 10 años más que en 1960; mayor acceso a los servicios de salud y una propensión menor de contraer enfermedades infecciosas o transmisibles. Se ratifica un avance sorprendente en materia del sistema sanitario pero con una percepción de los individuos que no se fundamenta en dichos avances, quizás porque la sociedad enfrenta ahora mayores riesgos derivados de la aparición de enfermedades crónicas y no transmisibles, como consecuencia de estándares alimenticios desordenados, alcoholismo, tabaquismo, entre otros. Los objetivos de política se deben vincular complementariamente con los indicadores objetivos y subjetivos, que logren mayor efectividad de las reformas, y que posibiliten la total eficacia de los recursos sanitarios, tendientes siempre a una mejora en la calidad de vida.

En un capítulo más adelante ''lecciones sobre las percepciones y la calidad de la educación'', los autores intentan hacer un llamado a la calidad del sistema educativo en lugar de mayor acceso a la educación o mayores escuelas y critican en gran medida la tendencia reciente de valorar el sistema educativo mas por aspectos como, cercanía al hogar, disciplina, aseo del plantel que dejan de lado otros tan importantes como el rendimiento de los estudiantes de la región en las pruebas internacionales. Es bien sabido que la expansión de la educación, el incremento de los años promedio de educación, menor analfabetismo sean de gran importancia para el desarrollo de la sociedad y sean manifiestos del avance y satisfacción mencionada, aunque de otro lado la calidad sea un factor de crecimiento más importante. El objetivo de un país no consiste en ampliar su sistema educativo a expensas de menor calidad, no es justo, es inconcebible, que las percepciones vayan en contra de lo que realmente necesita un país, mayor productividad como resultado de mayores niveles de educación con calidad o lo que es lo mismo, una mayor inversión en capital humano.

De la mano con los demás capítulos, se hace explícito nuevamente el desfase entre las percepciones de las personas y los indicadores objetivos, pero ahora en términos laborales. Los avances en materia de empleo han estado rezagados a niveles bajos y deficientes de productividad, independientemente del indicador utilizado. Sin embargo, las condiciones laborales son valoradas por los individuos de muy distintas formas, teniendo en cuenta aspectos que se clasifican comúnmente como trabajos de mala calidad, como aspectos benéficos que aumentan su satisfacción en vista de que tienen mayor libertad de elegir y decidir, flexibilidad de horario, etc.

De igual modo, en el capítulo sobre ''calidad de vida urbana: más que ladrillos y cemento'', se hace un estudio sobre la calidad de la vivienda en América latina y el Caribe, afirmando ser la región más urbanizada del mundo. Se sugiere que es necesario mejorar la calidad de vida en las ciudades, no solo en cuestión de ladrillos y cemento, sino en atacar una serie de problemas que aquejan a la mayoría de ciudades latinoamericanas, tales como la inseguridad, la inestabilidad política y económica, la migración rural, la segregación, los déficit habitacionales y la satisfacción con la vivienda. Solucionar estos problemas constituye un desafío el cual se aborda desde la política pública, con el fin de bajar los índices de delincuencia, garantizar a las poblaciones urbanas mayor seguridad, eliminar los déficit habitacionales, los altos grados de desigualdad y aumentar los índices de confianza en la seguridad pública.

Aunque de cada cinco personas, cuatro se declaran satisfechas con sus viviendas, se hace evidente que, las ciudades son una fuente de pluralidad, y que aunque las características de un barrio no lo son todo, se constituyen indispensables a la hora de juzgar la calidad de vida de las personas, ya que condiciones como acceso a los servicios públicos, poseer títulos de propiedad, la disponibilidad de zonas verdes, el género, la edad, el empleo, el estrato socioeconómico, el acceso al transporte, el bienestar, la emoción y las creencias son factores muy significativos a la hora deliberar sobre la calidad de vida de las personas. Tal como se presenta, las ciudades deben invertir en aquellas cosas, como la seguridad, con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas, elevar lo índices de satisfacción y así, conducir al éxito de las políticas públicas en las ciudades que más lo necesitan.

En el capítulo sobre, ''¿Es la gente la que elige? La importancia de la opiniones en el proceso de formulación de políticas'', es indudable la relevancia de la información que atribuyen los ciudadanos a la hora de juzgar la calidad de las políticas públicas, ya que la asimetría en la información, la manipulación de la opinión publica y los medios de comunicación, crean sesgos y efectos negativos que parcializan las opiniones y hacen subvalorar los indicadores subjetivos de calidad de vida. Como la opinión se basa en estereotipos o comparaciones, la envidia nubla el juicio de las personas respecto a las políticas publicas, y éste a su vez, se torna en un impedimento para el progreso social. Se sugiere mejorar el tipo de formulaciones de política, dar más incentivos a la población para aumentar las capacidades, crear una política mas abierta al debate y al intercambio de opiniones y finalmente, elaborar programas de desarrollo mas dinámicos y estrategias de política mas eficaces. Políticas de calidad para mejorar la calidad de vida de los latinoamericanos.

Queda claro, que el camino por recorrer de las políticas y reformas públicas es complejo, dado que las exigencias de las clases socioeconómicas van en caminos opuestos, y el intento de un gobierno en promulgar un desarrollo tanto económico como social radicará en si deben concentrarse los esfuerzos por mejorar la calidad de vida en quienes son pobres según criterios objetivos o en quienes se consideran pobres desde su propio ángulo subjetivo.

El texto es particularmente ameno, de fácil lectura (aunque implica verdaderos esfuerzos en el análisis estadístico) y lleno de experiencias que sintetizan la verdadera influencia de muchos aspectos de la calidad de vida en el crecimiento de una sociedad, tanto en términos de satisfacción como en términos reales, –medidos por los indicadores objetivos– que permiten mayor competitividad de la región. Los resultados y el aprendizaje aportados por cada uno de los nueve capítulos arrojan una conclusión, tan apropiada y sorprendentemente precisa como para resumirse en la frase de Richard H. Thaler y Cass R. Sunstein citada dentro del texto:

El optimismo sin fundamento es un rasgo común de la naturaleza humana; caracteriza a la mayoría de la gente de todas las condiciones.

Recomendamos la lectura de este libro tanto a estudiantes y profesionales, en vista de sus aportes a lo que actualmente es terreno desconocido para los economistas. Contemplamos con gran admiración la riqueza de los indicadores subjetivos que se enuncian dentro del texto, y exaltamos la relevancia que cada vez más van adquiriendo dichos indicadores dentro de las ciencias sociales, y la investigación se encamina a pasos agigantados a lo que hoy conocemos como la ciencia de la felicidad.

 

 

Primera versión recibida febrero 26 de 2010; versión final aceptada marzo 24 de 2010

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