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Revista Latinoamericana de Bioética

Print version ISSN 1657-4702

rev.latinoam.bioet. vol.16 no.2 Bogotá July/Dec. 2016

https://doi.org/10.18359/rlbi.1913 

EDITORIAL
DOI: http://dx.doi.org/10.18359/rlbi.1913

Bioética: ¿crisis de la bioética o bioética de la crisis?

Bio ethics: crisis of Bioethics or Bioethics of the crisis?

Bioética: ¿Crise da bioética ou bioética da crise?

JUAN MARÍA CUEVAS SILVA*
GIOVANE MENDIETA IZQUIERDO**

* Magíster en Educación y doctorante en Procesos Políticos y Sociales en América Latina. Profesor asistente, Facultad de Educación y Humanidades, Universidad Militar Nueva Granada. Editor de la Revista Latinoamericana de Bioética. Correo electrónico: juan.cuevass@unimilitar.edu.co; revista.bioetica@uniimilitar.edu.co ORCID: http://orcid.org/0000-0002-1680-6223, Bogotá, Colombia.
**Magíster en Educación y doctor en Ciencias de la Salud Pública. Profesor asistente, Facultad de Educación y Humanidades, Universidad Militar Nueva Granada; coeditor de la Revista Latinoamericana de Bioética. Correo electrónico: giovane.mendieta@unimilitar.edu.co ORCID: http://orcid.org/0000-0002-5085-3242 Bogotá, Colombia.

Cómo citar:

Cuevas Silva Juan María, Mendieta Izquierdo Giovanne (2016). Bioética: ¿Crisis de la bioética o bioética de la
crisis? Revista Latinoamericana de Bioética 16(2), 5-16. DOI: http://dx.doi.org/10.18359/rlbi.1913


El proceso editorial de la Revista Latinoamericana de Bioética ha sido un trabajo dinámico, caracterizado por el flujo de artículos que versan sobre la vida y sus avatares matizados con lo bio1-médico, bio-jurídico, bio-filosófico, entre otros temas que han preocupado a bioeticistas, académicos e intelectuales interesados en divulgar lo importante que es resignificar el sentido de la vida, pero matizado el discurso desde dos polos: uno moralista, eticista especulativo y dogmático que se olvida de la realidad; otro, escéptico, relativista (que también cae en un dogmatismo disciplinar, epistemológico y "ético"), pragmático e inmediatista. Dos polos que en las discusiones bioéticas no han permitido a este campo inter y transdisciplinar hacer ver su verdadero valor y sentido dentro de los campos antropológicos, sociológicos, ecológicos, medioambientales, políticos y económicos, gestores e impulsores de procesos dinámicos en la constitución de la humanidad, la subjetividad e intersubjetividad contemporánea.

En este contexto característico del discurso bioético, cabe preguntarse si es una crisis de la bioética o bioética de la crisis.

La primera parte del cuestionamiento hace referencia a un aspecto evidenciado en el proceso editorial de este número: se evidencia una baja producción de artículos de primer orden o resultado de investigación en el campo de la bioética que aporten a la realidad de nuestro continente. Poco a poco, cada vez que se hace una convocatoria para publicar en la Revista Latinoamericana de Bioética proliferan artículos de reflexión y discusión teórico-conceptual centrados en temáticas que pueden tener importancia dentro de la sociedad y el discurso bioético (ya sea eticista especulativo o pragmático e inmediatista), pero que no aportan de manera significativa a la transformación social y comprensión de la realidad actual a la luz de la bioética. Por ejemplo, en Colombia la voz de los bioeticistas en el campo del conflicto armado, o mejor aún, en un contexto que vislumbra un proceso de paz con posconflicto, no se ha escuchado de manera contundente, y si hay producciones nacidas desde la investigación estas se han quedado en los anaqueles digitales o repositorios académicos de la esencia que les pertenece a unos pocos intelectuales, donde se evidencian tendencias de tinte moralista dogmatista o relativista pragmático; de esta manera, pierde valor aquella voz que desde una ciencia inter y transdisciplinar puede dar luces para afrontar la crisis de un conflicto armado, que en Colombia se vive de una manera excepcional, así como en otros lugares de América Latina y del mundo islámico, judío, americano y europeo.

La bioética está en crisis porque ha creado un espacio de confort discursivo y no ha podido salir a responder lo que promete en su esencia como discurso y saber. Debe romper la barrera de limitarse a emitir juicios morales y concepciones éticas descontextualizadas para las realidades imperantes en cada geografía humana. La crisis de la bioética está inmersa en medio de procesos sociales, culturales, políticos y económicos que a su vez están vinculados con acciones de corrupción estructural, acciones que están afectando la salud pública, la concepción de "calidad de vida", la construcción de humanidad, el cuidado de la naturaleza, el paradigma económico capitalista y neoliberal, evidente desplazamiento en todo el mundo, es decir, una serie de fenómenos propios de la vida que van más allá de lo bio-médico, bio-jurídico y bio-ambiental en la concepción tradicional bioética, que desestabilizan el confort conceptual y teórico del bioeticista latinoamericano. Esta crisis mundial es una oportunidad para que la bioética y el bioeticista se descentren de su discurso y pasen a investigar realidades sociales para su comprensión y transformación, y superar así la especulación ético-moralista desde un deber ser que no es congruente para una sociedad que busca el sobrevivir a problemáticas que rodean la vida. Los dualismos antropológicos, epistemológicos, sociológicos, éticos y morales deben ser resignificados desde una bioética contextualizada de las realidades sociales en interacción que se apoya en la investigación de primer orden.

Lo anteriormente planteado y desarrollado de manera sucinta permite evidenciar la segunda parte del cuestionamiento: ¿bioética de la crisis? Cada época de la historia tiene su propia crisis, quizás en unos momentos algunas crisis son más complejas que otras, pero en el momento histórico actual, el que nos ha correspondido vivir, es privilegiado por las dinámicas, procesos y fenómenos que hacen ver la vida como algo inter y multirelacional. El mundo actual se mueve en medio de los avances tecnológicos de los medios masivos de comunicación; tecnologización de la vida cotidiana de los seres occidentales (algunos orientales); fenómenos de corrupción política con un sesgo económico-estructural que se ha convertido en pandemia mundial; explotación minera en el continente latinoamericano con nefastas repercusiones en la vida humana, animal, mineral y medio ambiental (en lo biótico y abiótico); desplazamiento forzado (bien sea por fuerzas armadas o fuerzas económicas que se apropian de recursos y territorios); intolerancia religiosa y racial, cada vez más evidente en el siglo xxi; pérdida de autoridad de los adultos y de su valor social como referentes para otras generaciones; envejecimiento prematuro de los niños y los jóvenes por el correr de la vida detrás del bienestar económico hedonista; proliferación y multiplicación de las tendencias sexuales y de género; resignificación del concepto de familia, desde la organización de núcleos de convivencia sin ser congéneres; educación como valor manejado desde los intereses económicos y no ideológicos de sentido de pertenencia para la producción de conocimiento; sensible y evidente presencia de narcóticos y estupefacientes que permiten un escape a esta geografía mundial desolada y desesperante; división del mundo entre primer, segundo y tercer mundo, o peor aún, entre países desarrollados y subdesarrollados.2 En fin, es una crisis en la cual la bioética debe descentrarse de su discurso, salir de su confort teórico y conceptual de presentarse como la que evalúa si una acción es correcta desde un paradigma ético-moral, que termina en una de las dos tendencias expuestas al inicio de este editorial.

La bioética no debe darle la espalda a la crisis que nos acompaña en cada geografía humana y contexto social; por el contrario, debe aterrizar sus discursos ante fenómenos que directamente afectan la dignidad humana y todo aquello que significa vida o que alimenta y permite que se desarrolle la vida. Le bioética en la crisis ha quedado estupefacta, inmóvil, se ha refugiado en unos saberes que cree que son los únicos, a pesar de que tiene la bandera de la inter y transdisciplinariedad; se ha congelado en modelos paradigmáticos y epistemológicos que la hacen ver como una especialidad lejos de los procesos críticos y reales, que además exigen superar el eticismo y moralismo (sin querer decir esto que la ética y la moral ya no valen, por el contrario son imprescindibles pero en su justa medida).

La producción de artículos en bioética se espera que sea en su mayoría resultado de investigación de primer orden, sin despreciar aquellos artículos de reflexión o revisión, pero es imperante que la escritura científica bioeticista dé respuesta seria y contextual sincrónica a la sociedad actual desde sus propuestas, indagaciones e investigaciones que aporten a la comprensión de los fenómenos anteriormente descritos desde la producción de conocimiento con sentido y responsabilidad social.

¿La crisis de la bioética y la bioética de la crisis? es un cuestionamiento que surge, verbigracia, a una realidad evidente en la que es necesaria una acción desde la ciencia y el conocimiento, la academia investigativa y la actividad intelectual contextual de los bioeticistas y todos aquellos agentes productores de ciencia y de saber, que tienen como preocupación aportar a la geografía social, ambiental, ecológica, política, social, económica, para superar así el paradigmático discurso de juicios éticomoralistas descontextualizados, ya sean dogmáticos o escépticos, que no permiten el análisis, interpretación y comprensión de las dinámicas del mundo actual desde una conciencia histórica y un discurso sincrónico contextual.


NOTAS

1 El prefijo "bio" se comprende como la tarea de juez ético-moralista que realiza la bioética, dejando de lado su origen etimológico "vida". Volver

2 Lo más contradictorio es que los países llamados desarrollados (en su mayoría) lo han logrado ser gracias a los recursos naturales, ecológicos, minerales y ambientales de aquellos que llaman "subdesarrollados". Volver