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Sociedad y Economía

Print version ISSN 1657-6357On-line version ISSN 2389-9050

Soc. Econ.  no.47 Cali Sep./Dec. 2022  Epub Nov 11, 2022

https://doi.org/10.25100/sye.v0i47.11358 

Artículos

Percepciones del turismo rural comunitario en la provincia del Alto Ricaurte, Boyacá (Colombia)

Perceptions of Rural Community-Based Tourism in the Province of Alto Ricaurte, Boyacá (Colombia)

Pedro Pablo Salas-Hernández1  1
http://orcid.org/0000-0003-2909-6221

Juan Pablo Cely-Acero2  2
http://orcid.org/0000-0003-0329-8490

1 Universidad Nacional de Colombia, Tunja, Colombia ppsalash@unal.edu.co https://orcid.org/0000-0003-2909-6221

2 Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja, Colombia juan.cely04@uptc.edu.co https://orcid.org/0000-0003-0329-8490


Resumen

El presente artículo muestra procesos de asociatividad turística en la región del Alto Ricaurte (Boyacá), que fueron identificados por medio de la revisión de fuentes bibliográficas primarias y secundarias, así como de archivos documentales de las alcaldías municipales la Gobernación de Boyacá y varias organizaciones que trabajan el turismo en el departamento. Se hizo uso de herramientas de recolección de información por medio de encuestas, recopilación y organización de datos, que llevaron al reconocimiento de temas complejos, relacionados con la organización social en distintos marcos administrativos, locales, provinciales, por unidades de recursos o comunidades, a través de una metodología cualitativa. Es evidente que la zona de estudio cuenta con complejos sistemas de socialización, permeados por aspectos culturales, formas de gobernabilidad, relaciones económicas, ejercicios de poder, con las tensiones que se expresan dentro de los mismos territorios y que afectan de forma positiva o negativa la economía de esta provincia.

Palabras clave: industria del turismo; economía regional; estilo de vida; gente cultural; Alto Ricaurte

Abstract

This article shows the processes of tourism associativity in the Alto Ricaurte region (Boyacá), identified through the review of primary and secondary bibliographic sources, as well as documentary archives of the municipal mayors' offices, the Governor's Office of Boyacá, and several organizations that work in tourism in the department. The use of information gathering tools such as interviews, data collection, and organization led to the recognition of complex issues related to social organization in different administrative frameworks, local, and provincial, by resource units or communities, through a quantitative methodology. It is evident that the study area has complex systems of socialization, and that they are permeated by cultural aspects, forms of governance, economic relations, and exercises of power, with the tensions that are expressed within the same territories and that affect positively or negatively the economy of this province.

Keywords: tourism industry; regional economy; lifestyle; cultural people; Alto Ricaurte

1. Introducción

En la región del Alto Ricaurte, una de las doce provincias que componen el departamento de Boyacá y, a su vez, conformada por siete municipios (Villa de Leyva - Ráquira - Gachantivá - Sáchica - Santa Sofía - Tinjacá - Sutamarchán), ha surgido la iniciativa de realizar procesos de asociatividad o de organización de comunidades, por la afinidad en sus quehaceres y costumbres o coincidencias ambientales. La intención de asociarse ha girado en torno al fortalecimiento del Turismo Rural Comunitario (TRC), conocido como una actividad fundamental para el desarrollo sostenible de este territorio. Es importante mencionar que las relaciones globalizadas de mercado han sido los pilares o ejes principales que dan soporte y caracterizan estas organizaciones positiva o negativamente por: 1) desfavorecer los mercados locales; 2) favorecer el individualismo; y 3) basarse en contratos y normas integrales, también conocida como “nueva institucionalidad”. Esta, a su vez, reemplaza al Estado y a las instituciones locales públicas (Castel, 2010), que permiten la asociatividad y organización para mejorar económicamente su región o el aprovechamiento de estos destinos turísticos en el departamento.

En el campo de las ciencias políticas, los trabajos relacionados con la acción colectiva, que son propicios para esta investigación, otorgan valor a la comunicación y a la confianza para lograr la correcta cooperación entre comunidades. De igual forma, es conveniente mencionar que, para Agrawal y Chhatre (2007) y Ostrom et al. (2007), la teoría convencional en la que se supone que los individuos actúan como maximizadores de sus propias utilidades no es la mejor, ya que la acción cooperativa puede ser entendida de manera diferente frente al rol institucional, teniendo en cuenta que esta es parte de las disputas en las que el Estado incide en cuanto al desarrollo cultural de las comunidades (Ostrom et al., 2012). Por lo tanto, las instituciones confluyen, de alguna manera, en los campos de construcción de significados de la vida pública (Taylor, 1982), en los que se ve inmersa determinada comunidad.

Desde una perspectiva comunitaria, el territorio es entendido como una entidad espacial, cultural e institucional. Esta se ve permeada por otras, por medio de intercambios de elementos, alimentos y culturas que, en oportunidades, no logran tener vitalidad o trascendencia, y van más allá de las dinámicas impuestas por el orden nacional o los poderes políticos locales tradicionales, que no están interesados en el desarrollo de las regiones. Sin embargo, la provincia del Alto Ricaurte cuenta con un importante capital cultural y social, además de una rica identidad que gira en torno a los agentes culturales campesinos existentes en la provincia (Sztompka, 1999).

En la actualidad, el concepto de “territorio” se define por fenómenos como el manejo compartido de recursos, que involucra la adopción y uso de nuevas tecnologías. Estas permiten el acceso a espacios de intercambio con comunidades más amplias o lejanas, iniciando relaciones de simpatía con comunidades “virtuales”, y dentro de las que se reconoce el encuentro del “tipo de turista”, al que se hace referencia en esta investigación (Jiménez-Bulla y Jiménez-Barbosa, 2013; Lozano, 2017). Así las cosas, se reconoce la posibilidad establecida en el marco de las construcciones cooperativas, escaladas de manera democrática, en las que las trasformaciones son entendidas como una sumatoria que parte de los espacios descentralizados (Polanyi, 2007). O, como lo plantea Piketty (2020), dentro de las ideas de descentralización que crea la globalización, en los procesos de socialización se conforma una comunidad global, que presenta intereses cooperativos entre élites, imponiendo a las naciones el uso y manejo de sus propios instrumentos de gestión, de distribución y fiscalidad, lo que operaría de manera acertada frente al uso y buen manejo de los adelantos turísticos específicos de la región.

Contrario a lo mencionado, existen tendencias progresistas que giran alrededor de los territorios enmarcados dentro de otra concepción, como son los procesos de descentralización en la toma de decisiones locales; un escenario prometedor con sustento práctico y político para lograr agendas y decisiones consensuadas a escala local, manteniendo un protagonismo renovado de lo que significa la cooperación comunitaria, y la participación de partidos políticos que comprendan la complejidad del momento histórico (Piketty, 2020). Tendencias en las que no se puede excluir lo normativo general y particular, involucrando aspectos locales y regionales. En su lugar, se proponen alternativas desde la biopolítica, un institucionalismo local de los poderes subyugados, de microcontextos y no de sistemas teóricos hegemónicos y totalitarios, en los que el poder está en todas partes y, por tanto, es posible su constitución (Foucault, 1985).

En la actualidad, en el Alto Ricaurte, se presenta una dinámica de comunidades que provienen de las ciudades y se han vinculado a desarrollos rurales, más conocidas como “neorrurales”3. Conservando así, el concepto de “plaza de mercado” como lugar de encuentro cultural y tejido de una economía popular, ya que es costumbre que estas plazas sean el espacio propicio para que las comunidades neorrurales ofrezcan y comercialicen sus productos. El cambio de la composición de la población de la plaza de mercado es un reflejo de la disolución de viejas autonomías, en particular, las dadas en el municipio de Villa de Leyva, en el que se reflejan grandes transformaciones durante los últimos 50 años. De acuerdo con las voces de los líderes lugareños, el desarrollo del territorio ha emergido de una elevada urbanización de los espacios rurales, con la llegada de cerca de 20 mil habitantes; espacios de los que los campesinos fueron expulsados para construir casas de descanso y recreo. También manifiestan que los hoteles han crecido. Es así como la construcción se convierte en un sector que ofrece mejor vinculación laboral, comparado con las actividades agropecuarias, entre otras.

Desde las descripciones anteriores, para la ciudadanía, el Turismo Rural Comunitario (TRC) es distinto al turismo tradicional. Las prácticas del turismo como desarrollo territorial son diferentes al turismo comunitario, ya que este es un ejercicio de poder real, diferente y contestatario frente a las dinámicas que han desplazado a los raizales, quienes quedan aislados de los círculos de producción especulativa del turismo. En lo referente a otros tipos de turismo existentes en la zona, se encuentra el académico, por la presencia de colegios y universidades; el dedicado a los deportes extremos; el de relajación; el de temporadas o festividades; el turismo de ancianos, entre otros. Conforman, de alguna manera, un complejo sistema de interacción, en el que el intercambio con el territorio o habitantes de la zona es bajo o nulo en muchas de estas actividades, teniendo en cuenta que es un turismo de paso o transitorio.

Esta investigación analiza la relación existente entre los procesos organizativos y el manejo de recursos de uso común, para comprenderlos desde los sistemas o agentes culturales, tradiciones, y formas de intercambio, sin desligarlos de sus orígenes y aspectos culturales ancestrales. Finalmente, se realiza un análisis en el cual se explica el rol de la “confianza”, entendida como un requisito de dinámicas colectivas en las que los cambios de conducta de los individuos responden a contextos particulares, y donde el diálogo y la reciprocidad desempeñan un factor importante para fortalecer las dinámicas de cooperación, como lo plantearon en su momento Ostrom et al. (2012). De la misma manera, en esta investigación, la confianza es un valor importante en la creación de nuevas instituciones, convirtiéndose en norma, y hace parte de las prácticas cotidianas comunitarias. Adicionalmente, se observa cómo la confianza permite construir respuestas surgidas en la comunidad, estrechamente relacionadas con la toma de decisiones y la intervención de las mismas agencias de transformación (Almond y Genco, 1977); lo que llevaría a un buen desarrollo del turismo rural comunitario.

2. Metodología

La investigación se funda en un barrido bibliográfico de fuentes primarias, secundarias, y archivos documentales existentes en las alcaldías municipales de la zona y en la Gobernación de Boyacá, que brindan soporte a lo estudiado. Así como la elaboración de un análisis de los registros de los derechos de petición presentados a dependencias oficiales, dentro de las que se pueden mencionar las Secretarías de Turismo Municipal y Departamental y el Viceministerio de Industria y Turismo, instituciones que intervienen específicamente en el desarrollo de las regiones. Igualmente, se tomaron como referencia páginas web en las que se menciona a la provincia del Alto Ricaurte como destino turístico. Las actividades anteriores se llevaron a cabo para identificar y caracterizar las organizaciones existentes en el Alto Ricaurte; del mismo modo, se realizó un diseño de búsqueda y recolección de información en los siete municipios que conforman la provincia estudiada (ver Figura 1). Se practicaron entrevistas a funcionarios de instituciones públicas, actores del turismo rural, representantes de juntas de acción comunal y asociaciones de productores (5 campesinos, 6 líderes de organizaciones sociales y 12 prestadores de servicios, para un total de 23 entrevistas).

Fuente: elaboración propia.

Figura 1 División político-administrativa de los siete municipios del Alto Ricaurte 

El marco general de esta investigación se centró en los trabajos adelantados con antelación, relacionados con la cooperación y las experiencias estudiadas en torno al turismo rural comunitario. Allí se ubicaron categorías que, a futuro, permitirán tener una mejor aproximación frente a las posibilidades de desarrollo del turismo rural comunitario, especialmente en el Alto Ricaurte. Es relevante mencionar que de los encuestados han quedado narrativas orales que contienen tradiciones y costumbres, y conforman una identidad territorial importante para esta investigación.

Para compilar la información, se han agrupado las encuestas aplicadas a los grupos focales seleccionados con base en los procesos organizativos de la zona, dentro de los que se puede mencionar la asociatividad relacionada con el manejo del agua, emprendimiento artesanal y la participación de todos los agentes culturales. Para la investigación, se adelantaron encuentros y se participó en diálogos e interacciones con grupos que han liderado los procesos de movilización en defensa de los recursos naturales, y de las vocaciones territoriales, en las que surgen propuestas alternativas como las de turismo rural comunitario.

Las encuestas se hicieron en los siete municipios ya mencionados. Se acopiaron los datos en torno a la identidad compartida por comunidades, puntos de vista afines a las experiencias organizativas, y la opinión dada a partir de lo gubernamental; interconectada, a su vez, con los procesos asociativos relacionados con el turismo rural existente en el Alto Ricaurte. Posteriormente, se recopiló la información que trata todo lo concerniente a las relaciones sociales existentes en las comunidades y su cohesión con las instituciones gubernamentales. Las encuestas se desarrollaron como un ejercicio cualitativo, que buscó indagar lo conexo con las subjetividades y experiencias de la vida misma del individuo en la comunidad, y la construcción de significados dentro del marco de la pobreza en la que vive, en particular, la comunidad rural del Alto Ricaurte (como se observa en la Figura 1, referente a la división política de la región).

Esta investigación tiene un enfoque de investigación cualitativo porque se recurrió a la aplicación de una encuesta, con opción de respuestas de selección múltiple y muestras basadas en el registro de datos aportado por la Gobernación de Boyacá y las alcaldías. Igualmente, se hizo registro de lo recopilado a través de los líderes de la zona, así como del conocimiento propio de las comunidades del Alto Ricaurte, cercanía con líderes y lazos de confianza construidos en casos de defensa del territorio, lo que facilitó la cooperación en la estrategia de localización de personas clave en el desarrollo del trabajo de campo. Las personas participantes fueron líderes, gestores y responsables a nivel institucional de actividades relacionadas con el turismo. Se encuestaron personas que cuentan con iniciativas de arte y oficios tradicionales, a los líderes de juntas comunales y gestores de atractivos turísticos. En total, se hicieron 70 encuestas en la provincia del Alto Ricaurte (ver Tabla 1). Adicionalmente, se entrevistaron hoteleros, dueños de experiencias turísticas, de lugares de hospedaje y de posadas.

Tabla 1 Tipos de actores identificados y muestra seleccionada 

Tipo de Actor Actores identificados Muestra
Agencia de viajes 4 4
Artes y oficios 26 10
Atractivo turístico 2 2
ESAL -Entidades Sin Ánimo de Lucro- 21 5
Gastronomía 2 5
Guías turísticos 3 2
Hospedaje 12 7
Institucional 7 3
Junta de acción comunal 85 13
Junta de acueducto veredal 50 5
Posadas 4 3
Reserva natural de la sociedad civil 7 4
Sociedad civil 1 1
Experiencias 6 6
Total 230 70

Fuente: elaboración propia.

El proceso de recolección de información buscó medir el grado de cooperación y acción colectiva, por medio de encuestas que complementaron la información obtenida directamente. La encuesta se centró en estudiar los esfuerzos realizados por la comunidad del Alto Ricaurte, en los últimos años, con respecto al turismo. Sin embargo, este proceso no ha sido armónico, ya que las comunidades de la zona han vivido dinámicas propias de crecimiento asimétrico, las cuales han roto ampliamente los tejidos de provincianismo.

Dentro de la estructura de la encuesta, en el apartado final, se ofreció un espacio para integrar aquella información que los encuestados consideraran relevante y plantearan de manera espontánea, relacionada directamente con elementos institucionales y políticos, así como realidades, expectativas e incertidumbres propias. Este apartado permitió enriquecer y ampliar las mismas preguntas de la encuesta (Burawoy, 1998).

En este trabajo, los individuos son analizados a partir de su propia creatividad, desde la innovación y la agencia utilizada para la resolución de problemas (Simon, 1957). No obstante, se indica que es relevante construir categorías que fomenten el desarrollo de la confianza, basadas en las condiciones sociales y las historias de comunidad, las cuales inciden notablemente en los contextos y en la construcción de nuevas prácticas y de nuevas realidades específicas (Alchian, 1950). Otro elemento importante identificado y detallado en la región es la existencia de las formas minifundistas de tenencia de la tierra, ya que, como lo mencionan Ostrom et al. (2012), se deben estudiar los niveles de confianza en: 1) los tipos de propiedad de la tierra; 2) características de los grupos sociales en la zona de estudio; y 3) caracterizar la relación de dichos grupos con su entorno. Este marco interpretativo fue utilizado para el presente trabajo.

Para tener una aproximación al nivel de acción colectiva, fue necesario contar con información estadística relacionada con las distintas formas de organización, como las asociaciones sin ánimo de lucro, las juntas de acción comunal y las asociaciones no gubernamentales; información que se obtuvo de la Gobernación de Boyacá, alcaldías y gremios. No obstante, cabe aclarar que el universo de los procesos de organización no hace parte de estas estadísticas oficiales, ya que -como se observó en la misma información de campo- muchas organizaciones no son tenidas en cuenta en las estadísticas del Estado y operan al margen de este (Ostrom et al., 2012).

Para el análisis de instrumentos, se utilizaron y validaron las preguntas según las categorías de identificación y análisis. De esta manera, el capital social cuenta con 15 preguntas para indagar los procesos organizativos en la provincia del Alto Ricaurte: confianza, con 5 preguntas, y 10 relacionadas con el TRC, así como la importancia de los atractivos turísticos en los 7 municipios. La validación de la encuesta se hizo con base en las preguntas propuestas por Cortés y Sinisterra (2010).

3. Resultados

A continuación, se presentan los resultados arrojados por las encuestas aplicadas y las respuestas brindadas por los habitantes de la zona participante en la presente investigación.

3.1 Valores asociativos

A la pregunta “¿Cuáles son los criterios que se tienen en cuenta para pertenecer a una organización comunitaria en el Alto Ricaurte?”, el 33% respondió “nacer dentro de la comunidad” como aspecto muy importante; en segunda instancia, tener una identidad étnica y socioeconómica; y, en menor proporción, como criterio de participación, aparece el ser invitado o pagar los costos de afiliación de la respectiva organización. En la siguiente pregunta, “¿Las personas buscan apoyo para resolver los problemas donde resultan involucrados otros miembros de la comunidad o, por el contrario, se inclinan por resolver los problemas por cuenta propia?”, el 91% de los encuestados responde que buscaría apoyo en otras personas o formas de asociarse para resolver problemas. Alto porcentaje que no concuerda (no hay búsqueda de organización), ya que las lecturas de costo-beneficio resultan tener valoraciones diferentes.

En la pregunta que indaga en los grados de participación de los encuestados y de su núcleo familiar en procesos de asociatividad como juntas de acción comunal, asociaciones, veedurías, movimientos o partidos políticos, grupos voluntarios que trabajan por comunidades necesitadas, y grupos religiosos y defensores del medio ambiente; sobresalen las respuestas frente a la participación en asociaciones de juntas de acción comunal. Luego se encuentra el voluntariado dedicado a las comunidades vulnerables y defensores del medio ambiente; y, en menor motivación, está la asistencia a partidos políticos, veedurías y grupos religiosos.

Otro de los interrogantes trata aspectos relacionados con la formulación de políticas públicas, diseño e intervención. Allí, señalan el encuentro constante con vecinos para elevar solicitudes que beneficien a la comunidad, a las autoridades locales, regionales, nacionales o a líderes (ver Figura 2); pero, en menor proporción, lo hacen para participar en eventos de carácter público. En el mismo sentido, cuando se les preguntó si habían participado en la construcción de acciones y políticas para el desarrollo de su municipio o de su comunidad, dejaron entrever que la mayoría sí ha participado en acciones de política en beneficio del municipio. Así las cosas, los resultados demuestran que anteponen la participación permanentemente en la comunidad a conformar una organización, específicamente para resolver problemas propios o de la comunidad, evidenciándose una tendencia a acudir a estas convocatorias.

Fuente: elaboración propia.

Figura 2 ¿Usted se reunió con los vecinos para hacer una solicitud conjunta en beneficio de la comunidad a las autoridades locales, regionales nacionales o a líderes? 

Las respuestas dadas frente a los grados de participación en diferentes tipos de organización permiten identificar relaciones entre la confianza y, en algunos casos, pocos incentivos de participación debido a malas experiencias relacionadas con los procesos asociativos (participación en instituciones, en partidos políticos o juntas de acción comunal o grupos religiosos). Empero, frente a hechos concretos que requieren de pronta solución, la respuesta es acudir a mecanismos de apoyo mutuo, como son las organizaciones relacionadas con actividades agrícolas o veedurías, y la participación en grupos de voluntariado que tienen menos compromisos en los procesos organizativos, como grupos deportivos o apoyo a causas de poblaciones vulnerables (ver Figura 3).

Fuente: elaboración propia.

Figura 3 ¿Participa usted o alguien de su hogar en alguno de estos procesos asociativos? 

Basados en la literatura consultada para esta investigación, se incluyeron los aportes hechos por Cortés y Sinisterra (2010), relacionados con los obstáculos organizativos y las condiciones materiales de existencia de las organizaciones en el departamento del Cauca (Colombia). A partir de esta experiencia, se examinaron las dificultades dadas en los procesos organizativos, en las que se incluyó un estudio relacionado con la percepción de los obstáculos presentes en las organizaciones del Alto Ricaurte y por rangos de importancia, prevaleciendo la apatía de la comunidad, los bajos niveles de formación, la baja participación de los miembros (relacionada con las costumbres políticas) y, en menor proporción, los relacionados con la falta de trabajo en equipo o los bajos niveles de ingresos de sus afiliados.

Otro aspecto valorado en esta encuesta es el afín con la participación directa de los encuestados en procesos comunitarios y que dan cuenta específica de sus actividades, dentro de los que se encuentra su intervención en proyectos comunitarios durante los últimos cinco años; subrayándose aportes en mano de obra, conocimiento en procesos comunitarios y, en menor medida, aportes en dinero, en alimentos y materiales.

3.2 Los valores de solidaridad

En cuanto a la actuación solidaria de los encuestados, se preguntó sobre el apoyo brindado a sus vecinos en momentos de dificultad, especialmente en lo concerniente a la entrega de alimentos, préstamo de materiales de trabajo (herramientas, abono, etc.) y préstamos en dinero, entre otros. Se recibieron respuestas de solidaridad enlazadas con experiencias anteriores de préstamos o con la figura de fiador. En otros casos, exponen experiencias desagradables en términos de manejo de procesos asociativos, lo cual no lleva a posturas concluyentes como la pérdida de credibilidad en dichos procesos, pero sí a ser prudentes en el momento de vincularse en procesos que requieren distintos niveles de compromiso, de acuerdo con las circunstancias evidenciadas por los participantes.

3.3 El papel de la confianza frente al manejo de recursos naturales en el Alto Ricaurte

En la provincia del Alto Ricaurte existen identidades que hacen posible adelantar marcos de acción fundados en la confianza, debido a la proximidad de comunidades que comparten un microclima común, formaciones físico-espaciales de conectividad, intensidad de intercambios, y composiciones arqueológicas, geológicas y paisajísticas. De esta manera, se genera una unidad cultural o agentes culturales que permiten una fertilización de trabajo compartido y favorecen el cuidado y protección de los recursos naturales de toda la provincia.

Es importante resaltar que la comunidad ha buscado apoyo en las alcaldías para organizar el manejo de los bienes comunes, eventos que han sido coordinados por la sociedad civil, y en la que los particulares ponen a disposición sus predios privados para restaurar y conservar bosques naturales. De la misma manera, el sentir de los habitantes es que no siempre se encuentra el apoyo por parte de estos entes territoriales, lo que conlleva a la existencia de diferencias entre las organizaciones y genera tensiones con los entes gubernamentales, que tienen concepciones encaminadas más hacia el productivismo, los inversionistas y los usos de suelos comerciales, que hacia funcionalidades territoriales más integradoras o incluyentes, como lo plantea Cuervo et al. (2020).

Otra autoridad que tiene un papel preponderante en la construcción de confianza en el manejo de los recursos naturales es la Corporación Autónoma Regional y sus similares, que provienen de la coordinación entre las dos Corporaciones Autónomas de influencia en la provincia y las organizaciones de la sociedad civil. Estas, en particular, buscan avanzar, mejorar el manejo de recursos y visibilizar las necesidades de ordenamiento territorial en torno al agua. Una de las características de fuerte influencia en la zona, que enmarca costumbres y ciclos de producción e, igualmente, fenómenos recientes de migración y un sentido individualista de los habitantes rurales en el Alto Ricaurte, es la condición de tenencia de la pequeña propiedad (Fals-Borda, 1957). Como lo menciona Cuervo et al. (2018), existen disputas por la tierra en la región, por la propiedad de los recursos comunes. Por este motivo, la confianza de los habitantes se ha visto permeada, desfavoreciendo el desarrollo social, incluidos los mismos procesos asociativos. Las pequeñas parcelas están amenazadas por las dinámicas expropiadoras y expulsoras del mercado, por la crisis comercial y deudas de los campesinos, que tienen una relación con la debilidad de las pequeñas unidades agropecuarias, como lo muestra el informe del Censo Agropecuario para el Alto Ricaurte (DANE, 2014).

Los recursos de uso común, no de propiedad común, como los ecosistemas hídricos, las lagunas y las reservas naturales, son escenarios en los que se puede construir confianza en la comunidad por medio de su gestión. Allí se demuestra que el concepto de comunidad no es cerrado: la comunidad se hace, se construye, porque en la medida en que los habitantes cambian sus propias prácticas, estas adquieren un valor moral, la confianza se renueva, y a su vez, está directamente interconectada con la forma de producción, incluyendo el manejo de los recursos que dichas comunidades comparten (Lozano, 2017). En la actualidad, como se observa en la Tabla 2, el 35% de estos recursos es área de bosque y el 55% se destina a actividades agropecuarias. Los usos del suelo en el Alto Ricaurte no son ajenos a la superposición de actividades, que han dado motivo a niveles de conflictividad entre comunidades; en particular, de habitantes de la zona de estudio con autoridades encargadas de velar por el cumplimiento de la reglamentación que sobre los recursos naturales protegidos existen para su cuidado y conservación.

Tabla 2 Uso, cobertura y tenencia del suelo en el Alto Ricaurte 

Municipio Área Total Área de bosque Área agropecuaria Área no agropecuaria Área en otros usos
ha ha Part. ha Part. ha Part. ha Part.
Gachantivá 8.640 2.413 28% 4.613 53% 1.332 15% 282 3%
Villa de Leyva 11.802 8.497 72% 2.369 20% 905 8% 32 0%
Ráquira 21.380 8.812 41% 10.815 51% 1.455 7% 299 1%
Sáchica 5.933 876 15% 3.191 54% 1.511 25% 356 6%
Santa Sofía 7.732 719 9% 6.319 82% 617 8% 77 1%
Sutamarchán 9.301 1.866 20% 6.842 74% 290 3% 303 3%
Tinjacá 7.919 2.057 26% 5.576 70% 185 2% 102 1%
Alto Ricaurte 72.708 25.240 35% 39.724 55% 6.293 9% 1.450 2%
Boyacá 2.277.666 618.532 27% 1.542.268 68% 82.366 4% 34.500 2%
Colombia 111.452.998 63.214.574 57% 43.024.740 39% 2.459.663 2% 2.754.021 2%

Fuente: tomado del IGAC (s.f.).

El Turismo Rural Comunitario (TRC), como concepto, debe asumir un cambio frente a lo que significa “propiedad privada”, que en sí misma -como se ha definido desde el derecho y las cosmovisiones arraigadas en la cultura occidental- es un limitante para la búsqueda de mejores utilidades relacionadas, especialmente, con los procesos asociativos dados en las provincias y favoreciendo las dinámicas actuales del mercado.

No obstante, para impulsar el TRC y su potencial en el Alto Ricaurte, es necesario estudiar el rol de los distintos tipos de propiedad, como las áreas de reserva de la sociedad civil, la declaratoria de parques naturales, y las zonas de protección y conservación. Además, se deben explorar nuevos incentivos, incluso superando el concepto de capital entendido desde el punto de vista del lucro, donde este se vincule a un nuevo diseño de relaciones sociales, con potencialidad de trabajo conjunto, en el que el valor de la confianza juega un rol constructor de arreglos.

Las dificultades que se expresan como obstáculos corresponden a carencias de acompañamiento material que podrían brindarse a través de apoyos municipales. Otros obstáculos para tener mejores niveles de organización responden a factores culturales, incluyendo aspectos como una baja formación académica o apatía de la comunidad (Figura 4).

Fuente: elaboración propia

Figura 4 ¿Cuál cree usted que es el mayor obstáculo que tienen las organizaciones del Alto Ricaurte? 

Es importante mencionar que el uso del suelo que le corresponde a las labores agropecuarias -así como el área de bosques presente en los siete municipios de estudio- es amplio, de acuerdo con la distribución de hectáreas por vocación. Empero, algunos de estos usos, como el minero, se superponen a otros, lo que ha detonado conflictos ambientales, ya que el Estado ha otorgado licencias mineras en el Alto Ricaurte sin considerar el uso del suelo que le dan las comunidades al territorio o sus intereses. Esto ha conducido a confrontaciones dentro de la misma comunidad, en las que los líderes locales han organizado a los habitantes para defender su territorio. De allí que, en la encuesta, las respuestas reflejan una mala imagen de la minería al interior de la comunidad.

Por otro lado, en el otro instrumento de recolección de información, como fueron las entrevistas, las palabras más recurrentes en las respuestas reflejan lo que en la teoría de Max-Neef et al. (1993) se conoce como necesidades y satisfactores de las comunidades. Términos que, podemos considerar, identifican más a las comunidades a las cuales se les realizó la entrevista y nos permiten comprender lenguajes que son representativos de los temas tratados en el presente ensayo, como se puede observar en la Figura 5.

Fuente: elaboración propia

Figura 5 Nube de palabras de las entrevistas 

La incidencia del Estado en el Alto Ricaurte es muy limitada, es una labor de recaudo y de acción mínima en la mayor parte de municipios. Adicionalmente, el diseño institucional estatal se ha acomodado a los oficios del sector privado, generando en el territorio dinámicas propias de acumulación, sin ninguna valoración del daño ambiental a largo plazo o la inclusión social de los habitantes de la región; dinámicas de mercado excluyentes que se hacen extensivas al comercio.

Para fortalecer la economía comunitaria en el Alto Ricaurte, es necesario caracterizar a las comunidades locales desde lo que han sido sus intercambios históricos, no solo espaciales, sino los mismos componentes de ritualidad que en muchas ocasiones acompañan los intercambios entre comunidades de la provincia. Para que, posteriormente, se pueda hablar de crear arreglos institucionales como fines que fortalezcan lo público, recogiendo la historia local, la economía local y los sistemas de gestión con base en reglas para el éxito del turismo en el Alto Ricaurte (Coleman y Steed, 2009).

3.4 Mediciones de confianza por personas e instituciones

Dentro del cuestionario, se incluyó un estudio relacionado con la confianza que se tiene en el alcalde, el presidente de la Junta de Acción Comunal, los vecinos, los turistas y los bancos e intermediarios. Se demostró una mediana credibilidad en las intenciones de los alcaldes, presidentes de juntas, y los vecinos; una mayor credibilidad en los turistas, quienes gozan de una muy buena reputación medida por las intenciones, y una muy baja calificación para los bancos e intermediarios.

Se preguntó si la gente se aprovecharía de las circunstancias si tuviera la oportunidad de hacer actos oportunistas o trataría de ser justa. Para los encuestados, existe un ambiente favorable cercano al 60%, donde se cree en que la gente sería justa, y un 40% consideran que los demás se aprovecharían si tuvieran la oportunidad de hacerlo, lo cual deja ver un sentimiento de confianza en los entornos sociales de los encuestados. Igualmente, se consideró si los encuestados confían en la mayoría de las personas o son más bien cuidadosos al tratar a la gente. En el mismo sentido de la respuesta anterior, de los encuestados en la provincia del Alto Ricaurte, el 67% considera que confía en los demás y el 33% sería cuidadoso al relacionarse con los demás, lo que -en términos de los climas de confianza-, que son un componente social frente al turismo rural comunitario, resulta ser prometedor.

En general, para la viabilidad de este proyecto, se busca que los campesinos de la provincia hagan parte de tales actividades. El 90% dijo que dispondría de sus propiedades en el territorio para fines de un proyecto de turismo rural comunitario. Además, estuvieron dispuestos a ofrecer sus casas como posada campesina para los turistas; solo el 10% manifestó estar en desacuerdo con hacer parte de proyectos de turismo rural comunitario. También, en la encuesta se demostraron los patrones de importancia que tiene el TRC en la provincia del Alto Ricaurte: el 66,7% manifestó tener un vínculo con el turismo y solo el 33,3% dijo que no. En torno a los impactos que podría traer el TRC para la provincia del Alto Ricaurte, se destaca que afectaría positivamente en los ingresos, el medio ambiente y la cultura; así como un sector provechoso, que traería beneficios. Se deja ver que el turismo es importante y tiene una buena percepción en esta provincia, gozando de una opinión favorable en la mayoría de los encuestados.

Igualmente, se destaca el valor que le dan las comunidades al proceso organizativo, relacionándolo con una mejora del turismo, donde el 65,5% respondió que le gustaría participar en un proyecto asociativo; solo un 10% no estaba interesado en participar en procesos asociativos que estuvieran relacionados con TRC; el resto de la comunidad manifiesta sus intenciones de adelantar un proyecto de turismo comunitario. Otras consideraciones de unanimidad de favorabilidad fueron los temas relacionados con los impactos positivos de trabajar juntos con la comunidad, los alcaldes, los gremios y la sociedad civil para gestionar y sacar adelante proyectos de alcance comunitario.

Otros aspectos que se evaluaron (y que en su mayoría fueron respondidos favorablemente por los encuestados), se relacionan con cómo el turismo construye lazos de confianza y el buen desempeño de los territorios enfocados al TRC. Así como las expectativas que incluyeron las respuestas en torno a una mayor inclusión social, a partir de una apuesta cognitiva que gira en torno a los valores provenientes de los procesos de cooperación, con base en construcciones de conocimiento sobre el territorio y el fortalecimiento de tejidos empresariales y de servicios.

Así, el turismo se ve como un impulsor para el desarrollo comunitario, que incluye el fortalecimiento de mercados campesinos, del intercambio en escalas locales y provinciales, de la producción artesanal y de aquellos valores que le dan una originalidad a lo que hacen las comunidades en la provincia. El turismo aumenta el valor que tiene el acatamiento de los acuerdos, de la palabra y de aquellos principios que perviven en la comunidad.

Lo anterior lleva a preguntarse: ¿hasta dónde el turista debe tener un conocimiento previo de los lugares de visita, y de qué tipo de turismo se está hablando? Así las cosas, la construcción de comunidades no es una categoría fija, sino que responde a los tiempos y espacios compartidos; pero, también, a las redes virtuales dentro de contextos y contenidos, en los que la comunidad no desaparece, sino que se resignifica desde prácticas comunicativas plurales, que dejan de ser autárquicas y se convierten en comunidades virtuales (Han, 2013), favoreciendo el conocimiento de las culturas y poblaciones que hacen parte de dicho turismo.

Para los líderes encuestados, el TRC puede ser un proceso que permita el desarrollo económico de múltiples sectores sociales y, a la vez, cuide lugares y ecosistemas. Los habitantes consideran necesario llevar el tema a discusión en los consejos municipales, para que los concejales conozcan el turismo rural comunitario.

4. Análisis de resultados y discusión

Algunas de las reflexiones surgidas durante la elaboración del presente trabajo, se relacionan con la “organización” en los distintos marcos de análisis, como administrativos, locales, provinciales, por unidades de recursos o comunidades. Así, se puede evidenciar que el Estado no reconoce los esfuerzos colectivos, ni incentiva a la sociedad civil, pero sí privilegia los derechos de propiedad privados sobre otras formas de tenencia, como las propiedades estatales, las comunitarias, las del derecho público y aprovechamiento (privado). Estas podrían potenciarse y favorecer a la comunidad, en este caso del Alto Ricaurte.

Es de resaltar que los líderes del TRC responden a prácticas que Packer (2013) denominó “reto de construir lenguajes universales” (p. 147), que surgen de una comunidad local que abre el espacio de reconocimientos transfronterizos y de nuevas epistemologías abordadas de los acuerdos intersubjetivos locales, como una disputa de significados y bienes públicos, y expresión de los intereses comunes de la población(Packer, 2013).

En el Alto Ricaurte, existen procesos sociales que favorecen a las comunidades que trabajan sobre sus intereses comunes y buscan resolver sus dificultades. En esto radica una de las miradas de la cooperación y el trabajo en comunidad, sobre una inevitable tensión que implica la toma de decisiones en las que existen dilemas al enfrentar modelos de racionalidad para la centralidad del individuo; como son las creencias a ultranza de los incentivos para lograr el éxito propio por medio del individualismo, cuestionadas hoy en día (Stiglitz, 2015). Desde estas dinámicas, se debe explicar una forma de superar la dualidad o dobles ataduras, individuo/sociedad, cuyas referencias van más allá de lo exclusivamente económico, e incluyen realidades de fraternidad comunitaria en marcos históricos de análisis de comportamientos, en donde el “yo” no implique el sacrificio del “nosotros” (Weber, 2014). Así como se discutirá en la sección cinco, diseñar arreglos institucionales que fortalezcan los procesos de organización obliga a incluir un cálculo de intereses distintos al que se establece por el capitalismo de mercado competitivo, distinto a los controles que ejercen las corporaciones transnacionales en los territorios. De ahí que se busquen y discutan otros enfoques epistémicos al concepto de asociatividad y cooperación (Stiglitz, 2020).

Los líderes en la región cumplen un rol específico de articulación cuando la cooperación funciona, pero el liderazgo también tiene una particular incidencia en configurar los imaginarios de una provincia y volverlos prácticos. Frente al concepto de turismo, que se ha debatido en el desarrollo de esta investigación y como una formulación de compromisos éticos y morales, retomando las palabras de Bauman (2003), quien plantea que los espacios en los que predomina un sentido de soledad, espacios para la explotación -pero no para la formación de lazos sociales-, que requieren de tiempo, son característicos de las formas modernas de socialización, buscando momentos de esparcimiento, del encuentro fortuito de otros. Igualmente, sin narración, sin semánticas del territorio, de camino, es una forma de turismo que se mantiene en el presente, en el aquí y el ahora (Han, 2013); narrativas que enriquecen, trascienden y orientan a quienes se acercan a esta población y permiten conocer de manera significativa los sentires de quienes habitan esta provincia. También existe el turismo de élites que tienen la posibilidad del movimiento, pero, a su vez, de los destrozos locales de una sociedad donde lo comunitario es visto como un peso incómodo, incluso una amenaza. A estos turistas no les importa el lugar, porque sus lugares de llegada son centros de negocios (Bauman, 2006).

Se busca entender al turismo, desde la sociología, como una respuesta a otras posibilidades de socialización y de intercambio, frente a otras formas de comunicación. Una red hacia un cosmopolitismo bajo otras racionalidades, que planteen reglas, normas y derechos producto de las diferencias, de los conflictos y consensos alcanzados en convenciones pluralistas, de autonomía, de construcción y goce de la diferencia. Mas no de dictaduras de grupos poderosos:

Si ha de existir una comunidad de un mundo de individuos solo puede ser y tiene que ser una comunidad entretejida a partir de compartir y el cuidado mutuo; una comunidad que atienda y se responsabilice de la igualdad del derecho a ser humanos y de la igualdad de oportunidades para ejercer ese derecho (Bauman, 2003, p. 147).

Los habitantes del Alto Ricaurte comparten una visión del mundo que es ajena a la visión abstracta del dinero y la ganancia monetaria (Ricoeur, 1971). En lo local, las comunidades están dispuestas a aceptar novedades y conformar comunidades (Gadamer, 1975). El artesano solo, como unidad productiva, no tiene posibilidades de sobrevivir si no es bajo una unidad organizada, que no ha surgido, en parte, por las restricciones normativas y por el desinterés y ataque de las formas políticas del poder tradicional. El TRC permite rescatar la cultura y la tradición, ya no como una atadura al pasado, sino como parte de la identidad regional que se centra en el cuidado del territorio y en compartir lo local (las leyendas, la memoria, la historia, las formas de ser), con los visitantes de otras culturas. En ese sentido, la tradición cultural puede fomentar la apertura de las regiones, pero, también, llegar a conceder la posibilidad de transformar los intentos de plantear un institucionalismo a partir de las creaciones cognitivas propias de los habitantes o lugareños (Mantzavinos, 2004); así como de la conciencia social que nos lleve a los campos de acción y transformación a través del estudio de conocimientos encarnados (Bourdieu, 1991).

El Alto Ricaurte es un tejido complejo de intercambios culturales, de transacciones entre comunidad y tradición, conformado por un abanico variopinto de particularidades que van desde la micromanufactura en Villa de Leyva y su alto capital cultural; Tinjacá y el uso de la tagua; Sutamarchán y su longaniza; Sáchica y su gallina; Ráquira y sus ollas, y de Santa Sofía hasta Gachantivá, por su naturaleza. Con base en lo anterior, ese turismo comunitario es integral y variado, propende por los encuentros que tienen lugar en espacios y tiempos reales, que tienen su propia condición y asimetrías con otras realidades que llegan a formar una nueva comunión. De ello, se tratan los descubrimientos y las nuevas vivencias de los visitantes.

El TRC no puede ser medido con los mismos estándares de evaluación que se usan para analizar el éxito de una empresa, ya que este no encaja en la definición de lo que Weber (2014) llama “la racionalidad de la empresa capitalista” (p. 102). En el turismo comunitario, no se pueden evaluar tasas de retorno rápidas y elevadas tasas de ganancia, sino que se hace una medición a través de las decisiones sociales, basada en la profundidad de sus relaciones con la naturaleza y el entorno. De esta manera, surgen los juegos simbólicos y humanos de formar una comunidad, con propios y visitantes, una comunidad terapéutica, sana, en la que se construye el “nosotros”, y en donde la ritualidad de las relaciones humanas hace parte de una moral construida en la provincia (Durkheim, 1987).

De allí que, en el debate del enfoque cualitativo, por el cual se optó en el presente trabajo frente a las condiciones de composición de las sociedades y formas de vida en el núcleo de la sociedad del Alto Ricaurte, se discutan los alcances de la formalidad de la propiedad privada, predominando la formalidad de los contratos. También definir la participación de las instituciones para que protejan y favorezcan la tradición y la norma de la región. Buscando una forma de vida responsable, como un acto compartido, las cooperaciones en torno al manejo de bienes comunes, conformar comunidades de simpatía y fraternidad, que difieren de los cálculos de los incentivos privados exclusivos o la maximización del lucro individual y, más bien, se propende por la opción de cooperación en comunidad, su forma de solidaridad, fraternidad, el valor de la cultura, la familia y otros rasgos sociológicos que definen el interactuar del individuo. Procurando que, en la región, el mercado de sus productos, artesanías y demás elementos autóctonos preponderen sobre los intereses individuales, sin dejarse permear por otras comunidades (Weber, 2014).

Una de las características que se puede evidenciar en la zona de estudio es los complejos sistemas de socialización, cuyo eje se centra en los conflictos, los cuales se convierten en una síntesis de una realidad mezclada con aspectos culturales, formas de gobernabilidad, relaciones económicas, ejercicios de poder, con las tensiones que se expresan dentro de los mismos territorios. En la economía de la provincia del Alto Ricaurte, se ha venido presentando una tendencia hacia el monocultivo del tomate y grandes aglomeraciones comerciales. Buena parte de esta actividad es una mezcla entre lo artesanal, la pequeña unidad agropecuaria y un poderoso desarrollo urbano, en particular, como destino de inversiones de vivienda para recreo y descanso. De allí, se deriva un tejido social organizativo en el que no existen los sindicatos, tampoco una clase obrera organizada, disciplinada por la presencia de algún formalismo empresarial. Todo lo contrario: predomina la dispersión y los principales actores económicos son los sectores líderes que pertenecen a los servicios. Dicho fenómeno es una consecuencia directa de la pobreza que ha golpeado a los empresarios agropecuarios tras la apertura de la globalización y la pérdida de sus inversiones.

Los gobiernos locales, que se encuentran a cargo de poderes sectarios, generan conductas disociadoras cuyo origen son los mandatarios y cuerpos colegiados de la política. Estos, una vez en el poder, crean ambientes de hostilidad con las organizaciones sociales, desconociendo procesos y creando crisis en su interior. Razón por la cual, como lo dijera Foucault (2012), un poder que “produce realidad, produce ámbitos de objetos, y rituales de veracidad, el individuo y el conocimiento que de él se puede obtener corresponden a esta producción” (p. 194). En esta síntesis, se observan visiones de relaciones tradicionales de dominio, en las que se evidencia la emergencia de la existencia de nuevos grupos humanos, con nuevas prácticas asociativas y productivas que colisionan con comunidades ligadas a tradiciones fuertes de dependencia y donde la autonomía implica una amenaza y contrapuesta con el poder tradicional. Como lo mencionaran Bauman (2006), frente a los retos comunitarios que se presentan durante los procesos asociativos, se puede señalar la actuación determinante del capital que tiene como misión el lento, pero incesante, desmantelamiento/desmoronamiento de la comunidad tradicional, de las interacciones humanas, a las cuales este sustituye y que conlleva al interrogante ¿por qué no se valorizan las relaciones sociales y no son vistas como un posible capital?

Cabe resaltar que hay dinámicas de contribución de actividades en equipo que mantienen un trabajo cooperante en el territorio, pero son embrionarias, debido a la falta de capacitación y la necesidad de ser conscientes en el momento de asumir los retos, potencialidades y amenazas frente al surgimiento de lo comunitario. Visto como una oportunidad y no como una amenaza a las dinámicas locales. De ahí que crear nuevas racionalidades en el territorio implique distintos procesos de prácticas de aprendizaje y disputas, con alternativas políticas que se inclinen por superar el aislamiento, sin que esto conlleve a pasar por encima de las culturas locales tradicionales. La confianza es un valor del desarrollo significativo para construir comunidades amplias desde los espacios físicos, culturales y de horizontes locales (Stiglitz, 2015).

Se buscó identificar los niveles de asociatividad por municipio, así como la institucionalidad dispuesta para este fin. Se pudo observar que ni los procesos de asociatividad ni los procesos relacionados con turismo están vinculados con las alcaldías. Sin embargo, en los siete municipios de estudio (Villa de Leyva - Ráquira - Gachantivá - Sáchica - Santa Sofía - Tinjacá - Sutamarchán), existen consejos municipales de turismo y consejo provincial del Alto Ricaurte, en una muestra de voluntad por mejorar los niveles de organización de esta actividad, entre Estado y sociedad civil, como lo referencian las respuestas dadas por la oficina de turismo de la Gobernación de Boyacá4 y de las que se pueden mencionar:

(…) Desarrollo Económico Local, (…) Universidades, organizaciones de la sociedad civil, y en sus comienzos recibió el respaldo técnico del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD. (…) articulación con el Viceministerio programa de bilingüismo con hablantes nativos; Programa de formalización turística; Programas de formación y sensibilización en turismo; alianza con el SENA, tecnología en guianza turística. (…) Ruedas de Negocios Departamentales; jornadas Departamentales en las que tomaron parte tours operadores… (Leguizamo, 2020, p. 4).

En suma, las iniciativas de turismo y las asociaciones tienen como un común denominador las iniciativas empresariales de carácter privado, con bajos roles de los procesos vinculados al turismo comunitario. Igualmente, existe un consenso entre los distintos líderes, en el sentido en que las iniciativas de turismo comunitario requieren del apoyo del Estado y de diferentes aliados estratégicos. En la provincia del Alto Ricaurte también hay un amplio aprendizaje del turismo, especialmente, en el municipio de Villa de Leyva, en el que hay invasión de dinámicas territoriales con un fuerte contenido de extrañamiento y especulación por las dinámicas del mercado, desconociendo las ventajas naturales y ordenamientos comunes para mejorar la estancia de la población residente. Los respetos por la vocación, frente a las características de una agricultura de minifundio, deben hacerse parte del conocimiento integral de la provincia para hablar de un turismo integrador, donde conocer las dinámicas propias del sector productivo agrícola -con el fin de articular el turismo- haga más atractivo el destino del Alto Ricaurte como unidad territorial.

Hay que resaltar el actuar que hasta ahora se ha adelantado en los procesos asociativos, destacando el diálogo transparente, para así recuperar niveles de confianza con los cuales se van fortaleciendo los procesos locales, aún en medio de la diversidad y heterogeneidad de los grupos que conforman el componente social, dando cabida a arreglos que enriquezcan dinámicas en los territorios. Existen fuerzas que potencian aperturas a un nuevo turismo que se proyecta con base en la información local y global.

De igual forma, en la región, se discute cómo las dinámicas de mercado afectan las opciones organizativas alternas al individualismo. Este, en ocasiones, socaba los gérmenes de organización, privilegiando las opciones de mercado. Dicha dinámica se explica desde las experiencias de organizaciones de productores que narran cómo el Estado, desde sus políticas, al privilegiar la actividad comercial, acabó con formas de cooperación en la zona del Alto Ricaurte. Es de señalar que los esfuerzos para crear marcos de acción comunitarios responden a sumatorias de comportamientos de cambios individuales y sociales, y en muchas comunidades imperan solo incentivos de mercado. La experiencia en el Alto Ricaurte coincide con las investigaciones adelantadas por Ostrom et al. (2012), evidenciando que hay horizontes para el trabajo de otras construcciones, de formas múltiples de organización. Esto considerando la tesis en la que explican que “los modelos formales no son los que mejor se aplican el diseño de acciones, por el contrario, son otros los referentes de orden teórico, analítico y cualitativo que se apliquen a la estructuración de diseños de intervención” (Ostrom et al., 2012, p. 49).

Teniendo en cuenta que aún los niveles de organización social son débiles, se busca aprovechar un clima favorable hacia procesos de asociación que pueden ser muy valiosos en el momento de trabajar el concepto de provincia. Esto permitiría mejorar las ventajas que se tienen, al redireccionar debates sobre ordenamiento del territorio; lo que implica consolidar una masa crítica que abarque cuestionamientos que hoy nadie quiere asumir por los costos políticos y sociales, pero que -en el marco de una favorable condición social para que dichos debates y tomas de decisiones se puedan desarrollar- serán útiles en consolidar procesos de desarrollo acordes con las necesidades y requerimientos de sus pobladores.

Finalmente, distintos tipos de comunidades en el Alto Ricaurte entran en la categoría weberiana de comunidad de gestión, comunidades de intereses tradicionales, formas domésticas de afinidades por simpatía, hasta las comunidades espirituales de confraternidad, más complejas y ricas que los estandarizados criterios de asociatividad tradicionales y de los cuales hay importantes posibilidades de desarrollo en la zona (Weber, 2014).

5. Conclusiones

La sociedad civil en el Alto Ricaurte ha venido fortaleciendo el TRC como una opción para el desarrollo sostenible, pero, a la vez, dentro de un marco de rechazo a la privatización de los recursos públicos, como lo es la privatización de los acueductos veredales. Dicha disputa ha creado niveles de tensión y conflicto respecto al uso del suelo y del agua, generando un empoderamiento y confianza de las comunidades que se organizan en torno al manejo de este recuso.

Construir confianza en la comunidad es un proceso que está en edificación y ha tomado renovados sentidos, convirtiéndose para importantes gestores en una necesidad práctica para optimizar recursos y transformarlos de manera positiva. Así las cosas, la provincia del Alto Ricaurte es un buen lugar de destino, donde sus distintos factores pueden contar con un manejo compartido, como una consecuencia de los arreglos (sociales) que están en marcha, pero que deben ser partícipes y apoyados por el marco de un propósito común del debate, que favorezca el desarrollo que actualmente se abre camino y que beneficiaría a la región, al departamento, y, por qué no, a la nación (si se vinculan diferentes sectores con intereses comunes).

La carencia de una adecuada cooperación, producto de una región con una multiplicidad de grupos heterogéneos, intereses, rasgos culturales y algunos aspectos de segregación social, se convierte en un reto para todos los habitantes de la región. Incluso con afectación para las dinámicas de desarrollo actuales, ya que -como se desprende de la misma encuesta- aunque hay simpatías hacia la colaboración, las dinámicas individualistas conducen a la depredación de recursos naturales, sin que se fije una responsabilidad sobre las incidencias de acciones que el mismo turismo masivo está causando.

Desde una realidad con tensiones, se identifica que la “confianza” permite o conlleva a arreglos que favorecen a toda la sociedad habitante de la región, consensos en los que particulares y autoridades puedan definir el tipo de desarrollo del turismo, que es el aspecto que ocupa esta investigación. En el marco de comprender qué tipo de desarrollo se quiere para la provincia del Alto Ricaurte, construir confianza requiere mecanismos de diálogo en medio de un universo heterogéneo de sectores, personas e intereses que hoy hacen presencia en esta provincia.

Estudios realizados y analizados permiten demostrar que son posibles los procesos de autoorganización de comunidades y que llegan a buen término. En contadas oportunidades, estos también responden a finalidades y diferencias políticas, las cuales inciden en las condiciones de vida y desarrollo de la misma comunidad. Pero, aún en medio de las tensiones que se puedan presentar, se buscan espacios que propicien la socialización y descubrimiento de las ventajas que tiene el construir en consenso, ventajas que van más allá de los objetivos iniciales y superan marcos estrechos de la acción o beneficio individual. Para el caso del Alto Ricaurte, se busca desarrollar este tipo de posibilidades de acción social, de tal manera que permitan lograr un cambio cualitativo en la conformación de acuerdos y mejorar el uso de técnicas heurísticas fundadas en la comunicación y la confianza (Ostrom, 2009).

No obstante -y a pesar de las dificultades que hay en un territorio tan amplio como lo es el Alto Ricaurte-, es prometedor que los líderes conduzcan a la comunidad hacia una permanente reflexión que gire en torno a los costos-beneficios de las actividades que se emprenden de manera colectiva, y que incluyen la posibilidad de cambiar las reglas y proporcionar nuevas opciones de desarrollo por medio de sus labores tradicionales, como lo son la agricultura, proyectos de hotelería, inversiones en agroindustria, entre otros. Espacios en los que el TRC despierte un real interés en la región, que exista simpatía y confianza en todas las actividades y, a su vez, brinde expectativas de mejoramiento continuo. Incluso, disponiendo de sus propias infraestructuras para lograr construir productos de acción conjunta en torno al desarrollo del turismo, tanto local como provincial.

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Notas:

3Lo neo rural (como fenómeno vivo, no como noción) es lo emergente, es la síntesis de un encuentro que atiende a la excepcionalidad de un estilo de vida rural ya no más contrapuesto a la ciudad, sino fusionado. Un juego de espejos latente, una identidad en constante movimiento, construida y reconstruida a partir de interacciones y tensiones entre pares dicotómicos: lugareños/venidos de afuera; pueblerinos/citadinos; establecidos/“invasores”; “paisas”/“gringos”(Trimano, 2019).

4Documento que se puede consultar en el siguiente enlace: https://bit.ly/3rJvH2z

Notas:

Financiación El trabajo fue realizado en el marco del proyecto de investigación "Acción Colectiva y Turismo Rural Comunitario en la Provincia del Alto Ricaurte, Boyacá" (46337). Recibió la financiación de MINCIENCIAS a través de la convocatoria 733, Boyacá.

Recibido: 08 de Junio de 2021; Aprobado: 04 de Agosto de 2021

1

Magíster en Economía.

2

Economista.

Conflicto de interés

Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés en la publicación de este artículo.

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