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El Ágora U.S.B.

Print version ISSN 1657-8031

Ágora U.S.B. vol.15 no.2 Medellin July/Dec. 2015

 

Tipo de artículo: de Reflexión

LA PROPUESTA DE FRANCISCO DE ASÍS, COMO ALTERNATIVA DE VIDA ANTE LA CRISIS DE SENTIDO DEL HOY

FRANCIS ASSISI'S PROPOSAL AS A LIFE ALTERNATIVE TO THE CRISIS OF TODAY'S SENSE

Por: William Arley Patiño Morales.1

1 Religioso de la comunidad franciscana. Licenciado en Teología. Magister en educación. Director de Formación Humana y Bioética. Vicerrector Evangelización de las Culturas. Universidad de San Buenaventura, Medellín, Colombia. Contacto: william.patino@usbmed.edu.co

Recibido: enero 2015. Revisado: abril 2015. Aceptado: 2 de mayo de 2015


Resumen

El presente texto desarrolla elementos de reflexión en torno a los componentes constitutivos de la identidad franciscana, desde el lugar donde son ejercidos los discursos pedagógicos, como una propuesta para la formación de formadores desde la apropiación de valores y principios franciscanos como una propuesta de vida, en medio de un mundo inmerso en una profunda crisis de sentido.

Palabras clave: Franciscanismo, pedagogía, fraternidad, antropología.


Abstract

This paper develops elements of reflection on the constituent components of the Franciscan identity, from the place where educational speeches are exercised, as a proposal for the training of trainers from the appropriation of values and Franciscan principles as a proposal of life, in the midst of a world immersed in a profound crisis of sense.

Key words: Franciscan thought, pedagogy, fraternity, and anthropology.


Introducción

Dentro del contexto educativo colombiano, es evidente la preocupación que se ha tejido por parte del estado en torno a la capacitación de los maestros/as, en procura de mejorar los procesos académicos de los estudiantes, y de prestar suma importancia a la forma cómo se ejerce la labor educativa en los diferentes escenarios académicos. Por lo tanto, a la base de los procesos académicos de las instituciones se encuentra la construcción de sujetos que buscan dar respuestas a los interrogantes que se plantean a diario dentro del aula. Ahora bien, no se puede negar que es pertinente pensar qué tipo de fundamentos son válidos para la formación del maestro de hoy, dado que es urgente una cualificación profesional que responda a los retos y los desafíos de la educación en nuestra sociedad actual.

El primer estudio realizado sobre la problemática de la formación de maestros en Colombia fue en 1962, promovido por el Consejo Nacional de Rectores Universitarios; y el último con la coordinación del ICFES se llevó a cabo en 1987. De estos dos encuentros se logró sacar el máximo provecho, pero no agotó la reflexión de seguir preparando maestros para las próximas generaciones de las Instituciones de Educación Superior. (Acevedo, 1987)

De los temas tratados en los encuentros, a saber: formación profesional, saber por enseñar, práctica profesional, investigación, relación con la comunidad y pedagogía, se encuentra que éste último, la "pedagogía", ha sido el problema que más débilmente se ha tratado.

"Aunque aparezca como insólito: en el medio siglo de existencia de las facultades de educación, la formación de educadores nunca ha tenido los problemas de la enseñanza y del aprendizaje como eje curricular básico. La ausencia de la pedagogía en el discurso de las facultades de educación en los encuentros realizados en el último cuarto de siglo es apenas otra manifestación de este hecho insólito, frente a lo cual cabe mejor nuestra capacidad de reorientación en la formación de maestros que un reconocimiento de indebida culpa" (Batista J & Garcia O, 2011, p 70 )

El fondo del problema se agudiza cuando la pedagogía se la equipara a otros conceptos como: didáctica, educación, enseñanza, instrucción, formación, currículo, metódica; dando por sentado que existe un consenso entre los mismos, hasta el punto de convertirlos en sinónimos. No se puede desconocer que la pedagogía aparece como un discurso moderno, pero tampoco se puede negar que se han cometido una serie de abusos con el empleo de la palabra pedagogía. Todos en las facultades de educación hablan de pedagogía, pero no existe un mínimo de comprensión.

Frente a esta situación anterior es evidente prestar suma atención a la preparación que necesitan los maestros del contexto colombiano, y que hoy se enfrentan a la dura crítica de la sociedad que cada vez deshumaniza más al ser humano.

El Ministerio de Educación Nacional en el año 1987, entre los meses de marzo y junio, se dio a la tarea de recoger unas memorias fruto de las reflexiones en torno a la -formación y capacitación de docentes-, y con el objetivo de poder formular estrategias que conduzcan al mejoramiento cualitativo de la formación de docentes.

"En este plano proyectivo las facultades deben avanzar en la consolidación de nuevas estrategias y políticas para la educación de educadores, para esto, es necesario que en su estructura curricular y administrativa ocurran cambios que puedan propiciar el logro de objetivos de formación, tales como: adquisición de los fundamentos filosóficos, éticos, políticos, antropológicos, axiológicos de la educación. Obtención de una síntesis constructiva, de los fundamentos teóricos y científicos de la educación y la pedagogía, fundamentos psicológicos, históricos, sociológicos, económicos, lingüísticos. Acceso a una formación técnica e instrumental que le permita el ejercicio apropiado en tareas de instrucción. Convertirse en un docente cuya práctica sea dinámica y transformadora, con base en una didáctica creativa, y comprometida en la formación de verdaderos educadores y agentes de cambio social" (Acevedo, 1987, p 185).

Sin lugar a duda, el Gobierno Colombiano ha tratado por todos los medios implementar nuevas estrategias en orden formativo, científico e investigativo dentro del sistema educativo que brinde a los educadores la apropiación y a su vez la construcción de los fundamentos teóricos y científicos de la educación y la pedagogía con el fin de cualificar eficientemente sus prácticas pedagógicas. Durante el periodo presidencial de Juan Manuel Santos, se intenta realizar una reforma a la Educación Superior que consiste en dar unos créditos a los estudiantes el cual será reflejado en el trabajo independiente y el exigido por su acompañante o director.

En este contexto, la Universidad debe plantear estrategias que respondan a las necesidades de la formación del maestro, de manera que se logre superar la desarticulación entre la teoría y la praxis pedagógica, puesto que esto ha sido el caballito de batalla de las Instituciones de Educación Superior.

En este orden de ideas, la Universidad de San Buenaventura, seccional Medellín, también ha entrado en este proceso de brindar espacios pedagógicos que posibiliten la formación de maestros, con la finalidad de que se encarnen los valores propios del carisma franciscano.

En el fondo surge la inquietud por asumir la filosofía y la tradición de la Institución, con miras a conocer la identidad Bonaventuriana, en efecto, "La Universidad de San Buenaventura es una Institución Superior que desarrolla y presta servicios de alta calidad, para satisfacer las necesidades de la sociedad; afirma su identidad en la confluencia de tres dimensiones substanciales: su ser universitario, su ser católico y su ser franciscano" (Universidad de San Buenaventura Colombia, 2007, p 41)

De este modo, la reflexión que se quiere hacer en torno a la formación franciscana es que se puedan asumir los componentes constitutivos de la identidad, desde el lugar donde son ejercidos los discursos pedagógicos. De modo que, se despierte el sentido de pertenencia por la institución hasta apropiar los valores y principios franciscanos.

Esbozos de una propuesta de Formación Franciscana, para el contexto actual

El tratado filosófico-teológico que Joseph Ratzinger hace en su obra la Teología de la Historia de San Buenaventura, describe a San Francisco de Asís como aquel hombre que cautivó por su simplicidad, en cuanto que, Francisco no fue ningún teórico, tampoco filósofo, ni mucho menos teólogo, como se entienden estos términos, pero sí supo contemplar a Dios y abrazar al hombre.

"Como toda su orden, el franciscano Buenaventura vio en Francisco no un santo cualquiera sino que descubrió en él un signo del tiempo final un enviado de Dios, que ocupa dentro de la línea histórica de la salvación establecida con precisión, un puesto claramente definido e insustituible" (Ratzinger, 2004, p 74)

Francisco de Asís supo imprimir en el acontecer histórico de los siglos XII y XIII una manera de ver y de sentir la vida, comprometiéndose con el proceso personalizante del hombre, que impulsa y cree en la fraternidad, y lleva por objetivo pleno y total la entrega confiada y generosa en las manos del Padre.

Varios autores franciscanos han hecho a lo largo de la historia, un estudio que demuestra que el franciscanismo no es un simple discurso teórico consignado en libros, sino que fue resultado de un estilo de vida. De ahí que se puede develar su antropología a partir de la concretes reflejada en la personalidad de Francisco. El autor Fernando de Maldonado a propósito dice:

"No es necesario ni oportuno intentar aquí un estudio de la personalidad de san Francisco, que de por sí sólo superaría los límites normales de un estudio […] es en cambio que tracemos siquiera un bosquejo de la personalidad psicológica y moral de san Francisco, en cuanto ella ha tenido un papel principalísimo en su obra educativa, que surge, más que de meditaciones sobre la educación, de su propia índole y de su manera original de plantearse el problema de la vida y del cristianismo" (Maldonado, 1963, p 22).

La escuela franciscana, especialmente los primeros biógrafos del Santo de Asís ponen de relieve el proceso de conversión de Francisco, el cual lo conduce a la certeza de su vocación. Por lo tanto, algunas experiencias son decisivas en este camino de conversión, entre las cuales se destacan el encuentro con el leproso, el encuentro con el Crucifijo de San Damián y el encuentro con el Evangelio. Los rasgos de la personalidad del hermano de Asís reflejan su celo incansable por identificarse con Cristo; pobre, humilde y crucificado.

Francisco de Asís no sólo enseñó palabras, fundamentalmente enseñó con actitudes a la manera de Jesús. El franciscanismo no es una doctrina ni una filosofía, es una vivencia; en efecto:

"El franciscanismo no es sólo un modo peculiar de relacionarse con Dios y de interpretar la relación de Dios con el hombre y con el mundo; es además un modo de vivir y de interpretar las relaciones del hombre con el hombre y del hombre con la naturaleza. El modo de tratar a los demás crea un estilo, y este estilo refleja un talante singular que se manifiesta en el gesto, en el saludo, en el trato normal y en todos los momentos del estar junto al otro, de vivir con el otro y de ser para el otro" (Merino J. , 1982, p 159).

De lo anterior se deduce que el franciscanismo no es un simple discurso teórico que queda en palabras, el franciscanismo se traduce en una manera de vivir. El hombre que encarna en la praxis el pensamiento franciscano es capaz de ser más sensible, más humano, y abierto al diálogo.

El siglo XIII se caracterizó por los grandes cambios sociales, económicos y políticos, y a la vez fue la gran gesta eclesiástica que entró en la renovación de sus estructuras y buscó conquistar los lugares santos y sagrados; el esplendor de las cruzadas y de los caballeros que luchan por defender con honores y de ser posible morir por la causa del cristianismo.

Esta época se caracteriza además, por el auge de las órdenes mendicantes, entre las cuales se destacan la Orden Franciscana, quien tienen el permiso para predicar y convertirse en misioneros difusores del Cristianismo. En ese sentido, itinerante se debe entender como una tarea de salir de un lugar sin permanecer fijo en ninguno y llevar un mensaje de salvación a otros territorios y culturas.

San Francisco de Asís es un hombre itinerante que empieza un camino de renovación dentro y fuera de la Iglesia, que no tiene miedo en atravesar mares y ríos con tal de llegar a tierra Musulmana, no para convertir a los grandes líderes religiosos, sino con el fin de asumir una postura pacifista abierta al diálogo y a la escucha. Francisco de Asís con su radicalidad y postura para asumir el Evangelio se vuelve la novedad que quiere subsanar la crisis de identidad que viven los letrados, la pérdida de valores de la sociedad y el abuso de las estructuras jerárquicas de poder.

El pensamiento franciscano es uno de los más influyentes en los siglos posteriores, sobre todo para el origen de la Universidad en la cultura de Occidente. En París se empieza a organizar sistemáticamente los procesos de enseñanza y aprendizaje no solamente en el ámbito cristiano, sino en el ámbito científico promovido por los franciscanos.

"Francisco sigue siendo la imagen presente y configurante en la sistematización filosóficateológica de los maestros franciscanos. Una cierta experiencia personal y comunitaria está en la base del Franciscanismo; aquí la teoría y el sistema son el resultado de una vivencia y de una praxis condicionante del pensamiento. La relación entre Francisco y el desarrollo sistemático del pensamiento franciscano -entre la "experiencia-vida- y la "expresión-teoría"-, se da en forma circular (círculo hermenéutico): la experiencia fundamenta y condiciona la expresión, y a la vez, el edificio intelectual ilumina y conforma la experiencia" (Moore, 2009, p 79).

Hace casi mil años nacieron las primeras universidades en el Occidente medieval, París y Bolonia. Por tanto, se habla de una institución milenaria que hizo del hermano de Asís un ser abierto al mundo, compenetrado con el ideal de hombre, capaz de relacionarse en varias dimensiones, sin exclusión, y alejado de todo movimiento político.

Ahora bien, si se quiere mirar a Francisco de Asís como alternativa de vida para la concepción antropológica del presente es necesario:

  • Asumir una pedagogía franciscana distinta a los modelos pedagógicos tradicionales, porque su objetivo es que el ser humano necesitado de educación logre reivindicarse desde el discurso franciscano.
  • Abordar al ser humano en relación con tres dimensiones fundamentales: El ser humano en relación consigo mismo, el ser humano en relación con el otro, y el ser humano en relación con el cosmos.

Pedagogía Franciscana como Propuesta Formativa

La pedagogía es una de las maneras como el hombre ha tratado de comprender el conocimiento como aporte significativo a sus distintas reflexiones históricas y filosóficas resultado de su trasegar epistémico. De ahí que, no todo aquello que se denomine pedagógico puede considerarse como pedagogía, dado que el término "pedagogía" recobra su importancia a partir de la modernidad y de grandes pensadores que la transformaron en un abanderado discurso.

Ahora bien, si la pedagogía se entiende en diálogo con la antropología pedagógica, se puede decir que la antropología es la reflexión que se hace sobre el hombre, y la pedagogía es aquella disciplina o campo del saber donde se llevan a cabo investigaciones sobre la educación y la formación humana.

Al lado del discurso pedagógico surge para el interés de esta investigación comprender la injerencia filosófica y teológica de la pedagogía franciscana.

"La educación entendida en clave franciscana es antes que nada práctica, para la vida; sin obviar por ello el intelecto. Hace que se exprese la síntesis entre la fe y vida; fe y cultura, para llevar a los educandos a la encarnación de los ideales de la pedagogía franciscana, y a enriquecer e iluminar el saber humano con los datos de la fe. De esta forma se puede lograr la buena transmisión de la fe, del mensaje del Señor Jesús" (Carvhalo, 2009, p 7).

La educación franciscana se aborda como una manera de entender al ser humano en relación con la fe y la vida, sin descartar el intelecto. De ahí que, no basta la lectura sin la admiración, el raciocinio sin la devoción, la investigación sin la admiración y la ciencia sin la humildad, por tanto es pertinente no descuidar el estudio, la disciplina y el rigor científico de la propuesta formativa en clave pedagógica franciscana.

Para poder entrar más en la discusión es pertinente establecer la relación entre pedagogía y discurso franciscano.

"El discurso franciscano desde su dimensión educativa y formativa ocupa un lugar dentro del campo conceptual de la pedagogía al inscribirse en la dinámica de tener discursos que la constituyen, prácticas que sustenten o detenten el discurso educativo franciscano e instituciones que regulen, normaticen y dinamicen las prácticas y los discursos" (Cardona, Muñoz Gaviria, Alvarez Torres, & Velasquez Moreno, 2006, p 307).

La pedagogía franciscana posibilita que el discurso no sea simplemente un discurso teórico sino coherente con la vida, porque es una propuesta que permite pensar la educación y la formación de un sujeto a partir de estrategias de enseñanza que garantice un aprendizaje óptimo y que tenga en cuenta la relación hombre, ciencia, fe, saber.

El pensador y educador franciscano José Rodríguez Carballo afirma que, la educación es considerada por la Iglesia y la Orden como aquella plataforma fundamental y privilegiada de evangelización y, así mismo como medio imprescindible para garantizar, dentro del pluralismo cultural, la presencia del pensamiento Cristiano. (Orden de Frailes Menores, 2009, p 3).

La pedagogía franciscana propone algunos elementos que articulan su incidencia formativa a saber: La persona, lo cotidiano, la relación dialógica fraterna, lo creativo, la escucha, la acogida, el entusiasmo, el diálogo, el encuentro, la libertad, el estudio, los valores, el medio ambiente, la presencia, el estudio, la relación, el comportamiento fraternal, la mirada, en efecto: "La pedagogía franciscana es un proceso formativo que se centra en la persona y se fundamenta en lo cotidiano, en las relaciones dialógicas fraternas y en la creatividad e imaginación" (Universidad de San Buenaventura Colombia, 2007, p 70).

La propuesta pedagógica franciscana se configura a la luz de ciertas prácticas fraternas de interrelación, de imágenes de Dios cercanas y comprensivas, y por ende, de una relacionalidad pedagógica que asume como centro del saber pedagógico la idea del ser humano fraterno e integrado con el cosmos. De esta forma, la pedagogía franciscana sólo es posible en cuanto se reconstruya, de un lado, lo que implica cultural y pedagógicamente la Paideia en la tradición occidental, y de otro, lo que se entiende por humanismo franciscano; para luego desde ésta reflexión proponer la Paideia Franciscana como una propuesta pedagógica.

Visión Antropológica Franciscana

Una mirada antropológica desde el pensamiento franciscano tiene que llevar a tomar conciencia de que los avances científicos deben estar al servicio del hombre, y no el hombre convertirse en esclavo de la tecnología.

A esto se suma, que el hombre hoy por hoy tiene múltiples formas de analizar, estructurar y organizar la información, inclusive crear sus propios códigos que le generen cierto bienestar y confort hasta el punto de despersonalizarse por completo. Ahora bien, la educación franciscana privilegia las relaciones interpersonales, comprende que desde una fenomenología de la mirada se dan conexiones de proximidad con el otro, en efecto:

"Para la educación franciscana mirar, no es descubrir colores, mirar es entablar relaciones porque los ojos son vehículos transmisores de una presencia pues la persona que se deja mirar, descubre la belleza de las relaciones interpersonales, porque en definitiva la mirada es una experiencia no una percepción" (Lugo, 2009, p 348).

La Propuesta Franciscana es un camino pedagógico formativo, en cuanto que tiene una mirada abierta a nuevas culturas emergentes de la sociedad colombiana. Antonio Merino afirma que, se puede discutir si es el hombre el que cambia las ideas o las ideas cambian al hombre, pero lo cierto es que es el hombre quien elige aquel tipo de verdades que le van mejor según su horizonte espiritual desde el que vive y se comunica.

Al lado de la propuesta pedagógica franciscana surge un tipo o ideal de hombre, en efecto:

"El rostro de Francisco siempre se dirige a alguien o a algo, siempre se encuentra en referencia afectante. Su comportamiento existencial se caracteriza por un conjunto de notas o de actitudes que condicionaran decisivamente la elaboración de una antropología concreta y especifica en la escuela franciscana" (Merino J. , 1982, p 86).

Así pues, aparecen unas notas constitutivas de la antropología franciscana que permiten construir su propio discurso: la presencia, la relación, el encuentro, la acogida, la mirada, y el comportamiento fraternal.

  • La presencia: entendida a partir de la vinculación al otro y a los otros, reconociendo su singularidad, su dignidad, su trayectoria vital, en la cual se establecen conexiones de hermandad.
  • La relación: en la misma medida que se entiende la presencia en vinculación con la alteridad, en esa misma medida se puede entender la relación en conexión permanente con Dios, con los otros, con las circunstancias.
  • El encuentro: no se reduce a un lugar o espacio físico, el encuentro se comprende más allá de esa definición, es decir, la capacidad de ir en la permanente búsqueda del otro y de la realidad. De ahí que el ser humano necesitado de educación asuma una actitud básica, vigilante y constante.
  • La Acogida: es el proceso por el cual el sujeto es acogido por las visiones humanas, culturales y sociales. Sin embargo, para el franciscanismo la actitud de la acogida tiene que realizarse de manera fraterna y hospitalaria, sensibilizarse ante la realidad de los otros.
  • La Mirada: se entiende como aquella capacidad humana de observar y comprender el mundo y la misma naturaleza en todo su conjunto. El cántico de las creaturas en San Francisco es un ejemplo de ello.
  • Comportamiento fraternal: es la síntesis que recoge todas las anteriores notas constitutivas.

El pensamiento franciscano, centra su fuerza en la dimensión relacional del ser humano resaltando la relación consigo mismo, con los demás y con el cosmos.

El ser humano en relación consigo mismo

Partiendo del presupuesto que el hombre está situado en el mundo, con y para una finalidad existencial concreta que es su realización personal. San Francisco en su personalidad desarrolla una experiencia que surge desde el encuentro consigo mismo para descubrir la voluntad de su creador, en efecto:

"En el pensamiento franciscano se da la máxima importancia al conocimiento del hombre. De tal modo que es demás interés conocerse a sí mismo que cualquier conocimiento astrológico, botánico, biológico y sociológico. San Buenaventura define al hombre como un animal racional y mortal; y en otro lugar añade: la persona es un individuo de naturaleza intelectual" (Merino J. , 1982, p 89).

Ahora bien, aunque el ser humano está en la constante búsqueda de la verdad, precisamente porque tiene la capacidad intelectual de llegar a ella, no niega la necesidad de hacer un proceso introspectivo de sus dimensiones vitales, entre ellas su dimensión biológica (humana), psicológica (conducta) social (comunitaria).

Los primeros biógrafos de San Francisco de Asís, especialmente Tomas de Celano narra la vida del Santo entre batallas y sueños, riqueza y pobreza, ideales que hicieron que llegase a descubrir el destino de su vida.

"Cambiado ya, pero sólo en el interior y no externamente, renuncia a marchar a la Pulla y se aplica a plegar su voluntad a la divina. Y así retirándose un poco del barullo del mundo y del negocio, procura guardar en lo íntimo de su ser a Jesucristo" (Asis, 2000, p 144).

Ubicarse en la época del Hermano de Asís, permite identificar la dura crisis en el orden político y social ante el cual no fue ajena la Iglesia y sus jerarcas. El problema del poder y la división de clases sociales generado por un sistema piramidal produjo diferencias económicas fuertes, causando desigualdades y marginación.

Ahora bien, situarse en la actual época es vivir una especie de crisis existencial, donde el individualismo, la competencia desmesurada, el hacer y la producción ha aprisionado el ser del hombre, en donde el Señor del universo por su razón y pensamiento, se convierte en siervo arrodillado de la técnica productiva y del éxito que deshumaniza, y solo promociona patrones vendibles en el mejor mercado y al mejor postor. Frente a toda esta concepción de vida el camino franciscano ofrece un mensaje que cada vez se hace más actual y presente: la fraternidad, caminar descubriendo y escuchar caminando.

Estos asuntos mencionados anteriormente, explica el por qué el ser humano en su naturaleza es un ser complejo, como bien lo describe el siguiente texto:

"El hombre en relación consigo mismo se revela como una realidad compleja. Se descubre que no es un simple cuerpo entre otros cuerpos, ni tampoco un individuo de una especie. Igualmente, se percibe como un ser viviente, un microcosmos, que reúne en sí todos los grados del ser, como una persona única, irrepetible y abierta al infinito" (Orden de Frailes Menores, 2009, p 30)

De la relación fraterna, en ese caminar descubriendo y escuchar caminando, es desde donde se puede ver a Francisco de Asís como maestro y pedagogo, pues para él en el saber no hay ni amos, ni siervos; no hay ni dueños ni propietarios, ni vendedores, ni compradores; pues al saber no se le manipula, ni siquiera por una lectura de excelencia. Para Francisco de Asís el dueño del saber no es aquel quien cree poseerlo, la medida del saber son los hermanos, con quienes se comparte la vida y con quienes se viaja por el tiempo de la historia en búsqueda de la verdad, hacia la plena sabiduría.

De este modo, se puede decir que la relación del hombre con su interioridad, es decir: sus pensamientos, sentimientos, deseos, sueños, decisiones, valores y con su cuerpo se desarrolla dentro de las relaciones con los otros. En la medida en que se interpela por las cosas y por la presencia de las personas y de Dios, a través de la mirada, la palabra o también de una expresión de amor y amistad, es como aparecen con claridad y fuerza sus potencialidades y sus limitaciones.

El ser humano en relación con el otro

Si se pretendiera definir al ser humano desde la filosofía, se tendría que hacer un recorrido histórico pasando por muchos autores que a partir de sus propias ideas construyeron una concepción de ser humano distinta que marcó una determinada época.

Los griegos, especialmente Aristóteles definió al hombre como un animal racional, dotado de categorías elementales para alcanzar cierto grado de verdad. Sin embargo, reducir el planteamiento de lo antropológico a posiciones filosóficas puede sesgar un poco el pensamiento, teniendo en cuenta que para la antropología franciscana el ser humano no solamente está dotado de razón sino que también el ser humano debe encontrarse en relación con los Otros.

"La relación con los otros seres humanos tiene varios niveles. Se inicia en la familia y se acrecienta en la sociedad en sus diversas especificaciones de género, etnia, cultura, lengua. En estas relaciones entran en juego verdades, valores y actitudes que, a su vez, están condicionados por la historia, el derecho, la política, la economía, la educación y la geografía. Estas relaciones, a veces, están cargadas de respeto, de acogida y solidaridad; y otras de sospecha, de hostilidad y de explotación" (Orden de Frailes Menores, 2009, p 24)

Para algunos ese "otro" es un problema, es un objeto, es una inversión, es un socio, es un simple empleado, es un simple estudiante, es una incógnita. Para Francisco de Asís, el otro, es un hermano. Al respecto José Antonio Merino plantea lo siguiente: "Francisco cree y espera en el hombre, jamás desespera de él; por eso en todas sus relaciones humanas, y a cualquier nivel que se den, encontramos la posibilidad de recrear al hombre y el convencimiento de que el hombre puede ser hermano de su prójimo, dejando así bien cimentados los principios para la construcción de una sociedad más fraterna". (Merino J. , 1982, p 163).

El ser humano como ser social, posee una moral expresada en sus acciones tanto hacia sus semejantes como al medio, aislado de los cuales realmente no podría vivir. Por eso, los únicos seres racionales que habitan el planeta son los seres humanos capaces de transformar su entorno de acuerdo a sus necesidades. No obstante, ninguna relación puede ser sostenible si no es recíproca, dado que si se analiza la relación ser humano y sociedad se perciben valores agregados e intereses en conjunto. La relación con los otros se construye en la familia y en las sociedades civiles en diversos niveles: local, regional y mundial. Ahora bien, en todos estos ámbitos se demanda el respeto y la aceptación de la persona, su inviolabilidad y derecho, en efecto: "En la espiritualidad franciscana, los conceptos de fraternidad y minoridad constituyen el centro o el núcleo fundamental de las relaciones interpersonales" (Orden de Frailes Menores, 2009, p 24).

Vale aclarar que, hablamos de "pensamiento franciscano" para señalar no solamente el aporte de San Francisco de Asís sino de una pléyade de pensadores que han enriquecido en todos los órdenes la experiencia inigualable del Poverello. La Universidad de San Buenaventura no es ajena a esta influencia. Durante muchos años esta Institución ha sido consciente de sus fundamentos y ha tenido diferentes propuestas de formación humana, cristiana y franciscana. En los últimos años, la sede Medellín ha iniciado un proceso con un grupo de investigadores de trabajo interdisciplinario que ha dado como fruto un esbozo de lo que sería una propuesta de formación con base en el pensamiento franciscano: "Paideia Franciscana", entendida como una "propuesta de formación para la vida con base en los elementos propios del pensamiento franciscano ", teniendo en cuenta al ser humano -hermano- definido como naturaleza en expansión, y teniendo en cuenta la formabilidad como elemento connatural al sujeto y que lo lleva precisamente a su inacabamiento.

Por su parte, se entiende por fraternidad al grupo de personas que comparten ideales y experiencias de vida, y a la vez construyen un mismo proyecto común desde la diversidad y pluralidad de pensamiento. El elemento diferenciador del pensamiento franciscano es el "ser hermanos entre los hermanos", en cuanto que tiene su fundamento en la verdad revelada de que todos son hijos de un mismo Padre, como lo describe Merino:

"El pensamiento franciscano supo elaborarse en esta perspectiva de profundidad, pues según su teología Dios ha creado al mundo en el que él de algún modo está presente, pues las cosas, los seres vivos y los hombres son expresiones visibles de la acción dinámica divina" (Merino J. , 1982, p 157)

El ser humano en relación con el cosmos

Una de las problemáticas actuales que aquejan al mundo es el tema del calentamiento global, la mala administración de los recursos naturales, y la escasez del agua, estos fenómenos han hecho que el hombre examine en sus actos hasta qué punto es responsable que la naturaleza llegue cada día a su fin. Parece ser algo irreversible y en ocasiones se pierde más la esperanza por preservar lo que el hombre por su irresponsabilidad ha destruido.

Frente a tal panorama dentro de la antropología franciscana aparece una nota característica que reúne a las otras y es el comportamiento fraternal, es decir como la forma en que las actitudes humanas buscan articular la razón y los sentimientos, de manera que exista coherencia entre lo que se piensa y se hace, como se cita a continuación:

"En su relación con el mundo físico, especialmente a través de su corporalidad, descubre que participa activamente de él. Un mundo con el que comparte muchas de sus leyes físicas y químicas y del que toma los elementos vitales para su existencia, como el aire, el agua, y el alimento, entre otros. Francisco de Asís, en este sentido, sigue siendo un punto de referencia válido para entender la relación del hombre con el mundo físico" (Orden de Frailes Menores, 2009, p 22).

La parte operativa de esta visión del pensamiento franciscano, se puede plantear a través de la pregunta: ¿Qué se puede hacer para contribuir a la disminución del deterioro ecológico como modo concreto de cuidar la tierra que Dios ha creado? Esta cuestión parece no tener solución mientras el hombre no se sienta parte del cosmos y simplemente se aprovecha de él. La ruta que se propone es a través de Francisco de Asís y el pensamiento franciscano.

Benítez (2007), en su artículo Ecología y Pensamiento Franciscano, expone que el pensamiento franciscano debe llevar a realizar acciones en contra de aquellas actitudes y decisiones que están obligando a los países pobres a explotar el medio ambiente y sus recursos naturales aun sabiendo que esto atenta contra ellos mismos, aumentando así la miseria social y económica, donde se reclama una verdadera justicia ecológica.

Las imágenes que muestran al hermano de Asís hablando con las creaturas, adquieren desde esta visión ecológica, la importancia de reconocer el ser de cada creatura, no manipulable, su dignidad y la causa libre y voluntaria desde la cual se creó. De este modo la fraternidad franciscana se traduce en términos de justicia política, social y ecológica en justicia comunitaria.

Conclusiones

La Orden de Frailes Menores como Institución Religiosa y Católica, se encuentra inmersa en diferentes lugares del mundo, la finalidad en sus orígenes y bajo la inspiración de San Francisco de Asís fue una comunidad itinerante y misionera, con el trasegar del tiempo y gracias a la organización de los distintos pensadores franciscanos se convirtió en el instituto más abanderado en el ámbito educativo, llegando a involucrarse tanto en la educación y formación de las personas que se vio en la necesidad de crear y fundar centros educativos y universitarios, como respuesta a los intereses de cada contexto en particular. Tal como acontece con la Universidad de San Buenaventura Colombia, y en este caso concreto, Medellín.

Al abordar el asunto antropológico desde la mirada franciscana, no se hace énfasis en asuntos de carácter netamente históricos, puesto que no se trata de una recolección de datos, ni mucho menos construir una biografía del Hermano de Asís, va mucho más allá, se trata de algo mucho más profundo que asume como eje central la dimensión relacional del ser humano: consigo mismo, con los demás y con el cosmos.

En este orden, el proyecto de vida en el ser humano debe involucrar la relación y la armonía con sus semejantes, con la creación y con Dios, por ende, la humanidad a la luz de estas palabras está invitada a cuidar y administrar la creación, a continuar la obra creadora de Dios en términos de santidad y justicia.

La exposición del humanismo franciscano demuestra el interés personal por ahondar en las cuestiones formativas, porque se trata de que el humanismo franciscano no se quede simplemente en una conceptualización teórica y metodológica, sino que realmente el andamiaje pedagógico que se haga desde esta propuesta formativa permita entender que el humanismo franciscano es el proceso por medio del cual, se puede pensar en un hombre integral que es capaz de construir y construir-se como Persona, asimismo es un ser concreto ubicado en la tierra cuya finalidad es establecer tejidos humanos desde las auténticas relaciones dialógico-fraternas y salvaguardando los principios y valores que privilegian al ser humano en su dignidad.

De lo que se trata es de configurar una definición de ser humano permeado por una experiencia de vida, encarnada en un hombre que trascendió las distintas comprensiones culturales e históricas.

En esta línea se propone la hospitalidad como respuesta ética más adecuada a los retos de la globalización. La presencia dialogante y la apertura al Otro, a los otros y a la naturaleza son una base segura para construir un futuro de esperanza y una convivencia pacífica, respetuosa y enriquecedora entre civilizaciones, religiones y culturas.

Para Francisco de Asís, el Dios de la revelación es ante todo amor y Padre, es relación, es fraternidad, es comunión con el otro.

En esta lógica, es fácil concluir que el saber está al servicio del hombre y debe contribuir activa y dinámicamente al proceso personalizante del hombre hermano, sea cual fuere su origen, su visión, su mentalidad, es hombre y es persona, es un todo en unidad.

Francisco de Asís sin ser un ilustrado académico, ni un pedagogo de escuela, con su vida y comportamiento origina toda una manera de actuar, de ver y de pensar, hoy diría una escuela pedagógica a favor del otro, promoviendo su maduración y la solidez de la persona, respetando muy conscientemente la obra que Dios lleva en y con cada hombre, con la máxima reverencia inherente a cada persona con su propia historia, con sus gracias y actitudes, con sus errores y desaciertos, con sus sueños e ilusiones, eso es cada hombre en relación fraterna y cósmica. En último término, una visión antropológica franciscana.


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