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El Ágora U.S.B.

Print version ISSN 1657-8031

Ágora U.S.B. vol.16 no.2 Medellin July/Dec. 2016

 

Entre la participación y la resistencia: reconstrucción del tejido social desde abajo, más allá de la lógica de reparación estatali

Between participation and resistance: reconstruction of the social fabric from below, beyond the logic of the state

Por: Juan David Villa Gómez1 y Alfonso Insuasty Rodríguez2

1 Psicólogo, Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá - Colombia). Magister y PHD, Cooperación Internacional al Desarrollo Universidad Pontificia de Comillas (Madrid - España). Docente / Investigador Facultad de Psicología Universidad San Buenaventura (Medellín - Colombia). Contacto: juand.villa@usbmed.edu.co
2 Abogado, Licenciado en filosofía, Especialista en ciencias políticas y políticas públicas, Estudiante de doctorado en el Instituto para el Pensamiento y la Cultura en América Latina (Ipecal-México), Docente Investigador Universidad de San buenaventura Medellín, integrante del grupo autónomo Kavilando. Medellín, Colombia. Contacto: Alfonso. insuasty@usbmed.edu.co

Recibido: noviembre 2015 - Revisado: abril 2016 - Aceptado: mayo 2016


Resumen

Se relacionan los hallazgos en torno a los significados y construcciones sociales de los y las participantes del Municipio de San Carlos Antioquia en torno a la reparación estatal de las víctimas del conflicto armado en Colombia (ley 1448); encontramos que no se están desarrollando plenamente procesos reparadores, por el contrario, en algunos casos se evidenciaron acciones re-victimizantes, lo cual, según nuestro concepto, podría implicar barreras en la transición de la guerra a la paz, la reconciliación nacional y la recuperación de las víctimas (Villa Gómez & Insuasty Rodríguez, 2015) & (Villa Gómez & Insuasty Rodríguez, 2016)en Colombia, claves a tener en cuenta en el actual proceso de Negociación y transición del conflicto armado entre la insurgencia de las FARC-EP y el Gobierno nacional, y el posible proceso con la insurgencia del ELN.

Palabras claves: Reparación, conflictos, territorio, participación, transformación social.


Abstract

The findings around the meanings and social constructions of the participants of the municipality of San Carlos, Antioquia around the State repairs for the victims of the armed conflict in Colombia (Law 1448) are related. It was found that reparative processes, are not being fully developed. On the other hand, in some cases, re-victimizing actions were evident, which, according to our perception, could imply barriers in the transition from war to peace national reconciliation, and the recovery of the victims (Villa Gómez & Insuasty Rodríguez, 2015) & (Villa Gómez & Insuasty Rodríguez, 2016) in Colombia, which are key to be taken into account in the current Negotiation process and transition of the armed conflict between the insurgency of the FARC-EP and the national Government, and the possible process with the ELN insurgency.

Key words: Repair, Conflicts, Territory, Participation, Social Transformation.


Introducción.

El enfoque de la reparación en el marco de la superación del conflicto Armado interno colombiano, no debe ser exclusivamente jurídico, ni centrarse simplemente en los marcos institucionales abiertos por la ley. Que era fundamental una mirada territorial, con el desarrollo de acciones construidas desde el contexto,

"con equipos mixtos, entre profesionales y gente de las comunidades que poseen él saber de lo local, para promover, fortalecer, generar y apoyar procesos que puedan tener una clara orientación desde abajo y, por tanto, reconstruir el tejido social desde el lugar donde se puede hacer con real eficacia, más allá de metas, indicadores y resultados: la comunidad, lo vida cotidiana y el sentido construido por los sujetos colectivos e individuales de cada municipio en Colombia" (Villa Gómez & Insuasty Rodríguez, 2015, p. 440).

Se abordará así, algunos procesos, experiencias y relatos que dan cuenta de la forma cómo desde abajo la gente ha reconstruido su tejido social, ha resistido a los diversos momentos de la violencia y a lógicas de desarrollo basadas en el capital, que también han golpeado sus proyectos de vida. Estas experiencias dan cuenta de formas a través de las cuales la gente no es simplemente un sujeto pasivo de acciones estatales, de ayudas externas, que profundizan su condición dependiente y pueden instalarle en una identidad de victima; sino que evidencia su inmensa capacidad para resistir y reconstruir, para mantener su dignidad e incluso para desarrollar acciones paralelas que les permiten trascender el lugar de la víctima y empoderarse como sujetos de derecho, como actores sociales protagonistas de su propio desarrollo y en la superación de las consecuencias que la guerra le dejó.

Es más, para los y las participantes en esta investigación, sus acciones de resistencia y dignidad, sus luchas sociales han sido la clave de la reconstrucción del tejido social en el municipio y la clave fundamental para la recuperación de la vida social, política y económica que ha revitalizado la región.

En este marco de sentido e interpretación, la intervención del Estado ha sido más un complemento y en algunos casos un auxilio, o incluso, un obstáculo ante el cual han tenido que sobreponerse; que la base del retorno y el renacimiento del municipio ha sido la misma acción resistente de la gente que en un proceso colectivo, en algunos casos caótico, posibilitó que en el lapso entre 2006 y 2014 regresara el 70% de los habitantes del municipio.

La lógica asistencialista y generadora de dependencia de la reparación estatal ha dificultado procesos colectivos, ha generado divisiones, ha roto relaciones o impedido el empoderamiento de sujetos o colectivos para desarrollar sus propias estrategias de reconstrucción. Por tanto, evidencian una crítica a la dinámica jurídico-política, de carácter individualista que ha implicado el modelo de reparación ejecutado en el marco de la ley 1448.

No fueron pocos los relatos que evidenciaban que estas acciones oficiales, han generado efectos contrarios a los esperados, revictimizando, impactando en la identidad personal y colectiva y dificultando la reconstrucción del tejido social, con lo que se exacerba el daño e impacto producido por el conflicto armado.

Según lo afirmado en dichos textos, no se aprecia un empoderamiento de las víctimas; en algunos casos la gente habla de la producción de un estado de parálisis en la vida económica y sociopolítica de las personas y las comunidades, pérdida de la vocación campesina (Cfr. Ramírez Zuluaga, 2015); dependencia de las instituciones del Estado y de los operadores (que han desarrollado programas en el municipio) que raya en algunos casos en una actitud mendicante, que ubica a los sujetos en un lugar de subordinación en relación con las ayudas que se reciben y dificultan sus procesos de desarrollo humano integral. Además, consideramos que se podía profundizar la ruptura que la violencia hizo sobre la subjetividad política en las personas y comunidades. Por tanto, concluíamos que existen importantes dificultades para hacer realidad la reparación integral y transformadora a las personas víctimas (Villa Gómez & Insuasty Rodríguez, 2016).

Se contrastan y resaltan así, los procesos de resistencia de las comunidades en su proceso de reconstrucción del tejido social desde abajo, en oposición a la participación como medida implementada por las instituciones que desarrollan proyectos y procesos de reparación en el municipio de San Carlos (Antioquia), pero que no favorece los procesos de autonomía de las comunidades y en muchos casos entorpecen o desactivan sus propios procesos de resistencia, autonomía y autodeterminación.

Método.

El método desarrollado a lo largo de toda la investigación fue de tipo cualitativo, apelando a diversas estrategias metodológicas para triangular información: 12 grupos focales (GF), con la participación de 150 personas, 7 entrevistas individuales (EI) y 5 entrevistas grupales (EG) para completar un número de 170 personas participantes de diferentes sectores sociales (víctimas, líderes comunales, maestros, funcionarios de la alcaldía y personería, algunos acompañantes de ONG, organizaciones de mujeres y otras personas de las comunidades).

Los relatos resultantes, fueron transcritos configurando textos que fueron analizados por el método del análisis categorial por matrices; el cual, es un método que procede de manera analítica: se va avanzando en la interpretación de forma interactiva entre procesos inductivos y deductivos hasta llegar a la construcción de interpretaciones que favorecen el hallazgo de relaciones entre las categorías de análisis y los discursos, posibilitando insumos para los resultados de la investigación.

En primer lugar, realizamos un análisis de coherencia (intratextual), con base en las categorías previamente construidas, en este caso se analizaron las categorías de participación y resistencia. A partir de éstas, se realizó un primer nivel de selección, por unidades gramaticales de sentido que se fueron asignando a cada una de las categorías y las subcategorías emergentes. Con lo cual se reconfiguró un nuevo texto, aún no ordenado, ni codificado. Posteriormente realizamos el análisis intertextual: relacionando los contenidos que aparecen de manera reiterativa, agrupándolos según su sentido y significado como base para la codificación teórica, en una relación que va de lo general a lo particular, de los conceptos centrales a los conceptos derivados y marginales; de lo que tiene mayor poder explicativo hacia lo que es ejemplo o desarrollo teórico (Flick, 2004). Luego se desarrolló el proceso de teorización, que enlaza en el texto inal: la voz del investigador a través de interpretaciones, hipótesis y desarrollos conceptuales con los relatos de los y las participantes, y la literatura previa sobre el tema que recogimos en la construcción del marco teórico y el proceso de revisión de antecedentes de la investigación (Villa Gómez, Londoño Díaz, & Barrera Machado, 2014) & (Villa Gómez, Londoño, & Barrera Machado, 2015).

Resultados

El número de personas que han sido reparadas en el municipio de San Carlos, de acuerdo con la UARIV (2014), son 3.574; para una inversión aproximada de 15.506 millones de pesos (Sólo 4.4 millones por persona). Pero de éstas sólo cuentan con plan de atención, asistencia y reparación integral (PAARI) 1.761. Es decir, más de la mitad de las indemnizaciones se ha hecho sin tener un marco amplio de acompañamiento para la reparación integral (Villa Gómez & Insuasty Rodríguez, 2015). Si se compara con el número de personas que hacen parte del registro único de víctimas, la cifra no alcanza a ser el 20% del total del universo de la población registrada en el municipio (23.015). Surgen varias preguntas: ¿Dónde queda el 80% restante? ¿Qué ha pasado con el resto de la gente?

Aún más, las cifras también registran que se han atendido por la vía de la ayuda humanitaria 8.066 personas entre 2010 y 2014, durante el primer período de gobierno de Juan Manuel Santos, con una inversión aproximada de 5.667 millones de pesos (UARIV,2014) ; si aplicamos el mismo ejercicio que con la indemnización resultaría que lo que se ha entregado, en promedio por persona, serían $702.257 (Villa Gómez & Insuasty Rodríguez, 2015), sólo entre el 35% y 40% del universo de población la recibieron, suponiendo que estas ayudas se hubiesen distribuido de forma equitativa. Lo que no se pregunta es: ¿Cómo ha hecho esta gente para sobrevivir en medio de una atención precaria y procesos de intervención que han beneficiado a un porcentaje bajo de la población?

Programas que son reconocidos como exitosos, tales como "Alianza Medellín-San Carlos" han trabajado con porcentajes aún más bajos del total de población, aunque en cifras absolutas su atención ha sido a grupos de población significativos. De tal manera, que, incluso habiendo desarrollado procesos de intervención integrales, no se evidencia que a partir de ellos se pueda mostrar la forma como el municipio ha resurgido levantándose de las cenizas, logrando el regreso de cerca de 15.000 personas entre 2008 y 2015. Consideramos que esto hace parte de una historia que sigue siendo poco contada, que si bien fue recogida en la investigación del Centro de Memoria Histórica (CMH, 2011), es necesario seguir recogiendo y resaltando.

La cuestión es que el discurso estatal intenta establecer una relación causal y lineal, entre sus acciones y la forma como el municipio se ha levantado de las cenizas. Y si bien, no se puede desconocer el aporte de esta intervención y de los aportes hechos en el marco de la ley 1448 de 2011, según los relatos de la misma gente (Centro de Memoria Histórica - CMH, 2011) ; (Olaya Rodríguez, 2012) ; (Villa Gómez & Insuasty Rodríguez, 2016) fueron los procesos de auto-organización y de resistencia de las comunidades, de la mano de algunos líderes, lo que generó, en primer lugar la resistencia de quienes se quedaron y fueron "guardianes" del territorio para sus comunidades; en segundo lugar, quienes retornaron cuando no estaba ninguna institución, abriendo nuevamente trochas y caminos, arriesgando la propia vida y construyendo una historia "épica" que sigue sin ser suficientemente relatada y conocida. Finalmente, aun estando allí la intervención de las decenas de instituciones que han pasado por el municipio, como las cifras lo demuestran, han sido muchas las personas y familias que no han logrado hacer parte de este "complejo" de la ayuda, la reparación y el retorno, con lo cual, se hace necesario que sus resistencias y afrontamientos resilientes sean reconocidos.

Es en este sentido, derivado de los hallazgos de esta investigación, nos permitimos presentar una oposición entre la categoría "participación" y la categoría "resistencia", no tanto en su conceptualización básica en términos políticos y sociológicos, sino en relación con la praxis cotidiana desarrollada en el escenario local del municipio de San Carlos.

La "participación" como categoría de análisis de los procesos sancarlitanos se sustenta en la forma como esta, se ha desarrollado ha terminado por afectar la misma organización de la comunidad y sus procesos de resiliencia, afrontamiento y resistencia. Si los relatos se contaran a la luz de lo que ha pasado en relación con los proyectos de intervención y reparación, quedaría incompleto. Nos quedaríamos en un marco donde las víctimas están en una condición de subordinación y dependencia. Atrapados en una dicotomía entre los discursos rimbombantes del Estado mostrando a San Carlos como modelo, con miles de millones de pesos invertidos, las cantidades entregadas, los proyectos ejecutados; y el discurso recogido en los anteriores textos producto de esta investigaciónii y en el actual, donde se evidencia irremediablemente que estos procesos no han tenido el cuidado suiciente con los procesos de la misma población, que se ha pasado por encima de ella, que no han sido tan reparadores como se ha airmado y que finalmente, en muchos de los casos, han implicado acción con daño. Esta dicotomía de discursos borra la fuerza, la grandeza y el tesón de la gente, de las comunidades, de las personas y familias que lograron la reconstrucción de sus proyectos de vida en una epopeya que parte de la época de la resistencia, pasando por la aventura de los retornos sin condiciones de apoyo estatal y la reconstrucción de la vida municipal más allá de la intervención estatal.

Límites y espejismos de la participación.

La participación implica el empoderamiento de los sujetos para hacerse parte de procesos sociales, políticos, de desarrollo, entre otros, asumiéndose como actores sociales que tienen incidencia en la vida pública de su localidad; aún esto, la práctica cotidiana de los proyectos de intervención del Estado y de los operadores en los que se terceriza su acción, nos han llevado a problematizar el concepto de "participación"; puesto que en el contexto, según los relatos de la gente en esta investigación, a pesar de los múltiples escenarios y "evidencias" institucionales que dicen abrirse a la participación, lo que parece suceder es más un déficit de ésta en las dinámicas sociales y políticas del municipio.

De tal manera que la mesa local de víctimas (escenario de participación abierto por la ley 1448) o el, denominado, comité de reparación colectiva, terminaron siendo más escenarios al servicio de la oficialidad, donde se suele excluir a personas críticas de la acción del Estado; o han sido espacios para desarrollar algunos objetivos "politiqueros" por parte de la administración municipal. Así pues, se lee una cierta "politización" del proceso de reparación, no en el sentido de desarrollo de lo público, sino en el sentido de servir a fines políticos locales. Lo que a su vez va en detrimento del ejercicio de participación, que implica apertura, apropiación de lo público y conciencia ciudadana:

La reparación ha estado politizada... porque desde donde se mueve todo esto, Unidad de Victimas, DPS, uno se da cuenta, uno ve cómo se manipulan ciertas cosas, cómo traen profesionales y los colocan aquí con este fin; lo digo porque yo el año pasado hice una denuncia, la hice pública en la gobernación, de la Unidad de Victimas, de esas personas que tienen poder. cuando uno trabaja con comunidad lo primero que le dicen es ojo con la política. cuando la mesa de víctimas, yo soy delegada municipal, entonces ella me decía que a la mesa hay que meterle política, vea con estas y estas personas nos podemos aliar, entonces ellos pretendían era coger la mesa para poliquitería y yo les dije no, porque no... (EG2).

Incluso, para algunos participantes, se ha afectado lo comunitario, la solidaridad tradicional en la comunidad lo que implicaba procesos de apoyo, fortalecimiento de la confianza y desarrollo basado en la interacción colectiva,

En el antes de la guerra, hacíamos un convite, uno allá no se fijaba quién era quién, si pagan o no pagan, si este camino es de todos y lo vamos a trabajar. Pero ya se acabaron los convites... Bueno, colectivamente hay algo también que podemos hablar de familias en su tierra y eso, y es la posibilidad del encuentro de comunidades en esos grupos, ya la gente sabe que yo no estoy sola, que hay mucha gente que vivió lo mismo, y ha generado que por lo menos el encuentro de comunidades, se haga efectivo para que entre ellos mismos vayan, porque las reuniones de acción comunal, ya no tienen ese toquecito de trabajemos en comunidad, como lo hacíamos antes de la guerra (EG4).

Este relato evidencia de qué manera la lógica institucional que se implantó en el municipio, que conllevaba consigo una lógica de participación, más que contribuir al fortalecimiento de los procesos colectivos y la potenciación de liderazgos, más que favorecer las lógicas de la gente y sus resistencias, en muchos casos limitó la fuerza de la misma comunidad o impidió mejores desarrollos de los procesos hacia la autogestión y el desarrollo integral:

Este fue uno de los municipios donde más gente participó en las mesas, había gente muy joven muy pilosa, pero que a los 4 meses ya estaban todos en diferentes operadores trabajando, la misma necesidad hace que esos espacios de participación flaqueen a veces, porque si la gente no tiene con qué mercar, hasta ahí llega (EI7).

Los y las participantes evidencian este problema cuando hablan de convocatorias restringidas, cooptación de líderes "no molestos" para hacer las veces de enlaces territoriales en los proyectos de las instituciones y operadores; reuniones donde participan unos pocos y se toman decisiones para esos pocos, o a conveniencia de la administración municipal o las instituciones que ejecutan los proyectos: ".es una cuestión inmediatista y de unos pocos, no convocan a nadie más, diferente a los que necesitan para hacer las cosas a su manera (GF2). Hacen las convocatorias en épocas y días que la mayoría de los empleados no podemos participar y no las comunican a todo el mundo" (GF4). En muchos casos se condicionan ciertas ayudas a que líderes o comunidades respalden algunas decisiones políticas.

Esto implica en muchos casos que la denominada participación termine siendo un ejercicio formal que se exige en la constitución y la ley, pero sobre el cual no existe una convicción plena por parte de las instituciones del Estado y los operadores, quienes necesitan "evidenciar" que se ha realizado el ejercicio; el cual termina siendo más una transmisión de información que un ejercicio deliberativo.

Cuando las instituciones llegan con la oferta, ya están montadas. No se habla de propuesta comunitaria para ver que oferta se saca. La oferta no se construye (GF3). Ellos le comunican a uno, no lo que uno opine (GF4). .y cada ratico "preguntándonos lo mismo, llenando la misma lista. Firme 20 veces para darle 10 mil pesos (EG3). Pero hay una cosa terrible que es esa reunionitis crónica, es impresionante la cantidad de reuniones... todo el día, de 8 a 4 de la tarde, y que firme por aquí... (EG4).

En términos de los y las participantes ni siquiera es un ejercicio consultivo, como si las decisiones estuvieran tomadas y la presencia de las personas (firmando la asistencia) es la "garantía" que cubre al "funcionario" para afirmar que sí se desarrolló un ejercicio participativo o consultivo con las comunidades. Se trata de una participación desde "arriba", acorde con las necesidades de los proyectos y del operador, que en muchos casos es excluyente, trayendo consigo mayor dependencia y menor autonomía y empoderamiento de la población,

Los hacen firmar en blanco: yo soy docente, he trabajado en varias veredas. Trabajé en la vereda Juan XXIII y allí se hizo la reparación, pero reparación entre comillas... A la gente le decían lo que tenían que decir, manifestaban lo que habían vivido y les decían qué tienen que decir y tienen que firmar... Pero, la gente no denuncia porque dice que se mete en problemas (GF5). Me atienden solo por llenar el papel, siempre me dicen que yo pongo mucho problema, que yo siempre me quejo, pero cómo no me voy a quejar si es que las cosas se hacen mal y no lo tienen en cuenta a uno, la participación de las víctimas es de unas pocas, aquí no llaman a todas para esas cosas, eso está corrompido (GF2).

Este último relato destaca además, que en el marco de este tipo de ejercicio de "participación", quienes se oponen a las directrices determinadas desde arriba, quienes son críticos de los procesos de intervención desarrollados, son o bien, cuestionados, o bien, excluidos de los procesos, porque "entorpecen" la ejecución de proyectos de intervención que están centrados en metas, formatos, cantidades y técnicas (Villa Gómez & Insuasty Rodríguez, 2016); (Villa Gómez J. D., 2016), dejando de lado la real construcción colectiva, con la gente, de los propios procesos de reconstrucción y recuperación.

El problema es más significativo cuando se tienen que tomar decisiones para la comunidad. Lo que lleva a que las instituciones escojan ciertos líderes afines a su dinámica o propuestas. Con la consecuente situación que implica asistir a un espacio donde las decisiones ya estaban previamente establecidas, donde se irma como compromiso y donde hay pocos espacios de debate y cuestionamiento. En estos casos se descarga el peso de la responsabilidad ante la comunidad, que recae en los líderes y no en las instituciones, de allí que algunos hayan expresado: "Es que no invitan a toda la gente, sólo al presidente y a otro no más, que porque no era importante. Dizque que no es importante y es para tomar una decisión que afecta a toda la región e invitan poquita gente para que digan que sí. Para poder pasar por encima de ellos..." (GF6).

En otros casos algunos líderes terminan "profesionalizándose" en procesos de "participación", porque como hay múltiples entidades, que no se coordinan ni articulan entre sí, en un exceso de intervención que no es reparadora, sino que como se ha airmado anteriormente (Villa Gómez J. D., 2016) se compartimentaliza en su acción y proyección, que no está centrada en la persona, la familia o el territorio. En este contexto, cada entidad responde por un aspecto de la realidad, tanto de la reparación, como de otras políticas sociales; terminan confluyendo durante el mismo tiempo varios espacios, varios proyectos con pretensiones similares de "consultar", involucrar o hacer partícipes a las comunidades y personas de los proyectos, lo que implica que algunos de ellos entren en el dilema entre ir a la "reunión" para "evidenciar su participación" y recibir los beneficios prometidos por el proyecto, que dedicarse a sus propias labores y satisfacción de sus necesidades con la fuerza de su trabajo:

"Vea, tal reunión" y dicen que si no voy esa reunión no me dan nada, para mí me están pagando es el tiempo que yo invierto, ¿y para qué estoy yendo a esa reunión? para nada, no me da lucro de nada, entonces yo estoy dejando que mis hijos aguanten necesidad en la casa para ir a esa reunión, sin saber cuándo me van a dar esa plata, es que no me la van a dar, para mí me están es pagando ese tiempo y yo no estoy de acuerdo con eso (EG1). ...entonces ¿yo de dónde voy a justificar un taller de 8 horas?, me dicen "es que estamos mamados de reuniones y más reuniones, que venga y vaya" y la otra cosa que me decía un señor y tiene mucha lógica: "nos están dando dinero para que montemos las fincas, que volvamos a levantar las fincas y con ese montón de reuniones a uno ni tiempo le queda de trabajar" porque ellos están en restitución de tierras, ya les están haciendo las viviendas, tienen que bajar por materiales, entonces mantienen súper ocupados, tenían que entrar a unos cursos con el SENA que también eran como una o dos veces a la semana, entonces ya no les queda tiempo para trabajar y hacer lo que tienen que hacer en la finca (EG3).

Por esta razón, los relatos recogidos en esta investigación, airman que el ejercicio de la "participación" en los marcos abiertos por el Estado colombiano y sus operadores, terminan siendo una fachada para poder edulcorar una práctica autoritaria que subyace a una lógica instrumental de los procesos de intervención social y de los programas de reparación desarrollados. Una práctica que no promueve la ciudadanía y que en realidad poco la tiene en cuenta, puesto que menosprecia las capacidades de la gente, sus propias formas de afrontamiento y la resiliencia histórica que ha tenido para sobrevivir en medio de condiciones adversas y deshumanizantes como las generadas por la violencia política y la exclusión histórica:

.por eso es que todos esos proyectos, si el proceso de intervención se hubiera planteado diferente hubiésemos empezado con un tema realmente de información ciudadana, de que la gente realmente entendiera ese tema de la ciudadanía, otros dirían, pero es que si usted tenía hambre usted no podía pensar, ese es un cuento de que yo con hambre, con hambre no puedo pensar, pero tiene que ver con el modelo, con la base. (EI2)

Como no se toman en cuenta los procesos, habilidades, experiencias de la gente prima una mirada tecnocrática, donde el experto es quien tienen la capacidad y el poder de tomar las decisiones, mientras la comunidad es un sujeto pasivo que escucha, asiente y acata. Esto marca una relación de asimetría que deja subordinada a la gente de las comunidades, y con ello se va instalando la lógica del asistencialismo

Las comunidades habitan acá, están acá y las instituciones vienen, hacen intervenciones, convocan los grupos, firman las asistencias y a partir de eso hacen el trabajo, los talleres y dan cuenta de algunas acciones que son importantes, que sin lugar a dudas las intervenciones de los profesionales logran un trabajo interesante allí; pero la asistencia, que todavía tiene un marco como más asistencial, genera como que pongamos a las comunidades en una lógica diferente, creo que es aquí donde creo que es importante que las comunidades se vuelvan más en las maestras y menos en los sujetos a los que llegan como "tranquilos, yo les voy a decir que hay que hacer", que es a veces un poco la lógica también institucional. (EI3)

Es común escuchar en los y las participantes que los proyectos ejecutados en el territorio por las diversas instituciones (estatales y no gubernamentales - operadores) fueron hechos desde el escritorio. Además, que son manejados de acuerdo con criterios burocráticos, mercantiles o tecnocráticos y no cuentan con la realidad, la necesidad y los procesos de la gente. Reúnen a la gente como un "requisito del proyecto", les ponen a firmar y, luego, esta práctica se presenta como participación, lo que no es más que ofrecer información, y comunicar una decisión previamente tomada. Esto en muchas ocasiones lleva al fracaso de los proyectos, a pérdidas económicas de los mal llamados "beneficiarios" o a conflictos entre personas y/o comunidades:

Es que quieren solucionar el problema, la palabra que creo yo más correcta, es dese el escritorio, todo lo tiran desde el escritorio: "mire, vea, esto lo reciben allá y con esto se soluciona esta problemática y ya todo están" cuando la realidad es otra. (GF6). Es decir, algo que se hace desde arriba,se pone a la gente a trabajar en eso, sin escuchar a la gente. Yo lo vería como que hay algo del diseño en ciertas acciones sociales, y más con víctimas, en las que el dispositivo de atención nos impide escuchar el horror de la wctima... (EI3)

Así pues, el "participacionismo" disfraza y oculta la práctica sistemática de asistencialismo, que más que posibilitar la reconstrucción del tejido social, favorece el desempoderamiento, la dependencia y la imposibilidad para realizar una reparación transformadora que implique el ejercicio de una ciudadanía plena y el desarrollo integral de las personas y colectivos. Los proyectos son impuestos por las entidades e instituciones, por gente externa que no conoce la región, donde San Carlos, a la luz de los y las participantes, termina siendo un lugar para experimentar. Queda muy poco para el municipio y para las víctimas, la mayoría de los réditos queda en estas instituciones (operadores). Ya hay un guión y la gente se debe adaptar al mismo,

Eso es tenaz, tenaz, tenaz, los operadores finalmente ejecutan y por administración quedan con un buen recurso, son recursos que si hubiera otro modelo digamos de inversión, por decirlo en términos económicos, en Colombia serían unos recursos que se podrían destinar totalmente, 100% a esas necesidades o a ese objetico especifico... Acá los operadores estaban como de una manera muy muy activa en 2010, 2011, 2012, de pronto ahora no hay una oferta muy amplia; entonces no se siente como tanto, pero básicamente los operadores lo que hacen es cumplir con un objeto y logística y en administración, se van unos recursos importantes que finalmente son girados por organizaciones internacionales o del mismo gobierno, que si se aplicaran de otra manera tendrían mejores resultados (EI2).

Así pues, las personas, en muchas ocasiones, se sienten utilizadas cuando son convocadas a "participar", porque tienen la sensación de estar sólo en un proceso de extracción de información por parte de entidades estatales y ONG. Después de varios años de sobre-intervención (Villa Gómez & Insuasty Rodríguez, 2016) se comienza a ver con claridad que no se ha dejado capacidad instalada:

A ver, el sentimiento de lo que yo digo es que porque San Carlos ha sido maltratado por la violencia y maltratado por muchas instituciones que vienen a llevarse la información y no pasa nada y las cosas siguen igual. (EG2). Y ahí quiero abrir un paréntesis porque yo hace un momento me quejaba y es que hay unas intervenciones golondrinas o peregrinas que hacen poco, como el símil de la minería del país, son extractivistas, se llevan la riqueza de los territorios y jum... nosotros no sabemos que paso ahí con eso y eso se convierte en oro líquido en las bases de datos, en los centros de pensamiento, sirve para hacer análisis muy sesudos. pero las comunidades quedan desvitalizadas, en territorios muertos cuando eran territorios muy ricos, habitables, territorios que no solamente son tierras sino relaciones, interacciones de comunidades vivas (EI3).

Por todo lo anterior podemos airmar, por tanto, que el modelo de intervención desarrollado en el municipio de San Carlos en los planes, programas y proyectos ejecutados en el marco del retorno y la reparación no solamente se quedan cortos, sino que en muchos casos no han aportado a la autonomía, la autodeterminación y el desarrollo integral y humano de los participantes en estos procesos, puesto que sus grados de libertad y de opción no sólo no han aumentado, sino que han perdido recursos personales, sociales, comunitarios con los que se contaba anteriormente y que tanto la violencia como la intervención han contribuido a romper. Como lo expresa una mujer en la investigación del Centro de Memoria Histórica (Centro de Memoria Histórica - CMH, 2011): "no nos mató la violencia, pero nos va a matar la ayuda".

En muchos casos esta lógica intervencionista, donde la participación es sólo un medio formal para evidenciar la acción, que está permeada por una mirada asimétrica y vertical en la relación, que se concibe como una ayuda o una asistencia a la población ha minado procesos que la misma gente del municipio comenzó y que fueron la base de la reconstrucción, como se verá más adelante. Pareciera que ha servido más para adormecer a la gente, para que se centre en los subsidios y las dádivas que en atender sus propias problemáticas y sus propios procesos de desarrollo integral. Mientras se hacían filas para recibir las "ayudas", en otros escenarios se dejaban de lado procesos de construcción de comunidad, de resistencias ante nuevas formas de amenaza, de reconstrucción de los proyectos sociales y comunitarios:

Hay mucha gente que debe preguntarse cómo participar, hay una parte de la comunidad que sigue esperando del Estado. con esa ley de víctimas en alguna parte de la comunidad generó un paternalismo muy bárbaro, hay gente que es víctima pero hace de todo para otro mejoramiento de vivienda, hay gente con subsidios y se lo juega en maquinitas, también la gente está muy mal enseñada; pero yo pienso que lo más positivo parte de la misma comunidad, la necesidad de organizarse, de salir adelante, de sacar los hijos a un mejor futuro, la necesidad de hacer cosas efectivas para que esa situación no se vuelva a repetir, la preocupación por los megaproyectos, más temor que por la violencia, es temor por estas nuevas situaciones, pero uno ve un interés marcado en la gente de querer echarpa' delante todos los días (EI7).

Cuando la intervención social y los denominados procesos de participación, se hacen desde arriba, de forma asistencial y paternal, no se reconstruye. Por el contrario, se desestructura aún más el tejido social y se genera dependencia, una posición mendicante que no transforma. Con lo cual se puede afirmar que el modelo "participacionista" que se ha implementado en el municipio de San Carlos, no avoca a cambios significativos ni en los sujetos ni en los colectivos; y reafirma una posición subordinada que probablemente es más útil a quienes portan el poder. De allí que para algunos analistas (Martín Beristain, 2010); (Lykes & Mersky, 2006) este tipo de intervenciones ahondan las intencionalidades de quienes desde la violencia rompieron el tejido social, los lazos de confianza, el sentido de comunidad y las relaciones de solidaridad.

De la participación a la resistencia: un camino para reconstruir desde la autonomía.

En esta argumentación es importante evidenciar la manera como en conjunto con algunas organizaciones de la sociedad civil, los pobladores del municipio retornaron y reconstruyeron su tejido colectivo, con o sin la presencia de proyectos estatales, motivados por las condiciones indignas vividas en la ciudad, por el amor a su territorio y por una voluntad colectiva de recuperar un territorio lleno de riqueza e historia donde tenían vínculos de pertenencia e identidad.

...hacíamos los mejores intentos de asambleas para contarle a las víctimas la necesidad de organizarse, pero es difícil pensar llegar a todo el mundo, es un porcentaje mínimo. Llegamos a hacer aquí asambleas con 1500 personas y tuvimos que hacerlas en los coliseos. con Conciudadania se hizo eso sin convenio, sin proyectos, sin vainas, para organizarse, mal hace uno en no reconocer esos esfuerzos, que no fue con una población representativa, pero se hicieron; a veces con apoyo de otras entidades como Programa por la Paz/CINEP y demás; y sigo insistiendo en que esto como experiencia hay que pulirlo e intentar mejorarlo para implementar en otros municipios (GF3). Otra institución que hace aporte es la iglesia, en los últimos tiempos ha sostenido la mitad, ha hecho un buen aporte con respecto a eso. Ha mantenido viva en la gente la actitud crítica y ha respetado esa actitud crítica, porque si la iglesia no hubiera apoyado la organización, esto aquí con eso de que se sientan reparados, muy buen aporte (GF4). Hasta que llegamos con acompañamientos de la Corporación Jurídica Libertad, de organismos internacionales, íbamos haciendo ese contacto para poder movernos en la zona, para salvar vidas, con esos acompañamientos salvábamos mucha gente que sacamos de las bases militares (EI5).

Por tanto, se hace fundamental evidenciar la dignidad de la gente, su fortaleza, su proceso de empoderamiento, su amor por el territorio, su lucha y sus resistencias, puesto que nos abre el panorama para comprender el resurgimiento del municipio, aún en medio de intervenciones bienintencionadas, pero con muchos problemas y limitaciones en su ejecución. El primer momento de esta "epopeya" se centra en los denominados "resistentes". Es decir, aquellos que permanecieron en el territorio cuando cerca del 70% de la población salió desplazada, el siguiente diálogo entre participantes de un grupo focal da cuenta de este momento y de la conciencia que tienen estos actores sociales sobre lo sucedido en ese tiempo:

P: Pero yo le hago una pregunta, supongamos que nosotros las que quedamos nos hubiéramos ido, ¿Qué hubiera pasado con el pueblo? ¿No se hubiera acabado? Esa es la pregunta que yo me hago, ¿cómo así?
P: Y gracias a nosotros
P: Yo soy una de las que digo, Porque nos debiera reparar a nosotros el Estado porque es que nosotros también sufrimos miedo, también pasamos lo que pasaron los desplazados.
P: No, sino que nosotros fue peor porque nos quedamos
P: Enterramos los muertos, nosotros nos tocó recogerlos, encerrarnos (GF9).

Para las personas que tuvieron que vivir este tiempo, la única manera de sobrevivir era generando estrategias de resistencia pasiva y de apoyo mutuo, que si bien, pueden parecer a ojos de muchos analistas, insuicientes; para las comunidades y las personas que participaron en esta investigación, fueron sus propios actos de heroísmo y afrontamiento en tiempos donde el control absoluto y desbordado de los actores armados cayó con todo su peso sobre la población civil:

Lo qué más hicimos nosotros, era preocuparnos el uno por el otro, era darles un aviso a las personas, frente a algunas situaciones. Había una comunicación muy rápida entre todas las personas, y aquí, por ejemplo, se creó en ese tiempo, porque los hombres eran más el objetivo de los victimarios, era un grupo de mujeres, entre ellas estaba P., L., F. y ellas eran las que recogían los muertos, ellas los llevaban a una sala de velación que un señor había dicho, vengan acá que nadie paga nada, yo doy este pedazo para que lo utilicen. Entonces los muertos los velaban allá y las mismas señoras los llevaban al cementerio a enterrarlos, entonces se crearon lazos de solidaridad entre muchas familias y muchas personas, era vencer el miedo por asistir a los velorios y a los entierros, y aquí en varias oportunidades, sacaron a las personas de los velorios para matarlas. Entonces yo siento que los resistentes, logramos sobrevivir porque había un apoyo de unos con otros. Pero también hay que decir que en ese tiempo... ¡No! pues, así como visitas de vecinos en los andenes, no... cada quien en su casa. Bueno, otra cosa que nos tocó fue como auto-educarnos para vivir esos momentos fuertes. Primero, apaguemos las luces de la casa temprano, para que no crean que aquí hay gente, entonces el pueblo se dormía muy temprano. Todo era silencio, la música no existía y los televisores eran con un volumen tan escaso que nos le pegábamos. O para sentir qué podía pasar en la calle, que no estuvieran tumbando puertas para entrarse a las casas y que uno pudiera salir corriendo, o buscar a ver qué hacía, eso también fue. Eso fue una cosa de gente muy guapa. en el tiempo duro de la guerra, había algo bonito y bueno, y era que, por ejemplo, los empleados de la administración municipal, eran objetivo militar, entonces, ellos aprendieron a que no amanecían en sus propias casas, entonces ellos, todas las tardes se veían pasar y entre nosotros mismos les abríamos las puertas para que amanecieran en las casas de nosotros. Cuando no entraba comida aquí a San Carlos, que no había cómo comer, los de las tiendas se ideaban las estrategias de no abrir las tiendas, pero sí de romper los muros para sacar la comida por otra parte para poder irle vendiendo a la gente y que no aguantáramos hambre, porque hubo mucho tiempo de mucha carencia (EG4).

Apoyo mutuo y solidaridad desde abajo.

Los relatos y testimonios de los y las participantes dan cuenta de una capacidad enorme de resiliencia, de afrontamiento a una situación completamente adversa. En términos narrativos podríamos hablar de una épica de las solidaridades que se tejieron y del apoyo mutuo que se empezó a desarrollar; en primer lugar, por las mujeres, siendo éstas casi que el primer soporte psicológico y quienes dieron el paso primordial en el apoyo social en estos tiempos tan aciagos donde estuvo hasta prohibido llorar a los muertos:

...es que en la guerra de San Carlos la mujer jugó un papel importantísimo, ellas eran las que mejor salían al mercado, porque los esposos querían quedarse allá porque también qué problema, las mujeres vencíamos más fácil los miedos, fuimos las que comenzamos el proyecto, otra vez con el CARE, y eran niñas, es que las muchachas que se unieron a P., eran unas niñas, y pegaditas de ellos ya nos fuimos metiendo más mujeres, y éramos las mujeres. aquí deberían hacerle un monumento a la mujer. (EG4)

Las mujeres, a quienes la cultura patriarcal les ha delegado el cuidado de los otros, fueron quienes posibilitaron escenarios resilientes y resistentes más sólidos. Abrir sus casas para encontrarse y hablar, expresar el afecto, acompañar a los muertos y sus familias, compartir la comida, ir a la misa juntas, entre otras acciones, fueron despertando en los habitantes del pueblo un sentido fundamental de dignidad que fue clave para poder resistir en los peores tiempos:

La capacidad de resiliencia del pueblo es grandiosa y prácticamente lo que ellas han hecho suple la nefasta falta de capacidad de un Estado para hacer un trabajo de la atención psicosocial o psico-afectiva; prácticamente los mismos, las mismas, habitantes del pueblo diferenciados de que eso sirve, puede que, en pequeña medida, pero sirve porque una persona comparte ese dolor con otra que tiene un dolor similar o mayor eso es importante, desde el psiquis del ser humano (GF4).

Más adelante, a través de la organización local de mujeres, se incorporó a la vida municipal un proyecto que se venía desarrollando en el Oriente Antioqueño. Villa (2016) refiere que, dentro de estos procesos de resistencia, entre el año 2003 y el año 2008 un grupo de mujeres de San Carlos participó en un programa que animaron dos ONG (Conciudadanía y el Programa por la Paz / CINEP) y la Asociación de Mujeres del Oriente Antioqueño (AMOR) que las formó como promotoras de vida y salud mental (PROVISAME). Este programa posibilitó que estas mujeres desarrollaran grupos de apoyo mutuo con 15 personas durante año y medio, y abrió las puertas para la generación de organizaciones de víctimas en toda la región del Oriente Antioqueño:

.pero si lo generalizamos, eso ha sido un proceso de ayuda mutua entre nosotros, yo me ayudo, yo te doy un abrazo, yo repito mi historia, y la voy sacando y entre más la cuento menos me duele y lo otro es que nosotros, la gente de San Carlos, aprendió a vivir con el miedo y el dolor, a volver a levantarse... (EG4).

Según lo que se está analizando, este proceso evidenció la fuerza de la transformación y la reconstrucción del tejido social, familiar y colectivo de los y las participantes en la propuesta; con una enorme cantidad de testimonios y evidencias de transformaciones subjetivas y colectivas que plantean un camino y una alternativa de acción psicosocial desde abajo, que podría contribuir a los procesos de reparación desarrollados en el marco de la transición del conflicto colombiano hacia la paz (2016). Algunos de los y las participantes en esta investigación dan cuenta de ese proceso:

Cuando entré acá me sentía muy mal, una compañera me dijo que fuéramos y empecé mis procesos, me recupere mucho y doy todos mis agradecimientos, seguí yendo mucho a esas cosas, yo iba porque me sentía mal pero gracias a ellas estoy donde estoy (GF3). .hemos compartido, hemos mirado que el dolor del otro es el mismo mío, aquí eso es como un ambiente más de tranquilidad. Si estamos viviendo lo mismo el dolor es uno solo. En pequeños grupos se reúne uno, hemos escrito varios libros, hemos mirado que el dolor es colectivo (GF4).

Lo que hace la diferencia y que es clave a la hora de valorar los procesos, es que se constituyó un espacio entre iguales, entre personas que habían vivido las mismas experiencias, generando identificación y comprensión entre los y las participantes. En el contexto adverso que se vivía se logró romper la soledad, el aislamiento y la desestructuración del tejido social. El centro no era la patología, sino la experiencia vivida (Cfr. Villa, 2016). Puesto que, al encontrarse con otros y otras, en un marco de contención y en un proceso que va paso a paso, se abrió la posibilidad de salir del mutismo, perder el miedo e ir recuperando la confianza para nombrar lo que parecía innombrable, tanto porque había miedo de nombrarlo, como por el dolor que implicaba hacerlo (Villa Gómez, Tejada, Sánchez, & Téllez, 2007). Luego se fue comprendiendo que esa experiencia no era única, que no solamente le había sucedido a cada uno, sino que otros y otras la habían vivido, esto permitió que el dolor se pudiera compartir, generándose una identificación con el sufrimiento de los demás que movilizó al apoyo entre todos y todas, lo que a su vez otorga fuerza para fortalecerse a sí mismo (Cfr. Villa, 2016):

.en el tiempo en el que lo hicieron que fue con las señoras y hubo una continuidad en el trabajo. Porque las mamás empezaron a soltar su dolor, y como era un grupo, cada una miraba que el dolor de ésta era más fuerte que el mío, lo digo por mi mamá. Porque mi mamá se encerró por la pérdida de su muchacho, ella se retiró de todos los grupos a los que asistía, ella optó por aislarse y por esperar a su hijo y por olvidarse de los otros 8 hijos; entonces era muy difícil sostenerla a ella en el proceso, pero logramos llevarla al grupo donde eran puras mujeres y eso nos ayudó a sacarla. Yo creo que nosotros si ayudamos a la resistencia, porque nosotros fuimos la parte de apoyo de muchas de las personas que tenían el dolor y que a raíz de eso y de lo que nosotros aprendimos y compartimos con ellas, también fue algo que las ayudó a ellas a seguir firmes en quedarse, a seguir firmes en lo que se podía hacer, y que muchas nos dijeron: pues si los hijos no me siguen yo me voy o si ellos se van que se vayan, sino que siempre permanecieron las familias ahí (EG4).

De acuerdo con Villa (2013); (2016) (Villa Gómez,et al, 2014) estos espacios grupales e íntimos de resistencia desde el afecto y el apoyo mutuo permiten, en diversos contextos, la reconstrucción de la confianza perdida, en el caso de San Carlos, los vecinos empezaron a encontrarse en estos espacios, volvieron a mirarse, a verse, a reconocerse. Se hizo posible un encuentro que el temor al conflicto y a ser nuevamente victimizado, coartaba. La reconstrucción de la confianza permitió que la conversación se ampliara y se comprendieran dinámicas más amplias en torno al conflicto y también nuevas maneras para afrontar las experiencias. De una u otra forma, algunos de los y las participantes reconocieron en este proceso una posibilidad y un apoyo para fortalecer las resistencias que se generaron en la gente antes que se diera el proceso de retorno masivo al municipio:

Prácticamente las víctimas se han ingeniado para llevar a cuestas su dolor, no es el Estado el que ha hecho estas reuniones donde se comparten esas cosas, después de las madres de mayo, copian las madres de la candelaria y han conseguido cosas. ahora estamos con mucho que hacer y buscando más de 200 desaparecidos; pero son las victimas las que han conseguido perdonar, que es lo más complicado, lo que nos tiene donde nos tiene y el gobierno aprovechó para decir que hemos reparado San Carlos (GF4).

"El proceso fue pequeño y de una envergadura limitada. Uno de los objetivos del proyecto era lograr que estas personas fueran reconocidas como "terapeutas populares" o como su nombre lo dice: "promotoras de vida y salud mental", que hicieran parte integral de la estrategia de reparación y atención psicosocial a las víctimas. Sin embargo, hasta ahora, tanto en el municipio, como en la región donde se desarrolló y en otras regiones donde se ha implementado, el "régimen" de la salud mental, tal como se ha institucionalizado en el Estado Colombiano no logra incluir a estas personas, más que como "ayudantes" de los y las profesionales de la salud mental, porque desde los marcos epistémicos e interventivos construidos, basados en el trauma, el síntoma, la crisis emocional y otras enunciaciones, no logran comprender de qué manera una persona de la comunidad con estudios mínimos y con su sola presencia de líder o lideresa podría configurar espacios de apoyo emocional y transformación colectiva que genere procesos de recuperación personal y reconstrucción del tejido social" (Villa, 2016, p. 100),

Y a las PROVÍSAME nuca se les ha reconocido... yo quiero como mantenerlas recogiendo, tenerlas activas en los programas, para poder que ese capital humano formado no se pierda, yo siempre he dicho, terminamos más preparadas que un kumis, con más cartones que un tugurio, pero más o menos ¿para qué?, con la capacidad de atender a otros, pero desde la institucionalidad no somos válidas. Yo digo le doy gracias a Dios, me doy el lujo de hacerlo, de trabajar los 30 días del mes por la gente. (EI1).

Es importante airmar, además, que la fuerza no está solamente en el promotor o promotora, sino en la misma comunidad que va reconstruyendo sus lazos de afecto, confianza y solidaridad; donde además el grupo mismo en su dinámica de identificación y cohesión se convierte en soporte para cada uno de sus miembros. Es el sentido de comunidad lo que va configurando un espacio clínico social, que posibilita la reconstrucción de tejido social y la configuración de una mejor salud mental. Y es aquí donde según Martín Beristain y Riera (1994)se comienzan a poner las bases para la resistencia.

Desde un lugar del poder/saber, desde la tecnoburocracia descrita en los textos producidos en esta investigación, desde la lógica del formato, la meta y los procedimientos "técnicos", cuesta comprender los procesos que se hacen desde abajo, que como lo estamos viendo, aportan a la transformación del tejido social comunitario en la región. La lógica se mantiene y es la misma: proyectos, grupos de profesionales, ejecuciones según períodos de vigencia presupuestal, trámites burocráticos, formatos, metas, números, actividades a por mayor... Pero muy poco de acompañamiento y transformación Villa Gómez (2013) (2016)

En el tema de la reparación no han sido muy utilizadas, pero yo siento que antes San Carlos ha sido uno de los beneficios más bendecido, ¿por qué? porque hemos tenido la fortuna de desarrollar algunas propuestas locas, que fueron ideas de nosotras, desde el mismo CARE. fue una cosa muy bonita, una cosa muy diciente, porque es que en el municipio apenas estaba cesando el conflicto... (EG3).

De acuerdo con Villa (2016) es claro que todos los problemas de salud mental, de reconstrucción colectiva y de la reparación no serán solucionados con una perspectiva desde abajo. Probablemente sean necesarias acciones e intervenciones institucionales, pero, ¿desde dónde se hacen? ¿Al servicio de quién se hacen? ¿Dónde está su centro: ¿en la comunidad o en la institución, en el acompañamiento a la gente o en el cumplimiento de técnicas, formatos, normas, directrices ISO-9000 o Icontec y otras trampas institucionales? ¿Cómo integrar el necesario control de las acciones, las evaluaciones y la calidad de los servicios con una acción sensible a la gente, cercana, acorde con sus realidades, construcciones de sentido, tiempos y dinámicas particulares? Será necesario continuar investigando, evaluando y haciendo un llamado para que esa reparación transformadora que se preconiza pueda hacerse realidad en la vida cotidiana de los habitantes, no sólo de este municipio, sino también en todo el país. Pero para ello será necesario visibilizar y tener en cuenta las capacidades y potencialidades de las comunidades, sus propios procesos de resistencia, sus lógicas de relación y organización, su fuerza; entendiendo que no son sujetos pasivos, sino ciudadanos, actores sociales con derechos que pueden desarrollar su propia autonomía y empoderarse para construir sus propios proyectos de vida.

¡Resistentes en San Carlos y maestros que lucharon desde la escuela!

Para algunos de los y las participantes en esta investigación, que se reconocen como "resistentes", población que no se desplazó y permaneció en el municipio aún y la presión que genero la mayor intensidad del control paramilitar y la confrontación armada, la comunidad fue el soporte, la familia fue un apoyo fundamental y los lazos, el afecto y la solidaridad fueron claves para poner cara a una situación tan compleja:

La comunidad me motiva, la misma gente que tengo al lado, mi familia, porque es que, ¿qué más le queda a uno después de todo eso que vivió? ¡Resistir! Nosotros hemos sido muy guapos, aquí uno se sorprende de las cosas que tuvo que pasar la gente, yo pienso que entre nosotros mismos hemos logrado mantenernos firmes con o sin plata, sin proyectos o como sea, es la resiliencia y el amor a esta tierra lo que nos tiene aquí (GF2).

La mayor paradoja estriba en que muchos de quienes permanecieron en el municipio, en muchos casos, coninados y en una situación de opresión absoluta, no son reconocidos por el Estado colombiano como víctimas del conflicto armado, salvo que se haya producido en sus familias (en primer grado de ainidad o consanguineidad) una víctima según los hechos taxativos reseñados en la ley 1448:

.yo nunca me fui, aquí me quedé me tocó sufrir todos los actos terroristas, todo el miedo, toda la zozobra que implicaba vivir en un pueblo en guerra; pero desde el mismo gobierno nacional no hay una concepción y un reconocimiento a quienes estuvieron en confinamiento, lo que pasa es que los hechos victimizantes son muy cerrados y muy taxativos; lo que no esté ahí, muy difícilmente podrá ser reconocido. (EI2). De ahí que nos han llamado resistontos, nos han llamado de todo lo que ustedes se imaginen: que porque no nos fuimos, pero igual éramos muy conscientes, yo era de las que decía en palabras textuales para estar, morir aburrida en otra parte pues me muero aquí... (GF9).

Es una paradoja pues, quienes tuvieron la valentía de afrontar los tiempos más difíciles terminan siendo señalados por algunas personas o excluidos de procesos de reparación. Así como no se podría llamar "cobardes" a quienes salieron desplazados, o ser señalados como cómplices de un actor armado (en particular la guerrilla), de otro lado quienes persistieron y lucharon por conservar su tierra, su espacio, por su municipio, no pueden ser señalados de lo contrario. En medio del control férreo de los paramilitares, la gente desarrolló múltiples estrategias para resistir y no cohonestar con lo que sucedía:

¡Sí! Nosotros que fuimos los que nos quedamos aquí, los que hicimos que el municipio no se volviera un oeste, que no quedara solo, desolado, entonces ¿cuál de todos? éstos están afectados por una situación que los obligó a irse, pero éstos soportaron todos los embates de la violencia. entonces yo digo que por qué unos tienen derecho a la indemnización y ¿éstos no sabiendo que fueron los que se quedaron y dijeron "no me voy de aquí", no? porque no tenga a donde irse, sino porque no deben nada... Si hace comparativamente un análisis, sufrimos más nosotros que ellos mismos, aunque tuvieron una repercusión y se fueron por la familia, se fueron por temor, pero nosotros nos quedamos aquí y no nos pasó nada, y problemas hubo aquí como un verraco (EI6).

En esta lógica, otro de los colectivos sociales que resalta en el proceso de la resistencia, desde cuando la incursión paramilitar incrementó a niveles desbordados la violencia sobre las comunidades, fue el grupo de los "maestros resistentes". Y precisamente muchos de los miembros de este colectivo nunca han sido reconocidos por el registro único de víctimas, al punto que lo que les queda es sobre todo su dignidad y sus historias de resistencia:

...ellos mismos decían "a nosotros nadie nos ha escuchado, ni el mismo magisterio, ni oficinas de educación se han preocupado por saber cómo quedamos nosotros emocionalmente, qué nos quedó, qué secuelas quedaron" y yo antes les digo que son una verraquitos, porque salir ellos solitos y seguir su profesión, con la miles de cosas que se encuentran ahorita, nosotros por ejemplo hablábamos con una de las profesoras de una vereda que se despobló total y ahorita vuelve a estar toda la gente y ahora con el retorno, ella dice las cosas fueron horribles (EG3). Y nosotros en ningún momento para el Estado hemos sido víctimas, nosotros vivimos en ese tiempo, por ejemplo a mí que me tocó trabajar en vereda, vivir cosas muy tremendas que ni a mi peor enemigo le desearía que viviera eso y en ningún momento nosotros hemos sido víctimas para el Estado... (GF10).

Ellos y ellas se reconocen como parte del soporte de la comunidad en los tiempos más difíciles, y en algunos espacios como la única fuente de apoyo emocional, afectivo y vital para quienes no pudieron o no quisieron abandonar el municipio:

.yo pienso que, en la resistencia, el maestro jugó un papel supremamente importante. Primero, generó que los campesinos, retornaran a muchas de las veredas de las que ellos se estaban desplazando, el maestro cuando un campesino sabía que el maestro estaba yendo a la escuela por dos o tres estudiantes, el campesino, se animaba y volvía. Eso pasó en Vallejuelos cuando se desplazó. Un día nos vinimos, y ese día, quedaron 130 estudiantes, al lunes volvimos y no habían 30. Todo el mundo se desplazó y nosotros estuvimos ahí, todos los días, pasábamos por encima de los muertos, de los guerrilleros, al otro día de los paracos, al otro día del ejército, y nosotros pa'lante, no retrocedimos. Y nos preguntaban ¿cómo está la vereda?, bien, vamos, vamos, todos los días los llamábamos. Y logramos recuperar 90 estudiantes. El maestro además de ser esa esperanza en esas veredas y fueron varias: el Tabor, Vallejuelos, Palmichal, Puerto Rico, los maestros permanecimos; con dos o tres estudiantes, yo permanecí... y nosotros enfocamos la educación no en el conocimiento sino en el amor, por eso en San Carlos, los jóvenes, los padres de familia de hoy, los que tienen ahora los niños en los colegios, tendrán mucho dolor en el alma y podrán tener muchas inquietudes, pero no están llenos de odio ni de venganza, porque ellos tuvieron ahí un maestro o una maestra que les hablara de lo que era el amor y que los tiempos de guerra no eran eternos, que también pasaban. Entonces yo pienso que al igual que la mujer, el maestro en San Carlos fue un potencial increíble. En ese momento tal vez no se vio, pero ahora sí podemos decir que el trabajo del maestro fue bueno (EG4). ...uno ve que, a pesar de la violencia, a pesar de la guerra como que uno no sabe de dónde saca ánimos y hace muchas cosas por la comunidad, por los estudiantes, por los padres de familia, a veces uno se ponía a reflexionar y uno dice ay pero yo cuándo hice esto, como lo hice, como fui capaz, es como una satisfacción a pesar de todo (GF10).

Incluso desde el 2004 las mujeres, los maestros y los jóvenes que estaban en situación de resistencia, al calor de los procesos de apoyo mutuo, y con el acompañamiento de la Iglesia y de algunas ONG, en medio del dominio paramilitar en el casco urbano, la gente empezó a realizar una acción de resistencia noviolenta muy sencilla, pero llena de sentido. Los primeros viernes de cada mes, luego de la misa de la tarde, la gente se dirigía a alguno de los sectores del casco urbano, preparaban un café, un canelazo, compartían la vida, encendían una luz en memoria de quienes habían caído en medio de la violencia padecida y contaban historias sobre su propio municipio:

Manejándolo a nivel de acá local nosotros hacemos siempre jornadas de la luz y esas jornadas para la gente son muy, les gusta mucho, eso nació acá. Yo conozco que desde el 2004 se están haciendo jornadas de la luz. Entonces eso es bueno, aparte, en otras, en vez de la velita la reemplazamos por otras, trabajar por ejemplo origami (EG2).

Muchos de estos maestros no lograron seguir su proceso formativo profesionalizante, en tanto estaban acompañando a sus niños y jóvenes estudiantes, y a la comunidad, el país en esa época realizó muchos cambios institucionales que culminó en una convocatoria amplia para contratar maestros, en estas convocatorias públicas se hicieron exigencias formativas (especializaciones, maestrías) que estos valientes docentes no lograron hacer y por ende, quedaron por fuera del sistema y ahora en dichas escuelas son otros y externos maestros los que realizan sus funciones.

La epopeya del retorno.

Las acciones de resistencia de la gente parecían simples, pero según los relatos de los y las participantes fueron las que dieron fuerza y lograron que lentamente se abriera el camino para que quienes estaban desplazados empezaran a realizar sus retornos. Estos fueron espontáneos en su gran mayoría, sin los recursos y el apoyo del Estado, con el apoyo de algunas ONG, fundamentándose más en la necesidad de recuperar lo perdido y salir del estado de postración e indignidad en que el desplazamiento había sumido a cientos de personas que procedían de San Carlos y fueron a parar a sectores periféricos de ciudades como Medellín, Cali, Bogotá y Cartagena, entre otras, donde tuvieron que pasar grandes necesidades económicas, exclusión, señalamiento, pocas posibilidades de empleo, humillaciones; con el agravante que la situación de seguridad era similar en cuestión de riesgos, por lo menos en la ciudad de Medellín, donde llegaron la gran mayoría de desplazados de San Carlos:

Hay que tener en cuenta que los retornos vienen desde el 2006 muy graneadamente, pero por todas esas circunstancias que han dicho, porque en las ciudades no hay trabajo, les va peor por allá que aquí en el pueblo (GF4). Creo yo que entre los mayores procesos que nosotros llevamos es nuevamente regresar al territorio, nuevamente regresar a la finca y empezar a cultivar; o sea, la mayor reparación que se está haciendo la están haciendo las manos del campesino, otra vez empoderándose de su tierra, otra vez tratando de recoger su familia y ubicándola por lo menos en este sitio. (GF, 6). .como a los 3 años o 4 me volví para mi casa y a la mano de Dios, me voy pero con mi casa. Uno qué hace en las ciudades debajo de un techo para pagar arriendo, y uno con qué si no tiene ni un peso ni nada, porque por allá hubo mucha gente que les ayudaron con un arriendito para que se vinieran y a unos les daban y a mí no me llegaron a dar nada (GF11).

Desde esos lugares se fueron encontrando algunos líderes y se fue abriendo la puerta para un retorno masivo, que en el año 2008 obligó al acalde a declarar una "emergencia" por retornos (Centro de Memoria Histórica - CMH, 2011) ; (Olaya Rodríguez, 2012). Es paradójico, pero la intervención estatal en este caso, tuvo que darse porque el retorno masivo de población estaba desbordando la capacidad de soporte y atención del municipio en dicho año. Quienes solicitaron algún tipo de apoyo del Estado, por lo menos mientras "volvían a levantar la finca" sólo obtuvieron promesas, y al final, con su propio esfuerzo empezaron la epopeya del retorno:

De eso que nos habían prometido, supuestamente el alcalde en ese tiempo, y un director de acción social, que nos colaboraran con eso, pues mi querido... ¡váyanse y defiéndanse como puedan!, así, de esos mercados prometidos, a los cuatro meses, vino acción social y me entregó un mercado, inmediatamente en la escuela lo entregó. Y ya, así como a usted le dicen mentiras y defiéndase como pueda. Cómo nos defendimos, la verdad ni sé, yo tenía un hermano que trabajaba en los lados de Granada, y él cultivaba papa, frijol, y él nos mandaba. (GF11). .un poco desde estos antecedentes es que el proceso verdaderamente tiene un componente muy fuerte de la comunidad Sancarlitana; o sea, es interesante reconocer eso, que es la comunidad, el tejido comunitario retornando, diciendo "volvemos a nuestra tierras", los relatos dan cuenta de eso. Entonces sí creo que es importante indicar que lo que da cuenta de ese proceso es que la comunidad básicamente fue la que movió al Estado a desplegar respuestas que coincidían también con el proceso de construcción de la Ley... (EI3).

De allí que algunos participantes en esta investigación puedan afirmar con orgullo y con un profundo sentido de la dignidad que fueron ellos y ellas, estos cientos de familias que dieron este paso, los que lograron hacer renacer al municipio, y que este proceso lo han hecho fundamentalmente con sus propias manos. En algunos casos con apoyos más o menos significativos del Estado, pero de acuerdo con sus relatos, que son coherentes con las cifras mencionadas anteriormente, fue su tesón, su resiliencia, su amor por la tierra y también la insatisfacción de sus necesidades básicas en la ciudad, lo que movilizó el proceso de retorno:

.allá se ha abierto un poquito porque nosotros lo hemos hecho, pero no porque nadie nos ha ayudado, a nosotros nadie nos ha ayudado para que vea que abra la finca, que haga potreros, para que siembre café o para que siembre los sembrados que teníamos. Allá había mucho sembrado, había café, había plátano, había cacao, había mucha plantación y eso se perdió (GF11). Cuando volvimos otra vez tuvimos la posibilidad de retornar la gente comenzó a organizarse, hay muchas organizaciones sólidas, una buena base jurídica. En estos momentos San Carlos es uno de los municipios que ha progresado en esa parte social, pero por acción de la gente (EI7).

Deinimos que el relato pasa por lo épico porque es inevitable identificar historias de heroísmo y de una profunda dignidad que son causa de admiración y respeto. Incluso, acciones como ir desminando el territorio, reconstruir caminos, puentes, escuelas fue labor de las mismas comunidades, incluso antes que el Estado hiciera presencia y desarrollara los procesos y proyectos que han sido objeto de esta investigación:

En San Carlos hay gente muy valiosa, hay gente muy valiente, que se han dado la tarea, por ejemplo cuando empezaron a desminar, porque es que claro el estado también ha puesto los ojos en San Carlos, porque ha visto las potencialidades y las capacidades y que la gente acá ha construido desde la base desde el terror, cuando acá no había nada, cuando la gente empezó a poner sus vacas para que ensayaran en el camino a ver si habían minas, cuando la misma gente empezó a salir a buscar a sus muertos. claro de lo contrario no creo que Colombia hubiera puesto los ojos en San Carlos. (EI2). Cuando comenzaron a llegar las personas antes de que el Gobierno pensara en los temas del retorno. El proceso de retorno es un proceso que inicia con las comunidades. Empieza la gente a hacerlo, es un acto de resistencia de la gente. Al llegar el tema del arraigo es fundamental: "nosotros entramos acá con el ganado haciendo desminado", las reses fueron empleadas para desminar y la gente comenzó a llegar y cuenta alguien "éramos 5 y de esos llegamos 3", o sea que unos murieron en el regreso. (EI3).

Es precisamente estas historias y estos relatos los que le dan sentido a esta investigación. Evidenciar los problemas de la reparación y de las intervenciones sociales del Estado no tiene sentido, sino se evidencia la manera como las comunidades han logrado resistir, retornar y reconstruir su tejido social colectivo, sus proyectos de vida. Para nosotros es fundamental evidenciar la fuerza de la gente, su capacidad para ser resiliente, para organizarse, para actuar, para defender la vida, sus proyectos, para recuperar la confianza y la solidaridad colectiva: "el tejido social se ha ido recuperando, últimamente si, la gente se ha apropiado mucho del territorio. La comunidad se ha ido articulando, pero no por las instituciones, eso es iniciativa propia" (GF2).

Este proceso ha sucedido también con apoyos posteriores del Estado, que no son suficientes, y en muchos casos han puesto en riesgo o han sido obstáculo a las mismas dinámicas resistentes de la gente, tal como se ha evidenciado en este texto, cuando analizamos el "participacionismo", más como una forma de control sobre la gente para imponerle formas de acción, que como una forma de empoderarla; como se evidenció en los textos anteriores, además de todo, se contribuyó más a dejar a una parte de la población en posición de pasividad y a la espera de ayudas, con lo cual, en algunos casos terminó por afectar el mismo tejido social. Incluso, como se dijo anteriormente, aún con proyectos altamente valorados como la "Alianza Medellín-San Carlos", el retorno fue un asunto básicamente de las comunidades, y ellas tienen el derecho a reivindicar esta epopeya, aun cuando se hayan dado todas las intervenciones que se han realizado en el municipio:

Eso a nivel de convenio es lo que más bulla ha generado, fue como una muestra para mirar que en San Carlos había un retorno efectivo ye so lo magnificaron, lo generalizaron, pero simplemente fue un convenio, esas familias si recibieron buena atención, pero fue un grupo priorizado. No hablamos del retorno a nivel general pues, aquí quedaron 5 mil personas y hay ahora 22 mil, pero fueron pocas las retornadas por el Estado, uno ve de acuerdo al mapa de habitantes por veredas, que ya hay mucha gente en las veredas, en los centros urbanos, en el Jordán, Samaná. Gran porcentaje por iniciativas individuales. Mi familia se vino no porque el Estado nos ofreciera cosas, nos vinimos porque había posibilidades de iniciar proyectos de vida, pero no porque haya recibido ayuda del Estado (EI7). Y así hicimos, por ejemplo, si alguien llegaba de la vereda, retornado, y yo tenía arroz, venga para que tome, así éramos, o así hemos sido. Si la alcaldía me daba a mí una arroba de arroz, y al otro vecino no le dieron nada, hágale tranquila que yo comparto, cuando le den a usted, usted me da a mí. Así nos fuimos como medio saliendo adelante, (GF11).

Ahora bien, la presencia del Estado, sus proyectos de intervención y sus acciones en el marco de la reparación propuesta por la ley 1448, han creado un clima complejo, que si bien ha aportado a los procesos de estas comunidades y del municipio, en general; también han creado complejidades frente a las cuales, para evitar caer en la posición mendicante o en la identidad de víctimas, algunas comunidades, familias y personas han aprendido formas de gestión desde un lugar de empoderamiento que les permite, en el contexto de una fuerte presencia institucional, acceder a algunos de estos "beneficios", pero sin perder en su condición de ciudadanía como sujetos de derechos. Por esta razón, hemos identificado en muchos de sus relatos propuestas alternativas para la reparación, que intentan mediar entre los procesos de autogestión para la autonomía y la autodeterminación y los programas institucionales:

Lo de la vereda Dosquebradas porque como les conté ahorita, las mujeres decidimos comenzar a trabajar con lo que teníamos, eso nos prestaron herramientas, machetes y así fue haciéndose el cultivo que tenemos, porque tenemos que hacer algo a ver si nosotros mismos conseguimos las cosas. Allá se comenzaron a raíz de eso, a reunirse la gente para ver dificultades de cada familia, inició la junta de acción comunal (GF1). Las comunidades lo saben hacer, porque son las comunidades resistentes, víctimas, son las comunidades las que tienen los pesos de la violencia y las que tienen las marcas de la sangre y las marcas de las acciones del conflicto... (EI3).

Desde este lugar de empoderamiento y conciencia de sus propios procesos han hecho múltiples llamados al Estado para que, en sus intervenciones, entre a dialogar, a integrar estos saberes y procesos, rompiendo la lógica tecnoburocrática. De la misma forma que se mencionó en el proceso de acción de apoyo mutuo y recuperación emocional, es fundamental que las lógicas de la razón instrumental no sean las que guíen la acción, para que se favorezca, si en verdad se quiere reparar y reconstruir, acciones desde abajo que fortalezca el desarrollo libre y autónomo de las comunidades según sus procesos de autodeterminación:

.el saber comunitario es impresionante, realmente impresionante, yo sentía a veces que no tenía realmente nada que enseñar; más que quedarme escuchando, o sea, pedagogía social. Lo que han hecho los líderes de comunidades que la han guerreado, es pedirles que no paremos, que nos contemos que la gente se sienta en la confianza de hacerlo; mira una cosa tan poderosa como esa, esta es una cosa desde lo vivencial, yo posteriormente comprendí que era un enfoque comprensivo, y es que la gente entienda lo que le pase y que eso tenga un sentido para ellos. (EI3).

Boaventura de Souza Santos (2003) propone un diálogo de saberes, una hermenéutica diatópica que posibilite una traducción de las lógicas instrumentales y los saberes populares para que puedan construir puntos de encuentro, desde relaciones de simetría y respeto mutuo. Esto permitiría superar lo que denomina una lógica abismal, donde la acción instrumental y técnica crea un hiato insuperable en la acción y la comunicación con los saberes de la gente, de tal manera que se hacen inconmensurables, con el añadido de la imposición de este saber técnico y el menosprecio del saber de la gente, que queda borrado y obstruido en un proceso que denomina "epistemicidio".

Esta es una de las formas primordiales de la colonización occidental, que homogeniza, borrando la particularidad y elimina resistencias a sus lógicas, desconociendo la fuerza, las capacidades y potencialidades de la gente, desde procesos y discursos asistenciales y paternales que infantilizan y le quitan potencia; con lo cual los procesos de dominación y control se hacen más plausibles y fáciles. De allí, la necesaria crítica que desde este texto y los que le preceden realizamos a estas formas de intervención que terminan, precisamente colonizando los espacios, los sentidos, los procesos y los territorios de las comunidades campesinas.

Por esta razón, algunos de los y las participantes han anotado la fundamental importancia de gestionar ante el Estado y sus instituciones, no como beneficiarios de unas ayudas, ni como población objeto de acciones caritativas, sino como ciudadanos y sujetos de derecho, con la capacidad de una interlocución válida y una fuerza que les permita ser considerados como contraparte efectiva de la acción estatal y mucho más de los operadores privados de la política pública, tanto de la reparación, como de otras políticas sociales:

Perdóneme, que ahí tuvimos unas discusiones muy fuertes... entonces logramos incidir en lo que hoy es el tema de FES y todo eso, a la población se le prepara, se le forma, se le busca enterar, en que reconstruya su proyecto de vida.. Poder incidir en esas decisiones, porque es que el Estado es el garante de la calidad de vida plena de todos, pero también es el mayor vulnerador, entonces cuando uno puede estar diciendo ay venga un momentico, al de corbata: "Doctor no me diga que no conoce nuestra constitución, porque es que el Estado es responsable por la vida, honra y bienes de todos los colombianos". ¿Dónde estaba el Estado y en cabeza de quien estaba cuando a nosotros nos pasó esto? No conocen nuestra constitución. (EI1). me decía en estos días un señor que en un convenio en el que estuvo, que le dijeron bueno entonces usted para su proyecto ganado, algo así es el caso, "ah no, ganado yo no necesito, necesito esto, esto y esto", "ah es que eso no se puede porque lo que hay es ganado", "ah entonces yo no le recibo"; y el señor luchó para que le dieran lo que él necesitaba y fuera de eso logró que el excedente que le faltaba se lo dieran en efectivo, porque es un ciudadano que entiende realmente el proceso y entiende que es lo que está haciendo y es que a veces la gente no dimensiona que cuando está en un proyecto, es porque es un derecho, que no es un regalo que le estén haciendo, que hace parte de un derecho, finalmente es tener la disposición y la actitud de poder ser crítico... (E2)

Conclusiones.

Es importante en escenarios de paz, posconflicto o de transición acentuar la participación superando la lógica "dirigida" o instrumentalizada de dicha participación. Superar esos "espejismos de la partición", "ustedes se reúnen, pero yo decido", una lógica conveniente que se desarrolla más como un acto informativo y a lo sumo, consultivo.

Es necesario avanzar hacia una participación real, que implica el empoderamiento y la acción pública en escenarios de construcción de poder, que requiere una apropiación de lo público y un sentido de lo colectivo; de tal manera que conduzca hacia un desarrollo integral y humano de las personas, familias y comunidades en escenarios de democracia real y autodeterminación.

Es decir, un ejercicio de la organización y la participación con un sentido claro de la resistencia en contextos de dominación y ejercicio de poderes verticales que tienden a excluir y oprimir, para quienes la violencia fue un medio de intimidación. Pero desde los procesos que logramos reconocer en esta investigación, arriesgamos a airmar que, en buena medida, mucha gente de San Carlos, logró mantener vivo el espíritu colectivo y organizativo, lo que le da elementos para participar y actuar desde un lugar no de subordinación, sino de empoderamiento y dignidad. Aun así, en medio de la complejidad que se ha vivido, hay muchos límites y dificultades; sin que esto implique que no se estén dando los pasos para reconstruir el tejido organizativo que dé soporte a la participación y a un ejercicio del poder desde abajo.

De todas formas, todo este proceso, que no ha sido fácil y que ha implicado conflictos, dificultades y tropiezos permite que la gente se siga reconociendo en la resistencia, en la necesidad de la acción colectiva para proteger el territorio, para permanecer en él y para que esta tierra en la que habitan siga siendo su hogar.

Por esto, las resistencias del pasado son memoria y fortaleza para las luchas del presente, especialmente cuando intereses políticos y económicos se siguen elevando sobre el territorio.

Son muchos los escenarios y múltiples las posibilidades. También son no pocas las amenazas, especialmente por los denominados "proyectos de desarrollo" que no tienen en cuenta la vida, la cultura, las dinámicas y la organización de la gente. De allí la importancia de esta conciencia colectiva y de este relato épico, necesario para que se sigan desplegando las resistencias necesarias y lograr justicia, equidad y dignidad en su territorio.

Los relatos y experiencias recogidas en esta investigación nos dan cuenta de procesos y acciones, a través de las cuales la gente no es simplemente un sujeto pasivo de acciones estatales, de ayudas externas, que profundizan su condición dependiente y pueden instalarle en una identidad de víctima. Por el contrario, hemos evidenciado la inmensa capacidad para resistir y reconstruir, para mantener su dignidad e incluso para desarrollar acciones paralelas que les permiten trascender el lugar de la víctima y empoderarse como sujetos de derecho, como actores sociales protagonistas de su propio desarrollo y superación de las consecuencias que la guerra les dejó.

Como lo hemos visto, estas acciones de resistencia y dignidad, estas luchas sociales han sido la clave de la reconstrucción del tejido social en el municipio y son clave fundamental para la recuperación de la vida social, política y económica que ha revitalizado la región. En este marco de sentido e interpretación, que hacen muchos de los participantes en esta investigación, la intervención del Estado ha sido más un complemento y en algunos casos un auxilio, pero en otros, con no poca frecuencia, se han convertido en un obstáculo ante el cual las comunidades y personas han tenido que sobreponerse.

Así pues, la lógica asistencialista y generadora de dependencia de la reparación estatal ha dificultado procesos colectivos, ha generado divisiones, ha roto relaciones o impedido el empoderamiento de sujetos o colectivos para desarrollar sus propias estrategias de reconstrucción, lo cual es coherente con las formas de poder y dominación que se han desarrollado históricamente en Colombia, donde el Estado más que ponerse al servicio de la ciudadanía, ha respondido más a intereses de élites de poder que lo utilizan como mediación para ejercer domino y control, además de exclusión y violencia (González, Bolivar, & Vásquez, 2002).

Por tanto, las lógicas de resistencia de la población evidencian una crítica también, a la dinámica jurídico-política, de carácter individualista que ha implicado el modelo de reparación ejecutado en el marco de la ley 1448, y que basado en una mirada individualista del derecho no logra comprender que la reconstrucción del tejido social no parte de la entrega de compensaciones a sujetos individuales, sino en la reconstrucción colectiva, la recuperación de la confianza, el empoderamiento de la gente, el apoyo mutuo, la solidaridad, que como marco de sentido posibiliten también las transformaciones subjetivas y la reparación individual.


Notas:

i El presente texto hace parte del proceso de investigación "Construcción de significados sobre la reparación institucional y la reparación desde abajo en víctimas del conflicto armado en el municipio de San Carlos". Esta es la tercera entrega consecutiva del proceso investigativo, que implicó un seguimiento significativo, desde la perspectiva de la población, a las acciones que el Estado Colombiano ha realizado, en los diversos momentos entre 2008 - 2014, en pro de la reparación de las víctimas en esta localidad, especialmente la aplicación de las medidas de reparación, según la ley 1448 de 2011, en la voz de sujetos protagónicos en el municipio (víctimas, líderes sociales, maestros, funcionarios de la alcaldía y personería, algunos acompañantes de ONG, organizaciones de mujeres y otras personas de las comunidades).
ii Los textos anteriores se centraron en los problemas de forma y fondo en la implementación de las medidas de reparación a las víctimas del conflicto armado en un municipio emblemático, como San Carlos; intentando poner en cuestión el discurso que el Estado colombiano ha construido en torno a este proceso, que buscó un aval académico de un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard que afirmaba que Colombia tiene las mejores políticas públicas de reparación en el mundo (Sikkink, Marchesi, Dixon & D'Alessandra, 2014), pero en el papel (Villa & Insuasty, 2015, 2016).


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