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El Ágora U.S.B.

Print version ISSN 1657-8031

Ágora U.S.B. vol.17 no.1 Medellin Jan./June 2017

 

Autonomía Indígena y democracia en Colombia*

Indigenous Autonomy and Democracy in Colombia

Por: Carlos Alberto Osorio Calvo1

1 Filósofo, Magister en Sociología. Docente Investigador Universidad Santiago de Cali. Profesor Universidad del Valle. Cali, Colombia. Correo electrónico: carlos.osorio05@usc.edu.co carlos.alberto.osorio@correounivalle.edu.co
* Este artículo se deriva de una investigación sobre la autonomía del movimiento indígena colombiano, tomando como base para el estudio la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), en algunas expresiones regionales como las organizaciones indígenas del departamento del Cauca.

Recibido: mayo de 2016 Revisado: octubre de 2016 Aceptado: noviembre de 2016


Resumen.

La declaración de autonomía del movimiento y pueblos indígenas es parte de su identidad, se mantiene en tanto valor central que inscriben como condición y aporte a la democracia en Colombia. La autonomía es un derecho de los indígenas, pero no solo de ellos, sino del grueso de los sectores sociales. Defenderla y conquistarla será avanzar en una sociedad más democrática.

Palabras clave: Autonomía indígena, identidad indígena, democracia indígena, movimientos sociales.


Abstract

The declaration of autonomy of the movement and indigenous peoples is part of its identity, it remains a central value that inscribes as a condition and contribution to democracy in Colombia. Autonomy is a right of the indigenous people, but not only of them, but of the bulk of the social sectors. To defend and conquer it will be to advance in a more democratic society.

Key words: Indigenous autonomy, indigenous identity, indigenous democracy, social movements.


Introducción.

La realidad de conflicto armado en Colombia determina unas características especiales para los movimientos sociales y para el movimiento indígena. El accionar de los movimientos sociales en Colombia está condicionado por la manera en que en el país se configura la dinámica política. El conflicto armado es parte de esa dinámica política en los últimos años. Históricamente la guerra ha imposibilitado el completo desarrollo de la sociedad civil. La participación política ha estado condicionada por una tradición de exclusión configurada desde el bipartidismo y alimentada por el clientelismo que ha generado una correlación de dependencia de los sectores sociales a los manejos clientelistas de lo político (Osorio C., 2015).

El conflicto armado se ha ubicado privilegiadamente en donde hay riqueza y en donde hay lucha social. La lucha del movimiento indígena que es por territorio y autonomía choca con los intereses que diversos sectores de poder tienen y han tenido sobre sus recursos, incluida su fuerza de trabajo. Los indígenas habitan territorios económica, política y militarmente estratégicos para los actores que están en confrontación en el conflicto colombiano.

En medio de este panorama el actor indígena trata de reivindicar una identidad, ligada a este territorio. Construye su identidad en la resistencia a un modelo que ha consagrado su exclusión y su explotación. Traza un panorama de lucha que pasa por ofrecer un cambio en la construcción de las estructuras sociales y que es capaz de ofrecer una alternativa para una transformación de las condiciones sociales y políticas que beneficien a la mayoría de los colombianos (Castillo, 2007).

Metodología.

Se combinan los diseños etnográfico y documental. El primero a partir de la presentación de los testimonios de líderes y miembros del movimiento indígena pertenecientes a la Organización Nacional Indígena de Colombia - ONIC -en escenarios nacionales, regionales y locales. Estas fuentes de información son, en lo que tiene que ver con el movimiento indígena, en su mayoría, autoridades en el ámbito nacional y regional.

El segundo componente en materia de información para esta investigación son los datos proporcionados por algunos documentos producidos por la organización indígena a lo largo de su historia. Allí se incluyen memorias de sus congresos y algunas publicaciones que dan cuenta de sus acciones a través del periódico de la organización. Se revisan además estudios sobre la correlación planteada entre organizaciones políticas y movimientos sociales.

Para este trabajo, se ha explorado la relación entre la ONIC y la izquierda ligada al proyecto de las insurgencias de las FARC y el ELN, tratando de identificar la manera en que la relación que se ha establecido entre los indígenas y la insurgencia puede afectar la autonomía, pilar fundamental de la organización y con ello, su proyecto mismo como movimiento social con posibilidades de conquistar lo que han definido como su proyecto de historicidad.

Resultados.

El movimiento indígena colombiano como movimiento social.

El movimiento indígena en Colombia, que es tal vez en los comienzos del siglo XXI la mayor expresión de movilización social, está jugando un papel determinante en la reconfiguración de la identidad de la nación y lo hace en medio de un contexto de conflicto armado que se prolonga por más de 50 años en el país (Archila, 2010). Se pretende así, dar cuenta precisamente de unos elementos de dicho movimiento como son la identidad, la oposición y la historicidad, atendiendo a que son estos los que le confieren un carácter preponderante en el panorama político y los que resultan particularmente significativos en el contexto de conflicto en el que se da la acción y la propuesta política del movimiento indígena colombiano. En ello radica la elección de los postulados teóricos de Touraine, de quién se hablará a continuación.

Se entiende, desde los planteamientos de Alain Touraine, a los movimientos sociales como actores colectivos cuyas acciones, desde un alto nivel de organicidad, propenden, y con ellas sus actores, por la conducción del presente histórico. Los movimientos son caracterizados desde este modelo como actores que definen claramente un oponente, que poseen una identidad que se pone además en juego para lograr transformaciones socioculturales que les permitan a estos actores el control de recursos centrales en una determinada sociedad. La acción de estos sujetos es vista en el marco de la existencia de un conflicto en el que ellos actúan como movimiento (Touraine, 2000).

La idea de autonomía está relacionada, en el caso estudiado, con la idea de democracia. Es así que, se pretende hacer una mirada del aporte del movimiento indígena a la construcción de la autonomía (democracia) en Colombia, en un contexto de conflicto social y armado. Interesa el tema de la autonomía del movimiento indígena frente a algunos actores del conflicto pues es justamente la pérdida de autonomía uno de los factores que puede condicionar el aporte del movimiento indígena a la construcción de la democracia en el país (Osorio C. , 2011)

En la búsqueda de la democracia real, cobra valor la autonomía de los movimientos sociales respecto de las formas que intentan imponer las fuerzas políticas. Este autor reconoce que con frecuencia los movimientos sociales son utilizados por grupos exteriores a los mismos que pretenden canalizarlos en su propio beneficio. Esto les genera en sus dinámicas dependencias en relación con fuerzas políticas e ideológicas que por sus mismas definiciones desconfían de la existencia de actores autónomos. Tales fuerzas, por la definición misma de sus postulados ideológicos, cuyo contenido casi exclusivo, es la denuncia del orden establecido, se consideran como vanguardias en la lucha política y se arrogan la tarea de conferir sentido y organización a los actores sociales. Se da una tendencia en la relación entre movimientos sociales y fuerzas políticas a instrumentalizar la acción de los movimientos sociales (Touraine, 1999).

En los movimientos indígenas de América Latina, Touraine (1998) va a evidenciar un aporte significativo a esta idea de democracia entendida desde el reconocimiento de las diferencias y la igualación a partir de esta condición universal que es la diversidad. Estos movimientos indígenas articulan la defensa de la identidad étnica con la búsqueda de la participación democrática en el sistema político. Buena parte de la experiencia del movimiento indígena colombiano a partir de su participación en la asamblea constituyente de 1991, es su voluntad de conducir su visión de la democracia desde los escenarios de poder y su determinación de conquistarlos a través de la contienda electoral en las regiones en las que como indígenas es mayoritaria su presencia. Pero su participación en la dinámica política no se reduce a estos escenarios locales. El centro de su lucha política está en la conducción autónoma de sus dinámicas como pueblos en los territorios (Sánchez Botero, 2010).

La ONIC tiene una visión de la sociedad y unas acciones para impulsar esa visión. En ello, está su proyecto de historicidad, ahora bien, para el efectivo ejercicio de este proyecto como aporte indígena a la democracia, la organización plantea la importancia capital de su autonomía. Ésta se expresa en unas formas de gobierno propias sobre un territorio y una presencia en el contexto de los sectores sociales con un discurso propio, desde el arraigo en la tradición de vida y lucha de los pueblos indígenas (ONIC, 2002).

Lesiones a la autonomía por cuenta del conflicto armado.

El tema de la autonomía de los pueblos indígenas es uno de los recursos y valores que el movimiento indígena y la organización se disputan con el estado, las élites económicas, los grupos armados legales e ilegales y las religiones. La autonomía es definida por la ONIC como un imperativo político de su lucha. Es la capacidad de decisión y control, de auto gobernarnos y de ejercer justicia, de controlar nuestros territorios (ONIC, 1989). Hablan del derecho que los cabildos y las comunidades tienen de controlar, vigilar y organizar su vida social y política en sintonía con los principios históricos (ONIC, 1991) y en continuidad con un proyecto de lucha defendido desde la invasión de los españoles (ONIC, 2002).

Desde la definición alcanzada por esta organización, la autonomía tiene unas dimensiones centrales, la conciben como un derecho, al lado de los derechos que como pueblos indígenas tienen, así mismo, está ligada a su identidad y se deriva de la tradición y como tal, hace parte de las particularidades que asisten a los indígenas. Es una condición que el movimiento indígena define para el alcance de su proyecto de historicidad y para su aporte a la construcción de la democracia en el país (ONIC, 1989). La autonomía es un valor central en disputa que se materializa en el territorio y en el camino propio que el movimiento indígena deriva de la comprensión de su identidad.

La autonomía en el territorio se convierte en pilar de la propuesta de lucha de la ONIC y en general, del grueso del movimiento indígena en Colombia. La tierra es solo un recurso material para el desarrollo económico de quien la trabaja. Se convierte en un elemento vital cuando se configura como territorio y esto supone el relacionarla con una serie de valores de orden cultural ligados a la misma. La autonomía es el ejercicio de autoridad sobre la tierra y la comunidad, que supone que, si bien haya de parte de otros actores un respaldo, no se determine dicha autonomía, desde el exterior.

Para nosotros resistir es estar en nuestro territorio bien firmes sin caer, la resistencia hace parte de nuestra organización autónomamente, nosotros mismos nos mandamos (Entrevista indígena Embera Chocó).

La autonomía que se pretende desde la ONIC frente a lo territorial, es también administrativa, jurídica, entre otras. Ejemplo de ello es el derecho que tienen las comunidades de ser consultadas cuando se va a hacer exploración o explotación minera o algún tipo de intervención por parte de sectores no indígenas en el territorio.

¿Qué es la consulta previa? Es para que ellos respeten nuestros derechos, porque ellos entraron sin consultar, antes de entrar a la comunidad ellos tienen que hablar con nosotros, al contrario, sería violación de nuestros derechos […] No queremos ninguna empresa que no respete nuestro territorio y resguardo (Entrevista indígena Embera Chocó).

La autonomía que pretenden los indígenas además de territorial, es política, supone la posesión de un territorio que ellos reclaman suyo por el vínculo ancestral con el mismo, el desarrollo en este territorio de sus formas de vida tradicionales, el control del territorio y de lo que hay en él en materia de riquezas.

Pero la autonomía que reclaman los indígenas no abarca solo el control de su territorio, también, y esto tiene que ver con su configuración como movimiento social, se reclaman autónomos frente a las fuerzas políticas que podrían pretender controlar su carácter de movimiento y sus acciones como movimiento social. Touraine plantea que su definición de movimientos sociales sugiere que han de ser por naturaleza independientes de las fuerzas políticas (Touraine, 1999). Esta misma construcción la vienen haciendo los indígenas en Colombia y de manera muy particular los que se han ligado a la ONIC. En este trabajo se ha mostrado que por esencia y definición propia la ONIC, se reclama autónoma frente a las fuerzas políticas. La ONIC declara, en esta lógica, que el movimiento indígena nacional es independiente de cualquier grupo político, legal o ilegal, de cualquier sector religioso. Se rechaza así, el manejo político y religioso que se ha intentado hacer del movimiento indígena y de la vida misma de los indígenas.

Christian Gros y Trino Morales (2009) relatan como en su accionar como líder de la organización, se ha tenido que enfrentar a comandantes de la guerrilla para exigirles el respeto por la autonomía. Las FARC-EP dice, no piden permiso para entrar en las comunidades, se meten y llegan a imponer, se alían con terratenientes y disparan a los indígenas que están haciendo recuperación de tierras. Por su parte el ELN asesina indígenas acusándolos de informantes, en ocasiones con autorización de los mismos dirigentes regionales indígenas.

A las FARC-EP se le plantean las condiciones: -No meterse en las comunidades, no asustarlas, no intervenir en sus asuntos -, hay un cabildo gobernando y la guerrilla tiene que hablar con él, acordar con él y sentar unos puntos de tratamiento interno. Al ELN se le aclara que hay unas leyes y formas de justicia indígena que hay que respetar, que provienen de una organización milenaria (Gros & Morales, 2009).

Pues el problema…el problema tenemos orden público, se puede contar ¿cierto? aquí nosotros queremos que no molesten la orden público, queremos que la gente no anden por aquí en el territorio de nosotros, aquí (Entrevista indígena Embera Chocó).
Trataron de violar derechos y de afectar autonomía, pero cuando ya ellos se dieron cuenta que la organización había tomado fuerza y nos habíamos dado cuenta que eso no nos convenía ellos fueron saliendo poco a poco de nuestro territorio (Entrevista a líderes indígenas del pueblo Zenú).

La ONIC nace a partir de la identificación de las diferencias que su proyecto tiene con el que se impulsa desde los sectores de izquierda. Pero pese a tener claridad en relación con el énfasis en la identidad propia de los indígenas, son frecuentes en su historia los intentos de penetración y control de la organización por parte de sectores de izquierda y la vinculación de sectores del movimiento indígena ligado a la ONIC con los proyectos de esta izquierda.

Creo que si hay visos de permeabilización en algunos momentos y casos y se refleja por ejemplo cuando mucha de nuestra dirigencia sigue postulados distintos a los que nuestros congresos y nuestros mandatos dan. (…)
Entonces, muchas veces, muchos compañeros que hacen parte de nuestros procesos organizativos se meten en esas propuestas pensando que son…, no es que no sean válidas, son válidas, pero no corresponden a nuestro planteamiento ideológico y político, a nuestros principios. (…)

Vemos con preocupación que mucha gente nuestra no tenga clara esa concepción de autonomía y la decisión tomada por nuestros mayores de hacer nuestro propio camino. A veces, vemos como que nuestra gente y nuestra dirigencia se mezcla, se deja llevar por otro lado. (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC)

La autonomía es derivada de la tradición, las organizaciones y autoridades que históricamente han existido como los cabildos, los caciques, los capitanes, los mamos, los curacas, han hecho ejercicio de su autoridad sobre la base de las tradiciones de los pueblos indígenas. Esto, se corresponde con una forma de vida que tiene una razón de ser y el reclamo de la autonomía va encaminado a preservar esta manera de ser y la misión que cada comunidad y cada indígena tiene. La pretensión de autonomía tiene que ver con la protección de la cultura que es la base de la identidad y de la subsistencia de los indígenas. La pérdida de autonomía y debilitamiento de la cultura y de las autoridades tradicionales ha llevado a que en algunas comunidades se rompa la relación armónica con la naturaleza (ONIC, 1989).

Ahí están establecidas las normas que debemos aplicar en los cabildos en lo que concierne a la aplicación de las leyes para los procesos de violación de nuestros derechos y todo lo que está relacionado a esa parte organizativa (Entrevista a líderes indígenas del pueblo Zenú).

Se demanda la autonomía justamente porque se demanda el reconocimiento de una forma de vida propia, distinta y de la necesidad de mantenerla por su riqueza y su aporte a la identidad nacional. La declaración de autonomía se inspira en los valores de orden cultural y ancestral que mueven a los diversos sectores del movimiento indígena ligado a la ONIC.

Para nosotros como comunidades indígenas una de las fortalezas que todavía nos permiten resistir es la identidad y la cultura. Ese sentido de pertenencia, esa identidad de ser nasa, de ser indígena, de tener ese arraigo con la tierra, con la naturaleza, de decir justicia, armonía, autonomía. (…)

Conocer nuestro legado de lucha e historia, nuestros mayores como dieron las luchas. Como han sido nuestras conquistas ancestrales. (Entrevista a líder indígena del Cauca).

La autonomía es reclamada como un derecho y a la vez como una condición de posibilidad de la democracia. La visión de democracia que se construye como aporte del movimiento indígena a la nación parte de la garantía para los pueblos indígenas de su autonomía. Se materializa en la autoridad, en el sistema de justicia, en la administración de los recursos, en la educación propia, en la medicina propia. Los indígenas hablan del derecho colectivo a la autonomía en lo relacionado con sus asuntos internos, en educación, información, cultura, religión, sanidad, vivienda, bienestar social, actividades tradicionales y económicas, administración de tierras, recursos y medio ambiente (ONIC, 1991).

Nosotros partimos desde los principios de vida, desde la cosmogonía, desde el derecho ancestral, derecho mayor y también desde los tratados internacionales. El convenio 169, hoy ley 21 establece que los pueblos indígenas tienen derecho a la autodeterminación y que el estado o el gobierno están en la obligación de garantizar esta autodeterminación. (…)
Entonces cuando hablamos de autonomía hablamos de tener un gobierno propio, de un sistema de salud propia, de un sistema de educación propia que rescate, que afiance, que fortalezca nuestros valores, nuestra cultura y que desde allí, desde este espacio de convivencia le aportemos al resto de sociedad (…)
Recordemos que la declaración universal de pueblos indígenas en el 2007 reafirma que ese derecho es algo que los estados deben reconocer y deben respetar. Y también las sentencias de la corte, el auto 04 dice que las medidas de protección tienen que ser especiales, no quiere decir que nos separemos del estado, sino que nos dejen desarrollar nuestras dinámicas de manera pacífica, de manera civil, de manera organizada. Yo creo que eso no está fuera del marco constitucional (Entrevista a líder indígena del Cauca).

El reclamo de autonomía es una de las luchas permanentes de los indígenas. Se da este reclamo justamente porque por parte de diversos actores hay intereses que están lesionando la autonomía de los pueblos indígenas en sus territorios, la autonomía de las organizaciones indígenas en el ejercicio de su actividad y la autonomía de la ONIC en su proceso de construcción y desarrollo de un proyecto que se constituya en un aporte a la democracia en el país.

El estado desconoce la autonomía indígena.

De parte de los gobiernos, se han expedido normas que a las claras pretenden restarle alcance a la autonomía de los pueblos indígenas. El estado ha generado entidades, manejadas desde lógicas e intereses no siempre cercanos a la visión indígena, y las ha puesto a decidir sobre los asuntos indígenas. El estado establece condicionamientos políticos que limitan el alcance de los derechos conquistados por y garantizados a los pueblos indígenas (ONIC, 1989).

El gobierno acusa a los miembros del movimiento y a los líderes de la organización de estar a favor o hacer parte de las guerrillas cuando desde la organización se denuncia el accionar de las fuerzas militares, en asocio con los paramilitares, para perpetrar crímenes contra la población.

Para los dirigentes del país la autonomía plantea el riesgo de disminución de su poder sobre los indígenas y por esta razón ofrece la idea de que la pretensión de autonomía de los indígenas lesiona la unidad de la nación y el estado moderno. Este proceso plantea claramente que la posición de autonomía no significa aislarse del resto del país (ONIC, 2002), ni desconocer el ordenamiento jurídico general que rige la nación (ONIC, 1989). Sienten sin embargo que la verdadera autonomía se construye con una verdadera concertación con el estado y se destruye cuando se hacen dependientes y subordinados a los programas que deciden el estado o a los intereses de los actores más fuertes (ONIC, 1998).

De parte del estado la autonomía se lesiona cuando en aras de la garantía de los derechos se eleva sobre las comunidades indígenas una suerte de tutela que se encuadra perfectamente en el discurso defendido durante mucho tiempo, de la minoría de edad de los indígenas. La razón de ser de esta tutela es mantener el control sobre las dinámicas de los pueblos y limitar el poder de acción como movimiento.

Accionar militar del estado.

Por parte del estado y de las fuerzas militares se presenta la frecuente estigmatización de las organizaciones indígenas, bien sea por la presencia de la insurgencia en los territorios, bien por el ánimo de debilitar los procesos organizativos (Gros, 1991). Al preguntar a los indígenas Embera del Chocó sobre acciones militares de parte de la fuerza pública como bombardeos ellos responden:

Según ellos pensaban que nosotros somos guerrilla…según era…ellos pensaban eran guerrilla… (Entrevista indígena Embera Chocó).

Por su parte los indígenas del Cauca experimentan señalamientos y estigmatización frente a sus iniciativas civiles de desmilitarización de sus territorios. En este sentido conminan al estado a ser garante de los derechos de los indígenas desde un componente social y a no limitar su presencia al componente militar, con lo que en materia de conflicto armado y violación de los derechos humanos esto supone.

Las medidas de protección son acciones civiles, sociales, de respeto al territorio, de garantizar el desarrollo de los planes de vida, de brindar lo necesario para educación, salud, para el gobierno propio, para la autonomía. Eso es lo que debe ser una verdadera protección, pero hoy con el ejército, con la fuerza pública, no hay seguridad (Entrevista a líder indígena del Cauca).

Los indígenas del Cauca vienen experimentando una frecuente militarización del territorio, de las dinámicas sociales y de la vida civil. La presencia del estado es en apariencia fuerte en su componente militar generando una militarización de los diversos escenarios de la cotidianidad.

(…) Nos oponemos a que el ejército sea el que administre los recursos para las obras sociales, entonces decimos para que están las alcaldías y gobernaciones. No estamos de acuerdo porque ese es un involucramiento del ejército en toda la comunidad indígena del norte del Cauca (Entrevista a líder indígena del Cauca).

Además de la militarización que ellos perciben como una tentativa de control del territorio los indígenas del Cauca reconocen como un escenario de lesión de su proyecto las constantes violaciones de derechos humanos perpetradas por el estado a través de sus fuerzas de seguridad.

Pero también el ejército, el ejército nos ha matado. Recordemos ahí a Olmedo Ul el 31 de diciembre, fue asesinado en el palo. También Wilder Fabián en Jambaló que el ejército le tiró una granada cuando estaban en un evento comunitario. (…)

El gobierno pretende controlar territorio y devastar la resistencia indígena que es un problema para el gobierno. La idea es hacer un proceso de copamiento, infiltración, debilitamiento social. (…)

El ejército tiene una reacción violenta. Ellos dicen que no tienen lugar vedado. Que ellos pueden estar donde quieran. Nosotros les decimos que ellos pueden andar por donde quieran, pero no instalar trincheras en medio de las casas, al lado de las casas, porque eso es una infracción al derecho internacional humanitario. Les decimos que esta guerra no le vemos resultados y que al contrario es la población civil la más afectada. Con el ejército ha pasado eso, hay amenazas y la orden del presidente es no desalojar el territorio (Entrevista a líder indígena del Cauca).

Las guerrillas y sectores de izquierda desconocen la autonomía indígena.

Las guerrillas hacen presencia en los territorios indígenas y se instalan en los mismos en busca del control de zonas que se consideran militarmente estratégicas y en las cuales hay recursos naturales de alto valor (Gros, 1991). En este cohabitar de las guerrillas en los territorios indígenas y en su lógica de establecer en ellos control sobre todos los aspectos de la vida, muchas veces, van a chocar con las dinámicas y los intereses de los indígenas.

Yo creo que deben revisarse y los grupos armados deben salir de los territorios indígenas. Ojalá hubiese un compromiso de los grupos armados de salir de los territorios indígenas y eso llevara a un diálogo a los indígenas con el gobierno de tal manera que se pudiera garantizar que la guardia indígena pueda tener el control sobre los territorios (Entrevista a un miembro de la directiva nacional de la ONIC).

Los diversos indígenas entrevistados en este trabajo reconocen la presencia del conflicto y de la guerrilla en sus territorios desde hace ya varias décadas. Mencionan sin embargo que esa presencia ha tenido diversas expresiones y formas de afectación. La constante en el testimonio de estos indígenas es plantear que hay acciones de guerra y de violación de derechos que afectan el proyecto de los pueblos indígenas. Algunos mencionan que ha habido momentos en que la insurgencia ha intervenido o ha querido intervenir en sus procesos y en su mayoría los líderes indígenas entrevistados declaran que, en aras de la autonomía, las guerrillas no deben intervenir en los procesos indígenas y no deben hacer presencia en el territorio.

El conflicto armado esta desde hace 40 años, desde que aparecen las Farc. Han pasado por allí varios grupos como el M19, el Quintín Lame, el prt, el Ricardo Franco, que dejaron muchas huellas de dolor y tristeza pero que luego con el acuerdo de paz del 91 permitió cierta calma (…)

También a la guerrilla le hemos dicho que esos cuarenta, cincuenta años que llevan echando tiros nosotros no vemos ningún cambio, no vemos ninguna superación a las necesidades de pobreza, de desarrollo. Al contrario, nos tienen es más jodidos (…)

A veces, cuando nosotros hacemos acciones de control territorial son los primeros que nos amenazan, son los primeros que nos agreden, son los primeros incluso que nos matan. Vemos una estrategia de los actores de buscar el reclutamiento de comuneras y comuneros y les hemos dicho, a los que les guste la guerra pues arranquen con su guerra, pero no se quede en la comunidad. Y desvincúlense de la organización y de los derechos que tiene la comunidad. Váyanse con su guerra y déjenos a nosotros y no nos involucren. Unos nos señalan, otros nos persiguen, otros nos detienen. No nos coloquen campos minados en los caminos, en los cultivos, en las escuelas. Que respeten los espacios de educación. También les hemos dicho que no utilicen nuestras casas ni los sitios de asamblea permanente como trincheras o como actos de guerra. También les hemos dicho que hay que respetar a la mujer, porque están enamorando a las mujeres para sacarles información, para utilizarlas, para mandarlas (Entrevista a líder indígena del Cuca).

Contra los indígenas en sus territorios se cometen homicidios, masacres, amenazas, desplazamiento, reclutamiento, desconocimiento de sus autoridades, irrespeto de sus formas culturales y de sus lugares sagrados (ONIC, 1998). Lo que se les disputa no es solo los recursos que hay en sus territorios, sino también la hegemonía política y judicial.

En muchas regiones donde los indígenas pedimos el derecho a la consulta, un derecho reconocido internacionalmente, las fuerzas guerrilleras casi que llegan a imponerle a los gobernadores que no pueden llegar a hacer la consulta en tal nivel y en tal dimensión sino en esto y que reciban tanta plata (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC).

Las guerrillas además de imponer su ley y su dominio, descalifican la mirada y las conquistas de los indígenas. Sostienen que estos tienen mucha tierra y que no la trabajan y hacen acuerdos con los poderosos de las regiones para ponerse a su favor en las disputas por las tierras. Respecto a la manera en que el accionar de la guerrilla lesiona el proyecto de la ONIC sus dirigentes plantean que:

Lo han lesionado en la medida en que en algunas regiones eso ha generado desconfianza, situaciones de riesgo para nuestra dirigencia. En algunas regiones se ha asesinado a gobernadores, a miembros de la organización por parte por ejemplo de la izquierda, de las guerrillas. Y al final la guerrilla no ha podido darnos y sostener con consistencia su actuación. Decir que "lo condenamos porque era sapo" … nosotros no … o que porque es gobiernista (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC).

En muchos otros territorios indígenas se ha dado, en el comienzo de la presencia de la insurgencia armada, una valoración de la misma no como una amenaza sino en la lógica de un cierto favorecimiento a los intereses de las comunidades.

1975-77 empezó ya a llegar la guerrilla, a llegarse acá, a circular acá la guerrilla. Llegaron poquiticos con una ideología táctica militar, llegaron los primeros guerrilleros acá. No eran ni narcotraficantes, no eran narcos guerreros, nada, vinieron a combatir con una ideología muy buena, unas izquierdistas, una política izquierdista pero bien hechas, bien fomentadas. Llegaron ellos. A nadie le obligaron de esa época a las comunidades indígenas vallase, no ellos no fueron, no violentaron las comunidades indígenas, respetaron las comunidades indígenas. Pero desgraciadamente este conflicto hasta ahora, de esa época, hasta ahora la guerrilla se ha cambiado mucho, ha cambiado hartísimo ha cambiado, ya no es guerrilla de izquierdismo social como lo veía yo en ese tiempo mas no (Entrevista a líder indígena Tukano).

La realidad de la presencia armada de la insurgencia en el territorio deja un panorama de amenaza, y violación a los derechos humanos. Pero esta no es la única cara de esta presencia. La acción de la insurgencia además de militar es política. En su acción política, además del control político del territorio pretenden el control de la dinámica social. La relación entre la izquierda armada y el movimiento indígena se da en el marco de un permanente contrapunteo entre la guerrilla y su accionar y las definiciones y acciones del movimiento indígena expresado en la ONIC. De parte de la guerrilla hay intentos de penetración en las organizaciones regionales; intentos de intervención en la organización nacional; reclutamiento de indígenas para sus filas; ataques violentos directos, desde la lógica de la guerra, a la población indígena y señalamientos y condenas a las definiciones y acciones de la ONIC y de las expresiones regionales del movimiento indígena.

Las organizaciones armadas cuestionan y lesionan la autonomía de los indígenas. Los grupos guerrilleros se pretenden la vanguardia de los procesos de liberación pasando por encima de las organizaciones y movimientos sociales. En su accionar, como en su discurso, han irrespetado a las autoridades, a los cabildos y a las dinámicas de las comunidades interfiriendo con su forma de vida y su cultura (ONIC, 1989). Estas posiciones radicales, vanguardistas, también han sido asumidas por algunos movimientos populares de izquierda. La población campesina e indígena es vista desde la lectura de los revolucionarios como apoyo a la lucha conducida por las vanguardias y las élites, preparadas de manera adecuada para esta labor. La lucha se concibe como una lucha en el campo, pero no como una lucha campesina. El campesino es como una clase desprovista de historicidad y condenada a desaparecer con el triunfo del socialismo. Por esta razón la insurgencia se niega a hacer sujetos políticos y a conceder un papel preponderante a campesinos e indígenas (Gros, 1991).

Lo que notamos es que se nos excluye de ciertos procesos porque se creen la vanguardia y ese concepto de vanguardia por parte de la izquierda, pero aun también lo encontramos por esas influencias muy metido en sectores indígenas (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC).

Lo que sucede con la ONIC en materia de cooptación por parte de las organizaciones de izquierda, en este caso por parte de las organizaciones ligadas a la insurgencia, se inscribe en el marco de lo que teóricamente se ha venido planteando en este trabajo como la pretensión de una visión de la izquierda más radical y ortodoxa de plantear la existencia de vanguardias llamadas a conducir a los demás sectores sociales en el alcance de transformaciones sociales desde una lógica revolucionaria.

Touraine va a sostener que esta tendencia, en el desarrollo contemporáneo de los movimientos sociales, supone por parte de las fuerzas de izquierda la negación de los mismos. Plantea que quienes luchan en contra de un poder en nombre de principios sociales generales, pero que al mismo tiempo desconocen la identidad y la autonomía de sujetos que son diversos, desconocen a los principales movimientos sociales (Touraine, 1998).

La elaboración teórica realizada por Touraine (1999) sostiene que los movimientos sociales, con frecuencia, se ven sometidos a la dominación por parte de fuerzas exteriores a los mismos. Existen fuerzas que se consideran a sí mismas como vanguardias con la tarea de dotar de sentido y organización a las que consideran masas incapaces de acceder por si mismas a su propia conciencia. Esta situación se ha dado, con frecuencia, en la historia de América Latina de manera particular desde el pretendido vanguardismo de los movimientos de liberación nacional expresados en las insurgencias armadas.

La presencia y el cohabitar de la insurgencia en los territorios generan una pérdida potencial de confianza en el ejercicio de la autonomía y en el proyecto mismo del movimiento indígena, por parte de sectores externos al mismo, incluido el estado. Frente al reciente conflicto entre los indígenas del Cauca y el gobierno nacional, en torno a la presencia de bases militares en los territorios indígenas, una lectura que circuló mucho en los medios de comunicación y en la opinión pública tenía que ver con asociar esta demanda del movimiento indígena con los intereses y el proyecto de la insurgencia armada presente en el territorio. Frente a ello declara un líder nacional de la ONIC.

Es muy complicado, yo entiendo las posiciones, nosotros respaldamos hasta ese punto a los compañeros. Lo que nos preocupa es que esto lleve a una confrontación y el estado y la sociedad colombiana empiece a mirar a los indígenas como enemigos del estado, enemigos de la fuerza constitucional y por el contrario también nos califiquen como aliados de las guerrillas (…)
Pero que es lo que la gente está leyendo, es que los indígenas están haciéndole el favor a la guerrilla (…)
Entonces este planteamiento de la salida de los militares eso hay que saberlo hacer. Porque si no la gente va a leer que es que los indígenas le están haciendo el favor a los otros (…)
Esto va a polarizar la cosa y a los indígenas porque esto así la sociedad colombiana no lo entiende tan claro (Entrevista a un miembro de la directiva nacional de la ONIC).

La manipulación de la que dan cuenta los anteriores testimonios, se puede leer desde lo planteado por este teórico como una tendencia propia de la relación entre movimientos sociales y fuerzas políticas ligadas a la izquierda. El autor señala que se suele dar la manipulación de los movimientos sociales por parte de ideologías cuyo único contenido es la denuncia del orden establecido sin dar crédito a la posibilidad de formación de nuevos actores (Touraine, 1999).

Ahora bien, desde algunos sectores de la izquierda, se tiene la concepción de que existe una élite de dirigentes que poseen los conocimientos y las condiciones para la conducción del grueso del pueblo, de las masas, en el marco de la revolución. Desde esta lógica no tienen cabida los mecanismos democráticos de base étnica de las comunidades indígenas (Gros, 1991). La definición de un camino propio, desde el énfasis en los elementos de identidad étnica va a traer para esta organización señalamientos, acusaciones y rechazo por parte de diversos sectores de izquierda. Es desde esta lógica que históricamente se ha intentado controlar el movimiento indígena, lo cual ha generado a su interior pugnas, divisiones, rupturas y por esta razón dificultades en su proyecto como movimiento social.

Eso trajo algunas dificultades porque algunos compañeros consideraron que los indígenas al decidir hacer una organización con una propia identidad, con un planteamiento político ideológico, aunque coincidente en algunos aspectos, pero diferentes a la hora de la verdad, algunos compañeros de los movimientos populares, campesinos, obreros, consideraron esto como una traición del movimiento indígena (Entrevista dirigente nacional de la ONIC).

Los elementos que se identifican como determinantes para la definición de la pretensión de autonomía del movimiento indígena frente a las fuerzas de izquierda en el país son el tema de la identidad propia y lo que para ello se deriva del establecimiento de las diferencias, el tema de la voluntad de hacer un aporte significativo a la construcción de la democracia en Colombia sin supeditar este proyecto al direccionamiento de las fuerzas políticas de izquierda y la distancia frente al uso de las armas y la imposición de una voluntad a los diversos sectores sociales a partir del uso de las mismas, el ejercicio de la violencia y las violaciones de derechos humanos y el discurso con el cual se justifican por parte de la insurgencia armada y de los sectores políticos cercanos a su proyecto. Estas definiciones de parte de la ONIC van a traer nuevas acusaciones hacia ellos por parte de la izquierda e incluso divisiones y pugnas al interior del mismo movimiento indígena.

Porque la ONIC y el movimiento indígena agrupado en la ONIC tiene una visión del conflicto y de los derechos humanos. Nosotros somos conscientes que, en la teoría de los derechos humanos, en la teoría del derecho internacional de los derechos humanos el estado es el responsable de proteger y garantizar la vigencia de los derechos. Pero en un conflicto como el nuestro así el derecho internacional no contemple que los actores armados son violadores de derechos para nosotros sí. (…)
Pero nos diferenciamos cuando por ejemplo ocurren masacres por parte de las FARC, que algunos comienzan a matizar el discurso. Para nosotros son criminales (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC).

Sentar las bases de su identidad, trazando para ello un camino con claras distinciones, va a acarrear distanciamiento frente a las tradicionales fuerzas de la izquierda y divisiones al interior del movimiento indígena que confluye allí.

No pocas veces hemos sido acusados como ONIC o los pueblos indígenas de ser traidores o de ser rancho aparte por parte de sectores radicales que consideran que nosotros no tenemos claridad política. Tenemos principios y hacemos bien las cosas siempre y cuando nos pleguemos a sus condicionamientos. (…)
En la medida en que nosotros no compartimos muchas prácticas por ejemplo como el uso de las armas para la transformación de la realidad empezamos a tener dificultades y somos vistos por parte de sectores de la izquierda armada pero también sectores de la izquierda no armada, a veces, radical, nos ven a nosotros como traidores de la causa. Para ellos la autonomía es un discurso gobiernista, es discurso contrarrevolucionario. (…)
Nosotros consideramos, por lo menos, la ONIC en los últimos años, los indígenas que han participado en grupos armados como el Quintín Lame y otros que se han vinculado a grupos armados como el ELN, las FARC, el proceso colectivo organizativo ha decidido que esa no es la vía para nosotros, a nosotros no nos está entregando resultados (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC).

Hay situaciones concretas en las que las denuncias hechas frente a violaciones de derechos humanos perpetradas por las guerrillas han desencadenado en acusaciones por parte de sectores radicales de la izquierda cercanos al proyecto de la insurgencia.

A raíz de la masacre de los AWA, que muchos sectores de izquierda radical que trabajan en la vida pública, pero otros que consideramos que son muy cercanos a los armados nos cuestionaron y nos pusieron en entredicho diciendo que nosotros no teníamos una clara visión de la realidad, que no podíamos juzgar igual a las FARC por haber cometido esa masacre contra los AWA, amparándose en un discurso revolucionario (Entrevista dirigente nacional de la ONIC).

Lo que estas acciones de denuncia evidencian es, además de una separación por parte de este sector indígena de las prácticas de las guerrillas y de su proyecto, una clara voluntad de hacer de la autonomía frente a este actor una característica del proyecto de la ONIC y una condición para realizar un aporte a la consolidación de la democracia en el país. A las guerrillas se les pide, por parte del movimiento indígena respeto a su autonomía y a su proyecto. Este respeto pasa por reconocer y no interferir en el ejercicio de la autoridad en el territorio, por no golpear a los miembros de la organización con acciones de guerra y por no imponer órdenes y condicionamientos a la vida de los indígenas y a sus formas de organización.

Nosotros gobernamos el territorio con nuestras propias leyes y no queremos que otras normas o leyes traten de incidir en nuestras normas usos y costumbres (Entrevista a líderes indígenas del pueblo Zenú).

El poder del cabildo, desde la construcción de autonomía por parte de los indígenas, no se le delega a nadie. Lo que debe hacer la guerrilla en estos casos es informar a la comunidad de las supuestas faltas de los indígenas para que la comunidad aplique la ley si es el caso. La guerrilla no puede actuar en los territorios indígenas y no puede suplantar la autoridad tradicional (Gros & Morales, 2009).

Pero es que nosotros los indígenas y nuestros gobernantes no tenemos por qué darle explicación. No tenemos que responderle a usted porque nosotros no somos parte de sus filas, de su proyecto político (…)
Con la guerrilla armada lo que hemos tenido en los últimos años son acercamientos, o hemos buscado acercamientos para exponer nuestros puntos de vista, para exigir respeto a nuestra autonomía, para plantearles que lo que queremos es respeto por nuestra territorialidad, respeto por nuestras autoridades, respeto por nuestras formas de justicia porque, muchas veces, son violadas (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC).

Sin embargo, pese a esta posición clara de los dirigentes nacionales de la ONIC y frente a las mismas acciones de exigencia a las guerrillas por el respeto de la autonomía de los indígenas en sus territorios hay dos realidades innegables. La primera es que la insurgencia armada, involucrada en una guerra, hace presencia desde hace mucho tiempo en territorios indígenas. La segunda es que esta insurgencia tiene un proyecto revolucionario que cuenta con el apoyo de muchos sectores de izquierda que no hacen parte de su estructura militar pero que si se identifican con su proyecto político.

La izquierda quiere imponer un discurso, una visión de la realidad, una visión misma de la forma de confrontar o de resolver los problemas (…)
Nosotros observamos como gente que hasta trabajó con nosotros y que era muy de izquierda radical, porque aquí hemos trabajado con gente de izquierda, que ha pretendido, aprovechando que trabaja con nosotros imponer el discurso y la metodología y la visión de esa izquierda. Y Gente que a nuestro juicio es muy cercana también a los armados. Así lo notamos. Ellos tienen su estrategia para meterse en todos los espacios. (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC)
La guerrilla dice, nosotros llevamos 40 años y este territorio es nuestro. Ellos también se abrogan el derecho al territorio y entonces dicen bueno ustedes están con el gobierno o están con nosotros. Ahí está la disputa del territorio y está la disputa por quién se queda con el proceso indígena En ese tema de hacer un trabajo ideológico con la comunidad la guerrilla está llegando a las escuelas y presentando videos con conquistas militares, diciendo a la comunidad métase a la milicia que es buena, que es para defender a la comunidad. Empiezan con ese trabajo. Y luego cuando ya los meten en la milicia los reclutan para que ingresen a las filas (Entrevista a líder indígena del Cauca).

Frente al movimiento indígena hay intentos de cooptación por parte de esta izquierda y hay claras experiencias de vinculación tanto de indígenas a las filas de la insurgencia como de relaciones entre la insurgencia y algunas expresiones del movimiento indígena en niveles regionales. Por lo menos, esto evidencian los testimonios de algunos líderes indígenas. Líderes indígenas Zenú, pertenecientes al resguardo de San Andrés de Sotavento en la región de Córdoba y Sincelejo reconocen que en algún momento de su lucha por la tierra recibieron direccionamiento por parte del ELN.

En el momento en que comenzamos la lucha por la tierra ellos pudieron dar algún direccionamiento. Orientaciones más que todo como impulso. Ellos solo daban la orientación, pero el ejercicio lo hacían los pueblos indígenas. No fue tan malo porque en ese momento pues pudimos ver que las ideologías nacían desde allá para adquirir nosotros nuestro pedazo de tierra (Entrevista a líderes indígenas del pueblo Zenú).

Desde sus orígenes, como ya se ha mencionado, hay una fuerte influencia de las ideas de la izquierda y un intento por parte de la misma de colocar el movimiento indígena en función del proyecto revolucionario y de una izquierda cercana a la insurgencia.

En las décadas del 60 y 70 la ONIC, o los indígenas que fundaron a la ONIC, en sus categorías de análisis bebieron de las fuentes y de las categorías de análisis del marxismo para leer la realidad, pero también para hacer propuestas de su transformación (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC).

Además de la intención de control del movimiento indígena y la efectiva vinculación de sectores del movimiento indígena a los postulados ideológicos de la izquierda más ligada a la insurgencia armada y su proyecto hay una clara relación entre insurgencia y movimiento indígena que se expresa en la pertenencia de indígenas a las filas de los grupos guerrilleros y en el control por parte de las filas de la guerrilla sobre algunas de las dinámicas regionales de las organizaciones indígenas ligadas a la ONIC, lo mismo que en el favorecimiento por parte de sectores del movimiento indígena a algunas acciones de la insurgencia. Esto genera pérdida de autonomía en la medida en que la existencia de tales acuerdos coloca al actor armado en posición de decisión frente al movimiento, valida el uso de las armas como herramienta política, lo que dista de las definiciones del movimiento, pone en peligro a los actores y los procesos indígenas y genera rupturas al interior del movimiento.

Pero fuera de eso comienzan a generar tensiones internas. Comienzan a decir que el cabildo no sirve, que la guardia no sirve, que qué pereza ir a las asambleas, a las marchas, a las actividades. Los jóvenes comienzan a mostrar un cambio, los jóvenes involucrados en la milicia y el conflicto comienzan a mostrarse distantes frente a las propuestas de la comunidad, a mí no me hablen de eso dicen, comienza uno a notar la indiferencia frente a la cuestión indígena. Eso nos afecta porque genera división y tensión y son nuestros comuneros. Y luego aparecen muertos y nos dicen, vengan a recogerlo que cayó en combate y a uno le da tristeza porque en vez de estar construyendo vida están acabando vida. …)
En las tensiones por ejemplo han creado organizaciones paralelas que pretenden suplantar nuestro proceso, por ejemplo, han creado una estrategia de división interna ideológica, por ejemplo, el tema de los nietos de Quintín (Entrevista a líder indígena del Cauca).

Esa vinculación, real o no, entre los indígenas y la guerrilla genera una afectación que va más allá de la intromisión de la insurgencia en los procesos indígenas. genera desconfianza y una visión negativa frente al movimiento indígena de parte de diversos sectores de la vida nacional que miran con una cierta atención lo que va sucediendo en relación con las luchas indígenas. El conflicto a mediados de 2012 en relación con la presencia de bases militares en territorio indígena pone en evidencia un tema ya mencionado y es la estigmatización y la pérdida de credibilidad en el movimiento por parte de la sociedad y el estado mismo. Y esta lectura desde afuera afecta el proyecto mismo de los indígenas en su tentativa de presentarse ante la sociedad colombiana como una propuesta que se disputa un terreno y unos recursos en la dinámica nacional.

Es muy complicado cuando el gobierno y Santos le decía esta mañana a Feliciano mire, la mayoría de los combatientes en el Cauca y en el suroccidente colombiano son indígenas (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC).

Detrás de esta acusación hay una realidad y es la conocida presencia de indígenas en las filas de la insurgencia.

Porque el gobierno sabe que la guerrilla está en los resguardos. El gobierno sabe que muchos de los indígenas son los cocaleros, son los que siembran la coca y se la procesan a la guerrilla, bien sea porque quieren o por imposición (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC).
Las comunidades indígenas las han respetado ellos han respetado las comunidades indígenas, nunca ha llevado forzadamente a los indígenas de las comunidades, sino que los chinos van por que les nace porque les nace porque falta de necesidades falta de oportunidades falta de apoyo de estudio, se van pa ya cogen pa las filas (Entrevista a líder indígena Tukano).

Esta presencia de indígenas en las filas evidencia una contradicción y es que mientras hay un vínculo indígena en el mundo insurgente, hay además permanentes acciones militares que redundan en perjuicio para las comunidades indígenas en las que hay accionar de la guerrilla.

Hay fallas técnicas que sucede dentro de la fuerza pública como sucedió en la maloca donde muere un indígena netamente de la comunidad, lanza un cohete ahí, y se muere ese indígena y creo yo que esto debería uno investigar, hacer un trabajo bueno (Entrevista a indígenas Guayaberos).
Eso es otra cosa que yo siempre he discutido, las bases militares, las bases de fuerzas públicas debían estar aislados donde no esté la población civil. Pero esto ha sido imposible porque ahí es donde uno sufre por que el hostigamiento viene y empieza a disparar. Porque hace días este hostigamiento había gente bañando en el caño porque allá arriba hay un embalse entonces la otra gente de acá dispara locamente entonces quien el perjudicado ahí, la población civil, así como hemos, como lo acabé de decir que ahí fue una víctima de un bombas, un indígena porque sin ningún objetivo él no tenía por qué recibir eso, ellos sabían que nosotros como indígenas hubiera, yo le advertí al coronel, le dije no vuelva a lanzar esos cohetes sin objetivo (Entrevista a líder indígena Tukano).

Tales acciones debilitan al movimiento pues generan una mayor presencia de fuerzas militares en el territorio lo que pone en entredicho la autonomía frente al manejo y control del territorio y en tanto se genera un clima de miedo por la presencia y el accionar de actores armados.

Nosotros tenemos por allá unas yuqueras y mucho polígono y nos ha pasado por encima las balas, balaceras y las mujeres iban allá les tocan correr a traer yuca y todo eso nos afecta (Entrevista a indígenas Guayaberos).

Las consecuencias directas de las acciones violentas mantienen un clima de amenaza, de miedo e incluso pueden generar expulsión de los indígenas del territorio. Esto lesiona el proyecto de los indígenas.

Porque mire en diciembre, pleno día de mercado la guerrilla coge y le mete a la gente un carro bomba. ¿Y quiénes fueron los muertos? A mí me preocupa hermano que muchos de esos que hacen eso en los pueblos son nasas (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC).
Hemos desplazado mayoría, quedan 103 allá en el resguardo, están peligro de desplazamiento o cualquier momento se pueden desplazar, porque si no se acaba el conflicto, además mantiene el ejercito de la guerrilla constantemente hay combates, bombardeos, constantemente y ahorita está actualmente por ahí (Entrevista a indígenas Guayaberos).

Pero el hecho que más genera lesiones al proyecto del movimiento indígena es la intromisión directa de las fuerzas de izquierda armada en el accionar mismo del movimiento. Allí la autonomía se ve seriamente amenazada. Frente al mencionado caso de la acción indígena para exigir la salida de las fuerzas militares de su territorio, esta acción es leída por muchos sectores de la opinión pública como una exigencia de la insurgencia canalizada a través del movimiento indígena. Y al interior mismo del movimiento indígena circula la idea de la existencia de sectores indígenas trabajando en colaboración con la insurgencia.

A mí me preocupa que ese líder del Cauca ande en eso tan radical cuando sobre él hay una cantidad de investigaciones y yo por eso fue que le hice la pregunta en la asamblea. Tengo video, hay video donde él mismo invita a las FARC a combinar todas las formas de lucha y a recuperar tierras (…)
Hay mucho compañero indígena metido ahí en la guerrilla. Él mismo decía que sí, que eso era cierto. …)
La gran mayoría de la gente en el Norte del Cauca tiene un familiar guerrillero. (Entrevista a dirigente indígena).

En ello puede haber una estrategia de la insurgencia para utilizar el movimiento indígena para sus propósitos y su proyecto. En este sentido puede darse lo que desde el origen de la ONIC se ha querido evitar y combatir desde el postulado de la autonomía. La autonomía supone el ejercicio de autoridad sobre el territorio y el avance en los propósitos y luchas del movimiento sin que ello suponga colocar la fuerza al servicio de otros actores y mucho menos ser direccionados, manejados y utilizados por otros movimientos, máxime si ha habido una definición por parte del movimiento indígena ligado a la ONIC de tomar distancia de las formas propias de la izquierda cercana al proyecto de la insurgencia armada. Y es que la insurgencia maneja la idea de ser vanguardia de la revolución y esta idea ha calado en muchas expresiones del movimiento indígena.

Pero yo creo que ahí las FARC tiene una estrategia. (…)
La semana pasada hubo una reunión en el Cauca. Convocaron a todas las organizaciones del país. Y yo ya sabía que algo así venía. Aquí no hay nada ingenuo. Las FARC no le importa, lo que le importa es joder a la gente. Era para convocar para hacer una antesala política, movilizar a los indígenas y ponerlos en función de esto. Para mí eso todo está craneado así. Yo no puedo estar hablando así pero a mí eso me emputa mano, me da rabia, porque eso es utilizar el movimiento, y hay compañeros que están para eso (Entrevista a dirigente indígena).

Hay otros ejemplos de la manera en que en algunas regiones expresiones del movimiento indígena terminan por hacer alianzas y acuerdos con la insurgencia que terminan desencadenando las consecuencias ya mencionadas.

La vez pasada que secuestraron a Arquímedes no me gustó lo que vi. Yo estuve en el Caguán metido 20 días buscando a ese man. Entonces cuando ya los amenazamos con la guardia, con llevar la guardia, fueron, ahí si lo entregaron. Pero, en el grupo de guardias que mandaron allá, mandaron como 10 que se quedaron allá. Yo lo sé porque uno de los viejitos que iba en la guardia me dijo: está pasando esto, no me vaya a echar al fuego, pero esto está muy feo. (…)
Y a mí me lo dijo un comandante en Santo Domingo Cauca porque ese día me mandaron a mí fue de carnada allá los dirigentes del Cauca. Porque habían hecho unos pactos y no les cumplían (…)
Cuál era el problema, que ellos manejan unos acuerdos. Nos dimos cuenta que cuando mataron un alcalde en Jambaló (Cristóbal Secue) la guerrilla le entrego uno de los muchachos, dos muchachos creo que fue, a los indígenas como un arreglo. Pero la condición era juzgarlos, como para bajarle tensión al asunto, por la justicia indígena. Y los indígenas lo juzgaron, porque seguramente la asamblea y la comunidad no sabían que era arreglo de los dirigentes, lo juzgaron y lo mandaron para la cárcel de Popayán. Entonces la guerrilla les reclamaba a estos dirigentes ustedes porque hicieron eso. Que no, que lo vamos a devolver. Bueno, le habían puesto cuatro plazos para devolvérselos. Porque fue una estrategia, yo entendía que fue una estrategia para poner, si aquí la guerrilla cumple, que se está respetando la autonomía, que los indígenas están ejerciendo justicia. Hermano, y los manes habían puesto plazo de llevarlo ese día y no lo llevaron. Por eso decían o nos cumplen hoy (…)
Y el man le dijo delante de nosotros, nosotros no confiamos en la guardia. Porque la guardia esta infiltrada. Nosotros la tenemos infiltrada. Y dijo, en la minga que fue a Cali, entre los tantos miles de guardias nosotros teníamos 600 guardias nuestros, esos trabajan ahí en la guardia, son nuestros, trabajan para nosotros (Entrevista a dirigente indígena).

La realidad que se evidencia aquí es que en los territorios donde la guerrilla ejerce poder militar y poder político el tema de la autonomía resulta complejo pues más allá de la pretensión de los indígenas en el nivel del movimiento nacional, hay relaciones construidas en los territorios en dónde es muy difícil establecer hasta dónde van los niveles de cooperación, solidaridad y hasta dónde las presiones armadas que se imponen sobre estas relaciones, lo mismo que los intereses creados sobre los territorios por parte de los diversos actores.

Mientras existan diversos intereses sobre el territorio de los indígenas su autonomía se va a ver torpedeada. Hay intereses de parte del estado, de las empresas, de las guerrillas. Los mismos indígenas se encuentran ubicados en unos territorios que son apetecidos por estos diversos actores (Gutiérrez León, 2015). Las guerrillas se mantienen en el territorio pues también lo consideran una conquista propia. Pero en su configuración de las luchas políticas establecen relaciones diversas con los indígenas y su autonomía. Por un lado, hay una definición de la autonomía que se pretende en relación con el territorio y el gobierno del mismo, en relación con el actor indígena mismo y sus decisiones y acciones como movimiento. A conveniencia las insurgencias apoyan o desconocen esta definición en los escenarios territoriales concretos.

Pese a estas definiciones en torno a la autonomía y a la lucha por sostenerlas, la misma relación con las insurgencias, de la cual ya se ha dado cuenta, va a generar contradicciones y divisiones al interior del movimiento indígena por este tema. Tales contradicciones, como ya se ha mencionado, están ligadas a la existencia de visiones y de pugnas por la conducción de la organización nacional. Visiones que no distan de la relación misma con la insurgencia, de los acuerdos territoriales, de las visiones frente a la lucha armada y de las presiones que en los escenarios territoriales genera la necesidad de permanencia tanto del actor armado como el actor indígena.

Pues una cosa es lo que plantean algunos dirigentes que piensan que se debe afrontar la cosa así, nosotros desde la ONIC pensamos que debe haber un diálogo para mirar cómo se previene y no generar una confrontación entre indígenas (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC).
Ellos conversan, han venido trabajando para decir la ONIC no hace nada, no se pronuncia, nosotros sí. Como los caucanos no quedaron en la estructura de mando de la ONIC, es una, realmente hay una disputa político ideológica alrededor de la, al interior del mismo movimiento indígena, por quién conduce el movimiento indígena. Entonces esa línea no queda (Entrevista a dirigente indígena).

La ONIC sin embargo ha definido de manera determinante que ningún sector político ni de derecha ni de izquierda, ni legal ni ilegal, mucho menos armado, los representa como organización y representa a los indígenas y al movimiento indígena. Ha definido también que su vinculación al conflicto no es desde la lógica de las armas. Esto obedece a una postura muy clara en relación con una autonomía que se construye y se lucha con el objetivo de preservar la cultura y las luchas del movimiento. La resistencia de los indígenas frente a los intentos de dominación es pacífica y lo seguirá siendo.

La organización nacional indígena de Colombia es autónoma en términos de lo que algunos llamaron desde el comienzo su plataforma de lucha, porque busca reivindicar derechos colectivos e individuales desde la cosmovisión de los pueblos indígenas. Los pueblos indígenas una de las cosas que ha caracterizado a la organización desde su fundación es que ha querido hacer su propio camino político ideológico reivindicando los derechos desde una perspectiva que le dé una identidad propia (Entrevista a dirigente nacional de la ONIC).

La demanda de autonomía está afincada en la idea de que es de esta manera que se puede contribuir efectivamente a la democracia en el país. Por ello dentro de su propuesta está el que no solo ellos sino los diversos sectores sociales en el país tengan autonomía. Los diversos autoritarismos, tanto el de la guerrilla, el de los paramilitares, el del ejército, el de los narcotraficantes, el del estado, atacan los principios democráticos negando la posibilidad de expresión a partir de la autonomía.

Decimos esta guerra no es nuestra, la rechazamos y comenzamos a fortalecer todo el tema de la resistencia civil y comunitaria, la guardia indígena en el año 2001 como una propuesta de paz desde la sociedad civil (…)
Ya nos cansamos de la guerra, nos cansamos de estos señores armados en el territorio que no respetan ni reconocen la organización, que irrespetan el territorio y la cultura. Nos quieren involucrar y enredar en la guerra y dijimos ya no más. Nos levantamos en resistencia civil y con la guardia y vamos a quitar trincheras. Vamos a decirle al ejército ya no más en los sitios sagrados, ya no más en los nacimientos de agua, ya no más retenes que conducen a situaciones de violación de derechos humanos. (…)
A la guerrilla le decimos ya no más hostigamientos, ya no más ataques, ya no más campos minados. También del dijimos a la guerrilla salgan del territorio porque ustedes no están aportando a la convivencia ni están fortaleciendo nuestros planes de vida. Al contrario, no los están deteriorando, nos los están acabando (…)
Entonces decimos ya no más, ya busquemos la salida negociada que ustedes han dicho en sus documentos, en sus comunicados donde ustedes dicen que le van a jalar a la paz. Porque la guerra no es la salida, la guerra es el acabose de los planes de vida de las comunidades. Genera muerte y tristeza (Entrevista a líder indígena del Cauca).

Lo que se viene mostrando en este trabajo es que en Colombia hay una tendencia por parte de la insurgencia a la instrumentalización de la acción colectiva. Touraine reconoce por parte de vanguardias poderosas y experimentadas esta tendencia (Touraine, 1999). Las guerrillas colombianas tienen una larga historia de presencia en los territorios indígenas. Allí han consolidado una base social proclive a su lucha y a su perspectiva política y pretenden mantener una defensa de esa base social lo mismo que un control sobre el territorio. Por los intereses de las guerrillas pasa este tema de la intromisión en la autonomía de los indígenas. La principal lesión para la autonomía de los indígenas no es, sin embargo, la insurgencia. Son las condiciones del contexto colombiano y las actuales condiciones de los pueblos indígenas. Hablar de la intervención en los territorios y en las autonomías indígenas como intervención puramente militar es corto. La intervención tiene otras vías más sutiles, no siempre tan evidentes.

Construcción de paz desde la autonomía.

Como una manera de mantener su proyecto y uno de los pilares del mismo que es la autonomía, los indígenas se aventuran a hablar de la paz como el escenario en el que se lleven a discusión sus problemáticas en relación con el territorio, con estos actores que se lo disputan; el escenario donde se avance hacia la conquista de la autonomía como valor indispensable para los indígenas, pero también para otros sectores sociales en Colombia. En este sentido y en el marco de lo acordado en medio de un proceso de negociación con una de las insurgencias y en la expectativa de emprender otro con las restantes guerrillas, los indígenas vienen planteando desde hace mucho tiempo su visión sobre la paz, ligada a este tema de la autonomía.

Desde este tema de la autonomía tenemos que construir escenarios de paz, hagámoslo en la búsqueda de la convivencia y el desarrollo y el bienestar de todos los colombianos (Entrevista a líder indígena del Cauca).

Y como ya se ha venido evidenciando la propuesta del movimiento indígena va más allá de los discursos y se materializa en acciones. Acciones de reivindicación, pero también de presión. En el caso particular de las acciones tendientes a la desmilitarización de sus territorios estas se inscriben como discursos simbólicos que obligan a quienes están en la guerra a pensar esa realidad de la guerra desde un lenguaje distinto al de las armas.

El 20 de agosto de 2011, el CRIC, con el conjunto de sus autoridades tomó la decisión de hacer un proceso de minga, de limpieza territorial por la vida, la autonomía y la paz. Comenzamos a decirles a los actores ya no más conflicto. Pero como fue oídos sordos comenzamos con ese proceso de limpieza y armonía territorial (…)
En Miranda el gobernador del cabildo es amenazado, las comunidades son desplazadas, se toman las casas como trinchera para el conflicto y nos fuimos allá todos los indígenas, organizaciones sociales a decir no más, fuera de las casas porque esta es una violación flagrante de los derechos humanos tanto de la guerrilla como del ejército. Deben respetar la organización y la autonomía de los pueblos indígenas. Ese día nos declaramos en asamblea permanente. Ese día los sacamos a los dos, tanto al ejército como a la guerrilla. Ustedes con su afán de guerra nos están matando a todos nosotros (Entrevista a líder indígena del Cauca).

En este tipo de iniciativas los indígenas quieren avanzar hacia la presentación a la sociedad colombiana de una manera de proceder para defender sus valores. Pero para ello reclaman el concurso y la solidaridad de la sociedad colombiana. Entonces, si la sociedad colombiana lee estas acciones como iniciativas en el marco de la construcción de la democracia, serán acciones contundentes que harán avanzar la paz en el país. Y esto es lo que el movimiento indígena ligado a la ONIC pretende. Pero si las acciones son leídas por el grueso de la sociedad como iniciativas impuestas por uno de los actores armados que hace parte de este conflicto, el valor de las mismas se desdibuja en el escenario en el que pretenden actuar los indígenas, es decir, en el escenario de la democracia y la paz en el país.

Se requiere un proceso de solidaridad y de acompañamiento permanente de las organizaciones para ver que, en esta lucha por autonomía y paz, por un nuevo país sea de todos (…)
Esta lucha nos ha permitido ganar aliados para nuestras propuestas. Las plataformas de derechos humanos cumplen un buen papel de incidencia. Hay organizaciones regionales en las que se están dando luchas similares y hay solidaridad (…)
Con el tema de la guerrilla ya se ha tenido la experiencia. Ya lo hemos hecho. En momentos de mucha agresión nos hemos ido todos, hombres y mujeres y decimos ya no más y los comenzamos a sacar. Ellos verán si nos disparan y si nos matan, pero nosotros vamos solamente con bastones de mando y con la mano y no llevamos ninguna arma. Pero no, no se atreven a dispararnos en público, más bien se van, se van. Esa ha sido una estrategia. Como ha sido un mandato del pueblo ellos más bien se quedan callados, se van muy bravos si, pero de ahí no pasa (Entrevista a líder indígena del Cauca).

Conclusiones.

La declaración de autonomía se mantiene en tanto valor central que el movimiento indígena inscribe como condición y como aporte a la democracia en Colombia. La autonomía es un derecho de los indígenas, pero no solo de ellos sino del grueso de los sectores sociales (Insuasty Rodríguez & Borja Bedoya, 2016). Defenderla y conquistarla será avanzar en una sociedad más democrática.

Hay una innegable relación entre los movimientos sociales y las fuerzas políticas. Esta relación no siempre es de cooperación, aunque lo es algunas veces. La misma realidad de los partidos políticos, pero también la de los movimientos sociales y las realidades políticas y económicas en el continente hacen que el encuentro entre movimientos sociales y fuerzas políticas tome unas direcciones particulares en el caso de Latinoamérica, una de esas direcciones es el intento de cooptación por parte de las fuerzas políticas del potencial de los movimientos sociales, otra, es la aparición de fuerzas de izquierda ligadas a movimientos revolucionarios y con una visión de sí mismos como la vanguardia política llamada a conducir las fuerzas de la historia hacia la instauración de un determinado tipo de sociedad y de sistema político y económico.

La manera en que el conflicto armado y el accionar, en ocasiones violento de unos actores afecta la vida y la tranquilidad de las comunidades indígenas, evidencia que la autonomía pasa por el ejercicio de los derechos, en el caso de los indígenas esto se liga a la tranquilidad para el desarrollo de su proyecto de vida en el territorio. La injerencia del actor armado desde su proyecto político en las dinámicas regionales y nacionales de la ONIC pone en entredicho la autonomía de la organización y con ello su proyecto político. El conflicto por la autonomía se convierte en un factor de oposición entre el modelo de sociedad que proponen los indígenas sobre la base de su experiencia y de los valores que en la cultura han adquirido y los modelos de estado que proponen tanto el ejército, el gobierno, las élites políticas, los sectores económicos, los paramilitares, los narcotraficantes y las guerrillas. Por ello se determina no darle respaldo político a ninguno de estos actores.

Las entrevistas realizadas a los distintos miembros del movimiento indígena, en sus expresiones nacionales y regionales, muestran que la autonomía sigue siendo un valor superior del movimiento indígena, un pilar de su aporte a la democracia en la nación y un elemento en disputa con los actores armados y con el estado.

El movimiento indígena colombiano, da cuenta del avance en la configuración de un discurso y unas acciones de defensa de la autonomía, pero evidencia una lesión permanente por parte de la insurgencia y de los sectores de izquierda política cercanos a la misma, en su intento por canalizar para sí y conducir la lucha indígena. La propuesta de los indígenas se enmarca en la defensa de sus derechos como pueblos diferentes, en su derecho como colombianos y en el avance hacia una paz que respete su diferencia y considere su aporte a la democracia de todos los colombianos.

Por cuenta del conflicto armado la acción política y la lucha social en Colombia se han polarizado mucho, de parte de los sectores de izquierda el conflicto se reduce a una confrontación de clase que comporta el uso de las armas y de la violencia como herramienta política, por parte de los gobiernos, el tema del conflicto y el tema de la lucha social han sido inscritos en el marco de discursos que vinculan toda acción proveniente de los sectores populares o de los movimientos sociales con las tentativas desestabilizadoras y revolucionarias de los grupos insurgentes. Esta polarización ha dificultado la construcción de democracia desde los movimientos populares y los movimientos sociales en el país. La democracia parece reducirse a la participación en el escenario electoral y tal reducción ha lesionado incluso la comprensión misma de democracia por parte de la izquierda en el país.

Para la ONIC, construir democracia pasa necesariamente por tomar distancia de la izquierda armada, de sus definiciones y de su metodología de acción política. Sobre todo, pasa por tomar distancia de la violencia y la violación de derechos humanos como estrategia de lucha política.


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