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El Ágora U.S.B.

Print version ISSN 1657-8031

Ágora U.S.B. vol.18 no.1 Medellin Jan./June 2018

https://doi.org/10.21500/16578031.3451 

Artículos de reflexión derivados de investigación

La Paideia Franciscana como experiencia y aporte epistemológico a una pedagogía crítica emancipadora

The Franciscan Paideia as experience and epistemological contribution to an emancipating critical pedagogy

Nicolás Alberto Alzate-Mejía1 

1. Licenciado en Teología de la Universidad de San Buenaventura, Bogotá-Colombia. Magíster en Bioética de la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá-Colombia; Magíster en Historia y Teología de las Grandes Religiones del Mundo de la Universidad de ParísFrancia. Actualmente es docente e investigador de la Universidad de San Buenaventura de Medellín-Colombia. Contacto: nicolas.alzate@usbmed.edu.co


Resumen

La Universidad, con impronta franciscana, antes de ser un lugar donde se imparten conocimientos, es un estado existencial y un acto experiencial donde el sujeto social entra en contacto con una pedagogía que le exige pensar crítica y rigurosamente su episteme, teniendo en cuenta su contexto histórico-social.

Palabras clave: Universidad; Universidad franciscana; pensamiento crítico; formación; compromiso social; compromiso ambiental.

Abstract

The University, with a Franciscan imprint, before being a place where knowledge can be imparted, is an existential state and an experiential event where the social subject comes into contact with a pedagogy that requires them to think their episteme critically and rigorously, taking into account their socio-historical context.

Key words: University; Franciscan University; Critical Thinking; Training; Social Commitment; Environmental Commitment.

Introducción

A partir de la investigación titulada Caracterización de la dimensión interior-trascendente-religiosa y sus expresiones en la población discente de la USB, seccional Medellín y de la Corporación Universitaria Lasallista, Caldas Antioquia, cuyos investigadores son Luis Fernando Sánchez Sánchez, Enrique León Arbeláez C, Fernando Antonio Zapata y Nicolás Alberto Alzate Mejía, que se encuentra en trámite de análisis y de interpretación de resultados, ha surgido la necesidad de escudriñar algunos elementos pedagógicos y didácticos que tiene en cuenta la Universidad de San Buenaventura, para marcar su propia impronta formativa y educativa en la comunidad universitaria. Por ello, se ha llegado hasta un documento que recoge la filosofía y los principios institucionales conocido como Paideia Franciscana: una mirada a la expansión humana (Cardona y Otros, 2007), puesto que, tanto la investigación en mención como este documento, se van a encontrar en uno de los aspectos más importantes que enfatiza la Universidad de San Buenaventura, en materia de educación y formación integral: la búsqueda y la construcción de sentido.

A partir de este interés, se ha tenido que discernir en los conceptos de Paideia y Paideia Franciscana, con la finalidad de actualizar, recuperar y renovar la esencia de la oferta Bonaventuriana, como institución que forma con calidad humana y profesional, en segunda instancia, desarrollar la idea de Paideia Franciscana como acto pedagógico emancipador; en un tercer momento, interpretar el modus quod [modo de ser] y el modus operandi [modo praxiológico]; en un cuarto momento, se hace el ejercicio hermenéutico de la expresión experiencia pedagógica en contexto bonaventuriano, subrayando la connotación de lo que significaría pedagogía crítica y teoría crítica para la institución; para terminar con el enunciado de las capacidades o habilidades netamente franciscanas que identifican a hombres y mujeres de buena voluntad que han asumido el acto paideico para construir sentido a su vida.

Acerca del concepto Paideia

Παιδεία es un concepto griego entendido como la manera pedagógica de dar forma al ser y quehacer del niño. Más ampliamente se identificó como proceso de crianza de los niños, enfatizando sobre la formación de valores (saber ser) y saberes técnicos (saber hacer) que van a dar identidad a una sociedad.

Fue concebida como el arte del pedagogo capacitado para transformar la condición humana hacia el status de persona. Es entonces el arte de esculpir la identidad íntegra (ser) e integral (ser-quehacer) del sujeto humano, ayudándole a expresarse como persona civilizada, educada. Tambien se comprende como la permanencia de la persona en un modo de vida que la identifica como educada. Hoy se identifica este modus vivendi como el proceso de educabilidad en el que es insertado el sujeto, para modelarse como persona. A este ejercicio educativo (educabilidad), también se le atribuye el arte de estar formando continuamente, para que el sujeto se sostenga en un constante estado de perfectibilidad.

Hasta aquí tenemos entonces una gran línea del concepto Παιδεία: acto pedagógico, formación ontológica (ser), formación praxiológica (quehacer), estado de persona civilizada, educada, sometida al proceso de educabilidad y perfectibilidad. Y de este proceso antropo-metamórfico surge el ciudadano.

La Παιδεία se asume también como: el movimiento formativo que busca modelar el ser y la manera de estar el ser en el mundo, con la finalidad (τέλος) de alcanzar un alto grado civilizatorio, de enaltecimiento, de dignidad, donde no sólo el individuo, sino toda una sociedad o una época de la humanidad pueda exclamar ¡luvat vivere!!! (vivir es hermoso). Un acto serio, profundo que buscará esculpir el ser y el quehacer de la persona, desde las verdades deconstruidas y construidas, donde prime equilibrio y armonía, coherencia y bienestar en la interacción ser-quehacer, trabajando por conquistar una vida feliz, recta y justa y es el estado de sinfonía donde los sonidos y los silencios de la existencia humana, se sincronizan de tal forma que la persona se visualiza como signo de enaltecimiento de la dignidad y de la cultura que hace parte.

Aristóteles concibió el acto paideico en relación al desarrollo cognitivo, pues en la medida en que el conocimiento de los individuos aumentaba, había un mayor grado de cultura, aunque esto no significaba el abuso en las relaciones de poder, que muchas veces fueron bárbaras.

Lo contrario a la Παιδεία es el estado de barbarie e incivilidad en que se encuentran algunas sociedades e individuos. Para Esquilo y Platón, los niños que no eran sometidos al acto paideico, expresaban incultura y un mayor estado de agresión en la interacción humana.

Jäeger, autor contemporáneo del siglo XX, utiliza el concepto Παιδεία para designar el ejercicio pedagógico que tiene como finalidad formar al ciudadano ideal. Y añade que la Παιδεία es además, estructuración de la Ψυχή (psiqué) para aventurarse hacia las creaciones espirituales (Ágora. Vol. 7, N° 1,p. 162) que otorgan sentido y trascendencia.

La Παιδεία es un continuo proceso pedagógico, que contribuye a desarrollar un estado de vida de formación continua en perspectiva integral con alta calidad, en cada una de las dimensiones que integran al hombre: cognitiva, intelectual, espiritual, política, social, económica, ecológica y cultural.

El acto paideico busca centrarse en formar personas, partiendo de su singularidad, para luego expresarse en la sociedad-comunidad-fraternidad.

La Παιδεία es el esfuerzo de asumir una educación procesual, indagativa, auto-examinativa γν θι σεαυτόν - [conócete a ti mismo], a partir del desarrollo de capacidades humanas personales y sociales (Nussbaum, 2012), con la finalidad de esculpir un ser humano humanizado, transformándolo en persona con un alto grado de dignidad y de un alto nivel de civilidad que la identifica, capaz de revelar su estado de homo-sapiens-sapiens, es decir un hombre que sabe que sabe o que tiene conciencia de lo que es y de aquello que hace.

La Παιδεία, entendida como proceso que incide o que atañe al conocimiento, es un acto epistémico en sí; además porque se mueve entre lo formativo y lo pedagógico.

Acerca de la Paideia Franciscana

Desde el sí mismo

La Paideia Franciscana es el ejercicio formativo que comienza a moldear al sujeto desde su interioridad, para luego mostrarse en la interacción socio-fraterna, por tanto, se requiere un esfuerzo auto-cognitivo, no sólo para conocerse a sí mismo, sino para auto-comprenderse como ser creacional en relación sistémica.

De sí mismo, parte entonces el viaje itinerante hacia la vida fraterna, de comunidad interactuante, incluso con todo lo planetario. Esto traduce que el hombre es un ser que, al desarrollar sus capacidades auto-cognitivas, va hilvanando su identidad comunicativa, va entretejiendo un estado de vida comunitario y fraterno con todo lo creado, ya que estás en conexión eco-sistémica.

Desde el estar con los otros y otras

Con el auto-conocimiento que hacen los miembros de la fraternidad, se expande, explícita o implícitamente, en una forma de vida fraterna y sociable. Esto quiere decir que la Paideia Franciscana es una forma de instrucción pedagógica para aprender a vivir en fraternidad, girando en torno a otra comunidad que enseña a vivir en común unión: la Trinidad, expresada en Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

La Paideia Franciscana retroalimentada por la Trinidad, desarrolla los atributos de cada uno de los miembros de la Comunidad divina: Dios es Padre misericordioso, amoroso y acogedor; Cristo es Hermano compasivo y solidario; y el Espíritu Santo es quien retroalimenta las cualidades de la comunidad a través de sus dones y frutos.

Por tanto, la Paideia Franciscana está basada en una formación con énfasis en el bienestar de la comunidad; los intereses colectivos priman sobre los intereses particulares; y la riqueza de todos aquellos bienes, cualidades y talentos individuales están para el enaltecimiento de la dignidad de la fraternidad-comunidad.

La Paideia Franciscana en perspectiva académica y científica

En el caso de la Universidad, se convierte en acto pedagógico cuando se desarrolla el trabajo colaborativo, buscando el enaltecimiento de la misma, que se logra sin duda, desde las creaciones y recreaciones epistemológicas, desde los nuevos conocimientos que favorecen la sociedad, la comunidad académica y la sociedad del conocimiento; siempre y cuando, los conocimientos propendan por el enaltecimiento de toda una fraternidad cósmica-universal.

Aquí, la común-unión no es sólo espiritual ni conventual. Aquí, en la Universidad, la común-unión es universal. Todos crecemos, todos nos formamos, todos nos favorecemos en la medida en que favorecemos el conocimiento universal, enaltecemos y dignificamos la vida, las empresas, los laboratorios, la industria, el medio ambiente, las comunicaciones, los sistemas, la capacidad crítica, el pensamiento crítico, la estética, la ética, el arte y la espiritualidad como un fenómeno trascendente.

Aunque la Paideia Franciscana posee un itinerario para colaborar en la construcción de un método epistemológico, es también una pedagogía en estado de educabilidad, que partiendo del conocimiento de sí mismo o de los niveles introspectivos del sujeto, pasando por la proyección social de aquellos conocimientos interiores, llega a socializar los conocimientos suficientes para que ellos ayuden a la construcción de la fraternidad universal. Así se expresa en uno de los documentos de la Orden de Hermanos Menores:

El carisma que identifica la Paideia Franciscana es el mismo carisma concedido a San Francisco de Asís en otro tiempo y reconocido por la Iglesia, a la luz de los siguientes ítems: vivir el Evangelio y la fe, aprender a ser hermanos entre la misma sociedad, servir a todos los seres vivos, ser discípulos de Cristo, ser mensajeros de paz desde nuestro quehacer cotidiano y tener sentido de fraternidad. (Ágora, 2007, pp. 169-170).

Desde la perspectiva de una fraternidad universal, la Paideia Franciscana es el acto educativo-formativo que, apunta a orientar la construcción de la perfectibilidad humana en sociedad y para la sociedad, entendida como fraternidad, abarcando igualmente, la capacidad de aprender a vivir en co-fraternidad con todos los elementos que acompañan al hombre en la casa planetaria, pues existe una interconexión entre todos los elementos que habitan la casa común: «tener en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexión en un sistema ordenado» (Laudato sí, N° 8).

En este acto paideico, la escuela franciscana asume tres principios filosófico-pedagógicos, para elaborar elementos antropológico-teológicos que ayudan a la persona a insertarse en su proceso de perfectibilidad humana:

  1. El ejercicio socrático relacionado con el auto-conocimiento γν θι σεαυτόν - [conócete a ti mismo], puesto que el punto de partida y el objeto de conocimiento primario es el propio sujeto humano. En esta relación, objeto-sujeto, el ente que conoce, será el mismo que se deja conocer o aprehender por sí mismo y por los otros. Y de allí se despliega una fraternidad-sociedad del conocimiento. Me conozco, nos conocemos y luego trabajamos en equipo para conocer el mundo; y para ello está la universidad.

  2. El ejercicio axiológico-valorativo del Evangelio como proyecto antropológico para esculpir un hombre nuevo, lo que significa teológicamente, una transformación o transfiguración de la persona como sujeto o grupo capaz de romper paradigmas, de asumir los nuevos conocimientos como gracia salvífica, siempre y cuando se dirijan hacia la construcción y el cultivo de la dignidad para todo, incluyendo la naturaleza. Este hombre nuevo, esta fraternidad nueva tiene en sus manos la capacidad de transformarse y transformar la sociedad y la misma naturaleza, en un evento sagrado; es decir lo que siempre se había considerado profano, natural y mundano, la Paideia Franciscana lo inmiscuye en lo sagrado, simplemente porque ha llegado a descubrir que todo, absolutamente todo es motivo de redención, de cuidado y digno de ser enaltecido por el hecho de ser y co-existir en el mundo. Todo posee sentido y el hecho de buscar significado y sentido a los fenómenos es ya un acto trascendente.

  3. El ejercicio franciscano, derivado del Evangelio, plantea la propuesta de ser vivido en constante interacción, no sólo con la fraternidad humana, sino con la fraternidad planetaria, de tal forma que se favorezca el enaltecimiento de la dignidad de toda la naturaleza. Todos los valores evangélicos como franciscanos, recopilados en la paz, el perdón, la justicia, la solidaridad, la tolerancia, el respeto a las diferencias, la reconciliación y la fraternidad, son actitudes que se aplican, no sólo en la relación con el sujeto humano, sino con toda la naturaleza. Hoy se habla de la urgente necesidad que tenemos para desarrollar las virtudes ecológicas y enseñarlas a las generaciones del presente (Laudato sí, n° 88); y ya incluso, circula una oración acerca del perdón ecológico que podría institucionalizarse en este proceso que identifica la Paideia Franciscana (ver anexo).

La Paideia Franciscana, como esencia e impronta que identifica la universidad, se enfrenta al reto de formar, más que por competencias, por capacidades. Aunque algunos las equivalen.

La diferencia entre competencia y capacidad consiste en que la competencia excluye del panorama formativo y de la oportunidad profesional al sujeto cuando este no es competitivo, mientras que la capacidad le apunta al aprovechamiento de las oportunidades sin necesidad de excluir personas en su proceso de profesionalización. Las competencias instrumentalizan el sujeto en formación, mientras que las capacidades enfatizan en el desarrollo personal de alguna cualidad o talento del sujeto para que aproveche las oportunidades y se desempeñe en un área específica; pues sólo desarrollando capacidades se pueden aprovechar las oportunidades.

Cuando una institución universitaria y humanista forma por capacidades, sean humanas, laborales o empresariales, comunicativas y científicas, posibilita el enaltecimiento de la dignidad de quien es beneficiado; mientras que las competencias instrumentalizan y/o excluyen al sujeto cuando no logra ser competente; además, las competencias empoderan el trabajo individual con tendencia individualista, mientras que las capacidades desarrollan el trabajo colaborativo fortaleciendo la identidad comunitaria, el grupo o la fraternidad.

La Paideia Franciscana tiene la misión de formar ciudadanos para asumir la vida con sentido, y esto se logra a partir del auto-conocimiento y del desarrollo de sus capacidades, aprovechando las oportunidades en la vida; y cuando una persona aprovecha la oportunidad de acuerdo con sus capacidades, enaltece su dignidad, se va realizando como sujeto humano y va conquistando bienestar personal, social, familiar, entre otros.

La Paideia Franciscana es entonces el ejercicio de formar integralmente al sujeto humano, siendo singular, para que asuma comunidad e identidad comunitaria y frater na, desarrollando su capacidad de ser y existir con sentido en este mundo; su capacidad de trascender; su capacidad de conocer holísticamente y de construir conocimiento con conciencia, es decir con una ética de la transparencia y del respeto a la vida y toda vida, lo que indica, además, el desarrollo de capacidades ecológicas que construyen armonía planetaria. Sintéticamente, la Paideia Franciscana es formación socio-comunitaria en estado de fraternidad cósmica universal. (Londoño Orozco, 2009)

Hasta lo que se tenía hoy en materia de la Paideia Franciscana, estaba anclado en una educación por competencias (Cardona y Otros, 2007, p. 2), haciendo caso al Ministerio de Educación Nacional; pero de aquí en adelante, la Paideia Franciscana puede comprenderse como un estilo de vida formativo-pedagógico, que permite comprender el hombre, el mundo y Dios con la mirada franciscana, es decir con una mirada sagrada, donde el análisis y la reflexión, sea científica, de racionalidad o de fe, hace que se perciba la presencia del misterio divino en la naturaleza, sea ella creada o evolucionada, pues hoy sabemos que creación y evolución se encuentran en el misterio que empuja la naturaleza para recrearse, para expresarse y para hablar de Dios como gen primario, como filamento divino que al crear otorga libertad a la materia para que ella evolucione, o simplemente como Padre, parentesco que enfatiza Jesucristo en su relación con Dios Creador.

Encontramos que formar en la Paideia Franciscana, requiere y exige tres fundamentos necesarios:

  1. Aprender a sumergirnos en el auto-conocimiento, acompañado de un auto-examen riguroso que nos conduce a obtener nuestra propia auto-comprensión.

  2. Proyectarnos hacia la asunción y alcance de un nuevo estereotipo de sujeto humano, conocido como el hombre nuevo en sentido teológico.

  3. Re-aprender a vivir en común-unión, es decir en comunidad-sociedad, reconociendo el nivel de interconexión en que nos encontramos todos los seres que habitamos el planeta, configurando la fraternidad cósmica.

Estos tres aspectos que reúnen disciplinas como la psicología, la teología, la filosofía, la antropología y la sociología, vuelven a fortalecer la idea expuesta arriba sobre la posibilidad de comprender la Paideia Franciscana como un acto, no sólo pedagógico, sino epistémico que colabora con la ciencia, sea experimental, sea experiencial o enraizada en el tejido humano y social.

La Paideia Franciscana es entonces la deconstrucción en estado de re-significación de una epistemología con pedagogía incorporada, con la suficiente capacidad de transformar lo humano-fraterno en persona-sociedad/comunidad, la fraternidad en acto procesual de perfectibilidad y, la perfectibilidad fraterna, en testimonio que trasciende. ¡He ahí el sentido de una Universidad que se inscribe o se matricula en la nueva corporatividad que la debe identificar!: el corpus paideico franciscano. Esto indica que la universidad construye sentido para que la comunidad universitaria tenga acceso, tanto a su formación personal, como a la construcción de nuevos conocimientos a favor de la vida y de la dignidad de la misma, de la tecnología y de la ciencia con una ética bien definida, a favor de todo viviente: humanos, seres vivos no humanos, de la biota en general, de otros ecosistemas que requieren la protección de la ciencia, porque en todos ellos se encuentra el modelaje y las formas creacionales hechas por aquel misterio que llamamos Dios y que Francisco de Asís lo reconoció en la bondad, la estética y la belleza de toda la creación

La Paideia Franciscana como un acto emancipador

De acuerdo con lo anterior, la Paideia Franciscana como aporte epistemológico y pedagógico, propone lo siguiente:

  1. La construcción de epistemologías con rigor crítico, partiendo del auto-conocimiento y expandiéndose por la cultura que se engrandece con otros conocimientos. Este rigor científico en el acto epistémico, exige la capacidad de apertura dialógica de la misma comunidad universitaria y académica, para cambiar paradigmas que habían estado anclados y no permitían ciertos diálogos, particularmente, entre la ciencia y la fe o como bien lo llama Juan Pablo II: diálogo entre fe y razón (Juan Pablo II, 1998). Por tanto, la Paideia Franciscana colabora para que se cierre o se baje el telón ante ciertas ideas integristas, fundamentalistas y segregacionistas que no permitían un diálogo fecundo en las universidades católicas. Recuérdese aquí, la invitación que hace Ex corde Eclasiae (Juan Pablo II, 1990) a las universidades católicas. Así, la Paideia Franciscana puede ser considerada como una “kulturkritic” (Bloom, 1987,p. 51), es decir es la expresión que, haciendo una crítica amarga y dolorosa al binomio enseñanza-aprendizaje, invita al binomio docente-discente a ensamblar una educación en su sentido etimológico, entendida como educare, es decir como un acto donde todos saltan de la ignorancia al conocimiento, de la caverna oscura a la luz y de la opacidad a la ilustración. Aquí, la finalidad de la Paideia Franciscana es conquistar una forma de educación centrada en el hombre formado para la autonomía en co-responsabilidad planetaria, un hombre amigable con ejercicios intelectivos que lo acerquen a la verdad, capacitado para actuar a favor de la vida en todas sus formas, de leer los signos de su tiempo y realizar propuestas para enaltecer y dignificar todo, teniendo en cuenta sus capacidades.

  2. La elaboración de constructos intelectuales que estén en constante búsqueda de la verdad, sea científica, espiritual-trascendente, estética, ética, entre otras percepciones, pues en la Paideia Franciscana hay un elemento epojético ποχή - (verdad en suspensión) bien claro: ¡la verdad os hará libres! Y es esta verdad la que se va modelando en la universidad, sabiendo y reconociendo que ella es inaprehensible, inabarcable, inquieta y que permanece en constante cambio y tensión, pues está en suspensión esperando nuevos constructos epistemológicos y nuevas deconstrucciones cognitivas que la jalonen.

  3. Un rigor ético en la apropiación de una ciencia con consciencia (Morin, 1982), acompañada de principios y axiomas amigables y solidarios con el enaltecimiento de la dignidad de la vida y toda vida, incluyendo el ecosistema planetario, pues la Paideia franciscana acoge, en su identidad original, los valores del Evangelio, que son cualidades dignificantes, que posibilitan la transfiguración de aquel hombre nuevo que requiere la sociedad, un ser humano que opta por elaborar estructuras de vida en contraposición a tantas estructuras de muerte y de ideologías alienantes que bombardean el mundo de la academia y de la ciencia. En otras palabras, la Paideia Franciscana es una forma apologética de responder a la propuesta antropológica posmoderna que desvincula valores auténticos existentes en las culturas, que incorporó una serie de contra-valores que hicieron retroceder una gran mayoría de expresiones culturales como la cultura escrita opacada por la imagen; apareció también la despolitización, el hedonismo, la ausencia de amor con compromiso, la incapacidad para establecer vínculos trascendentes y el egoísmo anclado en un elevado rango de narcisismo. El resultado de todo ello es precisamente el relativismo de valores, el historicismo sin conciencia ni conocimiento de la propia historia local, nacional y global. Es por ello que la Universidad está en la obligación moral y social de reestructurar su identidad desde los elementos formativos que aporta una identidad desde la Paideia Franciscana.

  4. La construcción de fraternidad donde cada persona trabaja con sus capacidades humanas y profesionales, hilvanándolas con las capacidades humanas y profesionales de otras, pues la Paideia Franciscana se visibiliza en los resultados surgidos del trabajo colaborativo y de la sinergia producida en los equipos de labores.

  5. Un diálogo trans, multi e intercultural donde la diversidad de concepciones cosmológicas, teológicas, antropológicas, tecnológicas y epistemológicas entren en estado de escucha y en un ejercicio hermenéutico dialógico, para aportar soluciones a la crisis planetaria (Laudato Sí, 2016, capítulo I, n° 15-52), y entren a la vez en acuerdos que favorezcan la sostenibilidad del planeta, adquiriendo conciencia que la tierra es la casa común de todas las culturas.

Presentándose la Paideia Franciscana de esta manera, queda por asegurar que ella se expresa entonces en una propuesta, no sólo pedagógica, sino epistemológica en contexto formativo-educativo, que busca ofertar a la sociedad un modo de ser y un modus operandi preponderantemente franciscano.

¿Qué es entonces la Paideia Franciscana como modo de ser y modus operandi en contexto educativo?

Como modus quod [modo de ser] y como modus operandi, aspectos inseparables, la Paideia Franciscana se centra en invitar al sujeto formando, acompañado del docente, a continuar su proceso educativo, a partir de ejercicios relacionados con la cognición de su conciencia reflexiva, es decir del sí mismo o lo que Paul Ricoeur denomina ipseidad (Ricoeur, 1996) como capacidad de narrarse y reconocerse como sujeto histórico que se aprehende y aprende, que está en condiciones de esculpirse como persona para trascender en la historia y en las relaciones de alteridad. Por ello, urge trabajar, desde la educación, el elemento auto-cognitivo socrático basado en la expresión γν θι σεαυτόν - [conócete a ti mismo] y que arriba se ha tratado. En síntesis, es formación del ser en sí mismo que se promete a sí mismo formarse, crecer y construir su propio itinerario hacia la conquista del sentido de su vida. Es formar mi mismidad, prometiéndome ser yo (Ricoeur, 1996).

Al respecto, en el trabajo investigativo que se ha venido desarrollando en la Universidad de San Buenaventura, titulado Caracterización de la dimensión interior-trascendente-religiosa y sus expresiones en la población discente de la USB, seccional Medellín y de la Corporación Universitaria Lasallista, Caldas Antioquia, en proceso de análisis e interpretación de resultados a diciembre 30 de 2017, tanto las preguntas arrojadas a los sujetos observados, como los datos arrojados hasta el momento, revelan la necesidad de enfatizar sobre una formación que inicie tocando formas de modelación del ontos antropológico; es decir trabajar la educabilidad del sujeto humano integralmente, desde su ser y para su quehacer, que en numerosos documentos aparece, pero que al docente se le dificulta educar y formar integralmente en estos dos aspectos. Con elementos de la Paideia Franciscana, sin duda, podrá acceder con conocimiento de causa, a colaborar en una formación con calidad humana y profesional, como dice el slogan bonaventuriano.

El modus operandi, se va igualmente desarrollando, en sus procesos mentales y praxiológicos en constante coherencia con lo que ha venido esculpiendo de su ser en sí [realidad que se muestra o que se aparece a la conciencia] - pensamiento existencialista y para sí [opción tomada libremente] - según también el pensamiento existencialista -. A esto le llamo pedagogía de la coherencia, donde el ser y el quehacer del sujeto académico, que se deja permear de la Paideia Franciscana, para vivir su cotidianidad en sintonía, en armonía, aportando a la sociedad-fraternidad, un alto grado de civilidad, de sociabilidad y de convivencialidad.

En segundo lugar, la Paideia Franciscana ofrece a hombres y mujeres de buena voluntad, dos referentes para ser tenidos en cuenta en este proceso pedagógico coherente. La figura de Jesucristo que revela, a través de su ser y quehacer, aquel misterio trascendente llamado Dios. En Jesucristo se plasma una pedagogía de la coherencia, por la cual se logra un alto estado de perfectibilidad, partiendo de su condición divina, pasando por su condición humana y retornando a su condición divina:

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2, 6-11).

Con Jesucristo se demuestra que el ser humano está en condiciones de formarse coherentemente en su ser y quehacer, para vivir en armonía consigo mismo, con los otros y con Dios. El otro referente es San Francisco de Asís; un pedagogo capaz de utilizar el ejemplo y el testimonio de vida, como la forma más elocuente de vivir en coherencia, en paz y en armonía consigo mismo, con los otros, con la naturaleza y con el Dios de Jesucristo. Observemos las dos maneras de enseñar cuando vamos por este mundo: “Convertido Francisco en pregonero evangélico, recorría las ciudades y las aldeas anunciando el Reino de Dios, no con palabras doctas de humana sabiduría, sino con la fuerza del Espíritu” (L. M. IV, 5, p. 401); otra cita mucho más precisa es la siguiente: “Tan pronto llegó a oídos de muchos la noticia de la verdad, tanto de la sencilla doctrina como de la vida del varón de Dios, algunos hombres, impresionados con su ejemplo, comenzaron a animarse a hacer penitencia y se unieron a él” (San Francisco de Asís, 1980. L. M. III, 3, pp. 393-394); y nos queda otra por mostrar: “Y los hermanos que van enseñando por el mundo pueden comportarse de dos modos: uno, que no promuevan disputas y controversias; otro, que anuncien la verdad expresa en la Palabra de Dios” (San Francisco de Asís, 1980,1R. XIV, 5-7, p. 101). Así se otorga cumplimiento a uno de los aspectos estelares de la identidad Bonaventuraiana expresado en el Proyecto Educativo Bonaventuriano referenciado en la misión institucional: “la comunidad universitaria es centro de desarrollo integral, y reafirma la primacía de la persona en la organización de la sociedad y del Estado; y asegura la presencia cristiana en el mundo universitario frente a los grandes problemas de la sociedad y la cultura” (PEB, 2007, p. 42).

En tercer lugar, la Paideia Franciscana asume un modelo antropológico que identifica a un hombre en estado de perfectibilidad (Cardona y Otros, 2007, p.3), sin discriminación y asumiendo una educación incluyente, visibilizando aquellos rostros humanos que el Estado y algunas ideas políticas invisibilizan a quienes son fácilmente vulnerables. En la idea de fraternidad que maneja la Paideia Franciscana todos los seres humanos caben para ser considerados como sujetos con opciones de perfectibilidad. Por ello, su labor social se expande a todos, preferiblemente a quienes más lo requieren. Aquí, la Paideia Franciscana, adquiere su impronta de fraternidad y una acogida de corte paternal, fortaleciendo la pedagogía del cuidado de sí, del cuidado del otro, expresando su compromiso social desde la proyección de sus cuatro funciones sustantivas: investigación, docencia, proyección social y bienestar.

En cuarto lugar, la Paideia Franciscana asume una identidad eco-céntrica, buscando formar los sujetos hacia la adquisición de una cultura a favor de la vida y toda vida, con la intencionalidad de salvar la pachamama, la casa común; pues en el pensamiento franciscano, la naturaleza entera es considerada una gran familia y una gran fraternidad universal (Cántico a las criaturas, 1980,p. 48). Recordemos aquí que San Francisco percibió toda criatura de la naturaleza como hermano y hermana, debido a que se consideraron hechas por el mismo Dios Creador; hoy los avances científicos y desde el estudio de la genética, se ha corroborado que no sólo somos todas las criaturas hermanos y hermanas desde el punto de vista espiritual, sino que también somos parientes genéticos entre sí, pues todos compartimos los mismos genes; por tanto, nuestras relaciones con el resto de seres vivos, con el agua, con el oxígeno, entre otros, no pueden seguir siendo cosificadas o continuar utilizando la naturaleza como un simple medio para satisfacer las necesidades del homo sapiens. Hoy, los estudios bioéticos en materia medioambiental y el pensamiento franciscano, reclaman que el ser humano debe reconocer un thelos en cada una de las especies y el resto de seres que cohabitan con el ser humano la misma casa planetaria. Por tanto, desde la Paideia Franciscana se construye una pedagogía y una cultura del cuidado ecológico.

En quinta instancia, la Paideia Franciscana aprovecha una serie de rutas pedagógicas que interactúan con el Proyecto Educativo Bonaventuriano. Estas rutas pedagógicas, además de contribuir en la estructuración del ser, sujeto formativo, también proporciona constructos epistemológicos que ayudan a elaborar nuevos conocimientos, a transformar la realidad, sea cultural, tecnológica, científica o social, pero siempre teniendo en cuenta las deconstrucciones y las construcciones científicas que vayan acompañadas del factor ético. Por último, la Paideia Franciscana se mantiene en una constante hilvanación con respecto a los discursos y los diálogos científicos y humanísticos, en actitud racional y razonable, donde también cabe el diálogo entre ciencia y fe; puesto que si la ciencia se expresa a través de epistemologías socio-experimentales, la fe se expresa con otras expresiones cognoscitivas como las socio-experienciales y socio-existenciales; además, si la ciencia utiliza un sinnúmero de inteligencias como la lógico-matemática, entre otras, para realizar sus demostraciones, la fe posee también una inteligencia espiritual-trascendente que ayuda a comprender el sentido y el significado de la vida y sus estados fenomenológicos que se perciben en ella. Llamo a estos desarrollos epistemológicos, los lugares adecuados para ejercer una pedagogía de racionalidades razonables, donde todas las tendencias epistemológicas entran en relación sistémica para colaborarse unas a otras y acercarse a la verdad.

Acerca de la expresión “ experiencia pedagógica

Precisando la expresión teoría crítica en contexto de la Paideia Franciscana

Hacia comienzos del siglo XX, mientras se gestaba la Escuela de Frankfurt, hubo un grupo de pensadores de las diversas epistemologías y de formas pedagógicas, que intentaron identificarse con un estilo de aprendizaje capaz de mirar u observar el conocimiento adquirido, a partir de otras perspectivas donde se pudiese transformar el sujeto y los grupos sociales; también a partir del pensamiento obtenido aplicándolo a su contexto histórico. Entre los pensadores de esta escuela tenemos a Max Horkheimer, Hebert Marcuse, Jürgen Habermas, Walter Benjamin, Theodor Adorno, entre otros.

Este grupo consideraba que la pedagogía tenía como thelos la transformación del sujeto social dentro de su misma situación histórica, obligándolo a pensar, a argumentar, a construir nuevas miradas a partir del conocimiento recibido, no a repetir ideas o formas de concebir la realidad fuera de su propio contexto histórico. La Paideia Franciscana propone enseñar a pensar lo pensado teniendo en cuenta el esfuerzo y el ejercicio intelectual del sujeto social, para re-pensar su propia realidad. Así el sujeto aprende a construir sentido a su vida. He ahí la importancia de la investigación que se viene desarrollando, identificada como Caracterización de la dimensión interior-trascendente-religiosa y sus expresiones en la población discente de la USB, seccional Medellín y de la Corporación Universitaria Lasallista, Caldas Antioquia, cuyos investigadores son Luis Fernando Sánchez Sánchez, Enrique León Arbeláez C, Fernando Antonio Zapata y Nicolás Alberto Alzate Mejía.

Este acto pedagógico es teoría en cuanto que sus conceptos desean desarrollar aprehensiones pos-realistas y pos-positivistas de los sujetos sociales en su contexto histórico. Su mirada busca ir más allá de lo establecido para recrear la realidad a partir de una construcción epistemológica crítica. Y es crítica en cuanto que exige un riguroso análisis del contexto histórico-social y la comprensión de un nuevo vocabulario en esta aprehensión pedagógica.

La teoría crítica en contexto educativo de la Universidad de San Buenaventura, se convierte en instrumento pedagógico que aporta a la Paideia Franciscana, algunos fundamentos filosóficos para enseñar los valores religiosos, franciscanos y humanísticos en el propio contexto histórico-social que ocupan los estudiantes.

Precisando la expresión pedagogía crítica en contexto de la Paideia Franciscana

De la teoría crítica se desprende la pedagogía crítica como una propuesta educativa que intentará responder al desarrollo del pensamiento crítico aplicándolo en el contexto histórico-social, como se afirmó arriba. Esto exige que la enseñanza de los valores religiosos, franciscanos y humanísticos, sean necesariamente expresiones que hacen parte de un currículo aterrizado en el contexto histórico y social de los estudiantes. Por tanto, la pedagogía crítica posee características que perfectamente se hilvanan con la enseñanza de los valores religiosos, franciscanos y humanísticos en la Universidad de San Buenaventura.

La primera característica es el ejercicio formativo de la auto-conciencia, puesto que en la impartición de los cursos referentes a las humanidades, se trabajan fundamentos auto-cognitivos a partir de la expresión délfica griega “γν θι σεαυτόν” - conócete a ti mismo - e igualmente, el desarrollo de la conciencia moral Kohlberg (Bordignon, 2013), teniendo en cuenta la escala de la evolución moral, hasta ayudar a detectar en los universitarios en qué grado de moralidad se encuentran y la forma de expresarla en su contexto histórico.

La segunda característica de la pedagogía crítica es el interés que presenta por colaborar en la solución de problemas sociales. Allí hay un interés sociológico que se articula al interés de la Paideia Franciscana, donde se insta al estudiante a realizar un compromiso social, como expresión de la coherencia que existe entre la enseñanza de los valores religiosos, franciscanos y humanísticos con su contexto histórico-social.

La tercera característica de la pedagogía crítica hace énfasis en la potencialización de las capacidades humanas, para que nuestro sujeto social, particularmente, aquel estudiante en estado de formación integral, es decir el estudiante de la Universidad de San Buenaventura, pueda apropiarse de los valores religiosos, franciscanos y humanísticos y los proyecte socio-laboralmente. Al respecto, pueden nombrarse algunas de dichas capacidades humanas con tinte franciscano, que se orientan en las cátedras de las humanidades, siguiendo la línea de Martha Nussbaum:

¿Cuáles serían entonces algunas de las capacidades franciscanas o habilidades a desarrollar por parte de la comunidad universitaria?

En la cotidianidad humana San Francisco observaba que entre los seres humanos había mucha dificultad para llegar a acuerdos y comprenderse los unos a los otros. Es por ello que constantemente recomendaba desarrollar o priorizar las siguientes capacidades:

  1. Capacidad de escucharse a sí mismo y escuchar respetuosamente al otro.

  2. Capacidad de hablar respetuosamente cuando se requiere hacer un reclamo.

  3. Capacidad de regular la voz para hacer reclamos justos y argumentados.

  4. Capacidad crítica para expresar sus razonamientos.

  5. Capacidad para expresar la verdad con objetividad.

  6. Capacidad para manejar el silencio activo.

  7. Capacidad para interpretar con precisión textos verbales (conversaciones) y escritos.

  8. Capacidad de pensar antes de expresar.

  9. Capacidad para realizar las labores con responsabilidad profesional.

  10. Capacidad para solucionar las dificultades pacíficamente.

Conclusiones

La Universidad, con impronta franciscana, antes de ser un lugar donde se imparten conocimientos, es un estado existencial y un acto experiencial donde el sujeto social entra en contacto con una pedagogía que le exige pensar crítica y rigurosamente su episteme, teniendo en cuenta su contexto histórico-social.

La universidad y franciscana, es también el espacio intelectual-experimental donde se oferta una formación científica, integrándola al factor humanístico.

Así mismo, se orientan los valores religiosos y franciscanos, para que ellos se encarnen en la realidad social.

No puede ser expresión de una pedagogía dominante y dominadora, sino que se aprenden y se expresan para enaltecer la cultura, no para imponerse en ella; y esto se realiza desde la experiencia de vida con ayuda del discernimiento intelectivo que orientan los docentes de las humanidades.

A este ejercicio se le puede considerar como la oportunidad de desarrollar la inteligencia espiritual.

La Universidad y franciscana, es un estado de vida donde se posibilitan formas alternativas de conocimiento como el ejemplarista, el voluntarista, el intuicionista, el científico, el dialógico-discursivo donde se encuentra precisamente el diálogo entre la ciencia y la fe como dos caminos que se colaboran para acercarse a la verdad, sin presumir de ella y dejándola que se transforme en la medida en que el conocimiento mismo avanza.

También, es un estado intelectivo en actitud crítica capaz de pensar el sentimiento y de sentir el pensamiento sin necesidad de escindir aquella antropología que concibe al sujeto humano como criatura con libertad para construir sentido, es decir para trascender.

En este contexto de Universidad y franciscana, se requiere trabajar con los estudiantes el hecho religioso con todo lo que este connota: sus valores, sus principios morales, sus credos y costumbres religiosas, sus crisis existenciales ante las propuestas de toda una fenomenología de la religión.

Es por ello que se requieren más y variadas investigaciones que amplíen etas miradas y le hablen al contexto educativo e histórico real hoy.

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Recibido: 01 de Noviembre de 2017; Aprobado: 01 de Diciembre de 2017

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