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El Ágora U.S.B.

Print version ISSN 1657-8031

Ágora U.S.B. vol.21 no.1 Medellin Jan./June 2021  Epub Nov 01, 2021

https://doi.org/10.21500/16578031.5575 

Artículos derivados de investigación

Reconfiguraciones familiares de excombatientes de grupos armados ilegales en procesos de reintegración y en desmovilización voluntaria

Family Reconfigurations of Ex-Combatants of Illegal Armed Groups in Reintegration and Voluntary Demobilization Processes

Maria Nelcy Muñoz-Astudillo1 

Maria Neyfeth Posada-Morales2 

José Alonso Andrade-Salazar3 

1 Docente investigadora Fundación Universitaria del Área Andina sede Pereira, Colombia. Grupo de Investigadores de Enfermería de Risaralda. Orcid: https://orcid.org/0000-00029310-3310 Scholar: https://scholar.google.es/citations?hl=es&user=YP1XvfMAAAAJ Contacto: mmunoz@areandina.edu.co

2 Docente investigador Fundación Universitaria del Área Andina sede Pereira, Colombia. Grupo de Investigadores de Enfermería de Risaralda. Orcid: https://orcid.org/0000-0001-99977265 Scholar: https://scholar.google.es/citations?hl=es&user=EXVrNnIAAAAJ Contacto: mposada@areandina.edu.co

3 Psicólogo. Docente investigador Universidad de San Buenaventura Medellín, Colombia, extensión Armenia. PhD. Pensamiento complejo. Magister Investigación integrativa. Orcid: https://orcid.org/0000-0001-7916-7409 Scholar: https://scholar.google.es/citations?user=qtbkl48AAAAJ&hl=es Contacto: jose.andrade@usbmed.edu.co


Resumen

Esta es una reflexión derivada de investigación abordada desde la teoría fundamentada, que busca reconocer las posibles reconfiguraciones familiares presentes en excombatientes de grupos armados ilegales en procesos de reintegración y en desmovilización voluntaria. Para ello se aplicó una entrevista semiestructurada validada por expertos, con la cual se exploraron las Transformaciones Familiares de acuerdo con tres momentos: antes (estructura), durante (curso) y después (trayectorias), y en función de las categorías: tipos de familia, dinámicas familiares, relaciones externas, influencias insurgentes previas, conflictos intrafamiliares, y conflictos social-comunitarios. Los resultados revelan que existen procesos de familiarización más que de conformación de familias durante la estancia en el grupo insurgente, al tiempo que proto-configuraciones familiares que dan pie, ya en el posconflicto y por fuera del grupo armado, a reconfiguraciones de lo familiar y de nuevas familias.

Palabras clave: Conflicto armado; Desmovilizados; Excombatientes; Grupos insurgentes; Posconflicto; Reinserción

Abstract

This is a reflection derived from research approached from the informed theory, which seeks to recognize the possible family reconfigurations present in ex-combatants of illegal armed groups in reintegration processes, and voluntary demobilization. To this end, a semi-structured interview validated by experts was applied, with which family transformations were explored according to three moments: before (structure), during (course), and after (trajectories), and according to the categories: family types, family dynamics, external relations, previous insurgent influences, intrafamily conflicts, and social-community conflicts. The results reveal that there are processes of familiarization without family formation during the stay in the insurgent group, while proto-family configurations that give rise, already in the post-conflict and outside the armed group, to reconfigurations of the family and new families.

Keyword: Armed Conflict; Demobilized; Ex-Combatants; Insurgent Groups; Post-Conflict; and Reinsertion

Introducción

En Colombia se han reincorporado a la vida civil un aproximado de 59.000 personas entre guerrilleros y paramilitares, de allí que uno de los mayores desafíos del gobierno y la sociedad, sea garantizar para ellos y sus familias condiciones dignas de subsistencia y seguridad, que aseguren la no-reincidencia en nuevos grupos armados o delincuencia y también, la construcción conjunta de una paz duradera con equidad, justicia y participación social. Lo anterior revela que un aproximado de 14.750 familias han logrado reconfigurar sus relaciones intrafamiliares y social-comunitarias gracias a la reincorporación, aspecto que contrasta con la escasa cantidad de empresas que contratan excombatientes, cuyo número no supera los 700 (Portafolio, 2017), y la estimación de que sólo el 72% se encuentran trabajando (Dinero, 2017), aspectos a los que debe sumarse, la eliminación sistemática de muchos excombatientes y las dificultades propias de los procesos de reajuste a la vida civil y comunitaria (Caracol Radio, 2018). Dichos elementos afectan la estabilidad de las familias y en gran medida, reconfiguran sus relaciones internas y externas, al tiempo que son posibilitadoras de nuevos escenarios de interacción entre sus miembros.

Es importante anotar que en este trabajo conflguración hace referencia, a la forma de organización interna que adopta un grupo de personas con o sin lazos consanguíneos acorde a las dinámicas, roles y estructuras que le dan forma como colectivo (Minuchin, 2003), y tiene como finalidad el apoyo, sostén, cooperación, el conflicto, la demarcación de límites y el establecimiento de un proyecto de desarrollo familiar compartido, por medio del cual todos los miembros aportan para su cumplimiento desde sus recursos disponibles (Sánchez et al., 2009; Satir, 1991, 2002). Este tópico opera en todos los tipos de familias y en función de las condiciones políticas y socioculturales que le dan forma a sus interacciones (Cifuentes, 2009; Palacios, 2003). Las familias así constituidas logran generar cohesión, lenguajes, alianzas y mitologías, con las que propenden por mantener sus legados a través del tiempo, para lo cual, invierten en desarrollar y extender múltiples interacciones con otros sistemas familiares y sociales (Gattino, 1995; Smith, 2013). Para el caso de las familias conformadas o que integran a personas en condición de reinserción voluntaria a la vida civil, existen variados factores que pueden alterar su curso normal de operatividad, los cuales pueden ser económicos, culturales, ambientales, comunitarios, simbólicos, al tiempo que imaginarios sociales negativos, estigmatización social, violencia y estrés (Cifuentes, 2009; Giraldo, 2015; Guerrero, 2014; Velasquez, 2008).

Las familias en Colombia, especialmente de sectores rurales, se ven influenciadas en tanto seguridad y estabilidad por múltiples fenómenos sociopolíticos, tales como, acoso por disidencias de grupos armados, presiones de nuevos grupos subversivos emergentes, señalamientos, persecución y silenciamientos de personas acusadas de simpatizantes o colaboradores de un bando en contienda (Periódico El Colombiano, 2018); así como también, por la continuidad de las acciones terroristas que persisten aun en el posconflicto, y se manifiestan a través de desplazamientos, amenazas, reclutamientos, desaparición forzada, asesinatos, masacres, ejecuciones extrajudiciales, secuestros, extorsión, narcotráfico (Centro de Memoria Histórica CMH, 2013; 2014). Otros eventos que se suman a la lista de estresores son: reasentamientos territoriales de grupos insurgentes, vinculaciones familiares con personas de grupos armados, resistencia a abandonar el territorio, incredulidad en la eficacia de la justicia transicional entre otros (Blair, 1999; Pécaut, 1985; Trejos, 2013). Cabe señalar que estos fenómenos impactan la convivencia social, adaptación y equilibrio de las familias de forma global y modifican sus configuraciones, sentidos e imaginarios respecto a lo político, la sociedad y la guerra (Guerrero, 2014; M. Palacios, 2003; Smith, 2013), de allí que éste trabajo parta de la idea que los excombatientes de grupos insurgentes desmovilizados de forma voluntaria, presentan múltiples reconfiguraciones en sus familias y que ello sucede antes, durante y después de desmovilizarse. De acuerdo con el CONPES 3554 (Colombia. Departamento Nacional de Planeación, 2008) la “familia” en Colombia se constituye en el núcleo social de desarrollo humano, económico y cultural, aportante no solo a la fuerza de trabajo sino también, a la construcción de escenarios de reconciliación.

De suyo, la conflguración familiar refiere en primera instancia, las diversas formas de organizarse como familia, lo cual implica una acción intencionada, a la vez que metas y objetivos programados (Gattino, 1995). Desde el punto de vista psicosocial y cultural, dichas configuraciones constituyen reflejos de las dinámicas de interacción solidaria entre familias y de estas con su entorno social, lo cual posibilita el análisis de realidades familiares múltiples, es decir, de sus modificaciones-transformaciones, y de los procesos de transición y adaptación a entornos específicos. La familia aquí considerada, tal como lo plantea Friedemann (1995) no es la unidad estática, y se convierte en un sistema abierto, el cual es dinámico y se encuentra sujeto de manera frecuente a movimientos, derivas y transformaciones, aspectos que pueden ser claramente adaptables a las dinámicas transformacionales sentidas por las familias constituidas por excombatientes. En el momento actual, el panorama colombiano tras la Política de reintegración social y económica de personas y grupos alzados en armas, presenta una luz de esperanza para la construcción de paz desde los espacios familiares, comunitarios y políticos, dado que en gran medida, los excombatientes desmovilizados y reintegrados a la vida civil constituyen actores sociales que aportan a la reconfiguración de contextos intra y extra familiares de modo que pueden convertirse en promotores de convivencia, aceptación, tolerancia y resiliencia (Poletto & Koller, 2008).

Si bien, en el marco de la guerra y los conflictos armados las modalidades y configuraciones de familia han sufrido grandes transformaciones, estas no dejan de constituir realidades histórico-sociales presentes en todas las sociedades humanas, y aunque la continua letalidad de la guerra atente contra su estabilidad, constitución y replicabilidad, las familias se reorganizan y reestructuran reconfigurando sus modos de interrelación, cohesión, apoyo, solidaridad y sentido (Andrade, 2011; Cifuentes, 2009; Guerrero, 2014; M. Palacios, 2003; Sánchez et al., 2009; Smith, 2013). En este tenor Palacio (2003) señala que en el marco del conflicto armado y el desplazamiento forzado, la familia constituye un tema complejo, con una doble connotación explícita como realidad objetiva y subjetiva, al respecto opina,

(…) como realidad objetiva existe de manera independiente de las voluntades, gustos, deseos o expectativas de los individuos, su lugar y existencia responde a procesos de institucionalización de interacciones sociales […] Como realidad subjetiva configura la experiencia individual, es referente básico de la construcción biográfica, expresa las percepciones emocionales e ideológicas de la propia vivencia y ocupa un lugar de privilegio en los intereses y expectativas del proyecto de vida personal” (p. 203)

Dicho así, la complejidad de la temática, el drama, la sensación de deshumanización que produce y la violación a los derechos humanos, han sido objeto de reflexión, análisis, crítica, denuncia y movilización política y social (Cifuentes, 2009; M. Palacios, 2003; Vásquez, 2008) atributos que influyen en la forma como las familias asumen e interiorizan sus memorias, al tiempo que en la participación social y política de estas en la construcción relacional de paz y pazes, es decir, de las formas creativas de construir colectivamente paz (Andrade, 2017; Velasquez, 2008). Ergo, las dramáticas consecuencias que han vivido las familias en el marco del conflicto armado en Colombia han permitido evidenciar, entre otros fenómenos, la capacidad de resiliencia de los colombianos explicitada en la resistencia a la guerra y la esperanza en la eficacia del proceso de paz, al tiempo que, patrones no predecibles y emergentes de estructuras relacionales, que pueden acogerse como nuevas configuraciones de formación familiar (Sánchez et al., 2009). De suyo, el tránsito de los actores en proceso de reintegración social hacia las nuevas configuraciones familiares requiere congruencia, además, de sincronización entre los diversos factores y actores sociales involucrados, mismos que deben estar orientados hacia el bienestar general de los integrantes de la familia. Como proceso sociopolítico la reintegración tiene grandes retos, y uno de ellos es entender y asumir las nuevas configuraciones familiares, ya que la guerra rompe con las formas tradicionales de relación e introduce nuevas dinámicas de poder y dominación que intentan llegar hasta lo más íntimo de la vida familiar” (Cifuentes, 2009, p. 88).

Es así como, a nuestro juicio, un proceso de reintegración bien encaminado, sin discriminación, que entienda al excombatiente en el marco de los derechos y la justicia transicional, puede convertirse en un proceso justo, equitativo y necesario, que favorezca el desarrollo humano y social de las personas desmovilizadas y de sus familias. Por ello es fundamental comprender la experiencia de estas personas, a la vez que dimensionar los recursos que hacen parte de los procesos de adaptación familiar y social de los actores que viven la reintegración, aspecto que incluye a la familia como bastión principal de dicho progreso.

Método

Diseño de la investigación: esta es una investigación cualitativa abordada desde la Teoría Fundamentada, la cual posibilita que la información alcance un nivel conceptual ajustado a través del desarrollo de las propiedades de las categorías definidas operacionalmente.

Descripción de la muestra y de los escenarios: se trabajó con los testimonios de cuatro excombatientes desmovilizados en condición de reintegración a la vida civil, asentados en el departamento de Risaralda, de ámbitos urbanos y rurales, con perfil variado (integrantes de grupos armados por reclutamiento forzado, convicción o adherencia ideológica) adscritos al programa de reintegración de la Agencia para la reincorporación y la normalización, la cual es una entidad de la Presidencia de la República de Colombia, cuya función es la reintegración social y económica de los excombatientes y de otros grupos armados al margen de la ley.

La muestra fue no representativa, no-probabilística y el muestreo de tipo bola de nieve. Conviene precisar que dado que la muestra es no representativa los resultados y conclusiones enunciados constituyen una aproximación a lo que podrían ser las modificaciones en las reconfiguraciones sociofamiliares de lo excombatientes, de tal modo que, es preciso realizar nuevos estudios con muestras más amplias a fin de encontrar mayores aciertos a la complejidad e dichas dinámicas.

Aspectos éticos: se aplicó un consentimiento informado avalado por el comité de bioética de la Fundación Universitaria del Área Andina, la población lo firmó y aceptó voluntariamente a participar de la investigación. Se especifican: el Tratamiento anónimo de los datos, el respeto y confidencialidad, el no recibir pago alguno y la posibilidad de abandonar el estudio cuando lo considere necesario y sin explicaciones.

Técnica cualitativa de elección: se aplicó a los participantes una entrevista semiestructurada, la cual se llevó a cabo en espacios acordados para el desarrollo del estudio. Las entrevistas fueron grabadas, transcritas textualmente, y luego analizadas y sometidas a procesos de codificación abierta, axial y selectiva en el referente de la teoría fundamentada. La entrevista fue validada por expertos y en ella se exploraron las Transformaciones Familiares de acuerdo a una temporalidad triádica: antes, es decir, estructura familiar previa al ingreso al grupo insurgente; durante, o sea el curso de transformaciones percibidas durante la estancia voluntaria u obligatoria en el grupo, y después de la desmovilización (trayectorias). Estos elementos se comprendieron en función de las categorías: tipo de familia, dinámicas familiares, relaciones externas, influencias insurgentes previas, conflictos intrafamiliares, y conflictos social-comunitarios.

Procedimiento: definición del problema de investigación; búsqueda y selección de casos y contextos de análisis; acceso al campo y definición del marco temporal de estudio; diseño de trabajo y selección de estrategias metodológicas, la cual está sustentada bajo la teoría fundamentada y los procesos de codificación abierta, axial, selectiva y condicionada bajo un diseño emergente que busca conocer las características de las categorías exploradas al tiempo que, el desenvolvimiento de conceptos en torno a la categoría central abordaba; aspectos éticos y recogida de datos, análisis de los datos a través del software Atlas.Ti. ver 7.0; redacción del informe.

Fiabilidad y validez: el cuestionario se validó a juicio de tres expertos en el tema. La validez de la información teórica se da con base en el uso de fuentes confiables y bases de datos.

Resultados y discusión

Acorde al objetivo planteado en la investigación, el cual fue reconocer las posibles reconfiguraciones familiares presentes en excombatientes de grupos armados ilegales en procesos de reintegración y en desmovilización voluntaria, la investigación encontró que los problemas previos intrafamiliares como la disgregación familiar y las dificultades de comunicación, generaron vacíos emocionales cuya necesidad de evasión, trámite u olvido fue buscada en figuras y espacios externos como por ejemplo, en las dinámicas de relación de los grupos armados insurgentes. Muestra de ello es el siguiente testimonio: “no sé nada de mi papá. Y pues nunca quise tocarle el tema a mi mamá porque ella era muy poco paciente, ella trataba de resolverlo todo a los golpes y al maltrato, y con mi padrastro no tenía problemas”, también, la pertenencia podía asociarse a complejidades de la relación materna: “Pues la verdad las relaciones con mi familia no era buena porque mi mamá era muy celosa entonces teníamos muchos conflictos”; en estos dos testimonios el formar parte del grupo armado constituyó en gran medida un escape ante dinámicas de relación tildadas de insoportables. En este sentido las configuraciones familiares conflictivas y tensas, dieron forma a disfuncionalidades intrafamiliares permanentes que motivaron en algunas personas el ingreso al grupo armado, al tiempo que ya del posconflicto y la desmovilización, a resistencias emocionales para integrar nuevos modelos de relación intrafamiliar, tal es el caso: “a razón de lo que uno vivió con su familia… uno ya tiene miedo de formar familia quizá le vaya igual de mal que en la casa”.

Se encontró como categoría emergente la noción de militarización de la noción de familia, puesto que, los testimonios revelan que durante el reclutamiento, el discurso ideológico o doctrina subversiva, exigía a los combatientes renunciar a lo que conocían por familia e integrar la organización subversiva como única familia militar. Al respecto, algunos señalaron lo siguiente “uno se olvida de a poco de su familia porque le imponen pensar distinto a otros, le dicen que debe olvidar sus orígenes y centrarse en la guerra” o también: “uno elegía irse olvidando de su familia, pues así se sufría menos”, “decían: la organización es tu nueva familia, pero se prohibía cualquier situación de conformar pareja y hacerlo podría causar la muerte”. Como consecuencia a la exclusión de cualquier forma de relación cercana a la conformación de una familia o de lazos de amistad permanentes, muchos pensaron en escapar aun con el temor al castigo por deserción que era la muerte. En ese tenor relatan que la posibilidad de escape o de renuncia era un imposible: “Entonces ya cuando ya llegamos a un punto donde había casas y yo les dije que no, que me devolvieran, que yo no quería estar con ellos, que me devolvieran y me dijeron, usted ya está acá y le toca quedarse acá y si usted se va la matamos” o también: “aquí los que se vuelan los matamos”. De lo anterior se extrae la idea de que el ingreso al grupo insurgente de forma forzada o voluntaria implica una familiarización forzada de lo bélico como criterio de familiaridad de la guerra y lo subversivo.

Para la UNICEF (2013) las familias han asumido nuevas configuraciones y formas de reorganización de sus interacciones, de modo es cada vez más necesario ampliar los saberes y perspectivas implementados para comprenderlas. De allí se desprende la idea que, un adecuado análisis implique acoger la familiaridad, asociación, apoyo, sentido de pertenencia y multidimensionalidad de la familia como sistema complejo, elementos que resultan transversales a toda configuración familiar y que, también son parte de las dinámicas de las familias en el escenario del conflicto armado (Cifuentes, 2009; M. Palacios, 1992, 2003). Los grupos armados suelen tener un lineamiento que imprime la vida de los sujetos implicados en su trama, de allí que la familia de origen se torne en un bien, cuidado y mantenido a menudo discretamente ante otros compañeros, tal es el caso de este testimonio: “uno decía que debía cuidar de sus recuerdos, la familia es muy importante así hubiera problemas previos”, o también: “al flnal uno solo tiene a su familia y sus recuerdos así se los quiten con la doctrina”. En este tenor, el grupo armado genera reconfiguraciones familiares anulando otras configuraciones pasadas, e instalar prototipos de relación y cohesión con base en la obediencia y la prohibición.

No obstante, dichas reconfiguraciones no anulan del todo lo que cada persona entiende y atesora respecto a su familia de origen, tómese como ejemplo: “para uno la familia es la guerrilla, eso es lo que quieren que uno entienda, así no sea cierto, pues no todo puede ser doctrina”; “… casi todo se asocia a la guerrilla como familia, pero la verdad es la familia es otra cosa”; “nos podían quitar casi todo, menos lo que signiflcaba para nosotros la familia, aun con sus conflictos y problemas”. Lo anterior revela que existen resistencias a perder las configuraciones familiares previas, pero ello no implica rigidez en ellas, pues se transforman luego, por efecto de las necesidades afectivas y la empatía entre excombatientes, o sea por el hecho de sentirse entre pares, y también, en ciertos casos, por decisiones mediadas por un afecto intenso, ejemplo de ello se expresa en la siguiente narrativa:

Conocí el papá de mi niña porque él también hizo parte de un grupo, pero nada más por seis meses y ya, salimos los dos de Bienestar Familiar y nos organizamos, ah no yo salí primero y después salió él, ya era mayor de edad tenía dieciocho años y ya después salió él y nos organizamos, él es un año menor que yo y ya decidimos formar hogar, irnos a vivir juntos y todo eso.

Otro elemento a considerar es el tema de la disciplina en el grupo armado en contraste a la vida previa en la familia de origen. Este punto sobresale en algunos discursos: “en la guerrilla algo que siempre resalto pues así fue la disciplina, todo el mundo es muy respetuoso y allá no hay recocha ni nada de eso, es el respeto ante todo entonces es fácil la convivencia”; “la mayor parte de tiempo la disciplina era excesiva, todo se prohibía, solo algunas cosas eran permitidas y eran dictaminadas por ellos”; “en el grupo la disciplina es estricta, es parte de la doctrina, no se podía opinar, no se podía negociar”. Sin embargo, emergían posiciones contradictorias en lo referente a lo disciplinar como por ejemplo: “uno dejaba de ser quien era, no podía opinar aunque quisiera o no estuviera de acuerdo” al tiempo que, resistencias para el acople de nuevos miembros a estas configuraciones de relación, las cuales constituían per se, sistemas cerrados con sus propios códigos y formas de representación: “la convivencia era muy tenaz porque habían desvinculados de la guerrilla y desvinculados de las autodefensas, entonces habían muchos conflictos y aparte de eso los desvinculados de las autodefensas son como más indisciplinados”; “que vinieran de otros grupos era complicado, pues, cada grupo tiene sus reglas e integrarlos era muy difícil”. Estos elementos denotan condiciones de familiarización más que de configuraciones familiares, y según Maritza Montero (2004) dicha familiarización obedece a procesos de ajuste a menudo lentos, a condiciones vitales emergentes o de difícil acople a las formas de participación de un grupo determinado.

En este sentido, resulta importante mencionar que en el marco de las reconfiguraciones familiares, se suele confundir familia como sistema complejo con familiarización, el cual debe ser comprendido a modo de emergente de las nuevas dinámicas de intra e interrelación del grupo. Dicho sea de paso, el cuidado de no confundir los términos estriba en evitar el reduccionismo por homologación, puesto que, mientras la familiarización configura en los excombatientes procesos paulatinos de ajuste a las nuevas dinámicas de relación e intercambio en el grupo armado, la familia da cuenta de una estructura sistémica, ordenada y compleja que se mantiene en el tiempo, capaz de reproducir y extender lazos cohesionantes, y de generar mitologías, intereses, sentidos y vinculaciones permanentes en pro de la convivencia con y a través de las relaciones establecidas con otros (Minuchin, 2003; M. Palacios, 2003; Smith, 2013). Conviene mencionar que los entrevistados señalan que “en la guerrilla no se construye familia, porque la relación es de mando y militar, y con ello se evitan disociaciones y se fomenta el hecho de obedecer”. Lo anterior no quiere decir que no hubiera relaciones de pareja legítimas, y que emergieran diversas vinculaciones afectivas, sino que, en realidad, la configuración de lo familiar se militarizó de tal modo que llegó a inscribirse de forma bélica, tanto en las formas de expresión cotidianas, como en los intercambios, los lenguajes y el encuentro durante y después de la desmovilización.

En el grupo armado se redimensionó la afectividad, instalándose en su lugar la inexpresión de los sentimientos por analogía a la debilidad, mientras que, la obediencia, la sumisión y el temor se exigían como garantía de asimilación de la doctrina (Cardona, 2015; Insuasty & Vallejo, 2012). La obediencia resultó importante para instalar la idea de crimen y castigo, dado que romper las normas implicaba recibir sanciones que iban desde el maltrato físico, el aislamiento y en casos extremos la muerte. Al respecto los entrevistados opinan: “uno allá no puede, allá manda el silencio; todo el mundo es callado así no le guste y así mejor dicho no puede patalear ni nada”; “era mejor quedarse callado y bajar la cabeza, la peor pena era la muerte, pero también te pegaban y aislaban, y no se podía demostrar debilidad en el castigo porque era peor”; otro ejemplo de eta situación se ve claramente en el siguiente testimonio: “se tenía miedo a ser descubierto como y señalado como débil o “sentimental”; “yo mantenía llorando, uno allá no puede llorar delante de…, yo allá mantenía llorando, mantenía triste … tenía miedo que me sacaran de allá y me castigaran”;”. La sumisión y el temor eran obligatorios en ausencia de toda negociación, lo cual anulaba sus motivaciones, la expresión emocional y la vivencia volitiva. Ergo, referencian la obligación de obediencia al código bélico y el acatamiento per se de toda regla. En torno a ello opinan que el código era “lo que estaba prohibido y no se podía romper aun cuando algunos comandantes si rompieran dichos códigos” “obedecer signiflcaba sobrevivir al menos antes de los combates”; “en estos espacios la voluntad es la del grupo subversivo y lo que dijeran los jefes, no lo que uno pensaba”.

Conviene precisar que el proceso de acople de las personas a los grupos subversivos es paulatino y que ello se debe en gran medida, a la robustez de las vinculaciones previas, incluso y aunque ellas estuviesen signadas por conflictos permanentes, de tal forma que, el antes del ingreso al grupo insurgente, constituido por la interrelación reticulada entre experiencias, sentidos, necesidades, ausencias, expectativas, afectos y creencias acerca de la familia, genera una especie de imprinting que la doctrina solo relega al instalar nuevas configuraciones de familiarización, pero que no borra porque en el después, las personas retoman sus vivencias para reconfigurar el sentido y experiencia familiar. Ejemplo de ello es la extrañeza permanente de sus familias de origen, especialmente en periodos de crisis: “aunque uno se fue peleado, la familia es la familia y se extraña ante tanto maltrato”; “aunque había problemas y diferencias la familia es única, así uno se vaya huyendo de esos problemas”; “no se podía decir que uno extrañaba la familia así la extrañara todos los días”; para algunos la permanencia de dicha extrañeza de sus familias era permanente ya que, tal como lo afirman algunas personas “uno siempre recuerda a su familia así intente olvidarlos para adaptarse”; “se extraña todo el tiempo a la familia, y se quisiera tener su propia familia, por eso aunque fuera prohibido, uno se buscaba alguna compañía”; asimismo, para uno de los entrevistados olvidar a la familia era cuestión de tiempo: “digamos, hasta el año y medio yo no era capaz de olvidarlos”.

La inserción al grupo armado al igual que la permanencia y extensión de la guerra revelan que, que el conflicto armado cambia también, la necesidad de regreso a la familia de origen, ejemplo de ello es lo siguiente: “la familia siempre lo espera a uno, pero hay que ser harina de otro costal formar su propia familia, aunque existan problemas y a uno lo señalen como que hizo mucho mal a otros”; “uno sueña con su familia, sus padres, hermanos, tíos y amigos, pero también con tener su propia familia, ya sea con una compañera de acá o por fuera”. Dicho sea de paso, para muchos excombatientes la guerra también su noción de familia y quedan anclados a un estado de supervivencia permanente: “en gran medida la familia sigue siendo los mismos, pero cambia porque sobre uno pesan muchas cosas de su pasado, esta es una familia sobreviviente a la guerra que tiene que sobrevivir ahora a la cuidad y en algunas partes a la discriminación si se enteran de que, uno fue guerrillero”. De suyo, las interacciones antes y después de la guerra, produce nuevas trayectorias, como, por ejemplo, una mirada limitada y defensiva de todo aquello considerado como extraño e inseguro: “uno aprende a tener más miedo afuera, puede esperar cualquier cosa incluso que lo maten por venganza o maten a su familia”; a la vez que la idea de protección de su pasado y de sus memorias familiares: “es mejor proteger a su familia alejándose de otros que pueden discriminarlos, la vida pasada mejor mantenerla en secreto, no arriesgarse, ser cautos y prevenidos”; e incertidumbre ante la desmovilización “desmovilizarse es también una incertidumbre, nos pueden ayudar pero ¿hasta cuándo? ¿qué pasará si se acaba el apoyo?”; “no se sabe que podría pasarnos a nosotros ya nuestras familias, existe un nuevo miedo instalado, uno que es peor”; a lo anterior debe sumarse, un proceso de autoestigmatización que empieza una vez se insertan a los grupos y se mantiene después de la desmovilización: “en el grupo uno es como lo peor y así uno se siente”; “si antes uno podría ser el malo de la familia acá uno es acogido pero deja de ser persona, uno es uno más”. Esta forma de linealización de la incertidumbre es propia de la violencia lineal, la cual instala en las personas desmovilizadas la idea de que existen impedimentos insuperables en las formas de relación apoyo, solidaridad y acogimiento social (Andrade, 2016, 2020).

A modo de Corolario

En gran medida el ingreso al grupo armado generó en los excombatientes alteraciones en las ideas y experiencias acerca de la familia, expresas en cambios en torno al lenguaje el cual, se torna más bélico y guerrerista; asimismo, se destaca que la expresión afectiva después de la desmovilización se esboza de desconfianza y genera alejamiento del contacto con otras personas. No obstante, se mantienen las configuraciones relacionales previas de la familia, y también, la identidad familiar como un elemento identitario robusto que incluso subsiste al adoctrinamiento y el maltrato propio de las dinámicas del grupo insurgente. Las limitaciones de contacto los llevan a replantear las habilidades de relación en los nuevos escenarios de interrelación, de modo que, la apertura a nuevas vinculaciones afectivas es escasa y prefieren formar familia con sus pares desmovilizados dada la confianza y seguridad depositada en dichas asociaciones.

Los actores que participan actualmente como miembros activos de los procesos de paz y reconciliación en Colombia han generado estrategias para construir paz, a la vez que han aprendido en la convivencia con sus familias y otras familias no-desmovilizadas nuevas formas de ser y sentirse familia por fuera del ámbito de la guerra, lo cual, revela la existencia de reconfiguraciones de lo familiar en el posconflicto. Dichas reconfiguraciones impulsan la capacidad de resiliencia y reconstrucción del tejido social en los excombatientes. Un elemento relativo al contenido de las entrevistas, y que representa una elevada vulnerabilidad para ingresar a un grupo, es ser miembro de una familia fragilizada-disfuncional o conflictiva, y aunque existan otros factores sociopolíticos de base, las configuraciones familiares asientan un imprinting de modelo de familia que una vez se ha producido la desmovilización, suele ser replicado como modelo base de reconfiguración familiar en el posconflicto. El grupo armado excluye estas configuraciones y las asocia a debilidades, de tal forma que el adoctrinamiento y las agresiones buscan anular toda idea de familia, imponiendo la familiarización y ajuste forzado como criterio adaptativo per se; no obstante, estas configuraciones resisten y constituyen la base de los afectos que suelen mantenerlos a flote y en resistencia durante su estancia en el grupo y que, después de abandonarlo les permite reconstruir sus interacciones sociofamiliares.

A través de los relatos se pudo conocer que los entrevistados perciben que en el grupo armado insurgente no se constituyen familias tal como se les conoce en la vida civil, porque la convivencia tiene un carácter laboral-militar con estrictas reglas, que obligan con el tiempo a perder la identidad familiar y dar paso a la identidad colectiva, generada por el aislamiento de la familia original para evitar confidencias, compartimentar la información, propiciar la verticalidad-obediencia y la confianza absoluta en la dirección de mando, escenario donde toda tarea se cumple sin críticas o negociaciones por pequeña que esta sea. Fuera de la clandestinidad, reconstruir las relaciones con la madre y diferentes miembros de la familia, es una de las transformaciones más difíciles pero fundamentales, y ello requiere acompañamiento profesional por un largo período de tiempo, ya que es un proceso emocional intenso y doloroso donde cabe la posibilidad de rechazo, confrontación, explicaciones, duelo por muerte de familiares, represalias y reclamos, o en el mejor de los casos el apoyo incondicional.

El conflicto armado afecta gravemente el sentido, reproducción, mantenimiento y protección de la familia como sistema complejo. Se encontró que las diversas influencias externas previas a la inserción o el reclutamiento, además de los conflictos intrafamiliares de base que impulsaron en algunos casos la adherencia al grupo, y conflictos sociopolíticos derivados de aspectos como la pobreza, la inequidad y desigualdad social o las crecientes dificultades de acceso a los beneficios del Estado social democrático y de derecho, son relevantes para la permanencia en el grupo, pero también, pueden constituirse en referentes para su abandono. El maltrato en el grupo armado, el miedo a morir, el hecho de extrañar a la familia y la idea de tener una familia propia, constituyen parte de los motivos centrales para abandonar el grupo armado, de modo que, la familia constituye uno de los elementos que da valor a la desmovilización, otorgando sentido a la paz y la reconciliación como construcción colectiva.

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Recibido: Enero de 2020; Revisado: Febrero de 2020; Aprobado: Junio de 2020

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