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El Ágora U.S.B.

Print version ISSN 1657-8031

Ágora U.S.B. vol.21 no.2 Medellin July/Dec. 2021  Epub June 15, 2022

https://doi.org/10.21500/16578031.5874 

Artículos derivados de investigación

Archivos comunitarios y de derechos humanos como una apuesta por la memoria, la verdad y la resistencia

Community and Human Rights Archives as a Commitment to Memory, Truth, and Resistance

Claudia Janeth Rengifo1 

James Granada Vahos2 

Ana María Tangarife Patiño3 

1. Socióloga, investigadora del departamento de Sociología y del Instituto de Estudios Políticos Universidad de Antioquia. Colombia. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-5009-264X Contacto: claudia.rengifo@udea.edu.co

2. Trabajador social, Mg. Ciencia Política. Profesor del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia. Colombia. Orcid: https://orcid. org/0000-0003-1794-7287 Scholar: https://scholar.google.com/citations?user=rC3Qh1kAAAAJ&hl=es Contacto: james.granada@udea.edu.co

3. Bibliotecóloga, Mg. Ingeniería. Profesora de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia. Colombia, Orcid: https://orcid. org/0000-0002-4467-8628 Scholar: https://scholar.google.es/citations?user=jr9Bf9YAAAAJ&hl=es Contacto: ana.tangarife@udea.edu.co


Resumen

La reconstrucción de saberes sobre archivos comunitarios de derechos humanos y memoria es de vital importancia para los procesos de transición en países marcados por el conflicto armado como Colombia. Es preciso dar cuenta de procesos pedagógicos realizados por organizaciones de víctimas que diseñaron de manera participativa planes de gestión de archivos comunitarios y que contribuyeron a potenciar las nuevas narrativas de paz y preparar a las organizaciones y comunidades para articular sus experiencias territoriales como una manera de narrar para sus propios territorios, así como para establecer un diálogo con las instancias de justicia y de memoria en Colombia en los escenarios de justicia transicional en ámbitos rurales y urbanos. Se han tomado los casos: Comuna 3 en Medellín y los municipios de Granada e Ituango (Antioquia).

Palabras clave: Archivos comunitarios; Memoria y resistencia.

Abstract

The reconstruction of knowledge on community archives of human rights and memory is of vital importance for transition processes in countries marked by armed conflict, such as Colombia. It is necessary to account for pedagogical processes carried out by victims’ organizations, which designed, in a participatory manner, community archives management plans and that contributed to enhance new peace narratives and to prepare organizations and communities to articulate their territorial experiences as a way of narrating for their own territories, as well as to establish a dialogue with the instances of justice and memory in Colombia in transitional justice scenarios in both rural and urban settings. The cases, which have been taken are Commune 3 in Medellin and the municipalities of Granada and Ituango, Antioquia.

Keyword: Community Archives; Memory; and Resistance.

Introducción

Se aborda en el siguiente escrito, parte de la experiencia de trabajo que el Instituto de Estudios Políticos y la Escuela Interamericana de Bibliotecología han realizado con algunas organizaciones sociales de Antioquia, así como con sus archivos comunitarios y de derechos humanos. Para elaborar este escrito se retomó información recabada de procesos pedagógicos, investigativos y de extensión realizados con organizaciones de víctimas, con sus conocimientos, con los que además se diseñaron planes de gestión de archivos que potencian sus propias narrativas de paz y la articulación de diversas experiencias territoriales.

En el artículo se retoman saberes previos de las organizaciones, algunos disponibles precisamente en sus archivos, que a la vez dan cuenta de la defensa de los derechos humanos, de la construcción de paz en los territorios, de la búsqueda de la verdad, y de la reconstrucción de la memoria en los contextos donde se desarrollan: Comuna 3 de Medellín, Granada e Ituango. Al tiempo este artículo promueve la investigación, recuperación, preservación, divulgación y gestión de la información, mediante procesos investigativos y pedagógicos de formación con organizaciones de víctimas.Se reconocen igualmente las investigaciones y procesos pedagógicos de formación para las organizaciones de víctimas que han permitido una mejor gestión de los archivos comunitarios de derechos humanos, con miras a avanzar en la apropiación social del conocimiento, diseñando de manera participativa planes de gestión de archivos.

Este proceso de reconstruir los saberes previos de archivos comunitarios de derechos humanos y memoria vinculados al contexto sociocultural, territorial, universitario y de organizaciones de víctimas en Medellín, Granada e Ituango, al tiempo que se promueve la investigación, recuperación, preservación, divulgación y gestión de la información, mediante procesos de formación con organizaciones de víctimas, presentan una ruta metodológica y pedagógica para la apropiación social del conocimiento en las organizaciones y las comunidades desde las experiencia de consolidar sus archivos.

Desde esta experiencia, el artículo presenta cuatro apartados para la profundización de la gestión, los sentidos y el potencial de los archivos comunitarios: el primero anuncia la pedagogía de la memoria para referir el conjunto de acciones que se generan a partir de los recursos de información de los archivos, el segundo presenta el testimonio del sobreviviente y el imperativo ético de los archivos, describe el cómo se gestan los archivos desde el testimonio de las víctimas como proceso ontológico epistemológico, como resistencia del sobreviviente al olvido, y el imperativo ético de comunicarlo públicamente para la no repetición y la restauración social después de la guerra.

El tercer apartado presenta los sentidos de los archivos comunitarios de derechos humanos para el acceso al conocimiento y la preservación de la memoria como una posibilidad práctica y analítica de reconocer los universos socioculturales y políticos en medio de los cuales actores individuales y colectivos, para terminar, el cuarto apartado presenta una ruta de políticas comunitarias del ejercicio de archivar desde tres conceptos importantes: la acción política colectiva, lo comunitario y el ejercicio de archivar.

En suma, se abordan entonces la pedagogía de la memoria desde los archivos; el testimonio del sobreviviente, los vestigios y el imperativo ético de los archivos; los sentidos de los archivos comunitarios de derechos humanos para el acceso al conocimiento y la preservación de la memoria y la idea de las políticas comunitarias del ejercicio de archivar, finalmente se presentan algunas conclusiones que nos ponen de cara a la labor histórica de preservar los archivos comunitarios de memoria en el contexto actual de transición social y política en Colombia.

Por último el artículo hace énfasis en la potencialidad de las experiencias que ya se han ido tejiendo en el interior de las comunidades, dando cuenta de un fuerte trabajo en derechos humanos y memoria colectiva que dejan pistas para la construcción de paz, dado que los procesos sobre derechos humanos, memoria y paz necesitan una articulación amplia entre diversas experiencias territoriales y organizativas con la academia, organizaciones de base, ONG, agencias de cooperación, entre otras afines a la superación del conflicto interno en Colombia.

Metodología

Pedagogía de la memoria desde los archivos

Hablamos de pedagogía de la memoria para referir el conjunto de acciones que a partir de los recursos de información de los archivos, son dispuestas con el propósito de ofrecer un relato y establecer una conversación que permita las activaciones comunitarias.

Para el trabajo con las organizaciones se desarrollaron estrategias de activación de la memoria a partir de la palabra y de la documentación que soporta la memoria de comunidades y organizaciones. Hacemos referencia principalmente al proyecto “Archivos comunitarios de derechos humanos: fuentes de memoria cultural y política”, realizado por el Instituto de Estudios Políticos, la Escuela Interamericana de Bibliotecología y la Vicerrectoría de Extensión de la Universidad de Antioquia entre 2018-2020.

Se asumió para tal fin, la metodología propuesta por la Dirección de Archivos de Derechos Humanos del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), que contiene 9 pasos: 1. Reflexionando la práctica de documentar y archivar. 2. Reconociendo los archivos propios. 3. Reconstruyendo la memoria. 4. Problemas y obstáculos en la construcción de archivos. 5. Saber, sentir y hacer de los gestores de archivos. 6. Trazando los pasos del archivo. 7. Acopio y organización de archivo. 8. Protección de los archivos. 9. Usos sociales de los archivos (CNMH, 2015).

Se propuso posicionar pedagógica, social y políticamente los archivos que han sido producidos y recopilados por organizaciones sociales, de víctimas y comunidades afectadas por el conflicto armado y mediante los cuales se apoya la articulación con los procesos de verdad y construcción de memoria colectiva en el país. Se emplearon metodologías de investigación acción participativa-IAP, mediante el desarrollo de talleres pedagógicos, visitas in situ y conversaciones cotidianas orientadas a reconocer los saberes previos de los archivos, a identificar el tipo de documentación que conservan las organizaciones y a comprender sus propios sentidos de porqué, cómo y para qué archivan.

Así se avanza significativamente en hacer lectura frente a la práctica de archivar y se describe cómo, a través de los archivos, las organizaciones han gestionado desde procesos judiciales y caracterizaciones de las violencias territoriales, hasta ejercicios de memoria y agenciamiento de iniciativas de poder comunitario y acciones de reconocimiento. Entonces, posicionar pedagógica, social y políticamente los acervos documentales que han sido producidos y recopilados por organizaciones sociales, de víctimas y comunidades afectadas por el conflicto armado, apoyando su articulación con los procesos de verdad y construcción de memoria histórica en el país fueron la meta final del proyecto.

Teniendo en cuenta lo anterior, y con una visión integrada, el proyecto relacionó los cuatro componentes con cuatro elementos que recogen gran parte de los pasos propuestos por CNMH.

El primero, referido a las experiencias de archivar pretendió identificar y sistematizar las prácticas de las organizaciones para la recolección y conservación de información para reconocer no las maneras propias de gestionar que muchas veces responde a la intuición e identificar también las dificultades que en este proceso permitirán luego ofrecer algunas actividades formativas para realizar las tareas de recolección y gestión.

En un segundo momento, se desarrolla toda la estrategia de formación para adelantar pedagogías sobre memorias y archivos en donde se plantean una serie de talleres que van a permitir la reflexión sobre el archivo y la identificación de los procesos requeridos para su gestión y disposición.

Los momentos de conversación permitieron la ampliación sobre las concepciones de la práctica de archivo y colectivamente se logró apuntar hacia algunos elementos para la gestión del archivo.

El archivo comunitario tiene una gran importancia social pues es el mecanismo no solo para preservar las memorias de las luchas colectivas sino disponer y activar procesos de trabajo comunitario, que hacen del archivo un eje articulador. Si bien el cuidado y mantenimiento de estos archivos muchas veces recae sobre una persona o sobre grupos pequeños, la concepción de su existencia y la importancia concedida por parte de otros miembros de la comunidad, llevan a pensar en cómo este espacio o las activaciones que se dan desde allí hacen parte del relato social o al menos contribuyen con este.

Ahora bien, decimos espacio, pero esto no significa necesariamente un lugar físico como tal, pues justamente una de las cosas que se observan, es que la recopilación y custodia de los documentos es una tarea que llevan a cabo personas individuales que aún en luchas personales y familiares, conquistan ese espacio desde el cual mantener los registros de las memorias comunitarias.

Una de las cuestiones abordadas fuertemente en los talleres está relacionadas con el papel del archivo en los ejercicios de memoria y su contribución para el reconocimiento, uso y función social de la documentación o los dispositivos que este dispone. En los archivos encontramos desde experiencias de denuncia y reclamo de derechos que fueron apoyados con fichas de caracterización de víctimas u otra documentación relacionada hasta relatos, fotografías, bitácoras o fichas.

Los archivos han sido utilizados en eventos conmemorativos de las asociaciones, se busca un acercamiento con los recursos que se conservan y que estos sean dispuestos para que otras personas de la comunidad reconozcan las trayectorias.

Resultados.

El testimonio del sobreviviente, los vestigios y el imperativo ético de los archivos

… y este deberá ser el aspecto del ángel de la historia, ha vuelto su rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos, él ve una catástrofe única que amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado” (Bejamin. W., 1982).

Ante al imperativo ético que plantea el contexto colombiano en su transición del conflicto a la paz, se hace urgente abrir el debate frente la comprensión de los archivos de las organizaciones sociales y comunitarias en toda su potencia, por ello, se propone en este breve apartado del texto, desentrañar el proceso en el cual estos se gestan, se consolidan y se proyectan a la sociedad en diferentes formatos o narrativas, se plantean tres momentos: el testimonio del sobreviviente, tras los vestigios y por último, los relatos del archivo como imperativo ético. Para dicha lectura nos acercamos al análisis de la profesora María Teresa Uribe (2008) en su texto los duelos colectivos y con Paul Ricaeour (2000) capítulo historia epistemología, en el apartado de la memoria archivada de la obra la historia la memoria y el olvido.

El testimonio del sobreviviente

Con el testimonio se abre un proceso epistemológico que parte de la memoria declarada, pasa por el archivo y los documentos y termina con la prueba documental. (Ricaeour: 2000, 208).

Un primer momento en el cual se gesta el archivo, lleva al testimonio del sobreviviente así llamado por el autor, refiriéndose a quienes le sobreviven a las víctimas del horror y que como testigos son fuente de esa memoria, ellos son la continuación de aquellas existencias truncadas y de sus legados, que representan el sentido de la vida misma.

Esta denominación es traída de los así llamados sobrevivientes de los campos de concentración, más el autor lo llena de sentido y en buena medida se niega a nombrar a los sobrevivientes como víctimas, como en un acto de rebelión a su minimización y al casi exterminio de aquella memoria, Uribe (2008) lanza también un debate frente a la condición liminal de la víctima en el caso colombiano: Reconocimiento y acción política son el nuevo estatuto de las víctimas… portadores de verdad y poseedores de un recurso cultural incalculable, la memoria sobre esos períodos oscuros y traumáticos de los cuales a veces se pierden las huellas y los ecos en la vida de los pueblos (Uribe: 2008, 16).

El término de sobrevivientes es actualmente más traído a las organizaciones sociales de víctimas, además se notan nuevas connotaciones en la forma como se nombran las colectividades haciendo más alusión a la verdad, la memoria, la vida y el futuro posible: se trata de un viaje al pasado pero no para quedarse fijados en él, sino para proyectarse hacia futuro con lo que se aprendió sobre la guerra y sus desastres, deben tener una intención pedagógica” (Uribe: 2008, 21) lo cual denota un gran salto en la concepción misma de quien ha vivido el horror de la guerra y de su papel en la sociedad, es allí donde el testimonio del sobreviviente es el legado social y cultural transformador, donde esta conciencia como ser histórico le hace perseguir los vestigios del pasado de horror, pero también de resistencia, para comunicarlo a la sociedad en pleno, el sobreviviente es entonces un cómplice de la memoria que busca contarse.

Tras los vestigios, creación del archivo y sus múltiples narrativas

El testimonio no concluye su carrera con la constitución de los archivos; resurge al final del recorrido epistemológico, en el plano de la representación del pasado por el relato, los artificios retóricos, la configuración en imágenes (Ricaeour: 2000, 209).

El segundo momento es el devenir hacia la recopilación de información y la constitución del archivo, se halla en el ejercicio que los gestores sociales definen la experiencia del archivo como una “pulsión vital” que les lleva a ir tras los vestigios de ese pasado de horror como forma de resistencia al olvido, es un asunto de dignidad y redención del pasado, rebelión ante lo acontecido, praxis que permite la creación de múltiples ejercicios para recuperar, conservar y transmitir los testimonios, los mismos que sumados al paso del tiempo representan un acervo considerable de información que desde sus saberes y elaboraciones empíricas, ponen al servicio de la sociedad un conocimiento de vital importancia frente a la memoria histórica como resistencia de los pueblos al horror infringido.

Estos acervos representan una amplísima diversidad de formatos y de narrativas, es así como el archivo no puede convertirse en un cúmulo de documentos procesados en anaqueles, lejos de esta visión estática, por el contrario como la memoria, el archivo es dinámico, dialéctico, creador de diversas narrativas, las mismas que se expresan en tradiciones orales, cuentos, crónicas, artes plásticas y gráficas, entre una multiplicidad de lenguajes, como también lo son los tribunales y las formas conmemorativas, es por ello como señala Ricaeour: el archivo no es solo un lugar físico, espacial, es también un lugar social (Ricoeur: 217, 2000).

Es por ello que el solo lenguaje academicista o legislativo frente a los archivos y la memoria histórica, se queda corto ante aquello cuyo espectro es más grande, y que busca comunicarse a la sociedad, como un testimonio más democrático, más universal ya que ningún relato es neutral o inocente, por el contrario es una provocación, un reclamo de acción y de justicia. Allí donde los sobrevivientes van tras los vestigios, reconstruyen archivos y con estos relatos, ellas y ellos se convierten en custodios, salvaguardando a la sociedad de la amnesia, la memoria manipulada y las corrientes negacionistas ya que: Las memorias parciales o literales son la materia prima para la configuración de una memoria colectiva y para el esclarecimiento histórico de lo que sucedió (Uribe: 2008, 18).

El relato y los archivos, un imperativo ético para la sociedad

La confianza en la palabra del otro refuerza no sólo la interdependencia, sino también la similitud en la humanidad de los miembros de la comunidad. (Ricaeour: 2000, 214)

Ahora bien, en un tercer momento los archivos vivos son comunicados a la sociedad: “la configuración del relato, asigna al individuo o comunidad una identidad en la unidad narrativa... es una comunidad determinada que convoca a la escucha de los hechos” (Ricoeur: 1997, 36) así el relato es un acto que rompe el silenciamiento, el anonimato y la indiferencia, pues la sociedad receptora es invitada a reconfigurar la acción, son alteridades en diálogo que se encuentran, se reconocen, se convocan, la respuesta significa entonces la dimensión ética del relato.

Estos dispositivos se insertan en la sociedad y es aquello que termina siendo cultura, pedagogía, y debe aspirar a ser parte de la vida de los pueblos, para que las diferentes generaciones conozcan sus memorias y rechacen el horror, de acuerdo con María Teresa Uribe: En un momento en el cual el país se enfrenta a los balances catastróficos y se lo induce a escoger entre el valor supremo de la paz, y la necesidad del ejercicio de la justicia entre las eventuales reparaciones y las exigencias de perdones sociales (Uribe: 2008, 14).

Hallamos un gran avance en las víctimas sobrevivientes como gestoras de memoria viva en sí mismas, es un salto cualitativo de inmensa potencia para la sociedad que busca la transición de la guerra a la paz, con un rol importante en los escenarios de decisión, en el ámbito público: En los balances sociales de la paz y la justicia se deben incorporar la pluralidad de las voces de la sociedad. Además, deben ser procesos abiertos en el tiempo, sobre los cuales sea posible volver cuando se requiera, pues la construcción de un nuevo orden y la posibilidad de construir la paz tienen relación directa con el esclarecimiento de las memorias atrapadas en la guerra y la reparación de las víctimas (Uribe: 2008, 18).

En suma, el devenir del archivo y el relato en sus diversos lenguajes y narrativas, son tanto camino epistemológico como ontológico, parte inicialmente de la resistencia del sobreviviente, como sujetos históricos, portadores de dignidad, que como el ángel de la historia de Bejamin, intentan reparar las heridas y construir un futuro posible, es este el imperativo ético del relato, conminando a la sociedad a la escucha, al reconocimiento de las memorias que nos dan rutas como sociedad, como humanidad, convocada para recrearse desde la acción transformadora.

Los sentidos de los archivos comunitarios de derechos humanos para el acceso al conocimiento y la preservación de la memoria

La categoría archivo comunitario de derechos humanos que se plantea desde este ejercicio académico hace referencia al proceso organizativo producto del cual se genera o se adquiere una documentación que da cuenta de las luchas y procesos sociales que se llevan a cabo. La cualidad de comunitario está dada por la conformación de los materiales que entran a formar parte del archivo como tal.

Hablamos de los sentidos de los archivos como una posibilidad práctica y analítica de reconocer los universos socioculturales y políticos en medio de los cuales actores individuales y colectivos crean iniciativas de gestión de su información. Los archivos se construyen y funcionan de acuerdo a una red de relaciones que las soportan, los archivos comunitarios están multisituados, involucran pasados y presentes, los contextos territoriales, relaciones entre organizaciones e instituciones nacionales e internacionales. En este punto es interesante destacar el esfuerzo privado y muchas veces individual que hacen las personas por mantener el archivo. Se encuentran elementos para la comprensión del acto de archivar, como acto íntimo y colectivo, relacionados con el tema de la verdad, de transmitir, de conservar.

Comprender los archivos comunitarios de derechos humanos como una forma en la que se expresan las organizaciones de víctimas y de derechos humanos en Colombia, implica entenderlos como una forma en la que la acción colectiva se hace pública, como un repertorio organizativo relacionado con la memoria, se trata de ejercicios de archivar, de acciones cargadas de fuerza y potencia que conducen a la transformación social.

En ese marco de valoración de lo cognitivo el ejercicio de archivar ha sido central como acción, lugar y forma que toma la memoria y el conocimiento. Las organizaciones han emprendido unas acciones sobre el conocimiento, unas políticas comunitarias entre las que se destaca la misma de archivar como ejercicio mediante el cual gestionan la memoria política organizativa y la política de memoria, sus conocimientos acumulados, sus saberes, así como sus sabios y conocedores, son archivos vivos, en movimiento para la comunidad.

Hay un elemento importante a considerar que tiene que ver con los ejercicios de articulación entre los archivos comunitarios. En este proyecto encontramos cómo se da la interlocución y diálogo con las organizaciones que permite reconocer tanto dificultades comunes como aprendizajes y experiencias exitosas. Esto se hace necesario en el esfuerzo de mantener y conservar esa memoria. Se visualiza una política para consolidar acuerdos vinculantes sobre la custodia de la información, su movilidad, apropiación local, acceso, organización, sistematización y modos de conservación. Entre esos acuerdos nombran la micro-territorialización del archivo, con procesos pedagógicos que enseñen a las comunidades el valor de la información que producen, su autonomía y las maneras de usar en sentido de sus derechos y necesidades.

Además de las tres organizaciones participantes del proyecto hallamos una gran diversidad de experiencias relacionadas en la zona nororiental de Medellín y en Ituango, que manifiestan interés y avances en el tema, lo cual puede ser un gran hallazgo frente a la importancia del archivo para las organizaciones que trabajan en los territorios y que son sujetos de memorias colectivas de los mismos.

La lectura entre lo rural (la región) y lo urbano frente a las organizaciones y sus experiencias de archivar pueden brindar lecturas importantes, frente a los contextos de paz y verdad ante el conflicto interno.

Las experiencias de archivar se hallan en diferentes niveles de sistematicidad, es importante identificar esas formas para aprender y potenciar las iniciativas.

Las organizaciones manifiestan que es vital proteger y transmitir desde los archivos que vienen consolidando, y que los mismos sean un aporte para la verdad en el proceso de reconciliación que se viene construyendo en Colombia, en este sentido es importante construir una ruta de los usos políticos de la memoria.

La universidad entra a ser parte de los procesos del archivo, constituye otro brazo de su configuración como red. Esta potencia relacional del archivo comunitario parece tejerse en un escenario de confianzas frágiles, toda vez que en los relatos de los líderes aparece un sentimiento de instrumentalización por parte de las instituciones hacia sus archivos.

Políticas comunitarias del ejercicio de archivar

Cuando se hace alusión a las políticas comunitarias del ejercicio de archivar se está haciendo referencia a la construcción, de algunas comunidades, de horizontes políticos posibles y comunes asociados a ejercicios de memoria a través del ejercicio de archivar. En ese orden de ideas se debe hacer alusión a tres conceptos importantes: la acción política colectiva, lo comunitario y el ejercicio de archivar para comprender entonces qué son las políticas comunitarias del ejercicio de archivar.

En primer lugar, se aborda la acción política colectiva, a partir de esta se puede abordar con mayor precisión lo que se entiende por “política comunitaria”. Retomando a Sidney Tarrow (2011), Charles Tilly (2002), Juliana Flórez (2015) y Karina Molano (2019) se entiende la acción política colectiva como un circuito de relaciones con límites cambiantes y difusos, entre actores diversos que comparten valores, principios, ideas, objetivos, espacios de socialización y cotidianidad a partir de los cuales construyen identidades. La acción se dirige a generar cambios (que se evalúan como necesarios y posibles) de situaciones problemáticas (percibidas y narradas así por quienes se movilizan), se expresa a través de formas organizativas y repertorios de actuación mediante los cuales se utilizan diferentes recursos (fuerza, inteligencia, tiempo, dinero, entre otros) con los que desafían a los oponentes o a las situaciones que viven.

Para este artículo solo se hace énfasis en algunos de los puntos anteriores, los cuales facilitan comprender la capacidad de los actores para organizarse y para adelantar sus repertorios, principalmente para este caso, el de archivar como un ejercicio permanente.

En la acción colectiva los valores tienen un lugar central, desde allí se posibilitan los puntos de encuentro, los físicos por ejemplo, pero sobre todo los acuerdos políticos que comparten quienes se movilizan. El archivo se vuelve central en las organizaciones en la medida en que es uno de esos puntos de encuentro de diversos actores que ven el archivar como algo fundamental para la memoria así como para la existencia y fortalecimiento de la misma organización.

Por ejemplo, Danelia Guarín sostiene que:

el archivo sirve para tener memoria, para tener una historia del trabajo social con la comuna, argumenta que si se va a hacer incidencia política para los derechos de las víctimas se habla con más seguridad con el archivo porque tiene pruebas de lo que pasó y que la memoria es verdad, justicia y reparación (comunicación personal, noviembre 17 de 2018).

Tan importante como lo anterior es el asunto de los repertorios, definido por Tarrow (2012) como las formas consensuadas por los activistas u organizaciones, se remite a lo que las personas organizadas saben hacer y a lo que la sociedad en general y los oponentes saben o esperan que hagan. Los repertorios se componen entonces de habilidades organizativas y de acumulados culturales, se alimentan de las memorias políticas organizativas, por eso sus cambios se producen de manera lenta.

Los repertorios se clasifican de muchas formas, puede ser entre los clásicos y los modernos, o como violentos, creativos y convencionales. Pero interesa sobre todo conocer las formas en que las organizaciones comunitarias, o las comunidades mismas, utilizan los repertorios para presentar sus demandas, para movilizarse, constituirse y consolidarse como actores políticos colectivos, es ahí donde el archivar se convierte en una de esas formas importantes, como un repertorio, sobre el que se sostiene la organización.

En segundo lugar está lo comunitario, que se refiere a cuestiones sobre lo espacial, como el territorio compartido, que se asume normalmente como “el barrio” “el pueblo”, “la vereda”, construido y significado cotidianamente por sus habitantes; pero tan importante como lo anterior está lo referido a los intereses y propósitos comunes, así como a las relaciones que allí se establecen, a las solidaridades, a las confianzas, entre quienes comparten esos territorios, con lo que se construyen los “intereses comunitarios”, además está el asunto identitario, el “ser de” un lugar, las características “que hacen” que alguien pertenezca a un lugar (Dieguez y Guardiola, 1998).

Lo comunitario para este caso podrá entenderse como una forma de acción colectiva, que está localizada territorialmente, en donde se comparten espacios de cotidianidad de los sujetos, lo comunitario genera además identidades que se ven reforzadas por historias y valores compartidos por los sujetos que la hacen, la habitan y la viven. Desde la comunidad se hace política, además de tener otras dimensiones: culturales, sociales, religiosas, económicas. La comunidad sigue siendo imprecisa, no se trata de algo consolidado y definido inequívocamente, sus objetivos, así como sus identidades están en permanente construcción debido a que se compone de diversidad, a que se relaciona con otros actores y otras comunidades, a que se compone de otros actores colectivos e individuales con intereses diversos que logran encontrarse en lo comunitario.

Para el caso de interés, las comunidades en ocasiones se conforman con fines políticos, tiene la intención de identificar y enfrentar a sus oponentes, a otros actores que se vuelven objeto de sus demandas, o simplemente para cambiar y transformar situaciones que se entienden como problemáticas. Las comunidades que se constituyen como actor político orientan su accionar a realizar demandas, a confrontar a otros actores y/o a constituirse y fortalecerse como actor político.

La política comunitaria es la forma en que las comunidades, por medio de la acción colectiva construyen objetivos, se trazan propósitos, negocian identidades y emprenden repertorios de actuación pública buscando cambios sociales y políticos.

El ejercicio de archivar es una de esas formas consensuadas de actuación, un repertorio que se ha negociado comunitaria u organizativamente, que está orientado además a fortalecer los valores, la identidad, la comunidad misma y sus organizaciones por medio de los ejercicios de memoria. Los archivos comunitarios son entonces formas de expresión, repertorios de acción colectiva y de memoria comunitaria y organizativa, suelen estar cargados de la potencia que conduce a la transformación social en y de los territorios.

Con base en lo anterior llegamos a la idea del ejercicio de archivar en lo comunitario, esto considerando además lo dicho en apartados anteriores, en donde el archivar se entiende como algo vivo, por eso no se hace tanto referencia al archivo como lugar o como objeto. El archivar es una acción que se adelanta de manera individual o colectiva, esta última es la que interesa en este caso, que tiene mucho de acción política colectiva, como accionar consensuado en las organizaciones y en las comunidades.

Ese ejercicio de archivar se produce en los circuitos de relaciones comunitarias que se han construido en la cotidianidad, y aunque tiene límites cambiantes y difusos es funcional entre los actores y organizaciones comunitarias que comparten la valoración de la memoria. Como se definió anteriormente, esos ejercicios se suman al accionar comunitario que buscan generar cambios, así como fortalecer las organizaciones y la comunidad misma como actor colectivo, fortaleciendo su memoria y su identidad.

Hay que valorar la importancia que tiene el archivar en términos cognitivos, como aprendizaje obtenido la mayoría de las veces en términos individuales, pero que se va convirtiendo en un conocimiento colectivo, así como en un lugar donde reposa el conocimiento y la memoria comunitaria con sus saberes y sus gestores. Es así que se va configurando lo que llamamos política comunitaria del ejercicio de archivar, que es acción política comunitaria, con sus intenciones, racionalidades, propósitos, con la gestión de recursos de todo tipo, mediante la cual se establecen relaciones con otros actores y se construyen y reproducen consensos comunitarios.

Las políticas comunitarias del ejercicio de archivar se soportan en circuitos de intercambio político tanto dentro de la comunidad como por fuera de esta, con las organizaciones y sus articulaciones locales, y nacionales. En la política se valoran los conocimientos organizativos, las memorias, los liderazgos con sus conocimientos. Por lo general tiene tres objetivos que a la vez se soportan en las organizaciones que la componen:

i) objetivos muchas veces no expresados por las organizaciones pero siempre presentes, que se orientan a constituirse y consolidarse como actores políticos; ii) objetivos explícitos que expresan en los escenarios públicos y políticos que manifiestan sus reivindicaciones de verdad, justicia, reparación, paz; iii) objetivos de más largo plazo, que dependen de los anteriores, que están orientados a la disputa política e ideológica con sus oponentes y que se vale de discursos, representaciones e ideas sobre la política, la justicia y los derechos (Granada, et al, 2019, 52).

La política comunitaria del ejercicio de archivar también se expresa de manera simultánea en diferentes dimensiones. La primera de ellas estaría concentrada en las organizaciones que le dan vida a lo comunitario, estas tienen políticas propias frente a los archivos y su ejercicio, es donde suelen reposar gran parte de la documentación y de los objetos, el archivo tiene un fin organizativo, sobre todo en mantener la memoria de la organización, donde reposan sus logros, su conocimientos y sus producciones, además es lo que le da forma a la misma organización, marcando los tiempos políticos de esta, lo que ha sido, lo que es y lo que quiere ser.

Una segunda dimensión es el encuentro y la interacción entre actores y organizaciones en el espacio comunitario, es en ese escenario donde se produce la parte más rica de la política comunitaria, pues allí surgen los conflictos comunitarios y los posteriores acuerdos, allí se resuelve la cuestión de cómo será la política de archivar, para qué archivar y qué hacer con ese ejercicio. Pocas veces esas discusiones toman protagonismo o por lo menos se hacen explícitas, a veces están reducidas a discutir si se siguen guardando unos materiales o si se desechan, sin embargo al hacer un seguimiento se pueden identificar precisamente el conflicto, la negociación, el acuerdo político comunitario sobre los archivos y al final de cuentas sobre la memoria.

La tercera dimensión se da en la interacción de eso comunitario con otros actores, especialmente externos, aliados que acompañan la política de archivar, así como oponentes o actores que asumen roles diferentes frente a lo comunitario y sus políticas, sus decisiones, sus principios e ideas. Ahí lo comunitario suele encontrar sus dilemas, de fortalecer sus políticas frente a la presencia de externos o por el contrario se profundizan sus conflictos y la política comunitaria puede verse afectada enormemente.

Esas tres dimensiones le dan forma a la política comunitaria del ejercicio de archivar, se trata de acciones intencionadas, que son decididas comunitariamente, aunque a diferencia de las instituciones más formales, ese accionar es menos preciso y en ocasiones no es tan claro su propósito.

se identifica una política organizativa del ejercicio de archivar, unas criterios construidos por lideresas, líderes y organizaciones alrededor del archivo vivo, fijan el cómo, quién, dónde y para qué archivar, otorgando sentidos al archivo y a la labor en sí misma, tanto desde la archivística y la técnica que ella implica, como desde sus sentires, experiencias, curiosidades. Esta política está cargada de conocimientos que surgen a partir de la preocupación de qué hacer ante la barbarie, de cómo demostrar los actos de horror que muchas personas padecen, de cómo dejar lecciones aprendidas en las organizaciones sociales, de cómo ayudar a quien se encuentra perdido en el conflicto armado (Granada, et al, 2019, 51).

Desde los mismos conocimientos comunitarios que le dan forma a la gestión del archivo, se definen los criterios de consulta y acceso, así se define con quién se comparte el archivo, basados en las mismas confianzas construidas desde años antes. Se conocen los riesgos de compartir información sensible que reposa en los archivos o que tienen en sus memorias.

Estas políticas son importantes en la medida en que se relacionan con otras políticas e iniciativas políticas comunitarias, con lo que algunas comunidades deciden y actúan para apropiarse de su propio destino, de sus deseos e ideas de comunidad y de la forma, características y recursos que debe tener su territorio. Además es urgente el acompañamiento institucional a estas políticas comunitarias y a sus repositorios, pues allí hay saberes, conocimientos e información fundamental ya no solo para las comunidades a las que se refiere, también para territorios más amplios, en los que se ubican, con los que se pueden reconstruir memorias y saberes municipales, regionales o nacionales.

Conclusiones

Hablamos de los sentidos de los archivos como una posibilidad práctica y analítica de reconocer los universos socioculturales y políticos en medio de los cuales actores individuales y colectivos crean iniciativas de gestión de su información, de sus conocimientos y de su memoria.

Los archivos se construyen y funcionan de acuerdo a una red de relaciones que las soportan, los archivos comunitarios están multisituados, involucran pasados y presentes, contextos territoriales diversos y cambiantes, así como relaciones entre organizaciones e instituciones nacionales e internacionales.

Las universidades pueden entrar a ser parte de los procesos del archivo, y en muchas ocasiones lo hacen, constituyen en ocasiones otro brazo de su configuración como red. Esta potencia relacional del archivo comunitario parece tejerse en un escenario de confianzas frágiles, toda vez que en los relatos de los líderes aparece un sentimiento de instrumentalización por parte de las instituciones, incluyendo a veces las académicas, hacia sus archivos.

Se visualiza una política para consolidar acuerdos vinculantes sobre la custodia de la información, su movilidad, apropiación local, acceso, organización, sistematización y modos de conservación. Entre esos acuerdos nombran la micro-territorialización del archivo, con procesos pedagógicos que enseñen a las comunidades el valor de la información que producen, su autonomía y las maneras de usar en sentido de sus derechos y necesidades.

Comprender los archivos comunitarios de derechos humanos como una forma en la que se expresan las organizaciones de víctimas y de derechos humanos en Colombia, implica entenderlos como una forma en la que la acción colectiva se hace pública, como un repertorio organizativo relacionado con la memoria, se trata de ejercicios de archivar, de acciones cargadas de fuerza y potencia que conducen a la transformación social.

En ese marco de valoración de lo cognitivo el ejercicio de archivar ha sido central como acción, lugar y forma que toma la memoria y el conocimiento. Las organizaciones han emprendido unas acciones sobre el conocimiento, unas políticas comunitarias entre las que se destaca la misma de archivar como ejercicio mediante el cual gestionan la memoria política organizativa y la política de memoria, sus conocimientos acumulados, sus saberes, así como sus sabios y conocedores, son archivos vivos, en movimiento para la comunidad.

Los archivos son activadores de la memoria, dispositivos de poder, herramientas contra la impunidad, un mecanismo para llegar a la verdad, un medio para la interpretación y reconocimiento del trabajo organizativo, una forma de conmemoración de los que ya no están, una manera de hacer duelos personales y colectivos, una modalidad de protesta ante la barbarie, una manera de oposición ante la violencia y de interpelación ante el gobierno, entre otros.

Desde las instituciones académicas, como las universidades, se debe lograr entablar o continuar la relación con las organizaciones, y sus archivos, que superen el intervencionismo y la extracción documental, que a la vez logre procesos de investigación y acompañamiento de largo plazo y de impacto significativo en los territorios.

Elementos para la comprensión del acto de archivar. Lecturas sobre los sentidos del archivar tanto para líderes como para las organizaciones, como acto íntimo y colectivo, relacionadas con el tema de la verdad, de transmitir, de conservar.

En Colombia, y en Antioquia en particular, se encuentra gran diversidad de experiencias con intereses y avances en el ejercicio de archivar, lo cual puede ser un gran hallazgo frente a la importancia del archivo para las organizaciones que trabajan en los territorios y que son sujetos de memorias colectivas de los mismos.

La lectura entre lo rural (la región) y lo urbano frente a las organizaciones y sus experiencias de archivar pueden brindar lecturas importantes, frente a los contextos de paz y verdad ante el conflicto interno.

Las experiencias de archivar se hallan en diferentes niveles de sistematicidad, es importante identificar esas formas para aprender y potenciar las iniciativas.

Las organizaciones manifiestan que es importante proteger y transmitir desde los archivos que vienen consolidando, y que los mismos sean un aporte para la verdad en el proceso de reconciliación que se viene construyendo en Colombia, en este sentido es importante construir una ruta de los usos políticos de la memoria.

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Recibido: Noviembre de 2020; Revisado: Diciembre de 2020; Aprobado: Febrero de 2021

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