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El Ágora U.S.B.

Print version ISSN 1657-8031

Ágora U.S.B. vol.21 no.2 Medellin July/Dec. 2021  Epub June 10, 2022

https://doi.org/10.21500/16578031.5126 

Artículos derivados de investigación

Haciendo camino al andar: características de los líderes y lideresas comunitarias en el sur de Córdoba y Urabá-Darién. Caso CORDUPAZ Colombia1

Making the Road as We go: Characteristics of Community Leaders in the south of Córdoba and Urabá-Darién. The Case of CORDUPAZ Colombia

Mónica Castañeda Gómez1 

Lucas Dávila Cañas2 

1. Trabajadora Social; Magíster en Desarrollo y Medio Ambiente y Medio Ambiente; Docente investigadora de la Universidad Católica Luis Amigó - Centro Regional Apartadó, Colombia. Scholar: https://scholar.google.com/citations?view_op=list_works&hl=es&user=-4_OX-cAAAAJ Orcid: http://orcid.org/0000-0002-7148-7421 Contacto: monica.castanedaom@amigo.edu.co

2. ; Magíster en Intervenciones Psicosociales; Docente investigador de la Universidad Católica Luis Amigó Centro Regional Apartadó, Colombia. Scholar https://scholar.google. es/citations?user=R5D6vOoAAAAJ&hl=es Orcid: https://orcid.org/0000-0002-5155-0868 Contacto: lucas.davilaca@amigo.edu.co


Resumen

Los liderazgos sociales y comunitarios en el territorio de Urabá (Colombia) han sido una expresión histórica de resistencia y construcción de sociabilidad a lo largo del tiempo. La investigación busca entender quiénes son los líderes y lideresas del territorio CORDUPAZ, qué los lleva a dedicar parte de su vida a trabajar con y por la comunidad, y reconocer los aportes que han hecho tanto a nivel local como regional. Así, el presente artículo constituye un insumo que permite continuar reivindicando su labor en medio de los escenarios de conflicto armado, violencia y amenazas contra su vida.

Palabras claves: liderazgos comunitarios; motivaciones; trayectorias y territorio.

Abstract

Social and community leadership in the territory of Urabá, Colombia, has been a historical expression of resistance and construction of sociability over time. The research seeks to understand who the leaders of the CORDUPAZ territory are, which leads them to devote part of their lives to work with and for the community, and to recognize the contributions they have made both at local and regional levels. Thus, this article constitutes an input, which allows to continue vindicating their work in the midst of armed conflict scenarios, violence, and threats against their lives.

Keyword: Community Leaderships; Motivations; Trajectories; and Territory.

Introducción

El presente se propone describir los resultados de la investigación“características de los líderes y lideresas sociales en la subregión de Córdoba y Urabá -Darién”, realizada por la Universidad Católica Luis Amigó y el Programa de Desarrollo de Córdoba y Urabá CORDUPAZ, desde la cual se reconoce que los procesos sociales y comunitarios se construyen a partir de acciones a nivel individual y colectivo en torno a un objetivo común (en la mayoría de los casos). Es desde allí, donde se forjan las bases para el tejido social y las capacidades territoriales de sobrevivencia y construcción de formas de vida más dignas. Un rol importante en este escenario es el del líder o lideresa comunitaria, entendido desde el enfoque transformacional abordado por Heifetz (Fernandez-Fonseca, 2017), a partir de una relación horizontal con quienes desarrolla su labor, estableciendo relaciones de cooperación y orientados a la satisfacción de necesidades. Sin pretender una definición única del líder, es importante precisar que este artículo reconoce la noción de líder comunitario como una práctica que puede sintetizarse a partir del perfil propuesto por Evans (2012): 1. su propósito es el cambio social, 2. Principios e ideales esenciales de acción, 3. habilidades técnicas necesarias, pero no suficientes, 4. Es una práctica compartida y 5. Es un proceso de aprendizaje.

En Colombia, los líderes y lideresas comunitarias enfrentan cada día situaciones de riesgo y amenaza hacia su vida e integridad personal, por ejercer una labor en sus territorios que incomoda frente a unos órdenes establecidos, que pone en tensión y devela las desigualdades y necesidades de una sociedad que no ha dejado de sentir la violencia como ordenadora de las relaciones sociales (Estrada, 2015). De acuerdo a la Defensoría del Pueblo (2019) hay una intensificación de la violencia contra líderes desde 2016, situación reconocida por el Gobierno Nacional, por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y por diferentes organizaciones defensoras de derechos humanos:

Desde que se suscribió el acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP hasta el 15 de julio de 2020, 971 personas líderes sociales y defensoras de Derechos Humanos han sido asesinados en Colombia (21 en el año 2016, 208 en el año 2017, 282 en el año 2018, 253 en el año 2019 y 53 en el año 2020) (INDEPAZ, Cumbre Agraria, Coordinación Social y Política Marcha Patriótica., 2020, p. 6).

Aunque esta violencia ha sido histórica en el país, hubo un incremento posterior a la firma del acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército Popular) (26 de noviembre de 2016), sumando la aterradora cifra de 817 líderes asesinados en el país desde esa fecha hasta el primer semestre del año 2020 (Muñoz, 2018) (INDEPAZ, Cumbre Agraria, Coordinación Social y Política Marcha Patriótica., 2020).

Pese a ello, quienes siguen vivos continúan avanzando en fortalecer los procesos comunitarios de base y gestionando necesidades sociales a nivel local y regional, convirtiéndose a su vez, en referentes para la población en la que tienen incidencia y para la institucionalidad a la hora de garantizar las condiciones necesarias para la reproducción de la vida.

El territorio de Urabá ha sido históricamente un territorio de expresiones de lucha y resistencia, desde los procesos de colonización (cuando sirvió de refugio para liberarse de la esclavitud), las luchas obrero-patronales, diversas formas organizativas con representación política y social en la búsqueda por el derecho a la tierra y el territorio, liderazgos sociales y comunitarios que han visibilizado la violación a los DDHH, han sido sustento para la reconstrucción del tejido social después de las devastadoras secuelas que ha dejado el conflicto armado en el territorio. (Uribe, 1992).

A pesar que en el año 2006 fue la desmovilización de los paramilitares y en el año 2016 se firmó el acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC-EP, la violencia no cesa en Urabá, y con ella, las amenazas y asesinatos de los líderes sociales y comunitarios, lo que da cuenta de la complejidad de este territorio y de las expresiones de violencia que han existido, que no solo está asociado a lo militar ni a la presencia de un actor en armas. Aunque la investigación no se propone profundizar en estas premisas, si deja ver que la labor comunitaria y las expresiones de liderazgo quiebran las lógicas hegemónicas del territorio, y que la violencia sigue siendo un medio de coerción para eliminar propuestas diferentes y expresiones de defensa de derechos.

Metodología

El análisis se realizó desde un enfoque cualitativo (Galeano, 2004) al priorizar las voces de los sujetos participantes y las mediaciones con el contexto. Para la recolección de información, se trabajó con la autobiografía a partir de la construcción de diarios de vida, el cual permitió reconstruir sus historias más allá del rol de líder. También se realizaron entrevistas estructuradas y algunos talleres grupales, mediados por la virtualidad para profundizar sobre aspectos mencionados en los diarios, reflexionar colectivamente sobre temas de interés, socializar información analizada y promover la cohesión del grupo participante.

A la investigación se vincularon veintidós participantes de siete municipios: Tierralta, Montelíbano, Valencia, Puerto Libertador, Montería (Departamento de Córdoba), Mutatá (Departamento de Antioquia) y Carmen del Darién (Departamento del Chocó). Dicha muestra fue intencionada, dentro de los criterios se tuvo en cuenta que fueran líderes del territorio de incidencia de CORDUPAZ (Ver imagen 1) e integrantes de la red de pobladores.

Fuente: (Corporación Desarrollo y Paz de Córdoba y Urabá - Darién [CORDUPAZ], 2020).

Imagen 1 Municipios de incidencia de CORDUPAZ 

A su vez, todos y todas hacen parte de procesos sociales y comunitarios en sus comunidades y están vinculados a la red de pobladores de CORDUPAZ. Otro criterio para seleccionar la muestra fue la participación de los líderes en la implementación del proyecto de cooperación internacional Implementación del Plan de Seguridad y Protección de Líderes Sociales Vinculados con el Programa de Desarrollo y Paz de Córdoba y Urabá - CORDUPAZ, financiado con recursos de la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional-GIZ y ejecutado por la Universidad Católica Luis Amigó durante los años 2019-2020.

En general fue un grupo diverso conformado por población afro, indígena y mestizos y, en relación con el género estaba distribuido en diez mujeres, diez hombres y dos de género diverso. Las líderes y lideresas del territorio CORDUPAZ hacen parte de organizaciones sociales legalmente constituidas, que constituyen plataformas para el desarrollo de múltiples proyectos, en los que la constante es la defensa y el ejercicio de los derechos humanos. Este grupo de pobladores está conformado por dos grupos etarios, siete jóvenes entre los 14 y 28 años y 15 adultos entre los 29 y 59 años.

Para respetar la confidencialidad de los participantes, el procesamiento y organización de la información se realizó a partir de nomenclaturas que permitieran identificarlos sin hacer referencia a su nombre. Para los relatos individuales (entrevista y diario de vida) se realizó: letras iniciales del municipio de residencia del participante, guión bajo, iniciales del nombre de la persona (ejemplo: VA_RDPP). En el caso de los relatos grupales (talleres), se distinguen con los datos: grupo, fecha en la que se realizó el taller e inicial del mes (ejemplo: Grupo25J)

Resultados y discusión

Los veintidós líderes que participaron de la investigación, conforman organizaciones sociales de base, entre las cuales están Juntas de Acción Comunal, Asociaciones y redes de mujeres, Mesas de participación efectiva de víctimas, Consejos comunitarios de paz y Organizaciones religiosas, con un tiempo de pertenencia entre los 2 y 20 años en estas, en algunos casos como miembros fundadores.

En los encuentros con los líderes y lideresas, se identificó lo significativo que es el reconocimiento y la visibilidad de su labor y aún más, acercarse a su experiencia vital más allá de sus actividades de liderazgo. Para la comprensión de sus características y experiencias fue necesario conocer las historias, trayectorias y motivaciones, es decir, dar lugar a la persona en situación, desde otros escenarios relacionales a la actividad de liderazgo y que no resultan excluyentes.

Para (Montero, 2006) en el estudio del liderazgo comunitario, los estilos de liderazgo, se distinguen a través de algunas expresiones vinculantes que se establecen entre los sujetos en la comunidad. Es decir, que el líder comunitario y todos, ponen en sus prácticas sociales, las formas de vínculo que le caracterizan como persona. No es nuestro propósito presentar un perfil o una tipificación de los liderazgos, sino mejor, ilustrar las características de estos, a partir de sus condiciones de vida en el contexto regional de Urabá, las actividades de la vida cotidiana en sus comunidades y algunos elementos comunes a través de las cuales se construyen colectividades y una identidad a partir del lugar de líderes comunitarios.

En esa medida, se distinguen tres elementos que llaman la atención en los hallazgos, a saber, el reconocimiento de sí mismos a partir de las descripciones de sus características personales y de relacionamiento, factores asociados a la dimensión emocional y el reconocimiento de sí en el lugar de líderes sociales y las maneras como los participantes definen lo que es ser un líder social.

Subjetividades y liderazgos comunitarios

En la investigación, se hizo evidente la imposibilidad de pensar los liderazgos sociales aislados de la persona, es decir, no es el líder y la persona, sino que son en sí mismos y por lo tanto separarles sería casi como fragmentar lo que les caracteriza en su vida cotidiana.

Para algunos, en el contexto de violencia en el que han llevado a cabo sus actividades, les resulta indispensable que las relaciones en sus comunidades o en la región, se distingan por la transparencia. La subjetividad de estos líderes está atravesada por unas formas del otro y por un contexto que hacen posible este reclamo, de acuerdo con (Carmona, 2013) la subjetividad es producto de trascender lo particular para dar lugar a la relación sociocultural, se construye en el encuentro con el otro, así pues el siguiente relato nos muestra, la disposición de una forma vinculante en estos contextos “no me gusta las hipocresías, las apariencias con los demás. Es ser lo que uno es tal como Dios lo mandó al mundo, soy muy sencilla, amable y respetuosa” (MOL_AMCC).

En este sentido, la cotidianidad es fundamental, pues es allí donde se da el compartir social de la experiencia y se configuran las acciones psicosociales (Villa, 2012), en dónde también reafirman aspectos identitarios y de gratificación recíproca “… soy muy sincero digo las cosas como son, me gusta relacionarme con las demás, esto hace que sea una de mis fortalezas como persona y como líder social de mi comunidad… Soy una persona que tengo un corazón muy sensible, esto hace que me guste ayudar a las personas” (VA_RDPP).

Caracterizados por su liderazgo y ser pobladores de un contexto histórico particular, se describen a partir de elementos que les representan cualidad en la interacción, resaltando ser “un humilde campesino, trabajador, honesto y luchador” (TA _LLAA), características subjetivas que como se ha dicho, les viene del otro en un entorno con su propia especificidad, no son esencialistas (Gergen, 1997/2018) son experiencias pedagógicas “… he aprendido a ser humilde, a escuchar, dialogar y a ser pasivo, la sinceridad y honestidad” (PL_SMPP).

Los líderes y las lideresas sociales de Urabá desarrollan otra cantidad de actividades que pasan por el desarrollo personal, familiar y comunitario, además de sus actividades de liderazgo. En medio de esto, aparecen algunas dificultades para mantener un balance relativo en la dedicación de tiempo a las diferentes acciones, en donde además de líderes, hay que ser pareja, cuidadores, amigos y amigas, consejeros y consejeras, abuelos y abuelas, entre otras, que en la realidad se circunscriben entre sí, se traslapan en el día a día unos con otros, no sin dificultad.

Expresan por ejemplo que “es un poco difícil compartir tiempo en todo esto” refiriéndose al liderazgo y otras actividades como ser “docentes, padres y madres de familia, compartir el gusto por el fútbol con los amigos y ser líder cristiano” (VA_RDPP), espacios desde los cuales en algunos casos continúan en el ejercicio de su liderazgo.

Aquí es importante resaltar que el tiempo dedicado a la labor comunitaria que realizan no equivale a una contraprestación económica y esta tampoco resulta una motivación, “un líder es una persona que busca un bien común, el que se preocupa por su comunidad es un ser sin ánimo de lucro que siempre está dispuesto al trabajo… y a escuchar la gente… (MOL_AMCC). Esto se da precisamente por la naturaleza en la que se configuran los procesos de liderazgo comunitario, donde hay otras motivaciones diferentes a lo económico que se reafirman y que configuran estas acciones desde lo político y lo social (Montero, 2006). Sin embargo, emerge también una aspecto a tener en cuenta, que fue identificado en el proceso, y tiene que ver con la posibilidad de un reconocimiento económico de la actividad de líderes sociales, ya que en su mayoría perciben ingresos de la actividad informal, son independientes en el sector agrícola o se encuentran sin trabajo, siendo así una necesidad sentida, la posibilidad de solvencia económica y por qué no, articulada con la labor de liderazgo.

Quisimos también resaltar, como bien se hizo mención anteriormente, aquellas narrativas que los líderes hacen de sí, pero que trascienden el ámbito de lo individual y conectan no sólo sujetos sino comunidades, dicho de otra manera, procesos para la reconstrucción del tejido social, paz y territorio. (Uribe, 1992).

Así pues, destacamos diferentes menciones a sus lugares de origen o de crianza que fueron nombrados como lugares de comunidad, territorios o familias en sí mismas “ como les digo, así como, yo este grupo lo considero mi familia, con más razón Curbaradó Carmen del Darién es mi familia de forma directa” (Grupo25J) o territorio, entendiendo este último como el lugar “… donde me acabé de criar, y donde vivo, donde me eduqué; donde tuve a mis hijos, donde formé hogar, tuve a mis hijos y donde he trabajado. (P Grupo 18F), “Mi comunidad es donde nací, tengo mi familia y amigos, se convierte en mi territorio de paz y alegría donde puedo compartir” (VA_RDPP) o también como lo muestra el siguiente fragmento “Diversas vidas, esto es el signiflcado del territorio, para mí, comenzando por la vida humana, junto a la flora y fauna y el mismo espacio, además de todas las fuentes hídricas que lo bañan” (CD_LEMM)

El reconocimiento de sí, también contempla las características étnicas que involucran inexorablemente las prácticas culturales, los sistemas de creencias, objetos y tradiciones, rasgos, sobre los cuales, será necesario continuar insistiendo en otros trabajos, compartimos los siguientes relatos “Me reconozco con la etnia mestizo, lo que más me gusta de mi cultura es el sombrero volteado, las corralejas de toros, el porro, la cumbia y el pito atravesao” (MOL_AMCC) o los testimonios de los líderes indígenas que dicen “Me caracteriza el sombrero, porque es parte de nuestra representación como cabildo indígena Zenú, mi comunidad se llama Cabildo Indígena Zenú mira flor” (PL_SMPP) y “Teniendo en cuenta mi descendencia reconozco como parte de la etnia indígena Embera, por mis rasgos físicos la descendencia de mis abuelos maternos además esta etnia es representativa en mi territorio” (VA_RDPP). Todo esto en principio podría constituir a la mirada fragmentaria una diversificación de la población y por tanto el establecimiento de la diferencia como artilugio de separación, sin embargo y por el contrario, como hemos señalado antes, esta diversidad étnica resulta fundamental para la construcción de un territorio que trasciende la imposibilidad de definirle límites y fronteras (Uribe, 1992) que obedecen al ordenamiento político administrativo y la segregación racial - étnica, y por el contrario que se configure como un territorio con una riqueza multicultural, pluricultural, propios de una noción de comunidad rizomática (Montenegro, Rodríguez, & Pujol, 2014).

Carácter político de las emociones

En este punto, describimos un poco la dimensión emotiva de los líderes sociales a partir de sus experiencias, es decir las emociones que suscita en ellos la actividad del liderazgo, que a su vez entrecruza con sus historias, bajo esas condiciones, las emociones de los líderes en su actividad, remiten en general al pasado y al presente marcados por su condición de víctimas de la violencia y el conflicto en el país “nosotros somos líderes, pero también hemos sido víctimas” (Grupo18F). Como ya ha quedado expuesto en líneas anteriores.

Manifiestan que no están solos en la recuperación del tejido social, en ocasiones tienen sensación de soledad, odio, rencor, impotencia, tristeza, rabia y dolor generadas por la injusticia que han vivido y que aún vivencian a diario con sus comunidades.

Desde esta perspectiva se dio lugar a los miedos como una emoción recurrente que se presenta en los líderes en este territorio. Algunos líderes que, ante la pregunta por los miedos asociados a su labor, manifiestan no experimentarlo, como lo expresa el siguiente participante, “no, si mi labor representa o me genera un peligro para mí o para mi familia, no sé cómo actuaría, ni tampoco quería vivir ese momento, nunca he sentido miedo por lo que hago, por mi labor de líder comunitario” (VA_NLZZ). Por otro lado, están quienes manifiestan que si experimentan miedos relacionados con su actividad de liderazgo, bien sea por experiencias pasadas, circunstancias actuales o situaciones conocidas y registradas de otros líderes.

Son múltiples los factores que desencadenan las experiencias de miedo en los líderes comunitarios, por ejemplo haber sido amenazados por el cumplimiento de su labor de control político, actividad percibida por lo líderes como un factor precipitante del riesgo por la seguridad humana, la cual en primer lugar, de acuerdo con el Programa de Naciones Unidas (PNUD, 1994) remite a lo siguiente:

En primer lugar, significa seguridad contra amenazas crónicas como el hambre, la enfermedad y la represión. Y en segundo lugar, significa protección contra alteraciones súbitas y dolorosas de la vida cotidiana, ya sea en el hogar, en el empleo o en la comunidad (p. 26)

Esto queda plasmado también en el siguiente relato “… ejercer, otros dos períodos más con recelo y con miedo de que fueran a pasar cosas, pero ejerciendo el cargo bien con el mismo control político, que lo que no me gustara lo decía… que porque yo si escarbaba todo lo que hicieran mal por allá”. Por otro lado relatan que han tenido miedo asociado a su actividad de liderazgo a partir de haber recibido amenazas que comprometen su seguridad y la de sus familias, “…muchas veces he sentido miedo por mi labor ya que he vivido amenazas y que nos afecta física y moralmente” (VA_RDPP).

Bien podríamos decir, de acuerdo con el contexto en que se inscriben estas emociones, que se configuran como emociones políticas de acuerdo con (Barrera & Villa, 2018). Estas emociones políticas, según advierten algunos autores, se consolidan como barreras sociopsicológicas o psicosociales (Bar-tal & Halperin, 2014) y (Barrera & Villa, 2018) respectivamente, para la construcción y consecución de la paz. Algunos reconocen haber sanado algunos procesos emocionales, sin embargo persisten algunas experiencias de dolor que resultan difíciles de soltar.

“mi cuerpo estaba muy nervioso porque yo estuve allá, yo he sido víctima en muchos momentos de mi vida... vimos cuando se llevaban a mis hermanas, a los menores y eran unos niños... o sea son historias que uno… que tú no quieres explicarlas y que no quieres soltar y no quieres soltar… quisiéramos que estos espacios sirvieran para eso porque quizás en la casa no los podemos decir porque nuestra familia están en la misma situación”. (Grupo18F).

Para (Villa, y otros, 2019) cuando las orientaciones emocionales colectivas, que a su vez son políticas, se han institucionalizado, estas funcionan como reproductoras del conflicto, de la violencia y la legitimación del otro como enemigo, varios autores Bar-Tal, Chernyak-Hai, Schori & Gundar (2009) citados en (Villa, y otros, 2019), (Bar-tal & Halperin, 2014) sugieren la importancia de acompañar psicosocialmente el tránsito de las emociones negativas hacia las emociones positivas, como vehículo para la construcción de paz. En otra investigación (Villa, 2013) sostiene la importancia del acompañamiento psicosocial en las comunidades alrededor de estas emocionalidades con la particularidad de que son las comunidades son protagonistas de esa superación emocional y la reconstrucción del tejido social.

Considerando lo anterior, en nuestra investigación, constituyen un hallazgo importante, que los líderes comunitarios víctimas del conflicto en el Sur de Córdoba y Urabá - Darién, a pesar de reconocer que estas emociones persisten, se han hecho cargo de las mismas colectivamente, es decir, están advertidos de la importancia, en sus palabras, de sanar para acompañar a otros, para lo cual han encontrado pertinente y por lo tanto los exigen, contar con espacios de intervención donde puedan hablar, hablar y soltar lo propio, como quedó expresado en el testimonio anterior.

A pesar de las emociones que experimentan, entrar en contacto sensible con la realidad les ha posibilitado sanar, lo cual según reportan, acompañar en carne propia el dolor del otro, de las víctimas recientes, a través de la escucha activa de su dolor (TA_DRVV). Ya no desde la identificación y por tanto transmisión de dolor sino generando un escenario de reparación empática con el otro, es decir una emocionalidad de reconciliación colectiva y transformación social de la emoción y por tanto de la acción, pues como lo expresa (Maturana, 1988) Es en el emocionar donde surgen el enemigo o el amigo.

¿Qué es ser líder en el sur de Córdoba y Urabá-Darién?

En este apartado, rescatamos las expresiones de los participantes con respecto al reconocimiento de sí mismos como líderes sociales. Por un lado, este se de a través de algunas habilidades que se le atribuyen, es decir, como la gestión de proyectos para las comunidades y el gusto por “ayudar a los demás, trabajar por la comunidad, ser responsable, comprometido con el bienestar colectivo y contar con el respaldo de la comunidad” (VA_RDPP)

Por otro lado, encontramos líderes que aunque no se reconocen como tal, ello no obedece a una percepción de sí que invalide sus capacidades, sino por el contrario, y al igual que quienes se dicen así mismos líderes, saben del papel de la comunidad en el posicionamiento como líderes sociales y comunitarios, es decir, este no les viene de sí mismos sino del otro, de la comunidad. “no me reconozco como líder, lo hacen las personas con las que trabajo, por mi trabajo y gestión en la comunidad”. (TA_DRVV), del mismo modo los transmite el siguiente participante “No, porque ese ser o no líder lo da la comunidad, es quien dice de acuerdo a las acciones, por lo tanto, la comunidad es quien debe responder esa pregunta” adicionalmente la comunidad ubican allí a quienes “aporten al beneflcio colectivo” (CD_LEMM).

Todo esto es coherente con la propuesta que hace (Montero, 2006) cuando afirma que el liderazgo en su carácter participativo, el reconocimiento, aprobación y aceptación vienen del grupo, de la comunidad.

Para algunos de los líderes del Urabá Darién un líder es, se lleva en la sangre, es de nacimiento, el líder no elige ser, ya es” (VA_NLZZ), si bien el líder también “aprende, se capacita cada día aprendiendo de los demás” (MOL_AMCC). En este punto es importante orientar hacia una mayor indagación, dado que en esta determinación del liderazgo, fue posible intuir la existencia de realidades sociales preexistentes, en las que se dan las condiciones para la aparición de unos liderazgos de nacimiento, con sentido del territorio.

Ser líder tiene que ver también con “gestionar el bien para la comunidad” (MOL_AMCC) siendo así, que el líder es quien gestiona, vigila recursos y se preocupa por necesidades de la comunidad y servir a pesar de las dificultades “apoya su comunidad o su familia en todo momento, especialmente en momentos difíciles y decisivos, donde se debe actuar de forma determinante, pero siempre pensando en el bienestar colectivo” (CD_LEMM), cada vez que tome el carácter participativo.

Estas concepciones de liderazgo son coherentes con lo encontrado en la literatura reciente sobre el tema, principalmente, en los informes de organizaciones sociales (CINEP, 2018) (Somos Defensores, 2019) (CCEEU Nodo Antioquia, 2018), que realizan el registro de la situación actual de los líderes en el país:

El líder o la líder es multifuncional, es la voz de las comunidades, en especial de aquellas zonas ausentes de Estado, pero también es quien vela por el cumplimiento de los derechos humanos, promueven desarrollo, defiende el medio ambiente, exigen sustitución de cultivos, incentivan la participación efectiva de los ciudadanos, son constructores de la paz y del tejido social, luchan contras las economías ilegales, hacen veedurías ciudadanas, hacen parte de organizaciones campesinas, indígenas, afrodescendientes, organizaciones comunales, entre otros; su compleja función social es buscar fortalecer la democracia y el disfrute colectivo de los derechos. (CCEEU Nodo Antioquia, 2018, p. 4).

Hay una particularidad en los líderes sociales y comunitarios, y es que no necesariamente son los líderes reconocidos, que han logrado tener una visibilidad nacional e incidencia mediática; como lo menciona (Universidad de Antioquia, 2018), los y las lideresas comunitarias son, casi siempre: “liderazgos menos reconocidos, de la periferia, de las zonas apartadas, tienen un papel muy relevante ante sus comunidades, ante la misma organización de la que hacen parte, y ante la región” (p.90) Este bajo perfil, expresan que puede ser una condición de riesgo mayor frente a la situación nacional para el trabajo comunitario.

De las motivaciones para liderar

El primer factor que se destaca es el común denominador de saberse en su condición de víctimas del conflicto armado, desplazados y en proceso de reintegración, como asunto movilizador para el ejercicio del liderazgo comunitario; así quedó expresado en uno de los testimonios anteriores, en el cual los pobladores manifiestan que además de ser líderes, también han sido víctimas. Este elemento cobra relevancia si consideramos que, a la luz de los hallazgos, ser víctima del conflicto armado no se limita al registro o a ser parte del contexto, superando así la razón instrumental (Villa, Barrera, Arroyave, & Montoya, 2017), pues este hecho social se constituye como una categoría transversal en esta investigación en la medida en que las experiencias de vida, las motivaciones y las trayectorias están tocadas por esta condición.

Haber sido víctima del conflicto armado y la violencia, la injusticia y desigualdad social se constituyen como un factor motivacional para los líderes comunitarios, motivación que es menester indicar, sobrepasa el razonamiento respecto de la seguridad o vulnerabilidad que supone el ejercicio del liderazgo en el país, esto coincide con lo que afirma LIMPAL Colombia (2019) a partir del estudio y seguimiento de la resolución 1325.

En conjunto, estos liderazgos parten desde una intención por la dignificación plena de sus vidas y la de sus comunidades. Es preciso recordar que son también respuestas a las distintas expresiones de desigualdad y exclusión, al control social y territorial por parte de actores armados, a los intereses económicos de instituciones ajenas a las comunidades y a los modos conflictivos de gestionar la convivencia. En el existir, interactuar y transitar de estas personas, el desarrollo en Colombia se ha visto atravesado por conflictos político-electorales y de dominación territorial, que han propiciado fuertes polaridades en la población,” (p. 8)

Ser víctimas del conflicto les permite desde la propia experiencia generar empatía por el dolor del otro, “… solo fue a raíz de las vivencias de sufrir inequidades, lo que me llevó a hacer parte de este grupo de personas que día a día luchan en pro del beneflcio de otras muchas…” (MU_MM) abriéndose la oportunidad de acciones sociales que se configuran como construcción de memoria colectiva y recuperación del tejido social (Villa, 2014) este último, que a consecuencia de la guerra y la injusticia que viven en sus comunidades, se expresa a partir de la fractura del lazo, la confianza, la transparencia y el encuentro con el otro, en palabras de (Baró, 1998) “vínculos enajenadores y despersonalizantes” (prr.11).

Del otro lado de las vivencias en el conflicto y la violencia, aparece presente el deseo de superar esos hechos y de la no repetición, pues es en ese sentido en que la actividad del liderazgo se encuentra motivada por las experiencias personales y de comunidad que se orientan hacia la reivindicación de los derechos y la defensa de la vida.

Un día fui víctima sobreviviente; esto causó mucho dolor, odio, rencor, impotencia y tristeza por mucho tiempo en mí; fueron muchos los años de frustración. Hoy mi trabajo es dirigido a las personas que han sido víctimas, por eso trato de ayudarlos con el acompañamiento psicosocial, con la escucha activa, que empiecen a trabajarle a su dolor por perder a sus seres queridos. Mi mayor motivación es que sean personas con una fortaleza para seguir viviendo. (TA_DRVV).

En esta misma perspectiva, los participantes manifiestan cuáles son, no solo sus motivaciones sino también los objetivos por los cuales hacen su actividad de liderazgo, así queda expuesto por en el siguiente relato: “El objetivo es que los habitantes de mi comunidad rural vivan en completa paz y armonía, gozando de sus derechos fundamentales, como principal, el derecho a la vida y, por ende, a la salud, la educación, comunicación y desarrollo integral sustentable y sostenible”. (VA_NLZZ).

En este punto los pobladores han ido dejando claro que alrededor de la persona del líder, están la familia, los gustos, la comunidad, las actividades del diario vivir, el territorio, también ha quedado expuesto que son todo esto y además víctimas del conflicto armado, lo cual los ha hechos sensibles a las realidades de sus contextos locales y del país, reconocen que para la reparación de las consecuencias derivadas de la guerra y la corrupción son procesos que toman su tiempo, así como en su propia experiencia, por ello traemos el siguiente fragmento que revela entre otras, los anhelos de los líderes sociales:

Mi mayor motivación es ver mi sociedad justa y con sus derechos a plenitud, ver a los niños sin drogas y los hospitales en buen uso, donde los gobiernos no sean corruptos dejando miles de familias en la miseria…mi objetivo es ir reconstruyendo el tejido social, donde los jóvenes se apoderen de la situación y no cometan los errores del pasado, me gusta que la comunidad y las personas a mi lado puedan vivir en paz… (MO_IIRR).

La experiencia de ser víctima del conflicto atraviesa también a la familia transformando la vida de los participantes siendo empujados por la historia a convertirse en líderes sociales.

En 1980, al regresar a Mutatá, ya existía los comienzos de las Farc. Empecé a trabajar en la guardería infantil como directora, pero por ser novia de un militar fui amenazada junto con mi madre y nos tocó desplazarnos para Medellín. Formé un hogar, nació mi primer hijo y en 1981, las Farc asesinaron a mi hermana mayor junto con su esposo, dejando 6 hijos huérfanos, obligándome a cambiar todo mi futuro, porque me tocó asumir, junto con mi madre, la crianza de esos seis hijos junto con el mío. (MU_MMAA).

Los líderes, como ya hemos hecho mención, no desconocen las afectaciones que ha traído el conflicto armado en el país, más aún cuando producto de este, son víctimas directas “He sufrido el dolor más grande que uno puede pasar que es la pérdida de un hijo. Esa hora y esa fecha son las cosas que yo quisiera olvidar, pero es imposible” (MU_MMAA) y lo ratifican cuando expresan en una de las sesiones grupales, “Mi mayor dolor que tengo en mi vida, que tengo en mi vida, es la falta de un hijo, lo quisiera borrar…, mi hijo mayor me lo asesinaron” (Grupo18F) es en este punto donde la dimensión socioafectiva de la condición de víctima, la protección de la familia, las personas que conforman el círculo más cercano de los líderes sociales y la comunidad en general se constituyen como ejes motivacionales para el liderazgo, la acción social, la defensa de los derechos y la construcción de paz.

Además del sector de liderazgo social y/o de defensa de los derechos humanos, de los enfoques y afectaciones diferenciales y de la pertenencia organizativa, otro aspecto que aporta a la caracterización de las personas defensoras y de los líderes y lideresas sociales es el vínculo con sus familias y personas cercanas.

La familia es un núcleo de afecto y convivencia con configuraciones autónomas y diversas que incluyen la nuclear, extensa, de crianza, la familia monoparental y la familia conformada por parejas del mismo sexo, entre otros muchos tipos de familia que, lejos de obedecer a una categorización predeterminada, son un espacio de construcción cotidiana conformado por “todos aquellos seres que comparten sueños, dificultades, proyectos y momentos de la vida” (Comisión Colombiana de Juristas, 2020).

Defender los derechos de las comunidades trae consigo temores y miedos también en las familias de estas personas, representan un punto de apoyo para su labor, son también opositores, argumentan, riesgos a los que quedan expuestos en materia de seguridad integral tanto los líderes como el círculo de personas más cercano, adicionalmente su labor genera algunas ausencias en el hogar, elemento que también sienten les es reclamado por sus familiares, así lo expresan en el siguiente relato “a mis hijos no les gusta, especialmente cuando por asuntos relacionados por mi liderazgo debo ausentarme de mi comunidad” (CD_LEMM).

A pesar de reconocer los riesgos, las implicaciones en materia de seguridad y los efectos en sus familias, insisten en permanecer haciendo movilización comunitaria y trabajar por construir paz en los territorios, sin embargo tienen momentos de desmotivación, allí cuando no perciben reciprocidad por parte de las comunidades e instituciones “…es una labor desgastante porque muchas veces la gente no se da cuenta de lo que hago para ayudarlos y no lo valoran. (PL_SMPP). En este punto los participantes alertan que la desmotivación puede llegar, si hay poco reconocimiento por parte de la comunidad a la labor y a ello se suma que no hay retribución económica. “… a veces me siento con ganas de tirar la toalla porque hay personas que son desagradecidas, lo insultan a uno, lo ofenden porque este trabajo comunitario no es fácil. A pesar de que no recibimos nada, ningún salario, nos aguantamos muchas cosas” (MOL_AMCC).

Otros aspectos que logran generar desmotivación en los líderes tienen que ver con los juicios que les hacen, juzgan a priori las actividades desarrolladas, en ocasiones desconociendo la realidad que sucede generando así desinformación sin pensar en el daño que suele pasar (VA_RDPP), también hay desmotivación por el poco apoyo institucional, el riesgo al que están expuestos y la falta de recursos “muchas veces no tengo los recursos para trabajar, materiales y recursos para brindarles un refresco, una merienda. Escuchar que hay otro asesinado y me pregunto hasta cuándo” (TA_DRVV)

Dejando huella: trayectorias e incidencia territorial

Las trayectorias, entendidas como acciones que dejan huella, logros personales y colectivos y los caminos recorridos en medio de las contradicciones que puedan tener los procesos comunitarios y, en general, las relaciones sociales son los elementos necesarios para la legitimidad de los liderazgos en la subregión, en la investigación identificamos las trayectorias a partir del relacionamiento institucional-organizativo, los escenarios o los objetos sociales en los cuales inciden y los alcances de sus acciones.

Si bien los líderes y lideresas comunitarios no dependen de una filiación institucional, por el contrario, lo que les caracteriza es estar vinculado a las bases sociales y movimientos espontáneos, existen articulaciones importantes con otras organizaciones de acuerdo con la diversidad poblacional que se acompañe “He trabajado en la JAC de mi corregimiento, ya que me gusta trabajar para mi comunidad, gestionar. Lidero procesos de mujeres ahorradoras, formadores del SENA en proyectos de gallinas ponedoras y pollos de engorde. También lidero una técnica de producción agropecuaria con 30 jóvenes pronto a graduarse” (VA_NLZZ).

Dicho sea de paso, el informe interinstitucional publicado por la Comisión Colombiana de Juristas (2020), indica que este sector comunal fue gravemente afectado con el asesinato de 77 miembros y dignatarios, o el 19.4% del total de violaciones del derecho a la vida. Esto obedece, en parte, al “bajo perfil” de estos líderes y lideresas, que logran estar en el núcleo de las comunidades, sin visibilidad y protección.

La vinculación organizativa e institucional varía según las condiciones de vida actuales de los líderes, sin embargo suelen permanecer durante largos periodos en las organizaciones sociales, lo que da cuenta de la capacidad para la articulación de las agendas que se plantean en la escala local donde se encuentren:

Mi labor como líder social la inicié hace 10 años, comencé en la junta de acción comunal de mi corregimiento (Villanueva Valencia), después hice parte de la organización de víctimas de Villanueva donde hago parte actualmente, también integro la mesa de víctimas municipal de Valencia, la plataforma de DDHH del municipio, también en el concejo de paz municipal, en estas organizaciones estoy actualmente aportando mi conocimiento como líder y apoyando a las comunidades. (VA_RDPP)

Con respecto a los escenarios en donde los lideres hacen defensa de los derechos humanos, encontramos la educación, en el sector ambiental, derechos al a salud y el desarrollo comunitario, en cuanto a las trayectorias los lideres han avanzado en procesos productivos y de representación política: El objetivo es que los habitantes de mi comunidad rural vivan en completa paz y armonía, gozando de sus derechos fundamentales, como principal, el derecho a la vida y, por ende, a la salud, la educación, comunicación y desarrollo integral sustentable y sostenible (VA_NLZZ).

Han logrado hacer también incidencia política en materia de equidad de género: Dentro de todo lo que he hecho en mi vida de servicio y ayuda a mi comunidad, mi mayor y mejor logro ha sido la creación y aprobación de la política pública de mujer y equidad de género que le garantiza a todas las mujeres de mi pueblo la garantía de sus derechos. (Grupo18F) La inclinación hacia ciertos temas o escenarios se da a partir de las demandas del contexto, por eso, no hay alguna especificidad en su labor, sino que transitan en estos de manera simultánea.

Si bien sus acciones se localizan a nivel veredal, barrial o municipal, el alcance es de carácter territorial, se va tejiendo a partir del apoyo de otras entidades y organizaciones, que buscan la articulación regional de estas experiencias locales. En el liderazgo comunitario el semblante del sujeto líder se encuentra matizado por el contexto, el cual le brinda las pautas de orientación para su trabajo inundando de cierto pragmatismo su accionar. El territorio, como la manifestación de la realidad a transformar, lleva a una re-significación de los procesos sociales y a la construcción de nuevos vínculos identitarios que potencian el empoderamiento colectivo (Fernández-Fonseca, 2017).

El aporte inmaterial incalculable de los liderazgos comunitarios en la subregión de Córdoba y Urabá Darién, imperceptible a corto plazo, pero de gran significado y tal vez sobre los cuales se cimenta la acción y vida comunitaria, tiene que ver con el acompañamiento a las personas víctimas del conflicto armado y la reconstrucción del tejido social en la vida cotidiana.

¿Cuál es elaporte más significativo a su comunidad? R: en mi trabajo o acompañamiento el aporte más significativo que le he dejado a las personas, ayudarles a rehacer sus vidas, mejorar su estado emocional, recuperar el tejido social; saber que esas personas un día estaban postradas por el sufrimiento, el dolor, el dolor de perder a sus seres queridos, y que luego esas personas o víctimas dan pasos seguros, que ya pueden hablar, relacionarse con el otro, porque mejoran su condición de ser estigmatizada, por lo que hicieron sus familiares asesinados, el sentirse escuchada y acogida, que no están solas y que hay otras personas como ellos. Eso es un logro muy importante. (TA_DRVV).

Lo anterior tiene unos alcances superiores a los aportes explícitos, materiales, porque brinda los insumos para la resolución de conflictos y para la consolidación de valores como la confianza y la solidaridad, lo que legitima el rol del líder y lideresa (Montero, 2006).

Seguidamente los líderes han logrado visibilidad, la denuncia de necesidades y situaciones de riesgos, no solo en su localidad (vereda, barrio, municipio), sino hacia afuera y en otras esferas. Esto adquiere una relevancia mayor cuando se hace referencia a territorios de frontera como Urabá, con una presencia estatal diferenciada, condiciones precarias y una violencia permanente que afecta a toda la población y pone en riesgo a los líderes y lideresas. Lo anterior, reafirma la premisa de entender los liderazgos comunitarios, no sólo a partir de la relación con la comunidad, sino también desde la relación con el territorio que habitan.

Conclusiones

En los líderes comunitarios del caso CORDUPAZ se identifica un colectivo advertido de la dimensión psicoafectiva que se involucra en los procesos de acompañamiento a las comunidades, los cuales reconocen que las preservaciones de las emociones negativas obstaculizan el proceso de transformación y construcción de la paz.

Los mismos han logrado, a través de procesos de intervención psicosocial por las distintas organizaciones gubernamentales, organizaciones de base, el sector privado pero sobre todo desde sus propias experiencias en el acompañamiento psicosocial, usar estas emociones como catalizadores para la transformación social, es decir trascender las barreras que suponen las emociones políticas y llevarlas al estatuto de potencial empático para conectarse con la experiencia de dolor del otro y acompañarse hacia la reconciliación.

Si bien es cierto, entre los líderes comunitarios hay algunos que se reconocen como líderes, otros que no se reconocen como tal a pesar de sus trayectorias, coinciden que el mayor reconocimiento y legitimidad lo otorga la comunidad al líder comunitario, de tal manera que el reconocimiento o no como líder en su persona, no es significativamente relevante para pensar una interferencia con el ejercicio de liderazgo, pues en la investigación no encontramos diferencias asociadas a este factor y por el contrario hay confluencias entre sus motivaciones, grupos poblacionales de interés, trayectorias, lectura y reconocimiento de las necesidades de sus comunidades y del territorio, pero sobre todo en sus propósitos y objetivos, a saber, la construcción de paz, la transformación del territorio y la reconciliación.

Ciertamente los líderes comunitarios, no se forman en los claustros universitarios necesariamente, los líderes comunitarios del Urabá Darién se forman en las comunidades, se gestan a partir de las necesidades de los territorios, son sujetos sensibles a las realidades de sus comunidades, esta es la formación que reciben para el acompañamiento que realizan, posteriormente se adentran en los procesos de cualificación institucional estatal o privada.

Sin embargo, son las afugias del contexto lo que los crea, les construye y configura, lo que les hace posible en un espacio y momento particular, caracterizado este por la violencia sistemática, asesinatos, desplazamientos forzados, que por supuesto obligan a la existencia de líderes que se resisten. Al estilo de Baró, los líderes son una expresión normal de una situación anormal como la guerra. Los líderes comunitarios pro paz, no debieran existir, pero no por ello matarlos, lo que decimos es, deberían estar dedicados a otras cosas, su causación originaria, es la que nunca debió existir.

Finalmente, a partir de los hallazgos, encontramos pertinente hacer algunas recomendaciones a la institucionalidad (entiéndase como las organizaciones sociales y de cooperación nacional e internacional, administraciones públicas, Instituciones de educación superior e investigadores y la ciudadanía en general) que permita seguir aportando al fortalecimiento de los liderazgos comunitarios desde diversos sectores:

Es necesario continuar haciendo un trabajo investigativo y de acompañamiento que priorice el fortalecimiento de las redes de pobladores líderes sociales y comunitarios, que configuren verdaderos sistemas relacionales de protección y seguridad, que a su vez garantice su trabajo y por tanto la defensa de los derechos en los territorios.

El reconocimiento de la labor de los líderes sociales, debe incorporarse en las agendas públicas y privadas desde sectores educativos, empresarial, comunitario, estatal para incidir incluso en el reconocimiento económico de la labor.

Es fundamental retomar las formas psicosociales populares en que las comunidades han abordado lo concerniente a las afectaciones psicoemocionales, derivadas de la complejidad del lazo social, de la violencia entre otras. Es una constante la demanda implícita y en ocasiones manifiesta, de diseñar programas de acompañamiento psicosocial en situación, es decir una verdadera implicación psicosocial que responda a las necesidades de los territorios, tanto de sostenimiento básico como de las necesidades relacionales y garantías para la vida.

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1 Este artículo retoma parte de los resultados de la investigación Características de los líderes y lideresas comunitarias en la subregión de Córdoba y Urabá-Darién. El caso CORDUPAZ, que tuvo como objetivo analizar las características de esta población, vinculada a la red de pobladores de CORDUPAZ en relación con las motivaciones y trayectorias, no solo desde su rol de líder, sino como sujetos. Su alcance fue exploratorio-descriptivo, teniendo en cuenta los pocos estudios académicos sobre este tema para el caso del territorio de Urabá.

i CORDUPAZ es la corporación encargada de coordinar y ejecutar uno de los diecinueve Programas Regionales de Desarrollo y Paz que existen en Colombia, donde se recogen 28 municipios en los departamentos de Córdoba, Antioquia y Chocó. Su objetivo es desarrollar acciones en busca del desarrollo humano integral, el fortalecimiento de las capacidades individuales y colectivas, el bienestar social y la paz territorial. CORDUPAZ trabaja alrededor de seis ejes estratégicos y la propuesta de Red de Pobladores que busca articular y visibilizar las acciones que realizan los líderes y comunidades que hacen parte del territorio en el que desarrollan sus acciones. https://www.pdpcordobayuraba.org/inicio

ii La Comisión de la Verdad tiene registro de 5.008 asesinatos de líderes y lideresas desde 1986 hasta la fecha. (Centro de Fe y Culturas, 2020).

iiiEn este artículo se reconoce el territorio de Urabá intervenido por CORDUPAZ, que vincula municipios de los Departamentos de Córdoba, Antioquia y Chocó, superando la delimitación político administrativa y privilegiando las dinámicas culturales, sociales y de interconexión que constituyen el territorio.

ivEstos encuentros grupales estaban programados para realizarlos de manera presencial por municipios, pero debido a la emergencia sanitaria por Coronavirus, fue necesario ajustar la agenda y programación de los encuentros.

vLa Resolución 1325 de 2000 aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas busca la adopción de una perspectiva de género en la exigencia de derechos humanos y en su defensa, reconociendo el impacto diferenciado que ha tenido los conflictos armados en las mujeres.

Recibido: Noviembre de 2020; Revisado: Enero de 2021; Aprobado: Marzo de 2021

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