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El Ágora U.S.B.

Print version ISSN 1657-8031

Ágora U.S.B. vol.21 no.2 Medellin July/Dec. 2021  Epub June 16, 2022

https://doi.org/10.21500/16578031.5878 

Artículos derivados de investigación

Poder y sanitocracia en América Latina. Reconfiguración política en la pandemia del 2020

Power and Sanitocracy in Latin America. Political Reconfiguration in the Pandemic of 2020

Odín Ávila-Rojas1 

1. Profesor e investigador de tiempo completo del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad del Cauca, Popayán, Colombia. Integrante del Grupo de Investigación Actores, Procesos e Instituciones Políticas (GIAPRIP) del Departamento de Ciencia Política de esta misma universidad. PhD en Ciencias Sociales, especialidad relaciones de poder y cultura política, por la UAM-Xochimilco (México), maestro en Estudios Latinoamericanos por la UNAM (México), licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la FCPyS-UNAM (México). Integrante nivel 1 del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT (México) e investigador junior por COLCIENCIAS (Colombia).Orcid: https://orcid.org/0000-0002-6360-283X. Scholar: https://scholar.google.com/citations?user=eHLf3pAAAAAJ&hl=es. Contacto: odinavila@unicauca.edu.co; avilaodin@gmail.com.


Resumen

El concepto sanitocracia pretende explicar la configuración de las relaciones de poder durante la pandemia del Covid-19 a escala global y su impacto en Latinoamérica. Su investigación tiene como punto de partida la discusión interdisciplinaria entre la teoría y ciencia política y la filosofía sobre la reproducción del poder en América Latina en condiciones de estado de excepción, amenaza biológica y reorganización del sistema mundo capitalista colonial. La propuesta metodológica se fundamenta en el análisis documental y una revisión teórica que permitió una reconstrucción conceptual como Angulo de mirada para comprender un fenómeno que marcó las relaciones de poder en el planeta.

Palabras claves: Gobierno; Poder Político y Virus.

Abstract

The concept of sanitocracy aims to explain the configuration of power relations during the Covid-19 pandemic on a global scale and its impact on Latin America. Its research has as its starting point the interdisciplinary discussion between theory and political science and philosophy on the reproduction of power in Latin America under conditions of state of exception, biological threat, and reorganization of the colonial capitalist world system. The methodological proposal is based on documentary analysis and a theoretical review, which allowed a conceptual reconstruction as an angle of view to understand a phenomenon, which marked the power relations on the planet.

Keyword: Government; Political Power; and Virus.

Introducción

La pandemia ocasionada por el Covid-19 en el 2020 fue un hecho biológico (natural) que impactó de manera masiva a cada una de las sociedades en el planeta Tierra.Ninguna pandemia en la historia de la humanidad, ni siquiera la española había generado el grado de miedo global a su contagio como ha sucedido con esta. Byun Chul Hun, Slavoj Žižek, David Harvey, entre otros intelectuales y pensadores que han realizado esfuerzos por reflexionar en un nivel filosófico las implicaciones ideológicas, sociales, políticas, culturales y económicas de la pandemia (Sopa de Wuhan, 2020) convergieron en la idea que atrás del miedo y sentimientos de inseguridad humanos en realidad hay una disputa y una nueva configuración de las relaciones de poder a partir de las medidas sanitarias y decisiones impuestas por las potencias e instituciones internacionales para evitar el contagio del Covid-19 sobre las diversas sociedades que conforman el todavía existente sistema mundo capitalista (Wallerstein, 2005) y colonial (Castillo, 2007) en proceso de reorganización por la pandemia.

En este texto se propone identificar una nueva configuración de las relaciones de poder dentro de una sanitocracia, cuyo mandato se hace más visible en la periferia del sistema mundo capitalista y colonial como ha sucedido con los países latinoamericanos, los cuales han enfrentado porque el cúmulo de las crisis y las políticas neoliberales de las últimas décadas del siglo XXI al haber desmantelado prácticamente en casi su totalidad a las esferas públicas de la educación y salud de sus respectivos Estados dejo en condición de pauperización a estos para enfrentar la pandemia. Por ejemplo en los países latinoamericanos este desmantelamiento de la base social y pública estatal se dió a pesar de la resistencia y luchas sociales que desde siglo XX hasta la fecha no han logrado por completo contrarrestar la desigualdad, injusticia, opresión, exclusión, explotación y despojo que ha profundizado de manera estructural las políticas neoliberales.

Hay que señalar que el contagio masivo del virus evidenció durante el 2020 las consecuencias precisamente de las políticas neoliberales aplicadas sobre la periferia del sistema mundo capitalista colonial. La principal consecuencia fue que dichas políticas llevaron a la a la fragmentación de la relación entre la sociedad y el Estado, así como al despojo de la base material de este último (Ávila, 2018). Otra consecuencia fue que estas decisiones tomadas por los gobiernos dejaron a las instituciones responsables de la atención de la salud y otras esferas sociales y publicas sin una infraestructura y recursos básicos para enfrentar de manera eficaz y eficiente a la pandemia en regiones como Latinoamérica.

Incluso dichas decisiones gubernamentales que parecían tener su final con la emergencia de la sanitocracia, en realidad lo que sucedió fue lo contrario al dar inició a un proceso de reconfiguración del sistema mundo capitalista y colonial que ha consistido en la disputa por dominar el mercado de tecnologías y conocimientos relacionados con los avances de la inteligencia artificial, cepas biológicas y vacunas (virus). Actualmente este proceso es el que determina el valor de cambio, direcciona el despojo y el extractivismo, la dinámica y concentración del capital. Por encima de la misma unificación del poder financiero.

Por lo tanto es importante mencionar que no es el fin del capitalismo, sino una reconfiguración del poder global y por supuesto de su hegemonía en la que precisamente se construye, por un lado desde la coerción y coacción de políticas internacionales y de los intereses económicos de China, Rusia, Japón, Alemania, Estados Unidos, entre otras potencias. Por ello, es necesario mencionar que estas potencias y la correlación de fuerzas que producen se encuentran en sintonía y sujeta al despojo capitalista del Estado y más concretamente a la economía extractivista que directamente ha afectado negativamente los ciclos de la naturaleza y la vida en nuestra Tierra. El proceso de la acumulación por desposesión forzada y violenta sistemática del capital que caracterizó al despojo de finales del siglo XX a comienzos del XXI como menciona David Harvey (2005; 2020) no nada más no ha desaparecido, sino que también su reorganización se entremezcla con la lógica sanitocrática mundial.

En este sentido, hay que considerar que la construcción de la hegemonía como enseño Antonio Gramsci (2013) también depende de las relaciones de diversos tipos de sujetos tanto para su legitimación como para su definición ideológica. Su fundamento ideológico de esta nueva configuración de las relaciones de poder se encuentra en el discurso tanto para evitar como para disminuir el riesgo de contagio mundial mediante acciones y la aplicación de un régimen de la ley por el criterio de las autoridades de cada gobierno en sus países. Un fundamento ideológico que no en todos los casos es asimilado y consensado por una gran parte de la población mundial, en especial la que integra la periferia.

Por lo tanto, el objetivo de este artículo es tratar de explicar mediante las herramientas conceptuales aportadas por la teoría y ciencia política la forma en que se expresan las relaciones de poder en lo que se propone llamar sanitocracia en América Latina con base en las siguientes tres preguntas que guían los contenidos y las partes del texto: ¿qué es la sanitocracia?, ¿cómo se manifiestan son las relaciones de poder que componen y sustentan el régimen sanitocrático en América Latina?, al igual que ¿cuáles son las resistencias y luchas frente al poder de la sanitocracia durante el 2020?

Metodología

El presente artículo, por un lado sigue un enfoque interdisciplinario entre la teoría política, el pensamiento latinoamericano, la filosofía, la historia, la sociología y otras disciplinas como la inmunología que corresponde a los campos de la medicina y la biología. Por otra parte el análisis documental y conceptual fue la metodología seleccionada para realizar la investigación de carácter cualitativo y que permitió centrar la revisión de la información y fuentes especializadas relacionadas con la reconfiguración actual de las relaciones de poder a partir de la sanitocracia y sus impactos en América Latina.

La combinación de un enfoque interdisciplinario entre la teoría política y otros campos sociales y de humanidades como la sociología con una metodología cualitativa de análisis documental prioriza los elementos que permiten desarrollar una explicación teórica y conceptual sobre el fenómeno político. Por fenómeno político se entiende a la manifestación dinámica y en movimiento de los hechos y procesos que expresan las relaciones de poder humanas y sociales como enseñaron los pensadores G. W. Hegel (2017) y Karl Marx (2008). La explicación de los fenómenos y hechos, en este sentido implica también la producción de un análisis sobre las problemáticas políticas y sociales que se derivan de estos.

Por ello es importante mencionar que el objetivo de este análisis se centra en la explicación de los hechos y fenómenos que suceden en la realidad, sin la pretensión de generar un tipo de conocimiento que se centre en la contribución a innovaciones tecnológicas o que subordine la construcción conceptual a la medición y clasificación en términos cuantitativos de la problemática de la pandemia del virus del Covid-19 como sucede con los estudios inmunológicos en los que se prioriza “a la distribución y los determinantes de estados relacionados con la salud en una población, en un punto específico de tiempo y la aplicación de estrategias para su control” (Henquin, p.17). En este caso la medición y clasificación cuantitativa son necesarias para poder definir las categorías de análisis cuando la investigación es aplicada.

Sin embargo, en el caso de este trabajo que se basa en la investigación en un nivel básico y con un enfoque interdisciplinario la idea es tratar de superar la descripción y cuantificación de la problemática para pasar a un análisis más profundo de las causas y procesos que contribuyan a la explicación del fenómeno. Como dijo Jesús Mosterín “el mundo no está estructurado de por sí de un modo unívoco. Somos nosotros los que lo estructuramos al proyectar sobre él nuestros conceptos” (2003, p.16). En efecto como refiere este autor los significados de los conceptos responden a un reflejo de la realidad. Pero también cuando se construyen los contenidos de los conceptos deben tener estos una función operativa y explicativa sobre el fenómeno.

Precisamente en este artículo el objetivo es discutir la idea tradicional de la ciencia política que sostiene que la aplicación de la metodología de las disciplinas biológica-naturales en la construcción de la categorías políticas hace que estas sean operativas y adquieran un estatus científico. Por ejemplo este tipo de posturas fue sostenido por autores como Giovanni Sartori (2015), quien mencionó que cualquier concepto que refiera a las relaciones políticas para estar dentro del campo científico y ser operativo debe ser medible, comparable y cumplir con el mismo criterio de cuantificación de las ciencias naturales.

En contraste con la postura mencionada, la metodología sobre reconstrucción de los conceptos políticos que se usa en este trabajo no tiene como preocupación última la comparación y la medición, ni tampoco el estudio de políticas públicas (Russo Rafael et al, 2020), sino más bien su objetivo es la explicación de la sanitocracia como un proceso de reconfiguración de las relaciones de poder global que afecta a una región como Latinoamérica. Desde luego, dicha idea implica una serie de elementos que definen a este fenómeno en términos cualitativos.

Los elementos que se consideran para la construcción conceptual interdisciplinaria en este caso son la identificación y análisis del papel que tiene el sujeto en las dinámicas, las contradicciones, los antagonismos, los conflictos, las relaciones y la continua transformación del fenómeno político. Además es importante señalar que cuando se habla de sujeto se piensa en aquel individuo que adquiere consciencia de su capacidad para definir su papel en la disputa por el poder político en las distintas esferas de la cultura, la sociedad, el Estado y la economía (Salazar, 2013). Pero también el sujeto se encuentra en un proceso de constitución constante en el que este busca materializar de manera autónoma su propios proyecto político frente a relaciones de poder que se lo impiden (Ávila, 2020).

Después de haber mencionado el enfoque y la postura teórica de este artículo es necesario explicar el método de análisis documental y conceptual que fue usado y que consiste en la revisión ordenada, sistemática y reflexiva de la información extraída de 46 fuentes impresas y bibliotecas digitales, así como plataformas de revistas indexadas como Publindex (Lista de revista indexadas de Colombia), Scielo (Bolivia-Colombia), Red de Bibliotecas del Consejo Latinoamericano de las Ciencias Sociales (CLACSO), Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (Redalyc) y Jstor. Las fuentes incluidas son artículos especializados, artículos hemerográficos, libros sobre la temática y algunos documentos relacionados con la discusión sobre sanitocracia.

El método de análisis documental fue seleccionado en este artículo como una alternativa de construcción de los contenidos de sanitocracia, además de su correspondencia con el enfoque itnerdisciplinario porque permitió recolectar datos en un contexto social, político y económico en que la práctica y trabajo de campo fueron difíciles de llevar a cabo por la pandemia mundial del Covid-19. La autora que se toma como referente para este tipo de método es su precursora María Pinto (2001) y más reciente a Jorge Barbosa Chacón, Juan Carlos Barbosa Herrera y Margarita Rodríguez Villabona (2013), quienes en común expresan la importancia de las operaciones documentales y conceptuales para el desarrollo de investigaciones teóricas e interdisciplinarias.

De acuerdo a los autores citados, en resumen se puede decir que las fases del análisis documental hecho en este texto fueron las siguientes: 1. La primera fase fue hacer una síntesis como operación metodológica y procedimiento para analizar el contenido de las fuentes documentales revisadas; 2. La segunda fase se caracterizó por ordenar las ideas y categorizarlas para su exposición en el texto, y; 3.La tercera fase fue la definición de los apartados del artículo y su estructuración de este.

Resultados

¿Qué es la sanitocracia?

La sanitocracia es un concepto propuesto en este artículo para explicar la nueva configuración de las relaciones de poder producida a partir de la pandemia global del Covid-19 y que ha impactado la periferia del sistema mundo capitalista y colonial. Los vocablos de este término han sufrido cambios en sus significados a través del tiempo. Su origen se puede rastrear en la composición de dos vocablos latinos sanitas (sanitatis) y dynasteia o kratos. El primero refiere a la salud física del ciudadano y el segundo se encuentra relacionado con el problema del uso de la fuerza y el ejercicio del poder político. Hay que señalar que la concentración del poder político hace tiempo que ya no depende de una única potencia o una institución internacional, sino más bien en su disputa participan diversos actores e instituciones alrededor del planeta Tierra que buscan influir en él y toman decisiones a partir del mando en instituciones internacionales y empresas trasnacionales (North et al., 2020).

Por un lado, los griegos sanitas o sanitatis usaban el término para indicar la intervención médica de la Ciudad-Estado en la condición física de quienes eran ciudadanos. Hay que señalar que no todos los individuos que habitaban en las ciudades gozaban de derechos y de una condición ciudadana, porque únicamente para los griegos atenienses aquellos que podían tener un trato de igualdad eran los nacidos y propietarios en estas. Como explica Ellen Meiksins Wood (2016) la ciudadanía griega ateniense tenía un significado excluyente, a pesar de su aporte democrático como figura de representación y participación del pueblo, por la razón que en esta se excluía al extranjero, al esclavo e inclusive a las mujeres y hombres de clases bajas y que no eran propietarias u ocupaban un lugar importante en las relaciones de producción y políticas de la polis.

Hay que señalar que la polis era el espacio en el que el ciudadano decidía sobre su estado de salud como un asunto público y que afectaba a todo el pueblo. Un idea diametralmente diferente con respecto a lo que ha pasado con el capitalismo, específicamente en el neoliberalismo en que la preocupación y atención de la salud se convirtió en un asunto entre privados o la organización de lo privado.

Muestra de ello es que la Pan American Health Organization (PAHO) registró más de 4.279.854 de infectados en los países de América Latina (2020), durante junio de 2020, cuyos casos en los que ha existido una mayor afectación son Brasil, Perú, Chile, México y Colombia. Los casos de población infectada pueden ser leídos como casos aislados e incluso hasta situaciones de emergencias localizadas, sin embargo cuando instituciones internacionales como la PAHO expresa que hay un aumento de millones de seres humanos enfermos en los distintos países latinoamericanos por la pandemia global entonces este tipo de datos se convierte en un indicador de la falta de estructura y recursos sociales y públicos destinados por los estados para enfrentar un problema de esta magnitud.

Además, es importante considerar datos de periódicos internacionales en las redes electrónicas como France 24 que publicaron que los casos afectados en Latinoamericana respondieron a un tercio de los 91.000 contagios reportados a nivel mundial por lo menos hasta mayo de 2020 (EFE, Reuters y AFP, 2020). Por lo tanto es clave decir que el número masivo de contagios y la expansión de la pandemia no tiene únicamente una causa biológica, sino también influyó la falta de infraestructura pública y social de las instituciones responsables de la salud que fueron desmanteladas como ya se mencionó con el neoliberalismo.

De ahí que sanitas adquirió un significado distinto en la pandemia del 2020 al que la tradición ateniense le daba en el contexto de la Ciudad-Estado. La diferencia se encuentra en que los atenienses asociaban más la cuestión de sanitas con el estado y condición de salud de quienes eran ciudadanos. Aquí el ciudadano era cuidado por la institución responsable de la Ciudad-Estado, porque era considerado que si no se hacía podía afectar la construcción de los espacios públicos, así como la salud del resto de los atenienses. En contraste con el actual significado que está más relacionado con las medidas y políticas de salud internacionales que con el cuidado y estado mismo del ciudadano. Sanitas aquí se usa para indicar precisamente como las medidas y políticas impuestas por las instituciones internacionales son priorizadas por los gobiernos latinoamericanos incluso sobre la situación de salud y las necesidades socio-económicas de las mismas poblaciones.

Por otra parte, Kratos que es el segundo término que compone el concepto de sanitocracia proviene de una tradición profunda en los debates del pensamiento y experiencia de los pueblos griegos atenienses sobre la democracia como menciona Domeniko Musti. Sus significados varían dentro de los propios atenienses, por ejemplo Aristóteles (2011) piensa el kratos alrededor de la idea de régimen político que refiere a la discusión de la mejor forma de gobierno. También kratos es un término asociado con otro vocablo griego que es arkhè, cuyo significado de este último es fundamento o principio de poder. Arkhè al referir a los principios de poder implicaba aquellas“relaciones que se desarrollan al interior de la Ciudad-Estado y el carácter igualitario de la polis y permite a ésta representarse como una unidad en términos políticos” (Olivera, 2015 p.14).

Arkhè y kratos en el mundo de los griegos ateniense tenían una relación cercana debido a que ambos giraban alrededor del fundamento, control práctica de la figura de la autoridad y el poder de la polis. Aunque Arkhè se orientaba más al fundamento y control de la autoridad política de los magistrados y kratos es término asociado a quienes ocupan el cargo de gobierno y que legitiman su superioridad de mando mediante victorias producto de guerras o pugnas por el poder en la polis. Ambos vocablos ubicados en el contexto de la democracia griega ateniense indicaban formas distintas de ejercicio de poder, pero relacionados entre sí.

Por ejemplo, arkhè era pensado para indicar la relación entre los magistrados y el ciudadano, mientras kratos tenía una lógica de empoderamiento desde quienes ocupaban el cargo gubernamental (Olivera, 2019). La autoridad de los magistrados era más horizontal que el ejercicio que se hacía por parte de quienes ocupaban el cargo gubernamental, sin embargo ambas conformaban el desarrollo democrático de los atenienses. La idea de kratos se asociaba al control, ejercicio y relación del poder entre el gobierno y los ciudadanos en el mundo de las polis atenienses, pero dicho término adquirió un significado distinto en las sociedades modernas del siglo XIX al XX, en especial en los sistemas e instituciones de representación democrática en el capitalismo.

En el capitalismo, los sistemas e instituciones de representación y participación democrática que fueron instaurados en realidad no tenían ningún vínculo con el modelo ateniense, ni en su significado, ni tampoco en términos de trayectoria histórica. Pese a ello, estos sistemas e instituciones usaron el nombre de democracia para legitimar su mandato, cuando su función en realidad hasta el momento se ha centrado más en servir como un canal de transmisión de los intereses capitalistas que en un método directo de representación y participación del pueblo como manifestación política de la colectividad.

Precisamente, el ejercicio de kratos en el capitalismo cada vez más es vaciado de su significado original y queda subordinado a los intereses de grupos de poder autocráticos a nivel internacional. Kratos adquiere otra dimensión mucho más orientada al ejercicio de poder en una hegemonía mundial que depende para su definición tanto de la reconfiguración del sistema mundo capitalista y colonial como también de quienes resisten y luchan para sobrevivir las consecuencias producidas por este.

En este sentido kratos al ser vaciado de su contenido original en el discurso de la política moderna que se inserta en el capitalismo también adquiere otro tipo de significados como sucede con la pandemia actual en el que el término sanitas que refiere a las medidas y control del Estado de salud poblacional y que se articuló con la idea que el poder se ejerce y se configura a nivel global en torno a dichas políticas. Hay que señalar que el uso del discurso de la salud para dominar y controlar a la población ya fue analizado por teóricos como Michel Foucault (2009;2019), quien mediante sus investigaciones mostró la relación entre la producción del conocimiento, el poder y el control de los cuerpos como medio para ejercer la autoridad política a lo largo de la historia de la humanidad han encarnado dicha autoridad en el rey, el Estado moderno e incluso hasta el mismo neoliberalismo.

El neoliberalismo que ha subordinado la autoridad política del Estado a sus fines aún desde antes de la pandemia actual y que ha tenido como consecuencia una crisis social y pública como ya se mencionó en este artículo. Su visibilidad se hace en el desmantelamiento de sus instituciones, en especial en salud y educación. Pero además las relaciones estatales y la conformación de la autoridad política ha reducido su función de gobierno a la administración de la rentabilidad de la vida y la muerte que ha sido impuesta por la expansión del sistema mundo capitalista y colonial. En seguimiento con la discusión de Foucault sobre el disciplinamiento de los discursos y prácticas de la salud y los cuerpos sobre la sociedad, Achille Mbembe denomina a este tipo de fenómenos en los que se ha hace una gestión y administración de la vida y muerte a partir del terror y la rentabilidad de los gobiernos como necropolítica (2011).

La necropolítica como una forma en la que hay una restructuración del empoderamiento del kratos se hace con relación a las maneras en que se decide sobre que grupos, clases y estratos sociales deben morir o deben ser dejados a la suerte de las enfermedades para mantener el orden político y económico. Por supuesto, aquí hay un uso político de la muerte colectiva tanto para legitimar como para reproducir las relaciones de poder. Foucault y Mbembe son dos teóricos que con sus trabajos sirven de antecedente para explicar la conjugación de sanitas y kratos en el contexto actual de lo que sucede en la pandemia.

En la pandemia del Covid-19, precisamente la relación entre el poder, la vida, la muerte, el control de la salud y el discurso de la sobrevivencia sobre las sociedades modernas que habían teorizado Foucault y Mbembe pasan de un nivel micro a uno macro y geopolítico en que es expresada ka lógica de la expansión del mismos sistema mundo-capitalista-colonial en la actualidad. A diferencia de Foucault y Mbembe que se encargaron de explicar la dimensión que sustentan y reproducen la relación entre el poder, la vida y la muerte mediante el análisis de los discursos, prácticas y lógica del poder, aquí la idea fue pensar la sanitocracia en una dimensión mucho más estructural y vinculada con el ejercicio político de la voluntad desde la disputa por el Estado en el contexto de la pandemia global en el 2020.

Por eso, es útil el uso del vocablo compuesto de sanitocracia para explicar el fénomeno de la instauración de una nueva configuración de poder en términos políticos y sociales. Aunque es importante señalar que dicho término tiene su antecedente en el 2006 cuando el químico gallego llamado Manuel Luis Casalderrey usa por primera vez la palabra sanitocracia en las redes electrónicas con la finalidad de hacer públicas las medidas abusivas y exageradas del gobierno español sobre la sociedad de ese país a comienzos del siglo XXI (2006).

Sin embargo, Casalderrey usó el término de manera periodística para referir los impactos de una política pública en materia de salud en una coyuntura específica, sin considerar la potencia conceptual de la sanitocracia para explicar la reconfiguración de las relaciones de poder a partir de medidas y políticas impuestas a nivel mundial. Ni tampoco este químico concibe el término como un concepto que discuta el control y empoderamiento de los cuerpos y la vida como lo hace el pensamiento foucoultiano y la tradición poscolonial que expresa en su análisis Mbembe. Por ello además de definir la sanitocracia como la reconfiguración y producción de relaciones de poder en tiempos de la pandemia también es importante analizar las manifestaciones de esta en las sociedades latinoamericanas como se hace en el siguiente apartado del artículo.

¿Cómo se maniflestan las relaciones de poder que componen y sustentan el régimen sanitocrático en América Latina?

La sanitocracia es un tipo de régimen que hasta el momento se ha caracterizado por ser la forma actual en la que un conjunto de grupos, instituciones políticas y económicas internacionales han intentado de regular, direccionar, coordinar, organizar y ejercer el poder sobre las distintas sociedades en regiones como América Latina con el discurso de la sanidad y el miedo al contagio del virus. En este sentido es importante mencionar que el ejercicio de las relaciones de poder en la pandemia como menciona Byung-Chul Han “no se limitan a matar, sino que sobre todo dejan vivir” (2018, p.49). La lógica de este tipo de poder responde a un orden supranacional que con el neoliberalismo fue impuesto por completo, en gran parte debido a las resistencias sociales y ciertos mecanismos estatales de soberanía todavía sobrevivientes, pero que con la pandemia han sido subordinados a las reglas de la nueva disputa hegemónica mundial.

Además, el tipo de régimen en este caso adquiere un significado distinto al tradicional planteado por la ciencia política, porque no se centra en la dinámica y relaciones de poder entre las instituciones y su correspondiente sistema democrático dentro de un modelo de Estado-nación soberano. Hay que señalar que los límites de la soberanía basada en el modelo de Estado nacional era seguida por los propios grupos de poder económicos y las elites políticas que se encontraban sujetas a una dimensión jurídica y procedimental de las instituciones en gran parte del siglo XX y que dichos límites fueron diluidos por las políticas de la globalización neoliberal y que con la pandemia quedaron neutralizados a partir de las medidas de control y decisiones de grupos de poder, las cuales fueron impuestas a partir del estado de excepción existente desde marzo del 2020.

Por otra parte el estado de excepción se convirtió en la regla general para la expansión y reproducción del poder actual en una escala mundial que articuló y profundizo las contradicciones y antagonismos tanto de las relaciones de mando-obediencia ya existentes históricamente como aquellas que surgieron con los cambios tecnológicos y científicos alrededor de los paradigmas de la inteligencia artificial, la bigdata y el conocimiento sobre el virus en el transcurso del contexto de la segunda década del siglo XXI.

Las relaciones de poder que sustentan el régimen de la sanitocracia precisamente dan continuidad a las asimetrías, a lo largo de la historia causada por la combinación del racismo, el clasismo y el sexismo que han atravesado sociedades como las latinoamericanas. En el caso de América Latina las relaciones de poder racistas, sexistas y clasistas se encuentran articuladas entre sí a tal grado que persisten y son reproducidas en la dimensión subjetiva más profunda de las sociedades. Muestra de ello es que en la mentalidad e ideología de quienes han integrado tanto las sociedades latinoamericanas como sus respectivas instituciones políticas fundaron proyectos de Estado moderno basadas en la idea de usar la diferenciación sexual, racial-étnica y de posición de clase como una estrategia de dominación que derivó en regímenes políticos pigmentocráticos y que su fundamento es usado por la nueva configuración del poder sanitocrático.

Edward Tellez (2019) aporta la idea que la pigmentocracia en países como Colombia, México, Perú, Bolivia entre otros países latinoamericanos no han dejado de funcionar sus relaciones de mando y obediencia a través de la jerarquización, diferenciación y estratificación entre grupos de poder que se creen en términos ideológicos superiores étnica (aspectos vinculados con la identidad y cultura para integrar la diferencia a un proyecto nacional) y racialmente (estrechamente asociados al color de la piel, genética y líneas de sangre) sobre al resto de la población indígena y afrodescendiente.

Precisamente si se hace un análisis de la sanitocracia se puede identificar que su reproducción se encuentra en la discriminación, exclusión y racialización del poder, porque pese a las recomendaciones hechas por Sandra del Pino y Alex Camacho del Departamento de Emergencias en Salud de la OPS(2020) sobre la estrategia de atención e inclusión de los pueblos indígenas y afrodescendientes con respecto a las políticas y medidas de sanidad frente a la pandemia no ha existido una respuesta de implementación eficaz que permita a las diversas comunidades y poblaciones de los grupos étnicos tener un acceso real a la tecnologías y recursos económicos y materiales que les permitan resistir frente a la amenaza del Covid-19.

Ejemplo de lo mencionado, sin duda es la marginación exclusión y racismo ininterrumpido que viven poblaciones afrodescendientes como sucede en el Choco en donde Colombia históricamente hay una falta de servicios e incapacidad del Estado para cumplir de manera exitosa la implementación de políticas en materia de educación y salud. Pero con la pandemia se ha hecho mucho más evidente la marginación y exclusión de la población afrodescendiente en la región. Hay una serie de datos que respaldan la afirmación anterior como son la falta de infraestructura para responder a la pandemia, al igual que más de 20 mil familias confinadas por problemas de orden público debido a la ausencia de ayuda médica oportuna (Justicia ET, 2020).

La situación ha llegado a tal punto en el Chocó que el gobernador Ariel Palacios y el presidente de la Asamblea Departamental del Chocó Harrison Mosquera Guerrero fallecieron por causa de la pandemia de coronavirus al no tener los recursos e instalaciones necesarias de salud para atender inclusive los casos de ellos (Nación, 2020). No nada más Colombia sufre de este tipo de situaciones relacionadas con el racismo y exclusión étnica, también se puede observar este fenómeno en los miles de migrantes latinoamericanos que tratan de atravesar las fronteras de Guatemala, México y Estados Unidos, pero que su color de piel, origen étnico y pertenencia nacional entre otros aspectos culturales, raciales y étnicos son asociados con la enfermedad del virus (González, 2020). El racismo que se manifiesta en pandemia tiene su antecedente en la gripe A en Argentina, entre otros casos de países latinoamericanos (Oehmichen-Bazán y Paris-Pombo, 2010).

También, la dimensión étnica y racial de las relaciones de poder durante la pandemia se entrecruza con otras expresiones históricas como son el clasismo y el sexismo que persiste en las sociedades latinoamericanas. Ejemplo de ello, es el abuso de poder policiaco sobre el albañil mexicano Giovanni López en Guadalajara, Jalisco, donde se evidenció la visión de las clases dominantes que presuntamente tienen la responsabilidad de salvaguardar la ciudadanía (BBC News Mundo, 2020).

En la actualidad no sólo se han desdibujado las fronteras en la conformación de las clases, sino además hay una transformación y profundización de sus contradicciones de estas en las complejas sociedades latinoamericanas. Hasta en el interior de los grupos y sectores más subalternizados se hace evidente la estratificación clasista en la distribución de recursos y condiciones para enfrentar la pandemia en los territorios más marginados y periféricos de países latinoamericanos o en ciudades como Guayaquil, Manaos, Iquitos y Tijuana que fueron prácticamente absorbidas por el virus al no contar con la atención gubernamental y económica oportuna en su momento (Forbes Staff, 2020).

En el contexto de la pandemia, el clasismo se ha definido entre quienes tienen los recursos para sobrevivir económicamente a esta y los que perdieron los medios de subsistencia y aquellos que habitan los territorios más marginados en sus países. Hay que señalar que una parte importante de los mismos grupos de poder se han visto afectados por las medidas del Covid-19 que ellos mismos impusieron en un primer momento y que luego se convirtieron en un obstáculo para el desarrollo de sus propias financiaciones económicas. Por supuesto dichas inversiones incluyeron espacios de comercio, industria y otros servicios relacionados con el desempleo masivo de trabajadoras y trabajadores en las ciudades latinoamericanas se multiplico exponencialmente.

También es necesario explicar que parte de esta recomposición de las clases se expresó en que los grupos de poder al igual que el resto de las sociedades latinoamericanas fueron infectados por el virus del Covid 19. Muestra de ello es el caso de presidentes como Jair Bolsonaro, quien quedo infectado por dicho virus. Pero Bolsonaro como otros integrantes de estos grupos de poder al responder a los intereses de las clases dominantes a escala mundial, a diferencia de las clases sociales más marginadas y subalternizadas por el capitalismo tuvieron los recursos y condiciones adecuadas para enfrentar la pandemia, sin tener problemas o dificultades económicas (AFP y EFE, 2020).

Otro tipo de relación de poder que se articula con el clasismo y el racismo y que la sanitocracia usa como sustento de su régimen es el sexismo que opera bajo la violencia sistémica contra las mujeres en países latinoamericanos como México que ocupa el primer lugar en este rubro. Un dato importante es que América Latina ocupa el segundo lugar en feminicidios en el que son asesinadas mujeres cada dos horas (Blandón, 2020). Además es importante mencionar que las asimetrías y violencia extrema sobre la mujer en países como México, Brasil y Colombia cada vez ha ido en aumento y en la pandemia tuvo una concentración en los hogares y familias debido a las condiciones de aislamiento (Weib, 2020).

Hay que explicar que el sexismo en América Latina se encuentra relacionado con una cultura machista y misógina que define a las mujeres como el sexo inferior frente a los hombres. La cultura de la discriminación es una relación de poder basada en la ideología que considera la existencia de la jerarquía dentro de una sociedad a partir de la diferencia e identidad sexual (Lee, Begun, Deprince y Chu, 2016). También es importante decir que la violencia y la discriminación se desarrollan desde la niñez y la adolescencia y tienen un componente de origen familiar y que atraviesa los diversos grupos étnicos y el amplio espectro de las clases sociales (Martin, Luke y Verduzco-Baker 2007) (Malonda, Llorca, Tur-Porcar, Samper y Mestre, 2018).

También otro aspecto clave para explicar la complejidad del poder del régimen de la sanitocracia se encuentra en que las relaciones cimentadas en el clasismo, racismo y sexismo se entremezclan por un lado con las condiciones de fragmentación y despojo del Estado y el masivo extractivismo que existe actualmente en Latinoamérica. Por otra parte hay un ascenso de autoritarismo global y de coerción social que su desarrollo ya estaba desde antes de la pandemia como menciona José María Lassalle y que al mismo tiempo denomina Ciberleviatán (2019) a este proceso de autoritarismo conjugado con las revoluciones digitales y el colapso de la democracia como modelo de régimen político. El Ciberleviatán incluye la incorporación de la inteligencia artificial en los procesos de toma de las decisiones políticas y que su razón de ser se ha legitimado por la situación de la pandemia.

¿Cuáles son las resistencias y luchas frente al poder de la sanitocracia durante el 2020?

Por último hay que mencionar la importancia de las luchas y resistencias enmarcadas en el contexto producido por la sanitocracia como sujetos políticos que juegan un papel primordial en las dinámicas del poder actual, porque señalan una nueva etapa de movilización y disputa por definir la hegemonía a nivel global. Para ello es necesario explicar qué se entiende por luchas y resistencias sociales latinoamericanas en este texto. Geoffrey Pleyers plantea que las luchas y resistencias que en conjunto conforman a los movimientos sociales en la segunda década de siglo XXI se definen a partir de su dinamismo, capacidad subjetiva y los impulsos por generar un cambio social desde los debates de la participación ciudadana en los espacios públicos.

La propuesta de Pleyers consiste básicamente en cuatro ejes que son: el primero de los ejes se caracteriza por los movimientos latinoamericanos de indígenas y campesinos: el segundo se encuentra relacionado con los esfuerzos democratizadores desde las diversas manifestaciones de la sociedad civil; el tercero es la respuesta colectiva generalizada para defender la educación pública y los derechos relacionados con ella y; el cuarto eje se basa en la justicia, contra la violencia y la impunidad, y por la seguridad humana (2018, pp.147-152).

En este sentido para el investigador belga la idea de luchas y resistencias actuales se vincula más con la necesidad de la acción y participación ciudadana en los debates públicos y demandas por la sobrevivencia social que por la toma del poder político. No significa que la nueva generación de quienes integran los movimientos descarte la preocupación por el poder, porque más bien en ellos hay otro tipo de consciencia que entiende la problemática del Estado y que los lleva a disputarse dicho poder desde una estrategia política mucho más crítica.

Su estrategia se centra mucho más en un cuestionamiento y desconfianza sobre la toma de decisiones que se dan en las instituciones formales, partidos y gobiernos en América Latina y no únicamente es limitada a metas que terminan en ocupar un puesto o cargo gubernamental como gran logro de la lucha social. Los movimientos actuales en el siglo XXI ya no se conforman con influir y tratar de negociar con los gobiernos sus demandas, sino que buscan exigir y plantear rutas alternativas contra el sexismo, el racismo y el clasismo todavía persistente en las sociedades latinoamericanas. Rutas en los que dichos movimientos se empoderen de los espacios públicos y logren ser sujetos políticos activos en el proceso de la toma decisoria de la esfera política de las sociedades modernas latinoamericanas.

Sin embargo, las luchas y resistencias contra el sexismo, el clasismo y racismo en el contexto de la pandemia del Covid-19 adquirieron un rasgo que fue concentrar aquellas históricas demandas, exigencias de reconocimiento y ejercicio de derechos sociales a una voz y acción colectiva de denuncia contra los abusos de poder que surgieron a partir de la imposición de las medidas de un régimen global sanitocrático. Ejemplo de ello fueron las protestas contra del asesinato policial sobre Giovanni López que se dieron entre el 4 y el 6 de junio de 2020 en Jalisco, México. López era indígena que trabajaba de albañil y que fue detenido por la policía por no usar tapabocas. Pero que la policía en lugar de multarlo decidió usar violencia injustificada sobre él (Notimex, 2020).

A partir de este hecho salieron a las calles de México a protestar miles de personas para exigir justicia al crimen con un componente clasista y racista efectuado por el abuso de poder de la policía y que precisamente mostró la articulación de la sanitocracia con relaciones de mando y obediencia históricamente existentes en las sociedades latinoamericanas. A este tipo de protestas hay que agregar las manifestaciones callejeras masivas en contra del asesinato de George Floyd en Estados Unidos, quien de origen afroamericano fue asesinado por la extrema violencia policial estadounidense (BBC News Mundo, 2020a) y que este hecho impactó a las sociedades en diversas partes del mundo, entre ellas las latinoamericanas.

La indignación frente a este acontecimiento que evidenció en tiempos de pandemia la reproducción de relaciones de poder racistas contra la población afrodescendiente en el continente se convirtió en un marco referencial de los movimientos sociales no nada más afros, sino también indígenas de distintos países latinoamericanos como Colombia, México, Brasil, entre otras experiencias de luchas sociales que comparten la denuncia y protestas contra el abuso de las autoridades, la persistencia de patrones coloniales y racistas.

También en Bogotá y otras ciudades de Colombia y América Latina las protestas se expresaron contra las medidas impuestas por los gobiernos para enfrentar el virus del Covid-19 en abril del 2020, sin haber considerado las condiciones de desempleo, pobreza y desigualdad en los que una parte importante de familias se encontraba. Muestra de esta situación fue la protesta frente a la cárcel de La Picota, en Bogotá el 15 de abril 2020, en la que un grupo de familiares de presos exigieron que el gobierno del presidente Iván Duque tome medidas urgentes para evitar un contagio masivo por la pandemia de la COVID-19 en los centros penitenciarios.

Otro caso de resistencias contra las desigualdades, la pobreza, el desempleo y las injusticias masivas se dieron por parte de las múltiples protestas de brasileños y brasileñas en Sao Paolo contra las medidas que impuso Jair Bolsonaro para combatir el Covid 19. Las medidas del presidente brasileño consistieron en hacer caso omiso de la prevención necesaria para evitar el contagio masivo de la sociedad brasileña del Covid-19 al igual que permitió que una parte de los territorios del Amazonas se incendiara, entre otras políticas calificadas por su carácter antidemocrático al no incluir las necesidades sociales y económicas de la ciudadanía.

Su preocupación del presidente brasileño se basó en el desarrollo económico de las grandes empresas y el capital trasnacional. Por ello, hubo una serie de movilizaciones contra este tipo de situaciones que se generaron el 31 de mayo y los días 1, 13, 14 y 15 de junio de 2020 para denunciar las políticas antidemocráticas e incluso hasta genocidas de Bolsonaro contra los pueblos y territorios amazónicos. Además es importante mencionar que sus decisiones políticas fueron excluyentes y no tomaron en cuenta los ejes de la salud y la educación como principales problemáticas para atender frente al contagio masivo del virus.

A esto es importante sumar la respuesta contra el despojo de lo público que ha dejado el neoliberalismo como ya se dijo en el comienzo de este texto tanto en Brasil como en el resto de América Latina. La consecuencia principal del proceso sistemático de despojo neoliberal es que dejo desmanteladas las instituciones y la función social del estado que es necesaria para enfrentar el masivo contagio del virus en países como los latinoamericanos. Por ejemplo a lo largo de la historia de América Latina los movimientos indígenas y campesinos son los que desde la colonización hasta la fecha han enfrentado y denunciado tanto el extractivismo como el despojo de sus pueblos en términos culturales, económicos y hasta ideológicos y políticos.

Hay que señalar que el extractivismo es parte del proceso histórico del despojo que ha existido desde la dominación colonial sobre los pueblos y territorios de lo que hoy conocemos como América Latina, pero se diferencia del último básicamente por la apropiación de los recursos, y su comercialización como materias primas, por ejemplo hierro o petróleo en estado crudo (Gudynas, p.9).

Inclusive es importante hacer la referencia que el Laboratorio de Estudios sobre Empresas Transnacionales del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) menciona que durante la pandemia, especialmente entre finales de marzo y junio de 2020, hubo altos niveles alcanzados por el valor accionario de diversas corporaciones como BigTech, Facebook, Apple, Amazon, Alphabet y Microsoft que, además de integrar una quinta parte de la capitalización bursátil en el mundo cada una de estas tiene dinero invertido en el mercado de la extracción de recursos de cuarta generación que son considerados los minerales hidrocarburos monocultivos de exportación y aquellos materiales que les permiten la fabricación de las nuevas tecnologías (Observatorio Social de la Pandemia, 2020).

Finalmente es necesario mencionar que las luchas y resistencias contra la sanitocracia han sido diversas y articuladas con las históricas demandas de los pueblos latinoamericanos contra el despojo, las desigualdades, las injusticias, el racismo, el clasismo y el sexismo, al mismo tiempo que también expresan la necesidad de las sociedades por generar su propia autonomía frente a la compleja situación de la pandemia para crear posibles alternativas de sobrevivencia en términos económicos, sociales y hasta políticos.

Conclusiones

Como conclusión es importante destacar que el término sanitocracia es una propuesta conceptual para explicar la complejidad del fenómeno del poder en el contexto de la pandemia del 2020 y no se refiere exclusivamente a una tipología para nombrar una forma de gobierno global. Sanitocracia indica una ruta para discutir el poder en tiempo de pandemia. Sus alcances explicativos de este concepto se encuentran en vincular un fenómeno biológico con los impactos políticos de este, así como la nueva configuración de relaciones de poder a partir de la justificación de las medidas y manera de control global para hacer frente a la pandemia.

Pero también, por otra parte la sanitocracia es un concepto que refiere a las luchas sociales que expresan una resistencia frente a las medidas políticas de su régimen, pero al mismo tiempo hacen evidente la necesidad de la misma ciudadanía en distintos países de América Latina para ser incluida en la toma de decisiones y así exigir la democratización de los espacios que se han construido a partir de las nuevas condiciones producidas por la pandemia. Una de las principales condiciones que dominan desde la pandemia es la virtualidad y el aislamiento de la ciudadanía en sus espacios familiares y de trabajo. En estos espacios impera el miedo al contagio y la imposición de un régimen global que decide la estratificación de los ciudadanos y ciudadanas en poblaciones con el virus, la que es portadora potencial de la enfermedad y la que no ha sido todavía infectada.

Por último, es importante mencionar que la sanitocracia es el comienzo de tipos similares de regímenes políticos globales que, cada vez más surgirán a consecuencia del proceso de reconfiguración de las relaciones de poder con base en las medidas de emergencia y la hegemonía actual entre las potencias de países como Rusia, Estados Unidos, China, Japón, Arabia Saudita, entre otros países que rigen su economía en el mercado de las curas del virus, la tecnología virtual y la inteligencia artificial.

En este sentido es interesante considerar que la sanitocracia orienta su discurso a la legitimación de la inteligencia artificial como necesidad para evitar los contagios humanos, pero que en realidad deja al descubierto una estrategia política de orden social global y que produce una colonialidad del sistema mundo-capitalista desde los grupos de poder que tienen sus intereses apostados en las empresas trasnacionales de despojo y extractivismo de materiales para la tecnología virtual y la inteligencia artificial.

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iEn diciembre de 2019, surgió un nuevo coronavirus (SARS-CoV-2), lo que provocó una epidemia de síndrome respiratorio agudo (COVID-19) en humanos. Sus primeros registros comenzaron en Wuhan, China en el 2020.

ii Este artículo fue parte de los productos del proyecto de investigación que dirijo en la Universidad del Cauca y que se llamó: “Repensar la Ciencia Política en la actualidad. 2021-2022”. ID. 5610

Recibido: Agosto de 2020; Revisado: Octubre de 2020; Aprobado: Enero de 2021

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