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Civilizar Ciencias Sociales y Humanas

Print version ISSN 1657-8953

Civilizar vol.16 no.30 Bogotá Jan./June 2016

 


Educación y globalización :
una visión crítica
1

Education and globalization:
a critical view

Éducation et globalisation :
une vision critique

Educação e globalização :
uma visão crítica

William Rodrigo Avendaño Castro2

Ramón Eduardo Guacaneme Pineda3

1 Artículo de reflexión. Resultado de investigación independiente de los autores sin financiación institucional.

2 Ph.D. (c) en Ciencias Sociales y Humanas, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia; Magíster en Comercio Internacional, Prime Business School, Universidad Sergio Arboleda, Bogotá, Colombia; Magíster en Administración, Universidad Santo Tomás, Bucaramanga, Colombia; Profesor-investigador, Universidad Francisco de Paula Santander, Cúcuta, Colombia. Director del Grupo de Investigación "GICSH" en Ciencias Sociales y Humanas.
Correo electrónico: williamavendano@ufps.edu.co

3 Doctorando en Derecho, Universidad Sergio Arboleda, Bogotá, Colombia; Especialista en Derecho Tributario, Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia; Especialista en Investigación y Docencia Universitaria, Universidad Sergio Arboleda; abogado, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia; Consultor sénior internacional del Banco Interamericano de Desarrollo, director y consultor sénior del Programa de Acompañamiento Expopyme, Universidad Sergio Arboleda, y funcionario de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales. Actualmente es director de la maestría y la especialización en Comercio Internacional Universidad Sergio Arboleda-Georgetown University-CIED.
Correo electrónico: ramon.guacaneme@usa.edu.co

Recibido: 18 de junio de 2015 / Revisado: 05 de noviembre de 2015 / Aceptado: 14 de diciembre de 2015

Para citar este artículo use: Avendaño, W., & Guacaneme, R. (2016). Educación y globalización: una visión crítica. Revista Civilizar Ciencias Sociales y Humanas, 16(30), 191-206.



Resumen

Este artículo aborda un tema de total vigencia para la educación: las relaciones existentes entre educación y globalización desde una visión crítica. Por lo que explora y analiza el papel de las escuelas frente a la globalización y las exigencias que trae consigo. Para el logro de este objetivo, se consultaron diversas fuentes de información que permitieron, primero, definir la naturaleza y el alcance de la globalización como discurso y proceso; y segundo, explorar las relaciones entre globalización y educación, las exigencias y el impacto desde un paradigma crítico; pues se enfatiza en la necesidad de convertir las escuelas en verdaderos espacios de socialización política, que hagan frente a los efectos negativos de la globalización y las manifestaciones de poder que se tejen en la misma.

Palabras clave

Educación, globalización, neoliberalismo, pedagogía crítica.



Abstract

This article addresses a subject of full force for education: the relationship between education and globalization from a critical perspective. It explores and analyzes the role of schools against globalization and the demands it entails. To achieve this goal, various sources of information were consulted and they allowed first to define the nature and scope of globalization as discourse and process; and second, to explore the relationship between globalization and education, the demands and the impact from a critical paradigm; because this emphasizes the need to transform schools into true spaces of political socialization that address the negative effects of globalization and demonstrations of power that are woven into it.

Keywords

Education, globalization, neoliberalism, critical pedagogy.



Résumé

Cet article aborde un sujet pleinement en vigueur pour l'éducation : les rapports existants entre l'éducation et la globalisation à partir d'un regard critique. Ce pourquoi il explore et analyse le rôle des écoles face à la globalisation et aux exigences qu'il entraîne. Pour atteindre l'objectif visé, on a consulté de sources variées d'information qui ont permis, d'abord, de définir la nature et la portée de la globalisation comme discours et processus; et ensuite, d'explorer les rapports entre globalisation et éducation, les exigences et l'impact à partir d'un paradigme critique; il est donc souligné le besoin de transformer les écoles en véritables espaces de socialisation politique, qui puissent faire face aux effets négatifs de la globalisation et les manifestations de pouvoir qu'elle peut tisser.

Mots clés

Éducation, globalisation, néo-libéralisme, pédagogie critique.



Resumo

Este artigo aborda um tema de total actualidade para a educação: as relações existentes entre educação e globalização a partir duma visão crítica. Explora e analisa o papel das escolas face à globalização e às exigências que acarreta consigo. Para alcançar este objetivo, consultaram-se diversas fontes de informação que permitiram, primeiro, definir a natureza e alcance da globalização como discurso e processo; em segundo, explorar as relações entre globalização e educação, as exigências e o impacto partindo dum paradigma crítico; enfatiza-se depois a necessidade de converter as escolas em verdadeiros espaços de socialização política que façam frente aos efeitos negativos da globalização e às manifestações de poder intrínsecas dela.

Palavras chave

Educação, globalização, neoliberalismo, pedagogia crítica.



Introducción

No existe duda sobre las múltiples transformaciones que se han gestado y se vienen dando en el mundo con la globalización. El escenario es una aldea cada vez más global que se ha convertido en el epicentro de sucesos que impactan en diversas formas la vida cultural, social, política y económica de las personas. Y frente a estos cambios, la educación se configura como un proceso de reproducción y transmutación cultural con un doble papel: el primero, como espacio que es modificado o impactado por la globalización, debiéndose ajustar la misma a los nuevos requerimientos; y el segundo, como lugar de reflexión y praxis1 para discutir, evaluar, analizar y decidir sobre los beneficios y desventajas que trae la globalización.

La humanidad habita un mundo en donde lo económico prima sobre lo social, un escenario materializado conforme con las pretensiones del neoliberalismo y su discurso, el cual se sustenta en la creencia de que desarrollo es igual a crecimiento económico. Y parte del discurso neoliberal es la globalización, un concepto complejo que implica cambios para la escuela pero que a su vez exige una posición crítica frente a los procesos que impulsa, aún más cuando se evidencia con el paso del tiempo el aumento de la pobreza y la desigualdad, y la disminución de los bienes básicos para las poblaciones más excluidas y en condición de vulnerabilidad.

El mundo actual es una paradoja entre lo conquistado y la realidad de muchos niños y jóvenes que se encuentran en situaciones de pobreza, inequidad, violencia, hambruna y desempleo. Y esto conduce a verdaderos retos para las escuelas, pues el modelo neoliberal como discurso2 y acción se concreta en marcos conceptuales como el capital humano, el desarrollo, la competitividad y otros; que son llevados a los sistemas educativos a través de los currículos escolares, los planes de estudios, los sistemas de evaluación y las estrategias pedagógicas. Sin que se lidere y exprese una postura crítica por parte de las escuelas y los docentes frente a las nuevas iniciativas de los organismos multilaterales, nacionales y regionales.

Y no es que la globalización sea negativa en todos los sentidos, ya que trae consigo exigencias válidas para las escuelas como el uso adecuado e inteligente de las tecnologías, el desarrollo de los avances científicos, la dinámica de la sociedad del conocimiento, la virtualidad como lugar para la movilización de los saberes, el uso racional de la información, entre otras. Pero también es cierto que como constructo complejo y ambiguo ha sido utilizado para validar un proyecto económico con consecuencias nefastas para millones de personas que han quedado excluidas de toda estrategia.

Este artículo explora y analiza el rol de las escuelas frente a los procesos que se encuentran inmersos en la globalización, es decir, indaga algunas exigencias que trae consigo la globalización para la educación desde un enfoque epistemológico crítico. Por lo que inicialmente se hace una aproximación conceptual al constructo globalización, extrayendo de este ejercicio, los posibles retos para la educación. Después se analiza cada una de las exigencias detectadas para estudiarlas a la luz de la teoría crítica, con el propósito de describir la postura que debe tomar la escuela y sus actores. Por último, se presenta una síntesis del análisis realizado.


La naturaleza de la globalización: proceso y discurso

Más allá de las múltiples definiciones que sobre la globalización puedan darse, estas resultan tan intrincadas que no explican lo que está ocurriendo ni por qué despierta tantas pasiones (Estefanía, 2002). Por lo que es importante esclarecerla como proceso en sí mismo y como discurso, para entrever su verdadera naturaleza.

La globalización como proceso refiere a sus orígenes, pues este no es un fenómeno ni nuevo, ni únicamente económico, forma parte de la historia de la humanidad y se conoce de diferentes maneras: procesos globalizadores, de mundialización o de universalización. El Imperio romano, los viajes de los vikingos o la colonización de América, son ejemplo de estos procesos (Sánchez & Rodríguez, 2011).

En realidad la historia de la humanidad es, con muchos picos de sierra, la historia de la globalización en que los hombres se van acercando unos a otros a través de su economía, de su cultura, de sus costumbres. Globalizaron los fenicios comerciando por el Mediterráneo, o los venecianos, o los misioneros que llegaron a Japón. El propio Baudel [...], decía que las mundializaciones históricas fueron la antigua Fenicia, Cartago, Roma, la Europa cristiana, el islam, Moscovia, China e India (Estefanía, 2002 p. 87).

Para Sen (2007) la globalización no es ni nueva, ni necesariamente occidental, ni tampoco una maldición, sino que los viajes, el comercio, las migraciones, las influencias culturales, el conocimiento y la comprensión (ciencia y tecnología) han contribuido al progreso del mundo. La imprenta, el papel, la ballesta, la pólvora, los puentes colgantes, las cometas, la brújula magnética, la carretilla y el ventilador giratorio eran la alta tecnología de la era cristiana del año 1000. Las interrelaciones globales no siempre se han dado por parte de Occidente, pues estos inventos desconocidos en otros lugares, fueron difundidos por China y diseminados por la globalización en todo el mundo.

Es así como la globalización ha estado presente a lo largo de la historia sin que haya sido percatada y menos aún denominada de esa manera, a contrario sensu de lo que ocurre actualmente, dado los grandes avances tecnológicos y de las comunicaciones.

La globalización es un concepto que concierne al alcance global, es decir, la internacionalización de las prácticas, costumbres, ideologías, tecnologías, teorías, etc., producto de la interrelación de las sociedades gracias a los viajes, el comercio, las migraciones, la ciencia y la tecnología. Por lo que podría hablarse de la globalización financiera, tecnológica, ecológica, de las comunicaciones, económica, cultural, social... Por ello, para autores como Estefanía (2002) quedarse con la postura de la globalización en términos económicos es una explicación unilateral y peligrosa, a pesar de ser la historia económica del mundo, la historia entera del mundo, pero vista desde un solo observatorio.

No obstante, el modelo económico capitalista, cuya base filosófica o ideológica es el neoliberalismo, ha alcanzado un nivel de globalización tal, que para muchos es la única existente, pues ha logrado impactar todos los ámbitos de la vida social, política, cultural, etc. de la sociedad actual. Sin embargo, bien pudiera haberse expandido por todo el mundo el socialismo o el comunismo, y la palabra globalización haría alusión a este modelo económico sustentado en las teorías marxistas.

Y al ser la globalización del modelo capitalista la que mayor impacto ha tenido en el mundo en las últimas décadas, impulsada como lo indica Sánchez y Rodríguez (2011) por la crisis del petróleo en 1973, la caída del muro de Berlín en 1989, las tecnologías de la información y comunicación, las políticas neoliberales, la Organización Mundial del Comercio y la conformación del G8 principalmente; se asocia la palabra globalización al ámbito únicamente económico, el cual se venía gestando desde años atrás.

Así lo describe Estefanía (2002) al indicar: "La expansión económica globalizada se describía ya en el Manifiesto Comunista de Marx y Engels. Pero sufrió un revés en el crash de 1929, recuperándose con fuerza tras la Segunda Guerra Mundial, segundo periodo globalizado" (p. 37). Autor para el cual la globalización es un fenómeno más amplio y no en estricto económico. Precisión que también hace Cristina Martín Andonegui (2000) al exponer:

El proceso globalizador actual está caracterizado por su pretensión de reducir la complejidad del fenómeno de la globalización -en sus dimensiones económica, política, social, cultural y ecológica a la sola dimensión económica-. Este capitalismo global busca, simultáneamente, la integración financiera trasnacional y la desintegración del Estado nacional y del mundo laboral. Genera profundas asimetrías en el sistema económico mundial, que afectan fundamentalmente a los países con menos recursos financieros, industriales, tecnológicos y educacionales (p. 20).

Y es este proceso del capitalismo global, el que ha impregnado en el término globalización sus premisas y teorías económicas. Apropiándose así de la palabra globalización, convirtiéndola en el instrumento discursivo que posibilita aún más su expansión.

Martín (2000) señala que la principal característica del modelo capitalista es reducir la complejidad de la globalización a la dimensión económica, condicionada a la lógica del mercado a la cual se somete la sociedad mundial. Concibiendo el libre mercado como el mecanismo imprescindible de superación de pobreza y desigualdad y consecución de la riqueza de los países. Centrándose en el riesgo que correría cualquier nación que se oponga o aísle de la inversión mundial. Siendo en realidad, un discurso permanente y homogéneo que respalda el proyecto político de las instituciones transnacionales, que busca su integración a costa de la desintegración nacional. Siendo un capitalismo sin trabajo generador de riqueza, que se oculta tras el discurso de una sociedad de servicios para contrarrestar el desempleo, generando en realidad con todo esto, mayor exclusión en la sociedad.

Así las cosas, esta ideología dominante impone el discurso único que traduce los intereses del capital internacional (Chomsky, 1997, citado por Martín, 2000). Por lo que el discurso globalizador contiene unos conceptos, actos y hechos con significados precisos dominantes sobre otros posibles significados, que anulan las palabras, ideas, actos y sucesos que se contrapongan a sus intereses. Siendo necesario desentrañar el discurso único y construir otras semánticas, para lo cual es conveniente relacionar las dos facetas del discurso: lo que dice y lo que oculta. En este sentido, nacen relaciones de poder producto de la nueva racionalidad impuesta por el proyecto globalizador a través de su discurso (Martín, 2000). Con todo, la globalización como discurso alude al carácter instrumental que le ha asignado el capitalismo global al apropiarse de su contenido.

Lo expuesto permite observar el por qué la mayoría de los autores cuando versa sobre la globalización, se refiere a la globalización capitalista, la cual es como se indicó, la globalización imperante que encierra en sí misma su discurso permanente y homogeneizador.

Con la intención de hacer más fácil la tarea sintetizadora, se recopila en la tabla 1 una serie de aportes conceptuales sobre lo que algunos escritores comprenden por globalización, resumiendo el universo de las posiciones y enfoques de los autores, para ubicar al lector en la multiplicidad de factores y elementos que se desprenden de la globalización. Puede resultar corto este intento de revisión de la literatura si se acepta que la producción bibliográfica en cuanto a globalización es bastante amplia, pero ello permite continuar la discusión de fondo y detectar algunas tensiones y campos críticos sobre la globalización y su relación con la educación.

La tabla 1 resume algunos de los aportes conceptuales elaborados por autores de diferentes corrientes en torno a la globalización. Estas contribuciones ponen de manifiesto una cantidad de elementos asociados con la globalización como el tema del intercambio económico y la expansión comercial, la técnica y el desarrollo tecnológico, la virtualidad, el conocimiento, la producción y apropiación del conocimiento, la interdependencia entre los Estados-nación, el territorio y las nuevas formas de comprensión de las relaciones entre el ser humano y el entorno, los recursos naturales y la inevitable crisis de los recursos comunes, las movilizaciones sociales, y muchos más.

De las definiciones expuestas, un primer aspecto por destacar de la globalización es su carácter eminentemente político y económico, lo que en palabras de Beck (1998) posibilita lo que siempre estuvo en el capitalismo y se mantuvo incipiente en su primera fase: un movimiento donde los empresarios del ámbito planetario se organizan en el marco del modelo capitalista para organizar no solo la economía sino toda la sociedad.

Y esta organización ha sido posible porque el poder económico ha logrado equiparar y movilizar otro tipo de poderes como el político, el coercitivo y el simbólico, mediante acciones y estrategias basadas en un discurso oculto. El poder como "la capacidad para actuar de acuerdo [con] la consecución de los propósitos e intereses de cada uno, la capacidad de intervenir en el curso de los acontecimientos y de afectar los resultados" (Thompson, 1998, p. 29), es lo que se revela como pretensión última de los artífices del modelo neoliberal. En este escenario ellos emplean recursos disponibles que les sirva a sus intereses y estos recursos pueden ser de varias clases: la materia prima, los recursos naturales, los recursos humanos, las instituciones del Estado, las fuerzas públicas, las escuelas... para aumentar su poder (Thompson, 1998).

En este orden, la globalización es el resultado de un proceso político, es decir, de organización socioeconómica y manifestación del poder. A su vez, es un discurso que posibilita el diseño y ejecución de planes y programas a escala mundial para recrear una sociedad con una sola forma de ver, pensar, sentir y actuar, sin que ello implique un riesgo para el poder económico. Un ejemplo claro de cómo el poder económico puede alinear recursos de diferente tipo a fin de satisfacer sus intereses, puede ser el siguiente:

En el mismo momento en que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) informaba en octubre del año pasado (2010) de que el hambre está afectando a mil millones de personas y estimaba en 30 mil millones de dólares anuales la ayuda necesaria para salvar todas esas vidas, en ese mismo momento, las acciones [de] seis bancos centrales: Estados Unidos, Unión Europea, Japón, Canadá, Inglaterra y Suiza, inyectaban 180 mil millones de dólares en los mercados financieros para salvar bancos privados. Y si ello fuera insuficiente, el Senado de los Estados Unidos aprueba que se agreguen 700 mil millones más. Dos semanas más tarde se aprueban 850 mil millones más. Y así continúa hasta llegar a septiembre de 2011 en que la estimación conservadora del paquete de rescate alcanza a diecisiete trillones de dólares. [...] Ese es el mundo en que estamos. Un mundo acostumbrado a que nunca hay suficiente para los que no tienen nada, pero siempre hay suficiente para los que tienen todo. No hay suficientes recursos se nos ha dicho para superar la pobreza, pero sobran los recursos para satisfacer necesidades superficiales. Diecisiete trillones de dólares, en lugar de salvar bancos privados, podrían generar 600 años de un mundo sin hambre (Max-Neef, 2009).

Max-Neef (2009) es claro en señalar que el modelo económico actual3 pretende el manejo de los recursos para la satisfacción de sus propios intereses. Esto se traduce en la colaboración de múltiples organismos internos y multilaterales, como los gobiernos, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la Organización Internacional del Comercio. Las directrices de estos estamentos agrupan estrategias en donde predomina la necesidad de aumentar la competitividad, la urgencia de expandir y liberar los mercados, el apremio por formar capital humano para las empresas, la perentoriedad de transformar la escuela en un espacio de formación técnica y la emergencia de privatizar lo público como los mismos derechos. El discurso de la globalización, en gran parte, se ha reducido a lo eminentemente económico y esto es lo que se critica de fondo: su uso para legitimar un modelo de desarrollo que ha demostrado fracasar.

La globalización se relaciona con el desarrollo económico, la liberación de los mercados y el auge del intercambio comercial (Fischman & Ramírez, 2011; Giroux, 2000). Desde esta perspectiva, el discurso promocionado y extendido hace énfasis en que solo es posible el desarrollo si se impulsa el crecimiento económico (Held & McGrew, 2002, p. 13).

Sobre esta base, la posibilidad de ser parte de un comercio mundial de servicios y bienes origina un boquete en la economía de muchos países, y más en el caso de Colombia, en donde el modelo de la apertura económica no es competitivo. En otras palabras, la globalización no está promoviendo desarrollo ni progreso de modo equitativo, sino más bien de una forma fragmentada, pues las ventajas son para un sector limitado de la población mundial. También se generan brechas marcadas de desigualdad en temas de bienes económicos y calidad de vida.

Ahora bien, un segundo aspecto relevante de la globalización es su uso para designar o caracterizar toda una realidad, una forma de explicar el mundo en el cual se vive hoy, un globo interconectado y signado por los avances de la técnica, las comunicaciones y la ciencia. Como lo explica Santos (1993) la globalización corresponde a un imaginario, una categoría conceptual empleada para comprender la realidad contemporánea y un constructo que explica una nueva fase de la historia de la humanidad. Desde esta perspectiva, los hombres y mujeres que habitan el mundo se encuentran cada vez más intercomunicados e interrelacionados, lo que ha dado la posibilidad a una nueva lectura de los fenómenos sociales, políticos y culturales, es decir, a un nuevo paradigma.

Sin embargo, es un abuso utilizar el término globalización como un enfoque absoluto desconociendo los procesos y las construcciones que se tejen en el escenario local, los cuales resultan significativos para la comprensión de las subjetividades, las identidades y las prácticas de determinados grupos o colectivos. En este sentido, el hombre es tanto global como local, un individuo planetario pero a su vez hacedor de su propia historia y la de su comunidad, y este aspecto no puede desconocerlo la educación, pues la misma debe partir de lo que sucede y requiere su entorno próximo.

Un tercer elemento asociado con la globalización corresponde a los adelantos en materia de comunicación, información, electrónica y tecnología. No hay duda de que los avances en estas materias han conducido a una reconfiguración de la población mundial en sus diferentes niveles: social, cultural, político y económico, afectando las formas de interpretar la ciudadanía, la identidad, el territorio, la nación, los derechos, etc. Así, se observa una homogeneización progresiva de las formas culturales de los pueblos (Ianni, 1996), lo cual se debe entender como prácticas y creencias adquiridas y exteriorizadas aprovechando los elementos tecnológicos, la comunicación y el acercamiento entre las comunidades.

Como consecuencia de lo anterior, vislumbra un cuarto elemento de la globalización, relacionado con la interdependencia y la integración de los Estados y las poblaciones. Esto se observa en la creación de organismos multilaterales surgidos en las últimas décadas como las Naciones Unidas, la Organización Internacional del Comercio, la Organización Internacional del Trabajo, y hasta organismos con jurisdicción internacional como la Corte Penal Internacional o la Corte Interamericana de Derechos Humanos, los cuales son evidencia de un mundo que se dirige hacia la integración eliminando progresivamente la autonomía de los pueblos y la soberanía de los Estados.

La universalización de determinados principios y valores como los derechos humanos es una cuestión relevante y necesaria en un mundo marcado por la violación sistemática de la dignidad humana, y en este aspecto las escuelas deben servir como espacios para la construcción de identidades que promuevan el respeto de los derechos y garantías fundamentales de cada ser humano.

A su vez, debe servir la educación como un medio para resistir a la expansión de un mercado que promueve la élite mundial, organismos y organizaciones que poco compromiso muestran con aquellos afectados por el modelo económico y la globalización capitalista que fomenta la liberación de los mercados:

Al estar basada fundamentalmente en la lógica económica y en la expansión del mercado, la globalización rompe los compromisos locales y las formas habituales de solidaridad y de cohesión con nuestros semejantes. Las élites que actúan a nivel global tienden a comportarse sin compromisos con los destinos de las personas afectadas por las consecuencias de la globalización. La respuesta a este comportamiento por parte de los que quedan excluidos de la globalización es el refugio en la identidad local donde la cohesión del grupo se apoya en el rechazo a los externos (Tedesco, 2000, p. 6).

La integración e interdependencia construida entre los Estados se constata con mayor grado en lo económico y lo político. Por ejemplo, los tratados y acuerdos comerciales crean marcos de obligaciones para los Estados afectando la economía de cada uno de los países y las comunidades. La apertura hacia un mercado cada vez más global ha excluido a millones de personas de los beneficios de la globalización de la economía.

La promesa de un desarrollo global que beneficiaría a todas las personas se quedó corta en sus resultados, y por ello son pocos los individuos que pueden afirmar que sus condiciones de vida han mejorado como producto de esta integración e interdependencia económica. Por otro lado, esta integración e interdependencia significa que algunos problemas que se consideraban locales hace algunos años, ahora son regionales o mundiales: la disminución considerable de los recursos naturales por su uso irracional, la contaminación ambiental, el desplazamiento forzado, los conflictos armados, el aumento de desastres por el cambio climático, etc. En este sentido, la globalización aún no logra cumplir su promesa de brindar un mayor bienestar a todos los pueblos y habitantes del mundo, pero sí ha extendido y universalizado problemas tan complejos como el hambre, la pobreza y la desigualdad (Streeten, 2001).

Un quinto elemento que se desprende de la globalización es el aumento exponencial de la información. Esta característica es evidente en el acervo de información y datos cada vez mayor en las fuentes académicas y no académicas, lo cual es producto de la actividad en red, el auge de las comunidades de aprendizaje y la virtualidad como movilización de saberes que rompen los esquemas del aquí y el ahora, para dar paso a una dinámica sin límites que permite la libre transferencia de la información. De esta manera, la globalización no solo es un proceso que facilita la expansión de la economía y los mercados, los problemas sociales y ambientales, los organismos multilaterales y regionales, el poder de determinados grupos y élites, sino que además ha conducido a la liberación de todo tipo de información hasta el punto de concebir la "sociedad de la información y el conocimiento".

Esto significa que la sociedad global ha sido transformada a causa de la información que se produce y se transmite entre los individuos y grupos, modificando las formas culturales, los modos de comprender e interpretar y los principios y valores con los que actuamos: "todo lo que hacemos, la organización social y personal, es información y comunicación. Esta enorme transformación modifica absolutamente todo lo que hacemos, desde las maneras como producimos hasta los modos como consumimos, vivimos, morimos y hacemos el amor" (Castell, 2000, p. 42).


Los desafíos de la educación frente a la globalización

Como ya se ha expuesto, la globalización ha impregnado todos los niveles y campos, y la educación no podía escapar a sus efectos, pues ha sido utilizada como instrumento, al cumplir una función socializadora (Torres, 2008; Yarzábal, 2001).

Es a la luz de este nuevo capitalismo cognitivo que la educación adquiere un sentido y unas características diferentes a las de su modelo anterior, pero también desde ese nuevo proyecto, con sus nuevas formas de control es que se entienden las reformulaciones que se vienen haciendo de ella por los grupos de detentadores del poder de la época (Mejía, 2008, p. 63).

La nueva materia prima la constituye la tecnología y el conocimiento, en donde su incremento y ampliación se consigue a través de la investigación, la comunicación y la información, convirtiéndose estas, en los mayores bienes económicos de la sociedad actual. En el nuevo contexto de reproducción de la sociedad de clases, aparecen entonces nuevas características de control (Mejía, 2008).

Por lo que gran parte del discurso transferido a las escuelas versa sobre competencias, emprendimiento, desarrollo técnico, habilidades laborales, entre otros. La visión no es otra que estimular

[...] la pasividad y el conformismo, ya que se asume que las fuerzas del mercado global poseen las capacidades extraordinarias para determinar y limitar las opciones y las políticas, como si la dinámica interna y las relaciones de clase hayan cesado de operar (Saxe, 1999, p. 93).

En palabras de Martín (2000) la reestructuración del proyecto neoliberal, motor del modelo capitalista, conlleva recortes presupuestarios para gastos sociales, desreglamentación, privatización y desestatización. Por ello, al sintetizar la educación todos los problemas de gobernabilidad del Estado, deben reorientarse a los nuevos discursos y postulados educativos, desplazándose de la esfera pública para ser parte del mercado, dando paso a la privatización y a la formación ya no de personas, sino de mano de obra para las empresas obedeciendo a la lógica del mercado. Pasando a ser un servicio más, sometido a estándares de calidad, convertida en una empresa que debe maximizar utilidades, con parámetros de gerencia, eficiencia y productividad.

Según esta autora, aparecen inéditas palabras rectoras inmersas en las nuevas relaciones de poder y el discurso del proyecto globalizador que impone nuevas realidades: calidad total, eficiencia, soluciones gerenciales, consumidores de la educación, "expertos" en lugar de pedagogos. que acarrean nuevas formas de control y regulación al trabajo docente, sobre la pedagogía y el currículo, son ahora la "moda" en términos del discurso educativo. Discurso que se esconde tras objetivos pragmatistas de la educación, en donde la competencia, la flexibilidad, la medición de la calidad con parámetros preestablecidos, el docente como "orientador", las competencias que deben adquirir los estudiantes y la medición de la calidad con indicadores de resultado que dejan por fuera aspectos cualitativos y establecen el salario de docentes y recursos de las instituciones, son reflejo de la nueva realidad educativa que responde a la lógica del mercado4.

El desplazamiento de la función docente en simple operador técnico (despojándolo de su visión crítica, pública y agente democratizador), la reducción del debate sobre el componente pedagógico, la introducción de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICS) como instrumentos para el mejoramiento de la enseñanza, en donde la calidad es asimilada a estándares y competencias; cambios en el conocimiento y en la idea de ciencia, en las figuras de la razón, en los procesos comunicativos y tecnológicos, nuevas formas de subjetividad, transformaciones en la pedagogía (construyendo una idea técnica objetiva de los procesos educativos y pedagógicos), la despedagogización (en donde se reduce la pedagogía a los mínimos necesarios, de corte didáctico, y en donde cualquier profesional puede considerarse docente o maestro), la transformación de los currículos de forma universal y transversalidad, la desprofesionalización y pauperización docente, entre otros muchos aspectos, visibilizan el intento por modificar el proyecto escolar y educativo del capitalismo cognitivo (Mejía, 2008).

Frente a esto, ¿cómo deben reaccionar las escuelas? ¿Qué papel deben asumir las mismas a través de sus docentes? Las escuelas deberán reconsiderar su función social y política, más allá de los lineamientos impuestos por los organismos multilaterales a través de las instituciones y autoridades locales. Esto significa que los docentes deberán ser actores críticos de aquello que se decide enseñar como parte de las políticas educativas, seleccionando lo pertinente para las comunidades escolares conforme con sus necesidades y requerimientos.

En otras palabras, las escuelas deben convertirse en escenarios de profunda reflexión que busque fortalecer el profesionalismo docente basado en la autonomía y la praxis pedagógica, reconociendo la capacidad de los maestros para liderar procesos de enseñanza-aprendizaje sobre aquello que se valora y es útil para los sujetos de formación.

El profesionalismo de los docentes es una cuestión moral desde la perspectiva de Ball (2006), toda vez que el profesor toma decisiones que considera correctas motivado por la actividad comunal y reflexiva que realiza sobre su praxis.

Así, con los giros actuales que se dan en materia de gestión de los docentes en donde se reglamenta y se evalúa su actuación, la profesionalización se reduce a una racionalización técnica que se aparta de la voluntad, la reflexión y las posibilidades de cambio que puede impulsar el educador desde la praxis educativa.

De este modo, el docente deberá reconocer los múltiples problemas y desigualdades del mundo actual, para que se forme entre los estudiantes una conciencia social que los involucre como seres humanos y ciudadanos. Gran parte de las deficiencias del sistema educativo vigente está en la reducción de la formación a meros aspectos técnicos y de contenido que poco o nada tienen que ver con las urgencias manifiestas de las comunidades locales. Y ello se debe al efecto del discurso de la globalización que tiende a eliminar lo local para dar prioridad a lo global:

En ningún caso el desarrollo de una persona se puede imponer desde el exterior; el desarrollo es un proceso que ocurre por dentro y se logra con base en la experiencia, los ensayos y fracasos, la imaginación de la persona. Y una persona con facultades y capacidades bien desarrolladas, resiste mejor a las influencias malas y destructivas que una persona bien desarrollada en todos los sentidos (Mateus & Brasset, 2002, p. 75).

Entonces los planes de estudios de las escuelas deben ser reevaluados y modificados para dar paso a una praxis pedagógica relacionada con el desarrollo humano que permita ensanchar las capacidades de las personas y a contrario sensu, acrecienten sus oportunidades y posibilidades para gozar de una vida digna.

Humanizar la sociedad, entonces, es introducir una educación que rompa con el círculo alienante de los condicionamientos e indique una dirección intencional y formativa que se inscriba en las temáticas transformadoras del presente humano. Debe asumir su connatural misión de mediar los nuevos contenidos culturales con la tradición académica y, a la vez, ser la fuente crítica que proyecta nuevos contenidos programáticos, ideológicos, estructurales y culturales en la sociedad. Es justamente esta dimensión crítica que emancipa el hombre y, a través él, la sociedad. Pues, si la crisis social pone de manifiesto una crisis de autenticidad, la educación debe dar respuestas que apoyen al hombre en este deber ser (Napolitano, 2007, p. 26).

Esto se traduce en una formación más relacionada con los derechos humanos, los problemas socioculturales, políticos y económicos de las comunidades y las regiones, el desarrollo sostenible, la protección de los recursos naturales, la autoorganización de las comunidades para fortalecer su desarrollo, los mecanismos de participación ciudadana, entre otros:

La educación es la clave para prosperar materialmente y ganar movilidad social al mismo tiempo, fundamental para la creación de nueva ciudadanía, cohesión comunitaria, difusión de valores pro-sociales, preservación de identidades locales y nacionales, desarrollo y protección colectiva frente al mercado, autoconciencia de derechos humanos y del cuidado medio ambiental (Pérez, 2008, p. 14).

Por otro lado, se describió que la globalización corresponde a un concepto cuyo uso es desproporcionado y que tiende a definir de manera absoluta la realidad del sujeto posmoderno. Pues bien, frente a ello las escuelas deberán desarrollar prácticas para resignificar lo local, lo propio y lo público.

En otras palabras, la educación debe ser garante de la conservación de las prácticas, las costumbres, las creencias, los valores y los saberes construidos a través de la historia y el trabajo de cada una de las comunidades, es decir, la cultura que las diferencia de otros grupos poblacionales. Entonces, resignificar lo público es diseñar y llevar a cabo proyectos formativos que partan de la misma identidad de los grupos escolares, su historia, sus subjetividades y la visión de presente y futuro que se tiene. A su vez, representa una tarea que implica la construcción de un sentido de pertenencia local en donde es fundamental reconocer lo que nos pertenece y, por ello mismo, lo que debemos defender. Esto es un asunto crucial, pues uno de los mayores problemas estructurales de la sociedad actual es la corrupción que se expande y potencia a medida que aumenta el desdén de las comunidades por lo público, y cuyos efectos se observan en el incremento de la pobreza, la desigualdad, la inequidad, la exclusión y la disminución de la calidad de vida.

También se señaló que un factor asociado con la globalización correspondía a los adelantos en la tecnología y las comunicaciones que impactan el manejo de la información. Corresponde a las escuelas, servir de espacios para un uso racional y positivo de la información, esto es, los docentes deben ser actores críticos frente a la información que suministran a los estudiantes y así mismo, deben procurar por transferir esta capacidad a los sujetos en formación. Ante el gran cúmulo de información creada, transferida y movilizada, los maestros tienen la función de generar experiencias de aprendizaje que ubiquen al estudiante en situaciones complejas:

En materia educativa, la globalización cambia el concepto de educación y el rol del docente ya que la tecnología de la información modifica el acceso al conocimiento. La idea de profesor va asociada a la de productor de conocimiento, capaz de teorizar y construir y por lo tanto de fomentar en el estudiante habilidades de creación y producción intelectual, el profesor, debe ayudar al alumno a construir su propio conocimiento sobre la base de buscar y usar críticamente la información (León, 2004, p. 348).

En este orden, las escuelas representan espacios que sirven de puente entre los individuos en formación y las diversas fuentes de información. Estas deben seleccionarse críticamente por los profesores para que los estudiantes tengan la posibilidad de identificarlas, clasificarlas, codificarlas, analizarlas y sintetizarlas, y con ello formar desde una perspectiva autónoma y libre sus propios criterios. Esta labor exige un proceso permanente de lectura y escritura que potencie las habilidades de los sujetos en cuanto al manejo apropiado de la información.

En efecto, la lectura y la escritura son dos procesos interdependientes que estructuran la capacidad de los sujetos para responder adecuadamente a las fuentes de información, construir conocimiento y apropiarse de modo efectivo de los datos. Y esto es cardinal en un mundo caracterizado por la dinámica, el trabajo en red, las comunidades de aprendizaje y la interacción en línea:

Es hoy a la conformación de un mundo donde las distancias y los tiempos se acortan, resultado de las rápidas modificaciones en todas las esferas de la vida social, donde la información se genera en paralelo a los acontecimientos gracias a las herramientas tecnológicas y de comunicación. En este contexto, la educación adquiere un lugar prioritario en el desarrollo de los pueblos, constituye un instrumento determinante para que la humanidad acceda al progreso, la paz, la libertad y la justicia social. Al mismo tiempo, se erige como una vía para alcanzar el desarrollo humano (Pérez, 2008, p. 14).

A su vez, la capacidad para el manejo de la información debe ser fortalecida con la habilidad para ubicar dicha información en contextos reales y próximos. Significa que la información debe ser útil para las comunidades escolares, lo cual se proyecta en la posibilidad de aplicar la misma a los problemas urgentes y manifiestos de las poblaciones. Por ejemplo, el cuidado del medioambiente y el uso sostenible de los recursos para aquellas comunidades rurales que dependen en gran medida de los bienes comunes como la tierra, las aguas y los bosques:

La educación deja de ser simplemente una razón informativa e interactiva con el medio ambiente, y pasa a ser un área de experiencia donde el alumno aprende, investiga, crea, proyecta cambios y asume en primera persona todo ese saber y toda esa experiencia. Transforma el conocimiento en vivencia. Solo así la educación evidencia su propia esencia: una educación que lucha por el logro del conocimiento, por la emancipación del pueblo, por el deber ser y por la justicia social (Napolitano, 2007, p. 26).

También se indicó que la globalización tendía a la integración e interdependencia de los Estados, y que dicho proceso era visible en varios niveles predominando las esferas de la economía y la administración de justicia. Frente a un fenómeno de este tipo, las escuelas deben optar por fortalecer el sentido crítico de los estudiantes para el fomento de una integración que parta de las necesidades y requerimientos de los pueblos. Por ejemplo, en una zona de frontera es necesario visibilizar los procesos sociales y culturales que subyacen a la actividad conjunta entre dos pueblos, superando la exclusiva visión comercial. En otros casos, donde la diversidad cultural y étnica es sobresaliente, resulta perentorio formar en el respeto de la identidad y la pluralidad de culturas, en donde se proyecten distintos mecanismos de integración.

Por otro lado, las escuelas como producto de la integración e interdependencia de los países deberán robustecer la identidad regional y la visión conjunta de los pueblos que comparten una historia y unos retos particulares. En el caso de América Latina, la educación deberá posicionarse como un bien público que permita superar la pobreza, la desigualdad, el hambre, la inequidad y el desempleo. Esto significa que las estrategias pedagógicas deben orientarse hacia una formación política y social que les permita a los sujetos concebirse como ciudadanos democráticos que pertenecen a diferentes grupos: el barrio, la ciudad, la nación, la región y el mundo, revalorando su papel con los demás y el entorno.


Reflexiones finales

La relaciones que se tejen entre educación y globalización, deben ser objeto de debates próximos desde una visión crítica, que ayuden a construir un escenario educativo que no responda a la lógica del mercado, sino que por el contrario, cumpla con su labor transformadora de la sociedad, la ampliación de las capacidades y el desarrollo humano, más allá del papel instrumental y economicista que le ha otorgado el discurso neoliberal.

Las escuelas deberán reconocer los cambios y exigencias que trae consigo la globalización, y a su vez, servir como espacios de análisis y reflexión sobre los efectos que ha traído consigo, para que desde los escenarios propios de la praxis pedagógica se promueva una resistencia válida hacia las formas de poder que buscan fortalecer el modelo económico imperante mediante su discurso ideológico.

El discurso de la globalización se traduce en programas, planes y acciones que superan los contextos locales y se convierten en verdaderas exigencias para las escuelas. Así, la escuela no puede ser un actor pasivo: un instrumento de un proyecto que defiende el modelo de desarrollo actual y cuyos resultados se evidencian en el aumento de males estructurales como la pobreza, la desigualdad y la inequidad. Por tanto, el discurso de la globalización no puede ser transmitido ciegamente, pues merece un análisis crítico desde el interior de las escuelas, en especial, desde el diálogo y la reflexión que surgen en las prácticas de enseñanza-aprendizaje.

Se ha expuesto la necesidad de fortalecer las escuelas para un desarrollo humano global que dé paso a una visión alternativa a favor de las comunidades y sus demandas. Esto significa reconocer algunos elementos válidos de la globalización, pero que en todo caso solo pueden adoptarse, previo estudio del contexto escolar, a fin de impulsar una educación con significado.

En el ámbito pedagógico, los docentes tienen el deber y la oportunidad de ejercer una acción crítica que ponga de manifiesto los problemas más sobresalientes de la sociedad, haciendo contrapeso al discurso neoliberal que valida la expansión de los mercados como única solución a las dificultades del actual mundo. En este sentido, la escuela como espacio micropolítico puede impulsar una educación donde prime la ciudadanía y la democracia como bases estructurales para una nueva comprensión del desarrollo humano.

Por todo lo expuesto, la globalización y su filosofía neoliberal, son acontecimientos que exigen reestructurar la escuela, en donde profesores, directivos y padres de familia sean verdaderos agentes de cambio, que rompan con las imposiciones a través de la pedagogía crítica; y en donde se permitan verdaderas transformaciones y el repensar de la educación como motor del desarrollo humano. Pues no se puede permanecer imparcial ante este suceso global que marcha a un ritmo constante y acelerado, evadiendo las limitaciones que acarrea la globalización del capitalismo cognitivo y la gran brecha económica entre los países. Con esto, se hace necesario promover la construcción del conocimiento para generar en los estudiantes la aprehensión de la información por medio del análisis, la interpretación, la argumentación y la crítica, que posibilite la ampliación de las capacidades y convierta a la educación en un verdadero motor de desarrollo.


Notas

1 Por praxis se entiende la acción orientada por ideas, responsable y autodeterminada del ser humano. "Por ejemplo, cuando se hace referencia a la praxis política o a la praxis educativa (al educar)" (Runge & Muñoz, 2012, p. 79).

2 "Lo característico del neoliberalismo es proponer una visión economista ligada a la primacía del mercado como la visión más adecuada y la única legítima para orientar las decisiones en el campo educativo, y considerar la educación como mercancía" (Miñana & Rodríguez, 2002, p. 292).

3 Haciendo referencia al capitalismo: es una nueva manera de acumulación, donde el conocimiento y la tecnología se convierten en factores básicos de producción generadores de otra forma de riqueza (Mejía, 2008).

4 Remolina (2015) en su nota ciudadana publicada el 4 de abril de 2015 en la revista electrónica Las2orillas, señala cómo el Estado colombiano en marzo de ese año, dio a conocer la nueva política pública educativa, a maestros, directivos y padres de familia, la cual contenía el índice sintético de calidad educativa (Isce). Política que no se construyó democráticamente por quienes componen el sector educativo, sino que fue dada a conocer sin posibilidad alguna de modificarla, demostrando el Estado, que él es el encargado de los postulados teóricos sobre los cuales se educa y se es educado. El Isce, inspirado en el índice de desenvolvimento da educação básica de Brasil, mide los resultados de la Prova Brasil y los conocimientos en lengua portuguesa y matemáticas, construyéndose con base en dos componentes: flujo escolar y rendimiento. Los tres elementos fundacionales del Isce en Colombia son: calidad educativa, experiencia brasileña, docentes, y Banco Mundial. Reduce en su concepto, la educación al lenguaje y las matemáticas, dejando por fuera aspectos claves que encierra la calidad educativa. Estas pruebas permiten que las escuelas seleccionen los estudiantes que las presentan para así cumplir con los estándares de eficiencia, generando exclusión e inequidad, también competencia por los beneficios de los bonos salariales a docentes, directivos y centros educativos cuando muestren mejoras en estas pruebas. Esto evidencia que Colombia no ha sido ajena a los efectos de la globalización capitalista en el sector educativo.



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