SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.18 issue34Medicine in Michel Foucault: Meta-synthesis author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Civilizar Ciencias Sociales y Humanas

Print version ISSN 1657-8953

Civilizar vol.18 no.34 Bogotá Jan./June 2018

https://doi.org/10.22518/usergioa/jour/ccsh/2018.1/a16 

Filosofía

Exilio y migración de retorno. Una reflexión comparativa para el caso colombiano

Exile and return migration. A comparative reflection for the Colombian case1

Jorge Armando Cruz Buitrago2 

2 Abogado de la Universidad Santiago de Cali. Magíster en Derechos Humanos y candidato a Doctor por la Universidad Carlos III de Madrid. Profesor del Departamento de Derecho público. Jefe del Área de Derecho Internacional Público. Integrante del Grupo de Investigación, GICPODERI, coordinador del semillero de investigación en Derecho Internacional Público (SIDIP), integrante de la Clínica Jurídica en Derechos Humanos y Director del Departamento de Derecho Público de la Universidad Santiago de Cali, Cali, Colombia.. Contacto: jorge.cruz00@usc.edu.co


Resumen

El artículo tiene como objetivo examinar el fenómeno de migración de retorno de exiliados colombianos, a partir de una lectura comparativa con lo sucedido en el Cono Sur durante las dictaduras militares. En este sentido, se establece un diálogo entre distintos relatos literarios de exiliados del Cono Sur que muestran la complejidad existencial del proceso de retorno y en algunos casos, la imposibilidad de regresar. Dicho diálogo aportará elementos de análisis que permitirán la comprensión del exilio como una ruptura y la migración de retorno como una posibilidad que se abre en el posconflicto.

Palabras clave: Exilio; migración de retorno; literatura; memoria; posconflicto

Abstract

This paper aims at exploring return migration’s phenomenon of Colombian exiles from a comparative lecture of what happened in the Southern Cone of Latin America during the military dictatorships. In this respect, a dialogue is established between different literary stories of exiles from the Southern Cone that show the existential complexity of the return process and, in some cases, the impossibility of returning. This dialogue will provide elements of analysis that will allow the understanding of exile as a rupture and return migration as a possibility that opens up in the post-conflict.

Keywords: return migration; literature; memory; postconflict

Introducción

Desde que me negué a dormir entre violentos y asesinos, los años pasan, mis palabras se convierten en piedras y soy como un borracho que hubiera asesinado a su memoria”.

(Tizón, 1984).

En cualquier caso, sea por motivos políticos, sociales o económicos, la migración de retorno, en el caso de los exiliados, representa un nuevo proceso de desarraigo, una nueva ruptura y un encuentro con el pasado. Quizás sea la etapa más dura, la cara y el sello del fenómeno migratorio forzado: el rostro de los vencidos. El retorno o desexilio como lo llamó Mario Benedetti, representa un reencuentro y un choque con lo que se deja atrás:la familia, los amigos, el pueblo, la ciudad. Así, sueña con regresar quien se va de casa, quien cambia de barrio, quien se ve obligado a abandonar el pueblo, quien deja la ciudad y, por supuesto, quien abandona su país. Sueñan migrantes (emigrantes/inmigrantes), desplazados, refugiados asilados y exiliados. Pero ese sueño verbal llamado regresar, suele convertirse en una pesadilla de la que muchas veces no se escapa con el proceso migratorio de retorno.

Los recuerdos pueden ser más fuertes que la realidad con la que se encuentran quienes regresan. Las cosas cambian: la casa, el barrio, el pueblo, la ciudad, el país. Las personas queridas ya no son las mismas; envejecen, mueren o desaparecen: la familia, los amigos, los amores que quizás, siempre se quedarán presentes, allí, instalados en la memoria. Lo único que encuentran, quienes regresan (en el mejor de los casos), son fotos, postales y cartas que un día enviaron desde país lejano. Es en ese preciso instante donde Atlas les cede el peso de los cielos, en esos momentos de souvenirs es que el retorno adquiere sus contornos, su rostro dantesco y se hace real: tienen al frente un cementerio de recuerdos amenizado con mil boleros. Es la música de los que no están que aún cantan los sobrevivientes, aquellos que regresan, quienes emprenden el camino hacia Ítaca, la ciudad, que tal vez ya no existe.

Las presentes páginas tienen la intención de examinar y reflexionar sobre un tema que se encuentra en la periferia de las investigaciones sociales y humanas. Aún es poco el interés prestado por un fenómeno más bien reciente. El fenómeno del migrante que retorna en el caso especial de los exiliados colombianos, no cuenta aún con fuerte bases teóricas. En este sentido, dicha temática será abordada desde una perspectiva comparativa y literaria, lejos del mundo de las estadísticas, de las cifras. El tema, entonces, cuenta con muy poco material bibliográfico.

El enorme vacío teórico que existe, desde esta perspectiva, será examinado con la realidad y la ficción expresada en distintos relatos literarios de escritores del Cono Sur. Desde luego, la literatura no es solamente un referente estético en cuanto al exilio y al retorno, sino que constituye, en lo que aquí respecta, una posición ética y política que va del escritor, los personajes y la sociedad, al lector. Es una convergencia entre extraños que se alimentan de narraciones particulares, es el punto de encuentro entre agentes morales que comparten una historia común: el proceso de huida y de retorno. De esta manera, las distintas formas discursivas y el análisis de textos literarios, pueden activar la crítica social desde una perspectiva de los sentimientos, del compartir el sufrimiento de los demás.

El baile de los que sobran

Es difícil reconstruir lo que pasó, la verdad de la memoria lucha contra la memoria de la verdad. Han pasado años, los muertos y los odios se amontonan, el exilio es una vaca que puede dar leche envenenada, al menos algunos parecen alimentados así.

Gelman, 1984

El fenómeno de exilio y la posibilidad de regresar en el caso colombiano, no cuenta con fuertes bases teóricas, muy pocos investigadores se han ocupado de este tema, tan necesario en la actualidad en aras de reconstruirnos como sociedad en la etapa crucial del llamado posconflicto1. De esta manera, no podemos entender el fenómeno de migración retorno por fuera del marco teórico, conceptual y literario aportado por otras experiencias regionales. Así pues, a partir de los años sesenta hasta inicios de los noventa, se presentó el primer y más grande fenómeno migratorio: el exilio de miles de latinoamericanos, especialmente del Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia), que huían de las dictaduras. En este periodo se construyó toda una ingeniera del miedo a través de la persecución y amenazas de muerte contra aquellas personas que se oponían a los regímenes militares. Al respecto, resulta pertinente tener en cuenta que toda esta política del terror tiene su origen en el Plan Cóndor, diseñado en la llamada Escuela de Chicago. El objetivo principal era, tal como lo afirma Naomi Klein (2012), erradicar y exterminar la izquierda. La denominada Junta Argentina (1976- 1983), la dictadura en Chile del general Augusto Pinochet (1973-1990), las dictaduras cívico militares en Uruguay (1973-1985), la prolongada dictadura del general Alfredo Stroessner (1954-1989), configuran el triste espectáculo de violaciones sistemática de derechos fundamentales y humanos que obligaron a miles de latinoamericanos a buscar refugio en otras tierras.

Es por tal motivo que las investigaciones y escritos literarios en materia de migración, que se iniciaron a partir de 1980 (sobre todo en Europa), toman como imagen/figura la del militante político, la del intelectual comprometido (escritores, artistas y activistas), es decir: la imagen del refugiado latinoamericano (Mudrovcic, 1993; Legoux, 1995; Cymerman, 1993). Sin embargo, lo que más nos interesa en estas páginas, es reflexionar sobre el proceso de retorno y la forma, muchas veces imaginaria, con la que intelectuales, escritores, artistas y defensores de derechos humanos soñaban ese momento de reencuentro con el hogar, con el país añorado. Ahora, sin seguir una estela organizada de detalles cronológicos, veamos cómo se fueron construyendo esos imaginarios a partir de algunos relatos literarios que nos permiten acercarnos a lo sucedido el Cono Sur y, sucesivamente, a lo vivido en el proceso de huida y retorno.

Una de las novelas más interesante que nos acerca al retorno fue escrita por el argentino, Pedro Orgambide, quien tuvo que exiliarse en México en 1974. En La convaleciente (1986), cuyo eje central es el desexilio (Cymerman, 1993), Orgambide narra las peripecias de una mujer que de regreso a su país al final de la dictadura, se siente extraña, como si se hubiese despertado de un largo estado de coma. Al respecto señala: “a todos los que nos fuimos, no sólo a mí, nos parecía que habíamos invernado por largo tiempo” (Orgambide, 1986, p.63).

La metáfora empleada, invernar por largo tiempo, cumple con una función esencial: muestra la experiencia traumática que padecen quienes se fueron y están de regreso. El sentimiento de no-pertenencia, de haber perdido un lugar en el mundo parece constituir un lugar común presente en las experiencias de los exiliados. La protagonista de la novela fue víctima de violencia política y de represión estatal durante la dictadura argentina (estuvo detenida en un centro de retención clandestino, que no es un dato menor). Muchos amigos y familiares desaparecieron y los recuerdos de ese pasado caminan con ella, le pesan, la arrastran. Veamos:

Cada uno llevaba en la cara la ansiedad, la impaciencia, por integrarse al mundo que había abandonado. Y también el miedo. Miedo a que no nos quisieran, a ser apartados como leprosos medievales, que tocaban sus campanas por las aldeas. La nuestra era una peste sin úlceras ni llagas, hecha de recuerdos molestos […] (Orgambide, 1986, p.53).

Recordemos que las grandes olas migratorias de los años 70 y 80 en Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay, fueron fruto de las dictaduras militares, de gobiernos totalitarios que no admitían la disidencia que es la esencia de la democracia. Muchos intelectuales, activistas en derechos humanos, artistas y escritores, se marcharon -principalmente- a España, Francia, Italia y México. Desde el exilio siguieron luchando por la defensa de la dignidad, de la democracia, es decir: de los derechos humanos.

La escritura, el arte en general, se convirtieron en un puente que los acercaba a sus países de origen, a la cruda realidad que se vistió de impotencia. Muchos encontraron en las novelas, cuentos, poemas, ensayos y canciones un dispositivo contra el olvido, un medicamento útil para la memoria. Mejor aún, una estrategia de supervivencia (Noguerol, 2013). Al respecto, no se equivoca el uruguayo Eduardo Galeano (quien también tuvo que exiliarse) al afirmar que “las novelas más latinoamericanas de estos últimos tiempos fueron escritas fuera de nuestras fronteras” (1998). En Colombia, tal como quedará evidenciado al final de estas páginas, se presentó un proceso similar de huida y producción literaria en el extranjero.

Por su parte, en el mismo año (1981), Julio Cortázar, quien se exilió en Paris voluntariamente desde 1951, subrayaba la importancia (paradójica) del exilio: “algún día en las historias de la literatura latinoamericana habrá un capítulo que será el de la literatura del exilio”. Cortázar publica en 1973, El libro de Manuel, una novela sui generis de convergencia entre la realidad política y la literatura. No está de más decir que el dinero que recibió producto de la venta de la novela, fue utilizado para apoyar a quienes se quedaron en Argentina, sobre todo a los presos políticos y sus familiares. En una entrevista en el programa televisivo A fondo, Cortázar subrayaba los problemas que tuvo después de la publicación del libro:

Una de las cosas que más me han conmovido es que con el dinero de ese libro las madres de muchachos que estaban presos en las cárceles de la Patagonia (lo cual supone un viaje muy largo y muy costoso desde Buenos Aires) los abogados pudieron con ese dinero alquilar una serie de autobuses, de autocares, y llevarse a las familias a visitar a los presos ¿Comprendes? Es decir, el libro continuaba, continuaba en la vida. Y eso es para mí la gran recompensa de haber hecho ese libro. Ahora, ya en un plano más absoluto recibí palos a derecha e izquierda, porque la gente de derecha (que me lee, porque la gente de derecha lee a los escritores, por supuesto) se ofendieron mucho porque el escritor que siempre les había dado libros apolíticos les soltaba un libro que no les gustaba ideológicamente. Y mis compañeros de la izquierda también se enojaron, porque consideraron que no se puede escribir una novela sobre cosas tan graves como las que están sucediendo allá. Con lo cual ya ves, con el llovido sobre mojado me aguanté palos de los dos lados. Y la verdad es que yo aguanto bien esos palos (Soler, archivo audiovisual de RTVE, 1977).

Hemos afirmado que la escritura, la música, el arte en general, se convirtieron herramientas de denuncia, de lucha. Sin embargo, la otra cara de la moneda residía en ese antagonismo ideológico que reinaba por ese entonces. En este sentido, Julio Cortázar, trataba de buscar una manera de acercar dos realidades que entre algunos sectores políticos e intelectuales se tenían por irreconciliables: el activismo político y el universo reflexivo intelectual-artístico de quienes se fueron con el de aquellos que se quedaron. Y más aún la intención de no regresar de muchos. En una frase bellísima escrita en Rayuela (2006), Cortázar expresa en su justa medida el proceso traumático de retorno:

Acabaron por darse cuenta de que tenía razón, que Oliveira no podía reconciliarse hipócritamente con Buenos Aires, y que ahora estaba mucho más lejos del país que cuando andaba por Europa (p.306).

Es por tal motivo que la imagen de aquellos que se fueron e intentaron regresar era la de los vencidos, es el baile de los que sobran, parodiando el título de una muy conocida canción chilena. Los problemas que debieron afrontar las personas en fuga, no terminaban cambiando de país. Muchas veces debían aprender otra lengua, adaptarse culturalmente, encontrar un lugar donde vivir, establecer nuevas relaciones sociales -situación bastante difícil dado el alto grado de discriminación que existía en algunos países-, y realizar trabajos distintos a su formación académica y profesional.

Los problemas de choque y quiebre de identidad se evidencian en algunas novelas. Por ejemplo, en El jardín de al lado (1981), el chileno José Donoso2 explora las vivencias más subjetivas de aquellos que padecieron el proceso de exilio. De igual modo, es notaria la denuncia que, a partir del lenguaje literario, Donoso hace sobre el régimen militar chileno de 1973 (Donoso, 1978).

En El jardín de al lado se platean diversos interrogantes existenciales que, después del golpe militar de Pinochet en 1973 contra Salvador Allende, padece una pareja de chilenos exiliados en España. Los problemas familiares, el desarraigo y el sentimiento de fracaso, son piezas claves en esta novela. Los personajes principales son Julio Méndez, su mujer (Gloria) y su hijo (Patricio), exiliados en Barcelona y Sitges. Julio sufre por las circunstancias de la realidad chilena y por no poder hacer de esta una pieza literaria:

No podía adaptar el dolor que mi país había experimentado a las exigencias de las modas literarias… ¿Cómo impedir que se esfumaran y palidecieran mis seis días de calabozo, que eran como el trazo que definía el contorno de mi identidad? ¿Cómo impedir que se desvaneciera algo tan mío, fuerte sobre todo, porque por primera vez me vi arrastrado por la historia para integrarme en forma dramática al destino colectivo? Esos días eran mi pasaporte al triunfo, la identificación que me iba a permitir salir de la sombra. Pero, claro, habían pasado siete años desde entonces llenos de experiencias personales que no me aportaban otra cosa que humillación: mi ineptitud para la sobrevivencia sin la protección de la universidad […] la constante sensación de fracaso, de no estar bien dans sa peau (Donoso, 1981, p.32).

Lo interesante de este relato literario es que Donoso no quiere presentarnos a este personaje como una víctima, como un héroe de la patria, no le concede nada, todo lo contrario: Julio es un pequeño burgués liberal educado en los mejores colegios chilenos, que pretende escribir una gran novela. La mujer del escritor, Gloria, será al fin la que escriba y publique la novela de éxito que él no fue capaz de conseguir (Barraza Jara, 1996). Julio se vale de los seis días que estuvo en un calabozo como leitmotiv para intentar escribir y no regresar a Chile; la vida de los otros se convierte en un pretexto para quedarse en Europa. Veamos:

Ya sería imposible el regreso; las autoridades leerían mi condena de ellas por mi encarcelamiento y el de otros. La policía, en el aeropuerto mismo, impediría nuestra entrada. Pato, Gloria y yo nos veríamos obligados a regresar a Europa en el avión siguiente: exiliados de hecho, esta vez. (Donoso, 1981, p.166).

Por otro lado, se encuentra Gloria -su esposa- quien tiene una fuerte vocación para la escritura, pero no puede encontrar un espacio para el desarrollo de la misma, dado que debe soportar las crisis existenciales de Julio y los problemas de identidad de Pato, su hijo adolescente. Tanto Gloria como Julio ya están en una edad avanzada (ambos están en los 50), en la que es difícil integrarse social y laboralmente. La nostalgia de Gloria se encuentra en las siguientes palabras: “Una mujer sola, sin dinero, ni profesión, ya sin belleza [...] de cincuenta años, es uno de los espectáculos más obsesivamente patéticos y ridículos que es posible concebir” (Donoso, 1981, p.257).

El título de la novela, El jardín de al lado, representa la imagen ambigua y comparativa de lo que se tuvo, se perdió y se quiere tener. Es la nostalgia de lo que fue, el desencanto de lo que es y el deseo ante lo que no será. Es, a muy grandes rasgos, una reflexión sobre la escritura del exilio (Arrue, 2002). En palabras de González de Garay Fernández (2013):

El exilio es la condición de fondo sobre la que se construyen los personajes protagonistas, un exilio impuesto aunque también voluntario. Un exilio que es usado como una lábil máscara que oculta el rostro de la pareja, como en la cubierta del cuadro (p. 44).

En este sentido y, volviendo al tema central de estas páginas -migración de retorno-, vale la pena subrayar la complicada situación del proceso de desexilio:

Cuando se termine esa casa ya no tendré donde volver. ¿Ni para qué volver? Uno sueña con el regreso a su país, abstracción materializada más que por lo fortuito del lugar de nacimiento, porque el sueño del regreso se refiere a cierta ventana que da a cierto jardín, a un tapiz de verdes entretejidos de historias privadas que iluminan relaciones de seres y lugares: éstos configuran el cosmos que hice nacer en el jardín al que ahora me asomo, hace ya más de medio siglo (Donoso, 1981, p.68).

González de Garay Fernández, en un interesante artículo reflexiona sobre la literatura y en particular, sobre la relación entre la infancia, el exilio y los jardines como metáfora de la nostalgia en la obra de José Donoso:

Los jardines -urbanos o rurales- ligando a su aroma la nostalgia por los espacios perdidos y los tenores del tiempo recobrado, quedaron enlazados así en el título con los temas del exilio. Y es que también están enredados inexorablemente en las narraciones del autor. Jardín perdido, jardín del que se ha sido expulsado, jardines lejanos, y exilios. También jardines evocados, recordados, recobrados en la memoria del desterrado y en los hipotéticos o reales o imposibles regresos (González de Garay, 2013, p. 42).

Desde luego, aunque Donoso no sea un exiliado, la temática del exilio y retorno persiste en su universo literario. En La desesperanza (1986), el personaje central, Mañungo Vera, representa la vida de un músico que vive en Paris y quiere regresar a Chile. Recorre las calles de Paris como un fantasma que hubiese abandonado su sombra en otro lugar. En la voz de Mañungo, se escucha decir:

Era como si me hubiera ahorrado la parte más dolorosa de la historia de mi generación. Me trababa estar obsesionado con esa historia que no viví, que me hacía sentirme mutilado e incompleto. Por eso, creo, me vine, para ver si puedo recuperar esas partes mutiladas, y regenerarlas como la cola de una lagartija. Quisiera reincorporarme a la historia de mi generación para volver a cantar, pero no como un muñeco de marca prestigiosa. Regresar a Chile en estado de sitio es incorporarme a la locura de este segundo golpe de Estado, ya que no viví el primero (Donoso, 1981, p.127).

Siguiendo con los autores chilenos, ha sido Luis Sepúlveda el que mejor ha hecho una radiografía completa sobre el tema del retorno. En La sombra de lo que fuimos (2009), se vale de una trama policial ambientada en una cita clandestina entre viejos conocidos izquierdistas que padecieron el exilio. Ellos se reúnen en un salón y mientras reflexionan sobre cómo asestar un golpe al Estado (como si el tiempo no hubiese transcurrido), reviven lo más duro del exilio: el retorno. Todos tienen una historia diferente que contar que los une, los iguala, porque los tres octogenarios vivieron la dictadura militar de Pinochet, ellos forman parte del ejercito de los vencidos, de quienes cuentan sus historias, sus hazañas de juventud, con las palabras que salen como si cantasen un tango, uno triste, uno que dice volver. Las cosas cambian cuando se regresa:

Los que volvían del exilio andaban desorientados, la ciudad no era la misma, buscaban sus bares y encontraban tiendas de chinos, en su farmacia de la infancia había un topless, la vieja escuela era ahora un negocio de autos, el cine del barrio un templo de los hermanos pentecostales. Sin avisarles, les habían cambiado el país (Sepúlveda, 2009, p.27).

Un factor importante, en la obra de Sepúlveda, es la imposibilidad de regresar, la incapacidad de recomponer los hilos rotos del pasado, de reconstruir los abrazos mutilados. Para muchos, regresar representaba reabrir heridas que se fueron sanando tras décadas de exilio, que se fueron recomponiendo como la cola cortada de una lagartija (recordando la cita anterior). Regresar equivalía aceptar la derrota, reconocer el fracaso:

¿Cuándo volviste del exilio? Quiso responder que del exilio no se regresa, que cualquier intento es un engaño, una absurda tentativa por habitar en un país guardado en la memoria. Todo es bello en el país de la memoria, no hay percances en el país de la memoria, no tiembla y hasta la lluvia es grata en el país de la memoria. El país de Peter Pan es el país de la memoria (Sepúlveda, 2009, p.40).

El poeta argentino, Juan Gelman, es quien quizá mejor exprese esa sensación de imposibilidad de retorno. Gelman se exilia en 1975 a la edad de 45 años y regresa en 1988, pero ni él ni su ciudad, Buenos Aires, eran los mismos. Se marcha de nuevo a México donde muere el 14 de enero de 2014. En una entrevista realizada en el mes de mayo de 1994 afirmó que de todas las formas del exilio, la peor es la de ser extranjero en la propia tierra (Gelman, 22 de mayo de 1994, p.12). El sentimiento de desarraigo se materializa cuando ya no existe un lugar, un hogar; cuando todos los lazos familiares y sociales desaparecen. Gelman, sufre y escribe ya no para recordar, sino para no dejarse abatir por los fantasmas del pasado: “¿A la memoria le falta realidad/ a la// realidad le falta memoria? / ¿Qué hacer// con la memoria/ con la realidad// en la mitad de esta derrota o alma?” (Gelman, 1994).

El retorno al país de origen no representa, en muchos casos, una cura contra el proceso de migración, de exilio, sino que puede ser el espejo contra el que ya no se refleja la imagen exacta de los que somos, sino más bien la imagen imperfecta y ambigua de lo que pudimos ser. Como bien lo indica Luis Sepúlveda (1999): “No podía quedarme en ninguna parte, eso era el exilio […]” (p.113).

Juan Gelman, por otro lado, afirmó que la literatura es el motor para los derechos humanos. Como muchos latinoamericanos exiliados, Gelman reconoce que la literatura desde los distintos géneros: cuento, poesía, novela, crónica, es una práctica reflexiva donde se reflejan las distintas injusticias políticas y sociales. Para Gelman y los escritores del exilio (Cortázar, Neruda, Galeano, Sepúlveda, Benedetti, entre otros), la literatura ha sido uno de los medios más contundentes para no olvidar, de memoria histórica; ha sido una herramienta de denuncia y resistencia ante la represión y la violación de derechos humanos.

Sin entrar en análisis psicológicos, porque no es el caso, podemos afirmar, siguiendo la tesis del sociólogo argelino-francés, Abdelmalek Sayad, que quienes experimentan procesos migratorios padecen lo que él correctamente llama como la doble ausencia. Es una paradoja entre las ilusiones de quien busca abrigo en otras tierras y los sufrimientos que le esperan en un país que se vuelve extraño: el país de la infancia (Sayad, 1999).

La invisible diáspora colombiana y las caras del retorno

En dondequiera que se viva, como quiera que se viva, siempre se es un exiliado. Somos exiliados de nuestra infancia, de nuestra vida misma.

Álvaro Mutis.

La historia de la Humanidad ya no puede ser resumida por aquella célebre frase marxista que dicta lo siguiente: “la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases”. En lo que aquí respecta, la historia de la humanidad ha sido la de las constantes huidas, la de las diásporas interminables, la de terribles pogromos (Cruz Buitrago, 2014). Y muy recientemente, la del retorno.

Una vez hecho un recorrido, bastante apretado, sobre la relación que existe entre el exilio del Cono Sur y el proceso de migración de retorno, ahora, dediquemos estás últimas páginas al contexto colombiano, sin entrar en extensos datos históricos; pero, reflexionando de la mano de la literatura sobre el proceso de emigración (forzada o no) que ha sido una constante en Colombia. Recordemos que los procesos migratorios obedecen, principalmente, a la violación sistemática de derechos humanos por parte del Estado y de los actores del conflicto armado; además, la violencia ha sido producto de la guerra por el poder y la tenencia de la tierra que se han disputado las clases dominantes. De esta manera, no es descabellado afirmar que no conocemos un periodo distinto al conflicto, de relativa paz, aunque algunos investigadores e historiadores afirmen que entre 1954 y 1974 (periodo de pacto entre liberales y conservadores) el país fue saliendo de la violencia. Falso.

No se puede hablar de exilio, migración de retorno y literatura en Colombia, sin mencionar a aquellos grandes escritores que huyeron a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. A modo de ejemplo, citaremos algunos casos que resultan emblemáticos. En primer lugar, José María Vargas Vila (1860-1933), quien representa la tragedia del ostracismo. Con él se abre un camino de espinas por el cual muchos escritores, artistas, intelectuales y defensores de derechos humanos se han visto obligados a caminar: el de la diáspora, el exilio como morada de los proscritos; aquellos que han abrazado la escritura y el arte como única patria. Al respecto, Estanislao Zuleta (2003) afirma que:

Sin pérdidas, sin duelos, sin sufrimiento, se vive en una idealización que niega la especificidad del ser humano: un ser de deseo que tiene el arte para expresar una de las dimensiones esenciales de su existencia (p.32)

Vargas Vila huye como respuesta a la intolerancia del poder, a la prohibición de la crítica y la censura a la libertad de expresión practicada por los gobernantes de turno y la iglesia católica de la joven República. Tómese en cuenta que, Rafael Núñez, presidente de Colombia (en unos de sus períodos 1884-1886), amenaza y pone precio a la cabeza de Vargas Vila. En este contexto de persecución, de asedio, se exilia en 1887 en Venezuela (Triviño, 2013, p.16). Su extensa obra es la huella de quien se opuso a los poderosos, a la injusticia de los tiranos y a la imposición de un credo por parte de la poderosa iglesia católica. En la primera página de Los Césares de la decadencia, Vargas Vila (1907) apunta y dispara:

En este libro, hay bastante para disgustar a todos los partidos y para encolerizar a todas las facciones. No teniendo otro partulo, que el de la libertad, está llamado a despertar el odio de los opresores, y a provocar el celo vil de los aduladores. Hecho es para desafiar la cólera muda de los amos y la sonora servilidad de los esclavos (p. 1907).

En segundo lugar, y sin desconocer que la lista de exiliados es extensa, tomemos en cuenta al llamado poeta del exilio, Álvaro Mutis, quien es uno de los primeros escritores que en 1954 decide irse de Colombia con rumbo a México, país donde vivió hasta su muerte. Mutis en su narrativa intentan recrear el paraíso perdido de la niñez: desde la edad de los 2 años empezó su desplazamiento, primero en Bélgica y después, a la edad de 9 años regresó a Bogotá. Es en esta perspectiva del viajero sin puerto que Mutis le da vida a su personaje principal: Maqroll el Gaviero. Marinero de origen desconocido que vive en constante huida entre los puertos de Marsella, Cádiz y Amberres. Maqroll siempre está evocando pasajes de su pasado con nostalgia de lo que fue3. Para entender la obra poética y literaria de Mutis, tenemos que situarla en el escenario existencial de las pérdidas.

Mutis vivió desde la edad de 2 años en Bruselas, la muerte de su padre obligó a la familia a regresar al país, Colombia; quienes eran propietarios de una finca, Coello (nombre del rio que la recorría), situada en el Tolima. En la década de los años cuarenta, a causa de la violencia bipartidista, la familia tuvo que huir hacia Bogotá. Ya siendo un adulto, Mutis trabaja para una compañía petrolera en Colombia que le acusó de fraude económico, entonces, huye a México donde vivió el resto de su vida. De esta manera, la obra literaria de Mutis se construye bajo los tres ejes anteriormente anotados, atravesados por el sentimiento de pérdida. La posición política de Mutis, bastante discutida, es un tema que no corresponden con la producción literaria y la temática aquí expuesta. Lo interesante reside en que, al igual que otros escritores como José Rufino Cuervo y Fernando Vallejo, entre otros, representan la otra cara de la migración de retorno, es decir, el retorno imposible.

Siguiendo la estela de la huida y el retorno, no podemos olvidar al gran Gabriel García Márquez. Aunque el exilio se presentó de manera atípica y dicha temática no haya sido tratada en sus principales novelas, García Márquez siempre acompañó a sus compañeros de exilio en diversos eventos públicos y publicando artículos sobre la situación política latinoamericana. Igualmente, en sus novelas encontramos una crítica directa al Estado y a los historiadores que ocultaban la realidad del país. Un ejemplo es la imagen metafórica de un hecho histórico: La matanza de las bananeras (1928), plasmada en la matanza de Aracataca en Cien Años de Soledad (1967), Capítulo XV (García, 2007).

En 1955, pública Relatos de un Náufrago. Gabo recibió información de un marinero sobreviviente que viajaba con mercancía de contrabando desde los Estados Unidos, el barco en que viajaban, realiza una mala maniobra al dejar caer la mercancía al mar, algunos marineros caen también y pierden la vida. El sobreviviente del barco pasa varios días en altamar y narra esta historia a Gabo quien era periodista. La noticia oficial señaló que la causa del naufragio se debía a una tormenta. Sin embargo, Gabo cuenta la historia verdadera de lo sucedido. Este hecho le vale el reproche del por entonces presidente Rojas Pinilla. Gabo prefiere irse del país e instalarse en Paris (Anguita, 2014), sin embargo, regresa en 1981. Por información de algunos de sus amigos de que iba a ser detenido, abandona nuevamente el país y solicita inmunidad diplomática ante la embajada de México.

En este orden de ideas, en cuanto a las causas subjetivas, resulta urgente reconstruir y analizar un número importante de biografías de migrantes retornados y recuperar las narraciones literarias que dan cuenta de las experiencias vividas en los tres procesos migratorios (salida, llegada, retorno). Por ejemplo, no se pueden obviar los libros escritos desde Francia por Flor Romero de Nohra, donde se narra la violencia que se vivía en Colombia (Triquitraques del trópico, 1972 y Los sueños del poder, 1978); pasando por una de las obras de Plinio Apuleyo Mendoza donde convergen la revolución y los años de exilio, Años de fuga (1979). Sin olvidar las crónicas escritas por Alfredo Molano durante su exilio en España, recopiladas en el libro, Desterrados. Crónicas del desarraigo (2005). Según el crítico de arte, Halim Badawi (2017) existen dos asignaturas pendientes por parte del Estado Colombiano respecto a la memoria histórica. En primer lugar, señala Badawi, se requiere la recuperación de los archivos históricos anteriores a la década de 1980. En segundo lugar, es la recuperación de los archivos de artistas e intelectuales exiliados por el conflicto (p.37).

La preocupación de Badawi está relacionada con una cuestión fundamental. En las primeras páginas señalamos que el proceso de huida de muchos latinoamericanos del Cono Sur, surge como producto de una política de persecución elaborada por la Escuela de Chicago llamada el Plan Cóndor. Ahora, ¿qué pasó en Colombia? ¿Existió una política estructurada similar? ¿Por qué es importante recuperar los archivos de los años ochenta? Y, sobre todo: ¿cuál es el rol que juegan los artistas exiliados en la etapa actual del posconflicto?

Al respecto se requiere hacer la siguiente precisión. No podemos olvidar que durante la implementación del “estatuto de seguridad” durante el gobierno de Turbay Ayala (1978-1982)4 se empleó un modus operandi similar al aplicado en el Cono Sur. Jiménez Jiménez (2009), afirma que:

El estatuto de seguridad que se creó e instrumentalizó en Colombia entre 1978 y 1982 por parte de los militares, con la plausible aprobación del presidente Julio Cesar Turbay Ayala, fue la aplicación en Colombia de los principios de la Doctrina de la Seguridad Nacional, que caracterizaron la región latinoamericana durante la década de 1970 y principios de 1980 (p.26).

En fin, no podemos olvidar que más de cinco millones de colombianos han salido del país en los últimos 50 años, sin olvidar el “exilio” interno que padecen miles de desplazados. Como ya lo hemos señalado, las causas han sido la violencia institucional, el desplazamiento forzado, las amenazas, la pobreza. En 1987, la Revista Semana publicó un artículo titulado: Los exiliados. Este artículo surge como respuesta a la llamada “Lista de la muerte”, construida por el paramilitarismo con la aquiescencia de las fuerzas armadas. En ella aparecían periodistas, escritores, actores, defensores de derechos humanos, profesores y hasta sacerdotes. Entre quienes huyeron se encontraban: el periodista del El Tiempo Daniel Samper Pizano y Alberto Aguirre; profesores universitarios como los ya fallecidos Eduardo Umaña Luna y Carlos Gaviria Díaz, igualmente; Sergio Acevedo de 38 años quien en ese entonces era el director de la Orquesta Sinfónica de Medellín.

En la feria del libro realizada en el 2004, se invitaron escritores colombianos que aún viven en el extranjero por diversas razones. Pero más allá de su importancia en las letras, el fenómeno de los emigrantes plantea una reflexión sobre su relación con la violencia, el exilio y la crisis institucional representada en la violación a los derechos humanos. Entre quienes se encontraban presentes, destacan: Consuelo Triviño Anzola, radicada en España; Luis Fayad, en Alemania; Juan Gabriel Vásquez, en España; Anabel Torres, en Barcelona; Julio Olaciregui, en París; Jaime Manrique Ardila, en Nueva York; Freda Mosquera, en Florida; Jorge Bustamante, en México; Oscar Torres, en E.U.; y Eduardo García Aguilar, en París (2004).

Conclusiones

A manera de conclusión, puede señalarse que la violencia padecida en el Cono Sur, tuvo como efecto directo el exilio de muchos intelectuales, artistas y activistas en derechos humanos. Todo lo anterior como resultado de la aplicación de toda una ingeniera del miedo construida en los laboratorios de la denominada Escuela de Chicago, bajo la política de persecución conocida como el Plan Cóndor. En cuanto a la migración de retorno, podemos afirmar que la posibilidad de esta radicó en dos cuestiones fundamentales. En primer lugar, un cambio transitorio de apertura democrática que conllevó a la terminación de las dictaduras y, en segundo, a cuestiones personales muy subjetivas que se fueron construyendo a partir del arte en general. Por otro lado, recuperar algunos relatos literarios nos permitió explorar una cara amarga de todo el proceso de exilio: la imposibilidad de regresar.

Reflexionar sobre lo ocurrido en el Cono Sur, nos permitió acercarnos de manera general a lo sucedido en Colombia respecto a la violencia, el exilio y a la posibilidad o no de regresar en la etapa actual del posconflicto. El conflicto armado colombiano tiene víctimas en el extranjero, como es el caso de los exiliados, que piden ser reconocidos como tales.

El puente trazado por otras experiencias sirve de base para le recuperación de muchos testimonios y narraciones literarias escritas en el exilio por parte de intelectuales, escritores y activistas en derechos humanos colombianos. La migración de retorno, entonces, de los exiliados colombianos, representa un desafío para el posconflicto, la democracia y la paz. Igualmente, constituye un reto para las instituciones políticas, académicas y sociales en Colombia.

Finalmente se afirma que quienes se fueron ya no serán los mismos que quienes regresan, en este sentido, quedan para una posterior investigación las siguientes preguntas que pueden abrir el debate sobre los exilados colombianos que han regresado y los que aún no han retornado: ¿cuál es el rol de los derechos humanos y la literatura en los procesos de retorno e integración?, ¿cómo reintegrar política y socialmente a los exiliados retornados?, y, ¿cómo recuperar esos lazos sociales y familiares que se perdieron con el paso del tiempo?

Referencias

Aínza, F. (2010). Palabras nómadas. La patria a la distancia y el imposible regreso. Letral, (5), 29-45. [ Links ]

Anguita, E. (21 de abril de 2014). Gabo, la magia y la carpintería. Tiempo. [ Links ]

Arrue, M. (2002). D’un jardin à l’autre. Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers, ALHIM [En línea], 5 |, Paris. [ Links ]

Badawi, H. (2017). Memoria invisible. Arcadia, (137), 36-37. [ Links ]

Barraza Jara, E. (1996). El discurso paratextual en El jardín de al lado, de José Donoso. Revista Chilena de Literatura, (46), 139−145. Recuperado de http://www.jstor.org/stable/40356807. [ Links ]

Cortázar, J. (1981). Literaturas del exilio. España: Cambio 16. [ Links ]

Cortázar, J. (2006). Rayuela. España: Santillana [ Links ]

Cruz Buitrago, J.A. (2014). Refugiados en Cuarentena. Universitas, (19), 86-102. [ Links ]

Cymerman, C. (1993). La literatura hispanoamericana y el exilio. Revista Iberoamericana, 59(164-165), 523-550. [ Links ]

Donoso, J. (1978). Casa de Campo. Barcelona: Seix Barral. [ Links ]

Donoso, J. (1981). El jardín de al lado. Santiago: Antártica S.A. [ Links ]

Donoso, J. (1986). La desesperanza. Barcelona: Seix Barral . [ Links ]

García Márquez, G. (2007). Cien años de soledad, Madrid: Alfaguara. [ Links ]

Galeano, E. (1998). L’exil, entre la nostalgie et la creation. Amerique Latine: Luttes et mutations, Paris : F. Maspero. [ Links ]

Gelman, J. (1984). De bajo la lluvia ajena. Barcelona: Libros Del Zorro Rojo. [ Links ]

Gelman, J. (22 de mayo de 1994). Formas del exilio. Primer Plano. [ Links ]

Gelman, J. (1994). De palabra, Madrid: Visor. [ Links ]

González De Garay, M. T. (2013). José Donoso: Jardines y Exilo. En Del lado de acá. Estudios literarios hispanoamericanos. Roma: ARACNE. [ Links ]

Jiménez Jiménez, C. (2009). Aplicación e instrumentalización de la doctrina de seguridad nacional en Colombia (1978-1982): efectos en materia de derechos humanos. Colección, (20), 75-105. [ Links ]

Klein, N. (2012). La Doctrina del Shock. El auge del capitalismo del desastre. Barcelona: Paidós. [ Links ]

Leal Buitrago, F. (2003). La doctrina de seguridad nacional: materialización de la guerra fría en américa del sur. Revista de Estudios Sociales, (15), 74-87. [ Links ]

Legoux, L. (1995). La crise de l’asile politique en France, Paris: Centre Français sur la Population et le Développement. [ Links ]

Mudrovcic, M. E. (1993). En busca de dos décadas pérdidas: la novela latinoamericana de los años 70 y 80. Revista Iberoamericana, 59(164-165), 445-468. [ Links ]

Noguerol, F. (2013). Literatura argentina trasterrada y dictadura: versiones desde el margen. Salamanca: Universidad de Salamanca. [ Links ]

Orgambide, P. (1986). La convaleciente. Buenos Aires: Legasa. [ Links ]

Proyecto de investigación “Memorias del exilio colombiano: huellas del conflicto más allá de las fronteras”. (s.f.). Centro de memoria histórica. Recuperado de http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/vocesdelexilio/index.php/proyecto-exilio-y-memoria/investigacion-memorias-del-exilio-colombianoLinks ]

Sayad, A. (1999). La double absence: des illusions de l’émigré aux souffrances de l’immigré, Paris: Seuil. [ Links ]

Sepúlveda, L. (1999). Historias de aquí y de allá, Barcelona: La otra orilla. [ Links ]

Sepúlveda, L. (2009). La sombra de lo que fuimos, Madrid: Espasa-Booket. [ Links ]

Soler Serrano, J. (1977).Grandes personajes a fondo, Madrid: archivo audiovisual de RTVE. [ Links ]

Tizón, H. (1984). La casa y el viento. España: Alfaguara. [ Links ]

Triviño, C. (2013). La semilla de la ira. Máscaras de Vargas Vila, Madrid: Verbum. [ Links ]

Vargas Vila, J.M. (1907). Los Césares de la decadencia. Paris: Librería Americana. [ Links ]

Zuleta, E. (2003). Ciencias Naturales y Ciencias Sociales. Dos ensayos. Bogotá: Fica. [ Links ]

1El presente artículo de investigación forma parte de los resultados parciales del proyecto: “Migración de Retorno, Derechos Humanos y Posconflicto”, presentado por el Centro de Estudios e Investigaciones en Derecho (CEIDE), a partir de la Convocatoria Interna No. 01-2016. Proyecto aprobado por la Dirección General de Investigaciones (DGI) y financiado por la Universidad Santiago de Cali.

Para citar este artículo use: Cruz, J. (2018). Exilio y migración de retorno. Una reflexión comparativa para el caso colombiano. Revista Civilizar, 18(34), 237-248.

1Recientemente el Centro Nacional de Memoria Histórica, a partir programa Voces del Exilio, inició un proyecto de investigación que se articula a diversas actividades con la comunidad de exiliados colombianos. El proyecto, “Memorias del exilio colombiano: huellas del conflicto armado más allá de las fronteras” tiene como objetivo la recopilación de las memorias de los colombianos que han vivido la experiencia del exilio y busca presentarlos como sujetos de reparación integral. Ver Proyecto de investigación, s.f.

2José Donoso no hace parte de los escritores e intelectuales que tuvieron que salir huyendo del régimen militar de Augusto Pinochet, sin embargo, en su obra se encuentran trazos de esa época. Trazos que evocan con nostalgia, a través de sus personajes, el triple proceso de ruptura: huida, llegada y retorno. Además, no se puede olvidar que Donoso vivió como extranjero durante 18 años en España. Donoso, citado por Fernando Aínza, sostiene en una entrevista que: “nada mejor que haber pasado un tiempo a la intemperie para valorar el calor de un hogar. Y en eso estamos todos, felizmente divididos entre ´irnos´ y el ´quedarnos´ en algún lado” (2010, pp. 29-45).

3La figura de Maqroll el Gaviero, permite a Mutis expresar su “pesadumbre existencial, su sentimiento de pérdida y caída, su experiencia del exilio, y su visión lúcida y desencantada de la vida” (c.f. Instituto Cervantes, 2004).

4El Decreto 1923 de 1978 (que declaró turbado el orden público y el estado de sitio todo el territorio nacional) conocido como el Estatuto de Seguridad, funcionó como categoría política cuya premisa fundamental fue la seguridad nacional. La Doctrina de Seguridad Nacional, tal como lo señala Leal Buitrago (2003, pp. 74-87), es una concepción militar del Estado orientada a permear todos los ámbitos de la sociedad.

Recibido: 18 de Octubre de 2016; Revisado: 14 de Septiembre de 2017; Aprobado: 24 de Noviembre de 2017

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons