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Civilizar Ciencias Sociales y Humanas

Print version ISSN 1657-8953On-line version ISSN 2619-189X

Civilizar vol.19 no.37 Bogotá July/Dec. 2019

https://doi.org/10.22518/usergioa/jour/ccsh/2019.2/a04 

Artículos

La participación de los jóvenes en el entorno comunitario*

Youth Participation in the Community Environment

Francisco Ramírez Varela1 
http://orcid.org/0000-0002-7571-9728

1 Trabajador Social. Magíster en Antropología Social y doctor en Cultura y Educación en América Latina. Académico de la Universidad de las Américas. Quito - Ecuador Fondos Concursables Dirección de Investigación UDLA N° PI-009-2016. Correo electrónico: framirezv@udla.cl.


Resumen

La participación comunitaria de los jóvenes entenderá la heterogeneidad y diversidad de formas y ámbitos de su propia participación. Así, contrario a lo que se presupone, encontramos altos niveles de participación, reflejado en el estudio realizado en diversos barrios con jóvenes de sectores vulnerables en Chile. De esta manera podemos verificar que los jóvenes encuentran, en ámbitos locales, respuestas a sus necesidades, las que habían perdido por la desafección y lejanía de la participación política y ciudadana convencional.

Palabras Clave: participación comunitaria; participación juvenil; población vulnerable; Chile

Abstract

Young people participating in community spaces will understand the heterogeneity and diversity of forms and environments, from there, they construct their definition of participation. In the study conducted in various neighborhoods with young people from vulnerable sectors in Chile, contrary to what is assumed, we found high levels of youth participation. In this way, we can verify that young people find answers to their needs in local areas. Answers that they had lost due to disaffection and distance of conventional political and citizen participation.

Keywords: Community participation; youth; youth participation; vulnerable population; Chile.

Introducción

Los enfoques para estudiar la juventud son variados y han permitido diferentes investigaciones. La tendencia común es situarse como el observador social del objeto hasta la construcción misma del sujeto, todo ello sobre la base de los elementos que nos permitan esta deconstrucción de lo que es la juventud y así reconstruir elementos que aporten una nueva mirada. La presente reflexión se sustenta principalmente al entender la juventud desde su concepción como un constructo social, el cual se fundamenta, como veremos, en sus procesos de participación social.

Este estudio es parte de una investigación que tenía como propósito conocer las formas y niveles de participación de los jóvenes, su construcción de identidad y redes sociales dentro del ámbito comunitario. Por ello, aunque existan diversos estudios de la participación de los jóvenes, se pretende abordar su inserción en lo comunitario, a su espacio local que permite, como veremos, construir su propia participación. Se parte del mito hipotético según el que los jóvenes no participan. Sin embargo, como veremos, los jóvenes entienden y construyen sus propias formas de participación.

Revisión epistemológica de juventud y participación

Los estudios sobre juventud traspasan las etapas históricas dentro de las Ciencias Sociales, lo que genera una suerte de división en la mirada sobre los jóvenes, por lo que se pueden abordar tres enfoques principales. A partir de ellos es válido diferenciar en función de lo que se distinguirá, no solo como concepto sino para abordar la interpretación epistemológica de la misma; que nos permitirá determinar desde un supuesto hipotético a los jóvenes desde la construcción de sus espacios y propias realidades, desde su mirada.

El primer enfoque que encontramos es el de los incorporados (Reguillo, 2012), son los jóvenes cuyas prácticas han sido analizadas desde su pertenencia al ámbito escolar, laboral o religioso, o desde el consumo cultural. Los alternativos o disidentes, cuyas prácticas culturales han inspirado abundantes páginas y que han sido estudiados desde su no-incorporación a los esquemas de la cultura dominante (Reguillo, 2012). Mediante ellos se ha podido describir a los jóvenes ya no solo como objetos, sino también como sujetos dentro de sus propias realidades, por lo que entraron en la escena de las Ciencias Sociales (Feixa, 2006).

El último enfoque sobre la juventud, desde donde nos ubicaremos, parte de situarse en los territorios propios de los jóvenes. Reguillo (2012) considera a los sujetos de estudio como actores, agentes constructores de su realidad. Puuronen (2005) menciona que:

La vuelta al construccionismo en la investigación sobre juventud se ha visto acompañado por un giro del estudio de ´la juventud real’ y sus problemas para el estudio de los discursos de los jóvenes o los discursos sobre problemas de la juventud” (p. xxx).

Así pues, la construcción de los jóvenes acerca de ellos mismos y su entorno es el punto de partida, en el que predomina un enfoque desde el construccionismo y la teoría crítica.

Las etapas mantienen elementos diferenciadores que marcarán, no solo su enfoque epistemológico, sino la mirada paradigmática en su abordaje y los elementos conceptuales en su análisis. Los estudios de juventud parten de los problemas sociales, al entender a los sujetos dentro de su entorno, para así visualizar desde una última etapa a los agentes constructores de su propia realidad. Es así que se transita desde una visión descriptiva de los jóvenes, hacia lo interpretativo, llevándonos a un momento puntual de la comprensión de la juventud, a como lo es desde su propia construcción.

Estos enfoques coinciden y evidencian una evolución en los estudios que determinan el concepto de participación de los jóvenes: política, ciudadana, comunitaria y social (Garcés, 2010).

La primera de ellas, la participación política, será básicamente la cantidad de votantes en procesos eleccionarios y la filiación a los partidos políticos, así como a campañas electorales u otras formas de incidencia en la política convencional (Parés, 2014). Muy cercano a lo anterior, involucra la participación ciudadana, la cual implica la relación de los ciudadanos con el Estado, establecida desde las políticas públicas; se trata de un proceso mediante el cual se incorpora al ciudadano a la toma de decisiones en los asuntos públicos (Cernadas, 2016). En esta posición, se puede inferir que la participación juvenil desde un primer apronte como los jóvenes incorporados entendiendo su irrupción en la escena pública y su involucramiento en las políticas sociales, siendo característica manifiesta a manera de ejemplo los primeros movimientos estudiantiles en América Latina, a raíz del movimiento vinculado a la Reforma Universitaria de Córdoba.

Por otra parte, se entiende como participación comunitaria la relación formal que establecen los jóvenes con su comunidad y las organizaciones circunscritas a ella; mediadas muchas veces por la circunscripción geopolítica, sobre todo, la definida por los entes municipales que determina los territorios locales formales. Esta participación coincide con la perspectiva de entender a los jóvenes desde sus propias realidades, siempre desde la otredad, es decir lo que caracteriza con base en diferencias de lo normal, en especial de lo que pasa dentro de los territorios y espacios locales.

Por último, es importante considerar la participación social de los jóvenes en tanto organización dentro de la sociedad civil, muchas veces desde lo que se podría concebir como participación no convencional, esto es, externa a los márgenes impuestos por lo estatal o los poderes locales. Este tipo de organizaciones responde más a los intereses y objetivos de las necesidades y a la construcción social de los propios jóvenes, como actores sociales. Desde esta dimensión entonces podemos distinguir lo que se ha dado en llamar formas convencionales de participación y que tiene que ver más con las asociaciones y el uso de canales formales de participación. En segundo lugar las formas de participación no convencional, la que habitualmente es desarrollada al margen de los espacios previstos para ella desde las instituciones. (Ganuza y Francis, 2008)

Estos enfoques nos darán una visión diversa de los jóvenes, por lo que es necesario abocarse en el estudio realizado, en las diferentes formas de participación y la construcción de los jóvenes como actores en cada una de ellas.

Estrategia metodológica

La presente investigación fue realizada con jóvenes pertenecientes a tres regiones de Chile: Región Metropolitana, Región de Valparaíso y Región del Biobío, por ser grandes centros urbanos del país, con más alta densidad habitacional y que cuentan con mayor diversidad de población. Dentro de estas regiones se trabajó con seis comunas determinadas: Lo Prado, Maipú, La Florida, Huechuraba, Quilpué y Talcahuano, donde actualmente se encuentra implementado el Programa de Intervención Comunitaria de la Universidad de las Américas, institución a la cual está ligado el presente estudio. Estas comunas y los barrios se caracterizan por tener un alto grado de vulnerabilidad social, se encuentran en el promedio nacional dentro de las tazas de medición de pobreza, así como de niveles de cesantía.

El método usado en este estudio es cuantitativo. Su objetivo fue levantar información base acerca de los jóvenes y la comunidad, por medio de encuestas, para analizar su participación. Se realizó una muestra aleatoria simple estratificada y por cuotas, correspondiente al porcentaje de población de cada comuna. Se asignaron cuotas iguales entre los sectores representativos comunitariamente dentro de ella; así como del porcentaje estimado del 20% de la población total, que es representativa acorde con datos censales y estadísticos a población entre 18 y 29 años. De la misma manera el tamaño de la muestra se calculó bajo un universo correspondiente a 29 250 personas; este es el aproximado de la población joven de las seis comunas estudiadas. A la misma se le aplicó un nivel de confianza del 95% para su muestra estadística, con una variabilidad del 50% y un margen de error del 5%. El total de la muestra fue de 380 personas, la Tabla 1 presenta los porcentajes de distribución muestral por comuna.

Tabla 1 Distribución muestral por comuna 

Fuente: elaboración propia.

Es importante destacar que las variables tanto de sexo, como nivel educacional o la situación sociofamiliar y educativa no fueron variables intencionadas en la muestra estadística del estudio, tampoco criterio de selección. En cambio, fueron utilizadas como dato general de un posterior cruce de información que, si bien no están presentes en el presente artículo en profundidad, es importante mencionar, coinciden con elementos censales macro como la distribución de género dentro de la población y los datos de niveles de estudio de la población joven, en general.

Resultados

Dado que, de entrada, rompemos el mito de que los jóvenes no participan, partimos de una mirada contraria a la habitual, a saber, de lo general a lo particular. Si consideramos las diferentes dimensiones de la participación, el estudio resalta que los jóvenes que participan, por lo menos, en algún tipo de organización o acción es un 99,7%. La Tabla 2 presenta las variables de la participación consultadas: función del voto, participación en alguna organización y participación en alguna actividad no convencional.

Tabla 2 Variables de la participación 

Nota: Elaboración propia.

El concepto de participación no solo va ser variable en las dimensiones y formas aquí analizadas, sino que también va diferir las mismas en los mismos jóvenes sobre la visión y concepción que tienen de ella. Al preguntárseles sobre si participan en algún tipo de organización o grupo, solamente el 32,6% respondió afirmativamente. Sin embargo, al enumerarse los diferentes tipos de organización y grupos, el 61,4% refiere pertenecer, al menos, a uno. El 32,5% refiere estar en más de una organización. Es importante observar que casi el 60% de los consultados que refieren no participar, dicen que sí le gustaría.

El 39,6% de los jóvenes encuestados pertenece a algún club o grupo deportivo. Les sigue un 20,9% de aquellos que se encuentran en lo artístico cultural (folklore, pintura, murales, bandas de música u otro). En tercer lugar, con el 14%, están las organizaciones estudiantiles (federaciones o centros de alumnos). Les siguen los grupos o asociaciones religiosas con el 13,6%. Las organizaciones que menor representan la participación de los jóvenes son los partidos políticos, con un 2,6% y en este mismo percentil están quienes manifiestan pertenecer a una tribuna urbana (véase la Figura 1).

Fuente: elaboración propia

Figura 1 Participación de Jóvenes en diversas organizaciones o Grupos. 

Las diversas organizaciones o grupos donde los jóvenes participan, responden a las diferentes dimensiones aquí abordadas. Los indicadores de participación política son representados por quienes reconocen agruparse en torno a un partido político; la participación ciudadana, por aquellos que se adscriben a grupos que guardan relación con la institucionalidad pública o legal vigente, como organizaciones estudiantiles, sindicatos u organizaciones profesionales; por las organizaciones vinculadas a la participación comunitaria, entendida como vinculada a la comunidad o entorno local de los jóvenes, donde hay organizaciones vecinales, indígenas, grupos religiosos o asociados a actividades religiosas, y los clubes o grupos deportivos. Y por último, las agrupaciones vinculadas a la participación social: grupos artístico-culturales, organizaciones o movimientos que defienden una causa o ideal, campañas por internet, comunidades virtuales, grupos Scout, voluntariados, emprendimientos juveniles, así como las barras de fútbol o tribus urbanas. Como se muestra en la Tabla 3, la mayoría de los jóvenes encuestados se adscriben a organizaciones comunitarias y sociales, en menor grado, a las ciudadanas y, muy por debajo, las políticas.

Tabla 3 Dimensiones de participación juvenil 

Nota: Elaboración propia.

Para entender mejor la participación política, no solo debemos de considerar a los que dicen pertenecer a un grupo político, sino también a los que se involucran en los sistemas eleccionarios políticos formales. El 31,9% ejercieron su voto en las elecciones municipales de octubre de 2016, número nada insignificante ante el alto nivel de abstención general en dicho proceso. De estos, solo el 4,9% de los que refieren haber votado en las elecciones municipales de octubre de 2016 se encuentra afiliado a un partido político; el 16,6% de los votantes se involucró en alguna campaña política. La participación política en los jóvenes representa más que el porcentaje que fue a votar en las últimas elecciones. A ello debemos sumar el 21,4% que refiere no ir a votar, ya sea por desinformación, por tiempo o por cambio de domicilio electoral, pero que se puede inferir la intencionalidad de ejercer el voto. No es menor que en la posición encontrada el 46,7% que refiere no votar por no sentirse representado o por desinterés en la política.

La participación ciudadana no solo está en función de organizaciones o grupos asociados a lo público en un 23%. Solo el 15,4% de la población joven ha postulado a proyectos de fondos concursables públicos y privados, de los cuales, cerca del 75% son públicos. Se infiere que existe desinformación sobre los tipos de fondos existentes y la mayoría de la población joven se cierra a postular a algún fondo, en tanto que no hacen parte de organizaciones formales y convencionales, reconocidas desde la institucionalidad.

La participación comunitaria de los jóvenes está representada en un 66,0%, por quienes declaran encontrarse en al menos una organización o grupo dentro de este ámbito. Por su parte, también se debe de considerar al 54,8% que refiere haber participado en alguna actividad comunitaria en los últimos dos años. Entre los datos recogidos por el estudio, desde el ámbito comunitario, se le otorga a la Junta de Vecinos una valoración positiva de un 52,2% y una percepción positiva del 65,3% acerca de que está abierta para que todos participen. Sin embargo, entre los jóvenes hay una opinión del 73,1% de que en la Junta de Vecinos siempre son los mismos, y una opinión del 58,7% de que los jóvenes no siempre son invitados a las actividades. De igual forma, solo el 10,2% reconoce que participa activamente en esta organización y un 30,3% de ellos manifiesta que les gustaría insertarse activamente en ella (mientras que el 67,6% preferiría no hacerlo). Se destaca que el 25,8% no sabe si existe una Junta de Vecinos en su sector.

Por último, de los jóvenes que reconocen su participación en alguna organización o grupo, el 66,7% de está dentro de su población o barrio, mientras que el 71,5% tiene relación con otros grupos dentro de la misma comunidad.

Solamente el 45,2% de los jóvenes consultados se informaría oportunamente para hacer frente a las necesidades y problemáticas sociales dentro de la comunidad; más del 63,4% se informaría, pero perciben que no pueden hacer nada ante la situación y un 51,2% afirma que se juntaría con sus pares y pensarían en diferentes soluciones al problema. Ante eso, solamente el 16,7% lleva sus inquietudes a las organizaciones del sector y el 33,7% se sumaría a las actividades que realicen las organizaciones del sector.

En cuanto a la participación social, el 66,4% refiere pertenecer, al menos, a una organización o grupo dentro de este ámbito (aquel en el que los jóvenes construyen desde sus propios intereses y necesidades, bien sea de manera convencional o no). El 87,5% de los jóvenes refiere participar, al menos, en alguna actividad formal o informal, algunas relacionadas con el ámbito político o ciudadano. La otra gran mayoría se adhiere al ámbito comunitario y social. La relación de porcentajes de participación reciente en los diferentes sectores se observa en la Tabla 4.

Tabla 4 Sectores de participación juvenil 

Nota: Participación reciente (de los últimos meses) en al menos una actividad. Elaboración propia.

Discusión y conclusiones

Al principio de este recorrido, se mencionaron aquellos paradigmas que entendían la participación como involucramiento desde lo político y desde el Estado. Se suele restringir la participación juvenil a los procesos electorales, en tanto sujetos de derechos y deberes; sin embargo, la participación va más allá de un voto, comprende también el involucramiento en las políticas que atañen y que son de interés. La juventud hoy se involucra más en intereses sociales diversos que en el restringido ámbito estatal, y se destaca en los ámbitos locales y de interés común, donde se concretizan muchas veces sus acciones. Es así que la llamada desafección política, entendida como como desvinculación con la política y una alta desconfianza en las instituciones (Venegas, 2016), también se dirige a las instituciones y al aparato público, donde se refleja bajo involucramiento hacia lo social comunitario de los jóvenes. Ahora bien, también podemos entender esa desafección política desde la mirada de una despartidización de la política (Zarzuri y Ganter, 2018).

Debemos observar la participación juvenil como el proceso de implicar a la juventud en las situaciones y decisiones que afectan a su vida (Checkoway, 2009); en terrenos ajenos a lo “común” o lo tradicional, ya que depende de una construcción propia de la realidad por medio de las formas de socialización en que se desarrollan. Nos encontramos ante una generación que experimenta una sociabilidad participativa diferente a la generación de sus padres; esto genera una tensión en la re-definición de la política y la participación (Sandoval y Carvallo, 2019). Los jóvenes tienen su propia visión de ciudadanía, sus propias formas de inserción en su localidad y en la sociedad. Se definen con un involucramiento en las situaciones y decisiones que afectan su vida y entorno cercano, y no con su mera presencia pasiva como sujeto o destinatario de servicios, a través de las políticas públicas y sociales.

Las diversas formas de participación llevan a una identidad heterogénea de los jóvenes dentro de la búsqueda de objetivos y la satisfacción de necesidades, ya no sociales, sino de cada joven dentro de sus propios espacios. El concepto de participación cimentado desde la visión de participar en lo público y lo político no desde donde se construyen, sin considerar como se ha dicho anteriormente el cambio en el paradigma de “ser parte de”, a identificar al “de qué se es parte”, siendo los jóvenes no solo constructores de nuevas formas de participación, sino que identifican sus propios espacios para ellos. Las formas de agrupación juvenil desde lo político y ciudadano, son promovidas por el mundo adulto desde donde tienden a constituirse en organizaciones estructuradas con personería jurídica y con intereses y acciones precisas a corto y largo plazo; en contraste, otras formas de agrupación juvenil se caracterizan por intereses sociopolíticos alternativos; es decir, se resisten a la organización jerárquica y adultocéntrica y prefieren el gobierno horizontal, la autogestión y abogan por la culturización de la política y por acciones plurales directas (Garcés 2010).

Así, desde esta mirada de la participación, vemos cómo en los jóvenes se dará una mayor participación social y comunitaria, principalmente desde ámbitos no convencionales. Tanto las prácticas convencionales como las no convencionales que los jóvenes opten en el espacio público no serían, entonces, formas excluyentes, ofreciendo más posibilidades de acción, más allá de las formas determinantes (y exclusivas) de acción. Desde este punto de vista podríamos encontrar individuos que llevaran a cabo actividades asociadas a ambas formas de participación (Ganuza y Francis, 2008).

La construcción de participación juvenil estará caracterizada por la inserción en lo social, por elementos vinculantes con la cultura y deporte, no solo como espacios amplios de esparcimiento, sino como generadores de identidad. Tampoco dejarán de destacar los espacios emergentes de participación virtual, como es el involucramiento y reconocimiento partícipe por medio de redes sociales virtuales. Sin duda, todos estos elementos son parte de la transformación y la construcción de participación juvenil, así como la construcción social de sus propios referentes de participación en el ámbito comunitario.

Sin duda, los espacios locales comunitarios se convierten en el lugar donde los jóvenes son articuladores de la construcción de su identidad por medio de sus propias formas de participación, basada en su propia construcción de la realidad y los proyectos de vida que tengan. En ese sentido, el reconocimiento de las formas de participación juvenil tiene directa relación con la promoción de escenarios de inclusión social.

La construcción del sentido de participación de los jóvenes se concreta en el ámbito social y empieza a trastocar lo comunitario. Si bien es cierto que, tal como se menciona al inicio, podemos encontrar diferentes estudios que hacen referencia a la participación juvenil, muchos de ellos hablan de espacios estudiantiles o de la vinculación política; no así, desde su cotidianidad en el espacio comunitario. Por ello, esta investigación se sustenta en la reflexión paradigmática del joven como constructor de su propio espacio e identidad local, por medio de su participación en el ámbito comunitario; que no solo es territorio habitado sino también territorio construido y asumido, donde el joven se siente parte e interactúa, por medio de una visión conjunta, con sus círculos de socialización. Desde esta perspectiva, la comunidad debe entender a las juventudes del territorio y facilitar la construcción de su propio espacio e identidad; visibilizando así a las juventudes desde los espacios comunitarios, significando un aporte a la consideración también para futuros estudios emergentes este ámbito de desarrollo de la vida de los jóvenes.

Referencias

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* Este artículo Investigación deriva del proyecto “Participación social de los jóvenes en el ámbito comunitario en comunas de la región metropolitana, V y VIII Región”, ejecutado con Fondo Concursable de la Universidad de las Américas. N° PI-009-2016. Realizada entre 2016 - 2017. Se encuentra dentro del Área de las Ciencias sociales, sub área interdisciplinaria.

Cómo citar: Ramírez-Varela, F. (2019). Participación de los jóvenes en el entorno comunitario. Civilizar: Ciencias Sociales y Humanas, 19(37), 95-102

Recibido: 16 de Agosto de 2018; Revisado: 23 de Octubre de 2019; Aprobado: 30 de Diciembre de 2019

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