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Pensamiento Psicológico

Print version ISSN 1657-8961

Pensam. psicol. vol.9 no.16 Cali Jan./June 2011

 

Análisis del trabajo juvenil femenino1

Óscar Martín Rosero Sarasty2

Universidad del Valle, Cali (Colombia).

1El presente documento tiene su origen en el desarrollo del Seminario: "Análisis del Discurso", durante el año 2008, del Doctorado en Humanidades de la Universidad del Valle, con la Dra. María Cristina Martínez. Mi reconocimiento por todos sus aportes.
2Doctorado en Humanidades. Docente Instituto de Psicología de la Universidad del Valle, Cali (Colombia). Correspondencia: oscar.rosero@correounivalle.edu.co

Recibido: 10/08/2009 Revisado: 17/11/2010 Aceptado: 13/12/2010


Resumen

En este artículo la aplicación del modelo de "Análisis de la dinámica enunciativa" desarrollado por María Cristina Martínez (2005; 2007; 2008), en relación con los problemas que afrontan mujeres jóvenes y niñas trabajadoras informales, conlleva a efectuar varios tipos de reflexión. Se examinan las condiciones históricas de valoración y ubicación social del trabajo femenino y sus condiciones actuales. Es analizada la pertinencia y aportes que algunas perspectivas de análisis histórico del discurso pueden ofrecer para el análisis de este tipo de situaciones. Finalmente, se efectúan observaciones en cuanto a alcances y límites de un artículo sobre el tema, e igualmente del modelo en mención. Sobre dicho modelo, se llama la atención acerca de las posibilidades de ampliar sus alcances, enriqueciéndolo con miradas críticas, reflexivas, que contemplen el carácter histórico y contextual y principalmente político que afecta las situaciones consideradas.

Palabras clave: Discurso, trabajo, trabajo de mujeres, trabajo de menores, trabajadores informales, notas históricas.


Abstract

In this article the application of the "Analysis of the Dynamics Declarative" model, developed by Martínez (2005; 2007; 2008), to the problems faced by young women and girls doing informal work, leads to various types of reflection. Historical conditions of evaluation and the social placement of female labor and its present conditions are examined. The relevance and contributions of historical discourse analysis offered by some viewpoints in the analysis of this type of situation are analyzed. Finally, observations are made on the scope and limitations of an article on the subject and of the model under discussion. With regard to this model, attention is required to the possibilities of broadening its scope, enriching it with critical, reflexive viewpoints, which contemplate the historical and contextual, and mainly political, character which affects the situations under discussion.

Keywords: discourse analysis, women's work, child labor, workers.


Resumo

Em este artigo, a aplicação do modelo de "Análise da dinâmica enunciativa", desenvolvido por Martínez (2005; 2007; 2008), em relação com os problemas que afrontam mulheres jovens e meninas trabalhadoras informais, conduz a efetuar várias formas de reflexão. São examinadas as condições históricas de valoração e localização social do trabalho feminino e suas condições atuais. É analisada a pertinência e aportes que algumas perspectivas de analise histórico do discurso podem oferecer para a análise de estas situações. Finalmente, foram efetuadas observações em quanto a os alcances e limites de um artigo sobre o tema, e igualmente do modelo mencionado. Sobre este modelo, chamam à atenção as possibilidades de ampliar seus alcances, enriquecendo ele com observações críticas, reflexivas, que contemplem o caráter histórico, contextual e principalmente político que afeta as situações consideradas.

Palavras chave: Discurso, Trabalho Feminino, trabalho de menores, trabalhadores.


Introducción

Trabajo femenino: perspectivas discursivas para el análisis

El análisis de la relación entre las vidas de las mujeres y el trabajo exige considerar una compleja gama de relaciones entre diversos asuntos y categorías. Mujer y trabajo se constituyen en asuntos inmersos en una gama amplia de determinantes históricos, políticos, sociales y económicos, cuya valoración, particularmente en el caso de la primera, conlleva revisar una serie de imágenes, representaciones y relaciones que la ubican en un lugar marginal. Este panorama de complejidad se incrementa si se toman en cuenta las transformaciones actuales de la vida cotidiana y del trabajo, determinado en las últimas décadas por el auge de políticas neoliberales con sus consecuentes demandas de flexibilización. El problema de las niñas y mujeres jóvenes trabajadoras participa, entonces, de toda esta gama compleja de relaciones, de imágenes, interrogantes, tensiones, paradojas que suscita el entramado de las categorías en mención. Ante la complejidad de este panorama, las perspectivas de análisis del discurso pueden brindar alternativas renovadas para comprender, e igualmente, intervenir las situaciones en mención

El trabajo femenino: valoración y lugar social de la mujer

La tradición que relega el lugar de lo femenino a esferas privadas, a la carencia de reconocimiento social e histórico (Rodríguez, 1999) es un asunto de largo recorrido. En el mejor de los casos, la mujer ha sido convocada a participar de una historia en donde ella difícilmente puede reconocerse, pues la historia oficial es una historia que tradicionalmente ha sido contada por hombres. Así pues, las mujeres son ubicadas paradójicamente en un lugar de "ausencia", en la "sombra de la historia" (Duby y Perrot, 2000). El análisis del contexto colombiano, coincide con este tipo de apreciaciones, observándose que en muchos casos los prejuicios y estereotipos han impedido, y siguen impidiendo y ocultando, la figuración de la mujer en los procesos históricos (Velásquez, 1995).

Las situaciones de asimetría en las relaciones de género, que para algunos son cosas del pasado superadas a partir de ciertos ideales humanistas y democráticos, no dejan de estar presentes en nuestra realidad y marcan aún, de manera decisiva, las concepciones y valoraciones sobre lo femenino. De allí que resulte común encontraren la actualidad concepciones ligadas a imágenes con raíces históricas profundas y complejas, concepciones que después de varios siglos de tradición llegan, incluso, a pensarse como verdades "naturales".

Desde los inicios de la modernidad los discursos de la historia, la filosofía, la medicina, y la moral, entre otros, contribuyeron a legitimar ese tipo de creencias; complementadas paralelamente con la sustracción, la anulación y el olvido sistemático de las voces femeninas. Imágenes que asocian y restringen a la mujer a cierta "naturaleza imperfecta", "débil" y "peligrosa"; también la muestran como "genitora", "figura divina", "mujer de expiación" y "guardiana de la familia" (Berriot, 2000; Crampe-Casnabet, 2000; Fraisse, 2000; Zemon y Farge, 2000). La consolidación de la modernidad en el Siglo XIX conllevó, igualmente, discursos y prácticas ambiguas. La Revolución Industrial y el tránsito político hacia la democracia generaron espacios personales y colectivos para las mujeres (Fraisse, 2000). Con promesas de autonomía e independencia se le invitó a nuevos campos pero, contradictoriamente, se rebajó e incluso rechazó su participación, subyugando las condiciones de autonomía e independencia (Arnaud-Duc, 2000; Fraisse, 2000; Fraisse y Perrot, 2000a; Fraisse y Perrot, 2000b). La educación de la época contribuyó, por su parte, promoviendo rígidos ideales que confinaron a la mujer al hogar con funciones atadas a lo doméstico, al lugar privado del olvido (Mayeur, 2000).

Como se puede observar, las imágenes, discursos y prácticas de la mujer, implementados y consolidados entre la emergencia de la modernidad y mediados del Siglo XX, han conformado una amalgama histórica de condiciones particulares de asimetría en las valoraciones de hombres y mujeres. Lo cual representa un entramado de relaciones con impactos en todas las dimensiones de la vida femenina. En el caso del trabajo, considerado un eje fundamental de la modernidad y en general del desarrollo histórico de la humanidad (Engels, 1969; Blanch, 1999; Bauman, 1999), el lugar de "ausencia", "subvaloración" para la mujer ha sido preponderante. Los diversos discursos sobre el trabajo, su importancia y sus formas de organización y desarrollo, se efectuaron tomando como figura representativa la del obrero masculino, reconocido socialmente como figura central de la familia y de su supervivencia. En el mejor de los casos, la participación y valoración de la mujer y su trabajo resultaron secundarios, complementarios y por ende intrascendentes (Scott, 2000; Arango, 1995; 2004).

Los discursos, saberes y prácticas, sobre hombres y mujeres, incluidas por supuesto las relaciones de asimetría entre los mismos, han actuado en pro de los beneficios perseguidos por el trabajo moderno y particularmente del capitalismo en el cual se encuentra inmerso. Foucault (2003), en relación con esta situación, advierte que "el desarrollo del capitalismo se afirmó al precio de la inserción controlada de los cuerpos en el aparato de producción y del ajuste de los fenómenos de población a los procesos económicos" (p. 170). En tal sentido, los métodos y técnicas de poder, han actuado en pro de los desarrollos de lo económico, de su sostenimiento pero especialmente como garantes de relaciones de segregación, jerarquización social, dominación y hegemonía. Se puede comprender entonces, cómo la consolidación del capitalismo industrial hacia el Siglo XIX conllevó el énfasis de ciertas narrativas, la promoción de determinadas prácticas y la consolidación de nuevos recursos simbólicos que configuraron los dispositivos mediante los cuales se asignó el lugar y papel social a las mujeres trabajadoras (Arango, 1995; Burin, 1999; Scott, 2000).

La situación de la mujer trabajadora en el Siglo XIX, analizada por Scott (2000), por ejemplo, pone en evidencia que la separación entre hogar y trabajo, que tuvo existencia previa a la industrialización, no podría pensarse como consecuencia exclusiva de la misma. Sin embargo, el énfasis sobre dicha situación, sirvió como posibilidad para legitimar la condición de la mujer como "problema" en el trabajo. Con ese argumento, se homogenizaron diversas experiencias de las mujeres trabajadoras, se acentuaron además sus diferencias biológicas y funcionales con los hombres, validando desde allí la inequidad en su trato. Es en el marco de los debates, sobre el significado de la feminidad y la compatibilidad entre ésta y el trabajo asalariado, en donde se consolidan asuntos como la división sexual del trabajo, la asimetría en el cálculo del salario, la clasificación y categorización sexual de los empleos (polarizando trabajo y familia), la producción y la reproducción.

En la actualidad, las transformaciones de la globalización, el desarrollo tecnológico y las telecomunicaciones imponen una nueva división mundial del trabajo, operando de manera diferenciada según localidades, etnia y, por supuesto, género (Arango, 2004; Organización Internacional del Trabajo Programa de Desarrollo las Naciones Unidas [OIT- PNUD], 2008). Desafortunadamente, para el caso Latinoamericano y, particularmente, para las mujeres y los niños, esas transformaciones no han hecho sino acentuar condiciones de pauperización del trabajo y de sus condiciones de vida. (Arango, 1995; De la Garza, 2002; Arango, 2004; Leopold y Schvarstein, 2005; OIT-PNUD, 2008).

Las transformaciones, implementadas con el auge del neoliberalismo y con la proliferación de políticas de flexibilidad en la producción y la economía, problematizan aún más la situación para las mujeres. Si bien en la actualidad parece masificarse la vinculación femenina al trabajo, y las mujeres pueden acceder a más empleos, la calidad de los mismos es bastante precaria. Las condiciones de inequidad legitimadas y "naturalizadas" en el transcurso del Siglo XIX parecen agudizarse bajo marcos prevalentes de lo económico globalizado y flexibilizado. Muchas herencias históricas tales como los rasgos discriminatorios de segregación del mercado laboral por sexo, bajos salarios, calificaciones para las mujeres, precariedad del empleo femenino, poca participación en organizaciones sindicales y, especialmente, en su dirección se conservan (OIT-PNUD, 2008) y parecen fusionarse perfectamente con cambios contemporáneos del trabajo, pensado ahora en su organización flexible e informal. Todo esto, en el caso de las mujeres, no hace sino incrementar las formas de discriminación, sumando a aquellas de la condición de género, el caso de la edad, la pobreza y la condición étnica. Es éste el complejo panorama al cual alude una relación como la que aquí se ha tomado en consideración entre niñas y mujeres jóvenes y el trabajo.

Perspectivas discursivas en el análisis del trabajo femenino

Las décadas finales del Siglo XX y los comienzos de este nuevo siglo, se presentan inmersas en aceleradas transformaciones sociales, económicas, demográficas, tecnológicas y, especialmente, culturales; interrelacionándose las mismas con cambios también en las formas de comprender y explicar las situaciones de vida de hombres y mujeres y sus procesos de constitución como sujetos. Hacia inicios y mediados del Siglo XX, la radicalización de rupturas con la filosofía de la conciencia, con tradiciones filológicas del estudio del lenguaje, conllevan a pensar en éste con un renovado interés (Echeverry, 1996; Gergen, 1996; Iñiguez, 2005). Los impactos no sólo se concentran en la Lingüística y la Filosofía, pues conllevan a dedicar mayor atención sobre el papel desempeñado por el Lenguaje, tanto en los proyectos de las Ciencias Sociales y Humanas, como en la formación de los fenómenos que éstas acostumbran estudiar e intervenir. Los aportes posteriores, en cuanto a la noción de acto de habla y condiciones de producción, conllevan a hablar entonces de un "giro lingüístico" (Rorty, 1990; Martínez, 2001; Ibañez, 2005).

Con la emergencia de estas nuevas perspectivas centradas en el lenguaje en uso, nace también la corriente del análisis o estudios del discurso interesada en situaciones reales del uso del Lenguaje, en los procesos de interacción consecuentes, y en el papel fundamental del conocimiento.

Extendiéndose dicha corriente, en la actualidad, a "teorías, aplicaciones, críticas y otras dimensiones de investigación académica" (Iñiguez, 2005, p. 8). Se reúnen así, corrientes y autores que no obstante sus posibles diferencias paradigmáticas y conceptuales, comparten el esfuerzo por tratar de explicar "el uso lingüistico contextualizado" (Calsamiglia Blancafort y Tuson Valls, 1999, p. 11).

Dentro de esta gama amplia de alternativas se puede resaltar, por ejemplo, la propuesta de análisis histórico discursivo de Foucault (1972), que sirve de soporte a su arqueológica y genealógica sobre los saberes y discursos. Los discursos más allá de lo estrictamente lingüístico, se revelan como juegos estratégicos de acción, dominación e igualmente de lucha. En tal sentido, no pueden tratarse como conjuntos de signos, elementos, significantes, representaciones, fenómenos de expresión verbal, manifestaciones de un sujeto trascendente o de una subjetividad psicológica. Éstos, constituyen más bien prácticas que forman los objetos de que hablan.

Son los discursos y, particularmente, las prácticas discursivas específicas las que producen los sujetos. Tales prácticas, ubicadas en contextos históricos y culturales específicos y actuando como un conjunto de reglas anónimas y modalidades de enunciación particulares, van a definir, para una época, el área social, la económica, la geográfica o la lingüística; dadas las condiciones de la enunciación y de inteligibilidad, produciendo por lo tanto lugares específicos para los sujetos. Las críticas sobre la muerte del sujeto en esta perspectiva conllevarán a que Foucault (2003), en sus últimas obras, enfatice nuevamente en la importancia de los procesos de constitución subjetiva de los sujetos o de producción de sí mismo. La capacidad normativa y disciplinaria del poder, debe complementarse entonces con la capacidad productiva y creativa del mismo (Foucault, 1991; Hall, 2003).

De la perspectiva de Foucault se derivan importantes análisis para la situación de las mujeres. Su mirada arqueológica y genealógica posibilita una visión histórica, contextual, dinámica y compleja de las mismas. Una visión enriquecida con diversas críticas y aportes que contribuyen a poner en evidencia miradas esencialistas y universales, desde las cuales, imágenes como aquellas de la mujer trabajadora inferior se presentan en la actualidad como "naturales" e "inamovibles". Es precisamente con relación a este tipo de representaciones que se deben develar los procesos y operaciones políticas de poder que las engendraron y que ahora las mantienen (Varela, 1997; Rodríguez, 1999; Butler, 2001; Lee Barky, 2008).

Otra de las perspectivas de gran interés en el análisis de los discursos y, particularmente, de los enunciados, se encuentra en la obra de Bajtin, desarrollada desde cierta corriente de la Psicología rusa de las primeras décadas del Siglo XX. Su propuesta, propone Zavala (1992), transita por fronteras diversas del conocimiento y anticipa problemas de connotada actualidad para nuestra época, por ejemplo, la del sujeto y el lenguaje, el comprender y el significar, el poder y la ideología, y el antagonismo. Entre los aspectos más significativos de sus contribuciones se destaca la ubicación social que efectúa acerca del enunciado, contraponiéndose a visiones del "subjetivismo individualista" de la época, que pretendía derivar la enunciación del mundo interior y estaba cerrado al hablante. El Lenguaje, plantea Voloshinov (1992), discípulo de Bajtin, es eminentemente social, vive y se genera históricamente y no en la abstracción de un sistema lingüístico o en la pique individual. Su realidad concreta y fundamental es por lo tanto "el acontecimiento social de interacción discursiva, llevada a cabo mediante la enunciación y plasmada en enunciados." (Voloshinov, 1992, p. 132).

En el mismo sentido, si bien se acepta la existencia de una conciencia, la estructura de la misma es eminentemente social. El carácter social del Lenguaje se ubica también en referencia a la naturaleza misma de cada enunciado, pues su centro organizador "no se encuentra adentro, sino afuera: en el medio social que rodea al individuo" (Voloshinov, 1992, p. 130). Esta apreciación de Voloshinov, se ratifica en Bajtin (1997), al postular que cada enunciado de la vida cotidiana, se contempla como:

"(...) una especie de palabra clave que sólo conocen los que pertenecen a un mismo horizonte social. La peculiaridad de los enunciados de la vida cotidiana consiste en que ellos mediante miles de hilos se entretejen con el contexto extraverbal de la vida y, al ser aislados de éste, pierden casi por completo su sentido: el que desconoce su contexto vital más próximo no los entenderá" (p. 116).

De igual importancia, y en coherencia con lo anterior, resultan los planteamientos en la propuesta bajtiniana acerca de la dilogía como rasgo distintivo del Lenguaje, pues éste es un intercambio entre hablantes y por ende su rasgo distintivo es el dialogicismo. El discurso en sí mismo es interactivo, social, histórico y cultural y "no existe discurso sin orientación hacia el oyente" (Bajtin, 1997, p. 169). Ya sea en lo escrito o en lo oral, en un monólogo o en un diálogo, proponen Calsamiglia Blancafort y Tuson Valls (1999), "la palabra representa un acto bilateral. Se determina en la misma medida por aquél a quien pertenece y por aquél a quien está destinada" (p. 134). El enunciado por su parte, construido socialmente, es el espacio donde se concreta ese carácter dialógico.

De Voloshinov/Bajtin se resalta, igualmente, la pertinencia de su noción de heteroglosia, mediante la cual es posible considerar la emergencia de distintas y variadas voces en la enunciación. Ducrot (1988), posteriormente, desarrollará la idea de polifonía contemplando que

"(...) el autor de un enunciado nunca se expresa directamente, sino pone en escena en el mismo enunciado un cierto número de personajes a la manera de una pequeña representación teatral. Así, el sentido de un enunciado nace de la confrontación de las diferentes voces" (p. 16)

Ligado a todo lo anterior, e igualmente importante, resultan las condiciones generativas contempladas para el Lenguaje por Bajtin (1982). Se reconocen en su teoría una capacidad de transformación inherente a la construcción de los sentidos y significaciones. El sentido, tiene la facultad y el poder de cambiarlo todo sin cambiar nada físicamente. Todo, dice Bajtin (1982), "... sigue siendo como era pero adquiere un sentido totalmente diferente (la transformación semántica del ser). Cada palabra del texto se transforma en un contexto nuevo" (p. 387).

Propuestas como la de Foucault y aquella de Bajtin/Voloshinov, que toman como base las condiciones sociales históricas y culturales de los sujetos, no resultan tan lejanas. Por el contrario, tal como lo propone Zavala (1992), el proyecto bajtiniano, puede enriquecerse "en conjunción con, por ejemplo, la noción de 'formaciones discursiva', o las 'posiciones semánticas' del sujeto en el discurso" (p. 13). La palabra, los saberes, las prácticas de la vida se mezclan, conforman una amalgama que condensa experiencias, interacciones y relaciones de mujeres y hombres con sus interlocutores más inmediatos, e igualmente con aquellos de su pasado y de sus sueños futuros que se erigen en referentes para la constitución de sus significaciones. Se trata, además, de constituir en esa interacción posibilidades para la generación de nuevas realidades y prácticas. No se trata de cambiar la materialidad de las cosas, pero a la vez se trata de transformarlo todo comprensiva y significativamente.

El ejercicio analítico basado en la dinámica enunciativa

El ejercicio analítico que se propone a continuación toma en consideración que las relaciones entre los diversos componentes, escenarios, géneros, protagonistas, valoraciones, énfasis en el discurso, construyen una dinámica particular para la enunciación y por ende un campo de múltiples posibilidades y matices para la construcción de la intersubjetividad y la consecuente emergencia de diversas imágenes de los sujetos. Es pertinente precisar, tal como lo propone Martínez (2005), que al hablar de imágenes en el discurso:

"(...) hablamos no de sujetos hablantes empíricos, sino de sujetos discursivos, de manera como los hablantes se esbozan a través de los discursos: los puntos de vista e imágenes que de sí mismo proyectan, y la manera cómo establecen los grados de intimidad o lejanía entre ellos; hablamos, igualmente, de la manera cómo el locutor se relaciona con los diversos puntos de vista o enunciadores propuestos en el enunciado". (p. 75).

La aplicación del Modelo de Dinámica Enunciativa permitiría entonces dar cuenta de los sujetos discursivos que se construyen en los enunciados sobre el tema del trabajo juvenil femenino, los puntos de vista que se proyectan a través de diversos enunciadores, e igualmente, las jerarquías y tipos de relación que se establecen entre locutor, enunciadores, enunciatarios.

Componentes del modelo de dinámica enunciativa.

Para el desarrollo de éste ejercicio analítico se toma como fundamento la presentación que efectúa María Cristina Martínez (2005; 2007) de su propio modelo, descrito particularmente en los capítulos: "La dinámica enunciativa del discurso" y "La orientación social de la argumentación en el discurso: una propuesta integrativa", en los textos referidos, respectivamente. Se toma en cuenta, además, el material de trabajo del Seminario Análisis del Discurso: La construcción discursiva del sujeto (Martínez, 2008), suministrado en el desarrollo del Doctorado de Humanidades de la Universidad del Valle.

Dado que los fundamentos y particularidades de este modelo se encuentran presentes en los textos ya citados, para el presente caso se rescatan y enfatizan sólo algunos de los conceptos y aspectos centrales del mismo. Con base en tales textos se presentan a continuación algunas definiciones y características del modelo que, según lo concibe Martínez, tiene un carácter integrador y encuentra fundamento en una visión dialógica del discurso. En relación con la misma, tres aspectos resultan fundamentales y son su base epistemológica: la incondicionalidad de la intersubjetividad (relación yo -tu-voz ajena); la nueva noción de contexto, que resulta fusionado con las formas de manifestación del Lenguaje; y la interrelación entre prácticas sociales humanas, que hace referencia al uso social del Lenguaje para diferenciar y definir el género discursivo.

El discurso, bajo esta propuesta, es visto como "un sistema de evaluación social cuya unidad de análisis es el enunciado, espacio discursivo que permite la construcción de la gran heterogeneidad social" (Martínez, 2007, p. 198). En coherencia con lo anterior, el enunciado es entonces:

"(...) ese terreno común donde se construyen puntos de vista diversos, relaciones jerárquicas, simétricas o asimétricas, grados de proximidad o de lejanía entre los protagonistas, es también el lugar donde se construyen apreciaciones que convocan igualmente niveles de jerarquía y grados de cercanía en relación con la palabra ajena o el acontecimiento referido. La manera como estas relaciones se construyen en el enunciado dará cuenta del tono social fundamental que adopte el discurso". (Martínez, 2005, p. 75)

Tomando en cuenta los referentes anunciados, el modelo de Dinámica Enunciativa contempla la integración de cuatro componentes: situación de comunicación, de enunciación, acto valorativo: tonalidades y construcción tridimensional del sujeto discursivo. Se presenta a continuación en forma sintética las definiciones sobre estos componentes:

Procedimiento. El análisis se ha efectuado tratando de mantener las recomendaciones planteas por Ducrot (1988) para tratar de comprender el sentido de un enunciado. El autor propone la siguiente secuencia: "presentación de los puntos de vista de los diferentes enunciadores (... ) Indicación del locutor en relación con los enunciadores (...) asimilación de un enunciador con una persona X" (p. 66). Para la implementación del análisis se ha procedido a considerar por separado cada uno de los enunciados, esto en función de ir analizando las diversas imágenes, relaciones que se establecen entre los variados elementos de comunicación, enunciación, acto valorativo y dimensiones del sujeto discursivo. Finalmente, se elaborará una síntesis acerca de la dinámica enunciativa de tipo dialógico observada en el texto de referencia.

Selección del texto. Para la escogencia del documento, se revisaron diversas fuentes y documentos impresos y digitales. Se tomó en consideración, por ejemplo, materiales de investigaciones sobre el tema del trabajo femenino previamente desarrollados (Arango, Viveros, y Bernal, 1995; Camacho, 2006). De igual forma, se consultaron diversas páginas que contienen textos de tipo académico investigativo y periodístico3. El texto de análisis fue seleccionado tomando en cuenta criterios de actualidad de su publicación, relevancia, pertinencia del tema, riqueza del material de análisis.

Artículo seleccionado: "Invisibles pero presentes. Niñas y jóvenes trabajadoras en la informalidad" Revista Cultura y Trabajo No. 37: Mujer y trabajo decente (Vélez, 2009).

Resultados del análisis. El texto, en su conjunto, está vinculado con una revista perteneciente a una institución con un grupo investigativo reconocido en el contexto académico colombiano y adopta, por ende, un carácter académico - científico. Este hecho se ve matizado y limitado dada su extensión relativamente corta, con limitada profundidad, y su orientación principalmente a la divulgación de temas coyunturales y de actualidad en torno al mundo del trabajo. Se suma a esto el hecho de reconocerse como un instrumento de difusión de una institución fundamentada en la perspectiva sindical (la Escuela Nacional Sindical), lo cual connota también una postura política.

Desde este marco, se define la figura del locutor científico, académico e investigador que convoca la figura de un interlocutor con el cual compartir un sentido crítico sobre el tema. El interlocutor está representado, igualmente, por lectores particulares interesados en el tema del trabajo juvenil femenino en la informalidad, tanto académicos como sindicalistas y público con posibilidades de acceder a este medio especializado y a recursos de internet.

Para efectos del análisis, bajo el "Modelo de Dinámica Enunciativa", se procede a ubicar en la primera columna los enunciados correspondientes a fragmentos (citas textuales) del artículo mencionado. En la segunda columna, se procede al análisis según las dimensiones del modelo, tal como se ha propuesto previamente.

Conclusiones

Acerca del análisis de la dinámica enunciativa

El texto del artículo, se genera a partir de las reflexiones de un locutor en persona de una mujer, académica e investigadora. Aquí se convoca la figura de un interlocutor representado por académicos, sindicalistas y público interesado en el tema del trabajo juvenil femenino ejecutado en la informalidad de la economía de nuestra región. Se identifican en el texto dos puntos de vista: El PV1 que cuestiona y llama la atención sobre las condiciones de vulnerabilidad del trabajo femenino de niñas y mujeres jóvenes, en la economía ya referida. El PV2 se encuentra en contradicción con dicha crítica, sus reclamos y cuestionamientos.

El primer punto de vista se explicita mediante un enunciador (E1) crítico que se mantiene en el transcurso del texto y reclama la actitud y acciones de sindicalistas, sociedad y cultura. Se recurre a diferentes voces: OIT, DANE, Niñas y mujeres jóvenes e, igualmente, a diferentes recursos que dan cuenta de las personas en el discurso y de la interrelación y emergencia de los sujetos discursivos. Las citas directas e indirectas y el uso de un discurso permiten dar cuenta de la condición polifónica que este tipo de textos comporta. En este discurso de corte académico e investigativo sobre el tema del trabajo juvenil femenino y sus condiciones de vulnerabilidad, la "ausencia" del autor del texto4- acudiendo a la fusión con algunas voces convocadas, se constituye en un recurso para construir una imagen de objetividad, autoridad, conocimiento y competencia sobre el tema del trabajo infantil femenino. El uso de citas con cifras y testimonios contribuye, igualmente, en la construcción de argumentos racionales y de competencia.

Pero no sólo se recurre a un discurso referido indirecto, como sucede cuando se trata de dar pruebas de objetividad y contundencia de los argumentos, algo característico de los artículos científicos. En el presente caso se recurre también al uso del discurso referido mediante citas abiertas directas. Las voces y testimonios de niñas y mujeres jóvenes imprimen dramatismo y autenticidad al documento, convocando además una dimensión emotiva que demanda del enunciador/enunciatario la sensibilidad y solidaridad del sujeto discursivo.

Finalmente, es muy importante señalar que en un discurso, como el que se evidencia en el texto analizado, la organización argumentativa muestra la conjugación entre elementos de racionalidad, valores y emoción. Esto concuerda con lo planteado por Martínez (2005), quien sostiene que "desde la perspectiva discursiva del lenguaje inscrita en una dimensión dialógica, los tres modelos de la argumentación se integran en el proceso de la Dinámica Enunciativa en el discurso para constituirse en una especie de Dinámica Argumentativa" (p. 87).

Derivado de esto, se encuentra entonces que la separación entre los tres modelos de argumentación deja de ser pertinente, pues se trata más bien de énfasis que en diversos momentos adquieren los discursos, convocando procesos de racionalización (Ratio); construyendo imágenes sobre emociones o sentimientos (Pathos) o enfatizando en lo ético, los valores (Ethos).

En el desarrollo del discurso sobre el trabajo juvenil y sus condiciones de vulnerabilidad se convocan y construyen diversos elementos que demandan de enunciador/enunciatario imágenes de tipo racional, competente, pero igualmente de orden ético, crítico y, finalmente, emotivo que resulte solidario y dispuesto a transformar las situaciones denunciadas.

Conclusiones generales

Como se ha podido observar, los elementos teóricos considerados al inicio de este documento, así como las informaciones del artículo analizado, permiten ilustrar las graves condiciones que afrontan el trabajo femenino, y dentro de éste, particularmente el trabajo de jóvenes y niñas en el sector informal. Condiciones históricas remotas y presentes contribuyen en la subvaloración de la actividad laboral en mención. Las jóvenes se ven expuestas a condiciones agudas de pauperización en su condición laboral, carentes de reconocimiento económico y, peor aún, de aquél que la sociedad debiera brindarles. Las difíciles circunstancias que emergen en la subvaloración de su trabajo se agudizan aún más ante situaciones personales vinculadas con su desarrollo social, físico, emocional, psicológico, asimismo con situaciones generadas en el contexto y cultural local, tales como la violencia en sus diversas formas (entre ellas la sexual). El panorama no es alentador y menos aún ante la proliferación de las modalidades de trabajo informal actuales. Ante esto, resulta inaudita la escasa acción de transformación social, política, cultural impulsada desde el Estado en sus distintos niveles.

El documento analizado brinda, por lo tanto, una importante contribución para hacer visibles las problemáticas referidas. El artículo presenta opciones interesantes para el análisis enunciativo y posibilita el conocimiento del proceso de construcción de los sujetos discursivos, y de sus imágenes, inmersos en una problemática de gran impacto social. Pese a esto, tomando como referencia el análisis enunciativo efectuado, se puede decir que priman en la presentación de la problemática, llamados emotivos, axiológicos, éticos, visibles mediante manifestaciones de crítica, denuncia, reclamo. Lo emotivo y axiológico se pone en relación con lo racional cognoscitivo, sustentado imágenes de objetividad, competencia académica. Pese al logro de estas conjugaciones, el artículo se muestra restringido en sus opciones propositivas. No se logran discernimientos que ayuden a visualizar caminos renovados de comprensión de la problemática. Así, muchas de las difíciles situaciones mencionadas, adquieren la connotación de algo insuperable, algo que si bien se denuncia, se sobrepone a comprensiones, cuestionamientos y búsqueda de opciones de solución.

En relación con el modelo de "Análisis de la Dinámica Enunciativa", se encuentra que brinda opciones interesantes para el análisis de este tipo de problemáticas que demandan continuamente diseños novedosos que ayuden a su visualización. Se presenta como un instrumento organizado, con una estructura clara, que contempla la integración de diversos niveles y situaciones. Se rescata así, el estatus de los participantes, las situaciones de la enunciación, las tonalidades y orientación social de los enunciados y, por supuesto, la integración entre dimensiones cognitivas, emotivas y axiológicas-éticas. No obstante lo anterior, ante problemáticas complejas como la analizada, que se encuentra articulada a experiencias cotidianas "congeladas" por tradiciones y prácticas discursivas de vieja data, pensadas además como "naturales", el modelo enunciativo, puede resultar restringido, quedando atrapado en los límites de su estructura. No son claras las posibilidades que puede ofrecer el modelo. Por ejemplo, para el análisis de situaciones políticas, relaciones, mecanismos, operaciones de poder, aspectos históricos, involucrados en la relación mujer-trabajo. El análisis tampoco contempla la mirada reflexiva acerca de las posiciones del investigador, de sus vínculos e intereses respecto a la problemática.

Se corre el riesgo, en tal sentido, de reducir el análisis a aspectos demasiado restringidos de lo cognitivo, emotivo, ético con visiones igualmente cortas sobre las condiciones sociales, históricas, culturales en el que se hacen presentes. En esa medida, puede resultar interesante para el modelo contemplar la ampliación, la interacción y la complementación con otras perspectivas, como la del análisis arqueológico y genealógico de Foucault, o aquellas del análisis crítico del discurso. Perspectivas en todo caso que posibiliten la revisión crítica de mecanismos, operaciones, relaciones que han contribuido a establecer como permanentes ciertos juegos de verdad, ciertas construcciones discursivas.

Se propone, finalmente, que frente a problemáticas multidimensionales, dinámicas, como la de la mujer joven y su vivencia laboral, se requieren modelos de análisis que contemplen los entrecruces complejos entre asuntos históricos, sociales, culturales, políticos, económicos, estéticos. Componentes condensados, a su vez, en experiencias e historias de mujeres reales, encarnadas en situaciones difíciles como las antes contempladas. Ante tal situación, se ha de buscar el desajuste, la movilización de cierto tipo de relaciones hegemónicas, comprendiendo para esto, las prácticas discursivas, las operaciones políticas que las sustentan.


Pie de página

3Algunas de las páginas consultadas fueron: http://www.revolucionantifeminista.org/wp-content/uploads/2009/06/manifiesto-antifeminista.pdf; http://www.terra.com.co/mujer/articulo/html/mur1295.htm; http://www.articuloz.com/article-tags/machismo; http://www.ciudaddemujeres.com/articulos; http://www.revistasice.com/cmsrevistasICE/pdfs/; http://www.ens.org.co/articulos; http://www.cinterfor.org.uy/public/spanish/region/ampro/cinterfor/temas/gender/nov/prensa08/indice.htm;
4Es preciso señalar, sin embargo, que el autor nunca está "ausente", siempre se trata de un ser social cuya presencia se hace evidente de diversas formas (tipo de texto, público de destino) aún en la ausencia de marcas específicas: léxicas, gramaticales. Enunciadores, enunciatarios y tercero, en tal caso, permiten la emergencia de imágenes que facilita visualizar la construcción de los sujetos discursivos y de sus interrelaciones en el discurso.


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