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Pensamiento Psicológico

versión impresa ISSN 1657-8961

Pensam. psicol. vol.13 no.1 Cali ene./jun. 2015

https://doi.org/10.11144/Javerianacali.PPSI13-1.rcpe 

Resiliencia comunitaria: propuesta de una escala y su relación con indicadores de violencia criminal1

Community Resilience: Proposal of a Scale and its Relationship with Criminal Violence Indicators

Resiliência comunitária: proposta de uma escada e sua relação com indicadores de violência criminal

José Ignacio Ruiz Pérez2

Universidad Nacional de Colombia, Bogotá (Colombia)

1Esta investigación se realizó con recursos de los proyectos de códigos 15888 (Convocatoria Fals Borda 2012, Facultad de Ciencias Humanas) y 14160 de la División de Investigaciones de Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, se realizó gracias a la gestión logística de Angélica Pineda y Ever José López
2Doctor en Psicología. Profesor Asistente Universidad Nacional de Colombia. Correo de correspondencia: jiruizp@unal.edu.co

Recibido: 30/06/2014 Aceptado: 26/02/2015


Para citar este artículo/to cite this article/para citar este artigo

Ruiz-Pérez, J. I. (2015). Resiliencia comunitaria: propuesta de una escala y su relación con indicadores de violencia criminal. Pensamiento Psicológico, 13(1), 119-135. doi: 10.11144/Javerianacali.PPSI13-1.rcpe


Resumen

Objetivo. Este trabajo pretendió validar una versión breve de la escala Resiliencia comunitaria (RC), así como explorar las relaciones entre este tipo de resiliencia e indicadores de eficacia colectiva y de violencia criminal. Método. En el estudio participó una muestra no aleatoria de estudiantes de carreras técnicas, tecnológicas y universitarias (n=965), quienes respondieron a una batería de escalas sobre RC, eficacia colectiva, probabilidad percibida de victimización y aspectos sociodemográficos. Resultados. La escala RC obtuvo una satisfactoria fiabilidad interna (alfa de Cronbach=0.87), y arrojó dos factores: afrontamiento comunal y autoestima colectiva. La experiencia de victimización se asoció con mayor afrontamiento comunal y menos autoestima colectiva, mientras que una mayor eficacia colectiva se relacionó con más RC. A nivel departamental, más homicidios, secuestros y hurtos, así como un mayor nivel socioeconómico se asociaron con menor autoestima colectiva. Conclusión. La escala RC presenta una alta fiabilidad interna, validez convergente con indicadores de victimización y de eficacia colectiva, así como validez ecológica con indicadores objetivos de criminalidad.

Palabras clave: Resiliencia comunitaria, afrontamiento comunal, autoestima colectiva, violencia criminal.


Abstract

Objective. The aims of this paper were to both validate a short Community Resilience Scale (CR) and to explore relationships between resilience and collective efficacy and criminal violence indicators. Method. A non-randomized sample (n = 965) was taken of students from technical programs and universities, who answered a scales pool on CR, collective efficacy, victimization perceived probability and background variables. Results. Results showed that the CR scale had high internal reliability (Cronbach's alpha = 0.87), with two factors: communal coping and collective self-esteem. Victimization experiences were associated with both higher communal coping and lower collective self-esteem, and CR and collective efficacy were directly associated. In a macro level analysis, more homicides, kidnappings, and car thefts were associated with lower collective self-esteem level. Conclusion. CR Scales show high internal reliability, convergent validity with victimization and collective efficacy indicators and ecological validity with objective crime indicators.

Keywords: Community resilience, communal coping, collective self-esteem, crime violence.


Resumo

Escopo. Este trabalho pretendeu validar uma versão breve da escala Resiliência comunitária (RC), assim como explorar as relações entre este tipo de resiliência e indicadores de eficácia coletiva e de violência criminal. Metodologia. No estudo participou uma amostra não aleatória de estudantes de faculdades técnicas, tecnológicas e universitárias (n= 965), que responderam a uma bateria de escalas sobre RC, eficácia coletiva, probabilidade percebida de vitimização e aspetos sócio-demográficos. Resultados. A escala RC obteve uma satisfatória fiabilidade interna (alfa de Cronbach= 0.87) e jogou dois fatores, afrontamento comunal e autoestima coletiva. A experiência de vitimizações foi associada com maior afrontamento comunal e menos autoestima coletiva, enquanto uma maior eficácia coletiva foi relacionada com mais RC. No nível departamental, mais homicídios, sequestros e furtos, assim como um maior nível socioeconómico, foram associados com menor autoestima coletiva. Conclusão. A escala RC apresenta uma alta fiabilidade interna, validez convergente com indicadores de vitimização e de eficácia coletiva e validez ecológica com indicadores objetivos de criminalidade.

Palavras chave: Resiliência comunitária, afrontamento comunal, autoestima coletiva, violência criminal.


Introducción

A pesar de la proliferación de desastres naturales y de la violencia en sus distintas expresiones e intensidades, las cuales pueden generar pérdidas humanas, afectación psicológica y daño a propiedades, no se debería dejar de lado que junto a estas situaciones, tanto las personas como las comunidades presentan ciertos mecanismos que les ayudan a atenuar el impacto de tales situaciones y recuperarse de las mismas. Estos incluyen la eficacia colectiva, la cultura ciudadana y/o la resiliencia comunitaria. Este tipo de mecanismos ayudan a comprender, aunque sea parcialmente, las acciones que realiza una comunidad para evitar el cierre de los hospitales (Quinquiví, 2013), su privatización (Sevillano, 2014), el juzgamiento por parte de comunidades indígenas de autores del asesinato de uno de sus líderes espirituales y guardia indígena (Sierra-Restrepo, 2013), incluso, procesos más macro-sociales, como la reducción de la pobreza del 57% al 31% de la población en Bangla Desh, mediante la activación de redes vecinales dirigidas por mujeres como actores clave en el cambio (El País, 2013).

A nivel colectivo, la resiliencia comunitaria o social es uno de los mecanismos que se asocia con el afrontamiento efectivo de los desastres naturales (Cohen, Leykin, Lahad, Goldberg y Aharanson, 2013; Joerin, Shaw, Takeuchi y Krishnamurti, 2012), el deterioro y la crisis económica (Skerrat, 2013), los cambios políticos y sociales (Wilson, 2012), los cambios ambientales (Lange, Kramer y Faber, 2013; Suárez Ojeda, 2001) o los eventos traumáticos puntuales o crónicos que amenazan seriamente la existencia y estabilidad de las comunidades (Páez, 2014a, 2014b).

La resiliencia comunitaria constituye para algunos un concepto ubicuo, escasamente teorizado pero atractivo, en la medida en que se consolida como elemento para comprender cómo las comunidades resisten, superan y aprenden de las experiencias traumáticas colectivas, sean naturales o provocadas por los seres humanos (Skerrat, 2013). Ahora bien, las controversias sobre la definición de este concepto giran en torno a la definición misma del constructo, debido a la falta de claridad al diferenciar entre las condiciones que favorecen la resiliencia de la comunidad, los componentes que la constituyen, la manera en que operan estos componentes y los efectos que tiene la resiliencia tanto en la comunidad como en el evento traumático. En cuanto a los aspectos definitorios, para algunos autores la resiliencia es uno de los polos de un continuo, cuyo otro extremo es la vulnerabilidad (Maru, Smith, Sparrov, Pinho y Duke, 2014). Desde otras perspectivas, la resiliencia es un mecanismo, con una estructura particular y un proceder específico, diferente de la vulnerabilidad, lo cual tiene sentido si se considera que la ausencia de condiciones de vulnerabilidad no equivale necesariamente a la presencia de factores que favorecen la resiliencia. Además, las aproximaciones al constructo han evolucionado de una perspectiva reactiva, el enfoque de recuperarse de, de los años 70, a una concepción de agencia humana positiva, iniciada alrededor del 2008.

Dentro de este último enfoque, Cohen et al. (2013) propone que la resiliencia es una habilidad o capacidad de la comunidad para tratar con crisis y disrupciones. Se relaciona con la existencia, desarrollo y compromiso de los recursos comunitarios para responder a los desafíos de un ambiente caracterizado por el cambio, la incertidumbre, la impredecibilidad y la sorpresa. Para Wilson (2012, 2013), la resiliencia se refiere a la capacidad de un sistema para absorber las perturbaciones ambientales, políticas y sociales; es también la capacidad de reorganizarse mientras, al mismo tiempo que cambia, mantiene la esencia de su función, estructura, identidad y retroalimentación. Por su parte, Joerin et al. (2012) la consideran una etapa del ciclo de vida en el que las personas se encuentran en la fase de posdesastre; se caracteriza entonces por la habilidad de una comunidad para canalizar su afrontamiento y adaptarse a las consecuencias ulteriores de un desastre. De acuerdo a Syed y Jayant (2012), es la capacidad de los grupos para recuperarse o responder positivamente a la adversidad. Esta puede tomar varias formas, ya sea: resistencia, absorción, acomodación o recuperación eficiente de sus funciones esenciales; es decir, en un plazo de tiempo razonable y de una manera apropiada. Para Páez (2014a), la resiliencia, en psicología, se refiere a la capacidad de robustez psicológica e integración del yo, a la flexibilidad del sujeto ante la adversidad, a su capacidad de no ser afectado fuertemente por hechos traumáticos y condiciones adversas, así como a la capacidad para recuperarse después de ellos. En esencia, es la capacidad de seguir funcionando y desarrollándose pese a haber vivido circunstancias adversas como los sucesos traumáticos. Para este mismo autor, la resiliencia colectiva sería el predominio de acciones racionales, altruistas y de solidaridad después de traumas colectivos, de manera que no es solo la ausencia de pánico, disturbios o impacto traumático, sino que involucra dos ejes esenciales, la ayuda mutua y la solidaridad emocional ante la adversidad.

Ahora bien, la resiliencia entendida como una combinación de elementos que favorecen esa respuesta de resistencia, absorción, acomodación y/o recuperación, se describe a partir de diferentes componentes que se detallan en la tabla 1. En ella, se recopilan una serie de trabajos sobre resiliencia comunitaria que, en su conjunto, dan cuenta de la amplia variedad de elementos facilitadores que se pueden hallar en la literatura científica acerca de la respuesta colectiva a sucesos traumáticos.

Como se puede apreciar en la información consignada en la tabla 1, las variables asociadas a la resiliencia comunitaria son diversas y, aparentemente, dependerían del ámbito en el que se evalúe la resiliencia o del tipo de eventos traumáticos que deba enfrentar la comunidad. Sin embargo, es posible destacar algunos ejes comunes, tales como (a) contar con una infraestructura que soporte la respuesta ante la crisis, la cual puede estar constituida por una gama de servicios básicos eficientes (salud, educación, alimentación); (b) valorar los recursos propios tangibles e inmateriales, como los saberes propios, el lenguaje y la cultura; (c) valorar aspectos sociales como la participación de los actores locales, el apoyo social y la honestidad; y (d) usar el humor como una estrategia de afrontamiento que favorece la reevaluación del evento traumático, lo que permitiría el crecimiento pos-traumático (Páez et al., 2011).

Hay que tener en cuenta que las variables asociadas a la resiliencia son diferentes de las condiciones que los favorecen o afectan negativamente. Además, algunas variables de la resiliencia comunitaria se atribuyen también a otros constructos psicosociales, como la eficacia colectiva o la cultura ciudadana. En primer lugar, Wilson (2012, 2013) indica que la resiliencia comunitaria se puede ver amenazada por factores tanto internos como externos. Entre los primeros, se puede encontrar el cambio de líderes, dado que afectan la continuidad de los procesos locales y su reorganización. A manera de ejemplo, Rozo, Ruiz y Arbeláez (2010) encontraron que en el ámbito de las prisiones, el cambio de directivas en una institución penal se asoció con un declive del clima emocional entre internos y funcionarios en las primeras semanas de ejercicio de la nueva dirección. En cuanto a los factores externos, estarían los cambios de clima, tecnológicos y políticos, particularmente, los procesos de globalización y capitalismo (Wilson, 2013), ya que fomentan la codicia, el egoísmo, la maximización de beneficios, la integración social más vertical que horizontal, el debilitamiento de las fronteras entre comunidades y la orientación de sus actividades, más por intereses globales que locales.

En segundo lugar, Cohen, Inagami y Finch (2007) elaboraron una escala de ocho ítems sobre eficacia colectiva que cubre dimensiones como la unión, la tolerancia entre vecinos, la atención dirigida a ayudar a los demás, la confianza, la actitud propositiva (hacer algo sobre los grafittis) y el respeto. Estos últimos aspectos son también cubiertos por el constructo de cultura ciudadana (Ruiz, 2005). En un estudio con datos colombianos con esta escala se ha encontrado que los ítems de la escala se agrupaban en dos factores, uno referido a la unión entre la gente y otro sobre acciones concretas hacia la comunidad. Además, una mayor eficacia colectiva se asoció con mayor cultura ciudadana, un nivel socioeconómico más alto con mejor clima emocional y mayor satisfacción con la policía. De otro lado, se asoció con un menor miedo al crimen (Ruiz, 2010). Por su parte, Carroll, Rosson y Zhou (2005) proponen una escala de 17 ítems para evaluar eficacia colectiva, con temas como la capacidad para elaborar leyes justas, generar empleo, apoyar a grupos vulnerables como discapacitados o de tercera edad, resolver crisis sin afectar la comunidad, valores como la cooperación y el compromiso, así como mantener equipamientos urbanos limpios como zonas verdes, aire y agua, a pesar de las dificultades que se presenten. También aquí se aprecia una conexión con la cultura ciudadana, en cuanto al respeto a los equipamientos humanos.

Por su parte, en el estudio realizado por Ruiz, Pineda, López y Rodríguez (2011), una mayor eficacia colectiva medida con esta escala arrojó tres factores, cuidado por la comunidad, desarrollo económico y atención a grupos vulnerables. Además, se asoció con menos capturados por homicidio, hurto, tráfico de armas o tráfico de estupefacientes. Además, a mayor eficacia colectiva, menos miedo al crimen, y percepción de mayor cultura ciudadana y satisfacción con la policía.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, el primer objetivo de esta investigación es elaborar una escala de resiliencia comunitaria a partir de los grandes ejes proporcionados en la literatura revisada, definiendo estos ejes como las variables asociadas a este tipo de resiliencia. Un segundo objetivo es estudiar las relaciones entre las percepciones de resiliencia comunitaria con indicadores de eficacia colectiva. Un tercer objetivo es conocer las relaciones entre las percepciones de resiliencia comunitaria con indicadores objetivos de criminalidad, teniendo presente la sugerencia de Páez (2014b) de que un indicador psicosocial debe mostrar su sensibilidad con aspectos objetivos de la realidad social.

Método

Diseño

Este estudio es de corte psicométrico, orientado a conocer las propiedades psicométricas, particularmente, la fiabilidad y validez de una escala de resiliencia comunitaria construida ad-hoc en el marco de una investigación más amplia.

Participantes

Los participantes fueron 965 estudiantes de carreras universitarias, técnicas y tecnológicas de 10 capitales de departamento de Colombia. El acceso a la muestra fue por disponibilidad, a partir de las instituciones universitarias y del SENA que respondieron favorablemente a una invitación realizada por correo ordinario para colaborar en la investigación. La mayoría de los sujetos eran estudiantes de carreras técnicas y tecnológicas de una institución pública colombiana, el SENA, con presencia en todos los departamentos del país. Entre los estudiantes universitarios, las carreras más frecuentes fueron las ingenierías, psicología y contaduría pública. La media de edad estuvo en los 23 años (DT=5.75), aunque con variaciones importantes; precisamente debido a que las carreras técnicas del SENA pueden ser cursadas por personas con un amplio abanico de edades. Como se aprecia en la tabla 2, la mayoría de los estudiantes eran mujeres, predominando el estado civil de solteros/as, posiblemente por la condición de estudiantes de los individuos de la muestra. Por otra parte, los estratos 1 y 2, correspondientes a personas de condiciones socioeconómicas bajas reunían al 67.8% de la muestra. En Colombia, el estrato socioeconómico es un indicador territorial basado en la calidad de la vivienda y de los servicios públicos del lugar de residencia (electricidad, teléfono, agua, gas, vías principales o secundarias). Es un indicador indirecto del ingreso económico de una persona o familia, dado que las personas con más recursos viven en sectores con más y mejores servicios. El estrato es asignado por las alcaldías (oficinas de catastro), a cada barrio y dirección, aparece en los recibos de servicio público (por ejemplo, agua, gas, electricidad), y permite medir en las encuestas el nivel socioeconómico de las personas con una única pregunta. Además, ya que el estrato se asigna a la vivienda y no a quien la habita, evita la estigmatización de los individuos (para niveles socioeconómicos bajos) o sesgos derivados más propios de otros indicadores (como por ejemplo, la clase social que se asignan las personas). La tabla 2 informa con mayor detalle acerca de estas características.

Instrumentos

El instrumento empleado en este trabajo consiste en un grupo de escalas pertenecientes a una batería de evaluación, una de las cuales es la Escala de resiliencia comunitaria como eje central de este trabajo. A continuación, se describen las empleadas en el trabajo.

Escala de victimización.

Consta de 16 sucesos criminales de los cuales se pregunta al individuo si le han ocurrido o no en los anteriores seis meses; estos eventos son: robo/hurto, amenazas, agresión física, extorsión, secuestro, agresión sexual, lesiones por accidente vial, llamadas obscenas, persecución en la calle, acoso en el trabajo, tener que dar dinero por trámites gratuitos, homicidio de familiar, muerte de familiar por accidente vial, lesiones por accidente vial, desaparición forzada de un familiar y suicidio de un familiar. El formato de respuesta es dicotómico (si le ha ocurrido cada uno de los sucesos o no). Esta escala es una actualización de una versión similar (Ruiz, 2007a). Entre los sucesos incluidos en la versión actual se incluyen el suicidio de un familiar y se diferencia entre homicidio y pregunta sobre homicidio de un familiar, en lugar de muerte violenta de la versión previa. Como propiedades psicométricas, Ruiz, (2007b) y Ruiz y Turcios (2009) reportan una adecuada validez convergente, en la que se destaca la asociación entre una mayor acumulación de experiencias personales de victimización (la sumatoria en esta escala), con mayor miedo difuso al crimen y con una percepción más negativa del clima del país, con mayor probabilidad percibida de futuras victimizaciones y niveles más bajos de cultura ciudadana (Luis y Turcios, 2009).

Probabilidad percibida de victimización (miedo cognitivo al crimen).

Esta escala indaga por la probabilidad percibida por un individuo de que le aconteciera cada uno de los sucesos anteriores en los siguientes seis meses a la encuesta (poco probable, probable, muy probable). Sumando la puntuación a cada ítem se obtiene una sumatoria que equivale a la probabilidad percibida de ser víctima de algún delito en los siguientes seis meses. El alfa de Cronbach de una versión anterior con 15 ítems ha oscilado entre 0.87 y 0.90 (Ruiz, 2007). Puntajes más altos en esta escala se han asociado con más problemas sociales percibidos (desempleo, drogas, falta de recursos educativos, hambre), con un clima emocional más negativo, con mayor temor al crimen (Luis y Turcios, 2009), con menor eficacia colectiva y cultura colectiva percibidas (Ruiz, 2010).

Escala de eficacia colectiva (EEC; Carroll et al., 2005; Ruiz et al., 2011).

Consta de 17 ítems con cuatro opciones de respuesta (desde total desacuerdo, algo en desacuerdo, algo de acuerdo, hasta total acuerdo). Su puntaje permite obtener un valor total para la escala, así como un puntaje para (a) cuidado de la comunidad, (b) desarrollo económico y (c) atención a grupos vulnerables. En el estudio mencionado, el alfa de Cronbach de la escala fue de 0.90. Un análisis de la distribución de puntuaciones en esta escala en estudiantes colombianos se presentó en Espinosa y Ruiz (2012), encontrándose que a más eficacia colectiva menor temor al crimen, menor probabilidad estimada de ser víctima de un delito (Ruiz, Pineda, López y Rodríguez, 2011), así como una mayor satisfacción con la policía (Ruiz, 2012). Además, se encontró que un promedio más alto en eficacia colectiva, a nivel departamental, se asoció con menos captura por homicidios, hurto de carros, porte de armas y tráfico y porte o fabricación de estupefacientes (Ruiz, 2012).

Estas tres escalas (victimización, probabilidad percibida de victimización y eficacia colectiva) han sido empleadas en trabajos anteriores para conocer la percepción de seguridad y el tejido social, a lo largo del tiempo (Espinosa y Ruiz, 2012; Ruiz, 2007a, 2007b,2010; Ruiz y Turcios, 2009; Ruiz, López, Norza y Rodríguez, 2012), y se incluyen en este trabajo con el fin de contrastar la validez convergente de la Escala de resiliencia comunitaria, que se presenta a continuación (p. ej., el Latinobarómetro, en Rodríguez-Raga y Seligson, 2009).

Escala de resiliencia comunitaria (ERC).

A partir de la revisión teórica, especialmente de la propuesta de Suárez-Ojeda (2001), se elaboró una lista de 16 aspectos de la resiliencia comunitaria. Cabe señalar que dicho autor es de los pocos que proponen dimensiones o componentes de la resiliencia social o comunitaria frente a temas sociales, mientras que otros autores proponen ejes en relación con la ocurrencia de desastres ambientales. Estos ítems, como se puede reconocer en los listados de la tabla 1, se centran en aspectos de identidad cultural, autoestima colectiva, autoeficacia colectiva o creatividad comunal, afrontamiento comunal, humor y honestidad estatal. La escala construida a partir de esta revisión, fue revisada, a su vez, por expertos en procesos psicosociales relacionados con el afrontamiento colectivo de eventos traumáticos y la resiliencia comunitaria previamente a la elaboración de este trabajo, para asegurar la validez de constructo.

Procedimiento

Las aplicaciones se realizaron en el primer trimestre de 2013, tras el contacto con las diferentes instituciones educativas y su autorización; estas fueron coordinadas por personal docente. Debido a que no hay una sola institución universitaria con presencia en todas las regiones del país, se realizó una primera recopilación de información sobre las universidades que tienen presencia en cada capital de departamento. Posteriormente, se contactó vía correo ordinario a aquellas que tuvieran carrera de Psicología. En caso de que no existiera esta carrera y fuera posible aplicar la encuesta en otras carreras se realizó la aplicación en las universidades que dieron su aceptación para participar en el estudio. En el caso del Sistema Educativo Nacional de Aprendizaje (SENA), el cual tiene presencia en todas las regiones del país, fue posible obtener información de participantes con formación en carreras técnicas y tecnológicas, aunque no necesariamente se impartan los mismos programas en todos los centros.

En algunos casos, investigadores asociados al proyecto viajaron a los lugares de aplicación para llevar a cabo la recolección de datos. Esta fue resultado de una aplicación colectiva de las pruebas, en los salones y dentro de los horarios habituales de los estudiantes. En cualquier caso, las personas que aplicaron la encuesta recibieron unos lineamientos básicos sobre el objetivo de la investigación, la forma de contestar el instrumento y el uso que se daría a los datos recolectados. La mayoría de los instrumentos han sido aplicados en forma similar en un estudio anterior (Ruiz, López, Norza y Rodríguez, 2012). Los lineamientos deontológicos sobre la participaron voluntaria e informada en la encuesta se incluyeron en la investigación, en la medida en que los objetivos de la investigación se presentaron a los estudiantes, se informó sobre sus responsables (entidades académicas que aprobaron el estudio y que lo ejecutaban) y sobre los autores principales, así como del uso que se daría a los datos, la colaboración de los estudiantes para responder voluntariamente la batería, la cual se presentó desligada de cualquier reconocimiento o ganancia académica. Los docentes de cada institución que contribuyeron con la recolección de datos no recibieron un pago económico por ello, sino un reconocimiento en forma de constancia como auxiliares de la investigación.

Análisis de los datos

Los análisis se realizaron con la versión 15.1 de SPSS. Concretamente, se realizó un análisis de las distribuciones de las opciones de respuesta de cada ítem para definir si cumplían los criterios de una distribución normal. Seguidamente, se calculó el alfa de Cronbach de la escala, se llevó una depuración de alguno de los ítems teniendo en cuenta el sentido y la fuerza de la correlación ítem-escala. A continuación, se llevó a cabo un análisis factorial exploratorio, enfatizando el coeficiente alfa de Cronbach de los factores y empleando la rotación promax, que supone que los factores no son independientes sino interrelacionados, lo cual fue complementado con el procedimiento de análisis en paralelo (Ledesma y Valero-Mora, 2007), para confirmar el número de factores a conservar. Posteriormente, para explorar la validez convergente de la escala se analizaron, mediante correlaciones de Pearson, las relaciones entre los puntajes en la ERC y en sus factores, con cada una y el total de las experiencias de victimización criminal, con el puntaje en la Escala de probabilidad percibida de victimización y con el de la Escala de eficacia colectiva.

Finalmente, con el fin de explorar la validez de criterio, ecológico y concurrente, se calcularon los promedios en ERC por departamento; para cada uno de ellos se obtuvieron indicadores del año 2010 de capturados por una serie de delitos (Policía Nacional, 2010). Para estos análisis, la unidad de estudio es el departamento, con un tamaño muestral de 11, derivado del número de muestras departamentales en las que se aplicó la ERC y las demás escalas.

Resultados

Análisis descriptivo, fiabilidad interna y validez factorial

En la tabla 3 se muestra la distribución de respuestas en cada uno de los ítems de la ERC. El análisis visual de la tabla muestra que las respuestas no se distribuyen de forma normal, sino que están escoradas en su mayoría hacia las opciones de respuesta de acuerdo y total acuerdo. El coeficiente de Kolmogorov-Smirnov, que fue significativo para cada uno de los ítems, con p<0.001, confirma lo observado en la inspección visual. La excepción a esta tendencia lo constituye el ítem 10, en el que se refleja poca credibilidad en la honestidad de los equipos de gobierno municipales. Por su lado, el ítem 11, al invertirse muestra que no hay un desacuerdo en que la gente de la comunidad se toma en serio su bandera e himno.

En cuanto a la fiabilidad interna de la escala, el coeficiente alfa de Cronbach para el conjunto de los 16 ítems fue de 0.80. Sin embargo, se puede apreciar que en las correlaciones ítem-escala, los ítems que fueron invertidos arrojan una correlación muy baja (ítem 9) o negativa (ítem 11). Al excluir estos dos ítems del análisis de fiabilidad, el coeficiente de consistencia interna fue de 0.87, con correlaciones ítem-escala entre moderadas a altas (0.40 en adelante), excepto para el ítem 10, que fue de 0.25. En los análisis subsiguientes, se excluyeron los ítems 9 y 11, y se mantuvo el 10, ya que es el único de la escala que recoge la apreciación de la conducta de unas autoridades concretas, las de la alcaldía.

En cuanto a la escala de probabilidad percibida de victimización, la fiabilidad interna del conjunto de ítems fue de 0.93, con correlaciones ítem-escala de 0.55 en adelante (n=428, M=22.58, DT=6.59, para 16 ítems).

Seguidamente, se llevó a cabo un análisis factorial basado en el alfa de los factores y rotación promax. Previamente, el índice KMO fue de 0.91 y el test de esfericidad de Barlett fue Chi2(91)=4713.2, p<0.001, apuntando a una adecuación de los datos para ser sometidos al análisis factorial. Este arrojó una solución de tres dimensiones, que explicaron el 45.11% de la varianza. Sin embargo, el tercer factor cargaba básicamente en un solo ítem, el 10, por lo que se realizó un nuevo análisis restringido a la obtención de dos factores (ver tabla 4). El primero reúne aspectos de planificación y ejecución de acciones propositivas por el bien de la comunidad. Se denominó a este factor afrontamiento comunal, y constituiría una dimensión instrumental, de orientación a la acción, de la resiliencia comunitaria. Es de notar que el ítem 10 (confianza en el trabajo honesto de la alcaldía) cargó positivamente en este factor. En el segundo eje se encuentran aspectos de autoestima colectiva, identidad cultural y sentido de pertenencia. Se denominó a este factor autoestima colectiva, y constituiría la dimensión afectiva de la resiliencia comunitaria.

Acto seguido, se l levó a cabo un análisis paralelo (Ledesma y Valero-Mora, 2007), el cual consiste en una técnica de simulación de Monte Carlo, basada en comparar los autovalores observados en una matriz de correlaciones que subyace a un procedimiento de componentes principales o factorización del alfa, con los autovalores obtenidos de matrices simuladas en n muestras de datos aleatorios sometidos al mismo análisis factorial. El procedimiento arroja para cada factor de los datos reales, un autovalor observado, y para las matrices simuladas el promedio y el percentil del autovalor para cada factor o componente estimado. Se conservan o retienen los autovalores observados que son superiores a los correspondientes autovalores estimados. Para los efectos de este trabajo, se realizaron 1000 simulaciones con los 14 ítems de la ERC, manteniendo como referencia el percentil 95 de los autovalores estimados. La solución del procedimiento arrojó que los tres primeros autovalores observados correspondieron a puntajes de 5.48, 1.40 y 1.05, respectivamente; mientras que el 95% de los autovalores estimados fueron de 1.24, 1.19 y 1.15. De acuerdo a ello, se retienen los dos primeros factores porque sus autovalores observados fueron mayores que los estimados (factor 1: 5.48 vs. 1.24; factor 2: 1.40 vs. 1.19), mientras que el factor 3 se rechazó al contar con un autovalor observado, 1.05, inferior al estimado, 1.15).

A partir de estos resultados se calculó un puntaje en la ERC para el conjunto de ítems (excepto los previamente excluidos del análisis factorial) y un puntaje directo en cada factor.

Experiencias y probabilidad percibida de victimización y eficacia colectiva

A continuación, se llevó a cabo un análisis descriptivo de la escala de experiencias de victimización y un análisis de correlaciones entre estas experiencias con el indicador de probabilidad percibida de victimización y los indicadores de la ERC. Como se puede apreciar en los resultados expuestos en la tabla 5, la experiencia de victimización criminal se asocia positivamente con una mayor probabilidad percibida de ser víctima de algún delito, ya que 14 de los 16 delitos muestran correlaciones significativas con el indicador de probabilidad y en 10 formas de victimización el nivel de significativa es p<0.01. En segundo lugar, son escasas las correlaciones y de dirección diferente con el indicador global de resiliencia comunitaria. Por un lado, ser amenazado o acosado se asocia con menos resiliencia comunitaria; mientras que una mayor experiencia de delitos con una fuerte carga de violencia, concretamente, la agresión sexual, el homicidio de un familiar y la extorsión, se asocian con más resiliencia comunitaria. Esta aparente contradicción en las relaciones entre los delitos y la resiliencia comunitaria se clarifica cuando se observan las correlaciones entre los indicadores desglosados de la resiliencia, particularmente, las experiencias delictivas se asocian con un mayor afrontamiento comunal (seis correlaciones significativas en esa dirección), mientras que generan una disminución de la autoestima colectiva (cinco correlaciones significativas). La experiencia de amenazas se asocia negativamente con ambos indicadores de la RC, pero el coeficiente es mayor para la autoestima colectiva. Por otro lado, ni una mayor victimización total ni la probabilidad de victimización se asociaron con los indicadores de resiliencia comunitaria.

Según estos datos, no hubo una asociación significativa entre los indicadores de resiliencia comunitaria y de afrontamiento comunitario (p>0.10) y la probabilidad percibida de victimización, aunque se encontró una correlación inversa con la autoestima colectiva (r(782)=-0.11, p<0.01). Por otra parte, a mayor eficacia colectiva, mayor resiliencia comunitaria (r(860)=0.38, p<0.001), y con sus ejes de afrontamiento comunitario (r(885)=0.36, p<0.001) y de autoestima colectiva (r(823)=0.35, p<0.001).

Por otro lado, se calculó la correlación entre tasas de capturados a nivel departamental por delitos en el año 2010, según fuentes de la Policía Nacional (2010) con los indicadores de resiliencia obtenidos de la ERC, empleando el coeficiente de Spearman. El tamaño muestral fue de 10, debido a que de los 32 departamentos nacionales, la ERC se aplicó solo en 10 capitales. En este análisis, se encontró que una mayor autoestima colectiva se asoció con menos capturados por homicidio (r=-0.71, p<0.05), por secuestro simple (r=-0.92, p=0.001) y extorsivo (r=-0.92, p<0.001).

En cuanto a los aspectos sociodemográficos, ni la edad ni el sexo se relacionaron con los indicadores de la ERC. Únicamente se halló que un mayor estrato sociodemográfico se asoció con una mayor percepción de resiliencia comunitaria (r(942)=0.09, p<0.01), especialmente, de afrontamiento comunal (r(994)= 0.21, p < 0.001), pero con una menor autoestima colectiva (r(1011)=-0.09, p<0.01.

Discusión

La resiliencia comunitaria o social constituye uno de los constructos psicosociales que reciben actualmente atención y permiten aumentar la comprensión y brindar formas de intervención para el cuidado, fomento y protección de las comunidades a las personas. Estas aplicaciones serán posibles en tanto se vayan afinando las respuestas a problemáticas propias de toda área de conocimiento social como la delimitación clara de constructos, desarrollo de instrumentos, diseño de estudios longitudinales que permitan identificar los efectos a largo plazo tanto de factores de riesgo (p. ej., la violencia, la falta de oportunidades educativas, déficits en cubrimiento de salud) como de los mecanismos protectores, (como la eficacia colectiva o la resiliencia comunitaria). El estudio de estos últimos mecanismos y procesos permite mantener una perspectiva positiva en el análisis de los problemas sociales, dado que la sociedad no es vista como un agente meramente pasivo, receptor de la influencia de situaciones y factores negativos, sino como una entidad con mecanismos de protección y desarrollo que es posible promover, generar y fortalecer.

En cuanto a la medición y evaluación de la resiliencia comunitaria, se han planteado estrategias tan diferentes como la evaluación de aspectos objetivos y estructurales de las comunidades, como la historia, los recursos institucionales, el cumplimiento de normas, el análisis de fuentes de ingreso, por citar algunas (Collier et al., 2013; Syed y Jayant, 2012). También, se ha recurrido a metodologías basadas en informantes clave (Sherrieb, Pfefferbaum, Pfefferbaum, Diab y Norris, 2012) y el desarrollo de escalas que miden percepciones o actitudes (Cohen et al., 2013; Palomar y Gómez, 2010). Ello en un marco en el que aún el mismo constructor de resiliencia comunitaria es ubicuo y falto de precisión, de acuerdo a Skerrat (2013).

En la presente investigación, a partir de la revisión de definiciones sobre resiliencia comunitaria se elaboró una lista de 16 ítems, en formato Likert, sobre componentes de la resiliencia comunitaria. Tras una depuración de ítems, la ERC mostró una fiabilidad interna satisfactoria, y una estructura dimensional en torno a un componente instrumental o de orientación a la acción que se denominó afrontamiento comunal, y otro expresivo, que recoge aspectos de apego, identificación y valoración positiva de la comunidad, designado como autoestima colectiva, siguiendo el modelo de Suárez Ojeda (2001). En la literatura reciente, el coping o afrontamiento comunal se define como una forma particular en la que un grupo encara un problema que afecta la identidad y supervivencia colectiva. Como cabía esperarse, las correlaciones entre el puntaje en la escala total y sus dos dimensiones fueron muy significativas. Además, se encontró una asociación estadísticamente significativa con una medida de eficacia colectiva, lo que muestra la validez concurrente del instrumento. En cuanto a la validez convergente, se hallaron asociaciones significativas entre diferentes experiencias individuales de victimización y los componentes de la resiliencia. De acuerdo a ello, la experiencia de ciertos delitos va asociada positivamente con la percepción de movilización de recursos comunitarios, es decir, con mayor afrontamiento comunal. En cambio, las experiencias de acoso (telefónico, en la calle) se relacionan, sobre todo, con una disminución de la autoestima colectiva. Cabe resaltar también que a más experiencias de ciertos delitos, se percibe una menor eficacia colectiva, lo cual mostraría que este último constructor y la resiliencia, al menos en el componente de afrontamiento comunal son cualitativamente diferentes.

Continuando con la validez convergente, se tomaron como unidad de análisis los departamentos de donde procedían las muestras, siguiendo las indicaciones de Páez (2014b) acerca de la necesidad de estudiar constructos como la resiliencia comunitaria en un nivel colectivo de análisis. En este nivel, se encontró una asociación directa entre varias formas de criminalidad, tales como homicidios, secuestros, hurto de vehículos, con una menor autoestima colectiva. Es posible que este resultado no se replique en sociedades con bajos índices de criminalidad, en cambio, en sociedades latinoamericanas toma dimensiones colectivas desde hace tiempo (Kliksberg, 2002). Así, entre 1980 y el 2006, la tasa de homicidios en América Latina prácticamente se duplicó, pasando de 12.8 a 25.3, y la de los países andinos, entre los que se encuentra Colombia, se triplicó, pasando de 12.1 a 45.4 (Kliksberg, 2006). No está fuera de lugar atribuir a la violencia criminal en estos países un efecto colectivo que debilita el tejido social. Por otro lado, debido a que los datos de capturas de la policía empleados en este trabajo corresponden al año 2010, y los de resiliencia comunitaria al último semestre del 2012 e inicios del 2013, se puede concluir que la ERC, al menos en su componente de autoestima colectiva presenta validez de criterio. Hay que tener en cuenta que los resultados, aunque se basan en muestras de estudiantes, arrojan una coherencia teórica con los indicadores de criminalidad. En este caso, se cumplirían los supuestos que permiten que muestras parciales de una población, en este caso estudiantes, puedan ser representativas de procesos culturales y sociales, en la medida en que se encuentran relaciones entre promedios en encuestas de percepción u opiniones, como lo es la escala de resiliencia propuesta en este trabajo, con indicadores objetivos teóricamente relacionados con el constructo que se mide, en este caso, indicadores de criminalidad (Páez y Vergara, 2000). Por otro lado, hay que recordar que en la muestra del actual estudio, el rango de edad es relativamente amplio, desde los 14 a los 55 años.

Este tipo de resultados podrían ser replicados en futuras investigaciones, enfatizando en las variables que predicen y que son afectadas por los diferentes componentes de la resiliencia comunitaria. Además de ello, se debe poner en consideración que dentro de los estudios sobre resiliencia comunitaria se están abordando temáticas muy diferentes, tanto en los niveles y unidades de análisis, ya sea a nivel de individuos o agregados, como en los ámbitos, por ejemplo, el cambio climático (Syed y Jayan, 2012), riesgos de catástrofes naturales (Maru et al., 2014) y políticas públicas que afectan al tejido social (Wilson, 2013). En ocasiones, los problemas a los que se enfrentan las comunidades son puntuales y de corto plazo (aunque tengan efectos duraderos), como la instalación de un centro comercial en un sector residencial. Otras problemáticas son de largo plazo, como situaciones cronificadas de violencia armada, tasas altas de desempleo general o que afectan a subgrupos específicos de la población. Dentro de estos contextos de deprivación relativa de recursos básicos o de exposición permanente a contextos violentos es posible encontrar actos de resiliencia comunitaria, como el caso comentado de los guerrilleros capturados y juzgados por una comunidad indígena debido al asesinato de un líder espiritual de la comunidad (Sierra Restrepo, 2013).

En la investigación sobre resiliencia comunitaria, siguiendo a Wilson (2012), es necesario tener en cuenta que los sistemas humanos no son como otros ecosistemas. En estos es posible encontrar ejemplos de recuperación total del estado del ecosistema y de sus miembros, mientras que los sistemas humanos presentan unas particularidades como que (a) tras recuperarse no vuelven exactamente al mismo nivel o estado anterior al evento traumático, porque hay al menos dos elementos nuevos, el aprendizaje a partir del desastre y la memoria colectiva; (b) en los humanos es posible encontrar dos tipos de adaptación, la anticipatoria o preventiva y la reactiva; y (c) los sistemas humanos tienen propósitos. El mismo autor indica además que ningún sistema es totalmente resiliente o vulnerable y que las comunidades nunca son estables porque les afectan perturbaciones muy complejas en diferentes niveles, duraciones, intensidades y tipos de manifestaciones (de inicio repentino o latente). Asimismo, señala que las comunidades no pueden alcanzar un nivel absoluto de bienestar, sino uno máximo en relación con las circunstancias de su contexto. Estos elementos de controversia, como por ejemplo, si la resiliencia comunitaria y la vulnerabilidad son constructos diferentes o polos opuestos de una misma variable (Maru et al., 2014), son temas que pueden abordarse en relación con el propósito último que ha guiado la elaboración de este trabajo: ¿cómo se puede contribuir a fortalecer la sociedad civil y las comunidades frente a la violencia, los problemas de salud y, en general, para promover su desarrollo humano?


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