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Universitas Psychologica

versão impressa ISSN 1657-9267

Univ. Psychol. v.7 n.3 Bogotá Set./dez. 2008

 

Pensar la psicología hoy*

Thinking Psychology Today

ÁNGELA MARÍA ROBLEDO-GÓMEZ**

Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia, amrobledo@javeriana.edu.co

Recibido: abril 4 de 2008 Revisado: junio 25 de 2008 Aceptado: julio 7 de 2008


ABSTRACT

The inauguration text of the V Congress of Psychology at the Javeriana University, "Thinking the Present: Psychology, Criticism, and Globalization Times", is presented. This event took place in April, 2008, in Bogotá, Colombia. These thoughts invite to see Psychology in the present, and to ask oneself about the forms of life that we are built of and that go through subjectivities in today's World, within the framework of the Economical, Cultural, Social and Political conditions of our countries, and they also invite to go in depth into the conditions of creation of a Subject that assumes the undefined project of freedom.

Key words authors Psychology, Globalization, Latin America.

Key words plus Psychology-Latin America, Globalization-Latin America.


RESUMEN

Se presenta el texto de instalación del V Congreso Javeriano de Psicología "Pensar el presente: Psicología, Crítica y Tiempos de Globalización", evento realizado en abril del 2008 en la ciudad de Bogotá. En la reflexión que se hace se invita a mirar la psicología en el presente y a interrogarse sobre las formas de vida que nos constituyen y que atraviesan las subjetividades en el mundo contemporáneo, en el marco de las condiciones económicas, culturales, sociales y políticas de nuestros países. También se invita a profundizar en las condiciones de emergencia de un sujeto que asuma el proyecto indefinido de la libertad.

Palabras clave autor Psicología, globalización, Latinoamérica.

Palabras clave descriptor Psicología-America Latina, globalización-America Latina.


En el año de 1987, Ignacio Martín-Baró, psicólogo y sacerdote jesuita, dictó una conferencia en nuestra Universidad a propósito del XXV aniversario de la creación de la Facultad de Psicología. En la introducción a su conferencia, Martín-Baró nos decía:

Veinticinco años de psicología constituyen una oportunidad privilegiada para reflexionar críticamente sobre el camino recorrido, y ello tanto desde la experiencia del caminante como desde la mirada de quien, en cada etapa de esa peregrinación académica, recibe o espera recibir la visita de sus logros científicos y profesionales. (1987, p. 1).

En esta reflexión inicial, nos invitaba, tanto a volver críticamente sobre el camino recorrido, como a preguntarnos por el impacto en los países latinoamericanos y del Caribe de nuestro quehacer profesional y disciplinario, desarrollando una premisa básica que él expresaba así:

el desarrollo de la psicología contemporánea ha estado intrínsecamente vinculado al desarrollo de las sociedades occidentales. No se trata sólo de que las principales elaboraciones de lo que hoy constituye el cuerpo central de la psicología hayan sido realizadas en los centros intelectuales de Europa y Estados Unidos; se trata de que esa elaboración ha constituido una respuesta más o menos intencional a los problemas humanos que surgían con el desarrollo económico y social de esos países. (Martín-Baró, 1987, como se cita en López, 2007).

A propósito de esta premisa podemos señalar que Martín-Baró hacía explícita la urgencia de mirar de manera crítica la psicología, lo cual nos permitiría develar sus relaciones estructurales con las condiciones históricas, sociales, políticas y económicas de las sociedades latinoamericanas. De esta forma resultaría posible reconocer las implicaciones que para la disciplina habían tenido las formas dominantes de conocimiento originadas en los países del Centro, y en su pretensión de verdad hegemónica y universalista sobre los países de la Periferia, en el marco del sistema-mundo capitalista.

La anterior reflexión y su invitación a pensarnos desde una psicología situada geopolítica, histórica y socialmente, será la base de nuestro V Congreso. Podríamos decir que hoy reformulamos la invitación que nos hacía Ignacio Martín-Baró en los siguientes términos: para la psicología la interrogación crítica por el presente significa examinar los sistemas desde los cuales se nos transmiten los estándares de necesidad, de pertinencia y eficacia en la construcción de nuestros mundos privados y públicos; así mismo, preguntarnos por las formas de vida que nos constituyen y atraviesan nuestras subjetividades. Se trata de una perspectiva del presente que nos permite ponernos en el límite de nosotros mismos, y atrevernos a apostarle a formas renovadas de vida, a nuevas ciudadanías, a subjetividades emergentes en el marco de "un trabajo indefinido por la libertad" (Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Psicología, 2008).

El propósito de nuestro V Congreso será: someter a debate crítico las perspectivas de las psicologías contemporáneas y sus relaciones con otros saberes disciplinales y sociales, frente a los escenarios de los actuales procesos de globalización (Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Psicología, 2008).

Un graffiti para pensar

El graffiti "capitalismo, tus milenios están contados", que aparece en una universidad de la ciudad de Bogotá, parecería invitarnos a reflexionar en torno al debate actual sobre las condiciones de construcción de sujeto y sobre las prácticas de subjetividad, cuando dicha reflexión se hace, ya sea desde perspectivas deterministas, o desde miradas que reconocen la complejidad y la multiplicidad de las fuerzas que atraviesan nuestra condición de seres humanos, los cuales, sin ignorar el peso que tienen las dimensiones económicas y geopolíticas en la vida de las poblaciones y de los sujetos, han señalado también como igualmente significativas las dimensiones sociales y geoculturales. En este marco de comprensión un saber como el de la psicología debe ser repensado y leído en clave de tiempos actuales.

Al volver sobre el mencionado graffiti, recordé una de las afirmaciones más contundentes de Noam Chomsky (2005) en su conferencia "El gobierno en el futuro", dictada hace algunas décadas, en el Perry Center de Nueva York, cuando señala que el capitalismo y la democracia, en último extremo, son incompatibles. Dicha afirmación la basaba en su análisis sobre la influencia del capitalismo en las formas de producción económica a través de sus prácticas de concentración de la riqueza en unos pocos; en el fortalecimiento de las corporaciones multinacionales como economías autónomas; en las formas de organización social y política a través de una tecnocracia emergente que desprecia las prácticas de la política. Lo anterior, según Chomsky, configura un contexto de múltiples relaciones, en el cual se acentúa la despolitización de la sociedad, se restringe la función del gobierno a la entrega de bienes y servicios, de manera cada vez más limitada y condicionada, y se aumentan los gastos para defensa y la seguridad, lo que produce, según el autor, sociedades de barbarie.

En mi reflexión también se hicieron presentes los planteamientos de Foucault, al recordar que, para este autor, los diferentes modos por los cuales los seres humanos se convierten en sujetos en nuestras culturas están atravesados por mallas de poder molar y molecular. En tal contexto, los poderes macro y meso producen las formas gubernamentales y los arreglos supraestatales en torno a la seguridad, el mercado y los poderes micro, esto es, aquellos que operan a través de los cuerpos y afectan las formas de vida de los sujetos. Se trata de poderes que tienen un carácter histórico y geográfico que, según Santiago Castro-Gómez (2007), operan, no como un poder macizo y homogéneo en una sola dirección, sino como algo que circula en muchos sentidos y que, según Foucault (como se cita en Castro-Gómez, 2007), funciona en cadena. Es decir, reflexionar sobre el carácter casi profético del mencionado graffiti me permitió, por un lado, reconocer las implicaciones que el capitalismo, como macro y meso poder, tiene sobre la vida de los sujetos. Igualmente, reconocer los micropoderes y las relaciones que permiten a los sujetos, a través de prácticas de reconocimiento y resistencia, liberarse de la condición de ser sujeto de relaciones de control y dependencia, y pasar a la condición de sujeción a la propia identidad, la conciencia y el autoconocimiento.

Lo que ha venido ocurriendo

En los últimos cincuenta años, este capitalismo ha producido riquezas enormes en las economías del Norte, y aun en Asia y Latinoamérica. En palabras de Richard Sennett (2006), ello se ha dado en medio de la desaparición de los regímenes socialistas estatales, de la disminución de las funciones del estado de bienestar, de la precarización del empleo en la empresa capitalista, de la flexibilización de las instituciones, de la expansión del mercado, del auge de nuevas tecnologías, de la migración de miles de personas que buscan nuevas oportunidades de trabajo y de la caída de los metarrelatos. Tales circunstancias han contribuido a crear una enorme fragmentación de la vida y a producir, como consecuencia, sociedades en las cuales se estrechan las esferas de lo público y lo político, emerge la primacía de lo privado y de comportamientos individualistas que llevan a las personas a aislarse y a refugiarse en sus pequeños espacios, como formas de protección frente a la incertidumbre y la inestabilidad.

El crecimiento económico se expresa hoy en procesos de mayor desigualdad e inestabilidad social. Este sistema capitalista, hemos señalado, afecta también las formas de producción de subjetividad, los universos simbólicos, las perspectivas cognitivas de los modos como producimos y otorgamos sentido a las experiencias individuales y a las relaciones intersubjetivas. Pero, dado que son poderes multidireccionales, su dicho sistema se ve afectado por las prácticas que nos permiten reconocernos como sujetos y por los modos de resistencia que, en palabras de Foucault, operan como catalizador químico para esclarecer las re laciones de poder, sus posiciones y los métodos usados. Relaciones que, como nos lo recuerda el autor, no se derivan de un foco central sino que, en su mismo funcionamiento, generan los espacios para las formas de resistencia, para sus fisuras, para la yuxtaposición de formas de poder y de condiciones de sujeto que, en su despliegue, se resisten a vivir bajo las prescripciones de su régimen y de sus condiciones.

¿Cómo viven hombres y mujeres, se pregunta Richard Sennett (2006), en medio de la inestabilidad social y la precariedad económica? ¿Qué tipo de sujeción emerge cuando lo que se exige es vivir el curso de la vida en una constante improvisación, sin una firme conciencia de sí mismo; cuando se nos pide explorar las capacidades potenciales en el marco de las nuevas demandas, más que valorar los logros pasados y desprenderse constantemente del pasado, para poder enfrentar el presente?

Nuestra realidad latinoamericana y colombiana

En países como los nuestros, estas preguntas y la reflexión sobre el impacto del capitalismo, deben ser abordadas a partir de los planteamientos de autores como Quijano, Dussel, Mignolo, Castro-Gómez, en el marco del análisis de las relaciones modernidad / colonialismo. Dichas relaciones han estado atravesadas por la categoría de raza, expresada en formas de dominio entre razas superiores y razas inferiores, condición que no sólo se aplicó a los indios y los negros, sino que se encuentra presente hoy en las relaciones sociales entre: hombres y mujeres, padres e hijos, adultos y menores, jóvenes y viejos, sanos y enfermos, entre otras. Para Edward Said, citado por Castro-Gómez (2005), estos vínculos se expresan en el ejercicio arbitrario del poder económico, cognitivo, militar, que atraviesa tanto las subjetividades concretas en sus formas de vida y pensamiento, como las estructuras objetivas que se expresan en leyes, códigos, formas institucionales, etc. Para Edward Said, la colonialidad es un elemento constitutivo de la modernidad, pues:

ésta se representa a sí misma, desde un punto de vista ideológico, sobre la creencia de que la división geopolítica del mundo (centros y periferias) se funda en una división ontológica. De un lado está la cultura occidental (West), presentada como la parte activa, creadora, donadora de conocimientos, cuya misión es llevar o "difundir" la modernidad por todo el mundo; del otro lado están todas las demás culturas (the Rest), presentadas como elementos pasivos y receptores del conocimiento, cuya misión es acoger el progreso y la civilización que vienen desde Europa. (Castro-Gómez, 2005, p. 47)

Mirar la psicología en tiempos actuales, en un país como el nuestro, nos exige reconocer las condiciones de incertidumbre y angustia que día a día atraviesan la vida de millones de colombianos y colombianas. Condiciones que podríamos sintetizar en los siguientes términos:

• Existencia de una democracia formal, precariedad del Estado, pérdida de credibilidad en la política y en los partidos tradicionales.

• Exclusión social y económica, incapacidad del modelo actual de desarrollo, para superar los problemas de pobreza y desigualdad.

• Feminización de la pobreza como consecuencia de los menores salarios devengados, las dobles y triples jornadas de trabajo, el conflicto armado y el aumento de los hogares con jefatura femenina.

• Fragmentación de la sociedad y marcado deterioro de la convivencia ciudadana.

• Aumento de comportamientos ilegales y corrupción público-privada.

• Incapacidad para construir, de manera colectiva, un proyecto de nación y de democracia, que trascienda los intereses particulares de personas y grupos sociales.

• Agudización del conflicto armado y de la crisis humanitaria.

• Y, quizá la problemática más grave de todas: la pérdida del valor de la vida, como efecto de la legitimación, cada vez mayor entre colombianos y colombianas, "del todo vale", con tal de lograr, presuntamente, el fin de esta interminable guerra.

Todo ello produce la precarización de la vida en Colombia, expresada en el acceso inequitativo a los derechos fundamentales y a las condiciones que se constituyen en la base material, cultural y simbólica desde la cual nos hacemos ciudadanas y ciudadanos. Precarización de la vida que ha permitido que el temor y la angustia se conviertan en la justificación de gestos y hechos asesinos (Butler, 2006).

Precarización de la vida que, a su vez, se distribuye en las regiones del país, afectando de manera diferencial a mujeres, niñas y niños, jóvenes, personas mayores, condición que se ve agudizada por situaciones como el desplazamiento, la pobreza, la violencia, las desapariciones, los secuestros y la muerte.

A propósito de los macro y meso poderes, recordemos que vivimos en un país donde la inversión en seguridad y defensa supera la inversión en salud y educación, y se acerca hoy, según la reciente investigación de Isaza y Campos (2007), al 6.5% del PIB, a diferencia de países como los Estados Unidos, donde el gasto militar asciende al 4.04%, o de los países europeos pertenecientes a la Nato, donde el gasto representa alrededor del 2%. Hoy en Colombia, según la misma investigación, el 58% del total de sueldos y salarios que se pagan con cargo al presupuesto de la Nación, ha sido asignado, para el año 2008, al Ministerio de Defensa. Nos encontramos, entonces, en un país donde la seguridad está por encima de la vida misma.

Algunos de estos elementos del contexto nacional se han convertido para nuestros programas de formación universitaria en "campos problémicos", sobre los cuales hoy se avanza en términos de líneas de investigación y de propuestas de intervención que contribuyan a procesos de renovación y transformación de quienes vivimos en Colombia. Como psicólogos y psicólogas sabemos de la enorme pertinencia que tiene hoy en día la discusión sobre las condiciones materiales, sociales, simbólicas, en las cuales se despliega el desarrollo humano y social de las personas. Por ello, estamos trabajando por la utopía de contribuir a crear las condiciones de un país donde la vida pueda darse en forma digna y cualificada.

Las condiciones de pobreza, exclusión, desempleo, de invisibilidad y de violencia, para muchos, y, en el otro extremo, las condiciones de abundancia, oportunidad, de inclusión y de riqueza para otros, no deben ser para nosotros sólo un dato estadístico. Son condiciones bajo las cuales se producen, a su vez, los escenarios relacionales, los espacios de conflicto o de convivencia, las mallas de despliegue de poder y de formas de resistencia. En estos escenarios nos constituimos como sujetos en las familias, las escuelas, el trabajo, las comunidades, las ciudades, el mundo.

Hemos señalado cómo las sociedades no son cuerpos unitarios en los que tengan lugar sólo cierto tipo de relaciones o se ejerza una sola forma de poder. En éstas circula una yuxtaposición de poderes, de formas de sujeción, de formas de hacer política, para convivir o para luchar, que no se derivan de un poder central, y descienden hacia los ciudadanos a manera de prohibición, sino que operan como múltiples dispositivos que actúan sobre los cuerpos, sobre los sujetos (Foucault, 1999).

Muchas veces las ciencias sociales -y a ello no ha escapado la psicología-, se han convertido en mecanismos de poder sobre el otro que, mediante técnicas de individuación aportan a su control, a su vigilancia, a la búsqueda de intensificar su rendimiento, multiplicar sus capacidades, aumentar su disciplinamiento (Foucault, 1999).

Sumarnos al proyecto indefinido de la libertad

En este Congreso se nos invita a explorar hoy las condiciones de emergencia de un sujeto desde una multiplicidad de planos, desde relaciones de poder que median en los vínculos consigo mismo, con los otros, con los gobiernos, con el mundo. Nos invita también a reflexionar sobre el sujeto del control y la dependencia, pero también, sobre las condiciones de emergencia de un sujeto ligado a su propia identidad por una consciencia o autoconocimiento.

Sobre el sujeto que tiene que liberarse y, al mismo tiempo, crearse. Sobre el sujeto que, en palabras de Perea (2000), no es sólo emocionalidad, sino lazo social urgido por la presencia del otro, urgido de nuevas ciudadanías.

Quisiera citar nuevamente a Ignacio Martín- Baró, quien, al terminar su conferencia para las psicólogas y psicólogos que lo escuchábamos ese día, nos invitaba a explorar nuevas formas de conciencia desde el despliegue de una praxis transformadora del mundo material y, sobre todo, del mundo social.

Sé que asumir como horizonte de la psicología latinoamericana la construcción de una psicología popular que encauce la liberación histórica de nuestros pueblos contiene una alta dosis de utopía. Pero me atrevo a decir que se trata de una utopía de vida, en cuya búsqueda los psicólogos nos encontraremos con teólogos y campesinos, con "inventores de fábulas" y marginados, con revolucionarios y "condenados de la tierra" que mantienen obstinadamente la esperanza de un mañana diferente. (1987, p. 34).

Hoy, desde aquí, y 19 años después de su asesinato en el Salvador, por haber hecho palabra su teoría y sus principios, nos unimos con respeto y con amor a la invitación que nos hacía hace más de 20 años, para continuar construyendo nuestra utopía.

Muchas gracias.


* Ponencia presentada en la instalación del V Congreso Javeriano de Psicología, "Pensar el Presente: Psicología Crítica y Tiempos de Globalización". Bogotá, abril 3-5 de 2008


Referencias

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